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¿DERECHO?

EL TIEMPO DEL NO-DERECHO

por Carlos Rivera Lugo*

Inquieta sobremanera cierto fetichismo de lo jurídi-


co que se puede percibir entre lo que se llama la iz-
quierda, en particular aquella que se autocalifica co-
mo marxista o anticapitalista. Al igual que la tesis
del fin de la historia, lanzada en la última década del
siglo pasado por Francis Fukuyama1, esta tendencia
preocupante postula la eternización del Derecho, se-
gún conocido a partir de la sociedad burguesa, como
modo de producción normativa y regulación social.
Desde esa perspectiva, incluso, no debe sorprender
que haya quienes puedan plantearse una fuga hacia
atrás, la vuelta al Estado social de Derecho, como so-
lución a la omnicrisis por la que atraviesa el sistema
capitalista. Y ello sin tan siquiera analizar crítica-
mente el carácter y las limitaciones de éste como mo-
do de regulación social estadocéntrico y legicéntrico.
¿No será que la mirada sigue puesta en lo que ya ahora. Ser fiel a un acontecimiento rupturista como
ha sido, dejando de percibir la magnitud de la rup- el que se vive nos obliga a pensar la situación preva-
tura que se incuba en el presente? ¿Será que la me- leciente a partir de lo novum que deviene en el pre-
moria acerca de lo que ha sido subyuga la concien- sente, ya que en el fondo la crisis que representa ma-
cia y comprensión de lo que está en trance de ser? nifiesta la escenificación de una cada vez más marca-
¿Estaremos acaso ante una ruptura epocal que nos da e intensa lucha de clases que encierra la potencia-
confirma el fracaso, como forma históricamente de- ción de una reestructuración sistémica o, mejor aún,
terminada, del modo estatista de producción norma- civilizatoria. En fin, hay tal vez una salida radical a
tiva y regulación social? ¿Acaso estamos atestiguan- la presente crisis, pero esa no se va conseguir me-
do hoy una concatenación significativa de eventos diante un repliegue o escape hacia el pasado por
que encierra un nuevo impulso normativo, el cual aquello de no confrontar, con una clara perspectiva
forcejea por expresar la vida real más allá de la ex- estratégica y voluntad de futuro, los despliegues de
cepcionalidad jurídica o el vacío normativo que cre- las cargas enemigas contra nuestras contestaciones página 5
cientemente nos arropa? ¿Nos hallaremos ante el re- actuales. Como dijo Julio Cortazar en su magistral
to de explorar la potencialidad de nuevos procesos Rayuela: “Puede ser que haya otro mundo dentro de
societales de producción normativa y modos radi- éste, pero no lo encontraremos recortando su silueta
calmente democráticos de regulación? en el tumulto fabuloso de los días y las vidas, no lo
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Pensar críticamente hoy requiere, definitivamen- encontraremos en la atrofia o la hipertrofia. Ese mun-
te, que nos atrevamos a traspasar lo pensado hasta do no existe, hay que crearlo como el fénix”2.

*.- El autor es Doctor en Derecho de la Universidad del País Vasco y Catedrático de Filosofía y Teoría del Derecho y del Estado en la
ISBN: 1885-477X

Facultad de Derecho de la Universidad Eugenio María de Hostos, en Mayagüez, Puerto Rico. Es, además, miembro del Consejo
Editorial de la revista latinoamericana Crítica Jurídica y miembro de la Junta de Directores y colaborador permanente del semana-
rio Claridad.
1.- Me refiero a la controvertible tesis del pensador neoliberal estadounidense Francis Fukuyama en su ensayo “El fin de la historia”
publicado en la revista The National Interest 16, Verano 1989-90. Véase también su libro The End of History and the Last Man,The Free
Press, New York, 1992, pp. 39-51.
2.- Julio Cortazar, Rayuela, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1975, pp. 434-435.
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La idealización actual del Estado social del Derecho vierte toda la historia anterior en prehistoria de la
es en parte fruto de la renegación progresiva de la humanidad”3.
necesidad de la transformación radical entre ciertos A ese respecto no puede dejar de llamar la aten-
sectores de la llamada izquierda. El Estado social lle- ción la reificación del Estado de Derecho moderno
gó a percibirse como si hubiese representado algo que hace el filósofo español Carlos Fernández Liria
así como la puesta en cintura definitiva de las fuer- quien afirma que el marxismo se equivocó al creer
zas salvajes del capital y la socialización del merca- que podía haber algo mejor que el corpus político-
do. Ello ha dificultado que se pueda identificar en jurídico de la Ilustración, incluyendo el concepto
qué medida el Estado social contribuyó a su progre- mismo de libertad, derecho y ciudadanía, a modo de
siva suplantación por el presente Estado neoliberal formas a priori de sensibilidad, según la acepción
de la subsunción real de la vida toda bajo las lógicas kantiana. Para Fernández Liria se trata de unas cosas
de la norma-capital. A veces se olvida que el Estado que están “por encima de la sentencia de la historia”,
social fue un arreglo que respondió a unas condicio- estando sujetas a “una autoridad” que nos dicta a
nes histórico-sociales determinadas de la posguerra priori que las cosas, en lugar de estar en estado de
a partir de las cuales se produjo un compromiso de historia, “están en estado de derecho”. De ahí que,
clase entre el capital y el trabajo para garantizar la según éste, el marxismo debió dejar la definición de
paz social y evitar cataclismos como el vivido bajo la la libertad a Kant y a Hegel y no pretender crear al-
Gran Depresión del 1929-30. Sin embargo, en la me- go más que el Derecho según entendido por éstos. El
dida en que dejó intocado en lo fundamental el or- Che Guevara debió olvidarse de hablar acerca de la
den primordial de la sociedad y las relaciones socia- creación de un hombre nuevo y una mujer nueva, y
les y de poder propias del capital, ello le permitió a aceptar que el marxismo no podía ni debía plantear-
la clase capitalista dejar atrás la conciliación de cla- se nada más allá que las garantías jurídicas y la liber-
ses para repotenciar la relación social antagónica en- tad del ciudadano conceptualizadas por el liberalis-
tre las clases y de paso restaurar su poder cuasiabso- mo burgués4. La historia, en cuanto a la libertad y al
luto sobre el resto de la sociedad. Ello le facilitó des- Derecho, ya había arribado a su estadio final. De lo
arrollar, a niveles insospechados, las lógicas de los que se trata de ahí en adelante es seguir construyen-
circuitos de producción y reproducción del capital do sobre sus formas.
bajo un modelo de acumulación por desposesión,
que incluye la privatización de lo público. Ello fue La crítica contrailustrada al Derecho
posibilitado, además, por un orden constitucional
viciado de raíz en cuanto se centra en una institucio- Sin embargo, aún desde la Ilustración Jean-Jacques
nalidad basada en el desacreditado principio liberal Rousseau advirtió contra esta fe cuasi-absoluta en
de representación y la marginación de facto del so- los valores pretendidamente universales de la era,
berano popular de toda participación efectiva en los sobre todo por hallarlos fatalmente inscritos dentro
procesos decisionales de lo político y lo económico. de la filosofía liberal en boga y, por ende, corrupto-
La representación es, al fin y a la postre, parte indis- res del ser humano y de la sociedad. La ley supre-
pensable del proceso general de separación y exclu- ma del obrar humano no es producto, en última ins-
sión que es el capitalismo, el cual conduce a la ato- tancia, de la razón sino del “corazón”, es decir, la
mización de la sociedad. conciencia. La verdadera filosofía tiene que enfocar-
En ese sentido, el proyecto reformista del capital se en este ser sensible y no el ser racional o el ser ma-
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se estrelló contra la realidad ineludible del propio quinal (l’homme machine) de los ilustrados.
capitalismo y sus salvajes cálculos económicos. En ese sentido, la república del corazón que propo-
Quedó comprobada una vez más esa advertencia de ne Rousseau requiere lo totalmente opuesto a lo en-
Herbert Marcuse de que “las nuevas posibilidades tendido por la Ilustración, sobre todo la idea de que
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de una sociedad humana y de su medio ambiente ya la historia tiene un sentido a priori. Al contrario, la
no pueden ser tenidas como simple prolongación de historia tiene aquel sentido que le demos. El filósofo
las anteriores, ya no pueden ser concebidas dentro ginebrino criticó particularmente a las instituciones
del mismo contínuo histórico, sino que representan políticas y económicas promovidas entre los philoso-
una ruptura con tal contínuo histórico, esto es, la di- phes ilustrados, los cuales predicaban el progreso
ferencia cualitativa entre una sociedad libre y las ac- material conforme al liberalismo, sobre todo en lo
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tuales sociedades no-libres, que según Marx con- político con el principio de representación y la divi-

3.- Herbert Marcuse, El fin de la utopía, Siglo XXI Editores, México, 1969, p. 1.
4.- Carlos Fernández Liria, “Libertades burguesas?”, Congreso ¿Qué es el comunismo?, Universidad Complutense de Madrid, 29 de no-
viembre de 2011.
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sión de poderes, y en lo económico con el llamado ción de los convencionalismos preordenados y legiti-
orden natural de la sociedad en torno a la propiedad mados, especialmente los procesos de producción so-
privada, la acumulación de riqueza y el libre comer- cial.
cio. Para Rousseau, éstas constituyen falsas solucio- Entre esos mecanismos reguladores y ordenado-
nes que sólo contribuyen a la degeneración moral y res preestablecidos de lo económico y lo social está
social permanente. El resultado es un discurso filo- el Derecho. El fetichismo de lo jurídico constituye
sófico artificioso con el cual se pretende adornar las parte integral del fetichismo de las mercancías. Por
nuevas cadenas de la sociedad bajo el nuevo orden ejemplo, la igualdad jurídica es la otra cara del inter-
civilizatorio que se abría paso en el momento5. cambio formal de equivalentes, es decir, de la apa-
Puntualiza Rousseau que el problema de gober- riencia de una igualdad entre seres y cosas diferen-
nabilidad radica precisamente en esos valores y esas ciadas. En ese sentido, la igualdad jurídica encubre
instituciones corruptas de raíz. Entre éstas, se desta- en realidad la desigualdad social existente bajo la so-
ca el Derecho, el cual constituye, según el filósofo ciedad burguesa. La igualdad se convierte en un fe-
contra-ilustrado, uno de los más grandes errores de tiche. De ahí que Horkheimer y Adorno concluyen
la humanidad por haberse instituido en torno a la que tanto la libertad como la justicia se pierden en el
propiedad privada de los pocos y en función de su Derecho moderno. “La venda sobre los ojos de la
defensa como si ello fuese un interés general. La re- justicia no significa únicamente que es preciso no in-
versión de este proceso histórico-social centrado en la terferir en su curso, sino que el derecho no nace de la
propiedad privada y el mercado es para él un impe- libertad”, puntualizan8.
rativo histórico6. Hay que superarlo de raíz repen- De igual manera, habría que concluir que la liber-
sando la política, la economía y el derecho desde el tad tampoco nace del Derecho, uno de los errores
bienestar común. Hay que constituir nuevas institu- conceptuales que más comúnmente se repite. Dicho
ciones autónomas desde las cuales potenciar las ca- error conceptual es lo que en parte explica la incapa-
pacidades propias del pueblo y constituir, a su vez, cidad actual para identificar la emergencia, en las
una nueva sociedad de ciudadanos libres e iguales presentes circunstancias históricas, de una ordena-
como encarnación de la verdadera soberanía. ción normativa plural, difusa y móvil que puede
Precisamente, la crítica rousseaniana sirvió de pun- convertirse en instrumento de potenciación de las li-
to de partida a lo que se conoció como la Contrailus- bertades sólo en la medida en que no se dejen atra-
tración, la cual se caracterizó por su perspectiva con- par en la prisión de la forma jurídica y sus constric-
testataria frente a los valores altamente instrumentalis- tivas instituciones, reglas y procesos estadocéntricos.
tas de la Ilustración. Para Max Horkheimer, uno de los Las libertades son inalienables y consustanciales a
grandes retos de la filosofía es precisamente hacer nuestra condición humana; mientras que los dere-
transparente las verdades y contradicciones de la chos existen sólo a merced de la voluntad de las au-
Ilustración para que éstas sean finalmente abordadas toridades estatales. En los tiempos actuales en que el
desde la crítica contrailustrada7. Horkheimer, junto a capital y el mercado se han hecho directamente Es-
su colega Theodor Adorno, asumieron como pocos, tado y sus “leyes” o decisiones políticas se asumen
desde la Escuela de Frankfurt, la problematización fi- como prescripciones normativas con validez erga
losófica de la Ilustración. En la que constituye su obra omnes, subordinar la libertad humana al marco del
principal al respecto, Dialéctica de la Ilustración, sostie- sistema jurídico es someter su contenido a lo que el
nen que la Ilustración es totalitaria por cuanto desco- capital y el mercado arbitrariamente entienden por página 7
noce de facto lo plural en aras de la imposición de una libertad. Bajo el modelo neoliberal de acumulación
comprensión unívoca de la realidad. Bajo la racionali- por desposesión sólo existe una “libertad del merca-
dad formal con la que reviste sus juicios acerca de la do” y ésta existe en contradicción antagónica con la
realidad, pretende reducirlo todo a una universalidad democracia real a la que tantos aspiramos.
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abstracta que no existe en la realidad. La idea preten- Con perdón de Fernández Liria, el marxismo ha
de sustituir la realidad, quedando así predeterminada. de potenciar las posibilidades plenas de la libertad
Así las cosas, el ser humano se ve reducido a la repeti- más allá de los marcos constrictivos del Derecho y el
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5.- Sobre el particular, véase Carlos Rivera Lugo, Actualidad del sistema de Jean-Jacques Rousseau. El contrato social y la República del co-
razón, Facultad de Derecho Universidad del País Vasco, San Sebastián, País Vasco, España, 2006.
6.- Carlos Rivera Lugo, “La ley del corazón”, en La rebelión de Edipo y otras insurgencias jurídicas, Ediciones Callejón, San Juan de
Puerto Rico, 2004, pp. 91-93.
7.- Max Horkheimer, “La filosofía de Kant y la Ilustración”, Anhelo de justicia, Editorial Trotta, Madrid, 2000, p. 74.
8.- Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica del iluminismo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1987.
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mercado. Como señala Marcuse: “El marxismo ha Sin embargo, ¿qué es ese “ser” o esencia que supues-
de correr el riesgo de definir la libertad de tal modo tamente existe en potencia al interior del Derecho
que se haga consciente y se reconozca como algo que buscando ser despertado? Si he aprendido algo a
no existe ni ha existido aún en parte alguna. Y preci- través de los años es que, como el campesino de
samente porque las llamadas posibilidades utópicas Kafka en esa genial y paradigmática parábola suya
no son utópicas en absoluto, sino negación histórico- Ante la Ley11, nos podemos quedar aguardando
social determinada de lo existente, la toma de cons- eternamente porque se cumpla la promesa de justi-
ciencia de esas posibilidades y la toma de conciencia cia que presuntamente yace más allá de la puerta de
de las fuerzas que las impiden y las niegan exigen de ley. El guardián que celosamente resguarda y con-
nosotros una oposición muy realista y muy pragmá- trola el acceso a dicha puerta, representa más bien
tica. Una oposición libre de toda ilusión, pero libre un dispositivo diversionista cuyo fin es evitar que
también de todo derrotismo, el cual, por su mera tomemos consciencia de lo que hay realmente más
existencia, traiciona las posibilidades de la libertad allá de la puerta: el poder. La puerta de la ley es pa-
en beneficio de lo existente”9. ra todos, enuncia engañosamente. Sin embargo, la
espera es permanente pues la puerta de la ley, ade-
más de presentarse como distante y fría, en el fondo
constituye un espejismo, una realidad ilusoria, tras
la cual se oculta una telaraña real de poder. En fin,
el Derecho en su forma predominantemente legista,
apuntalado en el poder estatal y de clase -que no se
escribirá igual pero de facto es lo mismo- debe des-
aparecer. Y es que su ser no es otro que el de una re-
lación de poder desigual y opresiva que abarca el
conjunto de aparatos, instituciones, reglas y procedi-
mientos que lo producen y aplican.
El problema del Derecho es el Derecho mismo,
su forma disonante, alienante y negativa como ex-
presión de su condición contradictoria como deve-
nir permanente en la cual se desvanece como objeto
para reaparecer continuamente como pura aparien-
cia. Se nos empecina en presentar como identidad
La dialéctica negativa de la forma jurídica totalitaria, como conjunto de normas positivas, que
en el fondo esconde una constelación dinámica de
En una obra que publiqué en el 2004 titulada La rebe- poder, llena de jerarquizaciones, opresiones y exclu-
lión de Edipo: Ensoñaciones de un jurista rebelde, señalé: siones, que se apuntala en la forma abstracta y sim-
“Como jurista, hace ya tiempo que pienso que el bólica de la dominación de unos seres humanos por
Derecho como hasta hoy lo hemos conocido consti- otros. Sólo así logra reproducir las relaciones socia-
tuye tan sólo una sombra de su verdadero ser… les y de poder que codifica en su seno. Todo un
¿Cuándo entenderemos que su pretendido carácter mundo reificado es el Derecho, bajo el cual sólo se
universal no pasa de ser una gran ilusión, una tram- permite actividad igualmente reificada, es decir, una
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pa que nos aleja de su verdadera posibilidad que só- práctica quimérica que se nutre del autoengaño y la
lo está en asumir el reto de la fuga hacia nuevas for- ingenuidad, cuando no de la intencionalidad y ma-
mas de relaciones normativas con el otro? ¿Cuándo licia, de aquellos que, inconsciente o conscientemen-
habitará en el Derecho la justicia de cada cual, la ley te, simplemente contribuyen a reforzar y reproducir
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producto del apoderamiento existencial, la que au- lo existente. Como tal, la forma jurídica es una ex-
tónomamente nos demos en función de la necesidad presión que obstruye, más que facilitar, la plena libe-
de descubrir continuamente quiénes realmente so- ración del ser humano.
mos en relación de reciprocidad solidaria y no de so- Es imperativo que nos demos cuenta que el
metimiento con el otro…En fin, el Derecho…debe Derecho está hoy en la primera línea de la crisis capi-
desaparecer para ser”10. talista. En su caso, la crisis no sólo es de contenido si-
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9.- Herbert Marcuse, ibid, p. 11.


10.- Carlos Rivera Lugo, “La rebelión de Edipo: Ensoñaciones de un jurista rebelde”, en Carlos Rivera Lugo, La rebelión de Edipo y otras
insurgencias jurídicas, Ediciones Callejón, San Juan, 2004, pp. 14-15.
11.- Franz Kafka, El proceso, Civitas, Madrid, 1987, pp. 230-237.
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no que también de forma, ya que la fuerza normati- íses como Estados Unidos, España y México. Bajo és-
va que adquiere el dominio de hecho del capital en la tas se pretende codificar la prohibición a las protes-
forma de un derecho del más fuerte, ha rebasado ya tas y la desobediencia civil, así como la detención y
casi completamente los parámetros estrictamente prisión preventiva, sin mediar orden judicial. El ciu-
formales de lo jurídico. La producción jurídica se dadano es así criminalizado en el ejercicio de sus li-
abre hoy a unas fuentes fácticas que siempre se pre- bertades. La sociedad entera es reconstruida a ima-
tendieron declarar ajenas a ésta. Se ha postulado que gen y semejanza del campo de concentración.
el Derecho sólo puede nacer del Derecho, cuando en Ante la consolidación y perpetuación del Estado
estos tiempos se hace cada vez más patente que nues- de hecho o de excepción, éste se hace indiferenciable
tro modo de regulación social nace del hecho. Los ac- del Estado de derecho13. El derecho y el hecho se ha-
tos y los hechos, en particular los que tienen implica- cen indistinguibles. Y en la medida en que los confi-
ciones estratégicas -es decir, de poder- se nos presen- nados del campo o la prisión ampliada sean despro-
tan con una fuerza normativa sin igual por su efecti- vistos de sus libertades y derechos fundamentales y
vidad material, no obstante no poseer formalmente sus carceleros no sean acusados y castigados por sus
valor legal y a pesar de que rebasan muchas veces los crímenes, los primeros son reducidos a la vita nuda.
parámetros estrictamente jurídicos. En el fondo, el El poder desnudo se confronta, sin mediación algu-
hecho siempre fue la fuente material del Derecho, na, a la vida humana pura. La primera baja ha sido
aunque se pretendiera ocultar o minusvalorar12. La precisamente el derecho de habeus corpus. Se le da
diferencia hoy es que se ha hecho tan evidente. así fuerza normativa absoluta a un hecho desnudo.
La guerra, la política y la economía asumen En fin, bajo el nuevo paradigma neoliberal de lo ju-
abiertamente una función constituyente, es decir, or- rídico, todo el Derecho y sus conceptos se han torna-
denadora de la sociedad del presente. Junto a ello se do indeterminados, relativos sólo a la eficacia de las
vive la ascendente obsolescencia del Derecho y, con- decisiones políticas.
secuentemente, su declinante efectividad. El Dere- Esta desjuridización efectiva de la sociedad ac-
cho burgués ha perdido así su capacidad para pro- tual constituye precisamente una de las consecuen-
ducir la normalización de la sociedad, es decir, el cias contradictorias del Estado y la economía neoli-
consentimiento y sumisión a las decisiones de sus berales. Ya no existe un afuera del capital como re-
instituciones. El mismo salvaje orden civil de batalla lación social antagónica. La subsunción real de la vi-
entre las clases que precedió la institución del actual da toda bajo los dictados del capital y las múltiples
modo de regulación social y que siempre continuó contradicciones sociales desatadas ha debilitado el
existiendo sub silentio, se potencia, desbordando así eje estadocéntrico del modo prevaleciente de regula-
los límites actuales del Estado y el Derecho ante el ción social y lo ha impregnado de una socialidad
desfase abismal existente entre éstos y la realidad so- constitutiva. Se va erigiendo en su lugar una nueva
cial, económica y política actual. Ya el Derecho dejó realidad plural y compleja de positividad normati-
de servir como cobertura ideológica de las relaciones va. Y mientras más aumenta la socialización de fac-
sociales y de poder de facto; menos sirve para encau- to de lo jurídico, más se aspira a producir una ade-
zar hoy las resistencias y propuestas de aquellos cuación de la norma a la realidad social, política o
contrapoderes emancipatorios que surgen desde la económica, o a sentidos alternativos de ésta, pero
base misma de la sociedad. Del imperio de la ley he- más allá de la forma-jurídica.
mos pasado al imperio de la necesidad y la fuerza, De ahí la gran lección: para acceder a la justicia página 9
cuyo criterio validante es la eficacia. hay que traspasar el Derecho. Al igual que el capi-
Ahora bien, donde queda magistralmente ejem- tal, su razón de ser, es una relación social contradic-
plificado este nuevo paradigma jurídico es en el ca- toria, históricamente determinada, y existe funda-
so de Guantánamo. El campo de concentración se mentalmente sólo en dichas contradicciones. Como
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constituye en un espacio caracterizado por el más tal es una trinchera de la lucha de clases. Su conteni-
absoluto vacío jurídico o, más bien, en la consuma- do está dado por las prevalecientes relaciones socia-
ción extrema de la subordinación de la libertad hu- les desiguales de producción y distribución. Su for-
mana a la razón y al acto de Estado. En el campo de ma, en esencia, es espejo de la forma-valor.
concentración está la matriz oculta del régimen jurí- Por ello, al Derecho hay que negarlo dos veces:
dico-político neoliberal como lo demuestra las nue- primero lo que materialmente es y ha sido como rela-
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vas tendencias del Derecho Penal propuestas en pa- ción de poder, pero sobre todo, también la ilusión,

12.- Giorgio Agamben, Estado de excepción, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2007, p. 64.
13.- Véase sobre el particular de Giorgio Agamben, “The Campo as the Nomos of the Modern” en su obra Homo Sacer. Sovereign
Power and Bare Life, Stanford University Press, 1998, pp. 166-180.
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ideológicamente motivada, de que es o puede ser otra En ese sentido, hay que preguntarse forzosamente,
cosa de lo que es y ha sido a través de la historia. Es si acaso la forma misma históricamente determina-
la dialéctica de “negación de la negación”: hay que da del Derecho, como instrumento pretendidamen-
negar el Derecho primero por lo que es y luego por su te eterno de regulación social, no es reformable.
forma encubridora de lo que es. Y hay que insistir en ¿Será que estamos ante una forma relativa, limitada
esta dialéctica negativa como apuesta del pensamien- e históricamente agotada de regulación social y ad-
to crítico a un movimiento permanente, siendo que la ministración de justicia que es incapaz de elevarse
misma negación es en sí misma siempre contradicto- por encima del capital y sus pretensiones contempo-
ria, permanentemente subversiva. No basta, pues, ráneas para subsumir la vida toda bajo sus avarien-
con reconocer la contradicción, pues es a partir de la tos y excluyentes dictados? La respuesta es clara pa-
negación como subversión que se manifiesta el proce- ra quien quiera ver. Tanto el Estado como el Derecho
so social como movimiento permanente. son formas atravesadas por unas relaciones sociales
La dialéctica negativa14 se erige así en una rebe- y de poder. Son formas que imponen una manera
lión discursiva abierta y permanente que necesaria- particular de organización social que ha sido des-
mente desborda la realidad incompleta, engañosa y arrollado a través del tiempo con el objetivo de man-
oprobiosa de lo jurídico. Es una dialéctica de quie- tener y desarrollar el imperio del capital. Todas sus
bre y fuga hacia la no-identidad, la que en este caso lógicas van enfiladas a la imposición de una reconci-
significa el no-Derecho, sobre el cual hablaré más liación continua con sus intereses particulares.
adelante. Es así negación que es a su vez afirmación Están prefiguradas para garantizar la reproducción
o, mejor aún, potenciación o creación. ampliada del sistema.
En un reciente ensayo mío titulado La miseria del De tal manera que no hay autodeterminación ver-
Derecho15 sostengo que “no se podrá superar el dadera y, por ende, democracia real posible bajo los
Derecho actual sin su negación radical, lo que por enunciados lógico-formales y procesales del Derecho.
necesidad acontece más allá de sí mismo. No hay Bajo éste, la voluntad autónoma del sujeto queda per-
manera de ignorar que para la superación del manentemente en suspenso, sustituida por la subjeti-
Estado y el Derecho capitalista hay que elevarse por vidad muerta a la que nos reduce lo jurídico. De ahí
encima de las premisas ideales bajo las cuales se pre- que por más que ello escandalice a unos cuantos, tan-
tende enmascarar las condiciones reales. Para recon- to a detractores como a amigos, mi respuesta es que
ceptualizar lo jurídico, no se puede uno limitar a la reforma del Derecho es hoy una ilusión desbanca-
meramente pensar en torno al Derecho, sino que da crecientemente por unos hechos históricos que im-
más bien de lo que se trata es de pensar fuera de él”. ponen, al margen suyo, los nuevos referentes mate-
Por tal razón, no se trata de lamentar la erosión riales de ordenación social. Ni el Estado ni el Derecho
actual que sufre el Derecho bajo el modelo de Estado son los llamados a constituirse en la fibra unificadora
neoliberal o de añorar el retorno del reformismo ju- en torno a la cual la sociedad, a partir de sus múltiples
rídico propio del Estado social. Tal vez haya que ad- movimientos contestatarios actuales, pueda potenciar
mitir que el experimento del reformismo jurídico lle-
gó también a su fin en la medida en que resultó, al
fin y al cabo, anatema para el sistema capitalista. En
ese sentido, hay que aceptar que se intentó hacer del
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Derecho algo para lo cual no fue creado. En su for-


ma y sustancia, el Derecho demuestra que, en última
instancia, se propone apuntalar y legitimar las rela-
ciones sociales y de poder dominantes o hegemóni-
cas en la sociedad. El Derecho, dirían los neolibera-
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les, no está hecho para adelantar una ética centrada


en la materialización efectiva de la igualdad y el
bienestar general para el conjunto de la sociedad, si-
no para garantizar la desposesión actual de los más
por los menos en aras del bienestar particular y ex-
clusivo de éstos últimos.
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14.- Sobre el concepto de “dialéctica negativa” véase a Theodor Adorno, Dialéctica negativa, Taurus, Madrid, 1984, y John Holloway,
Fernando Matamoros y Sergio Tischler, Negatividad y revolución. Theodor W. Adorno y la política, Ediciones Herramienta y
Universidad Autónoma de Puebla, México, 2007.
15.- Carlos Rivera Lugo, “La miseria del Derecho”, www.rebelion.org, 8 de febrero de 2011.
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la nueva esfera de lo común, ese nuevo espacio auto- –como en tiempos de los brujos- por cooptación,
gestionado de la gobernanza democrática sobre la vi- condenar a los hombres a la prisión de por vida o a
da toda que anida hoy esperanzadamente a partir de diversas penas de cárcel, etc.; hay, finalmente, dos o
nuestras resistencias, más allá del nefasto maridaje ac- tres poderes en el mundo que, imperialmente, ga-
tual de lo público-privado apadrinado por el merca- rantizan este modo de producción y de reproduc-
do. Ello sólo se consigue poniendo fin a la explota- ción de la riqueza y de la conciencia, sobreenten-
ción y opresión sistemática de unos seres humanos diéndolo de modo monstruoso a través de la amena-
por otros y la reestructuración de las relaciones socia- za de destrucción del ser. Rechazar todo esto, como
les hacia formas equitativas de organización social an- se refuta lo que es viejo y marchito, no es un deber
cladas en lo común. sino una necesidad, una preconstitución ontológica.
Es por ello que sostengo que el Derecho, como No es creíble que el mercado mundial, y las enormes
modo de regulación social, está abocado a desapare- fuerzas colectivas que en él se mueven, tengan pa-
cer de las relaciones humanas, por lo menos como trones; no es posible, más bien es sencillamente re-
forma principal de regulación social. Constituye, en pugnante el derecho a la propiedad y a la explota-
su materialidad efectiva, un horizonte limitado de ción. Tanto más cuanto estas aberraciones son apli-
ordenación normativa. Por ello, debe ser superado cadas a la formación de la opinión pública; así son
en dirección a una nueva forma de regulación social presionados los ciudadanos, en el momento mismo
que sea expresión de ese impulso normativo con- en que se debería desarrollar democráticamente su
temporáneo hacia la autodeterminación, enmarcado derecho de información, comunicación y crítica.
dentro de una nueva consciencia ética afincada en Arqueológicas y hediondas, muerte y locura, son las
una nueva esfera o forma primordial: lo común. corporaciones jurídicas, administrativas, políticas, el
Mientras más fuerte sea este impulso normativo, Estado de la subsunción real”16.
más se debilitará la fuerza normativa de las acciones No obstante, resulta preocupante ver como en
actuales del capital y la gobernabilidad bajo su una obra reciente de Negri, publicada junto a Mi-
Estado de la subsunción real. chael Hardt, si bien hablan de que el cambio radical
Al respecto de la negación, como necesidad his- que se potencia por medio de los actuales procesos
tórica, de este Estado de la subsunción real afirma destituyentes de lo viejo y constituyentes de lo nue-
elocuentemente Antonio Negri: “Vivimos en una so- vo, tiene que estar dirigido tanto al contenido como
ciedad arqueológica: hay en ella patrones capitalis- a la forma, le siguen rindiendo pleitesía a la forma
tas que, como soberanos absolutos, rigen la vida pro- jurídica y los procesos judiciales, subestimando a és-
ductiva de millones de hombres a través del planeta; tos como dispositivos de dominación clasista en ma-
hay otras personas, gestores y propietarios de los nos del capital17. De paso, el problema actual que
media, que, como inquisidores medievales, poseen presenta el Estado de Excepción que prolifera ma-
todos los instrumentos de formación de la opinión yormente en Europa y Estados Unidos para crimina-
pública; hay unos pocos individuos que pueden, al lizar las acciones de protesta de los movimientos
margen de toda responsabilidad personal, elegidos contestatarios, se reduce a uno de derechos, como tal
dependiente del reconocimiento estatal, en vez de
enmarcarse como una privación de libertades, como
tal inmanentes, inalienables y autodeterminadas.
Hardt y Negri no logran desprenderse en ese senti- página 11
do del “rule of law”, como si fuese un fenómeno
esencial e históricamente necesario que puede ser re-
significado y reorganizado. Como tal, reducen la po-
sibilidad de la regulación social de lo común al
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Derecho. Dicha postura contrasta, sin embargo, con


la de Alain Badiou a favor del reconocimiento de un
no-Derecho como la expresión quintaesencial de la
regulación social bajo el comunismo. Al respecto se-
ñala: “Bajo la pretensión de la defensa del Derecho y
la democracia parlamentaria, el Estado es el agente
ISBN: 1885-477X

ilegal quintaesencial de toda legalidad, de la violen-

16.- Antonio Negri, Fin de siglo, Paidós Ibérica, Barcelona, 1992, p.29.
17.- Michael Hardt & Antonio Negri, Declaration, 2012.
¿DERECHO?

cia del Derecho, del Derecho como no-Derecho. Por


otra parte, el proyecto comunista es la justicia, el re-
clamo de que el no-Derecho puede convertirse en el
último Derecho de la política proletaria. El comu-
nismo, la única teoría moderna de la revolución, se
encarga de realizar el tipo de subjetividad que pue-
de sostener el principio universal de la justicia, es
decir, el no-Derecho como Derecho”18.

La revoliutsiia prava de los bolcheviques

En la construcción de la nueva teoría para la poten-


ciación de los procesos autodeterminados de pres-
cripción normativa, vale la pena echar una ojeada a
la experiencia vivida en los inicios de la Revolución
rusa, la primera que emprende la desjuridificación NEP, el prominente jurista bolchevique Eugeny
de la sociedad bajo los soviets y promueve, a partir Pashukanis advierte que el Derecho es una forma es-
de éstos, un modo de gobernanza autoregulada. En pecífica e históricamente determinada de relaciones
ese sentido, el bolchevismo fue proponente de una sociales que corresponde a la sociedad capitalista y no
revoliutsiia prava (revolución del Derecho), es decir, una categoría genérica válida para cualquier sociedad
una nueva forma societal de ordenación normativa a y para todos los tiempos, incluyendo los que se viví-
través de un proceso socializado, incluyente y coo- an en Rusia a partir de la Revolución bolchevique de
perativo de regulación social para el bien común. 191719. Bajo el capitalismo la forma-derecho refleja la
Lenin, quien era jurista de formación, entendía forma fetichizada de la mercancía y el proceso aliena-
que los males de la sociedad no podían ser revertidos do e injusto de intercambio que se efectúa en torno a
por medio de la práctica jurídica sino que requeriría, ésta20. Como tal, no sólo se limita a legitimar la expro-
en última instancia, tanto la superación histórica del piación de la fuerza de trabajo y de sus frutos, sino
Estado como del Derecho como formas histórica- que también procura validar la apropiación de la
mente determinadas que se debían al capital. Estaba fuerza normativa que es consustancial a la condición
convencido de que éstos no constituían instituciones humana para determinar libremente su modo de vi-
neutrales e históricamente necesarias sino que más da. Por ello, insiste, si lo que se quiere es sustituir las
bien eran resultados de la sociedad de clases. Al res- relaciones sociales propias del capital, con sus lógicas
pecto, entendía que en la medida en que se abolía el privatistas y excluyentes, por unas efectivamente so-
sistema capitalista y sus instituciones reproductoras, cializadas y democratizadas, hay que proponerse, por
la nueva sociedad comunista sería un orden social necesidad, la desaparición progresiva de la forma ju-
bajo el cual ya no existiría el Derecho sino que se ca- rídica y evitar su reconsolidación como modo de re-
racterizaría por ser un orden de regulación social no- gulación social bajo las circunstancias excepcionales
jurídico, en la medida en que sus procesos normati- establecidas por necesidad.
vos se habrían democratizado y socializado plena- Por su parte, Nikolai Krylenko, uno de los juris-
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mente. No obstante, su pensamiento al respecto fi- tas colegas de Pashukanis, insistió en que la nueva
nalmente se caracterizará, en la práctica, por una ten- forma de regulación de lo común sería más educati-
sión permanente entre su idea acerca de la progresi- va y correctiva que retributiva y coercitiva, guiada
va extinción del Estado y el Derecho y la necesidad por una ética de lo común que refleje los valores e in-
de acudir a los mecanismos jurídicos a partir de las tereses de la nueva sociedad que se construye. A és-
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exigencias impuestas por lal Nueva Política Econó- te se une Alexander Goikhbarg, quien postuló la di-
mica de 1921 y su inscripción dentro de la forma-va- ferencia entre el Derecho burgués y su forma legista,
lor y los cálculos económicos del capitalismo. desigual y coercitiva de control, y la regulación so-
Fuertemente influenciado por los intensos debates cial propia de la revolución comunista, con su énfa-
producidos al interior del bolchevismo a partir de la sis en la gestión administrativa con el objetivo de
ISBN: 1885-477X

18.- Alain Badiou, Thèorie du sujet, Paris, 1982, citado en Bruno Bosteels, “Force of Nonlaw: Alain Badiou’s Theory of Justice”, 29
Cardozo Law Review 1905 (2008).
19.- Michael Head, Eugeny Pashukanis. A Critical Reappraisal, Routledge-Cavendish, New York, 2008, pp. 10, 169-191.
20.- Sobre el particular, véase E. B. Pashukanis, La teoría general del derecho y el marxismo, Editorial Grijalbo, México, 1976.
¿DERECHO?
ma de ese Estado y ese Derecho, dejando atrás toda
ilusión de que puedan ser utilizados para, desde és-
tos, construir la nueva sociedad: la res communis.
Al respecto, quiero referirme a la contribución
hecha por uno que no se adscribía al bolchevismo,
aunque sí apoyó la Revolución rusa: el comunista li-
bertario Piotr Kropotkin. En su ensayo Derecho y au-
toridad24, éste insiste en que las leyes nunca podrán
hacer lo que sólo puede lograrse a partir de la cons-
ciencia moral y los actos propios de las personas. La
ley no puede remediar mal alguno para el cual no
exista una consciencia y voluntad comprometida en-
tre los miembros de la sociedad. No es el Derecho el
que genera conductas sociales de cohabitación orde-
nada y solidaria, sino que son los usos y costumbres
producir la completa transformación de las condi- de la vida social en común lo que luego se acoge ba-
ciones de vida. El Derecho constituye el nuevo opio jo la forma de lo jurídico. Sin embargo, la necesidad
de los pueblos. Según éste, el Derecho es y siempre del Derecho se nos ha inculcado desde niños con el
será instrumento de dominio clasista. Será superado propósito de “matar en nosotros el espíritu de rebel-
por las transformaciones sociales de la Revolución, día y para desarrollar el de sumisión a la autoridad”.
las cuales se encargarán de potenciar la producción “Nuestra sociedad aparentemente ya no es capaz de
de nuevas normas societales. Por otra parte, Koz- entender que es posible existir sin el imperio de la
lovsky sostiene que con la supresión de la burguesía, ley”, puntualiza el insigne pensador anarquista.
la utilidad del Derecho gradualmente disminuirá El origen del Derecho posee, según Kropotkin, un
siendo sustituido por un ordenamiento normativo doble carácter: “el deseo de la clase dominante de
en función de la nueva vida económica y social21. darle permanencia a las costumbres impuestas por
Por último, está el reconocido jurista bolchevique ésta para su propio beneficio. Su carácter es la habi-
Piotr Ivanovich Stucka quien esencialmente mantu- lidosa mezcla de costumbres útiles a la sociedad, cos-
vo la creencia en la extinción gradual del Estado y la tumbres que no tienen necesidad del Derecho para
posibilidad de establecer un modo de regulación so- asegurar ser respetadas, con otras costumbres útiles
cial sin la forma jurídica22. sólo a los que dominan, injuriosas para la masa del
Precisamente, éstos juristas bolcheviques se ins- pueblo, y mantenidas sólo mediante el temor al cas-
piraron en Marx para quien la revolución es un pro- tigo”. Se nos pretende validar como parte de un fa-
ceso de transformación permanente que conduce a tulo [falso] “contrato social libremente consentido”.
la soberanía del pueblo sobre todos los órdenes de la Luego, se pasó a codificar en una colección sistemáti-
vida. Lo que Marx propone es la reabsorción del ca de instrumentos legales pretendidamente necesa-
Estado por la sociedad, incluyendo la reapropiación rios para la preservación de la sociedad pero que, en
societal de la producción, no sólo económica sino el fondo, no son más que instrumentos para garanti-
que también normativa23. Para ello, hay que poner zar la explotación y la dominación de unos seres hu-
fin al Estado de Derecho abstracto y formal. La or- manos por otros. página 13
denación normativa debe fundarse en la sociedad y Abunda el pensador libertario que las leyes están
no en una ley formal que sólo oculta, al fin y a la pos- divididas en tres categorías principales: la protec-
tre, la voluntad y el interés de la clase burguesa. Las ción de la propiedad, la protección de las personas y
condiciones de la lucha de clases no están inscritas la protección del gobierno. Ahora bien, si dichas ca-
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en la forma jurídica construida alrededor de la insti- tegorías se escudriñan de cerca, habría que concluir
tución de la propiedad privada, sino que se encau- sobre lo inútil y lo dañino de éstas. El Derecho de
san por medio de las relaciones sociales y de poder. Propiedad no está hecho, nos dice Kropotkin, “para
Y como en la experiencia de los comuneros parisinos garantizarle al individuo o a la sociedad el disfrute
de 1871, hay que proponerse la transformación mis- del producto de su propio trabajo”. Al contrario, es-
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21.- Sobre este tema véase a Michael Head, ibid, pp. 11-129.
22.- Véase, por ejemplo, P. I. Stucka, La función revolucionaria del Derecho y del Estado, Ediciones Península, Barcelona, 1974.
23.- Véase al respecto a Umberto Cerroni, Marx y el Derecho moderno, Grijalbo, México, 1975, p. 266.
24.- Piotr Kropotkin, “Law and Authority”, in Kropotkin’s Revolutionary Pamphlets, Roger N. Baldwin editors, Vanguard Press, 1927.
¿DERECHO?

tá hecho “para robar al productor de una parte de lo te inefectividad para gobernar sobre lo concreto en
que ha creado, y para asegurarle a ciertas otras per- nuestras sociedades, su sumisión a la norma-capital
sonas aquella proporción de la producción que han del mercado y el carácter crecientemente alienante y
robado al productor o a la sociedad como un todo”. opresivo que asume en detrimento de la autodeter-
En cuanto al Derecho constitucional, estamos ante minación ciudadana. Ante ello, los vacíos que va de-
un cuerpo legal dedicado a proteger las diversas for- jando el Derecho contemporáneo están siendo ocu-
mas del gobierno representativo que sólo existen pa- pados por un no-Derecho producido por una diver-
ra proteger los intereses de las clases propietarias. sidad de fuentes materiales, sobre todo la comuni-
Finalmente, sobre la tercera categoría, aquella rela- dad y los movimientos sociales. Ahora bien: ¿qué es
cionada con la protección de las personas y la segu- el no-Derecho?25 Según Carbonnier es el sistema
ridad pública, es decir, el Derecho Penal, Kropotkin normativo que se practica cotidianamente indepen-
entiende que éste en el fondo tiene que ver en gene- dientemente de que esté formalmente enunciado co-
ral con los llamados delitos contra la propiedad, ra- mo parte del Estado de Derecho. Es el orden norma-
zón por lo cual la mayor parte de éstos desaparece- tivo vivido –el “derecho vivo” de Ehrlich- sin nece-
rían el día que también desaparezca esa maldita ins- sidad de su formalización jurídica.
titución civil de la propiedad privada. Y los demás El No-Derecho no constituye una ausencia de or-
“delitos” contra las personas, tampoco serán disua- denación normativa. El no-Derecho se refiere a los
didos por la mera existencia de dicho Derecho. La procesos sociales de producción normativa y regula-
ley no tiene la fuerza disuasiva que se le adjudica, in- ción social, sobre todo en estos tiempos, fundamen-
siste el pensador anarquista; como únicamente se re- tados, en última instancia, en hechos con fuerza nor-
ducen los crímenes es asimismo eliminando sus cau- mativa, apuntalados en la voluntad autónoma e in-
sas sociales. manente de sus productores societales, de los que
Finalmente, expresa Kropotkin “consideremos nos habla, por ejemplo, Gurvitch26.
qué corrupción, que depravación mental existe entre El no-Derecho societal ha sido siempre el princi-
los hombres por la idea de la obediencia, la esencia pio ordenador primordial de todo proceso de pres-
misma del Derecho…es decir, por todos los atributos cripción normativa y regulación social, insiste
del Derecho y la autoridad”. Es por ello que tal y co- Carbonnier. Contrario a la creencia general, resul-
mo el capital, el Derecho debe desaparecer si el ser tante de la reificación de la forma jurídica, la mayor
humano espera algún día romper con las cadenas de parte de las relaciones sociales se desarrollan y se
la necesidad y la opresión. Una hoguera debe hacer- conducen en la forma del no-Derecho. Un ejemplo
se “en perfecta justicia” con ese Derecho consignador de éste son las relaciones afectivas y solidarias, es
de los peores crímenes contra la humanidad. decir, las relaciones potenciadoras de lo común.
Puntualizamos: el principio rector del no-
El no-Derecho como forma normativa de lo común Derecho es el amor comprensivo y la solidaridad;
mientras que el principio rector del Derecho es la re-
Ahora bien, habiéndose hundido la crítica jurídica ciprocidad adversativa, retributiva y excluyente.
materialista bajo el formalismo positivista que impe- Tomemos por ejemplo la codificación civil en las so-
ró a partir de Stalin y el socialismo real, el movi- ciedades capitalistas. Su principio rector es la garan-
miento real de lo jurídico y la regulación social como tía de los intereses patrimoniales de la sociedad, en
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fenómeno primariamente societal e históricamente particular la propiedad privada. Así ocurre, por
vivo tuvo en los trabajos de reconocidos sociólogos ejemplo, con el matrimonio, en el que se privilegia
jurídicos, tales como Eugen Ehrlich, Georges un valor estrictamente instrumental: la seguridad en
Gurvitch y Jean Carbonnier, unos marcos analíticos la administración o transmisión de los bienes. Nada
imaginativos de suma pertinencia para una com- le importa la relación afectiva y solidaria entre los
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prensión materialista de lo jurídico, más allá del pre- componentes del núcleo familiar. Asimismo, dicho
valeciente modelo de regulación social estadocéntri- Código privilegia al acreedor sobre el deudor. No
co. De particular interés en este caso es la idea del existe entre éstos una real igualdad jurídica. Sin em-
no-Derecho trabajada inicialmente por Carbonnier. bargo, el afecto, la solidaridad y la igualdad son los
El Derecho se va aniquilando a sí mismo debido principales factores para una ordenación normativa
a sus contradicciones internas, sobre todo su crecien- armónica de la sociedad. El amor y la cooperación,
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25.- Sobre el concepto del no-Derecho, véase al sociólogo jurídico francés Jean Carbonnier, Derecho flexible. Para una sociología no rigu-
rosa del Derecho, Editorial Tecnos, Madrid, 1974, pp. 13-63.
26.- Sobre la fuerza normativa de los hechos, véase a Georges Gurvitch, La idea del Derecho social, Comares, Granada, 2005.
¿DERECHO?
ción de lo común como proyecto de gobernanza ra-
dicalmente democrático.
Insiste Carbonnier que una de las limitaciones de
los movimientos contestatarios de 1968 fue el hecho
de que no realizaron una reflexión sobre el no-
Derecho. ¿Cómo realizar plenamente los impulsos
normativos que llevaban los hechos de los rebeldes?
Una posibilidad era potenciar los impulsos normati-
vos del no-Derecho que brotaron por doquier en
contra del sistema prevaleciente. Sin embargo, se
sucumbió a la tentación de subsumir las reivindica-
ciones bajo el orden jurídico, buscando que éste los
convalidara por medio de la adopción de legislación
o actos administrativos. Ello permitió la cooptación
del movimiento y sus demandas, encausando insti-
como fundamentos principales de lo común, se vi- tucionalmente los cambios a través del orden jurídi-
ven, no se pueden decretar jurídicamente. co y estatal, cambios que en el fondo no cambiaron
En ese sentido, la regulación social debe tender nada, en términos sistémicos. De ahí que el sociólo-
siempre hacia el no-Derecho, en la medida en que go jurídico francés advierta que el reto del no-
sea expresión de la conciencia y voluntad común de Derecho no se agota en la mera negación. Tiene que
los ciudadanos. La autodeterminación, la soberanía constituirse el proceso alternativo de ordenación
y la autonomía de la voluntad tiene que incluir sobre normativa. Dice Carbonnier: “Sería inútil que se de-
todo la libertad para crear el no-Derecho, única ma- cretara no ya la supresión total, sino una simple dis-
nera de asegurar la debida estructuración de la nue- minución, aunque fuera poco sustancial, del volu-
va esfera de lo común con un contenido axiológico men del derecho en vigor, si paralelamente no se
afín. Pretender encauzar lo común por medio del emprendiera la tarea de desarrollar los sistemas nor-
Derecho actual es carecer de todo sentido de reali- mativos de recambio: costumbres, moral, cortesía o
dad. Es caer en la peor de las ingenuidades o teme- hábitos individuales”28. ¿Por qué medios se podría
ridades al desconocer la abierta corrupción de éste marchar hacia este fin? Por un lado, hay que realizar
bajo la subsunción real que ha vivido a las lógicas e un esfuerzo educativo para constituir de ese modo la
intereses del capital. subjetividad necesaria para este proceso de autode-
Como señala Stefano Rodatà, el Derecho ha que- terminación social. Por otro lado, Carbonnier entien-
dado atrapado en las redes del capital y, como resul- de que el Derecho tiene que superar su prepotencia
tado, ha abandonado escandalosamente todo com- actual y asumir sus límites para regular asuntos que,
promiso con la promoción del bien común por enci- por su naturaleza, mejor son atendidos por el no-
ma del bien particular. Ello le produce una disfun- Derecho.
cionalidad e ilegitimidad tal a la forma jurídica que En fin, es el tiempo del no-Derecho y sólo a par-
sólo puede ser contestada y superada por la profun- tir de éste y su no-sujeción a la forma jurídica es que,
dización del tránsito actual hacia el no-Derecho. El por fin, se podrá materializar las llamadas libertades
estado español constituye hoy un ejemplo elocuente humanas fundamentales. El modo actual de regula- página 15
de esta realidad bajo la cual se le impone limitacio- ción social se nos presenta, por ende, como un modo
nes cada día más intolerables a las libertades ciuda- permanentemente abierto bajo el cual el no-Derecho
danas, como si éstas fuesen mercancías o meros títu- emerge con una potencial fuerza expansiva y hege-
los jurídicos a merced de las autoridades guberna- mónica. La vida se va adueñando aún de las normas
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mentales, incluyendo las judiciales. De ahí que el re- jurídicas por caminos que sorprenden incluso a los
to sea, según el jurista italiano, “salir del derecho y juristas, lo que nos demuestra que la misma realidad
regresar a la vida”27, para lo cual, añado yo, hará fal- contemporánea de la regulación social, aún bajo el
ta salir a la calle y ocupar la sociedad toda, incluyen- derecho, no puede entenderse desde una perspecti-
do las comunidades, los barrios, los centros labora- va estrictamente jurídica. Según Rodatà, se va to-
les y educativos, con nuevos procesos autodetermi- mando conciencia de los límites del Derecho, es de-
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nados de prescripción normativa para la constitu- cir, de la existencia cada vez más creciente de ámbi-

27.- Stefano Rodatà, La vida y las reglas. Entre el derecho y el no-derecho, Editorial Trotta, Madrid, 2010, p. 17.
28.- Jean Carbonnier, ibid, p. 62.
¿DERECHO?

tos de la vida en que la norma jurídica ha sido des- constitucionales formales y desarrolla consecuente-
legitimada de facto a partir de usos y normas socie- mente sus propias prácticas independientemente
tales, incluyendo las consuetudinarias. del llamado poder constituido. Ante ello, el nuevo
Es posible salir del Derecho para entrar en un constitucionalismo latinoamericano va asumiendo
nuevo modo de regulación social cuya fuente sea la un carácter híbrido, tanto estatal como societal, bajo
autodeterminación social e individual bajo la forma el cual ambas esferas se erigen en fuentes contradic-
del no-Derecho. Claro está, la expansión del no-De- torias de hechos y decisiones con fuerza normativa,
recho no elimina del todo la presencia del Derecho tanto jurídicas como no-jurídicas. Va llegando así a
sino que ineludiblemente obliga a un progresivo re- su fin la arbitraria separación liberal entre sociedad
ajuste de las fronteras tradicionales entre el Derecho política y sociedad civil.
y el no-Derecho. De ahí que junto a la libertad para Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en Bolivia
crear el no-Derecho, hay que reivindicar además la ante los conflictos recientes suscitados entre decisio-
libertad para crear Derecho. De eso trata la democra- nes de política pública tomadas por el gobierno ac-
cia real: El derecho a darse su propio derecho o no- tual y las posiciones discrepantes expresadas por
derecho no es más que la libertad efectiva a determi- movimientos sociales que reclaman darle vida mate-
nar libremente su modo común de vida y decidir las rial a los nuevos preceptos constitucionales que
fronteras entre ambas, así como decidir a cuáles ám- prescriben la consulta a la comunidad o la promo-
bitos de la vida se limitará la presencia de este ción del sumak kawsay, una cosmovisión de origen
Derecho humilde en función del bienestar general. indígena que está en abierta contradicción con los
Se ha puesto en entredicho, de manera irreversi- parámetros acostumbrados de los modelos de des-
ble, las categorías mismas de “Estado” y “Derecho”. arrollo económico prevalecientes y sus desastrosos
Ya no podrán ser destrabadas las articulaciones ac- efectos ecológicos. Si algo queda claro, por ejemplo,
tuales entre vida y norma, hecho y derecho. Ya no es que el Estado se va supeditando crecientemente a
se puede volver a las ficciones o ilusiones jurídicas la comunidad como polo determinante de la gober-
anteriores. De ahí las tendencias actuales marcadas nanza democrática en el nuevo contexto, y el
por el nuevo constitucionalismo latinoamericano, en Derecho tiende igualmente hacia su reestructura-
el que más allá de la adopción de nuevos textos ción bajo otras formas, en particular el no-Derecho
constitucionales en países como Venezuela, Ecuador de lo común.
y Bolivia, hace acto de presencia un constitucionalis- Ahora bien, este modo societal plural, difuso y
mo material que resignifica la soberanía nacional a móvil de regulación no puede reducirse a una mera
partir de la preeminencia de la soberanía popular negación del Estado y el Derecho existentes. Como
como poder constituyente originario, autónomo, in- advierte Carbonnier, hay que potenciar el proceso y
condicionado e indelegable. El soberano popular, en sistema de refundación normativa, lo que incluye el
toda su rica y compleja pluralidad, ha salido por fin manejo efectivo, durante el ineludible periodo de
de su invisibilidad obligada bajo el modelo constitu- transición, de la inevitable tensión por la coexisten-
cional liberal o social. Se trata de la puesta en escena cia entre lo nuevo y lo viejo, lo común y lo local, evi-
de un nuevo constitucionalismo societal bajo el cual tando la tentación continua de volver a las ilusiones
el soberano popular se reapropia de su poder nor- propias del fetichismo de la forma jurídica.
mativo, le imprime su propio sentido a las normas
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