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Inicio Neurociencia Arco reflejo: componentes, tipos y funciones
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Arco reflejo: componentes,

tipos y funciones

Por
Lorena Ortega
El arco reflejo es una vía neuronal que se encarga de producir
movimientos automáticos e inconscientes, conocidos como actos reflejos. A
diferencia de la mayoría de vías neuronales, en casi todas las especies
animales las de este tipo no pasan por el cerebro. Por el contrario, las
respuestas se crean en la médula espinal.

Esto permite que los actos reflejos se lleven a cabo de manera mucho más
rápida que las respuestas más elaboradas. Debido a ello, están implicados
en situaciones en las que la supervivencia o la ausencia de daño necesitan
de una acción rápida. Sin embargo, esto tiene también algunas
desventajas.




Fuente: Pixabay.com
El arco reflejo, la estructura neuronal que se encarga de llevar a cabo estos
actos, puede ser más o menos compleja en función de cuál estemos
hablando. Así, algunos son conocidos como arcos reflejos simples, y otros,
como compuestos. Por otro lado, pueden implicar tanto órganos internos
como los sensoriales.

La importancia de los arcos reflejos es muy alta. De hecho, algunos


expertos consideran que son la base para el resto de caminos neuronales
en nuestro organismo, y que fueron los primeros en desarrollarse
evolutivamente hablando. En este artículo veremos cómo funcionan en
profundidad.

Índice [Ocultar]
• 1 Componentes
• 1.1 Receptor sensitivo
• 1.2 Neurona aferente o sensitiva
• 1.3 Neurona eferente o motora
• 1.4 Centros integradores
• 1.5 Órgano efector
• 2 Tipos
• 2.1 Arcos simples vs. Arcos compuestos
• 2.2 Arcos autónomos vs. Arcos somáticos
• 3 Funciones
• 4 Ejemplos de reflejos en los seres humanos
• 4.1 Dilatación pupilar
• 4.2 Movimiento involuntario al tocar un objeto caliente o frío
• 4.3 Toses y estornudos
• 4.4 Reflejo de prensión
• 4.5 Reflejo rotuliano
• 5 Referencias
Componentes

Debido a la importancia que tienen para la supervivencia y salud del


organismo, nuestro cuerpo cuenta con un gran número de arcos reflejos
distintos.

Estos se diferencian entre sí en algunos aspectos clave. Sin embargo,


también comparten ciertas características comunes, entre las cuales
destacan los componentes que los forman.

En general, podemos destacar las diferentes partes dentro de los arcos


reflejos: un receptor sensitivo, una neurona aferente o sensitiva, una
neurona eferente o motora, un centro integrador y un órgano efector.
Además, en función de qué tipo de arco reflejo estemos hablando, también
es posible que existan interneuronas.

A continuación veremos en qué consiste cada uno de estos componentes.

Receptor sensitivo



Cerebro y médula espinal
Los receptores sensitivos son órganos o estructuras que se encargan de
transformar la información ambiental en impulsos nerviosos, que pueden
ser interpretados por el Sistema Nervioso Central o SNC. Básicamente
existen dos tipos: internos y externos.

Los receptores sensitivos internos recogen información sobre el estado en


el que se encuentra el propio cuerpo. Así, se encargan de trasladar al SNC
datos sobre componentes del organismo como el sistema digestivo, el
estado de los músculos, o la presencia de dolores internos en cualquier otra
parte.
Por otro lado, los receptores sensitivos externos son aquellos implicados en
la interpretación de la información que recibimos del ambiente.
Generalmente se encuentran en los órganos de los sentidos, aunque
también pueden estar localizados en otros lugares. En función del estímulo
que detecten, se les da un nombre u otro.

Así, algunos de los tipos de receptores más comunes son los


quimiorreceptores, los fotorreceptores, los mecanorreceptores y los
termorreceptores.

Neurona aferente o sensitiva

El segundo componente del arco reflejo es el sistema que se encarga de


recoger la información captada por el receptor sensitivo y transmitirla a la
médula espinal.

En los arcos reflejos simples, este papel lo lleva a cabo una sola neurona;
mientras que en los arcos reflejos compuestos, existe una cadena de
neuronas que realizan esta función.

Las neuronas intermedias que conectan la aferente con las eferentes y con
los centros integradores, dos de los componentes de los arcos reflejos, son
conocidas como interneuronas.

Neurona eferente o motora

La neurona eferente es la parte del arco reflejo que se encarga de llevar las
órdenes elaboradas en la médula espinal y los centros integradores hasta
los órganos que van a llevar a cabo la respuesta.
Centros integradores

Los centros integradores son la parte del arco reflejo en la que se conectan
las neuronas aferentes con las eferentes, haciendo posible la transmisión
de información de la una a la otra y la llevada a cabo de la respuesta
automática. Las neuronas que forman parte de este componente son
conocidas como interneuronas.

Órgano efector

El último componente de los arcos reflejos es el órgano efector, es decir, la


estructura que lleva a cabo la respuesta automática diseñada por la médula
espinal. En función del tipo de acto reflejo del que estemos hablando, el
órgano efector puede ser una glándula, un músculo liso o esquelético, o un
músculo cardiaco.

Tipos

En función de una serie de características, existen varios tipos de arcos


reflejos. Las dos clasificaciones más importantes son la división entre arcos
reflejos simples y compuestos, y la que diferencia entre arcos autónomos y
somáticos.

Arcos simples vs. Arcos compuestos

La diferencia entre un arco reflejo simple y uno compuesto es muy sencilla


de entender. En el primer tipo, entre el órgano sensorial y el órgano efector
tan solo median una neurona eferente y una aferente. Por el contrario, en
los compuestos también aparecen una serie de interneuronas, dentro de los
centros integradores.

En ocasiones, también se puede encontrar el nombre «monosináptico» para


los arcos reflejos simples, y «polisináptico» para los compuestos. Esta
nomenclatura se refiere al número de sinapsis químicas que existen en
cada uno de los grupos.

En la mayoría de los casos, los arcos reflejos son compuestos o


polisinápticos. De hecho, solo los más simples tienen solamente una
neurona, como por ejemplo el reflejo patelar o el reflejo de Aquiles.

Los compuestos tienen la ventaja de que permiten procesar o inhibir la


respuesta utilizando el cerebro en el caso de que sea necesario hacerlo.

Arcos autónomos vs. Arcos somáticos

Existen arcos reflejos tanto en el sistema nervioso autónomo como en el


somático. A pesar de que gran parte de sus componentes son
prácticamente iguales, existen ciertas diferencias en la parte eferente entre
ambos. En concreto, en el autónomo este componente está formado por
dos tipos de neuronas.

La primera neurona del arco eferente autónomo se sitúa en los núcleos


intermedio – laterales en la sustancia gris de la médula espinal (en
concreto en las astas laterales), o bien en algunos núcleos autónomos en el
tronco encefálico. En cualquier caso, siempre se sitúa dentro del SNC.
La segunda neurona eferente de estos arcos reflejos se sitúa en la periferia
de los ganglios autónomos prevertebrales, paravertebrales, intraorgánicos
o preorgánicos. Esto quiere decir que entre el SNC y el órgano efector hay
siempre un ganglio, siendo esta la principal diferencia con el otro tipo de
arco reflejo.

Funciones

Los seres humanos tenemos una gran cantidad de arcos reflejos diferentes.
La mayoría de ellos se encargan de funciones que o bien son necesarias
para nuestra supervivencia ahora mismo, o bien fueron importantes en un
pasado evolutivo cercano, permitiendo a nuestros antepasados sobrevivir y
replicarse con éxito.

Debido a ello, la mayoría de arcos reflejos están relacionados con


situaciones de peligro, como por ejemplo la exposición a un elemento
dañino o la presencia de una situación incontrolable. Por otro lado, también
pueden tener que ver con la prevención de daños a algunos de nuestros
órganos más importantes.

En ocasiones, sin embargo, algunos arcos reflejos ya no producen ningún


efecto positivo en nuestra vida moderna. Se trata, por tanto, de simples
vestigios de nuestro pasado evolutivo, que ya no cumplen ninguna función
concreta en los seres humanos de la actualidad.

Ejemplos de reflejos en los seres humanos


A continuación veremos algunos ejemplos de los actos reflejos más
comunes en nuestra especie.

Dilatación pupilar

La dilatación o contracción de las pupilas en función del nivel de


luminosidad del ambiente es un acto reflejo diseñado para proteger nuestra
retina de cantidades excesivas de luz, que podrían dañarla o incluso
inutilizarla por completo.

Movimiento involuntario al tocar un objeto caliente o

frío

Uno de los ejemplos más comunes de acto reflejo es el que implica un


movimiento rápido que nos obliga a retirar cualquier parte del cuerpo que
entre en contacto con una fuente de calor muy intenso o con un elemento
excesivamente frío. El objetivo de este arco reflejo es evitarnos
quemaduras de gravedad.

Toses y estornudos

Las toses y estornudos también son actos reflejos involuntarios. Su función


es la de eliminar irritantes o bien de nuestra garganta, o bien de las
cavidades nasales. Además, en el acto reflejo de estornudar también se
produce otro movimiento involuntario, que provoca que cerremos nuestros
ojos al hacerlo.

Reflejo de prensión
El reflejo de prensión pertenece a la categoría de los que tenían sentido en
nuestro pasado evolutivo pero que hoy en día ya no cumplen ninguna
función.

Este reflejo se da en los bebés, y consiste en lo siguiente: cuando a un niño


pequeño se le acerca un elemento cilíndrico a las manos (como un dedo),
inconscientemente lo agarra con fuerza.

En nuestro pasado como especie, este reflejo tenía la función de ayudar a


los niños a agarrarse a sus madres para evitar caerse cuando les
sujetaban. El reflejo de prensión es compartido por prácticamente todas las
especies de primates que existen, y es de hecho una de las pruebas más
directas de la teoría darwiniana.

Reflejo rotuliano

Uno de los reflejos más estudiados en medicina es el movimiento que se


produce en la pierna al ser golpeados en la rótula con un objeto
contundente. La presencia o ausencia de este movimiento puede utilizarse
para diagnosticar ciertos tipos de daños neurológicos o cerebrales.

Sistema nervioso autónomo o sistema nervioso voluntario. Desempeña la


importante función de controlar todos los actos que el organismo lleva a cabo por
propia voluntad, como los del corazón, los del intestino y los de otros órganos
internos.Cuenta con dos elementos diferentes: el sistema nervioso central y el sistema
nervioso periférico. Está relacionado con la regulación de las funciones internas, y con
respecto a su ontogenia, se clasificó como visceral por la inervación de estructuras y
órganos que derivan del endodermo y mesodermo, como las vísceras, las glándulas y
el sistema cardiovascular, que están controlados o regulados por el SNA. Está
íntimamente asociado al sistema nervioso de la vida de relación, que inerva
estructuras y órganos derivadas del ectodermo y el mesodermo, como la piel y el
aparato locomotor, por lo que recibe el nombre de somático. El Sistema Nervioso
Autónomo también está representado por nervios, ganglios y plexos que inervan
el corazón, los vasos sanguíneos, glándulas, otros órganos viscerales y músculos
lisos. Tiene amplia distribución en todo el cuerpo y controla las funciones
denominadas automáticas o vegetativas, que no son fácilmente modificables a
voluntad, lo que no significa que no exista supeditación a estructuras superiores.

Sumario
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• 1 Sistema nervioso central
• 2 Estructura microscópica de los ganglios vegetativos o autónomos y su comparación
con otros ganglios
• 3 Características morfofuncionales de la división simpática
• 3.1 Características de las sinapsis. Neurotransmisores. Receptores postsinápticos.
Enzimas
• 4 Características morfofuncionales de la división parasimpática
• 4.1 Estructura
• 4.2 Función general
• 4.3 Receptores postsinápticos
• 4.4 Enzima
• 5 Funciones
• 5.1 Sistema Nervioso Simpático
• 5.2 Sistema Parasimpático
• 5.3 Médula espinal
• 6 Fuente

Sistema nervioso central


En el sistema nervioso central pueden distinguirse dos centros nerviosos:
el encéfalo y la médula espinal. El primero se encuentra situado en el interior
del cráneo y consta de millones de neuronas agrupadas formando una unidad, dentro
de la cual tienen lugar las distintas funciones nerviosas. Los agrupamientos
neuronales de mayor relevancia son el bulbo raquídeo, el cerebelo y el cerebro.

Estructura microscópica de los ganglios vegetativos o


autónomos y su comparación con otros ganglios
Los ganglios autónomos o vegetativos son de tamaño variable, los hay muy
pequeños, como los intramurales del parasimpático, situados en la pared de las
vísceras, que pueden presentar escasas neuronas. Estos ganglios no presentan una
cápsula bien definida. En los ganglios autónomos de mayor tamaño, como los de las
cadenas simpáticas, se presenta una cápsula de tejido conjuntivo bien definida y un
mayor número de neuronas. Las neuronas de los ganglios vegetativos son
multipolares, más pequeñas que las de los ganglios craneoespinales, las fibras
nerviosas son amielínicas (al salir del ganglio forman los ramos comunicantes grises)
y se distribuyen irregularmente entremezcladas con los somas neuronales Los
cuerpos neuronales son estrellados, el núcleo es excéntrico, y presenta las
características típicas de los de las neuronas: es voluminoso, esférico, vesiculoso y
con un nucléolo prominente. En el citoplasma se presentan los organitos típicos de las
neuronas, con la diferencia que los gránulos de lipofucsina no son tan manifiestos
como en las neuronas de los ganglios craneoespinales.

Características morfofuncionales de la división


simpática
Sistema Nervioso Autónomo

La división simpática del sistema nervioso autónomo tiene una poción central y una
periférica. La porción central está constituida por una serie de núcleos situados en las
astas laterales de la médula espinal desde TI hasta L II y la porción periférica por los
troncos simpáticos (formados por una cadena de ganglios interconectados por fibras y
situados a ambos lados de la columna vertebral), además ganglios prevertebrales
como el celíaco, el mesentérico superior e inferior, plexos y nervios. Constituye la
mayor parte del SNV, incluyendo en su porción periférica los dos troncos simpáticos
ganglionares, sus ramos, plexos y ganglios de segundo y tercer orden. Tiene una más
amplia distribución que el parasimpático pues inerva todas las glándulas sudoríparas
de la piel, los músculos piloerectores, las paredes musculares de la mayoría de los
vasos sanguíneos, el corazón, los pulmones y otras vísceras. Su distribución es
universal. La división simpática tiene salidas toracolumbares a ganglios a lo largo de
la médula espinal. Las neuronas preganglionares simpáticas tienen su cuerpo en las
astas laterales (o intermedio laterales) de la médula espinal, del segmento T1 al L23
(segmentos medulares torácico o dorsal1 a lumbar23). Los axones de estas neuronas
abandonan la médula por las raíces ventrales y luego con el nervio espinal. Pueden
hacer sinapsis con las neuronas postganglionares simpáticas que se encuentran en la
cadena ganglionar simpática, a ambos lados de la médula espinal, o en tres ganglios
prevertebrales o en las neuronas diferenciadas en células endocrinas de las médulas
suprarrenales. Los axones de las preganglionares dejan la médula al nivel específico,
pero pueden inervar ganglios contiguos, rostral y caudalmente, viajando por los
troncos nerviosos que conectan a los ganglios. La mayoría de las preganglionares son
pequeñas fibras mielínicas, lentas. Cada preganglionar establece sinapsis con
muchas postganglionares en diferentes ganglios. La relación es de 1 a 10, por lo que
existe una gran divergencia. Las postganglionares son no mielínicas y dejan el ganglio
por un ramo comunicante no mielínico. Desde el punto de vista de la estructura
macroscópica, la porción periférica del sistema simpático está constituida por una
larga cadena doble de ganglios situados a cada lado de la columna vertebral unidos
por unos cordones finos, los troncos simpáticos y una serie de ganglios prevertebrales
como los ganglios celíacos, el ganglio mesentérico superior y el ganglio mesentérico
inferior, entre otros de menos importancia. La cadena simpática cervical está
conformada por 3 ganglios: 1) ganglio cervical superior, el mayor a nivel de 2a y 3a
vértebras cervicales; 2) el ganglio cervical medio, a veces ausente, a nivel de la 6a
vértebra cervical o en las proximidades de la arteria tiroidea inferior cuando ésta
aborda la glándula tiroides por su polo inferior; 3) el ganglio cervical inferior, que
generalmente se fusiona con el primer ganglio torácico recibiendo el nombre de
ganglio cervicotorácico, o ganglio estelar. Se localiza por delante de la cabeza de la
costilla, en la vecindad del origen de la arteria vertebral. El sistema simpático presenta
además de la cadena simpática, 2 nervios simpáticos puros, el nervio esplácnico
mayor originado por ramos provenientes de los ganglios torácicos del 6 al 9 y el nervio
esplácnico menor originado por ramos provenientes de los ganglios torácicos 10 y 11,
ambos nervios reunidos o por separado, atraviesan el diafragma (porción lumbar) y
terminan en el ganglio celíaco correspondiente. Inervan en general, la musculatura
lisa y los vasos sanguíneos del intestino delgado y grueso. La cadena simpática
toracolumbar presenta aún 4 ganglios lumbares definidos, una porción pelviana con
ganglios sacros, mediales a los agujeros sacros anteriores y al final un ganglio
coccígeo impar delante y a veces debajo del cóccix.

Características de las sinapsis. Neurotransmisores.


Receptores postsinápticos. Enzimas
Encéfalo: Sistema Nervioso
Autónomo

Las sinapsis del sistema simpático son más complejas que las del sistema
parasimpático, ofreciendo al mismo tiempo más posibilidades de acción específica
farmacológica sobre ellas. La neurona preganglionar simpática tiene iguales
características que la parasimpática: ambas liberan acetilcolina. Además, a esta
acetilcolina corresponden también receptores nicotínicos y la misma
acetilcolinesterasa. Por tanto, se puede afirmar que la sinapsis en el ganglio del
sistema simpático es funcionalmente la misma que en el parasimpático. Las neuronas
postganglionares simpáticas liberan en general noradrenalina,excepto algunas pocas
que inervan las glándulas sudoríparas y vasos sanguíneos musculares; en estas
estructuras se libera acetilcolina (simpático colinérgico). Las médulas suprarrenales,
que puede considerarse como un ganglio simpático diferenciado en glándula
endocrina, libera las hormonas adrenalina y en menor cantidad, noradrenalina.
Consecuentemente, la mayoría de las neuronas postganglionares simpáticas se
denominan adrenérgicas (noradrenérgicas), porque liberan noradrenalina en sus
terminaciones. Los receptores adrenérgicos, son clasificados en dos tipos: el alfa,
afines a la adrenalina, pero principalmente a la noradrenalina y el beta, afines casi
exclusivamente a la adrenalina. A su vez, cada tipo se puede subdividir en los
subtipos correspondientes. La enzima de la sinapsis en el ganglio es la
acetilcolinesterasa. En las sinapsis adrenérgicas, existen dos tipos de enzimas que
degradan la noradrenalina y la adrenalina: la monoaminooxidasa (MAO), que se
localiza en las terminaciones nerviosas simpáticas y destruye a la noradrenalina que
es recaptada, así como en los efectores, donde destruye a ésta y también a la
adrenalina que penetran; y la catecolortometiltransferasa (COMT), que se encuentra
en todos los tejidos, pero en especial, el hígado. La estimulación del simpático
provoca respuestas de dilatación pupilar, aumento de al frecuencia cardiaca y la
fuerza de contracción del corazón, disminuye la secreción y contracción de glándulas
y músculos del tubo digestivo, dilata los bronquios y provoca sudoración, así como
respuestas metabólicas que proporcionan energía. Siendo la estimulación simpática
generalmente "en masa", involucra la estimulación de ambas médulas suprarrenales,
resultando en un aumento de la liberación de las hormonas adrenalina y
noradrenalina, las que llegarán a los tejidos diana con cierta demora en relación con
los efectos de la noradrenalina liberada en las terminaciones nerviosas, haciendo los
efectos de la estimulación simpática más enérgicos y duraderos. Además, estas
hormonas pueden llegar a tejidos que poseen receptores adrenérgicos, pero no
inervación simpática. En conclusión, las hormonas suprarrenales potencian los
efectos de la estimulación simpática haciéndolos más duraderos y enérgicos y
permiten que llegue a lugares que de otra manera no recibirían esta influencia
reguladora. Por otra parte, su hormona principal, la adrenalina, tiene efecto
predominante sobre los receptores beta (que son los más abundantes en el corazón),
determinando que la estimulación cardiaca reciba una contribución importante de las
suprarrenales. Esto tiene importancia médica práctica, pues en los transplantes
cardíacos el corazón no puede ser reinervado, pero el sistema simpático puede seguir
regulando en parte su función a través de la actividad suprarrenal.

Características morfofuncionales de la división


parasimpática
Encéfalo: Sistema Nervioso
Autónomo
La división parasimpática del SNA está constituida por una porción central y otra
periférica. La porción central a su vez se divide en una porción craneal y sacra. La
porción craneal está formada por núcleos parasimpáticos de los nervios craneales III,
VII, IX y X, así como por núcleos situados en la médula espinal sacra, en las zonas
intermedias laterales de los segmentos desde S II hasta S IV. La porción periférica
está constituida por los axones que parten de los núcleos vegetativos de esos nervios
craneales, los ganglios relacionados con estos nervios como el ciliar, pterigopalatino,
ótico y submandibular, así como las fibras pre y postganglionar que llegan a los
órganos que inervan estos nervios y por otra parte a nivel sacro está constituida por
los nervios, ramos y plexos que llegan a órganos pelvianos como el recto, vejiga y
órganos genitales haciendo sinapsis en ganglios situados muy cercanos a los
órganos.

Estructura
Las neuronas preganglionares parasimpáticas tienen su cuerpo en los núcleos del
tronco encefálico correspondientes a los pares craneales III, VII, IX y X. (Fig. 6) y en
las zonas laterales de la médula sacra, segmentos S2 a S3 (en ocasiones comprende
S1 y S4). Los axones de estas neuronas abandonan el SNC y establecen sinapsis con
las neuronas postganglionares parasimpáticas ubicadas en ganglios o plexos
periféricos que se encuentran en la vecindad o en la propia pared de los órganos que
inervan. Estos órganos se localizan fundamentalmente en la parte media del cuerpo
(cabeza y tronco). A diferencia del SS, los axones de las neuronas preganglionares
parasimpáticas son largos, mientras que los axones de las postganglionares son
cortos.

Los núcleos craneales parasimpáticos ya han sido estudiados al analizar los nervios
craneales, solo se debe recordar los componentes autónomos en ellos. Los ganglios
implicados en los nervios craneales III, VII, IX y X.

El III N.C. (Motor ocular Común), participa en la inervación de los músculos


intrínsecos del ojo, por tanto participa en los procesos de acomodación y control
pupilar, tal como fue estudiado en sistema visual. El Facial (VII). Inerva a las glándula
submandibular y sublingual (ambas son salivales), glándulas lagrimales y mucosa
nasopalatina.

El glosofaríngeo (IX). Inerva a la glándula parótida.

El Vago (X), inerva a vísceras del cuello, tórax y abdomen.


Los ramos anteriores de los nervios espinales sacros segundo, tercero y con
frecuencia cuarto, emiten ramos viscerales (con la denominación de nervios pélvicos,
nervios erectores) que se van directamente a las vísceras pélvicas uniéndose a los
ramos del simpático pélvico y a los nervios esplácnicos pelvianos para formar el Plexo
Pélvico o hipogástrico. Las fibras preganglionares que proceden de los segmentos
sacros 2 al 4 hacen sinapsis con ganglios parasimpáticos diminutos situados en las
paredes de cada víscera pelviana. Los nervios erectores pelvianos inervan los
músculos de las paredes vesicales con fibras motoras y su esfínter con fibras
inhibidoras, el tejido eréctil del pene y del clítoris con fibras vasodilatadoras y
posiblemente inhibidoras. Algunos fascículos de los nervios erectores se dirigen por
los plexos hipogástricos y mesentérico inferior hasta el colon sigmoideo, colon
descendente, flexura cólica izquierda y parte terminal de colon transverso.

Función general
La función reguladora del SPS está generalmente asociada a actividades digestivas y
de evacuación, cuya estimulación promueve usualmente la conservación de energía o
reacciones de síntesis en el organismo. Por esto en ocasiones se afirma que el
sistema nervioso parasimpático es un sistema regulador anabólico. Su actividad es
generalmente de tipo discreta, esto significa que es capaz de regular una función con
relativa independencia de las otras. Ej. La activación del reflejo de la micción se
realiza independientemente de los reflejos digestivos regulados por el sistema
nervioso parasimpático.

Receptores postsinápticos
Estos receptores, aunque específicos a la acetilcolina (colinérgicos), son diferentes
dependiendo de su localización. Los que están en el ganglio son estimulados también
por la nicotina, por lo que son llamados receptores nicotínicos, siendo casi iguales a
los encontrados en la placa motora. En cambio, los receptores en los efectores son
estimulados por la toxina muscarina siendo por ello llamados receptores
muscarínicos. Debe indicarse que la nicotina y la muscarina NO son sustancias
naturales del organismo; sino toxinas que se utilizan experimentalmente.

Enzima
La enzima, tanto en la sinapsis ganglionar como en el efector es la acetilcolinesterasa.
La estimulación parasimpática produce contracción del esfínter pupilar, lo que produce
miosis, y del músculo ciliar, lo que produce acomodación de la visión cercana.
Disminuye la frecuencia cardiaca, aumenta la secreción lagrimal, salival y del tubo
digestivo, así como la motilidad digestiva, produce bronco constricción.

Funciones
El Sistema Nervioso Autónomo realiza dos funciones muy importantes que se
complementan, una para acelerar y otra para frenar las actividades internas del
cuerpo. Esto es muy importante porque si no fuera así, el cuerpo podría perder el
control. Por ejemplo, al hacer ejercicio el corazón se acelera para llevar
más oxígeno y nutrimentos a losmúsculos, pero el corazón no puede llevar ese ritmo
todo el tiempo porque “explotaría”, por lo que la otra función de este sistema es la de
frenarlo cuando se deja de hacer ejercicio y permitir que recupere su ritmo normal. El
funcionamiento de todo el organismo depende del Sistema nervioso en su conjunto,
ninguno de los órganos y “sistemas” que lo conforman trabaja aislado, si uno falla,
fallan los demás. Las funciones involuntarias las coordina el Sistema Nervioso
Autónomo, que a su vez se divide en dos sistemas:
• El Sistema Nervioso Simpático
• Sistema Parasimpático

Que realizan acciones opuestas de una misma función.

Sistema Nervioso Simpático


Sistema Nervioso Simpático, (SS) (o toracolumbar) tiene una cadena de ganglios
(grupo de neuronas) interconectados a cada lado de la columna vertebral, que envía
fibras nerviosas a varios ganglios más grandes, como el ganglio celíaco. Estos, a su
vez, dan origen a nervios que se dirigen a los órganos internos. Los ganglios de las
cadenas simpáticas conectan con el sistema nervioso central a través de finas
ramificaciones que unen cada ganglio con la médula espinal.El Sistema Nervioso
Simpático actúa en casos de urgencia y de estrés provocando diversas reacciones
como el aceleramiento del pulso y la respiración, frena la digestión, aumenta
la presión arterial y hace que la sangre llegue en mayor cantidad
al cerebro, piernas y brazos, también hace que aumente el nivel de azúcar en la
sangre.Todo esto lo hace para preparar a la persona para que utilice al máximo su
energía y pueda actuar en situaciones especiales.

Sistema Parasimpático
El Sistema Nervioso Parasimpático, (SPS) (o craneosacro). Las fibras del
parasimpático craneales, en especial los nervios de los nervios craneales III, VII, IX y
X, pasan a los ganglios y plexos situados dentro de varios órganos.El Sistema
Parasimpático en cambio, almacena y conserva la energía y mantiene el ritmo normal
de los órganos y glándulas del cuerpo. Después de un susto, trauma, dolor intenso o
cualquier situación especial del cuerpo, el Parasimpático se encarga de que todo
vuelva a la calma y normalidad. De estos dos, obviamente el Parasimpático es el más
importante para sobrevivir, porque si no normalizara las funciones, el cuerpo no podría
soportalas. Los nervios simpáticos tienen su origen en diferentes partes de la médula
espinal mientras que los parasimpáticos se originan en los nervios craneales y en los
raquídeos. La mayoría de las fibras nerviosas parasimpáticas se encuentran en un
nervio llamado “vago” que llega a todos los órganos internos del cuerpo. Entre
algunas de las funciones que realizan estos dos sistemas están:
• El simpático abre la pupila del ojo, el parasimpático la cierra.
• El simpático estimula la producción de saliva, el parasimpático la inhibe.
• El simpático hace que el corazón lata muy aprisa y fuerte, el parasimpático
disminuye los latidos y su intensidad.
• El simpático relaja el músculo para que puedas orinar o defecar, el parasimpático
los contrae para que cierren.

Médula espinal
La médula espinal es aquella parte del sistema nervioso central que se encuentra
situada por el interior de la columna vertebral. Se trata de una especie de cordón que
se extiende desde el bulbo raquídeo, lugar donde se une al encéfalo, hasta el inicio de
la región lumbar. La médula consta de una gran cantidad de neuronas de forma
alargada. Todos estos elementos (encéfalo y médula espinal) aparecen rodeados de
las meninges, que son unas membranas de función protectora. El conjunto de nervios
que salen del encéfalo y de la médula espinal y que se reparten por todo el cuerpo
constituyen el sistema nervioso periférico. Los nervios pueden ser de dos tipos, los
sensitivos o sensoriales y los motores. Los primeros son la vía de conducción de los
impulsos nerviosos que trasmiten la información precedente de los órganos de los
sentidos con destino al sistema nervioso central. Una vez allí la información es
interpretada convenientemente, elaborándose una respuesta que es conducida por los
nervios motores hasta los músculos o los órganos encargados de ejecutarla.
El sistema nervioso autónomo representa un sistema de control de efectores viscerales,
involuntario, que junto con el sistema endocrino y el hipotálamo mantiene la homeostasis. Para
cumplir esa tarea, este sistema maneja mecanismos de realimentación negativa que se ejercen
principalmente sobre el hipotálamo.
En la actualidad se consideran tres divisiones en la organización morfo-funcional del sistema
nervioso autónomo: la simpática, la parasimpática y la entérica. Sin embargo, esta última suele
considerarse bajo el control de la división parasimpática.
Anatómicamente, las divisiones simpática y parasimpática se originan del sistema nervioso central
y representan la vía eferente a través de la cual él se comunica con los efectores viscerales. Esta
vía esta formada por dos neuronas. La primera se ubica en la médula espinal. Su axón sale y se
contacta con la segunda neurona ubicada en un ganglio periférico. Es el axón de esa segunda
neurona el que inerva a los efectores. Las primeras neuronas son colinérgicas. Las segundas son
noradrenérgicas (simpático) y colinérgicas (parasimpático). Sin embargo, algunas segundas
neuronas simpáticas también son colinérgicas.
Desde el comienzo se definió al sistema nervioso autónomo como una subdivisión del sistema
nervioso dotada de una gran independencia, a tal punto, que se le ha considerado como un
sistema que se autorregula. Ello se explica en parte, por qué se considera a la actividad refleja
como la base de su funcionamiento de este sistema. Es el reflejo autonómico, cuya base
anatómica (arco reflejo) ha sido bien caracterizada en la mayoría de los casos.
Las vías aferentes se originan en receptores sensitivos ubicados en las vísceras y los axones que
las constituyen viajan al sistema nervioso central por vías que pertenecen a la parte periférica del
sistema nervioso autónomo y donde también se encuentran fibras motoras ya sea simpáticas o
parasimpáticas pero que son eferentes. Se presenta, entonces, a nivel anatómico una interacción
entre ambos sistemas.
Así, por ejemplo, una descarga simpática hacia afectores cardiovasculares puede provocar una
elevación de la presión sanguínea mediado por taquicardia y/o vasoconstricción. Esta perturbación
(elevación de la presión) es detectada por barorreceptores ubicados en los vasos sanguíneos.
Esos receptores son fibras nerviosas que se dirigen al sistema nervioso central incorporados al
nervio vago (por definición como fibras parasimpáticas) y llevan la información a centros nerviosos
vagales, que al ser excitados, generan por la vía parasimpática vagal (ahora eferente) que inerva al
corazón actividad inhibidora sobre el corazón, bradicardia, lo cual provoca un descenso de la
presión. Se maneja así, con esta forma de interacción, una regulación automática, refleja,
inconsciente de la presión.
Pero en el sistema nervioso central, las neuronas motoras autonómicas se encuentran no solo
influenciadas por señales periféricas. También están reguladas por centros de control
supraespinales ubicados en el tronco y en los hemisferios cerebrales. El bulbo raquídeo, el puente
y el hipotálamo son las estructuras más comprometidas con esta función.
El uso de trazadores de vías nerviosas, que permiten seguir su trayectoria desde los receptores
viscerales hasta los centros nerviosos, ha permitido conocer la organización central del sistema
encargado del control visceral. Se trata de un circuito neuronal llamado sistema viscero-motor
central o red central autonómica. Esta red presenta múltiples relevos sinápticos y comprende
además del hipotálamo a estructuras del sistema límbico, en especial a la amígdala. Estos datos
explican la natural relación que existe entre cierto tipos de respuestas viscerales y las conductas
emocionales.

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