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El tema de los alimentos en general y en este caso el proceso para la elaboración del queso

son muy delicados, se imponen diferentes factores para un óptimo resultado ya sea
sanitario o por exigencias del consumidor. Aquí entra en juego la ética de cada empresa
productora de queso, esta debe ser capaz de imponer medidas correspondientes al
“reglamento sanitario de los alimentos (artículo 236)”. Además ser complementada con una
cantidad exacta de insumos y tratamientos térmicos en la mayoría de los pasos ya que en
caso de no respetarse las debidas temperaturas pueden provocar un peligro biológico como
acciones microbianas causando efectos no deseados en el consumidor. Estos serían casos
evidentemente de la preparación del producto, pero también debemos tener en cuenta que
se pueden presentar errores accidentales por la mala distribución de los materiales e
higiene, como dejar residuos de detergentes en la máquina de pasteurización, moldes,
mallas filtradoras entre otros. Aquí nos damos cuenta que existe un peligro químico
inminente que muchas veces pasa desapercibido como también lo es el peligro físico el cual
está presente en todo momento, desde la recepción de leche hasta el almacenamiento.
Desde un principio, justo en la ordeña se podría provocar este accidente físico como uno de
nuestros ejemplos más comunes, pelo de vaca, piedrecillas u otros residuos.

Es gracias a esto que podemos ayudar a implementar medidas de mejora, ya sea de


materiales con un mismo fin pero con mayor higiene hasta el simple hecho de limpiar el
lugar o ser ordenados para evitar accidentes de lo ya antes mencionado.

Ya visto los peligros de contaminación de nuestro alimento en la empresa que


inspeccionamos y sus medidas de mejora, podemos decir que no es un trabajo simple, que
se debe tener más que los conocimientos de una preparación cualquiera esta sea y
hablamos de la ética, la que debe ser una medida dictada primero por los empleadores y así
sucesivamente hasta todos los empleados, adquiriendo conocimientos básicos pero muy
importantes para un buen desarrollo y elaboración del productos. Lo que hemos aprendido
es que tenemos una gran responsabilidad como futuros ingenieros en alimentos, primero
que la formación como profesionales está la formación como persona, es nuestro trabajo
imponernos a los engaños y malas realizaciones de todos los productos alimenticios,
debemos combatir contra un simple foco de contaminación hasta la mala manipulación del
alimento para favorecer económicamente pocos y enferman a millones.

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