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CONCEPTO. En sentido amplio se puede definir el trabajo humano como toda actividad realizada por el
hombre, con su esfuerzo físico o intelectual, que produce bienes y servicios y que tiene por objeto convertir
las cosas, es decir, trasformar la realidad. En cambio, para el derecho del trabajo el concepto es más estricto.
Se circunscribe a toda actividad lícita prestada a otro —persona física o jurídica (empleador individual o
empresa)— a cambio de una remuneración. Por tanto, el derecho del trabajo no se ocupa de todo el trabajo
humano sino sólo del trabajo en relación de dependencia.
VALOR. Se trata de una actividad creadora de utilidad que tiene valor social. El trabajo humano constituye
el lazo de unión entre el hombre y la sociedad: trabajar es crear utilidad; el producto del trabajo realizado
sirve a otros: es un servicio social, un acto de solidaridad humana.
El trabajo está hecho para el hombre, pero éste no ha sido creado exclusivamente para el trabajo; primero,
porque el trabajo no es todo, sino una parte de su vida y, en segundo término, porque no es un fin en sí
mismo, sino sólo un medio, ya que le sirve al hombre para obtener otras cosas. En principio, en el trabajo
oneroso —remunerado— hay una relación de cambio de carácter patrimonial, ya que el trabajador
desarrolla tareas para su subsistencia y la de su familia: trabaja por el salario. Pero, por encima de ello, la
dignidad humana del trabajador merece una valoración legal preferente, que queda evidenciada no sólo en
la legislación argentina, sino también en el derecho comparado, en los convenios y recomendaciones de la
O.I.T. y en distintos tratados internacionales. La dignidad humana se respeta al entender que el trabajador
no es una máquina, ni una computadora, ni un robot: es un hombre. Ese hombre es digno no porque trabaje
sino porque es un ser humano: la dignidad del trabajo humano no está en el brillo exterior de lo producido
sino justamente en que ha sido realizado por un ser humano. Las máquinas, la informática y la robótica
están al servicio del hombre: son meros instrumentos que necesitan de su intelecto, por lo que de modo
alguno se los puede comparar con él.
El trabajo sirve para el hombre y la sociedad, porque ésta disfruta de los bienes y servicios producidos por
aquél: es social por su fin y por su ejercicio. Para ello el hombre está dotado de capacidad de acción (sus
manos actúan como herramientas) y de inteligencia (puede dominar su mundo y convertir las cosas).
RETRIBUCIÓN. Para que el trabajo realizado sea debidamente retribuido no basta con otorgar una
compensación económica suficiente (prestación material-remuneración) sino que debe brindar cierta
satisfacción al trabajador; a esto se denomina “salario psicológico”; puede consistir tanto en la
autovaloración de lo producido como en el reconocimiento de un tercero o de aquel a quien va dirigido el
resultado del esfuerzo realizado. Sin embargo, en la práctica esto se observa en pocas oportunidades porque
el trabajo moderno produce una doble fractura con el hombre, tanto con la obra realizada —ya que no ve
ni disfruta el resultado de su labor— como respecto al fruto de su tarea, que tampoco le pertenece.
El trabajo en la Ley de Contrato de Trabajo (L.C.T.). El art. 4 dispone que “constituye trabajo, a los fines
de esta ley, toda actividad lícita que se preste en favor de quien tiene la facultad de dirigirla mediante una
remuneración. El contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del
hombre en sí. Sólo después ha de entenderse que media entre las partes una relación de intercambio y un
fin económico en cuanto se disciplina por esta ley”.
La relación de dependencia. El trabajador protegido por la L.C.T. y el derecho individual del trabajo es el
que presta su actividad personal a cambio de una remuneración, en relación de dependencia o subordinación
respecto a otro —empleador (persona física o empresa)— que requiere de sus servicios.
El trabajador dependiente es una persona física que se caracteriza por:
a) trabajar en una organización ajena, sometido a las directivas o instrucciones que se le imparten;
b) trabajar bajo el riesgo de otro, que recibe la tarea y la dirige: no asume riesgos económicos;
c) estar protegido por la Constitución nacional (art. 14 bis) y por la legislación de fondo (L.C.T., entre
otras): tiene una remuneración mínima asegurada (el salario mínimo, vital y móvil), su jornada legal es de
8 horas ó 48 semanales con un descanso mínimo de 12 horas entre jornadas, las vacaciones son pagas, está
protegido contra el despido arbitrario, etc.
La relación de dependencia entre empleador y trabajador no es un vínculo de superior a inferior en dignidad
—no hay una subordinación servil— sino que se trata de trabajo dirigido: el trabajador está bajo la
dependencia o dirección del empleador (cumple horarios, recibe órdenes, etc.). Es sólo una forma de
relación jurídica: el trabajador pone a disposición del empleador su fuerza de trabajo y se somete a sus
decisiones e instrucciones respecto del trabajo, y el empleador se compromete a pagarle la remuneración
pactada y a otorgarle condiciones de trabajo dignas, seguras e higiénicas para su condición humana. La
relación de dependencia se caracteriza por la subordinación que se manifiesta en un triple sentido:
1) técnico: somete su trabajo a los pareceres y objetivos señalados por el empleador;
2) económico: no recibe el producto de su trabajo y no comparte el riesgo de la empresa;
3) jurídico: es la principal característica para configurar la dependencia; consiste en la posibilidad jurídica
del empleador de dirigir en el empleo la conducta del trabajador hacia los objetivos de la empresa. El
trabajador está sometido a la autoridad del empleador: facultades de dirección, control y poder
disciplinario.-
CARACTERES:
NUEVO. Es un derecho nuevo, en formación: se trata de un derecho dinámico y en constante evolución
que surge de la realidad social. En la actualidad se discuten proyectos de reformas de distintos institutos de
esta rama del derecho, tanto en el aspecto individual como colectivo.
DE INTEGRACIÓN SOCIAL. Es un derecho de integración social: sus principios y normas —principio
protectorio, de irrenunciabilidad, normas de orden público, limitación de la autonomía de la voluntad—
obedecen al interés general.
PROTECTORIO. Tutelar del trabajador que es la parte más débil en la relación laboral; el derecho del
trabajo considera que no existe un pie de igualdad entre las partes, es decir, que no hay paridad en el cambio.
ESPECIAL. Es un derecho especial: se aplican las normas de derecho del trabajo sobre las del derecho
civil, que tienen carácter complementario o supletorio y pueden ser aplicadas en tanto no estén en pugna
con el principio protectorio.
DIVISIÓN:
DERECHO INDIVIDUAL DEL TRABAJO. Se ocupa de las relaciones de los sujetos individualmente
considerados: por un lado, el trabajador (persona física) y, por el otro, el empleador (persona física o
jurídica).
DERECHO COLECTIVO DEL TRABAJO. Derecho colectivo del trabajo: se ocupa de las relaciones de
los sujetos colectivos; por un lado, la asociación profesional de trabajadores (sindicato) y, por el otro, los
grupos o entidades representativas de los empleadores (cámaras empresariales), y también el Estado como
órgano de aplicación y control.
DERECHO INTERNACIONAL DEL TRABAJO. Está constituido por los tratados internacionales
celebrados entre distintos países —tratados multinacionales— y esencialmente por los convenios y
recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.).
DERECHO ADMINISTRATIVO Y PROCESAL DEL TRABAJO. Se ocupa del procedimiento
administrativo, esencialmente ante el Ministerio de Trabajo, en el que actúa como veedor, mediador o
árbitro en los conflictos individuales (Servicio de Conciliación Obligatoria) y colectivos (conciliación y
arbitraje). También se refiere al procedimiento en la órbita judicial ante los tribunales del trabajo, tanto
respecto a conflictos individuales como colectivos.
SUJETOS: TRABAJADOR – EMPLEADOR - ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE
TRABAJADORES – CAMARAS EMPRESARIALES – ESTADO (MINISTERIO DE TRABAJO
– JUSTICIA LABORAL)-
PRINCIPIO PROTECTORIO. Tiene como finalidad proteger la dignidad del trabajador en su condición de
persona humana.
PRINCIPIO DE EQUIDAD Y JUSTICIA SOCIAL. Consiste en dar a cada cual lo que le corresponde a fin
de lograr el bien común
PRINCIPIO DE GRATUIDAD. Es el principio que garantiza el acceso gratuito de los trabajadores a la
justicia para reclamar por sus derechos; se materializa en la eximición a los trabajadores del pago de la tasa
de justicia. Con esta protección se trata de evitar que los trabajadores resignen sus derechos por falta de
recursos económicos. Esta gratuidad se extiende también a los procedimientos administrativos.
PRINCIPIO DE PRIMACÍA DE LA REALIDAD. En caso de discordancia entre lo que ocurre en la
práctica y lo que surge de documentos suscritos por las partes o acuerdos celebrados entre ellos (lo que se
pactó o documentó), debe darse preferencia a los hechos.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD. Tanto el trabajador como el empleador deben ejercer sus derechos y
obligaciones de acuerdo a razonamientos lógicos de sentido común, sin incurrir en conductas abusivas del
derecho de cada uno.
PRINCIPIO DE IRRENUNCIABILIDAD. Se aplica en el caso que el titular de un derecho que nació de
una norma imperativa pretende por su propia voluntad, abandonar (renunciar) dicho derecho. Esta renuncia
es inválida.
PRINCIPIO DE LA CONTINUIDAD DE LA RELACIÓN. En caso de duda de continuación o duración
del contrato de trabajo, debe resolverse en favor de la existencia de un contrato por tiempo indeterminado.
El principio apunta al mantenimiento de la fuente de trabajo.
PRINCIPIO DE BUENA FE. Comprende el deber de actuar con fidelidad y adoptar conductas adecuadas
en el cumplimiento de sus obligaciones, aplicándose durante toda la relación laboral.
PRINCIPIO DE LA NO DISCRIMINACIÓN E IGUALDAD DE TRATO. Consagra el principio de
igualdad ante la ley y principio de “igual remuneración por igual tarea”.
FUENTES: REALES - FORMALES
COMUNES: CONSTITUCIÓN – TRATADOS – LEYES Y SUS REGLAMENTACIONES –
JURISPRUDENCIA – USOS Y COSTUMBRES.
PROPIAS: CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO – ESTATUTOS PROFESIONALES –
REGLAMENTOS DE LA EMPRESAS.
Fuentes del derecho del trabajo. Concepto. Se debe diferenciar la fuente material de la fuente formal. La
fuente material es un hecho o factor social que surge como consecuencia de una necesidad de la sociedad
o de un sector de ella; adquiere especial importancia en determinado momento y lugar y da origen a una
norma jurídica. Por tanto, se trata del antecedente de una norma y del factor gravitante que motiva su
sanción.
Justamente, la fuente formal es la norma que surge de ese hecho social que, a su vez, es la exteriorización
de una necesidad de la sociedad o de parte de ella. Esa norma jurídica —ley, decreto, resolución— que
constituye una fuente formal de origen estatal, debe reflejar lo más fidedignamente posible el hecho social.
Clasificación. Por su alcance, cabe distinguir las fuentes especiales y las generales.
a) Las fuentes especiales tienen un alcance reducido, ya que se dirigen a un conjunto determinado de
personas; por ejemplo, a una categoría de trabajadores amparados por un estatuto profesional o un convenio
colectivo de trabajo.
b) Las fuentes generales tienen un alcance amplio, ya que abarcan a la generalidad de los trabajadores, los
cuales, por ejemplo, están amparados por la L.C.T. o la ley de riesgos del trabajo.
Teniendo en cuenta su relación con el derecho del trabajo, se las puede clasificar en fuentes clásicas y
propias:
a) Las fuentes clásicas (o generales) son aquellas que se presentan en todas las ramas del derecho:
1) la Constitución nacional;
2) los tratados con naciones extranjeras;
3) las leyes y sus reglamentaciones;
4) la jurisprudencia;
5) los usos y costumbres.
b) Las fuentes propias (o específicas) son exclusivas del derecho del trabajo:
1) los convenios colectivos; Es el acuerdo celebrado entre una asociación sindical con personería
gremial y la representación de los empleadores —por ejemplo, las cámaras empresariales— que debe ser
homologado por el Ministerio de Trabajo. Tiene por objeto fijar condiciones de trabajo y empleo en
determinada categoría de trabajadores. Es obligatoria no sólo para los firmantes, sino también para los
trabajadores y empleadores comprendidos en su ámbito de aplicación. En cuanto a su naturaleza jurídica,
tomando en consideración su forma de celebración, tiene “cuerpo” de contrato —es un acuerdo de
voluntades— pero por su alcance y por requerir el control de legalidad de la autoridad de aplicación —
homologación— tiene “alma” de ley, aunque no en sentido formal.
2) los estatutos profesionales; Son leyes que se ocupan exclusivamente del personal de determinada
actividad, arte, oficio o profesión; regulan sus relaciones laborales y contienen mecanismos antifraude.
Pueden ser clasificados, por el ámbito, en: estatutos de actividad (construcción), de profesión (médicos), de
especialidad (viajantes), de arte u oficio (radiotelegrafistas, peluqueros), según la empresa (Pymes).
3) los laudos arbitrales voluntarios y obligatorios; Son formas tendientes a posibilitar la solución
de conflictos colectivos de trabajo; consisten en la participación de un tercero —árbitro—, a fin de que
dictamine sobre un desacuerdo entre las representaciones paritarias. Los laudos tienen el mismo efecto que
los convenios colectivos. La ley 16936 (modificada por la ley 20638) otorga al Ministerio de Trabajo la
facultad de someter conflictos colectivos de trabajo a la instancia de arbitraje obligatorio. En el laudo
arbitral voluntario, establecido en la ley 14786, las partes, voluntariamente, eligen a un tercero para que
solucione el conflicto. En el procedimiento de arbitraje obligatorio, establecido en la ley 16936, se dicta la
resolución que abre la instancia (que es irrecurrible) a fin de que cesen las medidas de acción directa. Actúa
un árbitro designado por el Ministerio de Trabajo que produce la prueba pertinente y dicta un laudo arbitral,
que tiene los mismos efectos del convenio colectivo de trabajo y un plazo de vigencia mínimo de un año
4) Los convenios de la O.I.T.; la O.I.T. tiene como fines esenciales promover internacionalmente la justicia
social, prestar asistencia técnica a los programas de desarrollo económico y social, reunir y difundir toda la
información relativa a los problemas del trabajo, establecer normas de validez internacional y controlar su
aplicación y eficacia en todos los países. Los convenios y las recomendaciones son normas de validez
internacional que son adoptadas en el seno de la O.I.T. Los convenios fijan directivas para facilitar la
uniformidad de la legislación laboral de los países miembros; mediante las recomendaciones busca
establecer mecanismos uniformes de validez internacional para llevar a la acción las medidas a adoptarse y
orientar a los Estados miembros en la preparación de la legislación laboral.
5) los reglamentos de empresas; También son llamados acuerdos internos de empresa o reglamentos
de taller; las empresas tienen la posibilidad de organizar el trabajo en un ordenamiento escrito. Por medio
del reglamento de empresa, el empresario puede organizar la prestación laboral y reglamentar cuestiones
referidas a las conductas del personal en el trabajo, que establezcan obligaciones y prohibiciones propias
de la actividad o de la forma habitual de efectuar las tareas. Sus disposiciones son exigibles y tienen validez
y, por ende, deben ser acatadas por los trabajadores, si sus cláusulas no se contraponen a las normas de la
L.C.T., ni a las disposiciones del convenio colectivo aplicables a la actividad o a la empresa ni a lo pactado
en el contrato individual de trabajo.
Art. 51 A todo obrero que concurra al trabajo y no pueda iniciar las tareas por razones
ajenas a su voluntad, excluidas las climáticas, se les abonará una indemnización,
equivalente al importe de 4 horas de labor, de jornal básico vigente de su categoría,
en concepto de indemnización de gastos de traslado, salvo que hubiese sido
preavisado el día anterior, en cuyo caso no le corresponderá ninguna indemnización.
Si no iniciara sus tareas por causas climáticas, solamente se le abonará una
indemnización equivalente al importe de dos horas y media de labor, de jornal básico
vigente de su categoría, en concepto de indemnización por gastos de traslado. Las
empresas deberán proveer a los obreros de un certificado o constancia donde acredite
su presentación en la obra; si así no lo hiciere, el empleador deberá abonarle al
obrero el jornal correspondiente a ese día. La empresa tendrá absoluta libertad en
cuanto a la decisión de iniciar y suspender los trabajos cuando existan causas
justificadas. Si los trabajos por cualquier causa fueran suspendidos una vez iniciados,
se abonará al obrero el tiempo efectivamente trabajado. En ningún caso, una vez
iniciados los trabajos, el pago correspondiente al suspenderlo podrá ser inferior a 4
horas de labor, de jornal básico vigente de su categoría. Las normas que anteceden
no serán de aplicación a los obreros que residan en las obras.
Legislación Argentina:
Ley 9.688 (Accidentes de Trabajo (1914 - derogada)
Ley 19.587 de Higiene y Seguridad. Decretos reglamentarios (Ej. 911/96 de la
construcción).
Ley 24.557 Ley de Riesgos del Trabajo (1996) y modificatorias y reglamentarias (Ley
26.733 y otras)
Ley 20.744 Contrato de Trabajo (art. 75)
Constitución Nacional – art. 14 bis (condiciones dignas y equitativas de labor)
Art.9: Sin perjuicio de lo que determinen especialmente los reglamentos, son también
obligaciones del empleador:
a) disponer el examen pre-ocupacional y revisión médica periódica del personal,
registrando sus resultados en el respectivo legajo de salud.
b) mantener en buen estado de conservación, utilización, funcionamiento,
instalaciones y útiles de trabajo.
c) promover la capacitación del personal en materia de higiene y seguridad en el
trabajo.
d) denunciar accidentes y enfermedades del trabajo.
Se aplica:
Trabajadores del sector privado
Funcionarios y empleados públicos
Personas obligadas a servicios públicos
Relaciones no laborales (ej. pasantías, becas)
Contingencias cubiertas:
Accidente de Trabajo: Acontecimiento súbito y violento ocurrido en motivo o en
ocasión del trabajo que causa una daño a la integridad sicofísica del trabajador.
Comprende el accidente intinere: en el trayecto al y del trabajo.
Enfermedad Profesional: Patología adquirida por un elemento o modalidad del trabajo
de evolución generalmente lenta que causa una daño a la integridad sicofísica del
trabajador.
Se excluyen de cobertura:
Enfermedades inculpables – Causada por dolo del trabajador – Fuerza Mayor extraña
al trabajo – Incapacidad preexistente a la relación laboral.
TIPOS DE INCAPACIDADES:
TEMPORARIA
PERMANENTE: PARCIAL (LEVE O GRAVE) – TOTAL.
MUERTE
GRAN INVALIDEZ
PRESTACIONES:
DINERARIAS
ESPECIE: ASISTENCIA MÉDICA Y FARMACÉUTICA, PROTESIS Y ORTOPEDIA,
REHABILITACIÓN, RECALIFICACIÓN PROFESIONAL, SERVICIO FUNERARIO.