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Caso 26 Responsabilidad afectiva

Clemencia es una mujer de 35 años y se encuentra casada hace 8 años con Mateo. Su matrimonio,
como toda relación ha tenido algunos conflictos, no obstante siempre han sido capaces de
superarlos, pues entre ellos existe un profundo amor. Clemencia se siente muy a gusto con su
matrimonio, es muy feliz, pues su marido le da estabilidad, seguridad, protección, y además es muy
atento con ella. Sin embargo, un día cualquiera, Clemencia en su trabajo conoce a un nuevo
funcionario llamado Pablo. Este último es muy divertido, extrovertido, arriesgado, aventurero y con
un encanto muy especial. Ante todas estas características, Clemencia se siente muy atraída hacia
Pablo, y si bien es cierto que Clemencia ama mucho a su marido y no lo dejaría por nada del mundo,
la atracción que siente por Pablo es muy fuerte. Es así como con el pasar de los días, su nuevo
compañero se percata de los sentimientos de Clemencia hacia él y le propone entablar una relación
secreta. Frente a esta situación Clemencia queda perpleja y muy confundida, pues por un lado
estaba la estabilidad de su hogar y el amor a su marido, pero por otro existía la posibilidad de una
aventura que se supone quedaría en secreto y que muy probablemente sería pasajera y sin mucho
futuro. En caso de que decidiera entablar esta relación, esta sólo sería una aventura, pero que
igualmente le haría sentir cargo de conciencia.

Caso 44 El auto robado

Patricio es un joven de Valdivia que vino a vivir a Santiago por cuestiones de estudio y búsqueda de
nuevas oportunidades, sin embargo el cambio no ha sido de su agrado y no ve la hora de volver al
sur. Su primo Antonio, de visita por estos días en Santiago le ha pedido que lo aloje por unos días,
sin embargo, por lo extraño del viaje Patricio le preguntó a qué se debía el viaje y la necesidad de
estar en Santiago sin que nadie supiera de él. La verdad era que tenía necesidad de esconderse
porque había comprado un auto, que sin saber era robado, lo que le ha traído serias complicaciones
con la justicia. Patricio accede a alojarlo con la condición de que lo más pronto posible inicie los
trámites requeridos para aclarar la situación, primero porque no quiere ser cómplice de nada y
segundo porque no le conviene estar escondido el resto de la vida. Sin embargo al día siguiente y
muy temprano la policía de investigaciones llegó a la Casa de Patricio a preguntar por su primo
Antonio. Por la promesa de ayudarlo tuvo que mentir a la policía; sin embargo, quedo en el ambiente
la sensación de haber actuado mal. Una vez que la policía dejó la casa, Patricio le dio 48 horas para
que aclarara la situación con los implicados y sin querer saber la intimidad de la negociación, lo único
que le interesaba a Patricio era la claridad del asunto por el bien de su Primo y por su propio bien.
Si Patricio dice la verdad, su primo se irá preso.
Caso 1 En Igualdad de Condiciones

Harold y Juan Pablo eran los dos mejores atletas que la liga de atletismo tenía para la prueba de los
1500 metros. Su rivalidad era deportiva y la exigencia de cada uno de ellos por ser el mejor era
aprovechada por su entrenador y por la liga, en la medida que ellos estaban dispuestos a entrenar
más tiempo y con mayor entrega. Cada entrenamiento era de máxima exigencia y las condiciones
de cada uno de ellos mejoraba ostensiblemente, al punto que el futuro que proyectaban era el de
estar en unas Olimpiadas, y este no sólo era el sueño de los atletas sino también de su entrenador.
Más allá del exigente entrenamiento, Harold, Juan Pablo y el entrenador eran buenos amigos, los
fines de semana compartían asados, idas al fútbol, tardes de cine en sus casas y en la temporada
de poca competencia, como los meses de diciembre y enero, salían de carrete “moderado” y cada
uno de ellos con su polola. Sin embargo, la situación de vecindad de Juan Pablo con su entrenador,
hacia que entre ellos hubiera mucho más comunicación y confianza, al grado de que Juan Pablo
conocía exactamente de la planificación de los entrenamientos, pues camino al estadio el
entrenador le contaba lo que harían. En cualquier caso, esto no otorgaba ventaja alguna en la pista,
pues entrenaban en las mismas condiciones, y además Juan Pablo en el calentamiento siempre le
contaba a Harold lo que harían en la sesión de entrenamiento.

Claramente la comunicación del entrenador con Juan Pablo era mucho mejor que con Harold. En
este contexto el entrenador recibió un comunicado de la Federación de Atletismo, a través de la
liga, donde decía que por falta de presupuesto, sólo podría presentarse con un grupo reducido de
atletas al Panamericano, preclasificatorio a los Juegos Olímpicos. En detalle, le sugerían llevar un
atleta para cada prueba: uno para 100 mts., otro para 200 mts., otro para la prueba de los 400 mts.
y así en todas las modalidades, incluida la de 1500 mts., donde los dos mejores atletas eran además
sus dos mejores amigos.

La mayor comunicación del entrenador con Juan Pablo lo llevó a comentarle primero a él lo que la
Federación había determinado para el Panamericano, con la intención de pedirle, además, que le
ayudara a tomar una decisión o a encontrar la forma de favorecerlo para que fuera él quien se
presentara a las competencias y no Harold. Juan Pablo le dice a su entrenador que la decisión es
muy fácil, ya que se trataba de llevar a los atletas a la pista y en una sesión especial, hacer una
eliminatoria para que el mejor de ellos fuera al campeonato de modo que las condiciones de cada
uno y el desempeño en la pista determinara quién estaba para el campeonato. Días después, el
entrenador programó las eliminatorias y, a tres semanas de ellas, le sugirió a Juan Pablo, pidiéndole
mucha prudencia, consumir unos estimulantes para aumentar su rendimiento y así, en la pista,
ganarse el derecho de ir al torneo que lo clasificaría a los próximos Juegos Olímpicos. Claramente el
entrenador quería tener a Juan Pablo en el Panamericano y no a Harold, quien se tendría que
conformar con competencias locales y de menor exigencia, poca recompensa para todo su esfuerzo.
Caso 49 Un triunfo personal a costa de fragmentar los lazos familiares

Juan ha trabajado como obrero en la empresa SMM durante treinta años. Actualmente tiene un hijo
que se encuentra recibiendo su título de Ingeniero Comercial. Este hijo para Juan es su gran orgullo,
debido a que le fue muy difícil pagarle la Universidad, producto de que su sueldo es justo para
costear las necesidades básicas de la familia, lo que ha significado un gran sacrificio para todos.

Juan ha hecho todo lo posible para encontrarle trabajo a su hijo, por lo tanto ha decidido hablar en
la empresa donde trabaja y presentar su currículum, conteniendo en éste las mejores calificaciones
de egreso de su generación. Después de dos meses, el hijo de Juan es llamado por la empresa y le
dan la noticia que ha quedado seleccionado. Al cabo de unos años de excelente carrera, y ya como
uno de los gerentes de la empresa, el hijo de Juan es informado que debe elaborar un proyecto para
abaratar costos en la empresa; si no será despedido por su ineficiencia, debiendo contratar a otro
gerente. No descansa en dos meses y se da cuenta que la única forma de reducir costos es
despidiendo a los 500 trabajadores más antiguos de la empresa. Lamentablemente sabe que entre
esos trabajadores se encuentra su padre, que acaba de cumplir 31 años de trabajo con excelentes
distinciones, además su edad actual alcanza los 56 años, por lo tanto sabe que siendo despedido de
la empresa, a la cual ha dedicado su vida, le costará mucho ser contratado por otra, debido a su
edad. Por otra parte Juan nunca tuvo un gran sueldo por lo que su indemnización no le alcanzaría
para sustentarse económicamente por muchos años. El gran dilema es si debe presentar ese
proyecto en el que arriesga que despidan a su padre o deberá ser consecuente con sus sentimientos
hacia su padre y no presentar el proyecto

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