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El existencialismo1 es una corriente filosófica que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó

aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XX. Los filósofos existencialistas se
centraron en el análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las
emociones, así como el significado de la vida.

No se trata de una escuela filosófica homogénea ni sistematizada, y sus seguidores se


caracterizan principalmente por sus reacciones contra la filosofía tradicional. Actualmente se
consideran tres tipos de "escuelas" existencialistas: el existencialismo cristiano, el
existencialismo agnóstico y el existencialismo ateo.

Índice

1Concepto

2Historia

2.1Desarrollo en el siglo XX

2.2Tres escuelas de existencialismo

3Pensadores (nómina acorde al orden alfabético)

3.1Dostoyevski

3.2Kierkegaard

3.3Heidegger

3.4Marcel

3.5Ortega y Gasset

3.6Sartre

3.7Shestov

3.8Simone de Beauvoir

4Pensadores próximos

5El existencialismo y el arte

6Véase también

7Referencias

8Bibliografía

9Enlaces externos

Concepto[editar]

Nunca existió un acuerdo general sobre la definición de existencialismo. El término a menudo


es visto como una conveniencia histórica que fue inventada para describir a muchos filósofos,
en retrospectiva, mucho después de haber muerto. De hecho, aunque generalmente se
considera que el existencialismo se originó con la obra de Kierkegaard, fue Jean-Paul Sartre el
primer filósofo prominente en adoptar el término para describir su propia filosofía. Sartre
propone la idea de que «Todos los existencialistas tienen en común la doctrina fundamental de
que la existencia precede a la esencia»2 lo que significa que la consideración más importante
para la persona es el hecho de ser un ser consciente que actúa de forma independiente y
responsable: «la existencia», en lugar de ser etiquetado con roles, estereotipos, definiciones u
otras categorías preconcebidas que se ajustan al individuo: «la esencia». La vida real de la
persona es (lo que constituye) lo que podría llamarse su «verdadera esencia» en lugar de estar
allí atribuido a una esencia arbitraria que otros utilicen para definirla.

Según el filósofo Steven Crowell, definir el existencialismo ha sido relativamente difícil, y


argumenta que se comprende mejor como un enfoque general que se utiliza para rechazar
ciertas filosofías sistemáticas, y no como una filosofía sistemática en sí.

Uno de sus postulados fundamentales es que en el ser humano "la existencia precede a
la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana que determine a los
individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de
sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus
actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual,
apartada de cualquier sistema de creencias externo a él.

En líneas generales el existencialismo busca una ética que supere a los moralismos y prejuicios;
esto, al observador neófito puede resultarle contradictorio, ya que la ética buscada por el
existencialismo es una ética universal y válida para todos los seres humanos, que muchas
veces no coincide con los postulados de las diversas morales particulares de cada una de las
culturas preexistentes.

Historia[editar]

Algunos consideran que el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la humanidad


(por ejemplo en la sumeria Epopeya de Gilgamesh se encuentran planteamientos llenos de
angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad, que luego reiterará siempre el
existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser humano y de todo el conjunto
de la humanidad.

El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo XIX en el pensamiento de Søren


Kierkegaard y Friedrich Nietzsche. También, aunque menos directamente, en el pesimismo
de Arthur Schopenhauer, así como en las novelas de Fiódor Dostoyevski. En el siglo XX, entre
los filósofos más representativos del existencialismo se encuentran Lev Shestov, Martin
Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno,3 Simone de Beauvoir, Gabriel
Marcel y Albert Camus.4

Sin embargo, el existencialismo adquiere su nombre en el siglo XX y, particularmente, tras las


terriblemente traumáticas experiencias que vivió la humanidad durante la Primera Guerra
Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Durante estos dos conflictos (que podrían ser
calificados por una parte como casos extremos de la estupidez que puede tener la humanidad
y por la otra -concordando con Hannah Arendt- como las formas en las que la violencia
humana llega a su apogeo con la banalización del mal) surgieron los pensadores que luego se
preguntaron ¿qué sentido tiene la vida?, ¿para o por qué existe el ser? y ¿existe
la libertad total?

Desarrollo en el siglo XX[editar]


El existencialismo nace como una reacción frente a las tradiciones filosóficas imperantes, tales
como el racionalismo o el empirismo, que buscan descubrir un orden legítimo dentro de la
estructura del mundo observable, en donde se pueda obtener el significado universal de las
cosas. Entre los años 1940 y 1950, existencialistas franceses como Jean-Paul Sartre, Albert
Camus y Simone de Beauvoir dieron a conocer escritos académicos o de ficción que
popularizaron temas existenciales del tipo de la libertad, la nada, el absurdo, entre
otros. Walter Kaufmann describió el existencialismo como "el rechazo a pertenecer a cualquier
escuela de pensamiento, el repudiar la adecuación a cualquier cuerpo de creencias, y
especialmente las sistemáticas, y una marcada insatisfacción hacia la filosofía tradicional, la
cual tacha de superficial, académica y alejada de la vida".

Al existencialismo se le ha atribuido un carácter vivencial, ligado a los dilemas, estragos,


contradicciones y estupidez humana. Esta corriente filosófica discute y propone soluciones a
los problemas más propiamente inherentes a la condición humana, como el absurdo de vivir,
la significancia e insignificancia del ser, el dilema en las guerras, el eterno tema del tiempo, la
libertad, ya sea física o metafísica, la relación dios-hombre, el ateísmo, la naturaleza del
hombre, la vida y la muerte. El existencialismo busca revelar lo que rodea a la humanidad,
haciendo una descripción minuciosa del medio material y abstracto en el que se desenvuelve
el individuo (existente), para que éste obtenga una comprensión propia y pueda dar sentido o
encontrar una justificación para su existencia. Esta filosofía, a pesar de los ataques
provenientes con mayor intensidad de la religiosidad cristiana del siglo XX, busca una
justificación para la existencia humana.

El existencialismo, de acuerdo a Jean-Paul Sartre, dice que en la naturaleza humana


la existencia precede a la esencia (lo que para algunos es un ataque a dogmas religiosos),
pensamiento iniciado por Aristóteles, concretado por Hegel (Fenomenología del Espíritu: «Si es
cierto que el embrión es en sí un ser humano, no lo es, sin embargo, para sí; para sí el ser
humano sólo lo es en cuanto a razón cultivada que se ha hecho a sí misma lo que es en sí». En
esto y solamente en esto reside su ('realidad'), y proseguido en Sartre, quien indica que los
seres humanos primero existimos y luego adquirimos esencia; es decir, sólo existimos y,
mientras vivimos, vamos aprendiendo de los demás humanos que han inventado cosas
abstractas; desde Dios hasta la existencia de una esencia humana previa, el humano, entiende
Sartre, se libera en cuanto se realiza libremente y esa es su esencia, su esencia parte desde
sí para-sí.

Tres escuelas de existencialismo[editar]

En términos de la existencia e importancia de Dios, hay tres escuelas de pensamiento


existencialista: el existencialismo ateo (representado por Sartre), el existencialismo cristiano
(Kierkegaard, Dostoievski, Unamuno o Gabriel Marcel) y el agnóstico (Camus, Heidegger). Esta
última propone que la existencia o la inexistencia de Dios es una cuestión irrelevante para la
existencia humana: Dios puede o no existir. El problema, tan sólo por tener una idea firme, no
soluciona los problemas metafísicos del hombre.

Heidegger se distancia expresamente de Sartre en su Carta sobre el humanismo. Buytendijk,


psicólogo cercano a Heidegger, admite ser existencialista. Merleau-Ponty es un gran
representante de la corriente, aunque manteniendo más nexos con
la fenomenología de Husserl. Martin Buber, por su parte, representa a una corriente de
existencialismo judío muy influida por el hasidismo. Mientras que Gabriel Marcel y Jacques
Maritain son encuadrables en un "existencialismo cristiano" no tanto de línea kierkegaardiana
sino más bien jasperiana/mounierista (filosofía de la existencia y personalismo).

Pensadores (nómina acorde al orden alfabético)[editar]

Dostoyevski[editar]

Artículo principal: Fiódor Dostoyevski

Uno de los antecedentes importantes del existencialismo es el novelista ruso Fiódor


Dostoyevski. En muchas de sus llamadas “novelas de ideas”, Dostoyevski nos presenta
imágenes de gente en situaciones extremas, en un mundo carente de valores y en el que esta
gente tiene que decidir cómo actuar sin más guía que su propia conciencia. Tal vez una de sus
obras más emblemáticas en este sentido sean las Memorias del subsuelo. Ahí, Dostoyevski es
escéptico acerca del poder de la razón para guiarnos en la vida, su posición es de rebelión en
contra del racionalismo.

En novelas como Crimen y castigo, Los endemoniados, Los hermanos Karamázov y El


idiota confluyen algunos temas recurrentes en las obras de Dostoievski que incluyen el
suicidio, la destrucción de los valores familiares, el renacimiento espiritual a través del
sufrimiento (siendo uno de los puntos capitales), el rechazo a Occidente y la afirmación de
la ortodoxia rusa y el zarismo.5

Kierkegaard[editar]

Artículo principal: Søren Kierkegaard

El filósofo danés Søren Kierkegaard cuya influencia fue primordial para el desarrollo del
existencialismo

El antecedente más importante del existencialismo fue el filósofo danés Søren


Kierkegaard (1813-1855). Kierkegaard es considerado por muchos como el primer filósofo
existencialista en la historia de la filosofía. De hecho, él inventó el término “existencialista”
(aunque parece no haberlo usado para referirse a sí mismo). Hay tres rasgos que hacen que lo
podamos considerar como un filósofo existencialista: 1) su individualismo moral; 2)
su subjetivismo moral; 3) su idea de angustia.

En contra de la tradición filosófica, que sostiene que el bien ético más alto es el mismo para
todos, Kierkegaard afirmaba que el bien más alto para el individuo es encontrar su propia
vocación. Él decía: “Debo encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que
pueda vivir o morir”. La idea que está detrás es que uno debe escoger su propio camino sin la
ayuda de normas o criterios universales u objetivos. Se ha llamado a esta posición
individualismo moral. En contra de la posición tradicional de que el juicio moral involucra (o
debe involucrar) una norma objetiva de corrección o incorrección, Kierkegaard sostiene que no
se puede encontrar una base objetiva o racional en las decisiones morales. La única base de
una filosofía con significado es el “individuo existente” (“situado”, podríamos añadir); la
filosofía no tiene que ver con una contemplación imparcial (objetiva) del mundo ni de descifrar
la “verdad”. Para él, verdad y experiencia están ligadas y hay que abandonar la idea de que la
filosofía es una especie de ciencia exacta y pura.

Posteriormente, los existencialistas seguirían a Kierkegaard al enfatizar la importancia de la


acción individual al decidir sobre asuntos de moralidad y de verdad. La experiencia personal y
actuar de acuerdo con convicciones propias es esencial para llegar a la verdad. El
entendimiento que de una situación tiene el agente involucrado es superior al de un
observador desinteresado. Los existencialistas pondrán énfasis en la perspectiva subjetiva (lo
que permite que podamos llamarlos, en cierto sentido, subjetivistas). Esto hace que sean
filósofos asistemáticos. Se oponen a la existencia de principios racionales, objetivos y
universalmente válidos (como los que proponía Kant). En cierto sentido, los existencialistas, a
partir de Kierkegaard, son “irracionalistas”: no porque nieguen el papel del
pensamiento racional, sino porque creen que las cosas más importantes de la vida no son
accesibles a la razón o a la ciencia.

Heidegger[editar]

Artículo principal: Martin Heidegger

El alemán Heidegger rechazó que su pensamiento fuera catalogado como existencialista. El


equívoco provendría, según los estudiosos, de la lectura e interpretación del primer gran
tratado del filósofo, Ser y tiempo. En verdad, allí se plantea que el objetivo de la obra es la
búsqueda del «sentido del ser» —olvidado por la filosofía desde sus inicios—, ya desde los
primeros párrafos, lo cual con propiedad no permitiría entender el trabajo —como expresa el
autor— como «existencialista»; pero Heidegger, tras esa especie de anuncio programático
entiende que es previa a la buscada ontología o dilucidación del ser, una "ontología
fundamental" y al consagrarse a ella con método fenomenológico, se dedica a un análisis
descriptivo pormenorizado y excluyente de la existencia humana o Dasein, con una hondura y
una originalidad, inéditas en la historia del pensamiento occidental, siguiendo el método
fenomenológico de quien fuera su maestro Edmund Husserl. Con posterioridad, el resto de su
obra, que seguirá al primer tratado mencionado, publicado en 1927, se ocupará de otros
asuntos en los que ya no se transparenta la temática "existencial". Esta aparente ruptura con
el hilo conductor de su primer pensamiento será un hiato en su discurso que el filósofo no
aceptará nunca como tal... Pero muchos críticos la denominarán: el segundo Heidegger y da
como toda respuesta filosófica final (literalmente) "el silencio".

La característica principal del existencialismo es la atención que presta a la existencia concreta,


individual y única del hombre, por lo tanto, en el rechazo de la mera especulación abstracta y
universal. El tema central de su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en
términos de estar fuera ( a saber, en el mundo), de vivencia, y en especial de pathos o en todo
caso el temple de ánimo. En expresión de Heidegger: «el-ser-en-el-mundo».

Heidegger, en efecto, se caracteriza, según algunos, por su firme pesimismo:6 considera al ser
humano como yecto (arrojado) en el mundo; el Dasein se encuentra arrojado a una existencia
que le ha sido impuesta, abandonado a la angustia que le revela su mundanidad, el hecho de
que puede ser en el mundo y que por consiguiente, ha de morir. Sartre, siguiendo a Heidegger,
también dista de caracterizarse por un estilo y discurso optimistas; plantea, al igual que
Heidegger, un ser humano no tan sólo como yecto, sino como pro-yecto: un proyecto en
situación. No obstante, estas posturas no tienen que comprenderse necesariamente como
pesimistas. Para Sartre la angustia de un alma consciente por encontrarse condenada a ser
libre, significa tener en cada instante de la vida, la absoluta responsabilidad de renovarse, y de
este punto parte Gabriel Marcel para sustentar una perspectiva optimista, que le lleva a
superar cualquier oposición entre el hombre y Dios, en contradicción con la
concepción atea de Sartre.

Marcel[editar]

Artículo principal: Gabriel Marcel

Gabriel Marcel en su primer libro, Journal Metaphysique (Diario metafísico), abogaba por una
filosofía de lo concreto que reconociera que la encarnación del sujeto en un cuerpo y la
situación histórica del individuo condicionan en esencia «lo que se es en realidad». Marcel es,
como Maritain, uno de los "existencialistas cristianos franceses".

Gabriel Marcel distinguió la que llamó "reflexión primaria", que tiene que ver con los objetos y
las abstracciones. Esta reflexión alcanza su forma más elevada en la ciencia y la tecnología.
Para Marcel la "reflexión secundaria" -usada por él como método- se ocupa de aquellos
aspectos de la existencia humana, como el cuerpo y la situación de cada persona, en los que se
participa de forma tan completa que el individuo no puede abstraerse de los mismos.
Asimismo, la reflexión secundaria contempla los misterios y proporciona una especie de
verdad (filosófica, moral y religiosa) que no puede ser verificada mediante procedimientos
científicos, pero que es confirmada mientras ilumina la vida de cada uno. Marcel, a diferencia
de otros existencialistas, hizo hincapié en la participación en una comunidad en vez de
denunciar el ontológico aislamiento humano. No sólo expresó estas ideas en sus libros, sino
también en sus obras de teatro, que presentaban situaciones complejas donde las personas se
veían atrapadas y conducidas hacia la soledad y la desesperación, o bien establecían una
relación satisfactoria con las demás personas y con Dios.

En cuanto a la familia, Marcel tras reflexionar en su experiencia de temprana muerte de su


madre, afirmaba que la institución familiar era una especie de símbolo de
una realidad personal "mucho más rica y profunda donde el amor recíproco y la mutua
donación son la base o fundamento" (es evidente que la teoría del mutuo don en el
pensamiento de Gabriel Marcel fue inspirada por la teoría antropológica del mismo nombre
propuesta por Marcel Mauss). En ese mundo, el niño ve un refugio de recuerdos felices donde
vuelve cada vez que hace falta. En el caso de los que morían, hacía notar al mismo tiempo su
lejanía (ya no están) y su cercanía (la nostalgia).

Como se ha mencionado, los textos suyos reflejan tanto sus estudios de filósofos y corrientes
de pensamiento, —escrito eso sí a modo de diario— como sus experiencias personales. Así la
segunda parte del "Diario de metafísica" trata de su experiencia de la guerra y evoca su idea de
la trascendencia de la existencia encarnada por medio de un análisis fenomenológico propio.

Esta metodología fue desarrollada ulteriormente cuando oponía la «fenomenología del tener»
a la «fenomenología del ser» que lo pone en las puertas de la metafísica.

Siendo Marcel defensor de los golpistas sublevados (franquistas) contra la República durante
la Guerra Civil Española, fue que el anarquista Albert Camus polemizó con él en varias cartas
públicas donde denunció las contradicciones éticas de su reflexión filosófica humanista.
Aunque adscrito al existencialismo, Gabriel Marcel es considerado uno de los pensadores
menos existencialistas.

Ortega y Gasset[editar]

Artículo principal: José Ortega y Gasset

José Ortega y Gasset, influido, como su condiscípulo Heidegger, por el que fuera maestro de
ambos: Husserl, resumió su filosofía en la tesis Yo soy yo y mi circunstancia; consideró que la
vida es la realidad radical, la relación entre el yo y las circunstancias, el ámbito en el que se
hace presente todo, es el experimentar la realidad, un conjunto de vivencias (en
alemán Erlebnisse), en las que cada uno se relaciona con el mundo; la intuición es la vivencia
en la que está presente la evidencia y es sobre las evidencias que descansa nuestro
conocimiento. "La vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o el
pasado se descubren después, en relación con ese futuro. La vida es futurización, es lo que aún
no es”. Ortega y Gasset es junto a Miguel de Unamuno el máximo exponente del
existencialismo en idioma español del siglo XX. Las teorías de Ortega y Gasset en cierto
momento se hacen paralelas al existencialismo propiamente dicho, por ejemplo cuando
considera una pantonomía del Universo.

Sartre[editar]

Artículo principal: Jean-Paul Sartre

Los detractores de Sartre le calificaron de «un filósofo decimonónico» a lo cual Sartre


respondió (fines de los años 1970) «es cierto, porque lo de ahora no es verdadera filosofía»,
por otra parte Sartre definió concretamente a su existencialismo como
un humanismo refutando a quienes le tacharon de nihilista.

Es prácticamente imposible resumir en pocas líneas al existencialismo sartreano porque está


relacionado con otros ismos de su época y de todos los tiempos.

Durante la vida de Sartre, éste fue especialmente atacado por quienes lo denostaban7
de ateo y materialista queriendo presentar a Sartre como un "amoral", sin embargo de todos
los pensadores existencialistas es quizás el más moralista o, mejor dicho, el más eticista.

En el primer Sartre, como en el primer Heidegger, el ser humano es un ser para la nada, y por
esto con una existencia absurda que debe vivir el momento, pero muy pronto hace
una inversión copernicana en relación a los criterios que hasta entonces utilizaba la filosofía:
en las cosas la esencia ni siquiera precede a la existencia, la "esencia de un objeto es su misma
existencia" en cambio en el ser humano la existencia precede a la esencia, será el yo de cada
humano con sus transcendencias8 el que le dará sentido a la existencia humana, por otra parte
rechaza en El ser y la nada el nihilismo de Heidegger: la nada es algo "irrealizante": es la
destrucción de lo ya dado para crear nuevas realidades, ante esto cada ser humano tiene un
compromiso existencial con el prójimo y, aunque parezca contradictorio e incluso aporético, el
compromiso existencial debe lograr la libertad de todos y cada uno de los seres humanos, de
otro modo la existencia humana carece de sentido; en uno de sus apotegmas dice con
aparente paradoja que "nunca se es más libre que cuando se está privado de la libertad"
porque -si se tiene consciencia (si no se está alienado), de la situación- es cuando se tiene
consciencia de la -siempre con aparente paradoja- necesidad (o ἀνάγκη) de la libertad, los
seres humanos entiende Sartre son un ser en situación todavía en una Sociedad condicionada
y arte sin embargo su destino es "de dioses" (es decir de ser libres; la frase de Sartre no debe
ser tomada literalmente como un postulado metafísico), otro de los célebres apotegmas de
Sartre es: "[los seres humanos] estamos condenados a la libertad"; los vaivenes del sartrismo
resultan interesantes al encontrarse en ellos implícitas antinomias: la esencia del humano es la
libertad pero (esto se observa en la Polémica Merleau-Ponty-Sartre) "el infierno es la mirada
del otro" porque cuando el otro mira a cada otro que no es él (para decirlo más sencillamente:
cuando una persona observa o considera a otra) lo objetiviza, lo objeta y lo tiende a hacer
objeto.

En sus últimos años (y en esto puede hablarse de un segundo Sartre) tras que intentara
un psicoanálisis existencial que negaba a lo inconsciente freudiano por ser de "cuño
irracionalista alemán" y en lugar de lo inconsciente trataba de imponer la noción de mala
fe ante la cual cada humano debía asumir su compromiso existencial, el mismo Sartre se dio
cuenta, y lo reconoció en Sartre por él mismo y en el El existencialismo es un humanismo que
se había equivocado al rechazar de plano a lo inconsciente (que Nietzsche llamaba Das Es [Lo
ello] y Freud como Schopenhauer Das Unbewußt), esta recapacitación le hizo decir a Sartre:
«Como diría Lacan el humano es có$mico»9 (notar que acá Sartre usa el símbolo lacaniano
para el sujeto escindido o sujeto clivado no sólo con el uso lacaniano sino probablemente
también con una ironía al sugerir que el ser humano está dominado por el dinero) de este
modo sin negar el compromiso existencial en pos de la libertad humana es que Sartre admitía
como epílogo de su obra que no todo depende de la voluntad consciente de cada sujeto,
aunque mantuvo que el esfuerzo humano en pos de la libertad es de todos modos posible.

Durante décadas (desde fines de los 1940 hasta inicios de los 1980) para la opinión pública el
existencialismo era presentado casi exclusivamente como sartrismo.

Shestov[editar]

Artículo principal: Lev Shestov

Lev Isaákovich Shestov, (Лев Исаа́кович Шесто́ в ) -en español se lo conoce como León
Chestov (Kiev 1866-París 1938), fue un filósofo existencialista ruso.

Nacido Lev Isaakovich Schwarzmann y de familia judía, Shestov es considerado el máximo


exponente del existencialismo en Rusia, estudió en Moscú y luego vivió en San Petersburgo,
hasta la Revolución rusa, después de la cual se exiliaría en Francia hasta su muerte.

Su filosofía ha sido inspirada en Friedrich Nietzsche en lo que se refiere al anarquismo, pero


también tuvo la influencia del significado religioso de Søren Kierkegaard y Pascal. Estas
influencias lo condujeron a investigar la historia filosófica occidental en los planteamientos
críticos de los enfrentamientos entre Fe y Razón (relación Jerusalén-Atenas) con los máximos
exponentes de la filosofía y de la literatura, para así concluir que la primera tiene primacía
sobre la segunda en cuanto a la solución de los problemas trascendentales del hombre.

Dicho planteamiento consiste en una crítica al racionalismo tanto secular como religioso, del
cual argumenta que la razón y el saber están orgullosos y una consecuencia del pecado original
en la antigüedad que en vez de liberar, oprime; de modo que el existencialismo de Chestov es
más bien espiritual que antropocéntrico y subjetivo.

Shestov estuvo en el centro del debate filosófico desde su llegada a Francia hacia 1920 y
mantuvo conversaciones con algunos de los más importantes filósofos europeos de la época
como Edmund Husserl, Martin Buber (con quién discute a raíz de una conversación sobre
Hitler), Karl Jaspers (con quien mantiene una polémica en torno a Nietzsche) o Martin
Heidegger, filósofo que conoce en 1928 en casa de Husserl y que fue invitado a la Sorbona a
dar una conferencia por mediación de Shestov, como podemos leer en la correspondencia que
ambos mantuvieron. Shestov intentó dar a conocer a Heidegger en Francia, como había hecho
con el maestro Husserl antes. Fue Shestov quien escribe sobre él por primera vez para el
público francés y quien lo invita a dar unas conferencias en Francia. Shestov conoció
a Heidegger a través de Edmund Husserl quien le recomendó que lo leyera (Shestov aun no lo
había leído, al igual que a Kierkegaard). Según Husserl, Shestov debía leer a Kierkegaard y
a Heidegger, porque para él uno no era más que el continuador de la filosofía del otro. Todos
estos testimonios han llegado a nosotros sobre todo, a raíz del único discípulo que tuvo
Shestov, Benjamin Fondane y su libro Rencontres avec Léon Chestov. Además la relación de
Shestov con Husserl y Heidegger es importante porque fue a raíz de una conversación entre los
dos primeros, le sobrevinieron las ideas a Heidegger para escribir su famoso texto ¿Qué es la
metafísica?, fuertemente inspirado por las ideas que escuchó en aquella conversación. Puede
leerse con más detalle lo sucedido en sus reuniones en la biografía de Lev Shestov que se
publicó en los años 90 en Francia por parte de su hija.

Savater señala que para Shestov el ser humano habita en este mundo como un prisionero de la
necesidad y lo irremediable, sometido a la injusticia, al aplastamiento de los más débiles y
finalmente a la fatalidad de la muerte... y que aspira a una libertad que, aún desconocida, se
encuentra en la divinidad, en la posibilidad de una espiritualidad donde todo es posible. Para
Shestov su rival intelectual, su 'bestia negra' es Spinoza y sus
aliados Plotino, Lutero, Pascal y Dostoievski10

La forma de filosofar de Shestov tendría repercusión e influencias en algunos pensadores del


siglo XX como por ejemplo Albert Camus o Emil Cioran quien reconoció que Shestov le había
dejado una honda huella. Como relata Sanda Stolojan en el prefacio de la edición antológica
de De lágrimas y de santos de Emil Cioran: En sus conversaciones con Chestov, Benjamin
Fondane cita unas palabras de Chestov, según las cuales la mejor manera de filosofar consiste
en 'seguir a solas el propio camino', sin utilizar como guía a otro filósofo, o, mejor aún, en
hablar de sí mismo. Fondane añade: 'el tipo del nuevo filósofo es el pensador privado, Job
sentado sobre un estercolero'. Cioran pertenece a esa raza de pensadores.11

Lev Shestov influyó en algunos pensadores del siglo xx que así lo han reconocido
como Sartre, Camus, Heidegger, Levinas, Bataille, Blanchot, Deleuze, Cioran, Ionesco, Jankélévi
tch entre otros.

Simone de Beauvoir[editar]

Artículo principal: Simone de Beauvoir

Fue una escritora, profesora y filósofa francesa defensora de los derechos humanos
y feminista.12 Escribió novelas, ensayos, biografías y monográficos sobre temas políticos,
sociales y filosóficos. Su pensamiento se enmarca en la corriente filosófica
del existencialismo13 y su obra El segundo sexo, se considera fundamental en la historia
del feminismo.14 Fue pareja del también filósofo Jean Paul Sartre.15

Pensadores próximos[editar]
Otros destacados pensadores adscribibles al existencialismo, en mayor o menor grado,
serían: Edith Stein, Nicola Abbagnano, Nikolai Berdyaev, Albert Camus, Peter Wessel
Zapffe, Karl Jaspers, Max Scheler, Simone Weil, Paulo Freire y Emmanuel Mounier.

Hans Jonas afirma que la esencia del existencialismo es un dualismo encubierto; una
separación profunda entre mundo y naturaleza, separación que genera en el hombre un
desgarro cosmológico y existencial.16

El barcelonés Alfredo Rubio de Castarlenas propuso en 1980 el realismo existencial (22


Historias clínicas de realismo existencial, Ed. Edimurtra 1980), que propone la sorpresa de
verse existiendo, pudiendo no haber existido, si cualquier cosa anterior a nosotros de las que
incidieron en nuestro origen, hubiera sido distinta. Su visión abreva del existencialismo pero
no se ancla en la angustia, sino en la "alegre desangustia de haber podido no ser".

El existencialismo y el arte[editar]

Algunos consideran que los conceptos desarrollados en la filosofía existencialista han sido
fuertemente influidos por el arte. Novelas, obras de teatro, películas, cuentos y pinturas, sin
que hayan sido catalogadas necesariamente como existencialistas, sugieren ser precursoras de
sus postulados. He aquí algunos autores y obras representativas:

Las novelas, cuentos y relatos del escritor expresionista Franz Kafka, como El Proceso, El
Castillo, La metamorfosis; en las cuales los protagonistas se enfrentan a situaciones absurdas,
extremas, carentes de explicación, aunque haya respuestas, a las que nunca tienen acceso, al
modo de los encausados por la inquisición a las acusaciones que originaron el proceso.

Rainer Maria Rilke escribió poesía y novelas que influyeron directamente sobre los
existencialistas. Su novela Los cuadernos de Malte Laurids Brigge influyó sobre La náusea de
Sartre, y Heidegger escribió un largo ensayo sobre uno de sus poemas. Muchos de los motivos
existencialistas se encuentran en Los cuadernos de Malte Laurids Brigge: la búsqueda de una
existencia auténtica y el enfrentamiento con la muerte, entre otros.

La obra del escritor portugués, Fernando Pessoa, en particular: El marinero y El libro del
desasosiego.

Obras de autores franceses como La náusea, de Sartre; La peste, de Camus; Viaje al fin de la
noche, de Cèline; Para acabar con el juicio de Dios, de Antonin Artaud y la poesía y
dramaturgia de Jean Genet. También se habla de existencialistas cristianos como el novelista
inglés Graham Greene o el novelista español José Luis Castillo Puche.

Una de las novelas más conocidas de Hermann Hesse: El lobo estepario, plantea una situación
en la que el protagonista, Harry Haller, se encuentra sumido en un profundo dilema sobre su
identidad. Hay dos almas viviendo en su pecho: un lobo y un hombre, que representan la
virtud y la humanidad, en contraste con la satisfacción salvaje de los instintos y una
profunda misantropía.

Las películas del cineasta sueco Ingmar Bergman, como El séptimo sello, Gritos y
susurros y Fanny y Alexander, o las del ruso Andrey Tarkovsky en casi toda su obra (por
ejemplo Solaris basada en el libro de Stanisław Lem usa como pretexto a la ciencia ficción para
dar lugar a reflexiones existencialistas) o en El espejo y especialmente en su última obra: El
sacrificio (o Sacrificio).

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