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Tres errores que cometen las personas en la producción de

trabajos escritos con el uso de sustantivos, adjetivos y verbos

Helena Romero Flórez

Universidad de Córdoba

Facultad

Departamento

Cereté
2019

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Tres errores que cometen las personas en la producción de
trabajos escritos con el uso de sustantivos, adjetivos y verbos

La expresión escrita es una herramienta del pensamiento con alto valor académico
y social; es un proceso psicológico y lingüístico que se desarrolla desde el contexto
familiar cuando un niño empieza a expresar por escrito las palabras, usualmente
durante los años escolares este aprendizaje se formaliza (Ferreiro y Gómez-Palacio,
2002; INEE, 2008).
La escritura no es una simple transcripción del lenguaje oral, ya que es una
herramienta que implica la coordinación y uso de diversas habilidades motrices,
comunicativas y lingüísticas (Atorresi, 2010; Fraca, 2010).
El aprendizaje sistemático de fonemas, palabras y oraciones permite adquirir los
principios sintácticos, semánticos y pragmáticos de la lengua escrita (Goodman,
1991); lo anterior repercute a nivel cerebral por la interrelación de procesos del
lenguaje, movimiento de las manos y los ojos, así como por la manipulación de
herramientas de escritura: lápices, bolígrafos, tabletas o computadoras (James, Jao
y Berninger, 2016).
En muchos casos las personas creen que como se habla se escribe y no. Es aquí
donde se gestan algunos errores que leemos con frecuencia y pasamos por alto.
Hoy estudiaremos las tres faltas que más comunes que se comenten con el uso del
sustantivo, adjetivo y verbo en la producción de los textos escritos.
1. Al usar sustantivos, siempre debe mantenerse la concordancia de género de
los números cardinales (un, una) con los sustantivos a los que acompañan.
Lo correcto es “veintiuna personas” o “sesenta y una mujeres”. Es incorrecto
“veintiuna personas” o “sesenta y un mujeres”. En cambio, si aparece el
cuantificador “mil”, los cardinales pueden concordar tanto con “mil” como con
el sustantivo; es correcto decir tanto “veintiuna mil personas” como “veintiuna
mil personas”. Todo lo anterior lo señala el diccionario de la Real Academia
Española.
Una frase puede volverse difícil de leer por distintos motivos: es demasiado extensa
(habitualmente, por exceso de comas), emplea muchas palabras inusuales (o en
desuso), rebosa de adjetivos. Según la más reciente entrada del Taller para
escritores Fanfiction1, la mayoría de estos adjetivos son innecesarios porque,

1
http://tallerparaescritoresfanfiction.blogspot.com/2013/01/
errores-comunes-vi-exceso-de-adjetivos.html

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justamente, vuelven la frase demasiado densa. En vez de enriquecer la lectura, la
entorpecen. Un adjetivo «necesario» no tendría dicho efecto sobre nuestro escrito.
Aquí surge el segundo error:
2. Uso errado de adjetivos: Al momento de producir un escrito textual, hay que
tener especial cuidado con los adjetivos antepuestos («furioso hombre» en
vez de «hombre furioso»). Como dan otro efecto expresivo, debemos ver bien
dónde los ubicamos para que su utilización no sea contraproducente, es
decir, para que su efecto especial sea siempre positivo.

Por otro lado, los adjetivos que son sinónimos de otro adjetivo empleado
previamente para describir el mismo objeto o sujeto. Ej: «Juan está enojado
e irritado». Siempre estarán demás. No importa la posible diferencia entre
'enojo' e 'irritación'; el concepto es tan cercano que se ve como una
redundancia. Lo mismo ocurre con palabras como 'monótono' y 'aburrido'.
'Aburrido' no es precisamente un sinónimo de 'monótono', pero la monotonía
normalmente implica aburrimiento, por lo que la inclusión de ambos adjetivos
en simultáneo es rebatible.

No se debe olvidar que no todo sustantivo precisa de un adjetivo. De hecho,


los textos suelen saturarse cuando, más allá de una cuestión de sonoridad,
cada sustantivo viene acompañado de un adjetivo. Este problema nace de la
intención del autor de hacer que sus imágenes mentales lleguen a los
lectores tal cual él las tiene en su cabeza. No está mal esta postura: es
posible trasladar a la hoja una imagen con la «claridad» deseada sin que sea
tedioso para el lector, pero se requiere cierta habilidad.
Por último, es importante aclarar que ser nativo de un idioma no exime a nadie
de cometer errores en dicha lengua. En el caso del español, dada su riqueza
lingüística, es común caer en errores en la conjugación de algunos verbos. Los
siguientes verbos suelen implicar más fallos de conjugación.
Convencer
Para ser realmente persuasivo, primero hay que saber hablar bien. Por eso, si «yo
convenzo» a una persona de algo, lograré mi propósito. («Convenco» es un error).
Asolar
Asolar significa destruir, arruinar o arrasar. Cuando voy a un buffet y me como todo lo que
hay, «yo asuelo» todas las existencias. («Asolo» es un error).
Degollar
Si corto la garganta o el cuello a una persona o animal, entonces yo le «degüello».
(«Degollo» sería incorrecto).

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Caber
Este verbo destaca por sus innumerables irregularidades en la conjugación en todos sus
tiempos y personas. Va desde «yo quepo» hasta «tú cupiste», pero pasando antes por «él
cabrá». Eso sí, también se dice «yo cabía». («Cupía», con el que se suele confundir, está
mal dicho).
Fregar
Cuando froto algo con la ayuda de un producto de limpieza, «yo friego» dicha cosa.
(«Frego» es un error).
Errar
El presente artículo va de errores, por tanto, dicho ejemplo servirá como anillo al dedo. Si
me equivoco, entonces «yo yerro». («Erro» sería incorrecto).
Erguir
Si pongo mi espalda en una buena postura, entonces «yo me yergo». También existe
una forma poco común, pero igual de válida y recogida por el Diccionario de la Lengua
Española, que es «yo me irgo». («Me ergo» es un error).
Andar
El verbo andar es un clásico que lleva a uno de los errores más comunes. «Yo anduve»
varios kilómetros. («Andé» está mal dicho).
Tañer
Este verbo se utiliza cuando se toca un instrumento musical de cuerda o percusión. El
imperfecto de indicativo no termina con el típico -aba, sino que en este caso lo correcto
sería «yo tañía», por ejemplo, las campanas. (Por tanto, «tañaba» estaría mal dicho).
Argüir
Si saco algo en claro o deduzco alguna información, entonces «yo arguyo». («Argüio»
estaría mal conjugado).
Es verdad que las nuevas tecnologías y la era digital han traído muchos beneficios, pero
lamentablemente no es así en el área de la escritura y al expresarse correctamente; por lo
que se ha convertido en un reto importante en nuestros días.
“Es triste que cada día se escuchen malas expresiones y se lean palabras mal escritas por todos
lados, en definitiva, la ortografía no encaja en modas, se tiene o se carece de ella, y es justo este
último punto el que debería preocuparnos a todos”, comentó en entrevista la Lic. María Eugenia
Graf, profesora independiente de comunicación y periodismo de noticias.
No por algo, la Dra. Matilde Albert resalta en su libro Redacción y Estilo que "de poco sirve tener
unas magníficas ideas si no se dispone del instrumento apto para expresarlas debidamente". Así que
hay que tomar en cuenta que hablar y escribir correctamente son esenciales en todo momento, y
mucho más en el campo profesional, por lo que carecer de ello puede convertirse en un obstáculo
grande.

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Según los expertos psicólogos se demuestra una falta de ansiedad y serenidad; lo que quiere
decir que tener buena ortografía, seguir las normas gramaticales y escribir correctamente
muestran orden mental, demostrando que quien escribe tiene ideas claras.

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Bibliografía

1. Ferreiro, E. y Gómez-Palacio, M. (2002). Nuevas perspectivas sobre los procesos

de lectura y escritura. México: Siglo XXI.

2. Atorresi, A. (2010). Escritura: un estudio de las habilidades de los estudiantes de

América Latina y el Caribe. Santiago: Unesco.

3. James, K. H., Jao, R. J. & Berninger, V. (2016). The Development of Multi-Leveled

Writing Brain 124 DORA ELIZABETH GRANADOS RAMOS Y PATRICIA TORRES

MORALES Systems; Brain Lessons for Writing Instruction. En C. MacArthur, S.

Graham y J. Fitzgerald (Eds.), Handbook of Writing Research. (2ª. Ed.) (pp. 116-

129). New York: Guilford.

4. Goodman, Y. (1991). El desarrollo de la escritura en niños muy pequeños. En E.

Ferreiro y M. Gómez-Palacio (Comp.), Nuevas perspectivas sobre los procesos de

la lectura y escritura (8ª. Ed.) (pp. 1i07-127). México: Siglo XXI.

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