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Licenciatura en Derecho
Derecho Romano
Coulanges
Esta obra publicada en París en 1864 por el historiador francés Numa Denis
Fustel de Coulanges nos habla de los tiempos remotos de la antigua Grecia y
Roma; trata sobre su derecho e instituciones, de sus creencias, de la familia y
de su religión.
Inicia hablando sobre las creencias del alma y sobre la muerte; según las más
antiguas creencias de los italianos y los griegos, no era un mundo extraño
donde el alma iba a pasar su segunda existencia: permanecía cerca de los
hombres y continuaba viviendo bajo la tierra, ellos lo llamaban “un cambio de
vida”. Esto se refiere a que nuestro antepasado, aunque hubiese muerto seguía
con nosotros. Según sus más antiguas creencias, decían que el alma siempre
estaba unida al cuerpo, aun cuando la persona moría y era enterrada o
“encerrada en su tumba”, por lo que creían que vivía bajo la tierra; por eso,
cuando se enterraba a alguien se le trataba como si aún estuviera vivo:
´´enterramos su alma en su tumba´´.
Las familias de los muertos derramaban vino sobre sus tumbas para calmar su
sed; se depositaban alimentos para satisfacer su hambre. Se degollaban
caballos y esclavos en la creencia de que estos seres le servirían al difunto, así
como le habían servido en su vida.
Desde haces muchos siglos el género humano solo admite una doctrina
religiosa mediante dos condiciones: que le anuncie un Dios único y que se dirija
a todos los hombres, sin rechazar a ninguna clase ni raza.
En esta religión primitiva cada Dios solo podía pertenecer a una familia, la
religión era puramente domestica; en la religión domestica nadie podía imponer
o modificar la religión ya que no había más alta jerarquía que el padre, él lo era
todo. El padre era el pontífice de su religión y sólo podía enseñársela a su
primer hijo varón y tenía prohibido transmitirla a personas que no pertenecieran
a la familia. La religión sólo podía transmitirse de varón en varón, pues se creía
que sólo los hombres podían dar lugar a la siguiente generación porque poseía
“el poder reproductor y era quien trasmitía la chispa de vida”.
Fratría fue el nombre que le dieron los griegos y curia el nombre que le dieron
los latinos a la unión de varias familias con el fin de celebrar otro culto sin llegar
a perder o sacrificar su religión, esto con el fin de crear una divinidad común.
La fratria es la unión de varias tribus con el fin específico de rendir culto a un
Dios superior diferente al de cada tribu y solo se permitía con este fin. La fratria
en aquella época era considerada como sociedad independiente a las demás
ya que cada una contaba con su líder y este tomaba decisiones del caso que
aconteciere. En el momento de unirse, estas familias concibieron una divinidad
superior a sus divinidades domésticas, divinidad común a todas y que velaba
sobre el grupo entero. No había curia ni fratría sin altar y sin dios protector.
La tribu, tenía un tribunal y un derecho de Justicia sobre sus miembros. En su
origen estuvo constituida para ser una sociedad independiente, y como si no
hubiese tenido ningún poder social superior. Se fue quedando atrás el culto de
los muertos, pero no se extinguió y fue llegando el culto a lo físico, de lo
tangible; como la naturaleza, por ejemplo el sol, la luna la lluvia etc., también
haciendo de un hombre, un héroe un dios. La religión de los muertos
permaneció siempre inmutable en sus prácticas, mientras que sus dogmas se
extinguían poco a poco, cada hombre solo adoraba a un número muy
restringido de divinidades.
Fundador era el hombre que celebraba el acto religioso sin el cual no podía
existir una población, el que colocaba el hogar en que debía arder eternamente
el fuego sagrado. Cada ciudad adoraba al que la había fundado. El fundador se
recordaba cada año en las ceremonias sagradas. Eneas había fundado a
Lavinio, de donde procedían los albanos y los romanos, y que, por
consecuencia, era considerado como el primer fundador de Roma. Sobre él se
estableció un conjunto de tradiciones y recuerdos. Virgilio escribió el poema
nacional de la ciudad romana. La llegada de Eneas, o mejor, el traslado de los
dioses de Troya a Italia, es el tema de la Eneida. El poeta canta a ese hombre
que surca los mares para fundar una ciudad y llevar sus dioses al Lacio.
Se podía aceptar las ofrendas de una persona con el simple hecho de ser
ciudadano. Para la definición exacta del ciudadano hay que decir que es el que
tiene la religión de la ciudad. Por el contrario, el extranjero es el que no tiene
acceso al culto y no goza de la protección de los dioses de la ciudad ni tiene
derecho a invocarlos; porque los dioses nacionales no aceptaban ofrendas más
que de los ciudadanos y rechazaban al extranjero.
Había una gran diferencia entre sociedades o estatus, ejemplo: los patricios y
los plebeyos. Esta desigualdad o privilegios de unos se daba aun en la religión
desde que el padre solo designaba a un heredero para que continuase con los
ritos de la familia. Los patricios, clase alta, los plebeyos, clase obrera, los
clientes y servidores extranjeros. Otro elemento de población que estaba por
debajo de los mismos clientes, y que adquirió la fuerza suficiente para romper
la antigua organización social, se hizo en roma más numerosa que en cualquier
otra ciudad, recibía el nombre de la plebe. No formaba parte de lo que se
llamaba el pueblo romano. La primera revolución se dio por causa de que los
reyes de cada ciudad querían tener más poder, entonces los padres familias,
jefes de fratrias y jefes de tribus no querían que el poder se centrara solo en el
rey y hubo luchas entre la aristocracia y las monarquías saliendo vencedora la
aristocracia. Este fundamento de la aristocracia se vivió de manera común en
Roma y Grecia, constituyéndose en un gobierno aristócrata y haciendo a un
lado a la realeza sin dejar de perder la esencia que era la religión. Ya que de
allí emergían sus leyes para que el gobierno gobernara dicha ciudad.
Con el paso del tiempo llega algo nuevo; con la creación de la ciudad surgen
nuevas normas y leyes opacando un poco las propias de cada familia que
sometían a su acomodo a los clientes. Una vez que sucedía este cambio
social los clientes veían mejores garantías y buscaban ser libres llegando así la
emancipación y dándose cierto reconocimiento donde se veía que el cliente
compensaba a usufructuarse del trabajo de sus manos.
Las 12 tablas en roma se hicieron por los patricios a petición y para el uso de la
plebe ya que al fin habían sido reconocidos como ciudadanos.
La Ruina del régimen político, que Grecia e Italia habían creado, puede
referirse a dos causas principales. Unas pertenece al orden de los hechos
morales e intelectuales; la otra, al orden de los hechos materiales; la primera es
la transformación de las creencias; la segunda es la conquista romana. La
religión primitiva, se alteró con el tiempo y envejeció. Se comenzó a tener la
idea de la naturaleza inmaterial; la noción del alma humana se precisó, y casi al
mismo tiempo en el espíritu la de una inteligencia divina. Enseñaban a los
griegos que, para gobernar, era necesario persuadir a los hombres y actuar
sobre voluntades libres. Despierta así la reflexión, el hombre dudo de la justicia
de sus antiguas leyes sociales, y aparecieron otros principios, fue entonces
cuando empezó a comprenderse que existen otros deberes que los deberes
que hacía el estado, y otras virtudes que las virtudes cívicas.