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EN

OCTUBRE SE FESTEJA A ESTA CORRIENTE TRADICIONAL

Su señoría, el criollismo
Durante este mes se recuerda a diversas figuras claves de la música costeña. El
estudioso Maynor Freyre indica que bastante ha evolucionado el género desde
que Montes y Manrique grabaran los primeros valses.
El 15 de enero de 1913, se editó en La Prensa la nota “El arte
popular” firmado por el “Joven X”, uno de los seudónimos utilizados
por Leonidas Yerovi Douat, en el que consignaba el surgimiento
de los noveles cantantes Eduardo Montes y César Augusto
Manrique, pioneros en la grabación de discos.

Luz María CrevoisierPeriodista


Estos músicos, nacidos en Barrios Altos, lo hicieron para la casa Columbia
Phonograph & Company de Estados Unidos bajo el nombre artístico de Montes
y Manrique.

Octubre, mes destinado a la celebración del criollismo en el Perú, con


procesiones del Señor de los Milagros, corridas de toros y festejos por el Día de
la Música Criolla, nos da pie para conversar sobre este “fenómeno sincrético”
con el escritor, periodista y catedrático Maynor Freyre, uno de los profesionales
más versados en este tema.

Maynor fue compañero del compositor Manuel Acosta Ojeda en Saycope, “última
peña criolla”, según su testimonio.

Definiciones
“El criollismo es una manera de vida popular, surgida a partir de la síncresis de
las costumbres europeas llegadas a América, desde España, Portugal, Francia
o Inglaterra, que se mezclaron con las culturas autóctonas. Criollos son también
los descendientes de europeos o africanos nacidos en este continente”,
manifiesta a El Peruano el distinguido profesional.

“José Gálvez Barrenechea es el primero en considerar tal concepto a partir de


una literatura popular mezclada con lo universal”, acota el intelectual.
Agrega Freyre que en lo musical se tomó del vals vienés y con danzas que los
afroperuanos transformaron en bailes como las populares marinera y tondero.

“José Carlos Mariátegui manifiesta que el criollismo es algo cultural, una manera
de ser y de asumir la vida”, glosa este estudioso.

El pensador moqueguano ubicó, de acuerdo con Freyre, este fenómeno


sincrético en Arequipa, “pero se dio en todo el Perú, pues hay marineras en
diversas regiones y los valses se encuentran en cualquier rincón del país”.

Esto en referencia a la música, porque el criollismo está presente también en la


cocina, habla, replana, floro, en esa lisura especialmente limeña y chalaca tan
características, en su repentismo creativo. Esta forma de ser se encuentra en
todas aquellas costumbres nacidas en el callejón, quinta o calle, que tipifican al
ser costeño.

Etapas de un proceso

“El criollismo musical empezó a imponerse a inicios del siglo pasado, sobre todo
en Lima. Nuestros compositores copiaban letras de antiguos romances o de
poetas españoles, latinoamericanos y peruanos”, explica Maynor Freyre al Diario
Oficial El Peruano. “Aparte de Montes y, Manrique, tenemos a otros creadores,
como Felipe Pinglo Alva, quien introdujo compases de foxtrot o el one step,
universalizando la música criolla”, asegura el estudioso.

Maynor Freyre sostiene que el cine también se apropió de estas expresiones,


como por ejemplo en las películas de principios del siglo XX Palomillas del Rímac
y El gallo de mi galpón, en la que debutó una jovencísima Jesús Vásquez,
bautizada más tarde como la ‘Reina y Señora de la Canción Criolla’.

Los años de apogeo del criollismo para Maynor fueron de los 40 y 50 y parte de
los 60 “gracias al auge de la radio y de las disqueras”. Sin embargo, esta etapa
gloriosa acabó “debido a la piratería, la aparición de la música chicha y la
technocumbia”.

Los años de apogeo del criollismo musical fueron las décadas de 1940 y 1950,
y parte de los años 60.

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