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Medicina de Desastres. Material complementario.

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE DESASTRES

Elaborado por: Dr. MCs Bruno Bello Gutiérrez. Profesor Titular. Especialista II
grado en Higiene y Epidemiología. Profesor Principal de Medicina de
Desastres. Universidad de Ciencias Médicas de la Habana.

I. GENERALIDADES DE LOS DESASTRES

A. Medicina de Desastres.

¿Tiene esta rama de las ciencias médicas particularidades que la diferencian


de la Medicina normal o tradicional?,

La respuesta a la interrogante se encuentra en su definición que plantea que


es: una rama de las ciencias médicas que tiene estrecho vínculo con las
actividades comunitarias y gubernamentales, en las cuales se integran
conocimientos y medidas orientadas a la concertación de esfuerzos para la
preparación e instrumentación de respuestas organizadas ante estas
situaciones”.

Es por tanto una actividad médica que enfrenta el incremento marcado de los
requerimientos que las acciones de salud conllevan, en condiciones de limitada
disponibilidad de procesos y recursos para contribuir en la supervivencia y
recuperación en el marco de una emergencia.

B. Sobre definiciones relacionadas con desastre

Partiendo de las concepciones modernas en materia de desastres, existen


diferentes definiciones sobre la concepción sanitario administrativa y social de
desastre y catástrofe, que son los dos términos que han quedado vigentes en
la literatura y en la propia actividad contra contingencias, en correspondencia
con los igualmente distintos enfoques utilizados como puntos de partida para
establecerlas, subsistiendo otros como hecatombe, particularizada hacia el
holocausto nuclear.

Algunos autores parten de la etimología de ambos términos lo cual mantiene


cierta contradicción al precisar la catástrofe y la existencia del desastre
antropogénico o tecnológico, pues su presentación no obedece al azar.

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Hoy día se enfatiza en que el catastrofismo forma parte de movimientos


normales y sistemáticos de las fuerzas naturales, a la vez que se expone el
origen y vínculo con el componente social del desastre, así por ejemplo un gran
huracán que no toque tierra es una catástrofe y no un desastre, por no haber
creado daños a comunidades, lo mismo sucede para fuertes terremotos que
ocurren con frecuencia en zonas desérticas no habitadas.

Existe otro criterio diferenciador del desastre y la catástrofe que tiene en cuenta
la magnitud de víctimas mortales, mutilados e incapacitados, así como el grado
de destrucción de la infraestructura con afectación de los servicios en las
poblaciones afectadas, adjudicando el termino catástrofe en íntima relación con
el requerimiento socio económico para el país en cuestión.

En ocasiones se utilizan como sinónimos definiciones que tienen diferencias


semánticas y prácticas más allá de la homologación, ejemplo de ello es la de
evento adverso y amenaza o peligro. Las amenazas están presente de forma
latente en el territorio, marcan el potencial de ocurrencia de sucesos de
negativa repercusión para el mismo, mientras que el evento adverso ya se
asocia a la manifestación en sí de esta amenaza mediante un proceso
agresivo, iniciado espontáneamente como la erupción de un volcán, otro
ejemplo la ocurrencia de huracanes tropicales, que en la región occidental de
Cuba constituyen una amenaza permanente, agudizada entre los meses de
Junio a Noviembre, sin embargo durante el año 2009 no ocurrieron eventos de
este tipo.

En cuanto a la exposición, al conjugarse con la vulnerabilidad asociada tiene


gran importancia la actividad humana propia del planeamiento industrial y
demográfico en la región, que igualmente se orienta a modificarla en el sentido
de disminuirla al máximo posible, es típico el ejemplo del estudio requerido
para la ubicación de dispositivos asociados a sustancias químicas agresivas o
elementos radioactivos e instituciones de peligrosidad biológica, atendiendo al
diseño y factores de protección que contemplen las normativas para los
procedimientos de riesgo, distancia de los núcleos poblacionales, dirección del
viento con relación a los mismos, entre otros, sin embargo la situación inversa
es la más frecuente en la actualidad, donde se improvisan núcleos

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poblacionales aledaños a estas zonas peligrosas y por ende se expone


indebidamente la población residente.

Por tanto el dominio de las definiciones relacionadas con desastres contribuye


en la proyección del conjunto de medidas preventivas y para la mitigación de
daños y consecuencias acorde al potencial de riesgos y vulnerabilidades en un
territorio.

C. Enfrentamiento a situaciones de desastre

En la práctica sistemática es cada vez más frecuente que la respuesta tenga


que desencadenar medidas contra un desastre tecnológico consecuente o
secundario, generado por los efectos de uno de causa natural actuante como
primario. Es el caso del terremoto que daña una planta o almacenes de
productos químicos generando un derrame tóxico de importancia en la región,
consistiendo el mismo en una calamidad añadida a la población ya afectada.

ƒ La recepción masiva de heridos.

Existen aspectos que se vinculan a las acciones que en medio de las


complejidades propias de cada situación de desastre, deben constituir un
conocido, preparado y ensayado procedimiento a desarrollar en base a las
circunstancias objetivas existentes, y las experiencias sobre resultados
positivos obtenidos, a modo de algoritmo de dirección, como componente de la
respuesta emergencial a nivel local.

Se ha constatado con frecuencia en medio de situaciones emergenciales la


ineficacia de planes previstos, por razones de desactualización, falta de
divulgación entre sus actores fundamentales o de correspondencia del recurso
planificado y el realmente existente, la insuficiente preparación y capacitación
por tipo de misiones de los diferentes trabajadores y profesionales involucrados
en el mismo, y por la falta de precisión y concreción en las tareas
fundamentales, las que a menudo son numerosas, sin que tengan una
secuencia e interrelación acorde con las circunstancias impuestas por el evento
adverso.

La experiencia práctica aconseja la implementación de 16 tareas para la


recepción masiva de lesionados, las cuales se presentan a continuación:

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1. Comprobar la veracidad del hecho estableciendo desde ese momento la


activación del puesto de mando donde se integran las tareas y su seguimiento,
con subgrupos o personas responsabilizadas con funciones específicas.
2. Comunicación de la situación a los niveles que corresponda, la que a su
vez constituye el primer paso en la activación de coordinaciones existentes,
como es el caso de refuerzo con transporte sanitario, especialistas del perfil
quirúrgico, viabilización de los requerimientos para la remisión a especialidades
tales como: neurocirugía, quemados, entre otras.
3. Despliegue del plan de aviso institucional y si fuera necesario el extensivo,
este último consiste en la activación de especialistas que residen cerca de la
institución, aunque no sean de su plantilla, lo que debe haberse coordinado con
anterioridad.
4. Activar y completar de ser necesario, así como ubicar la reserva de
medicamentos y medios para la atención masiva de lesionados múltiples.
5. Incremento de camillas, sillones de rueda y personal de apoyo.
6. Preparación de la labor de recepción y clasificación, los trayectos del flujo
de lesionados dos áreas previstas para la atención a modo de locales.
Estas 6 medidas constituyen el bloque de tareas primarias a desplegar, el cual
ponen a la institución en condiciones de recibir y atender de urgencia a los
lesionados de forma efectiva.
En un segundo bloque de medidas se encuentran:
7. Fluidez de en la entrada de los lesionados, que se refiere al despeje del
área desde la entrada al estacionamiento, así como el orden y disciplina que
facilite el trabajo.
8. Los salones de operaciones, las guardias y los refuerzos del perfil
quirúrgico deben estar listos para cumplir sus misiones.
9. Apoyo de enfermería y asistencia técnica, incrementando el número en las
misiones claves: curaciones, laboratorio clínico, Rayos X, entre otros.
10. Disponibilidad en los bancos de sangre de hemoderivados suficientes para
atender las solicitudes urgentes, en caso contrario prever el apoyo local desde
otras instituciones cercanas.
11. Liberar camas en los servicios de emergencia y en salas de observación,
precisar su disponibilidad en salas de terapias y hospitalización, realizándose
en caso necesario el traslado o ingreso domiciliario de pacientes.

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12. Refuerzo del registro, control, estado y destino de los lesionados. Esta
información actualizada es requerida para la emisión de partes a organismos
políticos y gubernamentales correspondientes.
13. Activación del grupo encargado de la preparación de la morgue, la
identificación de capacidades, valoración de locales para su ampliación de
considerarse necesario, así como de la identificación de los fallecidos y el aviso
a familiares.
14. Ubicación, señalización, registro y custodia de pertenencias de lesionados
y fallecidos.
15. Agilización e incremento de la producción de material gastable, de los
procesos de esterilización, de las coordinaciones interinstitucionales y la
transportación que pueda requerirse.
16. Control de remisiones y establecimiento de un parte preciso y sistemático a
familiares, de forma interpersonal y telefónicamente.

Como se observa, estas medidas contribuyen al desempeño exitoso en la


atención masiva de lesionados e incluye tareas con especificaciones para los
actuantes acorde con las misiones encomendadas a los diferentes grupos.

D. Desastres en la región

En la República Bolivariana de Venezuela se han registrado terremotos de


intensidad variable a continuación se hace referencia algunos de ellos:

ƒ 29 de Julio de 1967: Sobre las 8.20 de la noche Caracas fue sacudida por un
terremoto de 6,5 grados en escala de Richter, con una duración de unos 55
segundos según la zona de Caracas, dejando un balance de 236 muertos,
2.000 heridos y cuantiosos daños materiales que incluyeron la grave
interrupción del abastecimiento de agua, de electricidad y del transporte por
varios días y en diversas zonas. Varias instituciones asistenciales del sector de
la salud resultaron colapsadas o aisladas quedando fuera de posibilidades de
funcionamiento.

ƒ 9 de julio de 1997: Ocurrió un terremoto en la localidad de Cariaco, en el


Estado Sucre en la región oriental de Venezuela, sobre las 3.30 pasado
meridiano y con magnitud de 7,0. grados en escala de Richter. Este sismo fue
considerado el más grave ocurrido en Venezuela desde el terremoto que afectó

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a la ciudad de Caracas el 29 de julio de 1967. Los efectos del sismo causaron


el derrumbe parcial o total y daños graves a las estructuras, especialmente en
Cariaco y Cumaná y serias averías a las redes de servicios públicos de agua,
electricidad y otros. Las poblaciones más afectadas fueron la de los municipios
Ribero en Cariaco, Sucre en Cumaná, Andrés Eloy Blanco en Casanay, Andrés
Mata de San José de Aerocuar, Mejías en San Antonio del Golfo y el Pilar en
Benítez. Causó 73 muertes, de ellas, 35 en Ribero y 33 en Cumaná.

ƒ 12 de Septiembre 2009: Un terremoto de fuerte intensidad sacudió este


sábado la capital y varias regiones de Venezuela, sobre las 3.35 pasado
meridiano, el cual causó 2 fallecidos, 14 heridos y diversos daños materiales. El
sismo, que duró unos 30 segundos, alcanzó 6,4 grados en la escala de Richter.
El terremoto se sintió en Caracas, capital del país, donde originó una gran
alarma al coincidir con una fuerte tormenta con vientos huracanados y granizo
que causó la caída de árboles e inundaciones en distintos puntos de la ciudad.
Además de Caracas, el sismo afectó a los Estados de Aragua, Carabobo, Lara,
Portuguesa, Zulia y Miranda.

ƒ 15 de Diciembre 1999: La Tragedia de Vargas, denominada también como el


Desastre de Vargas o los Deslaves de Vargas, es como se le conoce al
conjunto de deslaves, corrimientos de tierras e inundaciones ocurridas en las
costas caribeñas de Venezuela y especialmente trágica en el estado Vargas,
pero que afectara a otras regiones del país. Éste es considerado el peor
desastre de causa natural ocurrido en Venezuela durante el siglo XX. Las cifras
de fallecidos aunque sin carácter oficial se calcularon finalmente alrededor de
los 40.000, mientras que los damnificados tampoco confirmados oficialmente
se estima que rebasaron el cuarto de millón.

Las zonas más afectadas por el desastre natural del 15, 16 y 17 de Diciembre
fueron las costas de los estados Vargas, Miranda y Falcón. Miles de personas
fueron desplazadas y pueblos enteros quedaron devastados, entre la
infraestructura perdida por el significativo evento adverso se cuentan
universidades, grandes hoteles, clubes, instituciones de salud educacionales y
deportivas, importantes comunidades, vialidad, comunicaciones, entre otros.

En lo referente al elemento primariamente generador de dicha situación de


desastre, éste se ubica en las fuertes y mantenidas precipitaciones producidas

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en el estado Vargas, entre el 27 de Noviembre y el 14 de Diciembre con más


de 1.920 mm de agua precipitados en la región, causando una hiper saturación
hídrica de los suelos y determinando que el caudal de agua bajara por
pendientes de más de 30 grados trayendo consigo deslizamientos de tierra y la
capa vegetal de las montañas.

ƒ Para erupciones volcánicas merece destacar la del volcán Tungurahua, que


comenzó su actual período de erupción en 1999 y desde entonces, ha
intercalado periodos de gran actividad con otros de relativa calma, en un
proceso que dura meses o años. El 14 de julio de 2008 el volcán registró la
mayor erupción desde 1999. Miles de hectáreas fueron devastadas y 5.000
personas tuvieron que desplazarse, para el 30 de Julio se notificaban 9
fallecidos y 70 desaparecidos tras la erupción del volcán en el centro de
Ecuador. Varias zonas quedaron bajo cantidades impresionantes de cascajo y
ceniza, con numerosos colapsos de casas y zonas que sufrieron incendios,
como Palitahua, por el calor de los piroclastos emergidos del cráter. Cerca de
2.500 personas, entre ellas los vecinos de localidades como Bilbao, Puela o
Cusua, fueron evacuadas ante el peligro de afectación por gases tóxicos como
el dióxido de azufre.

ƒ Un ejemplo de tsunami es el asociado al terremoto ocurrido en Chile el 27


Febrero de 2010, que asoló a la zona centro-sur de dicha nación sur
americana, dejando pérdidas por 29, 662 millones de dólares, incluidos más de
siete mil millones de dólares que dejará de producir la economía. Gran parte de
los daños provocados por el sismo de 8.8 grados en la escala de Richter se
asocian al efecto complementario del maremoto originado por el movimiento
telúrico iniciador de tan significativo evento adverso.

ƒ Entre los huracanes, el más devastador en la historia, fue el llamado Gran


Huracán de 1780, que ocasionó alrededor de 22 mil víctimas fatales, cuando la
tormenta azotó a Martinica, San Eustaquio y Barbados, entre el 10 y el 16 de
Octubre de 1780.

El huracán Mitch es considerado como el segundo huracán del Atlántico más


mortífero de la historia, con 18.000 personas fallecidas, también causó miles de
millones de dólares en pérdidas materiales, con velocidad máxima de vientos
sostenidos de 290 km/h, a su paso por América Central del 22 de Octubre al 5

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de Noviembre en la temporada de huracanes en el Atlántico de 1998. Sus


efectos tardíos fueron notables, al año del impacto aún se realizaban labores
de recuperación del entorno.

II. FACTORES RELACIONADOS CON LA OCURRENCIA DE DESASTRES

A. Explosión demográfica y desastres

La problemática de salud y en otras direcciones de trabajo gubernamentales en


cuanto a la resolutividad de situaciones de desastres, se ha ido complejizando
en la misma medida que durante los últimos 50 años se ha incrementado la
densidad poblacional sobre la cual actúan los factores destructivos de tales
eventos desastrosos, esta puede ser una objetiva explicación, en parte, de por
qué se plantea que cada vez los fenómenos naturales son más intensos, y es
que ejercen sus efectos sobre mayores poblaciones y por ende, con mayor
número de fallecidos y damnificados en general.

Atención particularizada se le otorga a los pronósticos del desastre de la


hambruna-desnutrición-enfermedades consecuentes, en combinación con la
insuficiente disponibilidad de agua potable en muchas regiones del planeta,
para el año 2050.

Para que se tenga una idea de la frecuencia con que ocurren los nacimientos,
si se cuenta hasta diez, en ese corto intervalo de tiempo han nacido sobre en
el planeta, veintisiete seres humanos más, 250.000 al día que compartirán la
tierra, los alimentos y el agua. Por lo anterior somos cada más los habitantes
del planeta. En la actualidad existen cerca de seis mil millones de personas
sobre la tierra y cada año se pueden sumar 95 millones más. La ONU calcula
que en el año 2050 habrá algo más de 9000 millones de personas en el orbe,
es decir, la capacidad de crecimiento de la población será mayor que la
capacidad de producción de alimentos.

Los hechos demuestran que dar de comer a tantas bocas está provocando un
fuerte deterioro medioambiental que deja especial huella en los países del
Tercer Mundo. Allí la pérdida de los bosques y especies, la contaminación de
lagos, ríos y océanos, la acumulación de gases invernadero y destrucción de la
capa de ozono preservadora de la vida terrestre, son consecuencias derivadas
de la política llevada a cabo por aquellos gobiernos. La pobreza ha conducido a

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una sobreexplotación de los recursos naturales en un intento fallido por pagar


su deuda externa. Al final, los pobres han vendido o alquilado sus mejores
tierras a los ricos por no poder atenderlas, y ellos se han marchado a los
bosques, degradando los suelos para alimentar a sus familias. Existe por tanto
un espiral descendente donde la pobreza contribuye directamente a un
crecimiento de población:

ƒ Se necesitan hijos para trabajar en el campo, llevar dinero a casa y


asegurar en cierta forma el sustento en la vejez.

ƒ El agotamiento de los acuíferos, la escasez de alimentos y la deforestación


están empezando a afectar a las perspectivas económicas mundiales.

ƒ La transición demográfica es una teoría utilizada en demografía que ayuda


a entender al mismo tiempo dos fenómenos:

La transición demográfica, por implica un fuerte crecimiento de la población,


también se denomina revolución demográfica o explosión demográfica,
especialmente durante su fase inicial, caracterizada por la disminución de la
mortalidad, que produce altas tasas de crecimiento, la cual no debe confundirse
con el concepto de explosión de natalidad que se produce en períodos de
posguerra con efectos en cierto modo similares, pero por causas opuestas.

B. La pobreza y los desastres

Basados en la temática Desarrollo. Equidad y Desastres, se concreta la


evidente realidad de que las situaciones de desastres en cualquier región del
mundo, son declaradas a expensas de los daños y consecuencias que se
producen, de forma muy predominante sobre los sectores pobres de toda la
comunidad impactada:

El nivel cultural bajo atenta contra las posibilidades instructivas en cuanto a


protección.

La imperiosa necesidad de prolongadas jornadas de trabajo en busca de


escasos recursos monetarios, les impide dedicación a tareas de la preparación
ante contingencias, a conocer las amenazas a que se someten cotidianamente
y poder proyectar alternativas.

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Los bajos niveles nutritivos aumentan sus vulnerabilidades fisiológicas y de


resistencia.

El escaso poder adquisitivo les impide contar con medios y recursos destinados
a planes familiares para la protección ante posibles eventos adversos, a
disponer con elementos protectores en las viviendas, por el contrario altamente
vulnerables.

El evento adverso más igualitario, en cuanto a la compensada repartición del


botín de las calamidades de un desastre entre ricos y pobres, es el terremoto,
seguido pero con significativa menor frecuencia del tsunami primario súbito, ya
que el 90% de los grandes tornados suelen producirse en áreas rurales, con
predominio de población campesina. En el resto de los eventos que cuentan
con previsión o alerta temprana, los ricos se exponen a la afectación de sus
negocios, mientras que los pobres a la pérdida de sus vidas.

ƒ Hoy nuestro mundo alberga a 6, 550 millones de personas. Population


Reference Bureau (PRB)

ƒ Aproximadamente 5,1 mil millones de personas viven en países en


desarrollo. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

ƒ Más de mil millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza


internacional ya que ganan menos de $1 por día. Banco Mundial

ƒ La cantidad de crisis alimentarias en todo el mundo ha aumentado desde


1980, de un promedio de 15 por año a 30 por año. Desde 1992, las crisis
alimentarias causadas por el hombre han ascendido a más del doble: de
aproximadamente un 15 por ciento a más del 35 por ciento. Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)

ƒ Prácticamente la mitad de las muertes de niños menores de 5 años se


presentan en el África subsahariana, en donde el ritmo del progreso ha
disminuido considerablemente debido a los endebles sistemas de salud, los
conflictos y el sida. PNUD

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Datos sobre el hambre:

ƒ Once millones de niños menores de cinco años mueren al año a causa de la


pobreza, y siete millones de ellos no llegan a su primer cumpleaños. ONGs
españolas con motivo del Día Mundial del Niño

ƒ El hambre se manifiesta de diversas maneras además de la inanición y la


hambruna. La mayoría de las personas pobres que luchan contra el hambre
deben lidiar con la desnutrición crónica y deficiencias vitamínicas o de
minerales, lo cual detiene el crecimiento, causa debilidad y mayor
vulnerabilidad frente a las enfermedades. Pan para el Mundo

ƒ Más de 850 millones de personas de todo el mundo padecen hambre: 815


millones de ellas se encuentran en países en desarrollo. FAO

ƒ Cada día, casi 16.000 niños mueren de causas relacionadas con el hambre.
Pan para el Mundo

ƒ La mayoría de las personas que padecen hambre en el mundo vive en


zonas rurales. PNUD

ƒ La mala nutrición y las deficiencias calóricas provocan que casi una de cada
tres personas muera prematuramente o quede minusválida. OMS

ƒ El hambre es la forma más extrema de pobreza ya que los individuos o


familias no tienen dinero para cubrir su necesidad básica de alimento. Pan para
el Mundo

ƒ A los pobres les resulta muy difícil obtener alimentos adecuados y nutritivos
para sus familias y para ellos mismos. No llegan a consumir la cantidad mínima
de calorías esenciales para gozar de buena salud y un crecimiento pleno. Un
adulto necesita aproximadamente 2100 calorías por día y los niños necesitan
aproximadamente 1500 calorías. FAO

El agua y la salud

ƒ 1,1 mil millones de personas no tienen acceso al agua potable, el 84% de


estas personas vive en zonas rurales. Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF)

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ƒ Cuatro de cada diez personas en el mundo (el 59% de la población mundial)


no tiene acceso a servicios sanitarios. UNICEF

ƒ Las enfermedades que son causadas por agua no potable y la falta de


higiene cobran las vidas de 1,8 millones de niños por año y dañan seriamente
la salud y el desarrollo de muchos otros millones. UNICEF

ƒ Las cuatro enfermedades infantiles más comunes son: la diarrea, las


enfermedades respiratorias agudas, la malaria y el sarampión. Todas estas
enfermedades se pueden prevenir y tratar. Sin embargo, la pobreza obstaculiza
la habilidad de los padres de acceder a la inmunización y los medicamentos. La
desnutrición crónica combinada con un tratamiento insuficiente aumenta
enormemente el riesgo de muerte de un niño. FAO

ƒ Más de la mitad de las camas de los hospitales de los países desarrollados


están ocupadas por personas que sufren enfermedades prevenibles y que son
causadas por falta de agua potable y de higiene. Década del Agua, Naciones
Unidas.

C. La degradación ambiental contribuye a la diversidad y frecuencia del


desastre

La degradación ambiental puede ser definida como el conjunto de procesos


que deterioran o impiden la utilización de un determinado recurso (el agua, el
suelo fértil, el paisaje) por parte de la Humanidad. De esta forma los procesos
de degradación ambiental son entendidos como procesos socio-económicos en
tanto que imposibilitan la adecuada utilización de un recurso determinado.

Cualquier acción encaminada a evitar o aminorar los procesos de degradación


ambiental (erosión, incendios forestales, sequía, etc.) requiere, como primer
requisito, el conocimiento de la realidad del territorio tanto en el momento
actual como en el pasado más o menos reciente. Este conocimiento da la
posibilidad de describir dichos procesos y, por tanto, de evaluar sus posibles
consecuencias, poder prever su evolución y, como resultado, adoptar medidas
eficaces que aminoren sus efectos negativos. Los procesos de degradación
son muy variados tanto en su tipología como en la superficie que abarcan.

Las acciones contaminantes son generadoras de situaciones de desastres de


lenta instalación, pero que una vez producidas, pondrán a extensas

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comunidades en precarias condiciones para la subsistencia y la conservación


de la salud.

La contaminación del aire es un creciente problema en las grandes ciudades


con mala ventilación natural e importantes emisiones móviles o estacionarias.
En muchas ciudades, las condiciones se empeoran año tras año, a medida que
aumentan las emisiones industriales y las provenientes del uso de los
combustibles. Por ejemplo, se anticipa que las escuadras de vehículos y sus
correspondientes emisiones aumenten en un 5-10 por ciento anual en los
países en desarrollo, estando el mayor crecimiento concentrado en las
principales ciudades.

Por más grave que sea la contaminación del aire ambiental en muchas
ciudades grandes, se debe distinguir entre ésta y la contaminación del aire
interior, que en todo el Tercer Mundo es posiblemente un problema más grave
y ubicuo. En el ambiente de la vivienda, una de las principales preocupaciones
es la quema interior de los combustibles tradicionales, altamente
contaminantes, para la cocina y calefacción, que con frecuencia resulta en el
contacto diario con elevados niveles de compuestos tóxicos.

A medida que crecen las ciudades, el fracaso del mercado urbano de tierras
induce a una urbanización inapropiada y ejerce presión sobre los ecosistemas
naturales circundantes. El desarrollo urbano puede impactar negativamente en
las cuencas hidráulicas aguas abajo mediante el mayor aflujo y erosión.

Investigaciones sugieren que la degradación ambiental con su progresivo auge


de efectos negativos, puede originar grandes desplazamientos de refugiados
ambientales y la llegada de esas personas puede provocar tensiones y
conflictos en las zonas que las acogen. Si se confirma que el cambio climático
causará una mayor degradación ambiental en el futuro, nuestro análisis sugiere
que los refugiados ambientales serán habituales y que su llegada a las zonas
de acogida podría incrementar la inestabilidad política y los conflictos. Estos
efectos tendrán importantes implicaciones sobre las políticas públicas, en
especial para las orientadas al mantenimiento de la salud.

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D. La urbanización y los desastres

La creciente, mal planificada y legislada urbanización, ha ido determinando


progresivamente mayores volúmenes de población expuesta a factores
destructivos, tanto de origen natural como tecnológico. Una urbanización es un
conjunto de construcciones situadas generalmente en un antiguo medio rural
junto a otras poblaciones. Estos conjuntos de construcciones, en su mayoría
viviendas, en el territorio en cuestión van acercándose cada vez más a zonas
alcanzadas por los efectos de un volcán, de la penetración del mar, de los
residuales tóxicos de una industria, o como se ha visto, han dejado en el centro
de dicho núcleo poblacional un cementerio que anteriormente se construyó a
distancias aconsejables y sanitariamente normadas.

La urbanización periférica no controlada, que se observa en muchas ciudades


de los países en desarrollo, produce la ocupación, por parte de grupos
invasores y de bajos ingresos, de tierras bajas, áreas de inundación y en
pendientes de alto peligro potencial. De esta manera, además del proceso de la
degradación de la tierra, que a menudo resulta, estas migraciones en
sumatoria, se exponen a mayores peligros de salud debido a inundaciones,
deslaves de tierra y lodo, y erosión; sus viviendas e infraestructuras
comunitarias circundantes son vulnerables a los accidentes, el daño y el
colapso. También puede resultar un riesgo para la salud, el vivir en las
cercanías de industrias altamente contaminantes o que trabajan con desechos
peligrosos, como es el caso de los numerosos asentamientos aledaños a
plantas nucleares, centrales termoenergéticas, industrias de producción de
pesticidas, etc., porque dichos dispositivos resultan fuente de empleo para
muchos de estos pobladores en riesgo.

III. Salud Mental en desastres

Los efectos de los desastres sobre la salud física suelen ser bastante
conocidos, con secuelas a corto, mediano y largo plazo. En cambio, no siempre
se ha previsto el manejo de los efectos sobre la salud mental, a pesar de
haberse demostrado que, en situaciones de desastres y emergencias
complejas, se produce un significativo incremento de los signos de sufrimiento
psicológico, como la aflicción y el miedo; se puede aumentar en cierta medida
la morbilidad psiquiátrica y otros problemas sociales. Se estima que entre el 40

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y el 50% de la población expuesta (según la magnitud del evento y otros


factores) sufre alguna manifestación psicológica; aunque debe destacarse que
no todas pueden calificarse como patológicas, la mayoría deben entenderse
como reacciones normales ante situaciones extremas y en circunstancias
adversas, pero con gran potencialidad de establecer un cuadro de estrés post
traumático.

El estrés postraumático es un trastorno psicológico que suele aparecer


después de ocurrir un acontecimiento fatídico, en el cual se sufre individual o
colectivamente por significativas pérdidas de seres queridos, la vivienda, unido
a la imagen de un gran deterioro del entorno en el que días antes se
desarrollara su vida normal, sus aspiraciones, ilusiones, expectativas. En
individuos altamente susceptibles por tener una patología psicológica de base,
ya se puede instaurar desde el momento en que la persona conozca una
advertencia o aviso a la probable exposición de un peligro. El trastorno
postraumático pues, se presenta después de un trauma mayor y puede durar
largo tiempo.

Se ha demostrado que, después de la emergencia propiamente dicha, los


problemas de salud mental en los sobrevivientes requieren de atención durante
un periodo prolongado, cuando tienen que enfrentar la tarea de reconstruir sus
vidas.

En este contexto, son muchos los países de América Latina y el Caribe que
presentan una baja cobertura y una pobre capacidad de respuesta de los
programas y servicios de salud mental. La respuesta institucional en el campo
de la salud mental es compleja, ya que no solamente se trata de atender las
consecuencias emocionales directas del evento (miedo, ansiedad, tristeza,
rabia, etc.), sino, también, otros efectos indirectos en la dinámica interpersonal
y social, así como en el entorno de las víctimas, en la medida en que se
produce un deterioro del funcionamiento social y una desestructuración de la
vida familiar.

Todo este conjunto de efectos repercute extensamente en las condiciones y los


proyectos de vida individuales y colectivos, refuerza el sufrimiento emocional
de los sobrevivientes y se pueden establecer círculos viciosos de violencia u
otros comportamientos inadecuados. Por fortuna, en los últimos años ha

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aumentado el interés por el impacto de los desastres en la salud mental de las


poblaciones afectadas y actualmente se ha hecho evidente la necesidad de un
abordaje integral que trascienda la atención a la enfermedad y la reparación de
los daños materiales.

Los iniciales estudios sobre la atención a esta psicomorbilidad en situaciones


de desastres, brindan la orientación general de que predomina en los niños el
cuadro reactivo centrado en el sentimiento de temor que va del miedo hasta el
pánico, con la manifestación mayormente frecuente del mutismo y la enuresis
prolongada por largos años, en edades medias los cuadros neuróticos con
cierto predominio en el sexo femenino (60%) y la depresión con evolución a la
melancolía involutiva en los ancianos.

ƒ Mutismo infantil en el post desastre

Es una variable de mutismo asociada a elevados niveles de sufrimiento


personal, además de importantes problemas de adaptación a controvertidos
entornos. Puede estar reforzado por antecedentes del desarrollo afectivo-
emocional y podrá repercutir negativamente acorde a su gravedad y del grado
de generalización del rechazo a hablar, en el desarrollo social, personal y
académico del niño. Es más frecuente en la niña que en el niño, lo que pudiera
asociarse a las predilecciones propias del sexo femenino, más resistencia al
cambio en cuanto a la vida en familia, a la vivienda, al ambiente hogareño, etc.

Esta conducta mutista refleja la intención de negar la existencia y


comunicación con un medio ambiente rechazado y de conflicto. Además de las
características propias del mutismo estos niños suelen desarrollar a partir del
trauma rasgos de personalidad característicos como timidez, retraimiento social
y alta dependencia.

ƒ Reacción neurótica

La neurosis no constituye una enfermedad en sentido estricto, sino que es un


irregular estado del ánimo, con disminución del interés, de la afectividad,
pudiendo ser endógena o exógena como la que corresponde al psicotrauma
vinculado al desastre, y es la verdadera neurosis reactiva, la que se vincula a
circunstancias adversas provenientes o existentes en el entorno, a modo de
respuesta anormal en intensidad o duración a conflictos, disgustos o tragedias.

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Medicina de Desastres. Material complementario.

En su evolución puede presentar distintas variables de comportamiento,


reacción de fuga, reacción disociativa, y otras. Se describe que un 15- 20 % de
los casos tratados en campamentos de afectados por desastres, el cuadro
asume una depresión bipolar, que es la consecuencia de la alternancia de
fases de euforia maníaca y otras de depresión en una misma persona.

ƒ Melancolía involutiva

Estado de depresión que ocurre casi exclusivamente en el anciano y en


personas sin historia previa de enfermedad mental. Las manifestaciones
características incluyen el delirio de culpa, pecado o pobreza, significativas
pérdidas con cambios del cotidiano entorno, una obsesión con la probabilidad
de muerte; preocupaciones somáticas, en particular funciones
gastrointestinales, desespero, desánimo, agitación, ansiedad e insomnio; y en
algunos casos ideas paranoicas. El término diagnóstico apropiado es el de
depresión mayor, tipo melancólico.

IV. Trabajos de Reparación Urgente de Averías (TRUA)

Están vinculados a la actividad de la Defensa Civil, organización con


intervención gubernamental, que opera en la mayoría de los países, y tiene
como objetivo apoyar a las poblaciones que habitan en zonas vulnerables para
hacer frente a los desastres por causas naturales o de carácter antropogénico,
potencialmente considerados para un territorio dado.

Los requerimientos de estos trabajos de reparación en plena emergencia, a


veces durante el mismo impacto o inmediatamente terminado el mismo, suelen
requerir la actividad especializada de grupos de ingeniería militar, es decir, que
operan en unidades de las Fuerzas Armadas con elevados conocimientos y
disponibilidad de recursos a fin para tales intervenciones, dentro de las cuales
pudieran resaltarse:

ƒ Acciones de salvamento complejas, rescates en zonas montañosas, entre


otras.

ƒ Mitigación de roturas de puentes o tramos de viales interrumpidos que


faciliten transportaciones esenciales.

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Medicina de Desastres. Material complementario.

ƒ Reparaciones en equipamientos que garantizan la restauración de


elementos vitales, grupos electrógenos en hospitales, sistemas de gases,
turbinas para el abastecimiento o bombeo de agua, restauración de conexiones
imprescindibles del flujo de electricidad, el emplazamiento y restablecimiento
de radares meteorológicos que hayan sido afectados, eliminación de
obstrucciones en importantes canalizaciones hídricas, mitigación de peligros de
ruptura del tipo de grietas o fisuras en diques y represas, escapes tóxicos en
objetivos químicos, mediante neutralización y rápida evacuación de los
elementos generadores de dicha contaminación, entre otros.

V. Vigilancia en Salud en situaciones de desastre

Considerada sobre la experiencia particular de siete actuaciones


internacionales del Contingente Médico Cubano Henry Reeve, como la
actividad que asegura la no presentación de emergencias secundarias como
consecuencia de los daños primarios ocasionados por el evento adverso que
impactara inicialmente al territorio en cuestión. Igualmente otras fuentes
refuerzan esta destacada importancia de la actividad vigilante, la que requiere
ciertos matices de especialización y efectivo entrenamiento para ser llevada a
cabo de modo satisfactorio y con positivos resultados.

Incluye como su principal requisito, el adecuado conocimiento y análisis de la


situación existente en cuanto a factores inductores del incremento de diferentes
morbilidades y otros daños a la salud, sobre el cual se diseñe el sistema de
vigilancia a desplegar acorde con los elementos reales del contexto, con
definición precisa de los fenómenos o procesos objetos de la observación, de la
información obtenida se derivarán las decisiones y la aplicación de
intervenciones con enfoque local.

En principio, y en correspondencia con las limitaciones objetivas en se


desarrolla usualmente, por tanto el sistema de vigilancia no debe ser muy
abarcador, y se establece en base a las prioridades obtenidas respecto al
cuadro de salud irregular que domina en la etapa posterior al impacto, para ello
se debe:

ƒ Precisar los principales factores vulnerantes e incidentes sobre grupos


poblacionales expuestos.

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Medicina de Desastres. Material complementario.

ƒ Identificar y establecer prioridades preventivas entre los diferentes grupos


de riesgo para cada factor agresivo identificado.

ƒ Detectar cambios e irregularidades en prácticas higiénico sanitarias.

ƒ Definir tendencias al incremento de morbilidades con precisión de


elementos desencadenantes, recomendando oportunas intervenciones de
resolutividad en este sentido.

ƒ Detectar brotes o epidemias con la misma operatividad ya señalada.

ƒ Orientar o reorientar el empleo de recursos en correspondencia con las


prioridades ya establecidas.

ƒ Usar racionalmente los recursos existentes en función de las áreas con


mayores riesgos y la carencia de servicios básicos que potencialicen e
incrementen su efecto negativo y extiendan la emergencia.

Teniendo en cuenta la importancia de contar con elementos idóneos para el


desarrollo y utilización futura de lecciones aprendidas, de la generalización de
experiencias y perfeccionamiento en las actuaciones, el sistema de vigilancia
trabajará además en identificar necesidades de investigación durante la propia
actividad de la respuesta y que tengan continuidad una vez concluida la misma
en correspondencia con los elementos rectores del Ciclo Administrativo para la
Reducción de Desastres.

Caracas, abril de 2010

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