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La democracia y el arte

DULCE MARIA RIVAS GODOY

¿Por qué será que algunas obras de arte llegan a ser tan poderosas? ¿Puede el
arte ser utilizado para manipular determinadas situaciones, o es acaso el arte una
actividad, para ciertos fines manipulada? ¿Puede el arte ser impuesto? ¿Debiera ser
aprobado democráticamente?
Richard Serra es considerado como una de las figuras más significativas en la
escena de la escultura contemporánea. Richard Serra ha hecho que tanto las galerías
comerciales, como los museos de todo el mundo refuercen y modifiquen la escala de sus
espacios para poder albergar sus enormes esculturas de acero.
Mas para Richard Serra, no siempre fue así. En 1981, instaló su escultura Tilted
Arc, en Federal Plaza en Nueva York. Le había sido comisionada especialmente por el
programa Arts-in-Architecture de la Administración de Servicios Generales de los Estados
Unidos. Tilted Arc es una pared curva de acero, de 40m de largo y 3m de alto, que divide
el espacio de Federal Plaza por mitad. Quienes trabajan en los edificios aledaños, deben
rodearla al atravesar la plaza. Según Serra, éste es precisamente el punto: “El
espectador se hace consciente de sí mismo y de su movimiento a través de la plaza. Al
moverse, la escultura cambia. Contracciones y expansiones de la escultura resultan del
movimiento del observador. Paso a paso la percepción no sólo de la escultura, sino del
entorno entero, cambia.”1
Tan pronto como es erigida, la escultura genera controversia y surge una campaña
para removerla. Cuatro años después, se hace una consulta para decidir si Tilted Arc
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1
Richard Serra, “Tilted Arc Destroyed”, Art in America, Mayo 1989, pp. 34-47, (la traducción es mía).
debiera ser reubicada. Desmantelarla cuesta $35,000 dólares y erigirla en otro lugar
$50,000.
Richard Serra dice en una carta al director del Programa Art-in-Architecture de la
Administración de Servicios Generales en Washington, D.C., que su escultura de acero
Cor-Ten, Tilted Arc fue “comisionada y diseñada para un sitio en particular: Federal
Plaza. Es una obra para sitio específico y como tal, no puede ser reubicada. Removerla
de su sitio es destruírla”2. Declara que si la escultura se mueve, él quitará su firma de
ella.
Durante el juicio, en una audiencia pública llevada a cabo en 1985, 122 personas
testifican en favor de conservar la escultura y 58 en favor de quitarla. La comunidad
artística,- formada por artistas, curadores y críticos,- testifica que Tilted Arc es una gran
obra de arte.
Los que están en contra de la escultura, en su mayoría gente que trabaja en
Federal Plaza, dicen que interfiere con el uso público de la plaza. La acusan de atraer
graffiti, ratas y terroristas que pudieran usarla como pared para hacer estallar sus
bombas. El jurado de cinco, vota 4-1 en favor de remover la escultura. La apelación de
Serra fracasa.
El 15 de marzo de 1989, durante la noche, trabajadores federales cortan Tilted Arc
en tres pedazos, la sacan de Federal Plaza y es llevada a un depósito de chatarra.
La decisión tomada para Tilted Arc provoca cuestionamientos sobre el arte público,
un tema controversial a finales de los 80 y principios de los 90. Se debate acaloradamente
sobre el rol del apoyo del gobierno; los derechos de los artistas sobre sus obras; el rol del
público para determinar el valor de una obra de arte y si el arte público debiera ser
juzgado de acuerdo a su popularidad.
La carrera de Serra continúa floreciendo a pesar de la controversia.
“No pienso que sea función del arte el agradar. El Arte no es democrático. No es
para el pueblo.” (Richard Serra).3

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2
Richard Serra, carta a Donald Thalacker, Enero 1, 1985, publicada en The Destruction of “Tilted Arc”:
Documents, ed. Clara Wywrgraf-Serra y Martha Buskirk, MIT Press, Cambridge, 1991, p.38, (la traducción es
mía).
3
http://www.pbs.org/wgbh/cultureshock/flashpoints/visualarts/tiltedarc_a.html, consultado en Feb.10, 2010.

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