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Sindy Guerra 17710717157

TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD


Principales dificultades que plantea el tratamiento y pautas generales para
abordarlo.
El tratamiento de los TP se ha convertido en una de las piezas más difíciles de
resolver en el rompecabezas de los desórdenes mentales.
Sin embargo, a medida que la psicoterapia fue siendo sometida a investigación
sistemática, este capítulo se mostró particularmente pobre en resultado, ya
que esta terapia han mostrado una utilidad escasa, además de ser las de
duración promedio más prolongada y por lo tanto, las más costosas.
Las dificultades aludidas proceden de diversas fuentes. En primer lugar, los TP
son entidades clínicas complejas que afectan a un amplio espectro de la vida
del paciente, índice sobre aspectos.
Además, la persistencia en el tiempo suele convertirlos en modalidades de
comportamiento y expresión crónicamente patológicas, con presencia añadida
de importantes mecanismos de refuerzo en el contexto donde reside
habitualmente el paciente.
Un buen ejemplo de ellos es la tendencia a la reducción de la impulsividad en la
personas de edad avanzada. Para poder mejorar nuestro rendimiento en el
tratamiento de estos trastornos es necesario ante que nada superar el
obstáculo de pensar que se trata de fenómenos inmodificables,
En la actualidad contamos con modelos suficientemente sólidos que permitan
una aplicación amplia para estos trastornos.
El programa Dialéctico-Conductual de Linehan es una de las pocas excepciones
al respecto, si bien en este caso se trata de un tratamiento específicamente al
trastorno límite.
La interacción cliente-terapeuta
Otra de las fuentes añadidas de dificultad y que es preciso tener en cuenta
antes de plantearse un diseño terapéutico radica en la interacción entre el
paciente y el terapeuta, un aspecto esencial en el proceso de la psicoterapia.
La relación paciente-terapeuta fue conceptuada durante años como el núcleo
de los llamados factores inespecíficos en el proceso psicoterapéutico. La
búsqueda de las condiciones que permiten hacer de esa relación una “alianza de
trabajo”, así como las dificultades y obstáculos que se presentan a lo largo del
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proceso, es uno de los ámbitos que más interés ha sucitado en los


investigadores.
Es importante tener en cuenta que el paciente (o cliente) y el terapeuta
participan de manera disímil en la conformación de la alianza. La historia del
paciente incide de manera directa sobre el proceso y también sobre los
resultados del tratamiento, mientras que la historia del terapeuta incide de
manera directa sobre el proceso y de manera indirecta sobre los resultados.
Los obstáculos en la relación terapéutica y las rupturas del vinculo que pueden
provocar están siendo objeto de estudio intensivos, y sabemos que pueden
presentarse incluso en aquellas terapias que parecen evolucionar mas
favorablemente.
Una situación que conspira contra la alianza con mucha frecuencia es el alivio
que puede encontrar el paciente después de atravesar la crisis o el proceso
agudo por lo que llego el tratamiento, y muy especialmente cuando existe una
marcada comorbilidad con síntomas intensos de depresión o de ansiedad.
Cualquier signo en ese sentido puede ser capitalizado por el terapeuta como un
factor motivador para que el paciente se comprometa con el tratamiento.
En todo tipo de terapia existe una distancia optima y aquí también. Pero en
este caso, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo con los tratamientos
breves y focalizados, la distancia requerida varia en gran medida a lo largo del
tratamiento.
Otro obstáculo importante en estas terapias es el desequilibrio vinculado con
la adherencia al tratamiento.
El paciente puede colocar en primer plano el deseo de gratificar a su terapeuta
relegando o perdiendo de vista metas del tratamiento. O pueden amortiguar
sus esfuerzos en un intento de retrasar el fin de la terapia. La terminación es
muchas veces uno de los puntos más conflictivos a resolver.
En la terapia TP este proceso sufre innumerables vicisitudes y requiere un
importante potencial de recursos. Las amenazas más evidentes que promueve el
paciente son las críticas y los cuestionamientos a la marcha del tratamiento.
la fase de tratamiento
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Existen bastantes pruebas sobre la importancia de lograr una buena alianza


terapéutica en el comienzo del tratamiento. Un fracaso alrededor de la 5ª.
Sesión puede ser indicador de una mal pronóstico terapéutico.
Visto desde el punto de vista del paciente, su disposición frente a la relación
terapéutica suele sufrir altibajos a lo largo del tratameinto.
Lo primero ocurre cuando los demás pacientes inclinados a asociarse
críticamente a esa declaración. Si plantea entonces una de las escenas mas
temidas del coordinador de un grupo terapéutico: la ruptura masiva de la
alianza que puede llevar a la disolución del grupo.
Desde el punto de vista del terapeuta, la relación plantea otras exigencias,
algunas de las cuales con complementarias de las anteriores. Por un lado, debe
estar preparado para aprontar niveles de exposición interpersonal
importantes, como consecuencia natural de la prolongada duración de los
tratamientos.
Para trabajar con TP el terapeuta debe estar bien preparado para soportar
situaciones de marcada hostilidad en la relación, especialmente, aunque no solo,
en el tratamiento de los trastornos más graves. Un buen entretenimiento y una
adecuada supervisión son, por lo tanto, altamente recomendables.
ámbito en el que se lleva a cabo el tratamiento
El ámbito de aplicación es otro factor importante que condiciona terapéutica.
Las condiciones de ese vinculo varían notablemente si la psicoterapia ocurre en
un consultorio privado o si tiene un lugar de ámbito institucional.
Este ultimo hecho, que puede requerir cuidados adicionales para preservar la
proximidad y el clima de intimidad necesarios en muchos casos es, el mismo
tiempo, la razón por la cual la práctica de la psicoterapia en instituciones es el
modelo aconsejado para trabajar con algunos pacientes como los antisociales, y
en buena medida los limites.
La relación terapéutica varía considerablemente según el formato de
psicoterapia que se utilice. El vinculo entre paciente y terapeuta se desarrolla
de manera muy diferente si el dispositivo terapéutico se desarrolla de manera
muy diferente si el dispositivo terapéutico es individual o de grupo.
La edad del paciente
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En los pacientes de edad avanzada es de gran importancia lograr una relación


muy cálida donde el terapeuta logre transmitir al paciente que se halla muy
comprometido con el tratamiento, con o una manera de contrarrestar la
tendencia de estos pacientes a experimentar sentimiento de inutilidad.
Las reunidos con los familiares pueden ayudad para evaluar las condiciones y
las posibilidad en que se encuentra el paciente.
Los estudios sobre la influencia de apoyo social en los resultados de la terapia
indican que la presencia activa de este tipo de apoyo favorece el éxito de los
tratamientos.
Los diseños más efectivos se encuentran en las terapias que intervienen sobre
síntomas específicos, o considerando el TP como entidad discreta, ahora bien:
las técnicas cognitivo-comportamentales clásicas requiere cierta adaptación
para su aplicación en estas poblaciones.
Por otra parte, se debe trabajar demostrando gran respeto hacia el rol y el
estatus de los mayores, una actitud que puede tener importantes
consecuencias con personas que pueden manejar esquemas de inadecuación e
incompetencias social.
Los tratamientos psicológicos para los TP tiene como objetivo abordar cambios
en la forma de ser del paciente, ocupando un lugar fundamental los aspectos
interpersonales de su vida. Una premisa consensualmente aceptada es que la
marcha del tratamiento deberá conceder un lugar prioritario a la influencia que
tienen las relaciones del paciente, tanto para entender su problema como para
evaluar su influencia en el curso del tratamiento y para estimar los posibles
efectos que la terapia pueda tener en el entorno. Los problemas que aquejan a
estos pacientes se proyectan en sus vínculos amorosos.
La pareja, los familiares, lo empleadores, los jueces u otras personas
significativas vinculadas con el problema que aqueja al paciente se acercan al
vinculo terapéutico influyen en el de manera significativa
Terapia psicodinamicas.
La tradicional psicodinámicas contiene antecedentes remotos en este campo si
bien en las últimas décadas se han desarrollado nuevos planteamientos
especialmente para lo TP limite y narcista.
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La terapia reconstructiva debe permitir al paciente desarrollar una


comprensión cognitiva y afectiva de los orígenes y propósitos de sus patrones
de interacción, pero es conveniente mostrar flexibilidad para tener libertad de
cambiar a dos sesiones semanales si el paciente necesita trabajara más
intensamente.
La concentración del terapeuta debe de ser intensa y constante, pues la
relación terapéutica es a menudo muy frágil.
Terapias cognitivo-comportamentales
Durante años estos tratamientos estuvieron orientados hacia intervenciones
sintomáticas focalizadas, dirigidas a modificar únicamente conductas
específicas.
El enfoque cognitivo-comportamental dispone de un rico menú de
intervenciones para cumplir con sus objetivos, el terapeuta debe centrarse
especialmente en identificar los esquemas disfuncionales del sujeto, utilizando
para ello los datos de que dispone para inferido el autoconcepto del paciente y
las regla y formulas que utiliza en su vida cotidiana.
Deberá detectar los supuestos condicionales a partir de aquellos enunciados en
que se expresan los autoconceptos negativos. El terapeuta establecerá junto
con el paciente las metas generales asociadas al motivo principal por el cual
realiza su consulta el sujeto.
Las creencias asociadas y las metas estarán en condiciones de comenzar la
terapia.
El trabajo terapéutico se apoya en la consideración de que los TP revelan la
presencia de niveles cognitivos disfuncionales más primitivos que los que
aborda la terapia cognitiva clásica.
Las terapias de grupo
La terapia de grupo constituye un capitulo especialmente importante en el
tratamiento, señala que en los últimos 20 años los TP recibieron más atención
de los terapeutas grupales que ningún otro trastorno.
La terapia de grupo opera de manera muy diferente en cada uno de los
trastornos del grupo B: así, a la buena respuesta de los históricos se suele
oponer la extremadamente difícil actuación de los antisociales.
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Finalmente, en el caso de los pascientes del grupo A la terapia de grupo suele


ser un instrumento de cierto valor, especialmente si trabaja con expectativas
ajustadas a la gravedad de esos trastornos. El modelo de psicoterapia grupal
interpersonal que utilizan se base en una definición de personalidad que
enfatiza los significados de la relaciones interpesonales para explicar el
comportamiento desadaptativo.
La dinámica de las sesiones es particularmente útil para favorecer que se
produzca, dentro de contexto controlados, nuevas formas de relación que
permitan al paciente encontrar otros modos de vincularse en la vida cotidiana.
Si bien se a enfatizado últimamente el enorme potencial que tiene la terapia de
grupo en el tratamiento de pacientes de trastornos graves este formato
terapéutico tiene también gran utililidad para tratar personas con TP menos
inapacitantes o con menos consecuencias negativas sobre su vida cotidiana.
Los pacientes que se incluyen en el programa presnetan principalmente TP, si
bien los trastornos depresivos y de ansiedad son también prevalentes. El
trabajo central está enfocado en la terapia de grupo aunque el menú de
opciones terapéuticas que se incluyen es muy variado.
No se prescribe sesiones de terapia individual pero pueden incluirse de ciertos
casos sesiones de terapia de pareja o familiar. La psicofarmatología forma
parte de los recursos habitualmente empleados. Las razones que se
argumentan a favor de la importancia asignada al formato grupal de la terapia
son las siguientes:
Los diferentes procesos identificatorios que el paciente puede llevar a cabo y
la recepción de una realimentación múltiple de sus compañeros, suelen ser el
más poderoso vehículo para flexibilizar los patrones de estos trastornos cuya
naturaleza primordial puede ser la rigidez.
Existen varios abordajes de psicoterapia que recurren a modelos de
integración.
La fase inicial es la formulación del problema y la identificación de los patrones
que utiliza el paciente para mantenerlo.
Esta ultima tiene dos fines: en primer lugar, ayudar a la reconstrucción
evolutiva e histórica de las relaciones y experiencias significativas que
distorsionan el trato consigo mismo y con los demás y en segundo término,
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facilitar que el paciente reconozca sus conflictos y los aspectos vulnerable de


su persona, tal y como lo manifiesta de en su conducta, sus pensamientos, sus
afectos y sus síntomas.

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