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LUZAGA

(GUADALAJARA)
PAISAJES DE LA GUERRA... PARA RECORRER EN PAZ

1
QUEREMOS AGRADECER LA AYUDA
PRESTADA POR LOS DOCTORES EMILIO
GAMO PAZOS, JESÚS ALBERTO ARENAS
ESTEBAN, JORGE SÁNCHEZ-LAFUENTE
PÉREZ Y MUY ESPECIALMENTE A
JULIO GONZALO HERNANDO POR SUS
COMENTARIOS, CORRECCIONES Y POR
SU COMPAÑÍA POR LAS TIERRAS DE
LUZAGA.

© DE LA PRESENTE EDICIÓN, LOS AUTORES


TEXTOS: CARLOS FERNÁNDEZ CALVO Y JORGE MORÍN DE PABLOS
DISEÑO Y MAQUETACIÓN: ESPERANZA DE COIG-O´DONNELL
FOTOGRAFÍA DE PORTADA: CARLOS FERNÁNDEZ CALVO

EDITA: como
| MATERIAL CULTURE |

Corazón de María, 27
28002 Madrid. Spain
comomaterialculture@gmail.com
ISBN: 978-84-16450-39-8
DEPÓSITO LEGAL: M-41036-2018

NINGUNA PARTE DE ESTE LIBRO PUEDE SER REPRODUCIDA O TRANSMITIDA


EN CUALQUIER FORMA O POR CUALQUIER MEDIO, ELECTRÓNICO O MECÁ-
NICO, INCLUIDO FOTOCOPIAS, GRABACIÓN O POR CUALQUIER SISTEMA DE
ALMACENAMIENTO DE INFORMACIÓN SIN EL PREVIO PERMISO ESCRITO DE
LOS AUTORES

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Las Rutas
Luzaga cuenta con unas unidades de paisaje que permiten trazar tres itinerarios bien diferenciados.
Estos espacios naturales tienen como elemento común la inserción en ellos de elementos patrimoniales
ligados a la ocupación del territorio por mujeres y hombres desde hace más de 2.500 años.
La primera unidad de paisaje, es la que rodea el Oppidum del Castejón. Éste es un poblado fortificado que
ocupa varias hectáreas. El nacimiento de este espacio va ligado a las guerras celtibéricas emprendidas
por los romanos para controlar el territorio y que tienen como escenario más conocido el cerco de
Numancia. Tradicionalmente se sitúa en el Castejón la ciudad de Lutia, que fue la única que respondió a
la llamada de los numantinos, lo que ocasionó un castigo sangriento sobre la misma. Sea cierta o no la
ubicación de Lutia en el Castejón, lo que es claro es su potente emplazamiento defensivo sobre el Tajuña
y que gran parte de su perímetro está flanqueado por una muralla ciclópea. El recorrido por este espacio
permite al visitante recorrer unos magníficos espacios naturales.
La segunda unidad de paisaje, va ligada a la línea defensiva andalusí en esta zona al Norte de la Marca
Media. Las atalayas, de las que conservamos una, eran vitales para la defensa del territorio y avisar de
las algaradas cristianas a partir de la primavera. La torre sirvió luego para otros intereses en las luchas
internas castellanas o en los conflictos del Estado Moderno y la Baja nobleza. Hoy es un testigo impasible
de otro magnífico paisaje, muy diferente al de las riberas del Tajuña.
Finalmente, la última unidad de paisaje se explica a través de los restos de la Guerra Civil española.
Las trincheras trazadas después de la batalla de Guadalajara en 1937 y que fueron testigos de crudos
combates en los meses de invierno de 1938. Su trazado lineal atraviesa un paisaje casi salvaje, en la que
la huella del hombre apenas se percibe, cosiéndolo como una vieja cicatriz de una de las peores guerras
que se han librado en estas tierras no hace tanto tiempo.
Tres escenarios de guerras pasadas que hoy en día se pueden recorrer en paz… pero sin olvidar el
pasado.

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CONSEJOS PRÁCTICOS
ÉPOCA RECOMENDADA:
Todo el año (evitar los horarios de más
calor en verano).
AGUA POTABLE:
Fuentes en Luzaga.
SEÑALIZACIÓN:
Hitos de piedra.
SUGERENCIAS:
Uso de bastones y calzado de senderis-
mo, pantalones largos y sombrero. Exis-
ten posibilidades de observación de la
rica fauna local, por lo que se recomienda
el uso de prismáticos. La diversidad de
hongos del municipio es elevada.

4Señalización de la ruta
RUTA 2
(LA GUERRA CIVIL EN)
LA LASTRA DE LA FUENTE

RUTA 1
CASTRO DE LUZAGA

RUTA 3
MEANDROS DEL TAJUÑA
5
Distancia total: 3,3 km.
Posibilidad de unirla
con la Ruta 2.
Dificultad: baja.
Castro de Luzaga
Duración total: 90 Comienza la ruta bajo las choperas del río Tajuña, junto

minutos (incluidas a la carretera GU-952. Sube inmediatamente por los


escarpes calizos de El Majanazo, descubriendo la variada
paradas de flora y fauna ligadas al roquedo. Hacia el extremo este

interpretación). del recorrido se bordea el Barranco de la Hocecilla; en


su entorno se descubren algunos manantíos de aguas
salitrosas, más abundantes en la fachada sur de La Lastra
y en El Salobral, evidenciadas por la existencia de prados
húmedos y carrizos. El regreso a Luzaga se hace entre los
apriscos ganaderos y pastos de interés micológico de La
Lastra de Enmedio, con miradores sobre el valle del Tajuña
y las forestas de pino resinero que se extienden al norte.
El Castro de Luzaga, testigo de las luchas entre celtíberos
y romanos conserva parte de su muralla ciclópea. En su
interior, viviendas ya romanas, pero con los patrones

Ruta
indígenas y un posible templo.
El paisaje ganadero actual mantiene las formas de
ocupación del pasado, donde no todo el recinto interior

1
del recinto amurallado estaba ocupado.

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9 El río Tajuña y su caz.
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Yacimiento de El Castejón.

Ruta
1
9
Matorral pulvinular.
2 3 4
Cueva de la Mano de Dios y formas Riberas antrópicas del Tajuña. Guillomar en la fachada norte de
geológicas caprichosas. los escarpes del Tajuña.

66 7 8
Posible indicio de un templo de El Castejón, muralla ciclópea. Panorámica al norte del valle del
cronología romana. Tajuña.

10 11 12
Sabina albar. Barranco de la Hocecilla. Pastizales ricos en seta de cardo.

9
Lúpulo Nutria (Lutra lutra) Mirlo acuático (Cinclus cinclus)
(Humulus lupulus)
La ruta comienza en la chopera de la margen iz- llas palmeadas en el fango y las conspicuas letrinas,
quierda del río Tajuña, una arboleda creada por siempre ubicadas en enclaves llamativos del río y sus
el hombre a la que se asocia una pequeña zona riberas (una piedra saliente, el borde de un caz, un
recreativa, y en la que destaca la presencia de una viejo tocón), y que sirven al mustélido para marcar
abundante liana, el lúpulo (Humulus lupulus). El sen- su territorio. En este tramo fluvial, además, existe la
derista, con paciencia y un poco de fortuna, podrá posibilidad de detectar diversas aves singulares de
observar los ágiles movimientos de la nutria (Lutra
lutra) durante sus campeos por estas aguas oxige-
la ribera, destacando la presencia del mirlo acuático
(Cinclus cinclus), la lavandera cascadeña (Motacilla
C
nadas; o, al menos, los indicios de su actividad en la cinerea) y el martín pescador (Alcedo atthis).
zona, como la impresión de sus características hue-

Lavandera castañeda Martín pescador


(Motacilla cinerea) (Alcedo atthis)

10
A

us)

D
C
E

A: Chopera
B: Caz
B C: Azud del río Tajuña
D: Área recreativa
E: Espadaña 11
El senderista asciende inicialmente por
una corta longitud en fuerte pendien-
te, cubierta por un herbazal que puede
provocar algunos resbalones. De manera
inmediata, alcanza un escalón natural de
los escarpes calizos que, a modo de grada,
deberá continuar en suave subida, dejando
los asomos rocosos a su derecha. El ro-
quedo incluye numerosas fisuras, bloques
colapsados y cavidades naturales, a veces Colirrojo tizón(Phoenichurus ochruros)
con alternancia de las calizas y areniscas
rojizas; son hábitat que dan refugio a una
fauna rupícola de interés en la que destaca
la presencia de aves propias del roquedo,
como el colirrojo tizón (Phoenichurus ochru-
ros), el gorrión chillón (Petronia petronia), el
chochín (Troglodytes troglodytes), el avión
roquero (Ptyonoprogne rupestris), la collal-
ba rubia (Oenanthe hispanica), el roquero
solitario (Monticola solitarius), el cernícalo
vulgar (Falco tinnunculus) y la chova piqui- Gorrión chillón Collalba rubia (Oenanthe h
rroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). (Petronia petronia)

Nido de chochín (Troglodytes troglodytes)


12
Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus)

Oenanthe hispanica)

Roquero solitario Chova piquirroja


(Monticola solitarius) (Pyrrhocorax pyrrhocorax) 13
Guillomo (Amelanchier ovalis)

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La flora asociada a estos resaltes calizos, también
con asomos de areniscas, considerados como
elementos geomorfológicos de protección especial
en Castilla – La Mancha, incluye especies de interés
tanto etnográfico como conservacionista, como el
guillomo (Amelanchier ovalis), el té de roca (Jasonia
glutinosa), los zapatitos de la Virgen (Sarcocapnos
enneaphylla), el cerezo de Santa Lucía (Prunus ma-
haleb), la artemisia plateada (Artemisia pedemonta-
na), el cambrón (Genista rigidissima), entre otras.
Cerezo de Santa Lucía (Prunus mahaleb)

Té de roca (Jasonia glutinosa) Artemisia plateada (Artemisia pedemontana)

Zapatitos de la Virgen Cambrón (Genista rigidissima)


(Sarcocapnos enneaphylla) 15
De Lutia a Luzaga
En el año 134 a.C. Escipión fue escogido cónsul, tras realizar una campaña contra los vacceos que aprovisio-
naban a los numantinos, tomó Numantia tras un largo asedio en el 133 a.C. Sabemos por el historiador Apia-
no que durante el sitio, el cabecilla celtíbero Retógenes consiguió, junto a algunos de sus guerreros, burlar
a los romanos y solicitar ayuda a los pueblos vecinos. Ésta le fue denegada por casi todas las ciudades. Sólo
los jóvenes de Lutia mostraron su intención de ayudarles, pero los ancianos de esta población les delataron a
Escipión. El castigo del cónsul fue cortar las manos a cuatrocientos jóvenes de esta población.
Esta Lutia se corresponde con el oppidum de El Castejón de Luzaga. Algunos historiadores y arqueólogos
dudan de esta atribución, debido a que la distancia que proporciona Apiano entre Numancia y Lutia era de
300 estadios -cerca de 57 kms. La distancia en línea recta de las dos localidades es mayor: unos 95 kms. Sin
embargo, hay dudas razonables acerca de los datos espaciales proporcionados por Apiano. Por ejemplo, el

16
“Pero Retógenes, un numantino apodado Caraunio,
el más valiente de su pueblo, después de convencer a
cinco amigos, cruzó sin ser descubierto, en una noche
de nieve, el espacio que mediaba entre ambos ejércitos
en compañía de otros tantos sirvientes y caballos.
Llevando una escala plegable y apresurándose hasta
el muro de circunvalación, saltaron sobre él, Retógenes
y sus compañeros, y después de matar a los guardia-
nes de cada lado, enviaron de regreso a sus criados y,
haciendo subir a los caballos por medio de la escala,
cabalgaron hacia las ciudades de los arévacos con ra-
mas de olivo de suplicantes, solicitando su ayuda para
los numantinos en virtud de los lazos de sangre que
RADIO DE LA UBICACIÓN DE LUTIA SEGÚN LA DISTANCIA
TRANSMITIDA POR APIANO (SEGÚN BURILLO 2007: 307, FIG. 79). unían a ambos pueblos. Pero algunos de los arévacos
no les escucharon, sino que les hicieron partir de inme-
diato llenos de temor. Había, sin embargo, una ciudad
historiador afirma que Numantia ocupaba 24 esta-
rica, Lutia, distante de los numantinos unos trescientos
dios, es decir, unas 150 has., cuando sabemos que la
estadios, cuyos jóvenes simpatizaban vivamente con
extensión de la ciudad celtibérica en esa época era
la causa numantina e instaban a su ciudad a concer-
de 7,5 has.
tar una alianza, pero los de más edad comunicaron
Los argumentos filológicos han servido a nume-
este hecho, a ocultas, a Escipión. Éste, al recibir la no-
rosos autores para identificar Luzaga con Lutia, así
ticia alrededor de la hora octava, se puso en marcha
como la ceca lutiakos y la palabra lutiakei que apa-
de inmediato con lo mejor de sus tropas ligeras y, al
rece en el Bronce de Luzaga, que parecen referirse
amanecer, rodeando a Lutia con sus tropas, exigió a
a la misma localidad. A partir del topónimo Lutia
los cabecillas de los jóvenes.
puede crearse una forma adjetiva lutiakos/lutiaka
Pero, después que le dijeron que éstos habían huido de
mediante el sufijo formador de esta clase de pa-
la ciudad, ordenó decir por medio de un heraldo que
labras. Sería la forma lutiaka la que por evolución
saquearía la ciudad, a no ser que le entregaran a los
fonética va a dar lugar a Luzaga, el topónimo actual
hombres. Y ellos, por temor, los entregaron en número
de la localidad. Finalmente, Apiano afirma que Lutia
de cuatrocientos. Después de cortarles las manos, le-
era “una ciudad rica”. Esto encajaría con la posición
vantó la guardia y, marchando de nuevo a la carrera,
estratégica de El Castejón sobre el Tajuña, contro-
se presentó en su campamento al amanecer del día
lando las producciones de sal del entorno, vitales
siguiente” (Apiano, Iberia, 94)
en las economías ganaderas del mundo antiguo.

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El territorio del Castejón
En el caso del Castejón, según ha sugerido el potenciados -en el marco de un sistema estatal
Dr. Arenas, es posible pensar que el asentamiento representado por la Roma republicana- por su im-
original, de modestas dimensiones, se localizase portancia geoestratégica en relación con las vías de
en La Hoz Mayor y que tras su destrucción, se “re- comunicación y/o el control de recursos críticos. Sin
fundase” en el actual emplazamiento del Castejón embargo, la clave para entender la presencia del
-donde hasta el momento no hay evidencias de Castejón, es el propio río Tajuña y su importancia
una ocupación previa a los siglos II-I a.C. -. Pero en como vía de comunicación natural. Ese valle fue
cualquier caso, e independientemente de esta úl- desde la Prehistoria hasta la Edad Media uno de los
tima propuesta, lo cierto es que a partir de finales principales caminos para conectar la Meseta sur
del siglo II a.C. se individualizan en el área del Alto con el valle del Ebro. Por eso, se sitúan en el punto
Jalón-Alto Tajo una serie de grandes centros, entre de conexión de los valles del Tajuña y el Jalón no
los que destacan El Castejón y Los Rodiles, que son sólo el oppidum del Castejón y el campamento ro-

18
mano de La Cerca; sino también se emplazaron allí res de productos suntuarios utilizados por las élites
con anterioridad el dolmen del Portillo de las Cortes romanas: vajillas de mesa, nuevos equipos de bebida
y la necrópolis celtibérica de Aguilar de Anguita, y, sobre todo, vino con qué llenarlos. El desarrollo de
uno de los mayores cementerios prerromanos de la los grandes centros de población -y por lo tanto la
península. Y por ello también, se situaron a pocos gestión integral del territorio- no dependería de las
kilómetros las ciudades de Cortona y Arcóbriga, que comunidades locales, sino que estaría mediatizado
se perfilan como los centros político-administrativos por la presión militar del estado romano.
que gestionaron la zona en época imperial. En definitiva, El Castejón parece reflejar un modelo
Y esta situación pone de manifiesto que la aparición cultural surgido de la tradición local y las nuevas fór-
en el contexto regional de los grandes asentamien- mulas de ordenamiento territorial introducidas por
tos a partir del siglo III a.C. no debe atribuirse a la Roma; un modelo de poblamiento que va a erosio-
intervención del estado romano, sino que es un nar las tradicionales relaciones de parentesco y dar
fenómeno autóctono que hunde sus raíces en la lugar a un nuevo orden: una organización de base
propia dinámica socio-política del mundo indígena. estatal que sustituye los antiguos castros y oppida
Eso sí; Roma lo aprovechó para afianzar su control de por un sistema de civitates, villae y vici gestionados
las comunidades locales. Y prueba de ello es que El por la autoridad provincial.
Castejón, Los Rodiles y otros enclaves similares del
IMAGEN AÉREA DEL ENTORNO DE LUZAGA EN EL QUE SE MUESTRAN LAS
área Alto Tajo-Alto Jalón pasan pronto a ser recepto- UBICACIONES DE LOS ASENTAMIENTOS INDÍGENAS DE EL CASTEJÓN (A) Y LA
HOZ MAYOR (B), ASÍ COMO DE LA NECRÓPOLIS DE LOS CENTENALES (C).

19
El oppidum
de El Castejón

PLANIMETRÍA CON LAS ESTRUCTURAS LOCALIZADAS EN


LUZAGA SEGÚN JORGE SÁNCHEZ-LAFUENTE PÉREZ.

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La ocupación celtibérica más antigua se ubicó la parte Noroeste sobre el Tajuña es práctica-
en la cota más alta del farallón rocoso que do- mente inexpugnable. La muralla, a pesar del
mina el curso del río Tajuña. Además, parece mal estado en que nos ha llegado, presenta
que tendría su acceso desde el NE aprovechan- una técnica constructiva de gran calidad y soli-
do la topografía del terreno. La conquista roma- dez. La base, que en algunos tramos conserva
na del territorio no va a suponer el abandono tres hiladas ciclópeas, serviría para apoyar un
del hábitat en altura, como se ha demostrado aparejo de mampuestos y adobes, que hoy ha
con las excavaciones de 2016, sino que éste no desaparecido. Por otro lado, en el interior del
sólo va a continuar, sino que se irá extendiendo recinto se conservan otras estructuras que a
por la ladera Sur, que ahora parece cobrar un priori no tendrían una función defensiva, que
mayor protagonismo. Prueba de ello sería el quizás están en relación con espacios públicos o
emplazamiento de la necrópolis excavada por sagrados de la ciudad, ya que ésta se sitúa en el
el marqués de Cerralbo al Sur, ya en el llano. punto más elevado y visible desde el exterior a
Ésta presenta una cronología tardía y sería la varios kilómetros de distancia. Finalmente, se-
necrópolis asociada a la ocupación del siglo I ñalar que las excavaciones arqueológicas desa-
a.C. Esta mecánica se continúa en época altoim- rrolladas en el año 2016 han permitido localizar
perial y tardoantigua, como se ve en la cons- una batería de casas -tres en concreto- con una
trucción de un espacio termal al Sur. Y continúa orientación Norte-Sur, con técnicas construc-
hasta el presente, ya que la población actual ha tivas indígenas -zócalos de piedra, alzados de
ocupado la ladera Sur del promontorio desde adobe y techumbre de materiales perecederos-,
la Edad Media, mientras que la cota superior ha que nos hablan de la intensa ocupación en el
quedado reservada a actividades agropecua- interior del oppidum, con calles que aprovechan
rias. la topografía del cerro ajustándose a las curvas
La deficiente conservación de las estructuras, de nivel. Muy interesante es la fecha de abando-
así como la ausencia de excavaciones siste- no de las mismas, en torno a finales del siglo I
máticas impide pronunciarse con rotundidad a.C. La superficie excavada es muy escasa, pero
sobre la topografía y cronología del oppidum de la cronología se ajusta a lo que conocemos de
Luzaga. Sin embargo, es clara la existencia de la necrópolis excavada a principios del siglo XX
un recinto defensivo, una muralla ciclópea, que por el marqués de Cerralbo. Estas fechas, tardías,
estaría flanqueada por torres y que protege ría son afines a las del Bronce de Luzaga. Por tanto,
el acceso Norte a la ciudad. También defendería la evolución de las estructuras del conjunto se
el flanco Sur, que es el más vulnerable, ya que fecharían entre los siglos III y I a.C.

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Muralla ciclópea del
poblado celtibérico
de El Castejón

Posible indicio de un
templo de cronología
romana

22
Con posterioridad a estas fechas es posible
suponer un abandono relativo del hábitat
en altura, que quedaría reservado a los es-
pacios ganaderos y una nueva ocupación
de la ladera sur del cerro. Es una topografía
bastante similar a la que existe actualmen-
te en Luzaga, donde el cerro de El Castejón
se reservaba para usos ganaderos y la
ladera sur ha sido ocupada por el caserío.
Los restos que aparecen en las obras reali-
zadas en el casco histórico actual apoyan
esta hipótesis. De la existencia de un área
urbana de cierta entidad en época romana
hablarían los restos excavados al Sur de la
localidad en el enclave de Los Palacios, un
conjunto termal de época tardoantigua.
Este espacio, que se ubicaría en la zona
que actualmente ocupa el frontón, forma-
ría parte de un gran conjunto termal, con
orientación Norte-Sur, y accesos desde el
Norte. Jorge Sánchez-La Fuente lo interpre-
ta como parte de unas termas particulares
integradas dentro de una villa romana que
se encontraba en uso en la cuarta centuria
de nuestra Era. Más complejo es dilucidar
si nos encontramos ante una villa situada
en un espacio suburbano, en la vega abier-
ta del Tajuña, y el en suburbio del vicus o si
ésta es la única construcción con uso entre
El Castejón y Los Palacios.
LOS PALACIOS, CAMPAÑAS 1981-1984.
SITUACIÓN DE LAS CUADRÍCULAS DEL
CONJUNTO TERMAL EN RELACIÓN CON EL
CASCO URBANO. DERECHA: PLANO DE LA
ZONA DEL CONJUNTO TERMAL SEGÚN JORGE
SÁNCHEZ-LAFUENTE PÉREZ.
23
24
Las viviendas
El espacio excavado en 2016 parece corresponderse con una unidad
doméstica de la Segunda Edad del Hierro con una cronología tardía
-s. I a.C.-, que está dividida en tres ámbitos. El situado más al Oeste
parece ser el espacio habitacional, mientras que el central estaría re-
lacionado con las actividades de almacenaje y cuadra. El situado más
al Este, se encuentra muy arrasado y es imposible pronunciarse sobre
su funcionalidad. Hemos de suponer que no sería la única unidad
doméstica en este espacio, sino que aprovechando la curva de nivel
se dispondrían más hacia el Este y el Oeste. La excavación ha podido
documentar la ausencia de muralla en esta cota, y que muy probable-
mente ésta discurriera unos metros más abajo, donde se conserva to-
davía parte del zócalo ciclópeo. La excavación ha aportado abundante
información sobre la construcción de las viviendas de esta fase tardía
del mundo celtbérico, que apenas difiere de otras más antiguas.
FOTOGRAFÍA AÉREA Y DEL PROCESO DE EXCAVACIÓN
EN LA UNIDAD DOMÉSTICA LOCALIZADA EN LUZAGA
EN EL AÑO 2016.

RECONSTRUCCIÓN DE UN CONJUNTO
DE CASAS CELTIBÉRICAS. 25
La ruta hace camino bajo el reborde del escarpe calizo, entre pra-
deríos pecuarios y espinales resultantes de la degradación de las
forestas originales del territorio, evidenciadas por la presencia de la
encina (Quercus ilex ballota) y el quejigo (Quercus faginea); en ocasio-
nes se aprecian, también, algunos ejemplares de enebro (Juniperus
oxycedrus) y sabina albar (Juniperus thurifera).

A: Sabina albar
26B: Encinas
Encina (Quercus ilex ballota) Quejigo (Quercus faginea)

Enebro (Juniperus oxycedrus) Sabina albar (Juniperus thurifera)


27
El senderista alcanza el extremo orien-
tal de la ruta cuando llega a la depre-
sión creada por la incisión del Barranco
A
de la Hocecilla. Este barranco, de fluir
estacional, acoge algunos escarpes
en los que habita el búho real (Bubo
bubo). Atesora la singularidad hidro-
geológica evidenciada por la presencia
de algunos manantíos y rezumaderos
existentes en sus márgenes y laderas,
de marcado carácter salitroso; estos
puntos de descarga hídrica son más
abundantes en la fachada sur del
topónimo de La Lastra, y son afamados
entre la población local a raíz de su uso
para abastecer al ganado de los mine-
rales que requieren en su dieta. Estas
aguas salitrosas, además, condicionan
los aprovechamientos agrícolas en el
valle inmediato a la ruta, así como a
la vegetación asociada, y se reflejan
claramente en el topónimo local de El
Salobral.

A: Escarpe calizo
B: Valle del río Zabay, afluente del Tajuña.
C: Uso agrícola en el fondo de valle
D: Pastizal calcícola
E: Parcelario de muros de “piedra seca”
F: Manaderos Salitrosos
28 (“La Lastra”-”El Salobral”)
F
B

D
29
El itinerario, de regreso a
Luzaga, discurre por los 1 2
ralos tapices herbáceos de
los prados pecuarios de la
Lastra de Enmedio, entre
muros de piedra y apriscos
que atesoran un enorme
valor etnográfico. Presen-
tan un interés añadido al
incluir abundantes especies
de hongos de importancia
gastronómica, como la seta
de cardo (Pleurotus eryn-
gii) -1-, el pie azul (Lepista
personata, L. nuda) -2-, el
champiñón (Agaricus sp.)
-3-, el parasol (Macrolepiota
procera, M. rhacodes, M. kon-
radii)-4-, entre otras. Eso si,
a la hora de su recolección
hay que tener cuidado con
los abundantes escorpiones
(Buthus occitanus) -5- que
reposan bajo las piedras. 3 4

30
En estos prados, además, se puede observar el espectá-
culo que otorgan las aves carroñeras en la zona dado que,
ocasionalmente, incluyen puntos tradicionales de abando-
no de reses muertas, o muladares, atractivos para especies
tales como el buitre leonado (Gyps fulvus), el alimoche
(Neophron percnopterus) y, de manera excepcional, el buitre
negro (Aegypius monachus).
Todo el regreso hasta el pueblo incluye extensas panorámi-
cas de observación sobre buena parte del ámbito munici- Buitre leonado (Gyps fulvus)
pal de Luzaga: las pinadas de pino resinero (Pinus pinaster)
al norte, escindidas en dos por el discurrir del Tajuña; el va-
lle fluvial, aguas abajo del núcleo; y el fondo escénico al sur,
con el dominio de las formaciones esclerófilas de encinas
y quejigos, y las parameras calizas salpicadas de sabinas,
espinos y enebros.

Alimoche (Neophron percnopterus)

Buitre negro (Aegypius monachus) 31


Distancia total: 3,4 km.
Posibilidad de unirla
con la Ruta 1. (La Guerra Civil en)
Dificultad: baja.
Duración total: 90
la Lastra de la Fuente
minutos (incluidas La ruta se inicia junto al río Tajuña y asciende, entre

paradas de antiguos linderos y apriscos ganaderos, sobre el paso


natural del río. Bordea los escarpes calizos de Los Blancares
interpretación). y La Lastra, miradores naturales desde los que se domina
buena parte del municipio, incluidos los cantiles rojizos de
areniscas que resaltan al norte, entre las forestas de pino
resinero, muy ricas en setas y hongos. El caminar lleva al
senderista a los pies de la singular encina de la Lastra, árbol
monumental que hay que respetar y preservar. El regreso
a Luzaga se hace entre prados ganaderos y espinos,
y termina por un vertiginoso y bello descenso entre
escarpes, bloques pétreos caídos, cuevas y rezumaderos.
La necesidad de defender durante la Guerra Civil la

Ruta
carretera que atraviesa el Tajuña, generó un pequeño
emplazamiento en la ladera este y un asentamiento en la
cima aprovechando los espacios ganaderos para cobijar la

2
guarnición encargada de esta posición.

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14
9
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8 Fuente lavadero de Luzaga. Cauces artificiales del Tajuña.

7 6
5

6 71
4 Panorámica sobre Luzaga y sus Estructuras de la Guerra Civil.
escarpes calizos.
12
3

Ruta
2
11 12
Pastizales, apriscos y cercados de Panorámica desde el mirador de
La Lastra. La Lastra de la Fuente.
3 4 5
Riberas antrópicas del Tajuña. Cueva de los Pobres y apriscos Escarpes y desprendimientos
naturales. dominando el Tajuña.

8 9 10
Endemismo de valor etnobotánico Guillomar en el reborde calizo. Geología y relieve en el mirador de
(Artemisia pedemontana). La Lastra.

13 14
Pinares en el dominio potencial Árbol singular (encina de La Lastra
del quejgar/encinar. de la Fuente, Quercus ilex ssp.
ballota).

35
La ruta se inicia junto al río
Tajuña, en el reborde de la
chopera de Populus nigra, en
las proximidades del antiguo
lavadero; con un poco de
fortuna y paciencia, existe
la posibilidad de observar
la actividad de diversos
animales propios del medio
acuático, la trucha común
(Salmo trutta), la nutria (Lutra
lutra), el mirlo acuático
(Cinclus cinclus), entre otros.
La foresta de origen humano
Lavadero acoge, además, un sinfín de
aves forestales de pequeño y
Río Tajuña y chopera mediano tamaño, destacando
algunas singularidades como
el pequeño pico menor
(Dendrocopos minor), siendo
más habituales sus “primos”
carpinteros, el pito real (Picus
viridis) y el pico picapinos
(Dendrocopos major), además
de muchos paseriformes como
el mito (Aegithalos caudatus), la
estival y llamativa oropéndola
(Oriolus oriolus), los ruiseñores
común y bastardo (Luscinia
megarrhynchos y Cettia cetti,
respectivamente), entre otros.

36
Trucha común
(Salmo trutta)
Pico menor
(Dendrocopos minor)
Pito real
(Picus viridis)
Pico picapinos
(Dendrocopos major)
Mito
(Aegithalos caudatus)
Oropéndola
(Oriolus oriolus)
Ruiseñor común
(Luscinia megarrhynchos)
Ruiseñor bastardo
(Cettia cetti)

37
Remonta el senderista una senda que discurre sobre espacio elevado que domina plenamente amplias
una gran lastra caliza, entre pastizales vivaces y superficies del término municipal, erigiéndose como
espinos, en un ámbito de uso ganadero tradicional, un excelente mirador natural sobre las pinadas
manifestado por la deforestación experimentada de Pinus pinaster al norte, llegándose a apreciar, a
en la zona, el fomento de los prados pecuarios y la lo lejos, los llamativos asomos rocosos rojizos del
presencia de abundantes apriscos y majadas, en la rodeno, las areniscas que enmarcan la entrada del río
actualidad caídos mayormente en el desuso. Alcanza Tajuña al municipio. También permite la observación
el reborde de los topónimos de Los Blancares, de amplias extensiones del páramo calizo, al oeste
primero, y de La Lastra, después; se trata de un y suroeste, en el que destacan algunas siluetas

38
dispersas, de porte piramidal, de enebros (Juniperus
oxycedrus) y sabinas albares (Juniperus thurifera); de
las campiñas del valle del Tajuña, aguas abajo de
Luzaga; así como de las forestas esclerófilas que se
extienden hacia el sur, más allá de los topónimos
del Alto de las Presas y El Portillo, dominadas por la
encina (Quercus ilex ballota), que está acompañada
en las situaciones más frescas y las umbrías de cerros
y lomas por el quejigo (Quercus faginea).

39
CARRETERA

Aprisco La presencia del patrimonio ganadero en


Trinchera nuestras rutas es una constante y permite
Puestos de tirador y entender la importancia de esta actividad en
nidos de ametralladoras la zona. Sin embargo, la ruta de la Lastra de la
Fuente nos permite ver el aprovechamiento de
estos espacios por las posiciones defensivas en
altura para controlar la carretera que se dirige
a Alcolea y el puente que atraviesa el Tajuña y
evitar los avances de las tropas republicanas
desde el sur. Desde ese emplazamiento se
cubría la zona con unas ametralladoras, los
apriscos ganaderos de la cumbre se utilizaron
como zona de hábitat, fortificándose con una
línea de trincheras, para cubrir el acceso más
expuesto que está al sur, desde donde nosotros
hemos realizado la ascensión.
El puente que salvaba el río fue construido en
1891, por el contratista D. Ángel Mediavilla. Se

Luzaga trataba de un puente de sillería, cuyos sillares


fueron labrados por los Montoliú, canteros de
Cifuentes. El puente lo voló una noche a finales
del verano el teniente Quintero, que mandaba
una docena de Guardias Civiles, y se cobijaron
en la paridera del Picozo. Al volarse el puente,
los suministros desde Sigüenza llegaban con
dificultad. En unas semanas una compañía
de Pontoneros y Zapadores llegados desde
Zaragoza levantaron uno de madera que entró
en servicio a finales de diciembre, pudiendo
pasar camiones. Los restos del puente volado
se aprovecharon para levantar una fuente en la
plaza.
40
Las posiciones
de Guerra
Al comienzo de la Guerra Civil, Luzaga
fue visitada por fuerzas de ambos ban-
dos, pero fue en el mes de Septiembre
de 1936, cuando una docena de guar-
dias civiles sublevados al mando del
Teniente Quintero se apostaron en
el municipio e instalaron un cuartel.
Desde ese momento, se convirtió en
un enclave de cierta importancia en
la segunda línea franquista, y al muni-
cipio llegaron unidades de todo tipo
y procedencia: asturianos, gallegos,
etc. Varias personalidades de relevan-
cia visitaron Luzaga, como el General
Moscardó, el defensor del Alcázar de
Toledo. Pero será en los días previos
a la Batalla de Guadalajara cuando el
municipio cobre mayor protagonis-
mo. Allí se instalaron los Camisas Ne-
gras italianos que participarían en la
ofensiva de marzo de 1937. El puesto
de mando del coronel Rada durante
la ofensiva del Alto Tajuña (marzo de
1938) se situó en una de las casas de la
plaza. Los restos de esta historia pue-
den verse en el municipio en forma de
refugios y trincheras.

41
Por la zona de La Lastra, el senderista bordea una
superficie descarnada, que se interpreta como el
resultado de antiguas canteras y los movimientos de
tierra a ella ligados; se aproxima hasta el lugar en el que
se mantiene en pie, varios cientos de años después,
un árbol monumental: la encina de La Lastra. Se trata
de un ejemplar que se ha mantenido en el tiempo sin
sufrir la presión ejercida por la población local sobre el
arbolado, especialmente para la generación de leñas.
Su ubicación, en las ruinas de lo que asemeja ser el
seno de un antiguo recinto ganadero, además de la
sensibilidad de los particulares del enclave, ha ayudado
a su mantenimiento en el tiempo, conservando el árbol
el porte señorial de una gran encina madura, con un
tronco muy voluminoso que se ramifica, de manera
candelabriforme, alzando sus brazos por encima de los
15 metros de altura. La encina de La Lastra, por sí sola,
genera un hábitat particular para una fauna asociada
que se aprovecha de los recursos que aporta: diversos
lacértidos ligados a su resquebrajada corteza, aves y
mamíferos que se nutren con sus bellotas pero que,
además, encuentran refugio para la cría entre su densa
frondosidad.

42
B

A: Páramo calizo
C B: Encina de La Lastra
C: Muros de “piedra seca”
D: Retazos de encinar 43
El regreso a Luzaga continua por la
paramera de La Lastra, entre muros de
piedra y apriscos ruinosos que son el
reflejo de un pasado agropecuario, en
la actualidad casi olvidado. Al alcanzar
una tinada cerca del borde del escarpe
calizo, una trocha poco marcada cruza el
recorrido de ida y lleva al senderista por
un descenso vertiginoso entre escarpes,
techos volados, cavidades naturales,
bloques colapsados y rezumaderos; en
estos se puede encontrar una comunidad
vegetal singular que incluye hábitat y
especies de interés conservacionista,
como la rara Lysimachia ephemerum. Los
escarpes y oquedades también acogen
la presencia de fauna rupícola diversa,
destacando el colectivo de las aves, así
como algunas especies de murciélagos.

A: Techo volado
B: Bloque colapsado
Lysimachia ephemerum C: Muro de “piedra seca”,
aprisco ganadero natural
44 D: Escarpe 44
A
El descenso hasta el río Tajuña termina en
la ribera, en la actualidad dominada por
una chopera de repoblación desarrollada
sobre terrenos que otrora acogieron
huertos que abastecían a la población
local, pero que en la actualidad están
perdidos y se encuentran dominados
por zarzales y herbazales de apetencias
hidrófilas. Ya en el río, tras cruzar una vieja
valla metálica, la senda fluvial en la margen
derecha del Tajuña lleva al caminante de
D regreso al lavadero.

45
Distancia total: 6 km.
Dificultad: media.
Duración total:
120 minutos
(incluidas paradas de Meandros del Tajuña
interpretación). Comienza en la Senda de Carrabanades, al sur de
Luzaga, de fácil acceso. Asciende por un paisaje de
forestas aclaradas, de encinas y quejigos, con mosaico de
matorrales seriales y pastizales entre los que se salpican
la sabina albar y el enebro. Alcanza los escarpes calizos
del Tajuña, con bellas vistas sobre el relieve en el entorno
de la Ermita de San Roque; una corta aproximación por
la carretera GU-952 permite la observación de la Peña del
Búho, con presencia de aves propias de los roquedos. De
regreso, remontando el Tajuña, el senderista descubre
9
nogales tortuosos, riberas naturales de gran singularidad,
con abundantes arces de Montpellier, y el viejo Molino de
Albalate.

Ruta
Este paisaje fluvial nos permite contemplar los restos
de la torre de Albalate, testigo mudo de las luchas
medievales entre musulmanes y cristianos, de las guerras

3
civiles castellanas y de los conflictos sociales en la Edad
Moderna.

46
INFO

14 14

1 13
7 13 1
6 7
9 8 10 11
12 8 6 10 11 12
5 9 5
4 4
3 3

2 2

47
1 2 3
Zona de espinos y Zona de bañas de Panorámica del molino de
plantas aromáticas. jabalíes. Albalate y la torre.

14

1
7 13
8 6 10 11 12
9 5
4 7
3 Riberas con mayor expresión de la
sauceda arbustiva y comunidades
acuáticas.

Ruta
3
11
Nogales singulares del Tajuña
(Juglans regia).
4 5 6
“Agujas” en la base de la Cabeza Mirador de la Torre sobre los Ermita de San Roque y torre de
Mediana. escarpes, meandros y riberas. Albalate.

8 9 10
Escarpes de la Cabeza Mediana. Riberas con mayor expresión de la Molino de Albalate.
sauceda arbustiva y comunidades
acuáticas.

12 13 14
Riberas y comunidad singular: Etapas seriales del Unión del Tajuña y Zebay (también
aceral de Acer monspessulanum. encinar y sabina albar. conocido como Lamadre).

49
El inicio de la ruta se encuentra en un punto de la Senda
de Carrabanades, al sur de Luzaga, de fácil acceso;
concretamente, a la altura del topónimo Cerrajón
Grande, cuando la senda señalada, junto a un pie aislado
de quejigo (Quercus faginea), comienza a ascender, una
vez abandonado el relieve plano del valle.
Asciende primero entre matorrales diversos, por
lo general de escaso porte, formado por espinos y
plantas aromáticas, como el espliego (Lavandula
angustifolia), el rabo de gato (Sideritis hirsuta) y la salvia
(Salvia lavandulifolia). En ocasiones, estos matorrales
y tomillares seriales, resultantes de la degradación de
los bosques originales, muestran un aspecto espinoso
y almohadillado, estando dominados entonces por
leguminosas armadas como los cambrones o cojines
de monja (Genista rigidissima, Erinacea anthyllis),
característicos de un hábitat de protección especial
en Castilla – La Mancha. Estos matorrales bajos suelen
mostrar arbolado disperso de encinas (Quercus ilex
ballota), enebros (Juniperus oxycedrus) y sabinas
albares (Juniperus thurifera), además de quejigos en las
situaciones más frescas.

50 Quejigo (Quercus faginea)


Enebros Sabinas albares Salvia
(Juniperus oxycedrus) (Juniperus thurifera) (Salvia lavandulifolia)

Espliego Rabo de gato Cambrón


(Lavandula angustifolia) (Sideritis hirsuta) (Erinacea anthyllis)
51
La presencia de arbolado se hace más
continua a medida que asciende hacia el Alto
de las Presas. Se suceden dos tinadas antes de
que la antigua rodada que sigue el senderista
cruce bajo una línea de alta tensión; en estas
situaciones no es difícil sorprender a corzos
(Capreolus capreolus) y jabalíes (Sus scrofa),
especies que abundan en el municipio. Una
muestra de la riqueza cinegética de la zona
es la existencia de bañas, pequeñas pozas
que se encharcan temporalmente y que son
frecuentadas por los jabalíes para revolcarse
en el barro con el objeto de combatir a los
parásitos; en sus proximidades, además,
siempre se descubren los característicos
rascaderos, o sea, troncos del arbolado que
son usados para restregarse, mostrando
descortezados y, sobre todo, manchas de
barro seco que evidencian su uso.

Corzo (Capreolus capreolus)

Jabalí (Sus scrofa) y


rascadero de jabalíes

52
La ruta discurre cerca del límite municipal y invernal; estos continuos de chopos (Populus nigra)
comienza a descender hacia el Tajuña hasta alcanzar están fomentados por la mano del hombre en la
el reborde calizo que domina la zona de meandros zona, pero se matizan gracias a los retazos de la
de la Ermita de San Roque. Las panorámicas de vegetación ribereña natural que aún se mantiene
observación desde estas situaciones, en lo alto a lo largo del río, sobre todo con las tonalidades
de los escarpes calizos, dominan el valle hacia el otoñales pardo-rojizas de los arces de Montpellier
noreste. El cromatismo de la chopera que prospera (Acer monspessulanum), aligustres (Ligustrum
en la ribera tiene gran singularidad y estacionalidad, vulgare), endrinos (Prunus spinosa) y cornejos (Cornus
con dominio de vivos verdes primavero-estivales, sanguinea).
los tonos dorados del otoño y la desnudez

Chopos (Populus nigra) Arces de Montpellier


(Acer monspessulanum)

Aligustres Endrinos Cornejos


(Ligustrum vulgare) (Prunus spinosa) (Cornus sanguinea) 53
A Los escarpes calizos muestran todo su esplendor en esta zona,
en la que la incidencia de los procesos de desgaste derivados
de la acción del agua y el hielo a lo largo del tiempo geológico,
han generado curiosas formas: agujas que se mantienen
erguidas de manera imposible, oquedades, fisuras y cuevas que
alojan aves rupícolas de interés conservacionista, lapiaces de
aristas cortantes en las culminaciones, entre otras.

El senderista desciende hasta la margen izquierda del río


Tajuña; esta bajada puede provocar algunos resbalones, por
lo que andaremos con cuidado entre el arbolado y las piedras,
siguiendo las trochas de la fauna local por un pequeño reguero
que baja hasta alcanzar una parcela de uso agrícola, que
se bordea por la derecha y penetran en la foresta ribereña.

A: Aguja
B: Río Tajuña
C: Chopera
D: Páramo calizo
Entre viejos troncos caídos se alcanza la
estructura sobre el río que permite el paso
hasta la orilla opuesta. Estas choperas
locales presentan una notable comunidad
de hongos, incluidas varias especies de
elevado interés culinario, como las setas
de chopo (Pleurotus ostreatus, Agrocybe
cilindrica), el pie azul (Lepista nuda, L.
personata) y la colmenilla (Morchela
Setas de chopo
sp.). Desde el puente, con un poco de
(Pleurotus ostreatus,
paciencia y suerte, el senderista puede
Agrocybe cilindrica)
descubrir la actividad de la nutria (Lutra
lutra) en la zona.
D

Pie azul
(Lepista nuda,
L. personata)

Colmenilla
(Morchela sp.)
55
Merece la pena subir hasta la Ermita de San Roque También es aconsejable bordear el promontorio
por los peldaños que el hombre ha creado para en el que se ubican ermita y torre, y aproximarse
facilitar el acceso: las vistas del meandro y de los por la carretera GU-952 para observar las paredes
escarpes que lo jalonan por su flanco izquierdo de la Peña del Búho, en el paso natural por el que
son muy atractivas para todo observador. Se fluye el Tajuña y discurre el asfalto, justo en la linde
desaconseja, sin embargo, aproximarse hasta la municipal. El uso de prismáticos en este mirador
cercana torre, en la actualidad en ruinas, dado lo facilita al senderista el contacto visual con especies
inestable del terreno y la afectación que provocan de relevancia conservacionista, como la chova
las visitas indeseadas a este bien patrimonial, a raíz, piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax), el búho real
sobre todo, de la erosión que se provoca. (Bubo bubo), la collalba negra (Oenanthe leucura), el
halcón peregrino (Falco peregrinus), entre otras.

56
Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax) Collalba negra (Oenanthe leucura)

Búho real (Bubo bubo) Halcón peregrino (Falco peregrinus) 57


De regreso a la orilla natural izquierda H
del río, utilizando el paso antes señalado
para acceder a la zona de la Ermita de San
Roque, el senderista encontrará varios
ejemplos de nogales (Juglans regia) añosos,
de portes tortuosos, y un bosquete de arce
de Montpellier, de gran singularidad, en el
entorno del viejo Molino de Albalate.

C
Nogal (Juglans regia) y molino
I

A: Torre de Albalate
B: Molino de Albalate
C: Ermita de San Roque
D: Chopera
E: Arces
F: Nogal significativo
G: Páramo
H: Escarpes
58 I: Meandro del Tajuña
G

B
F

59
Torre, ermita y molino

En la ruta el caminante se encontrará con dos montó la Fábrica de Harinas La Prusiana, llamada
elementos básicos de la cultura tradicional. Por un así porque se trajo la maquinaria desde Prusia. Más
lado, la utilización del agua como fuerza motriz para curioso aún fue la llegada de la luz eléctrica a Luzaga
la molienda, cuyos restos salpican las riberas del en 1910, de la mano de un vecino de la villa, Julián
Tajuña. En este sentido, con la llegada de los nuevos Hernando Oter, quien se inició en el tema en su
tiempos indutriales, a mediados del siglo XIX se servicio militar en Artillería en Madrid. A su vuelta,
60
pidió la maquinaria a Alemania y al año siguiente
logró hacer funcionar la Central Hidroeléctrica que se
llamó de la Purísima Concepción. Luzaga se convirtió
en el primer pueblo de la provincia en contar con luz
eléctrica.
Por otro, la cristianización del paisaje con las ermitas,
que se apropian de rituales más antiguos. La ermita
de San Roque, protector de las epidemias y cuyo culto
se generalizó desde la Edad Moderna, se trata de un
modesto edificio de plata rectangular, con un acceso
a través de un arco de medio punto. En el interior la
nave partida en dos por otro arco y al fondo el altar,
en el que se alternan San Roque y San Blas. La víspera
del día de San Blas, el 2 de febrero, San Blas llega a la
iglesia parroquial de Luzaga y San Roque se traslada a Torre de Albalate
la ermita. A su vez, la víspera del día de San Roque, el
15 de agosto, es San Roque el que se queda en iglesia y
San Blas se lleva a la ermita.
Gran parte de las huellas medievales que se han
quedado impresas en el territorio son las torres
defensivas que encontramos diseminadas en el
territorio. Desde la torre de Albalate se contempla una
vista panorámica impresionante gracias a la cual es fácil
comprender la elección de su ubicación y su función.

Ermita de San Roque


61
La ruta remonta un viejo caz o canal de
derivación de agua, hoy en desuso, hasta
alcanzar el puente desde el que se aprecia
la junta de los ríos Tajuña y Lamadre. El C
senderista no cruzará este puente y seguirá
remontando la margen del valle, por
prados y junto a espinos, hasta alcanzar una
pequeña parcela agrícola, en la inmediatez
del inicio de la ruta.

A: Río Tajuña
B: Río Lamadre
62 C: Luzaga
B

63
64 AYUNTAMIENTO DE LUZAGA

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