Se llama química inorgánica a la rama de esta ciencia natural que centra su estudio en la formación, composición, clasificación y reacciones típicas de los compuestos inorgánicos, es decir, de aquellos en los que no predominan los enlaces carbono-hidrógeno, típicos de la química orgánica. La distinción entre la química orgánica y la química inorgánica no siempre es tan visible como pareciera, y a menudo las dos áreas de estudio se solapan o comparten su campo, como ocurre en la química organometálica. Inicialmente se pensaba que la diferencia entre ellas tenía que ver con un cierto “impulso vital” de la orgánica, ya que es la que permite el surgimiento de la vida; pero esas hipótesis se han desechado a medida que se comprende mejor el misterio del surgimiento de la vida. A grandes rasgos, puede pensarse la química inorgánica como la química sin el carbono, aunque compuestos artificiales y obtenidos en laboratorio como el fulereno, grafeno, los nanotubos y los carburos, entre otros, pueden hoy ser obtenidos en laboratorio de manera totalmente sintética, siendo más bien compuestos inorgánicos a pesar de comprender puros átomos de carbono. La química inorgánica es un campo muy cercano a los intereses de la geología, la mineralogía, la magnetoquímica, la geoquímica y otros campos de aplicación similares. Ver además: Ácido Acético.
Clasificación de la química orgánica
Ácidos. Los ácidos son sustancias corrosivas que
presentan un pH menor a 7, y que, al disolverse en agua, produce una solución de catión hidronio (H+). Los ácidos tienen olor y sabor agrio o amargo, y en sus reacciones suelen donar electrones. Bases. Se llaman bases o álcalis a las sustancias que en disoluciones acuosas aportan iones OH-, es decir, aceptan protones (H+). Su sabor es amargo, su tacto jabonoso y reaccionan con ácidos formando sal y agua. Óxidos. Los óxidos son combinaciones de oxígeno y otro elemento, cuyas combinaciones estables se presentan en los tres estados de la materia a temperatura ambiente. Debido a esta enorme variedad, se trata de compuestos muy comunes, divisibles en dos tipos de óxidos: metálicos y no metálicos. Óxidos metálicos. Fruto de la unión de un átomo de oxígeno y de un elemento metálico, se trata de óxidos básicos que al reaccionar con agua forman hidróxidos. Por eso se les denomina óxidos básicos o anhídridos básicos. Óxidos no metálicos. Fruto de la unión de un átomo de oxígeno y un elemento no metálico, se trata de óxidos ácidos que al reaccionar con el agua forman oxácidos. Por eso se les denomina óxidos ácidos o anhídridos ácidos. Sales. Compuestos químicos producto, típicamente, de la unión entre un ácido y una base (neutralización), es decir, formados por aniones (iones negativos) y cationes (iones positivos). Su estructura suele ser cristalina, son solubles en agua y son buenas conductoras de la electricidad. Ejemplos de compuestos inorgánicos El cloro de piscina (NaClO) es una base. Algunos ejemplos comunes de los compuestos anteriormente detallados son: Ácidos: ácido sulfúrico (H2SO4), ácido acético (C2H4O2), ácido clorhídrico (HCl), ácido acetilsalicílico (C9H8O4). Bases: soda cáustica (NaOH), leche de magnesia (Mg(OH)2), cloro de piscina (NaClO), bicarbonato de sodio (NaHCO3). Óxidos: Metálicos: óxido cuproso (Cu2O), óxido cúprico (CuO), óxido ferroso (FeO), óxido de sodio (Na2O). No metálicos: dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), anhídrido sulfuroso (SO2), monóxido de dibromo (Br2O). Sales: cloruro de sodio (NaCl), fosfato de calcio (Ca3(PO4)2), hidrogenosulfuro de sodio (NaHS), hidroxicloruro de magnesio (MgCl(OH)).