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Suriano Juan, El Estado argentino frente a los trabajadores urbanos: política social y represión, 1880-1916

El crecimiento de la economía agroexportadora genera un mosaico heterogéneo de trabajadores que irán


complicando gradualmente las relaciones socioeconómicas (cuestión social), generando una identidad colectiva y
una resistencia común. Oficialmente se desarrolla una POLÍTICA DUAL: COERCIÓN Y CONSENSO: “(…) una política
dual del Estado destinada a integrar a la mayoría de los trabajadores y a marginar a una minoría contestataria”
[Suriano: 110]. Coerción, entre 1880-1900, como reflejo de la sorpresa e incapacidad de la clase gobernante y su
visión negadora del conflicto social. El inmigrante y las “plagas” que trae consigo (anarquismo, socialismo) son
“enemigos” externos al entramado social que hay que erradicar. Consenso, durante los primeros años del siglo XX, al
advertirse la necesidad de asimilar al conjunto de los trabajadores al sistema, ampliando sus concesiones.

Los focos de desorden y perturbación sólo se controlan por medio de la represión. Pero al mismo tiempo, se adoptan
medidas que tienden al consentimiento y la “legitimidad” por vías no violentas son los orígenes de la política social
en la Argentina: un Estado regulador y juez en las relaciones obrero patronales.

Política represiva:

– Especialización del aparato represivo: policía. Se busca destruir los vínculos entre anarquismo (es sobre ellos que la
policía pone mayor énfasis) y los trabajadores. Control, vigilancia, hostigamiento e intimidación.

– Ley de Residencia: derecho de expulsión del país, cárcel o extrañamiento interno a Tierra del Fuego (el “enemigo”
no merece el esfuerzo estatal de reinserción social).

– Ley de Defensa social: se prohíbe toda propaganda o actividad anarquista nacional o extranjera.

Política consensual:

– Proyecto del Código de trabajo (1904, Joaquín V. González): corpus legal que desarrolla una nueva legislación que
busca la plena integración y reivindicación del trabajador. Se plantean cuestiones relativas al trabajo de la mujer, el
menor; jornada de trabajo; etc. [no prospera porque produce malestar en determinados sectores empresariales que
están en contra de otorgar “beneficios gratuitos” a los obreros].

– Departamento de Nacional de Trabajo: herramienta idónea creada por el Estado para intervenir y resolver las
situaciones sociales conflictivas; desempeñar un rol arbitral y conciliador en las relaciones obreros patronales,
reemplazando a la policía.

En principio el DNT fue carente de autoridad y tuvo falencias en su accionar. A partir de 1912, incorpora funcionarios
tecnócratas con conocimiento especializado que permiten un desarrollo más activo de sus facultades.

El Estado debe intervenir en las relaciones sociales buscando el apaciguamiento y concordancia entre las diferentes
clases sociales, atenuando el antagonismo. Sin embargo, este intento de integración corporativo del movimiento
obrero no puede equilibrar la política represiva.

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