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- Alcoholismo
El alcohol se consume generalmente por vía oral, y pasa por el tubo digestivo hasta el estómago.
La mucosa del estómago absorbe una parte de este alcohol (cerca de un 20%) y el 80% restante
pasa al intestino. En cualquier caso, llega a la sangre en pocos minutos y, posteriormente, llega
al hígado.
En el hígado existen varias enzimas que metabolizan el alcohol, la más importante de las cuáles
es la alcohol-deshidrogenasa (ADH). Ésta sustancia convierte el etanol en acetaldehído y,
posteriormente, en acetato.
Cuando se consume una gran cantidad de alcohol, el acetaldehído se produce a mayor velocidad
de la que el cuerpo es capaz de desactivarlo. Por eso se acumula en el hígado y es el que
provoca los daños hepáticos.
Con el tiempo se producen depósitos de grasa en los hepatocitos (las células hepáticas), lo que
da lugar a la inflamación (hepatitis) y muerte de estas células. Al intentar reparar los daños el
hígado crea cicatrices (cirrosis). Estas cicatrices pueden acabar desembocando en un cáncer de
hígado.
*El hígado graso (esteatosis) es la consecuencia inicial más frecuente del consumo excesivo de
alcohol y puede ser reversible. Los lípidos macrovesiculares se acumulan en grandes gotas de
triglicéridos y desplazan al núcleo del hepatocito, en forma más notable en los hepatocitos
perivenulares. Luego, el hígado se agranda.
Las principales causas del síndrome de hígado graso (esteatosis hepática), inducidos por el
consumo excesivo de alcohol son la alteración de NADH / NAD+ niveles que a su vez inhibe la
gluconeogénesis, inhibe la la oxidación de ácidos grasos y inhibe la actividad de la ciclo TCA
(ver más abajo para más detalles). Cada uno de estos inhibido vías da lugar a la desviación de la
acetil-CoA en de novo la síntesis de ácidos grasos. El etanol también se ha demostrado para
activar SREBP-1c que resulta en la activación de la transcripción de numerosos genes
implicados en la lipogénesis. Sin embargo, dado que grandes cantidades de acetato se generan a
través de metabolismo del etanol en el hígado, esto puede ser un contribuyente significativo a la
piscina global de acetil-CoA utilizado como el precursor para la biosíntesis de ácidos grasos y
colesterol.
Desnutrición
Fármacos
Obesidad
El hígado tiene un papel central en el metabolismo de los lípidos captando los ácidos
grasos (AG) circulantes que proceden, fundamentalmente, del tejido adiposo y, en
menor medida, de la absorción intestinal de la grasa de la dieta. Los AG además pueden
ser sintetizados de novo por los hepatocitos. Una vez en el hígado, los AG tienen dos
destinos fundamentales: incorporarse a las vías de oxidación intracelular para generar
ATP o esterificarse para convertirse en triglicéridos y así ser secretados a la sangre
formando lipoproteínas de muy baja densidad. Por lo tanto, los procesos que aumenten
el flujo y la captación hepática de AG y/o alteren su metabolismo (síntesis, oxidación o
esterificación) y posterior secreción pueden producir una acumulación de grasa en el
hígado, el primer “impacto” en el modelo patogénico del HGNA propuesto por
Cristopher P. Day y Oliver W. James en 199811, conocido como la teoría del doble
impacto. Actualmente, se considera que la RI, una de las alteraciones metabólicas más
comunes de la obesidad, constituye el pilar patogénico central de la esteatosis hepática,
ya que puede interferir en el metabolismo hepático de los AG a diferentes niveles (fig.
1). La RI produce un aumento del flujo de AG no esterificados (AGNE) al hígado,
debido al incremento de la hidrólisis de los triglicéridos del tejido adiposo por una
activación mantenida de la lipasa sensible a la insulina12. De hecho, los pacientes con
HGNA tienen concentraciones séricas elevadas de AGNE13 y la mayoría (60%) del
contenido hepático de triglicéridos proviene del pool circulante de los AGNE, mientras
que un 25% procede de la síntesis de novo de AG y un 15% de los AG de la dieta14. La
hiperinsulinemia y el aumento de la producción hepática de glucosa, que se producen
como consecuencia de la RI, inducen la expresión de la proteína de unión al elemento
regulador de esteroles (SREBP-1c) y de la proteína de unión al elemento de respuesta a
carbohidratos (ChREBP), respectivamente, que a su vez activan la transcripción de la
mayoría de los genes que participan en la síntesis hepática (de novo) de AG15. Otro
factor que puede participar en el incremento del contenido hepático de AGNE es la
disminución de la b-oxidación mitocondrial. En este sentido, se ha demostrado que la
insulina inhibe esta vía fisiológica de oxidación hepática de AG al producir la
activación, mediada por SREBP-1c, de la isoforma 2 de la acetil CoA carboxilasa, que
produce malonil-CoA en la membrana mitocondrial16. La lipogénesis hepática también
puede contribuir, aunque de forma modesta, como ya se ha mencionado, a la
acumulación de triglicéridos. Se sabe que la síntesis hepática de AG está estrechamente
regulada por una serie de moléculas mediadoras, como los receptores de los ligandos
activadores de la proliferación peroxisomal (PPAR), el receptor X del hígado (LXR) y
la proteincinasa activada por AMP (fig. 2)15. La importancia del PPARg en la patogenia
de la esteatosis hepática se puso de manifiesto cuando se demostró que la deleción del
gen de PPARg en el hígado de ratones se acompañaba de una franca mejoría de la
esteatosis17. Recientemente, hemos demostrado que el LXR, un factor de transcripción
de genes lipogénicos como PPARg, está sobreexpresado en el hígado de pacientes con
HGNA18, lo que apunta a su participación activa en la patogenia de la esteatosis. En
resumen, aunque el aumento de la lipogénesis hepática y la disminución de la b-
oxidación mitocondrial de los AGNE, así como de la secreción hepática de triglicéridos,
pueden contribuir a la acumulación de grasa en el hígado, hoy se considera que el
incremento del flujo y de la captación hepática de AGNE circulantes procedentes de una
lipólisis periférica excesiva, todo ello como consecuencia de la RI periférica, es el
principal factor patogénico de la esteatosis hepática
Diabetes
Hipercolesterolemia
Hipertrigiceridemia
Sexo femenino
Enfmedades crónicas hepáticas : Hepatitis ,Salmonela
En estos casos es muy importante descartar otras causas de inflamación hepática, como por
ejemplo infección por virus de hepatitis B y C, hemocromatosis o hepatitis autoinmune.