Está en la página 1de 5

El caballero

Hubo alguna vez hace muchísimo tiempo. Un señor de una casa muy noble, y de
antecesores que hicieron que amasara una fortuna opulenta para la sociedad en la que vino
a vivir. Sin embargo, el buscaba algo más allá de lo que podría pensarse que alguien de su
nivel quisiera. Quería marcar historia por que sabia que era la única manera de que un
hombre pueda ser inmortal a través del tiempo.

Buscaba misterios, leyendas, tesoros perdidos, lo que fuese algo que si lo llegara a
descubrir pudiese ser inmortalizado en la historia. Estos deseos de este señor lo llevo a
buscar en lugares donde las leyendas y misterios eran contados por personas que eran
tomadas por borrachos y locos de atar.

Un día despertó en su recamara y pensó en ir a beber un poco a la taberna que quedaba por
la plaza de armas. Mientras iba de camino pensaba - ¿Qué pasaría si lo que busco es algo
que ya no existe que está en la imaginación colectiva?

Mientras andaba vio a unos niños que salían corriendo de una tienda y el dueño de aquella
tienda los perseguía y les gritaba – ¡vengan acá chiquillos no me pagaron por eso!

El señor detuvo al dueño de aquella tienda y le dijo- yo pagare lo que esos niños se hallan
llevado de su tienda.

El dueño un poco a regañadientes acepto el trato del señor, y este le pago lo que los niños
se robaron. Entonces fue caminando, buscando a los pequeños adonde se habían ido a
ocultar después de cometer su fechoría.

Esta caminata lo llevo hasta una casa abandonada. el señor pensó y dijo – si yo fuera como
ellos me hubiese escondido aquí. – entonces observo una de las ventanas de aquella casa
abandonada entreabierta, por donde ellos podrían haber entrado para esconderse luego de
hacer su pillada con el dueño de la tienda.

Entro por dicha ventana y luego de bajar de allí hizo sonar la madera de esa casa vieja y
abandonada, entonces escucho algo moverse en una de las habitaciones continuas a la que
el se encontraba. Entonces siguió buscando y luego de estar un rato jugando a las
escondidas para que no los atrapasen los niños se rindieron y salieron a dar la cara, el señor
le pregunto porque hicieron eso a lo que ellos respondieron – teníamos hambre y no
teníamos dinero con el cual comprar, ya hace unos días que no comimos y por eso lo
hicimos. - aquella situación hizo que el señor sintiera tristeza por aquellos niños.

El señor les respondió - ¿y no tienen familiares o algún responsable de ustedes dos?

Los niños tristes respondieron que su tío era el que estaba a cargo de ellos, pero hace unos
meses que no sabían nada de él. El señor les pregunto - ¿y adonde fue o que le paso que es
lo ultimo que saben de su tío?

Los pequeños respondieron – se fue hacer una cacería con sus amigos a las afueras de la
ciudad y nunca mas volvió.

El señor los llevo a su casa y le dijo a su mayordomo y también un fiel amigo – cuídalos y
vela por ellos como alguna vez lo hicisteis conmigo.

Su mayordomo acepto y los recibió, mientras el señor fue a prepararse para salir a un
pequeño viaje. Mientras estaba alistando sus cosas, recordó, que hace un tiempo en la
taberna donde iba a ir a tomar esa mañana escucho de un grupo de cazadores que fueron a
traer vicuñas y alpacas, no habían regresado y pensaron que eran los indios los que los
habían secuestrado ya que todavía había pequeños grupos que odiaban a los españoles y su
colonización.

El señor dijo – ya tengo a donde ir a indagar y obtener información.

Se alisto y se fue a la taberna.

Una vez llego allí observo que era lo mismo de siempre hombres bebiendo, otros
inconscientes de tanto alcohol que bebieron, llego donde el tabernero y le pregunto si sabia
algo sobre ese grupo de cazadores que no regresaron.

El tabernero le dijo que fueron un grupo a cazar los animales de la zona, pero fueron muy
lejos y los indios los emboscaron seguramente y que no cree que estén vivos ya que hace
dos meses que no sabían nada de ellos.

En lo que el señor se iba a retirar un hombre borracho le grito - ¡yo sé dónde están, yo me
escape de los indios, se dónde están retenidos puedo acompañarte tengo amigos que están
allí! El tabernero le dijo al señor que lo ignorase porque estaba borracho y no muy cuerdo.
En lo que el señor lo observo una miraba de desesperación y depresión, lo llamo aquel
desconocido borracho.

Cuando este desconocido se presento donde el señor le dijo – soy Ricardo Vega y estoy a
su total disposición con el fin de poder ayudar a sus amigos que estaban en manos de los
indios. El señor se presento ante el cómo Manuel Cortez.

Ricardo le dijo si vamos a ir necesitamos ir preparados, los arcabuces y mosquetes no


sirven ya que hacen mucho ruido y no queremos levantar alarmas. Fueron a la armería de
Ricardo donde Manuel observo que el si era un cazador tenia armas que serían de mucha
utilidad.

Ricardo le pregunto - ¿Qué armas sabes utilizar? Manuel –

Manuel respondió – ¡Fui parte de los tercios en mi juventud, sorpréndeme! –

Ricardo se sonrió y le dijo te daré esta ballesta con una modificación de manera que tendrás
4 disparos antes de cargarla de nuevo y una espada corta

Manuel recibió los armamentos y vio a Ricardo llevar cuchillos otra ballesta y una espada
corta igual que la suya.

Salieron en camino a la ubicación donde Ricardo sabía que los tenían. Mientras tanto iban
charlando de todo un poco ya que era casi un día de caminata. Ricardo le pregunto - ¿y por
qué vas a buscar a esos cazadores conoces alguno de ellos?

Manuel le respondió – conocí unos niños el cual su tío es uno de los cazadores

Ricardo le comento ya no hay ese tipo de personas que ayuden y se arriesguen por otros
que desconocen. Entonces llegan al anochecer, cerca del lugar vieron unas fogatas entre los
árboles, se escondieron y observaron que eran un grupo de unos quince hombres indígenas
pero que tenían arcabuces y sus armas nativas.

Ricardo buscaba donde estaban los demás, mientras Manuel pensaba en como poder pasar
sin ser visto y no llamar la atención.
Se fueron acercando mientras se escabullían de las pequeñas patrullas y cuando estaban
cerca del fogón principal vieron que los tenían bajo tierra y también que tenían en otro
ambiente barriles de pólvora. Ricardo vio a Manuel y por medio de gesto dio la indicación
para que con uno de los cuchillos que tenía Ricardo que se lo entrego empezaran a
deshacerse de las patrullas para que no tuvieran refuerzos cuando los liberen. Y empezó la
operación de rescate los primeros hombres silenciados no levantaron sospechas, pero sería
cuestión de tiempo que se alarmaran por la falta de ellos.

Cuando terminaron con la segunda patrulla ya solo quedaban once hombres. Y pensaron
que cosa harían cuando se percataran de que no regresaban las dos patrullas. Entonces
Ricardo le dice a Manuel que cosa se le ocurría para que se dividieran y por de lidiar con
ellos de a pocos. Manuel piensa en disparar una de las armas para que una parte de ellos
saliera en ayudar y otros se quedaran custodiando a los demás secuestrados.

Entonces Ricardo acepta la idea, Manuel se aleja con uno de los arcabuces y lo dispara
inmediatamente seis de ellos salen corriendo hacia el lugar donde escuchan el disparo.
Manuel se escabulle mientras los mira y apunta con su ballesta entonces empieza los
disparos de flechas y caen cuatro de ellos.

Mientras tanto Ricardo una vez que el grupo de ayuda salió y se aparto de los cinco
restantes empezó disparo y dio a dos de ellos los otros tres empezaron con los disparos

Manuel escucho los disparos del fogón central, los dos restantes estaban buscando algo en
uno de los cadáveres de sus compañeros, observo un cuerno de alarma, entonces se acerco a
ellos corriendo y saco la espada corta logro cortar el brazo de uno de ellos, el otro
inmediatamente se abalanza sobre Manuel sacando un cuchillo y logra detener con sus dos
manos soltando la espada logra ladearse y clavar la daga del indio en el mismo voltea y
recibe un golpe del otro, Manuel cae al suelo logra incorporarse y se levanta ,el indio había
agarrado su espada y lo abanica contra Manuel , el en un rápido movimiento logra esquivar
y con su cuchillo que tenia lo termina. Inmediatamente va hacia donde Ricardo.

Cuando Manuel llega observa que Ricardo si se puedo encargar de los que restaban y
estaba por abrir la puerta de la prisión donde se encontraban los atrapados por los indios,
cuando observa a uno de los malheridos de los indios agarrar un mosquete y apuntar a la
espalda de Ricardo. Manuel le grita que tenga cuidado mientras corría para sacarlo del tiro
del arma de fuego y suena el disparo. Manuel siente una extraña sensación de paz y dolor al
mismo tiempo, Ricardo observa a Manuel y le dice por que lo hiciste mientras con su
ballesta mata al que disparo el mosquete. Manuel esta tirado en el suelo mientras Ricardo lo
levanta con la ayuda de los otros cazadores atrapados y se queda inconsciente.

Cuando despierta Manuel se da cuenta que esta en su recamara y su mayordomo esta allí. Y
le pregunta - ¿creo que ahora si consiguió lo que buscaba señor?

Manuel sonríe y le contesta – si creo que ya entendí y encontré lo que buscaba.

Mientras tanto los dos niños entraron a la habitación y llorando de alegría abrazaron al
señor y le agradecían por haber ayudado a su tío a volver.

Cuando sale hacia al salón principal estaban allí el grupo de cazadores, Ricardo y el tío de
los niños que recién acababa de conocerlo. El mas anciano del grupo se acercó a Manuel y
le dijo – tú tienes el espíritu de un caballero, el disponerse a ayudar y arriesgarse por otros
en beneficio de gente que no conoces pero que sientes que harías bien en apoyarlos te hace
un caballero y eso se está extinguiendo poco a poco hoy en día.

Manuel sonrió y le agradeció, todos empezaron a aplaudir y a celebrar el que habían


regresado a casa.

“un caballero autentico es aquel a quien, siéndolo, no le importa serlo o no”

El tango de la vieja guardia, Arturo Pérez-reverte

También podría gustarte