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Cohorte: 2016
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Para dar cuenta de esta politización de la vida cotidiana, es decir que la vida
privada se empezaba a pensar como política, dejaba ya de ser considerada como
“algo personal”. Aquello que en su momento, recordando los años 60, tenían en
común varias mujeres, “el malestar que no tenía nombre” así se lo llamó, se
presentaba como una metáfora a esa depresión propia de las mujeres que no
podían participar de una ciudadanía completa, como por ejemplo: un trabajo por
fuera de su casa.
fuera del ámbito privado porque ella misma podía ser la jefa de su casa.La buena
ama de casa se perfeccionaba con instrumentos modernos- alta tecnología-, que
en algún sentido “restaban esfuerzo y tiempo de limpieza o cocina”.Al mismo
tiempo, esta mujerorganizaba reuniones, todo tipo de eventos, fiestas para
establecer relaciones laborales para que su marido progresara en dicho ámbito
laboral.Y finalmente, destinaba su amor a su esposo como retaguardia de la
hostilidad del espacio público, dando lo mejor de sí a esta empresa familiar, con
una disponibilidad full time. Entregando su cuerpo y toda su vida al servicio de la
reproducción de hijos/as, al cuidado de éstos y al cuidado de su esposo.
Basta con visualizar el contexto acerca de cómo se llegó a que estas mujeres
retornaran a los hogares, luego de que ellas mismas se hicieran cargo de la
economía mientras los hombres eran llamados en fila a combatir en la Segunda
Guerra Mundial. Ellas cumplieron todo tipo de trabajo ya sea en la industrial textil,
como empleadas administrativas, entre otros. Y se comprendía, que mientras los
hombres estaban en la guerra nada decreció, y por eso mismo que nadie podía
negarles a estas mujeres su capacidad para tener una ciudadanía más completa,
teniendo un trabajo fuera del ámbito privado, entre otros pedidos -lo cual pudieron
hacerlo durante un determinado tiempo-.
Pero un súbito viraje sociológico, como lo llamó Betty Friedan en su libro más
importante: La mística de la feminidad, que llevó a las mujeres a renunciar a sus
carreras y trabajos, recortando su libertad respecto de la de sus madres y abuelas,
y dando lugar a un auténtico baby boom en Estados Unidos. Como se sabe,
después de una gran guerra sobrevienen las políticas de natalidad. Y dichas
medidas estatales fueron ayudadas o solventadas por los gobiernos a través de
los medios de comunicación masivos, ya sea mediante revistas de moda y la
televisión. Teniendo como especial espectadora y destinataria a las mujeres, con
el fin de que ellas regresaran a sus hogares y abandonaran los puestos de
trabajos que fueron meramente reemplazos de los puestos anteriormente
ocupados por hombres.
Esta situación de desigualdad entre varones y mujeres, demostraba una vez más
que no eran dueñas de sí mismas, de sus cuerpos, decisiones, y derechos. El
hecho de reunirse y formar grupos de conciencia y hablar de su “vida privada”
manifestaba una revolución en sí porque demostraban el malestar común que era
propio de una cultura patriarcal y capitalista. Esto puede observarse en el
documental “She'sBeautifulWhenShe'sAngry”, en donde aparecen sus voceras
fundamentales, como Kate Millet, ShulamithFirestone, Betty Friedan, Jo Freeman,
etc.
Sobre esta teoría de la frigidez de la mujer, Freud, el llamado Padre del Orgasmo
Vaginal, fue uno de los responsables diciendo que la mujer adolescente era
inmadura por obtener orgasmosclitoridianos. Porque a una mujer madura le
corresponde orgasmos vaginales. Esta teoría freudiana ha dicho más aun, por
ejemplo, que las mujeres tenían envidia al pene, lo cual las hacía renunciar a su
feminidad, un fenómeno totalmente anti-masculino, según Freud. Al respecto,
“La cabeza del clítoris también está compuesta de tejido eréctil, y posee un
epitelio o cubierta muy sensible, dotada de terminaciones nerviosas especiales
llamadas corpúsculos genitales y particularmente adaptadas a la estimulación
sensorial, que bajo condiciones mentales adecuadas termina en el orgasmo
sexual. Ninguna otra parte del tracto reproductivo femenino posee dichos
corpúsculos.”1
Se dice que los hombres mantienen el mito del orgasmo vaginal por las siguientes
razones: porque no tienen el registro de la mujer como sujeto igual a ellos sino que
se la piensa como Mujer Objeto. Otra razón, es por el miedo a la pérdida del
dominio masculino sobre el cuerpo femenino, y sobre su sexualidad, basándose
en mitos como el orgasmo vaginal. Como el clítoris es el equivalente al pene del
hombre, se exacerba la importancia de un orgasmo inexistente, ubicado en la
vagina, y destinándolas meramente a la reproducción. Y también otra forma de
control es mediante la clitoridectomía, que se manifiesta en los países del Medio
Oriente, con el objetivo de que dichas mujeres “no se pierdan”, y sigan siendo
propiedad de sus esposos.
“(…) las que han controlado tradicionalmente a las mujeres -maternidad patriarcal,
explotación económica, familia nuclear, heterosexualidad obligatoria- fortalecidas
1Koedt, Anne. 2001 (1968) El mito del orgasmo vaginal. En Debate Feminista, Año12, Vol 23.
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por la legislación, por los mandatos religiosos, por las imágenes de los medios de
comunicación y por los esfuerzos de la censura.”2
“Aquí me interesan también otras dos cuestiones: primera, cómo y por qué la
elección de mujeres por mujeres como camaradas de pasión, compañeras de vida
o de trabajo, amantes, comunidad, ha sido aplastada, invalidada, obligada a
ocultarse y a disfrazarse; y, segunda, la virtual o total desatención hacia la
existencia lesbiana en una amplia gama de escritos, incluida la investigación
feminista.”3
Y como último juicio acerca de los mitos que arraigan a las mujeres a las
instituciones tradicionales de opresión, quisiera cerrar con el mito más fuerte,
persistente, e invisible de todos, y que es la antesala de todos los anteriores: el
mito del amor romántico, que se basa en el control de la conciencia, por lo cual es
3Rich, p. 18.
4Rich, p. 20.
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5EstebanGalarza, Mari Luz. 2009. “Identidades de género, feminismo, sexualidad y amor: Los
cuerpos como agentes”. En Política y Sociedad, Vol 46, Nº1-2.
6Hartmann,Heidi. 1985. El infeliz matrimonio entre marxismo y feminismo: hacia una unión más
progresista. En Teoría y Política 12-13.
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He aquí como puede observarse, entre otros/as autores/as como Dalla Costa,
Engels, y demás primeros marxistas, como todos/as ellos/as son ciegos/as al
sexo. Se habla del capitalismo como la célula de todos los males, de cómo éste se
va generando por un proceso de acumulación que consiste en explotar a la fuerza
de trabajo pagándole mucho menos del valor de lo que producen, y en tener
puestos de trabajos que sean de “segunda mano” lo que se dió a llamar “el ejército
de reserva de trabajo”. Todos estos autores hablan de que el Capitalismo genera
individualismo, competencia, dominación. Pero no hablan acerca del rol que ocupa
7
Hartmann, p. 5.
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Kate Millet agrega que todas las instituciones de la vida cotidiana, ya sean las
universidades, la industria, la tecnología, la ciencia, el ejército, los cargos políticos,
la policía, todas están en manos de los hombres, del poder masculino.
Si bien este feminismo logra hacer una división ya no sólo por clase sino por sexo,
donde el hombre es quien tiene el poder y tiene ciertas características psicológicas
de dominio y razón, y la mujer de subordinación, no da cuenta de la historia del
género. Hay una relectura de Freud, donde cómo es que los niños y niñas se
convierten Hombres y Mujeres. Un ejemplo de esto es el siguiente:
8
Hartmann, p. 11.
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Y para que esto se reproduzca y se genere no sólo basta con que los niños/as
aprendan sus roles de poder o subordinación dependiendo del género, y
reproduzcan jerarquías, sino que también se necesitan de otras instituciones tales
como: las iglesias, los medios de comunicación, fábricas, clubes, escuelas,
deportes, oficinas, etc. Y aquí donde se hace necesario analizar como el sexo se
convierte en una característica importante para dar cuenta de donde viene el
patriarcado. GayleRubin dice: nacemos biológicamente hembra y macho pero nos
convierten en hombre y mujer. Géneros totalmente diferenciados con
características jerárquicas y opuestas.Del mismo modo podría entenderse las
jerarquías raciales, para hacer un paralelismo, y dar cuenta de esta semejanza
con el género, de donde se toma un color biológico y se transforma en categoría
social: la raza. Así se dice que un hombre blanco tiene superioridad con respecto
a un hombre negro. Por lo tanto, podría pensarse que una sociedad capitalista
adquiere diferentes categorías sociales jerárquicas para ocupar su” ejército de
reserva”, es decir quienes ocuparan determinados puestos de trabajo, los puestos
vacantes. Dicho orden patriarcal, entonces, es atravesado por la clase, la raza, la
nacionalidad, el estado civil, la orientación sexual, la edad, y por lo tanto su poder
de dominación será mayor de acuerdo a cuán potenciadas estén estas
características, y alejadas se encuentren de los patrones jerárquicos de
supremacía: hombre, blanco, heterosexual, clase alta, etc.
9
Hartmann, p.12.
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Otra de las bases materiales del Patriarcado fue el salario familiar, según
Hartmann, a comienzos del S. XX, luego de que el trabajo de la mujer y el niño era
bastante común, se convenció a la mujer, excluyéndola, mediante su segregación
por sexo. Es decir, que al ganar menos, y al hacer una doble jornada, el trabajo
fuera de su casa, y el trabajo de la crianza de sus hijos, no era conveniente no
solo para el marido, sino que también para el capitalismo y patriarcado. Para el
marido en cuanto competencia de puestos de trabajo, y al capitalismo y al
patriarcado porque tenían futuros obreros menos calificados si sus madres
estaban fuera de sus hogares y no destinaban tiempo en la crianza de los niños. Y
también había menos reproducción de niños. Por lo tanto convino desplazar a la
mujer de los puestos de trabajo fuera del hogar, para crear el salario familiar, y por
ende, hacerla dependiente del marido, y la crianza de los hijos. De esta manera,
era en la familia donde se daba el aprendizaje de roles diferenciados, de sumisión,
de obediencia. Y la mujer no sólo su rol de madre, esposa sino también de
consumidora.
Otra piedra angular, base material, del patriarcado es la familia, ya que como se
dijo antes el salario familiar sirvió para definir roles de género, y excluir a la mujer
del trabajo asalariado, o de ganar menos que el hombre, fue lo que propició la
existencia continuada de la familia. Y que si bien con el tiempo la mujer fue
ingresando más ampliamente al mercado de trabajo, la división sexual del trabajo
reaparece cuando la mujer realiza tareas “femeninas” como limpiar, cuidar
personas, educar, etc. Todas estas tareas son similares a las que realizaba en su
casa y además que están desvalorizadas y por ende mal pagas.
Otro término empleado para dar cuenta acerca de dicha colaboración entre
patriarcado y capitalismo fue el de “la división del trabajo por género”. Para dar
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cuenta de esta primera división del trabajo, anterior a la clase, hay que reconocer
que los trabajos domésticos, como limpiar, cocinar, cuidar a los hijos, cuidar
personas, forman parte de la categoría de trabajo o producción. Como dice en el
texto de Young Iris: Marxismo y Feminismo (…), que la gran tragedia marxista fue
solamente reconocer como trabajo los bienes materiales producidos en fábricas
modernas, o la producción de objetos materiales.
Así como fueron los hombres, los que en las sociedades griegas y romanas, se
ocupaban de la guerra, del comercio e incluso de la producción de cultura y la
participación política, a las mujeres se les administraba el hogar. Aquí puede verse
como el patriarcado tomando diferentes formas, va generando una división del
trabajo por sexo. Lo mismo, con los oficios, la división del trabajo manual y del
trabajo intelectual, entre otras, dan cuenta quienes ejercen el poder y quienes la
subordinación, quienes pueden hacer tal cosas y quienes no, variando de acuerdo
a los intereses.
pero la división por sexo siempre lo más obvio y permanente; de allí que sea poco
probable la “integración” de las mujeres”.10
10Young,Iris. Marxismo y Feminismo: más allá del “matrimonio infeliz” (una crítica al sistema dual).
En El Cielo por asalto. Año II, Nº4, otoño/invierno 1992.
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mujeres son una << una colaboración para mantener desquiciada la historia >>
totalmente ahistórica. Este famoso binarismo, y su sensación de algo que viene de
la naturaleza.
“Pero una ideología más universal habla dela primacía y de lo incontrolable del
impulso sexual masculino (…) Mientras los adolescentes aprenden cuál es su
poder sexual a través de la experiencia social de su impulso sexual, las
adolescentes aprenden que el lugar del poder sexual es masculino. En la mística
del impuso sexual masculino que todo lo puede y todo lo conquista, del pene- con-
vida-propia, se enraíza la ley del derecho sexual masculino sobre las mujeres, que
justifica, por una parte, la prostitución como presupuesto cultural universal y, por
otra, defiende la esclavitud sexual dentro de la familia con el pretexto de la
intimidad familiar e irrepetibilidad cultural.”11
Al respecto dice Barry que este poder masculino acerca del impulso sexual
incontrolable se vuelve patrón, norma, de ahí viene la razón por la cual los varones
no pueden aceptar un “NO” como respuesta, y lo mismo del otro lado, las mujeres
que no pueden decir que “NO” por naturalizar este dogma, este “impulso natural”
masculino. De esta forma se sostiene la violación marital, la prostitución, el acoso
sexual, etc.
11
Rich, p. 32.
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Otros medios más visuales y más explícitos que el amor romántico, en el cual la
dominación masculina se instala en la conciencia, como control, es la pornografía,
la publicidad, ambas se muestran a las mujeres como mercancía sexual, carentes
de contextos emocional, sin personalidad ni individualidad. La pornografía recrea y
refuerza la violencia y humillación, y naturaliza el sexo como masoquista.
“El mensaje más pernicioso que difunde la pornografía es que las mujeres son la
presa sexual natural de los hombres y Ies encanta, que son congruentes la
sexualidad y la violencia y que, para las mujeres, el sexo es esencialmente
masoquista, la humillación placentera, y el abuso físicoerótico. Pero al lado de
este mensaje va otro que no siempre es reconocido: que la sumisión obligada y el
uso de la crueldad, si se producen dentro de la pareja heterosexual, son
sexualmente normales, mientras que la sensualidad entre mujeres, incluidos el
respeto y la reciprocidad eróticas, son raras (…) La pornografia no se limita a crear
un clima en el cual resultan intercambiables el sexo y la violencia; amplía la gama
de conductasconsideradas aceptables para los hombres en la relación
heterosexual,conductas que una y otra vez despojan a las mujeres de su
autonomía, dignidad, potencial sexual, incluido el potencial de amar y ser amadas
por mujeres en la reciprocidad y la integridad.”
12
Rich, p. 28
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Mayra Lucio).
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Bibliografía:
Hartmann, Heidi. 1985. “El infeliz matrimonio entre marxismo y feminismo: hacia
una unión más progresista”. En Teoría y Política 12-13.
Koedt, Anne. 2001 (1968) “El mito del orgasmo vaginal”. En Debate Feminista,
Año12, Vol 23.
Puleo, Alicia. 1994.”El feminismo radical de los setenta: Kate Millet”. En Celia
Amorós, (Coord.) Historia de la teoría feminista. Madrid, Universidad
Complutense-Dirección General de la Mujer.
Young, Iris. Marxismo y Feminismo: más allá del “matrimonio infeliz” (una crítica al
sistema dual). En El Cielo por asalto. Año II, Nº4, otoño/invierno 1992.
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