trata de un ambicioso proyecto que pretende reducir hasta en un 11% las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero implementarlo cuesta cerca de US$100 millones que se vuelven gigantes ante el raquítico presupuesto del Ministerio de Ambiente. Conseguir dinero de cooperación internacional es la esperanza a la que se aferra el ministro Sydney Samuels.
Los delegados de Guatemala en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático (COP) se presentaron orgullos en Alemania. En este tema el país tiene una buena cara que mostrar: produce solo el 0.04% del total de gases de efecto invernadero y posee una de las 19 áreas megadiversas del planeta. Es decir que contamina poco y aporta un ecosistema vital para la Tierra. Guatemala tiene, además una amplia legislación ambiental, ejemplo en el continente. En la pasada conferencia presentó el Plan de Acción Nacional contra el Cambio Climático (PANCC), un proyecto muy ambicioso que, entre otras cosas, pretende reducir para 2030 las emisiones en un 11%. Todo esto hace que en las conferencias internacionales Guatemala sobresalga. Pero de vuelta en casa, la realidad es otra. Implementar ese plan requiere de un presupuesto que no se tiene y de una comunicación interinstitucional que resulta complicada. Las COP son los eventos ambientales más importantes a nivel mundial. En esta edición se reunieron los 196 países firmantes del Acuerdo de Paris, el cual los compromete a reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), los causantes de que la temperatura global aumente y que se producen por la contaminación. Guatemala ratificó este convenio en 2016. Ese mismo año, el ministro de Ambiente y Recursos Naturales, Sydney Samuels presentó el plan en la COP22, la cual tuvo lugar en Marruecos. Este año Samuels, acompañado de miembros del Consejo Nacional de Cambio Climático (CNCC), presentaron las acciones que se han realizado de la Ley Marco de Cambio Climático (LMCC) y el PANCC. Las que el gobierno destaca son la creación del CNCC para coordinar todo lo relacionado al tema; la planificación del Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático (SNICC), el cual permitirá tener información estadística y reportes relacionados al tema; la creación de un Fondo Nacional de Cambio Climático, el cual administrará y ejecutará los recursos para prevenir, planificar y responder a los impactos del cambio climático en el país; e informar acerca del proceso de ratificación de la Enmienda de Kigali, en la cual el país se adheriría al Protocolo de Montreal del Convenio de Viena sobre la capa de ozono. El país también participa en un panel en conjunto con la ciudad de Buenos Aires para hablar de políticas ambientales. Argentina tiene una política para la preservación de bosques nativos, para el sector energía y el sector industria que resulta relevante para la situación guatemalteca, explica Samuels. Además, el ministro tendrá reuniones con sus homólogos y con varios sectores de la cooperación internacional. Esto último para solicitar fondos para ejecutar el PANCC.
Los cultivos se estropearon por la falta de lluvias, en San José del Golfo. Imagen de 2014. / Saúl Martínez/ EFFE
1Un modelo en legislación (en papel)
En 2006, un estudio del Banco Mundial informó que en Guatemala existen 2,500 documentos legales relacionados al área ambiental. El más importante es la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente, promulgada el 5 de diciembre de 1986. Nils Saubes, del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar (URL), explica que en el país se habla de temas ambientales que en otros lugares ni siquiera han sido debatidos. Incluso tener el PANCC es un paso adelante de otros países latinoamericanos, pues en la mayoría este plan aún es un borrador que será aprobado en los próximos años. El PANCC de Guatemala es la política ambiental que debería guiar al país hasta 2030. El plan establece que se reducirán las emisiones de GEI en un 11.2% con recursos propios, pero con el apoyo de la comunidad internacional este número podría aumentar a un 22.6%. Esto lo hará a través de medidas de mitigación y adaptación que buscan que el país se convierta en carbono cero o neutral. Es decir, un balance entre la cuantificación de emisiones y las acciones de reducción de estas. También establece guías para reducir la vulnerabilidad en la cual se encuentra la población y ampliar la capacidad de respuesta ante una crisis climática. El plan empezó a ser redactado en 2015, durante la administración de Otto Pérez Molina. El Banco Interamericano de Desarrollo financió la contratación de la empresa “Green Development” que ayudó con su formulación. El primer borrador fue entregado a la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan) en diciembre de 2015. En marzo de 2016 se integraron 11 subcomisiones de revisión y en noviembre fue presentado de manera final. Las comisiones estuvieron integradas por el Ministerio de Salud y Asistencia Pública (MSPAS), el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), el Instituto Nacional de Bosques (Inab), el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV), el MARN, y el Ministerio de Energía y Minas (MEM). En papel todo está bien. Pero en la práctica la situación es muy distinta. Saubes duda que este plan pueda ser realizable en 13 años. El director del IARNA, Raúl Maás, dice que el plan es un documento “bonito” para presentar ante el resto del mundo, pero inviable por la falta de recursos. Para ejecutar todo el PANCC se necesitarían unos US$100 millones. El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales es uno los más pequeños del Gabinete. Es el penúltimo en el Presupuesto General de la Nación. El año pasado recibió Q142.5 millones. Este año, Samuels pidió al Congreso Q185.5 millones, de los cuales el 51% irán a políticas públicas relacionadas al cambio climático, el 27% para el funcionamiento del ministerio, el 16% para el tema de conservación y el 6% para campañas de sensibilización. Samuels ve viable el PANCC a partir da la voluntad política que, asegura, tiene el Gobierno para su ejecución. El ministro señala que para el presupuesto de 2019 se incluirá un rubro de cambio climático en el Presupuesto General de la Nación, como parte de una política de economía verde que trabaja actualmente el Ministerio de Finanzas (Minfin). Aun así, los recursos del país serían insuficientes, por lo que el funcionario señala la importancia de la cooperación internacional. La cooperación internacional ya ha aportado a Guatemala. Actualmente existe un programa de adaptación al cambio climático en el corredor seco, financiado por el Banco Alemán gubernamental de Desarrollo (KfW, por sus siglas en alemán). Este proyecto tiene un costo de 9 millones de euros. Otra institución que tiene programas activos para la reducción de emisiones de GEI es la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Esta, por ejemplo, dio un monto de US$10 millones para apoyar al MARN en la elaboración e implementación de la estrategia de desarrollo con bajas emisiones. Por eso la delegación guatemalteca, en su posición oficial en la COP23, hizo un llamado para exhortar a la comunidad internacional a dar apoyo técnico y financiero a la implementación del PANCC. Pidió financiamiento para la operativización del Fondo Verde del Clima y para las medidas de adaptación. Además, se hizo un énfasis en el estatus del país como “particularmente vulnerable” y que esto lo ubica dentro del principio de responsabilidades comunes de los países desarrollados. Estar dentro de esta categoría significa que el país tiene poca capacidad de respuesta ante una crisis, a pesar de contar con recursos para salir de esta.