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Los estados de ánimo conforman el marco emocional a través del cual experimentamos el
mundo que nos rodea condicionando todos los aspectos de nuestra vida.
Cuando nuestro estado de ánimo se mantiene dentro de los límites saludables, nuestras
emociones son ajustadas a las situaciones que las generan, teniendo una gama emocional rica
y con diferentes matices, lo que nos permite gestionar conflictos tanto internos como externos
así como sentir un equilibrio y una disposición al bienestar, a la felicidad y a la satisfacción.
Por eso es importante hacer una distinción necesaria entre la tristeza y la depresión.
La tristeza la podemos entender como un sentimiento que se genera como resultado de una
situación de pérdida. En estos casos, la tristeza es un sentimiento que nos ayuda a gestionar la
situación:
Se produce llanto, por un lado como estrategia natural para rebajar la tensión emocional
acumulada y por otro lado como medio de comunicación de nuestros estados de ánimo a los
otros, para recibir su apoyo.
En los trastornos del estado de ánimo, se rompe este equilibro interno, pudiendo aparecer
estados de ánimo depresivos caracterizados principalmente por un sentimiento de tristeza de
gran intensidad, una sensación de vacío, insatisfacción, incapacidad para el disfrute,
sentimientos de inutilidad y de culpabilidad.
Por tanto, podemos decir que mientras la tristeza es un proceso adaptativo que nos ayuda a
asimilar situaciones de pérdida, como la de un ser querido, una ruptura amorosa, o un despido
etc., la depresión, es un proceso patológico en el que nos inunda un sentimiento de
melancolía, profunda tristeza e incapacidad para poder disfrutar de las cosas que antes
generaban placer.
Los procesos depresivos tienen gran impacto en la vida de quien las sufre y en su entorno más
directo. Las personas con depresión sienten que son incapaces de afrontar las demandas de su
día a día por pequeñas que sean, lo que les lleva al bloqueo y a la evitación de actividades que
antes podían enfrentar con normalidad. Esta situación impacta de igual manera al entorno
próximo pues generalmente no saben cómo abordar la situación y como ayudar a la persona
con depresión.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
A NIVEL FISIOLÓGICO
A NIVEL COGNITIVO
A NIVEL CONDUCTUAL
Enlentecimiento motor, pérdida de rutinas que pueden ir desde rutinas de aseo personal hasta
rutinas sociales. Perdida de interés en las actividades que antes se disfrutaban.
A NIVEL EMOCIONAL
Estudios con gemelos monocigóticos, revelan que la probabilidad de sufrir depresión aumenta
en un 50% cuando uno de los gemelos ya presenta un trastorno depresivo, así mismo revelan
que la probabilidad de sufrir depresión aumenta en un 25% cuando un familiar cercano
(padres o hermanos) presentan depresión. Por tanto parece que el factor genético está
involucrado en desarrollo de la enfermedad.
Por otro lado, los rasgos de personalidad también actúan como factores de predisposición a
la depresión. Personas que tienen rasgos perfeccionistas, autoexigentes e hiperresponsables
son más propensas al desarrollo de depresión. Del mismo modo, aquellas personas con baja
tolerancia al estrés y a la frustración a las que les cuesta reponerse de las adversidades, la falta
de autoestima y auto aceptación, son factores involucrados en la depresión.
Otro de los factores que se relaciona con la depresión es la falta de refuerzos en la vida de la
persona deprimida. Un regulador de nuestro estado de ánimo son los refuerzos que
conseguimos gracias a la interacción con nuestro entorno. Las personas que tienen un estado
de ánimo regulado presentan una tasa de reforzadores alta, hacen actividades que les reportan
satisfacción, cubren sus necesidades sociales o se trazan objetivos que les mantienen activos.
Por contra las personas con depresión mantienen una tasa de reforzadores baja, lo que hace
más difícil la regulación del estado de ánimo.
Por último, en la depresión están involucrados factores que llamamos precipitantes, éstos son
los factores que pueden desencadenar la depresión. Los eventos estresantes y traumáticos
como pérdidas de seres queridos, relaciones complicadas, pérdidas del trabajo o cualquier
situación que la persona no puede llegar a gestionar pueden ser los disparadores del trastorno.
TIPOS DE DEPRESIÓN
DEPRESIÓN ENMASCARADA
DEPRESIÓN POSTPARTO
En este tipo de depresión los síntomas destacables son una sensación de profunda tristeza,
perdida de interés en las actividades cotidianas, irritabilidad y dificultades para el cuidado del
bebé.
Las causas de esta depresión son una combinación de factores hormonales, medioambientales,
emocionales y genéticos, junto con los cambios adaptativos que se dan tras el nacimiento del
bebé.
Este trastorno del estado de ánimo se presenta en otoño e invierno. Está relacionado con los
cambios en los niveles de melatonina y serotonina que están regidos por los cambios
asociados a la luz solar. Todos tenemos cambios en los niveles de melatonina y serotonina
durante los periodos de menos luz solar, pero hay personas en los que estos cambios son tan
acusados que muestran síntomas de depresión.
DEPRESIÓN PSICÓTICA
En esta depresión a parte de los síntomas depresivos, la persona pierde el contacto con la
realidad, presentando falsas creencias de lo que está sucediendo (delirios) o escucha y ve
cosas que no existen (alucinaciones).
TRATAMIENTO
Hay diversos tipos de depresión, el tratamiento variará de un paciente a otro. Aunque existe
un razonable consenso en el tratamiento primordial de los trastornos depresivos, cada paciente
requiere un abordaje específico.
El peso que en cada paciente tendrá uno u otro tipo de tratamiento dependerá esencialmente
del tipo de trastorno depresivo:
La depresión mayor parece ser una enfermedad con un componente biológico muy
importante. Esto permite justificar que el tratamiento farmacológico sea más importante que
el psicológico.
En el trastorno adaptativo, en el que existe una dificultad para afrontar una situación
estresante real, el tratamiento psicológico es especialmente relevante.
Por lo que respecta a la distimia, existiría una causa biológica, junto a aspectos de carácter
que limitan la capacidad del paciente para afrontar los diversos conflictos del día a día. Por
este motivo, el tratamiento combinado farmacológico y psicológico suele ser el indicado.
Tratamiento psicológico
Si existen rasgos de personalidad que han predispuesto a la aparición del episodio depresivo,
la modificación de dichos rasgos de personalidad.
Tratamientos biológicos
En lo referente a las terapias llamadas biológicas, se deben destacar los dos tratamientos
siguientes: farmacológico y electro convulsivo.
Tratamiento farmacológico
Los primeros antidepresivos (década de los 60), si bien eran muy eficaces, presentaban
muchos y desagradables efectos secundarios. La continua investigación ha permitido que en
el curso de los últimos años se haya descubierto un amplio número de nuevos fármacos
antidepresivos de uso fácil, de eficacia elevada y con efectos secundarios muy escasos. De la
gran variedad de antidepresivos existentes en el momento actual no es posible afirmar qué
antidepresivo es el mejor.
Eficacia elevada. Aproximadamente el 60% de los pacientes presenta una remisión completa
de la clínica con el tratamiento farmacológico.
No producen dependencia.
Debemos destacar, por ser dos ideas erróneas ampliamente extendidas en la sociedad, que:
Los antidepresivos sólo producen somnolencia en un 5% de los casos. Las pocas veces que
producen sueño, lo hacen de forma leve, sin impedir el funcionamiento normal del paciente.
Dado que el tratamiento electro convulsivo se realiza con anestesia general, su uso se limita a
casos muy graves de depresión mayor en los que el paciente no ha respondido previamente al
tratamiento farmacológico.
ANSIEDAD.
Sentir ansiedad de vez en cuando es normal. Sin embargo, las personas que tienen trastornos
de ansiedad con frecuencia sienten una preocupación intensa, excesiva y persistente, y son
temerosas para todas las situaciones de la vida diaria. A menudo, los trastornos de ansiedad se
manifiestan con episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o
terror que llegan a su máximo en solo unos minutos (ataques de pánico).
Estas sensaciones de ansiedad y pánico interfieren con las actividades diarias, son difíciles de
controlar y desproporcionadas si las comparamos con el peligro real, y pueden durar por largo
tiempo. Para evitar estas sensaciones, puedes intentar no ir a ciertos lugares o no participar de
ciertas situaciones. Los síntomas pueden comenzar durante la infancia o los años de la
adolescencia y continuar cuando ya eres adulto.
La ansiedad puede ser normal en situaciones estresantes, como hablar en público o realizar
una prueba. La ansiedad es solo un indicador de una enfermedad subyacente cuando los
sentimientos se vuelven excesivos, en todo momento e interfieren con la vida cotidiana.
Síntomas
Sudoración.
Temblores.
Debilidad o cansancio.
Problemas para concentrarse o pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.
Problemas para dormir.
Problemas gastrointestinales.
La agorafobia.
El trastorno de pánico.
El mutismo selectivo es una incapacidad sistemática de los niños para hablar en ciertas
situaciones.
El trastorno de ansiedad social (fobia social) implica altos niveles de ansiedad, miedo y
evasión de situaciones sociales.
El trastorno de ansiedad inducido por sustancias se caracteriza por síntomas de gran ansiedad
o pánico que son el resultado directo del abuso de drogas, el consumo de medicamentos.
Otro trastorno de ansiedad específico y trastorno de ansiedad no específico son términos que
se refieren a la ansiedad o las fobias que no cumplen con los criterios exactos.
Tratamiento de la ansiedad:
Los dos tratamientos principales para los trastornos de ansiedad son la psicoterapia y los
medicamentos. Es posible que obtengas los mayores beneficios con una combinación de
ambos. Puede que sea necesario probar para descubrir cuáles tratamientos funcionan mejor
para ti.
Psicoterapia
La terapia cognitiva conductual (TCC) es la manera más eficaz de la psicoterapia para tratar
los trastornos de ansiedad. Generalmente la TCC es un tratamiento a corto plazo y se enfoca
en enseñarte técnicas específicas para mejorar tus síntomas y poder gradualmente volver a las
actividades que evitabas como consecuencia de la ansiedad.
Medicamentos
Se usan varios tipos de medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas, según el tipo de
trastorno de ansiedad que tengas y si también tienes otros problemas de salud física o mental.
Por ejemplo:
http://ipsi.uprrp.edu/opp/pdf/materiales/ansiedad_esp.pdf
https://infocenter.nimh.nih.gov/pubstatic/SP%2015-3561/SP%2015-3561.pdf
https://www.trastornolimite.com/trastornos/la-depresion
http://www.guiasalud.es/egpc/depresion/completa/documentos/anexos/Anexo_5_Informacion
_para_pacientes.pdf