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La pertinencia de revisar la educación sexual actual desde la perspectiva de Foucault

Emilia Carolina Yupit Herrera

“Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía

una voz sin nombre desde hacía mucho tiempo” (Foucault p.11)

El objetivo de este ensayo es reflexionar sobre la educación sexual en la función del docente

desde la perspectiva de Foucault. El presente trabajo se dividirá de la siguiente manera: primero

se resumirá las obras de este autor y su meditación sobre el discurso del sexo y seguidamente se

discutirá si al programa educativo le tomaría importancia las anteriores perspectivas, tomando

como temas principales el discurso científico del sexo. Al final se hará una conclusión de esa

cuestión.

Foucault fue uno de los pensadores más importantes del siglo XX, que sostuvo la idea de la

inexistencia de una sola verdad. Aquel planteamiento es construido a partir de su observación de

distintos mecanismos del poder, el cual establece en la sociedad un orden de pensamiento y

controla la experiencia humana: “En toda sociedad la producción del discurso está a la vez

controlada, seleccionada y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por

función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada

y temible materialidad” (Foucault, El Orden del Discurso 5). En sus obras cuestiona y pone en

duda todas las bases del conocimiento contemporáneo, desarticulando la historia para ver las

direcciones que cierto discurso nos ha inculcado.

Uno de los temas que discute Foucault en sus investigaciones es la sexualidad. Este concepto

lo considera un invento discursivo, pues “no es un simple dato natural del hombre, sino que es

una construcción, forjada por diálogos de poder” (Lombana 27). En la Historia de la Sexualidad:
La Voluntad del Saber, se pregunta si realmente existe una represión del sexo y su respuesta es

negativa, pues señala que la limitación de este discurso en la personas sólo ocasiona el deseo de

hablar más de él. La hipótesis represiva, la cual obtiene más importancia al “coincidir con el

desarrollo del capitalismo” (Foucault, Historia de la Sexualidad 7), consiste en creer que está

prohibido hablar del sexo cuando realmente este discurso está en constante circulación. La

sexualidad nunca ha sido censurada, pues siempre ha existido “una verdadera explosión

discursiva en torno y a propósito del sexo” (Foucault, Historia de la Sexualidad 13).

La sexualidad se creó a partir de diversos discursos de poder y uno de ellos es la ciencia.

Esta disciplina busca el progreso del hombre y su bienestar. Al conectarse con el discurso del

sexo, el poder promueve un modo de vivir esa experiencia a los individuos; convence a los

sujetos de que existe una forma correcta de llevar acabo la sexualidad. Esta práctica aceptable se

despliega con el discurso científico del sexo. De esta manera “el poder se ha convertido en un

objeto al servicio social, el sexo es un discurso racional con pretensiones e intereses, que

consolidan el poder y sus mecanismos” (Lombana 36)

Foucoult explica que desde el siglo XVIII, se empieza a hablar de ello (el sexo) “como de

algo que no se tiene” (17), ese algo es el placer. Hablar de la sexualidad ahora es destacar su

funcionalidad, las palabras son elegidas minuciosamente para esconder la delectación. Esta

censura tiene el objetivo de controlar los impulsos de los humanos, ya que es imposible eliminar

el discurso del sexo. Por eso el autor señala que existe una supuesta represión, debido a que “se

creó un lenguaje censurado para todos los individuos” (Lombana 35). El discurso científico del

sexo creará el pensamiento de la hipótesis represiva, ocasionando que los sujetos hablen y

practiquen estas experiencias en secreto. De esta forma se mantiene un orden estable en la

sociedad capitalista.
Esta forma de experimentar la sexualidad excluye aquellas que no encajan en el estatus de lo

“saludable”, sin embargo el poder (la institución en este caso) utilizará ciertos mecanismos como

las disciplinas para ayudar a los marginados a ser parte de la estructura establecidas. Con ayuda

de las disciplinas, el poder “fabrican individuos útiles.” (Foucault, Vigilar y Castigar 194).

La escuela tiene el objetivo de moldear a los niños y adolescentes a partir de conocimientos

científicos, cuya finalidad es lograr que el individuo mantenga la armonía dentro de la sociedad y

contribuya para su desarrollo. Uno de los mecanismos que utilizan para conseguir aquellos

objetivos es la circulación la educación sexual. Esta es un discurso propuesto por la ciencia la

cual separa el sexo del placer; sólo se habla de la utilidad y el sentido de la sexualidad. De esta

manera, controla la experiencia sexual de las personas con el objetivo de que estos sean

productivos para la sociedad, pues el progreso es el discurso más importante y dogmático de la

modernidad: “la prueba del valor viene dada por el éxito material; tanto tienes, tanto eres”

(Benoist 56).

México es uno de los países que capacita a los docentes para que enseñen este modelo

discursivo, pues uno de los objetivos de la educación sexual es “promover una responsable toma

de decisiones de las personas basada en el conocimiento científicamente fundamentado.”

(Hablemos de la Sexualidad: Guía Didáctica 12) y “destacar la importancia de la salud sexual

entre la población, tanto en sus aspectos reproductivos, como en las dimensiones que hacen a la

sexualidad parte integrante de la persona: erotismo, afectividad e identidad (Hablemos de la

Sexualidad: Guía Didáctica 12). Con lo anterior se puede pensar que el sistema educativo

mexicano está queriendo dictar una forma correcta de vivir y percibir el sexo a través del discurso

científico con la finalidad de establecer el orden en la comunidad.


Los maestros son los encargados de enseñar este discurso para que los niños y los

adolescentes formen parte del orden. Los libros de textos, campañas de protección sexual y

videos educativos son algunos de las estrategias que el sistema educativo implementa para

manipular las experiencias de los alumnos. Hasta la estructura del edificio escolar es un

mecanismo de control del discurso del sexo: “El espacio de la clase, la forma de las mesas, el

arreglo de los patios de recreo, la distribución de los dormitorios (con o sin tabiques, con o sin

cortinas)… todo ello remite, del modo más prolijo, a la sexualidad de los niños” (Foucault,

Historia de la Sexualidad 19). Los baños de las escuelas siempre están divididos por el sexo

biológico, los muebles del salón están ordenados de una manera estricta; toda forma de

distribución material de la escuela tiene una lógica: vigilar al alumnado.

Si los docentes tuvieran contacto con los anteriores pensamientos de Foucault, ¿Le causaría

conflicto el discurso de verdad que impone a la sociedad sobre la sexualidad? ¿Les motivaría

hacer campañas para promover un discurso del sexo en la que esté vinculada con el placer? La

respuesta es no, pues perderían su estatus de poder, se destroncaría el orden que han intentado

mantener el gobierno con la formulación de un solo discurso sobre la sexualidad. Vincular el

placer con el conocimiento de la sexualidad, enseñarles a los alumnos que el discurso científico

del sexo es una forma perversa de controlar sus impulsos bestiales y que dicta una sola verdad de

sentir la sexualidad con la finalidad de apoyar el progreso de la sociedad, provocaría varias

inquietudes a los jóvenes. Los sujetos podrían replantearse todo conocimiento que se les ha

impuesto, pudiendo ocasionar una liberación de discursos y de actos que antes eran un secreto,

pues al hablar del placer con naturalidad y sin censura, provocaría la misma emancipación de los

cuerpos.
Si a todos los hombres se les educaran sin la idea de la represión, la sociedad le haría caso a

las tentaciones que florecen a cualquier instante, lo cual pudiera ocasionar el declive entre la

división del tiempo de trabajo y de descanso, también como la sobrepoblación, problemas

económicos, el origen de nuevas enfermedades o epidemias y nuevas formas de experimentar el

placer las cuales pudieran lastimar (incluso asesinar) a otros individuos. Al ser obsoleto el

discurso de la hipótesis represiva, los hombres podrán disfrutar de su sexualidad a cualquier

instancia; de esta manera comienza la libertad de la bestialidad humana, que representa la

curiosidad de explorar el conocimiento humano a su máximo esplendor, “la animalidad ha

escapado de la domesticación de los valores y símbolos humanos; es ahora la que fascina al

hombre: por su desorden, su furor, su riqueza en monstruosas imposibilidades, es ella que revela

la rabia oscura, la locura infecunda que existe en el corazón de los hombres” (Foucault, Historia

de la Locura 40).

Si esto llegara a suceder, el poder no tendría las suficientes fuerzas para controlar las

perspectivas y las experiencias corporales de los seres humanos, puesto que habrá muchos

discursos en circulación sobre el sexo. Al sistema educativo le conviene enseñar a los jóvenes

una sola forma de percibir y experimentar el sexo, pues así los pueden controlar con mayor

facilidad y volverlos productivos.

Así como dice Lombana: “las instituciones tienen como principal objetivo el individuo, la

idea es sacar el máximo de utilidad a los individuos, hacer crecer en ellos al máximo sus

habilidades y a su vez reprimir sus impulsos de destrucción” (16). Los conocimientos impartidos

de la escuela tienen la función de incorporar a los alumnos a la sociedad y busca educarlos para

que ellos sean parte del desarrollo. Sería difícil que los docentes quisieran circular el discurso de
sexualidad de Foucault, pues la nueva forma de hablar del sexo ha sido reproducida desde hace

tres siglos; los maestros como los demás individuos ya están acostumbrados a esa forma de vivir.

Siendo realistas, si un maestro leyera La Historia de Sexualidad de Foucault, sólo le permitiría

reflexionar sobre el orden que está imponiendo, haciéndolo sentir responsable de la instauración

de una sola forma de experimentar el sexo a sus alumnos, la cual al mismo tiempo lleva otro tipo

compromiso: hacer que el joven pueda convencerse de esa verdad para que este no termine el

grupo de los marginados sociales; aquellos que no siguen el discurso impuesto, los que son

constantemente examinados y manipulados por las disciplinas (como la psiquiatría y el sistema

legal) para que estos puedan vivir en el orden establecido. Los docentes saben que si no cumplen

este objetivo, el alumno experimentaría cómo es no ser parte del sistema; No formar parte del

orden significa ser excluido de las actividades y propuestas sociales, ser humillado

constantemente e incluso hasta perder la dignidad. Dictar una supuesta forma de experimentar la

sexualidad es salvarlos ante esas circunstancias, es ayudarlos a sobrevivir ante este mundo

perverso y manipulador, un mundo en el que se castiga a los que no siguen el orden del discurso.

En conclusión, reflexionar la educación sexual desde la perspectiva de Foucault no ocasionará

el deseo de cambiar el discurso científico. Los docentes saben que es importante promover la

construcción de experiencias propuestas por el poder, pues establecen el orden en la que estamos

acostumbrados a vivir desde hace tres siglos y si se transgrede ese discurso podría ocasionar el

declive del sistema. Sin embargo, retomar el pensamiento del Foucault en la docencia ayudaría a

los maestros a enterarse de que son parte de la implantación perversa, pues a pesar que intenta

ayudar al alumno a ser parte del sistema y a no sufrir la exclusión de esta misma, seguirán

promoviendo una sola forma de experimentar la sexualidad, la cual ocasiona que las personas
denominadas “peculiares” por no seguir este discurso, tengan una vida llena de prejuicios y

peligros.

Bibliografía:

Foucault, Michel. Trad. González, Alberto. “El Orden del Discurso” Argentina: Fabula,

2002.Web. 20. Feb. 2018 < http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/680.pdf >

Foucault, Michel. J. “Historia de la Locura” Trad. Utrilla, Juan. México: Cátedra, 2016. Impreso

Foucault, Michel. “Historia de la Sexualidad: La Voluntad del Saber” Trad. Guiñazú, Ulises

México: Siglo Veintiuno, 1998. Web. 20. Feb. 2018

< http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/681.pdf

Foucault, Michel. “Vigilar y Castigar: El Nacimiento de la Prisión” Trad. Garzón del Camino,

Aurelio. Argentina: Siglo Veintiuno, 2002. Web. 20. Feb. 2018 <

https://www.ivanillich.org.mx/Foucault-Castigar.pdf>

Lombana, Diana M. “Sexualidad y Poder en la Obra de Michael Foucault” Tesis. Universidad de

Cartagena.

Benoist, Alain. Gabriel. “El burgués: paradigma del hombre moderno” Trad. Morante .Web. 20.

Feb.2018 <https://archive.org/details/ElBurguesParadigmaDelHombreModerno>

Guía didáctica….

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