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FIGURAS

RETÓRICAS DE
DICCIÓN
POR ADICIÓN DE PALABRAS
Pleonasmo
• Se produce esta figura cuando el emisor añade palabras que no suponen ninguna mejora para la
comprensión, aunque estén cumpliendo una función expresiva importante. Es normal que aparezca en el
lenguaje descuidado de la calle: ¡Sube para arriba¡. Pero también lo utiliza la lengua poética:

• Temprano madrugó la madrugada.


Sinonimia
• Esta figura permite insistir en una idea utilizando términos de significado similar y expresión di­ferente.
Aunque la sinonimia es fenómeno lingüístico común, en este caso da origen a valores expresivos
relacionados con la estética de la lengua.

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,


ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!
Epíteto
• El epíteto es un adjetivo atributivo no restrictivo. Se adjunta al sustantivo sin nexo copulativo para expresar una cualidad
sin necesidad lógica de expresarla. Predomina antepuesto al sustantivo, pero también puede ir pospuesto. Destaca una
cualidad del nombre. La poesía grecolatina y su heredera renacentista usan el epíteto para señalar la perfección de la
naturaleza pintando sus arquetipos. Su uso responde así a una concepción neoplatónica del mundo. Ese epíteto que pinta lo
arquetípico se llama tipificador.

Por ti el silencio de la selva umbrosa,


por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte me agradaba;
por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba.
Convida a dulce sueño
aquel manso ruido
del agua que la clara fuente envía.
POR OMISIÓN DE PALABRAS
Elipsis
• También es la elipsis, al igual que la sino­nimia, un fenómeno común en la lengua-instrumento; mas
puede tener una intención estética siempre que suprime elementos de una frase, sin menoscabo de su
claridad, para dar mayor energía y rapidez a la expresión. Suele la elipsis afectar fundamentalmente al
verbo, que puede sobreentenderse, y convierte las oraciones en enunciados nominales.

Por una mirada, un mundo;


por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
Asindeton
• El asíndeton suprime las conjunciones, dando vigor y rapidez. Cuando la elisión de conjunciones tiene
lugar entre sintagmas nominales se caracteriza el texto por las pinceladas impresionistas que conforman
un conjunto como suma de partes aisladas.

Yo voy soñando caminos


de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!
Zeugma
• En el zeugma también se omite una palabra, en este caso por haber sido nombrada anteriormente. Sin
embargo la figura característica del conceptismo del Siglo de Oro suprime el vocablo aunque tenga
relación "indirecta" con el nuevo elemento de la frase.

- No me canso de mi gusto.
- Yo pienso que vos lo vais.
POR REPETICIÓN DE PALABRAS
Anáfora
• La figura llamada anáfora repite a principio de verso, de frase o de periodo una o varias palabras; con
independencia de la fuerza expresiva que provoca con la insistencia, crea un ritmo muy adecuado a la poesía
o al lenguaje hablado.

Continuamente me llaman;
continuamente me acerco;
continuamente me empujan;
continuamente me alejo
y continuamente herido
a mi soledad me vuelvo.
Conversión
• En la conversión la repetición de palabra o palabras tiene lugar, no inicio, sino al final del periodo. No es
tan frecuente como la anáfora, pero hay grandes poetas que han sentido especial predilección por esta
figura, como Bécquer. No sólo marca ritmo, además contribuye a que veamos el decurso como una
ecuación.

Yo voy por un camino, ella por otro;


pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?",
y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?"
Reduplicación
• Esta figura de repetición reitera consecutivamente la palabra sobre la que se quiere poner un énfasis
especial, aunque en muchos casos sea el ritmo más que la insistencia en el contenido lo que queda de
manifiesto. Desde la literatura medieval a la actual aparece con frecuencia en el verso.

...por decir amén, amén,


decían amor, amor.

Allá, allá lejos;


Donde habite el olvido.
Epanadiplosis
• Esta figura de repetición reitera al final del periodo la primera de las palabras mencionadas.

Mi agonía es la bárbara agonía


del que quiere evitar lo inevitable.

Dicen que me case yo:


no quiero marido, no.
Concatenación
• La concatenación engarza las frases a fuerza de unir las últimas palabras de una y reiterarlas al comienzo
de la siguiente frase. Produce efecto de coherencia entre lo que podía ser muy diferente.

Es toda ojos azules y en los ojos lágrimas.

Triste llevo la boca.


Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Polisíndeton
• Repite esta figura, que es la contraria del asíndeton, más de las conjunciones necesarias, dando al texto
un ritmo solemne y lento.

Ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo.


Repetición diseminada
• Reiteración diseminada dentro del poema de palabras que funcionan como leit-motiven matizando
totalmente la composición.
En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
En la luna negra
sangraba el costado

de Sierra Morena.
Retruécano
• En esta figura se dicen las mismas palabras, pero en orden inverso y con significación contraria.

¿ Siempre se ha de sentir lo que se dice ?


¿ Nunca se ha de decir lo que se siente ?
POR COBINACIÓN DE PALABRAS
Aliteración
• La aliteración es una figura literaria que busca un efecto sonoro en la repetición de un sonido o de
sonidos similares. Tras él, y a pesar del carácter arbitrario entre significante y significado, espera que el
sonido evoque unos contenidos que refuercen la significación de la frase. Así cuando Góngora escribe:

Infame turba de nocturnas aves


Onomatopeya
• La onomatopeya es una aliteración a la que podemos dar un significado preciso. O cuando menos su­gerir
qué intenta representar la repetición insistente. Para ello, se puede tener en cuenta sin pretensiones de
exhaustividad:
• /r/ idea de trueno o redoble.
• /l/ algo que fluye.
• /s/ y /x/ silbido o soplido.
• /p/,/t/,/k/ estallido.
Pero nunca sirven en estos casos las normas generales y cada texto requiere de explicación e interpretación
especí­ficas.
Tristes membranas frías levanta el barro oscuro. (frío)
como brisa que besa abedules. (beso)
Similicadencia
• Precedente y similar a la rima, la similicadencia - frecuentemente defecto en la expresión oral - usa
palabras de sonido similar por encontrarse en el mismo accidente gramatical.

Con asombro de mirarte,


con admiración de oírte,
no sé qué pueda decirte,
ni qué pueda preguntarte.
Paranomasia
• Es un juego más de sonidos que combina entre dos palabras todos excepto uno. Sigue siendo de uso
frecuente en trabalenguas y lenguaje publicitario por la extrañeza que produce. Acentúa el contraste entre
expresión y contenido.

Y duele pasar sin saber


el secreto que en la hora indecisa
dice, acaso con risa, la brisa.
Madre, no seré casada
por no ver vida cansada.
El búho siente que ama la llama del sol.
Derivación
• En esta figura se acumulan términos relacionados entre sí ya que pertenecen a la misma raíz. En
ocasiones se entremezcla con el pleonasmo, cayendo en redundancia de la misma idea.

Créeme, Juana, y llámate Juanilla;


mira que la mejor parte de España,
pudiendo Casta, se llamó Castilla.

Los brazos en abrazo de la Tierra.


Polípote
• Es un caso de derivación donde la familia de palabras repetida pertenece al mismo verbo, en distintas
formas de la conjugación.

¡Cuando quise morir, Dios no lo quiso;


hoy que quiero vivir, Dios no lo quiere!
Me lloraré yo misma para llorarlos todos.
Hipérbaton
• Los hipérbatos se caracterizan por una construcción sintáctica que no es usual, aunque no impida la
comprensión del texto. El Español tiene muy variadas formas de colocación de palabras y su primer texto
literario comienza con un hipérbaton: De los sos oios tan fuertementre llorando...

Pase a medianoche el mar que yo más quiero pasar


y arda en amorosa llama del golfo de mi lagar
Leandro por ver su dama; la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Dilogía
• Es juego de palabras basado en el equívoco, como también se llama, y consiste en aprovechar la doble
significación de los términos polisémicos y homónimos para fomentar la extrañeza. Fue muy explotada
en el Barroco, tanto en verso como en prosa.
Topamos un muchacho medio rapado, que por andar no tanto como las cabalgaduras, en alcanzándole
preguntóle el oidor: "¿Adónde vas, mozo?" Él respondió: "A la vejez". Oidor: "No digo sino ¿qué camino
llevas? Muchacho: "El camino me lleva a mí, que yo no a él" Oidor: "¿De qué tierra eres?" Muchacho: "De
Santa María de todo el mundo". Oidor: "No te digo sino en qué tierra naciste?" Muchacho: "Yo no nací en
ninguna tierra, sino en un pajar". Oidor: "Bien juegas del vocablo". Muchacho: "Pues siempre pierdo, por
bien que juego". Oidor: "Este muchacho no debe ser parido como los otros". Muchacho: "No, porque
nunca me he empeñado". Oidor: "Quiero decir, pues no dices dónde naciste, no debiste salir de madre".
Muchacho: "¿Pues soy yo río para salir de madre? Oidor: "A fe que no tenéis la lengua muy ruda".
Muchacho: Si fuera ruda no la trujera tan cerca de las narices". Oidor: "¿Tienes padre?" Muchacho: "Antes
por no tener muchos vengo huyendo, porque me metieron fraile, y había tantos padres que no podía
sufrillos." Oidor: "¿Y es mejor andar como correo?" Muchacho: "Por huir de la correa bien puede ser un
hombre correo."
Calambur
• La poesía jocosa, el juego y la adivinanza, han encontrado en esta figura motivo para provocar extrañeza
y hacer chiste. En el calambur el doble significado proviene de la separación silábica al construir una
frase.

Cuando Dios llamó a Gavino


al interior del Edén,
no dijo:- Gavino, ven;
sino dijo:- Venga, vino.
Mary Carrillo
Mariana Esquivel
Pamela Fernández
Rocío González
Pamela Hernández
Paola Gutierrez

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