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Sigmund Freud: Nacido el 06 de mayo de 1856, en Moravia, República Checa, fue

un médico neurólogo austriaco, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras
intelectuales del siglo XX.

Su interés inicial fue el de la neurología y luego, con el pasar de los años se fue
desviando hacía la psicología y en sus inicios lo hacía de manera privada. Estudió en
Paris las aplicaciones de la hipnosis en el tratamiento de la histeria. De vuelta en Viena,
desarrolló una nueva teoría para entender la mente humana, llamado el método
catártico, que le sirvió para reemplazar el tratamiento de hipnosis por el nuevo método
más la asociación libre y la interpretación de sueños, paralelamente, empezó a
investigar sobre los traumas psicógenos como productores de síntomas de la histeria y
gracias a todo lo anteriormente mencionado, se empezó a crear una nueva corriente
psicológica llamada, psicoanálisis.

Una de las mayores teorías dichas por Freud, fue la de la sexualidad infantil, lo que
causó un gran revuelo en las sociedades puritanas de la época, y por la cual fue
acusado de pansexualista.

La división de opiniones que la figura de Freud suscita podría resumirse del siguiente
modo: por un lado, sus seguidores le consideran un gran científico en el campo de la
medicina, que descubrió gran parte del funcionamiento psíquico humano; y por otro, sus
críticos lo ven como un filósofo que replanteó la naturaleza humana y ayudó a
derribar tabúes, pero cuyas teorías, como ciencia, fallan en un examen riguroso.

Sigmun Freud escribió un total de treinta libros y nombraremos solo algunas de sus
mayores obras, que son:

• Los orígenes del Psicoanálisis.

• La interpretación de los sueños.

• Tres ensayos sobre la teoría sexual y otros escritos.

• El malestar de la cultura.
Debido a su condición de judío tuvo que dejar Viena y se vio obligado al exilio a
Londres en 1933; para entonces ya le había sido diagnosticado un cáncer de mandíbula
del que estuvo enfermo durante muchos años antes de fallecer finalmente en 1939.

El mal estar de la cultura creado en 1930 por Sigmund Freud, es una obra cuyo interés
se enfoca en el constante antagonismo entre las exigencias pulsionales y las
prohibiciones impuestas por la cultura, es decir, la insatisfacción del hombre cuyos
intereses, impulsos sexuales y agresivos, deben estar al margen de la cultura en la cual
se contextualizaba, la cual ejerce un fuerte control sobre ellos.

Este periodo estaba altamente caracterizado por la religiosidad y patrones de conducta


que eran víctima de una moralidad excesiva, Freud planteaba que si bien la búsqueda
en común de todos los hombres era la felicidad y a abolir o a evitar lo desagradable, la
felicidad más intensa se daba gracias a la satisfacción directa de nuestros deseos más
instintivos, primordialmente los sexuales y la cultura de alguna forma exige renunciar a
estos placeres y sustituirlos por otras actividades culturales. Freud explica que la vida
tal como se nos ha impuesto, resulta demasiado pesada, proporciona sufrimiento,
decepciones e imposibilidades. Por lo que necesitamos atenuantes que ayuden a
soportar esto, tales como fuertes distracciones que hacen pequeña la miseria del
hombre como actividades científicas, cultivar, etc., también actividades sustitutivas
como el arte y narcóticos que volvían insensibles a las personas hacia esta infelicidad.

“El sentimiento de culpabilidad genera el problema más importante del desarrollo


de la cultura… y el precio que pagamos por nuestro progreso cultural es la perdida de la
felicidad mediante la insatisfacción de este sentimiento”.

En este ensayo se hará una revisión de lo que fue la obra El malestar de la Cultura,
dando a entender de qué forma la cultura afectaba en los individuos y a que se debía
esto junto con aportar nuestra visión crítica hacia este.

Como antecedente histórico, Freud consideraba al placer como el primer motivo del ser
humano y este era la base de la neurosis (histeria) y la base para su teoría psicológica.
Consideraba la causa originaria de la neurosis a los descubrimientos que hizo sobre “La
sexualidad infantil “junto con la historia social que desencadenaba en ese entonces.

La década de los 60 era una época marcada por la ascendiente transición demográfica
de familias numerosas a familias más reducidas en cuanto al número de personas que
las constituían, ya que en las familias rurales los hijos eran más bien un recurso para
sustentar la economía familiar, en cambio en las sociedades industrializadas, los hijos
que antes actuaban como sustento, ahora pasaban a ser un cargo, económicamente
hablando, debido a los gastos que demandaban en su mantenimiento y educación. Se
podía observar el precario control de natalidad en las familias de clase baja debido a la
falta de medios anticonceptivos. En cambio la clase media tenía que desarrollar un alto
autocontrol con respecto a la reproducción para poder sustentarse y seguir
desarrollándose económicamente. Por lo que se generaba una especie de desprecio de
parte de la burguesía hacia las clases bajas debido a su miseria, pero a la vez envidia
de la libertad sexual que tenían. Freud describió las consecuencias de un matrimonio
civilizado en donde se encuentra a los hombres impotentes o con inhibiciones sexuales
y a las mujeres como víctimas de una doble moralidad. Al unísono la religión también
contribuían a este autocontrol de placeres y sobre todo a los de tipo sexual ya que se
oponían a la liberación de este y quienes sobrepasaban estos márgenes de conducta
caían en la culpa, por lo que las personas se encontraban en una encrucijada entre el
pesar de la consciencia y las tentaciones.

La religión ya no solo explicaba los enigmas del mundo y la creación, sino que
también recompensaría la vida de los seres humanos en una subsistencia sobrenatural
si es que se sometía a las privaciones de la vida terrenal, produciendo angustia ante la
omnipotencia del destino. Teniendo que aceptar que en muchos individuos existe un
“sentimiento oceánico”, es decir, la sensación de eternidad en donde las barreras se
eliminan, dejando de lado el sentimiento “yoico” ya que de alguna manera se le impone
la religión como tal, este acontecimiento Freud lo explicaba con el hecho que desde
nuestro nacimiento se impone al yo un objeto en forma de algo que se encuentra
afuera. Originalmente el yo lo contenía todo, pero al distinguir el mundo exterior, el yo
de alguna forma queda atrofiado a aquel sentimiento de ser uno con el universo.

Entonces, se puede afirmar que los hombres poseen impulsos innatos que
pueden desintegrar a la sociedad, de ser así, quien está a la tutela de controlar estos
impulsos es la cultura y el carácter moralista religioso bajo la forma del Súper Yo que
nos carga con la culpa de actos y pensamientos inmorales haciendo que el Yo se
someta a él. La tensión entre Yo y Súper yo se exterioriza en forma de castigo, por lo
tanto la cultura “absorbe” el impulso agresivo del individuo debilitándolo y vigilándolo a
la vez. Concluyendo que las personas civilizadas son menos felices que las primitivas,
debido a esta presión interna y social, así el hecho de adquirir más cultura traería
consigo la infelicidad de la personas.

Pero, ¿es realmente la cultura sinónimo de felicidad? Como podemos darnos


cuenta, este texto básicamente relata un poco el trasfondo de la sociedad de ese
tiempo y como ha ido repercudiendo en nosotros, en la sociedad actual y como la
cultura tiene un rol tan importante en la vida de cada uno de nosotros, ya que, más que
mal, estamos inmersos en ella, no en todas las culturas existentes obviamente, pero
tenemos una que nos predomina y que la respetamos y nos sentimos participes de ella,
Freud no habla de cómo influye la sexualidad y los deseos reprimidos en como
formamos nuestra cultura, como nos reprimimos de los placeres y lo dejamos fuera y en
vez de tomarlo como actos normales, que son beneficiosos para el ser humano, lo
dejamos como algo sucio y malo, un acto repudiable, que no es digno y claramente lo
transformamos en un tema tabú en muchas ocasiones.

Eso es lo que nos quiere hacer ver Freud, como sociedades tratan temas de
cosas normales y naturales y de una forma burda lo damos vuelta de una manera
impresionante que ni nosotros mismos somos capaces de sentirnos libre junto a ella. Si
nos detenemos a pensar en cómo sería la sociedad si esto fuera libre, quizás no
existirían tantos abusos deshonestos y este mundo estaría mucho más libre y con
menos problemáticas de las que ya tiene, como diría Freud, sin histeria ni neurosis, una
mente sana, que es capaz de vivir en una sociedad y en una cultura, sin tapujos ni
mayores enigmas.

Por consiguiente el tema de que la cultura y lo que provoca en nosotros hace que
confeccionemos mecanismos en los cuales canalicemos nuestros fines instintivos y lo
manifestemos en otras cosas, como aspectos artísticos o científicos en donde nos
alejamos del mundo exterior de una forma mas directa y rápida. Debido a estas áreas
existen muchos procedimientos, una amplia gama donde podemos obtener nuestros
fines instintivos, lograr una felicidad y evitar el sufrimiento, pero lamentablemente
ninguna logra un completo porcentaje de efectividad.

A su vez la religión ofrece el camino único para optar a una felicidad infinitar y
alejarse del dolor, la pregunta es: ¿Bajo que medio lograr provocar estos sentimientos,
así compararse con lo artístico y lo científico?. La religión busca aminorarle el valor a la
vida, y desforma el mundo real, donde provoca cosas como crear otro universo paralelo
donde existe la necesidad de un ser superior y supremo; no obstante tampoco logra
eliminar completamente el sufrimiento.

Según Freud existen tres fuentes del sufrimiento humano que son el poder de la
naturaleza, la caducidad de nuestro cuerpo y nuestra insuficiencia para regular neustras
relaciones sociales. Las primeras dos son imposibles de evitar, ya que se alejan
completamente del control del ser humano, la tercera es un poco compleja y el hombre
le cuesta comprenderla, porque la sociedad no nos genera satisfacción si es algo que
nosotros mismo creamos.

Para Crear la cultura el ser humano debió sacrificar parte de sus propios instintos
básicos, y estos son restringidos. Además Sigmund agrega que existen tres caminos
que toman los instintos, uno se subliman, dos se logran consumar por medio del placer
o simplemente se frustran, de lo cual deriva a un rechazo y una especie de enojo hacia
la cultura. La razón fundamental por que sucede esto es por lo que explica y se basa
toda la teoría de Freud de la sexualidad donde es el pilar fundamental del ser humano y
en esto la cultura se interpone, restringe este placer, esta satisfacción y evita que se
provoque, debido a que esta necesita energía, pero a su vez la cultura también lo
requiere, por lo tanto se prioriza el bien de la sociedad.

La Cultura al obtener dicha energía del amor provoca lazos que la fortalecen,
como es el ejemplo que ocupa la religión donde emanan una frase común, que dice
“Amaras a tu prójimo como a ti mismo”, esto provoca un conflicto donde el ser humano
se pregunta, ¿Por qué amar a otros que quizás no se lo merecen?. De esta forma
queda totalmente claro que la cultura provoca un sentimiento de agresividad y por
consecuencia el hombre no encuentra la felicidad en las relaciones sociales.

Pero existe un mecanismo de la sociedad que es imposible de controlar en el cual


canaliza la agresividad en contra del propio sujeto y genera al tan conocido postulado
por Freud, del “Súper Yo”, que es una conciencia moral, un sentimiento de culpa,
tortura al yo pecador y pecaminoso.

Como se enfatizó antes esto obliga al ser humano a renunciar a sus instintos
básicos y lamentablemente es imposible hacer caso omiso a las ordenes del súper yo.
Es el precio de la cultura, donde esta presenta la perdida de la felicidad por el aumento
del sentimiento de la culpa.
• Referencia Bibliográfica

- Freud, S. (1930). El malestar en la cultura. Recuperado el 10 de Junio 2013 de


http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/10353710/Malestar-en-la-cultura---
Sigmund-Freud-Resumen-analitico.html

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