Ya han pasado algunas horas desde que Steven emprendió su
viaje hasta su casa. Quizás el viaje más largo, pero del
cual está más ansioso que nunca. Steven no puede comprender lo que descubrió gracias a Máximo. No puede entender esta historia que le parece de ficción y trata a ratos de contener su pena, mientras sus lágrimas caen. Nunca pensó que el camino hasta su casa sería tan largo, pero ha caminado y está a muy pocos minutos de su casa. No sabe lo que va a decir ni tampoco sabe la forma en que su madre reaccionará. ¿Le habrá mentido todos estos años?, ¿será cierto lo que Máximo le reveló?. Tiene muchas preguntas en su mente y no sabe cual quiere resolver primero. Sigue caminando y ya puede ver la esquina de la calle que lo llevará a su casa, que lo llevará a saber una verdad de la cual nunca pensó que estaría involucrado. Por fin llega y abre la puerta, su madre está mirando televisión sentada en el living y con un rostro sin expresión la mira.
- ¿Steven?, ¿eres tú? - pregunta Helena.
- Sí madre, soy yo... - ¡Dios!, pensé que te habías perdido, ¿por qué no me llamaste? - dice la madre un poco molesta. - ¿Acaso no puedo tener mi privacidad? - dice Steven desafiante. - Hijo, ¿qué te pasa?, te veo un poco ido... - Madre, tenemos que hablar, y espero que me contestes con la verdad... - Está bien...pero, me estás asustando... - Me sentaré para conversar... - ¿Qué te sucede hijo? - pregunta Helena. - Madre...¿qué soy yo? - pregunta directamente. - No entiendo a qué te refieres... - Mis orígenes, mi herencia, ¿de dónde provengo? - pregunta con angustia.
Helena se queda muda e impactada, no sabe qué decir.
- Por favor madre, dime la verdad, no soporto que me
mires de esa manera... - Hijo yo...tengo algo que contarte... - Te escucho atentamente - dice Steven. - Tú...tú no eres mi hijo... - dice Helena con tristeza. - ¿Soy adoptado? - Es un poco larga la historia, y lamento no habértelo dicho con anterioridad, no quería...que sufrieras... - Pero no entiendo...explícame mejor... - Cuando Igor era muy pequeño, hubo un tiempo en que yo con tu padre nos separamos. Él había estado bebiendo demasiado, me trataba muy mal y yo no lo soportaba. Un día peleamos y él se fue de la casa. Al poco tiempo descubrí que él tenía una amante y que no sólo estaba con ella desde que nos separamos, sino que siempre estuvo con ella... - ¿Mi padre te fue infiel? - Sí, mi amor...y pasaron algunos años en que no nos hablamos, sin embargo yo lo seguía amando en silencio, sufriendo cada vez por su amor, por el abandono. - Todavía no entiendo qué tiene que ver toda esta historia conmigo... - Cuando tu padre volvió a la casa tenía un bebé en sus brazos y ese bebé... - ...era yo... - ...sí, Steven, tu padre tuvo un hijo con esa amante, y ese hijo eras tú... - ¿Y qué pasó con mi verdadera madre, por qué no me quiso? - Esa historia nunca la supe muy bien, el día en que tu padre volvió a la casa me dijo que quería que empezáramos de nuevo como una familia junto a este nuevo hijo que había llegado a su vida, que tratara de quererte tanto como lo hacía con Igor y yo accedí... - ¿Y mi madre biológica?, ¿acaso nunca papá te habló de ella? - Él me dijo que tu madre biológica era una mujer enferma mentalmente que debido a sus desórdenes nunca pudo realmente tener una relación estable con tu padre y que por mutuo acuerdo decidieron que tú te quedarías con él...según tu padre en ese momento se dio cuenta del error que había cometido conmigo e Igor y decidió volver a casa para comenzar nuevamente, sin embargo bien sabes, mi amor, que nuestra relación nunca volvió a ser la misma y nos divorciamos unos años más tarde... - ¿Por qué nunca me contaste acerca de esto? - pregunta Steven con decepción. - Hijo, nunca consideré que era algo que debieras saber, nuestra vida era tan perfecta, los tres unidos, ustedes creciendo a mi lado, no imaginé que tu quisieras saber algo, mi duda es...¿qué te motivó a preguntar o a sospechar de esto?
En ese momento Steven comprendió que su madre podría no
conocer toda la historia, ni menos entender sobre la brujería y cosas por el estilo, por lo que prefirió mentir.
- Siempre hubo algo dentro de mi que me decía que era
diferente a Igor y creo que he estado pensando mucho en esta visita a la ciudad, por lo que quise conversar contigo sobre este tema... - Entiendo, y espero que esto no sea tan duro para ti, quiero que sepas, querido hijo, que nunca he hecho una distinción entre tú e Igor, para mi los dos son mis hijos, nunca te he visto a ti con menos amor que a tu hermano, quiero que eso te quede claro... - Entiendo madre, pero quiero que comprendas también que algo dentro de mi corazón ya no será igual en nuestra relación, espero que comprendas...y no me exijas cambiar, no por ahora... - Hijo, comprendo completamente lo que pudieras estar sintiendo y quiero decirte que cualquier cosa que necesites sanar conmigo estoy dispuesta a que construyamos nuevamente una relación de afecto...como antes - dice Helena. - Sí madre, yo te seguiré amando, agradezco todo lo que has hecho por mi, por aceptarme en tu vida cuando no tendrías que haberlo hecho, y por quedarte conmigo a pesar del divorcio con mi padre... - De nada, hijo, yo te quiero como si te hubiera estado esperando durante nueve meses - dice con ternura y lo besa en la mejilla con amor - pero hijo, hay algo que tengo que decirte en este momento... - ¿Qué cosa? - pregunta Steven preocupado. - Tu madre estuvo aquí... - ¿Mi madre biológica? - Sí, ella se llama Agnes y me dejó esto para ti - le muestra la caja - dijo que tenías que abrirlo cuando cumplieras 21, que será en pocos días más...pero que era importante que lo hicieras, porque de esto dependía tu vida futura... - No entiendo... - Yo tampoco, pero ella me obligó a recibirlo, a pesar de que ella sabe el desprecio que le tengo...quizás sólo sea de loca que lo dijo, pero pienso que no pierdes nada en hacerle caso... - Está bien...la abriré cuando sea mi cumpleaños...¡ah!, una última pregunta...¿Igor sabe acerca de mi procedencia real? - Él no tiene idea de eso, y no se lo contaremos si es que así tú lo deseas... - Ok...¡gracias mamá! - dice Steven al abrazar a Helena lanzando algunas lágrimas - gracias por hacerte cargo de mi, por amarme y por todo lo que has hecho por mi y mi hermano... - De nada hijo - dice Helena profundamente emocionada.
Los dos se abrazan por un largo rato acariciándose y
tratando de entregarse apoyo emocional.
CAPÍTULO TRECE: REVELACIÓN - PARTE 1
Ya atardeció en Saint Honore y Roberto está preparado
para comenzar su búsqueda esta noche. Ha probado ya todas sus armas y utensilios necesarios para cazar a los vampiros y su tío sacerdote lo ve atentamente.
- Veo que eres muy riguroso en tu trabajo, Roberto - dice
el sacerdote. - Sí tío, tengo que serlo, tengo que ser bastante inteligente e intuitivo para descubrir que es lo que puede estar pensando un vampiro...y en donde podría estar escondiéndose... - ¿No crees que ellos habitan a las afueras de la ciudad?, siempre los supuestos ataques son en esos sectores más alejados del centro... - Tío, los vampiros también han evolucionado con el tiempo y se han adecuado a las circunstancias...ellos perfectamente pueden estar a la luz del sol, pueden caminar entre nosotros, mezclarse, me imagino que ellos no deben tener comportamientos extraños en público para que no sean delatados, ellos desean pasar por humanos y para eso deben comportarse lo más parecido a nosotros... - Tienes mucha razón...¿y crees que este día será un día bueno para encontrarlos? - Tío, he estado estudiando este pueblo mucho más tiempo de lo que crees y puedo asegurarte que hoy volveré a casa con un trofeo - sonríe complacientemente. - Bueno Roberto, espero que sea así, por el bien de Dios y la gente - dice con ánimo hacia su sobrino. - Bien, ahora me voy... - dice Roberto. - Que Dios te bendiga, hijo - lo persigna. - ¡Gracias tío! - dice Roberto al abrir la puerta de salida y salir.
Máximo está en su casa un poco enojado consigo mismo,
porque sabe el peligro que puede significar para él y los de su raza la existencia de hechiceros en la ciudad y cree que debió haber matado a Steven aprovechando que aún no tiene conocimiento de sus habilidades, pero algo en su endurecida alma le dijo que no debía hacerlo y lo dejó ir para que descubriera su identidad. Pero se está arrepintiendo, pues podría costarle muy caro. Máximo siente una presencia conocida en su casa, pero sigue inmóvil sentado en los viejos sillones pensando en su estrategia a seguir. Además se le vienen a la mente todas las cosas que Gabriel le contó acerca de su esposa Adela y no sabe si realmente está preparado para algún día volver a encontrarse con ella.
- ¿Por qué estás tan pensativo? - pregunta Amelia.
- ¿Y tú por qué eres tan bipolar? - responde Máximo. - ¿Por qué? - pregunta la vampira. - Me buscas, me dejas, me buscas, me dejas, ¡nunca te decides! - dice Máximo con cansancio. - Creo que me gusta jugar contigo, es un poco...excitante... - ¿Ah sí? - dice enojado - entonces puedes dejar tus jueguitos de niñita malcriada y desaparecer de mi vida... - No sé si podría, creo que estamos involucrados y no hay manera de escapar de eso...¡pero vamos!, cuéntame que te ha sucedido... - Lo que te voy a contar es un poco de Historia Vampírica, y espero que realmente pongas atención... - ...siempre te pongo atención - dice insinuante. - Está bien, escúchame atentamente... - Te escucho - dice Amelia. - Hay una historia muy importante en la mitología que habla acerca de aquellos que son capaces de jugar con las leyes establecidas del mundo. Ellos pueden usar grandes energías para transformar su entorno y tenerlo a su favor. - No entiendo lo que quieres decir - interrumpe Amelia. - ¿¡Me tienes que interrumpir cada vez que quiero decirte algo!? - dice Máximo enojado. - Bueno...no te interrumpo más, pero explícate mejor... - Bien, este tipo de personas son una amenaza muy grande, especialmente para nosotros, porque son capaces de anular nuestras habilidades y exterminarnos con facilidad mediante sus trucos y hechizos. Y por si no has entendido, estoy hablando acerca de los Hechiceros. - ¡Mentira! - dice Amelia con un gesto muy exagerado - ¿existen los brujos? - pregunta con incredulidad. - Sí existen, y no es ningún chiste, porque ellos conocen lo que nos hace débiles, pueden detener nuestro más elaborado plan de ataque en un segundo...son una amenaza, y hay más de los que crees... - ¿Y nosotros no podemos exterminarlos a ellos? - Sólo hay una forma...pero eso sellaría tu destino... - ¿Qué? - Tienes que morderlo directamente en el corazón... - ¡Eso parece fácil! - dice Amelia. - ¡No lo es! - dice un poco frustrado - si haces eso tú morirás también...es nuestro destino... - ¡Vaya! - es un poco trágico...¿no hay otra manera de mantenerlos lejos? - pregunta la vampira. - Podrías llegar a un acuerdo con ellos, una tregua, es la única manera de que puedan coexistir en un mismo lugar...y eso es lo que estoy tratando de hacer... - ...interesante...gracias a ti, amor, siempre aprendo cosas nuevas...a propósito...yo también tengo algo que contarte... - ¿Qué cosa? - pregunta Máximo. - Gabriel ya no nos molestará más...o al menos a ti... - ¿Ah sí, por qué? - Ese día en que te atacó yo sentí que era hora de vengarme por lo que me hizo...cuando estuviste inconsciente...siguió atacándome y yo en un momento fui más rápida que él y...le enterré su propia estaca... - ¿Hiciste eso? - Sí... - Igual se lo merecía, pero el maldito no alcanzó a contarme toda la historia de Adela...¡gracias a que te entrometiste! - Una vampira vengativa...es peligrosa...¡tú me lo enseñaste!...y ¿qué historia de Adela? - ¡Esa perra nunca murió!, me engañó y jugó con mis sentimientos desde el principio...pero ya no me interesa, incluso puede aparecer y no me importará, ya no tiene influencia en mi vida... - ¿No?, ¿estás seguro? - pregunta Amelia. - Sí... - Que bueno...porque así... - dice Amelia mientras se acerca lentamente a Máximo. - ¿Así que? - Ya sabes... - dice Amelia mientras sus colmillos relucientes salen a la vista... - No te entiendo...eres muy bipolar... - dice Máximo alejándola de ella. - ¡Bueno si quieres también!, ahora me voy, gracias por enseñarme que tenga cuidado con los Harry Potter sueltos, jajaja. - Eres muy graciosa - dice sarcásticamente. - Nos vemos muy pronto, amor... - dice coqueta. - Lo sé, preciosa...y debo aceptar que me gustas más así...más pícara y no tan inestablemente emocional y malcriada como siempre...
Amelia desaparece.
En el centro de Saint Honore, en un callejón muy
escondido se encuentra Roberto examinando la noche. Su anillo especial le indica que esta ha sido una ruta usual entre los vampiros de la ciudad, pues estos dejan un aura especial por donde van. Unos metros más atrás van caminando Lorelei, Alexandra e Igor, quienes acaban de cenar en un conocido Restaurante de la ciudad. - ¡La verdad eres muy gracioso, Igor! - dice Lorelei riéndose - ya veo por qué le gustaste a Alexandra, además de ser guapo. - ¡Gracias Lorelei!, pero es imposible resistirse ante los encantos de tal magnífica mujer...no hay muchas así por estos lados. - Me gustó mucho la cena, muy buen lugar, podríamos repetir esta salida en otra oportunidad - dice Alexandra, mientras mira a su amiga. - Sí, creo que estuvo excelente - dice Lorelei mintiendo. - Ahora podríamos ir a bailar...hay un Club decente por aquí cerca, lo cual no es muy usual en este pueblo - dice Igor. - Me sorprendes Igor, tú no eres de los que más salen - dice Alexandra. - Lo sé, pero no está mal conocer la bohemia del pueblo, nadie sabe cuando esa información puede ser útil... - ¡Pero vamos!, somos jóvenes y podemos divertirnos, no tendremos toda una vida así, ¿cierto Alex? - dice Lorelei. - Claro... - responde Alexandra con complicidad.
Por el anillo, que ha cambiado a un color intenso,
Roberto puede distinguir que unas personas que vienen cerca son vampiros, un problema, sin embargo, es que no sabe cuál de los tres que vienen ahí lo es. De todas formas alista sus armas, la cual parece una escopeta en donde puede disparar pequeñas estacas de madera, si se trata de un vampiro, lo herirán e inmovilizarán de una manera especial, pero tendrá que ser lo suficientemente rápido como para disparar la estaca grande.
- Bueno, Igor, ¿hacia dónde queda ese Club? - pregunta
Alexandra.
Roberto apunta hacia Alexandra.
- Queda un poco más abajo, caminando llegaremos muy
rápido...
Lorelei siente algo extraño. Roberto dispara.
- ¡Cuidado! - grita Lorelei, empujando a Alexandra e
Igor, quienes se golpean en una pared.
Las pequeñas estacas se incrustan en el cuerpo de
Lorelei, la vampira queda inmóvil quejándose del dolor. Tanto Alexandra como Igor miran impactados. Alexandra trata de concentrarse para saber quién es el que está atacando, pero no logra localizarlo. Se acerca a Lorelei y la levanta en sus brazos.
- Lorelei, ¡responde! - grita con desesperación.
- ¿Qué está pasando Alexandra? - pregunta Igor confundido. - Amiga...yo...te debía...esto... - dice un poco débil - pero...ya sanaré... - ¿Alexandra? - pregunta Igor.
Roberto sabe que está demorando mucho el disparo final,
sabe que a quien le llegaron las estacas pequeñas se trata de una vampira. Por un momento piensa que no debería disparar si es que los demás no lo son, pues podrían morir, pero se arriesga de todas maneras y decide disparar la gran estaca hacia una Lorelei que está curándose rápidamente.
- Alex...tú salvaste mi vida...ahora...me...toca... -
dice Lorelei.
Roberto dispara. La estaca atraviesa el corazón de
Lorelei certeramente, a pesar de haber disparado sin precisión.
- ¡Lorelei! - grita Alexandra sollozando.
Pero Lorelei no responde. Igor mira totalmente
confundido, temeroso, incrédulo. No es capaz de pronunciar ni una sola palabra. Sólo observa como el inerte cuerpo de Lorelei se va transformando poco a poco en polvo. Igor entró en shock.
- ¿Alexandra? - pregunta nervioso.
Alexandra sabe que ya no hay nada que hacer, pues su amiga ha sido asesinada y al darse vuelta puede apreciar algo extraño en la expresión de Igor.
- ¡Tus ojos! - dice Igor - ¡tus ojos!
Alexandra sabe que lo que acaba de ver Igor significa
algo muy grave y más si acaba de ver que ella está llorando sangre.