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Les quiere,
Sebastián Araya.
Antofagasta / Febrero de 2009 / Disco Vox / 01:43 am.
Los dos muchachos se ponen a pelear y los jóvenes que están afuera
comienzan a ir hacia el lugar de la pelea. Roberta saca el celular y
marca un número.
- Esta es una gran señal, ¿ve mijita?, todo cae por su propio peso
– dice la madre de Roberta mientras llena la taza con agua
caliente.
- Que bueno que todas las veces que me hicieron declarar
hayan servido de algo… ahora esperemos que se seque en la
cárcel ese mal nacido…
Subí corriendo, me lavé los dientes y volví a bajar. Luego dije chao a
mi mamá con un beso en la mejilla y pesqué mi mochila y salí. No
tenía que caminar mucho para tomar la micro, pero estaba segura
que me costaría tomarla, porque siempre pasa a esta hora de la
mañana. Como imaginé, tuve que esperar como unos diez minutos
hasta que pasara la que me servía, la tomé y me fui parada todo el
rato. Estaba llena.
Creo que solo escuché los primeros quince minutos, pues el resto
estuve pensando en muchas cosas, entre ellas en Nathaniel. Cuando
por fin llegó el momento de salir de clases, miré a Natalie y estaba tan
dormida como yo. Creo que la primera clase sobre los conjuntos
numéricos no había sido la mejor, y eso se notaba.
- Bueno, ya vamos…
- Bien, tenemos que tomar la micro, en todo caso vivo cerca.
- Está bien…
- ¿Y Roberta?, nos conocimos hoy, por lo tanto no sé nada de ti…
- ¿Qué quieres saber?
- No lo sé, ¿dónde estudiabas?, ¿estás pololeando?, cosas así…
- Estudiaba en el Liceo Técnico, y no… estoy soltera – Roberta
cambia su expresión a seria.
- ¿Tema complicado? – pregunta Natalie
- Sí… él… fue asesinado en verano…
- ¡Lo siento!... ¿es el niño que…?
- ¿El que salió en las noticias?... sí
- Lo siento mucho Roberta, ¿y cómo lo has llevado?
- Ni siquiera sé… nos conocíamos de años… sabrás cuánto lo
extraño… todavía estoy en shock…
- ¡Pucha!, pero cualquier cosa que necesites, yo estoy para
ayudarte…
- Gracias Natalie… pero prefiero llevar este dolor sólo yo…
aunque sea muy triste…
- Bueno, pero si alguna vez necesitas a un amigo en quien confiar,
no dudes en contar conmigo.
- Gracias…
- ¡Ya!, al menos por hoy cambia esa carita y vamos a mi casa a
almorzar, ahí viene la micro…
Traté de disimular por ella, pues su ánimo era muy grande y sé que
intentaba enmendar su equivocación por haberme preguntado un
tema en que no me gustaba hablar, pero de todas formas estoy
aliviada que me preguntó altiro, porque así quedaron las cosas claras
desde el principio.
Cuando por fin pude zafarme de su casa (diciendo que tenía que ir a
ayudar a mi mamá) salí y me puse a esperar la micro hacia mi casa.
Una pareja iba caminando por ahí, abrazados y dándose besos, lo
cual me incomodó y decidí no mirar más y colocarme mis audífonos
para olvidarme del mundo.
- Hija, en la vida las cosas pasan por una razón… sé que ahora no
lo entiende, pero después lo hará y verá que lo mejor que
puede hacer es seguir adelante con su vida…
- Ok mamá…
- Papá, estás más gordo, y eso que sólo han pasado tres meses
desde que te dejé de ver…
- No pude adelantar el vuelo, mamá, por eso tuve que llegar hoy,
lo intenté, pero la aerolínea ya había vendido todos los pasajes
así que me tuve que quedar en Santiago.
¿Los problemas con mi papá?, siempre los he tenido, así que esto no
ha hecho más que acentuarlos y sinceramente me da igual. Me
encargaré de demostrarle con mis notas que realmente esto es lo que
yo deseo hacer con mi vida, me importa un comino si le gusta o no,
total él no va a trabajar por mi.
Natalie se sentó, sacó sus cuadernos y se dio cuenta que no tenía lápiz,
pues se le habían olvidado.
- ¿Te falta lápiz? – pregunta el joven.
- Sí, pero no era lo mío, o sea, me gusta escribir y todo ese rollo,
pero la carrera no era para mi… por eso me salí.
- Hola… estoy aquí, vine a verte, me atreví por fin. No quería venir
porque sabía que me volvería un mar de lágrimas y no iba a
poder soportarlo. Mi mamá me dijo que viniera y me descargara
contigo, contándote todo lo que sentía. Es raro, pero ahora
estoy petrificada sin saber qué decirte… pero si pudiera decir
aunque fuera lo más mínimo te diría que ¡eres un tonto! – dice
mientras golpea el piso - ¿¡por qué tuviste que meterte en esas
hueás!?, ¿acaso no tenías otras cosas mejores que hacer?,
¿¡ah!?, ¿¡no tenías familia, amigos, a mi!?... ¡¿por qué cresta no
confiaste en mi?!, tu pudiste haberme contado y juntos haber
buscado una solución… ¡pero no!, tú haciéndote el machito y
sin embargo no tuviste el valor de pensar un poco en el resto…
¡los que te queríamos! – algunas lágrimas recorren el rostro de
Roberta - ¿por qué Nathaniel?, ¿acaso la droga era más
importante que yo?... y no me vengas con que tú sí me querías y
que lo otro no era un vicio… ¡es que al menos pudiste haber
pagado tus deudas!... ¿acaso te importé?... sinceramente
espero que estés donde estés te encuentres bien, ¡porque acá
nos sentimos como la mierda!, ¿sabes?, tus padres no me
hablan desde ese día, porque piensan que yo no me preocupé
por lo que te pasaba y tú tampoco le contabas nada a ellos…
¡¡¡eran tus padres!!!... Nathaniel, yo te amaba… y lo seguiré
haciendo, pero fuiste un imbécil por meterte en eso… tengo
tanta rabia, contigo, con la situación, más incluso que la que le
tengo al desgraciado que te mató… ¡quiero que sepas que
quiero cerrar esta etapa!, te seguiré visitando, seguiré
recordándote con tus virtudes, con tus defectos… pero aquí ya
se acabó… tú te metiste solito en la pata de los caballos… esta
es la consecuencia de tus propios actos y aunque te ame con
todo mi corazón, te necesitaba reprender por la hueá que
hiciste, ¡que nos jodió a todos! – Roberta llora – te seguiré
recordando siempre, amor, pero no quiero sentir que sufro cada
día por ti… ya no más… ¿dejémoslo mejor?... yo sé que tu
también quieres esto… te amo y te amaré siempre, serás una
linda etapa en mi vida – dice mientras se levanta nuevamente –
y espero que para la próxima que venga a verte estés más
bonito… - dice Roberta con la cabeza gacha y queriendo
secarse sus lágrimas – ahora me voy, ya te dije lo que pensaba y
vaya que me siento aliviada… ¡hasta siempre, amor!