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Por otro lado, la sociedad humana nos explicita otra premisa sumamente
contradictoria con la anterior. A pesar de la aceptación general de la causalidad
universal, creemos que nuestras elecciones son de nuestra autoridad, o si no ¿qué
sentido tendría culpar por asesinato al poseedor del arma y no al arma misma?, pues
se castiga al poseedor porque se cree que él tuvo la decisión de disparar mientras
que la pistola fue forzada a disparar. Pero desde el punto de vista determinista, toda
elección es en realidad una ilusión: Si todo está determinado por una causa, nadie es
responsable de sus acciones puesto que las acciones están condicionadas por
factores externos a la conciencia humana. Resulta entonces contradictoria la
existencia de valores y pensamientos que guían a muchas sociedades humanas si se
concibe como verdadera la premisa del determinismo.
Por consiguiente, conviene agitar estos dos conceptos si se comparte que al elaborar
un pensamiento mucho más coherente se conseguirá una vida mucho más
coherente. Pienso que es el existencialismo ateo de Jean-Paul Sartre, la corriente más
propicia para agitar pensamientos relacionados con la condición humana y la que
puede entregar un valioso análisis de la libertad con la idea de que “La existencia
precede a la esencia”.
“¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre
empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define.”
(Sartre, 2009, p.31)
Referencias: