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4
A esta segunda sección del libro (caps. 17–26) se la denomina normalmente “Código de Santidad” (H),
porque en las instrucciones que contiene el Dios santo llama a su pueblo a vivir en santidad (cf. Lv 19,2; y
también, Schmidt, W. H., Introducción al Antiguo Testamento. Salamanca, 1999, pp. 151–152).
5
Cf. en W. Warning (Literary Artistry in Leviticus. Leiden, 1998), las secciones tituladas: “Recent Studies
on ‘P’ and ‘H’” y “Recently Suggested Structures”, en pp. 8–19.
6
Entre otras cosas, la disposición literaria de su contenido constituye un fuerte argumento a favor de la
unidad del libro y una sola paternidad literaria.
7
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en HOLBROOK, F. B. (ed.),
The Seventy Weeks, Leviticus and the Nature of Prophecy. Silver Spring, MD, 1986, p. 167.
8
Cf. Ibid., p. 149.
3
9
Cf. MILGROM, J., Leviticus 1–16. New York, 1991, p. 134.
10
La legislación de Lv 4 hace referencia al ministerio del sacerdote en relación con el altar del incienso
(vv. 7 y 18), mientras que en Lv 24 se relaciona este ministerio con el candelabro (vv. 1–4) y los panes
sobre la mesa en la presencia de Yhwh (vv. 5–9). Es significativo que de esta forma se complementan los
tres elementos que constituían el mobiliario del lugar santo del santuario.
11
Estos dos tipos de legislación festiva (Lv 23 y 25) están relacionados de tal modo que la segunda es
como una ampliación de la primera. Por ejemplo, el sábado semanal (23,1–3) es ampliado al año sabático
(25,1–7). De la misma forma, la fiesta de las Semanas o Pentecostés (23,15–21) es ampliada en el año de
jubileo (25,8–55). Este es también el tipo de relación que existe entre los caps. 1–5 y los siguientes (6–7)
en la primera parte del libro. Por ejemplo, los cinco sacrificios principales son dados dos veces. La
primera vez (caps. 1–5) son vistos desde el punto de vista del oferente; y la segunda vez (caps. 6–7) son
vistos en relación con el sacerdote oficiante.
4
con la primera sección del libro. La extensa lista de sacrificios ofrecidos en las fiestas
(cf. Nm 28 y 29) explican claramente la estrecha relación existente entre los sacrificios
de Lv 1–7 y las fiestas de Lv 23–25. En Lv 24,10–23 el autor aparentemente se distancia
de la legislación ritual para narrar un caso de blasfemia, que, en cierto sentido,
interrumpe la legislación ritual registrada en Lv 23–25. Sin embargo, este hecho se
convierte en la ocasión para añadir más legislación (que incluye la ley del talión)12.
B–B’. B. El sacerdocio: ordenación, inauguración, caída y reglas (caps. 8–10), se
corresponde con: B’. El sacerdocio: legislación (caps. 21–22). La segunda sección
principal de Levítico cubre solamente tres capítulos (8–10). Trata de la ordenación de
Aarón y sus hijos en el sacerdocio para oficiar en el santuario13. En cierto sentido, los
caps. 6–7 anticipan esta sección (8–10); pero el énfasis en la instrucción que se da tiene
que ver más con los oferentes que con el sacerdocio oficiante (los caps. 6–7 están mejor
situados en la sección 1–7)14.
Cuando las dos partes de Levítico (1–15; 17–27) son examinadas por separado, se
observa que ninguna de ellas es uniforme en su contenido. La legislación cultual de la
primera parte (caps. 1–15) es interrumpida por el relato histórico que describe el
sacerdocio y la instauración de Aarón y sus hijos en el oficio sacerdotal (caps. 8–10). En
el Código de Santidad (caps. 17–27) encontramos también la misma interrupción.
Contiene una sección específica (caps. 21–22) relacionada con el sacerdocio15. De este
12
Cf. la correspondencia entre estas dos secciones del libro con más abundancia de detalles, en SHEA, W.
H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 144–145.
13
El tema de este pasaje se divide en cuatro partes: (1) un prólogo de instrucciones (8,1–5); (2) una
descripción del comienzo de la ceremonia de ordenación (8,6–36); (3) una descripción de la conclusión de
la ceremonia (cap. 9); y (4) un epílogo (cap. 10). Este último capítulo describe la actuación inapropiada de
Nadab y Abihú, y su ejecución sumaria por Dios (10,1–11). Después de unos versículos de legislación
sacerdotal (10,12–15), el pasaje concluye con el relato histórico de una aclaración hecha por Moisés
respecto al sacrificio por el pecado (10,16–20).
14
Los caps. 6–7 están más relacionados con los precedentes (1–5). A estos les añaden una nueva
dimensión, mientras que para los siguientes sirven de introducción (8–10).
15
Este material está subdividido en tres partes: (1) La primera parte presenta los requerimientos
personales, sociales y físicos de los sacerdotes, quienes debían evitar lo que les pudiera contaminar;
también su vida conyugal debía ser ejemplar (21,9–22,9). Es interesante observar que en los 33 vers. de
este pasaje, el término hebreo amej' “ser impuro”, “contaminarse”, se encuentra seis veces (21,1.3.4.11;
22,5 [2x]); ll;x' “profanar”, once veces (21,4.6.7.9 [2x].12.14.15.23; 22,2.9); y una vez, el término ha'm.ju
“impureza” (22,5). Esta terminología es semejante a la encontrada en Lv 11–15; sin embargo, los casos de
impureza identificados en esos capítulos en relación con el israelita, aquí han sido adaptados al sacerdocio.
(2) La segunda parte (22,10–16) presenta el carácter sagrado del sacerdocio que debía comer las cosas
sagradas, en contraste con el pueblo. (3) La tercera parte (22,17–33) tiene que ver con la normativa de los
animales ofrecidos en sacrificio.
5
modo se observa con claridad la correspondencia existente entre el relato del sacerdocio
en Lv 8–10, y la legislación sacerdotal en Lv 21–22.
C–C’. C. Leyes sobre la impureza de las personas (caps. 11–15), se corresponde
con: C’. Leyes de carácter moral de las personas (caps. 17–20). La tercera sección
importante de Levítico se caracteriza por la impureza y su tratamiento. Los capítulos de
esta sección tienen que ver sucesivamente con animales impuros (cap. 11); la impureza
de la mujer después del parto (cap. 12); enfermedades que producen impureza (cap. 13);
purificación de estas enfermedades (cap. 14); e impurezas sexuales (cap. 15). Esta
sección, al igual que las anteriores, puede observarse en el contexto de Levítico como un
“todo” coherente16.
Mientras que estos capítulos (11–15) tratan de leyes personales sobre la impureza,
los caps. 17–20 están relacionados con leyes morales. Sin embargo, ambos contenidos
comienzan con leyes sobre alimentos (cf. caps. 11 y 17) y continúan de forma paralela
hasta el final de cada sección con leyes de carácter sexual (cf. caps. 15 y 20,8–27).
Aunque estas dos secciones tratan aspectos diferentes de temas semejantes, se observa
una correspondencia razonable entre los temas que contienen. Las leyes de ambas
secciones pueden ser bosquejadas como se indica en el cuadro que sigue17.
16
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 137–138.
17
Cf. Ibid., pp. 145–147.
6
24
A. M. Rodríguez (“Leviticus 16: Its Literary Structure”, AUSS 34.2 [1996], pp. 269–286) dice que su
interés principal no era demostrar que Lv 16 está estructurado en quiasmo; no obstante, fue impresionado
por la construcción del capítulo y las aparentes repeticiones que encontraba, lo cual le puso en el camino
de lo que ha llegado a ser la parte esencial de su trabajo (cf. Ibid., p. 283).
25
Lv 16,2 [2x].13.14 [2x].15 [2x].
26
Lv 16,3.5.6.9.11 [2x].15.16.21.25.27 [2x].30.34.
27
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., pp. 269–286.
8
Mediante una simple aproximación literaria al texto podemos observar con facilidad
cómo se corresponden las diferentes partes de la estructura, que tienen como centro la
expiación realizada por el sacerdote ungido, por sí mismo, por su casa, y por toda la
congregación de Israel (vv. 16–20a).
A–A’. A. Aarón no debía entrar en el lugar santísimo en cualquier tiempo (v. 2), se
corresponde con: A’. El sacerdote ungido debía hacer la expiación una vez al año (v.
34). Estas partes tienen que ver con elementos de tiempo relacionados con la entrada del
sacerdote ungido en el lugar santísimo. Una declaración de carácter general al comienzo
del capítulo conduce a una más específica al final del mismo28.
Las expresiones extremas del capítulo haciendo referencia a la orden de Yhwh a Moisés,
encierran como en un “sobre” todo el contenido del capítulo.
B–B’. B. Aarón ofrece sacrificios con vestiduras sagradas (vv. 3–4), se corresponde
con: B’. El sacerdote ungido hace la expiación con vestiduras sagradas (vv. 32–33).
En estas secciones se encuentran las leyes que regulan los sacrificios por el sumo
sacerdote y las vestiduras con las que se debe presentar delante de Dios. La parte B (vv.
3–4) se corresponde con B’ (vv. 32–33), donde se describe la función del sacerdote
ungido que debía vestir las vestiduras sagradas de lino29.
28
Cf. Ibid., p. 283.
29
El sacerdocio y su servicio en el santuario debían continuar después de Aarón. A la muerte de éste, otro
sacerdote ungido debía ser consagrado para desempeñar la función de sumo sacerdote.
9
“Se vestirá con túnica sagrada de lino… “Hará la expiación el sacerdote ungido… se
Estas son las vestiduras sagradas que vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras
vestirá…” (v. 4) sagradas” (v. 32)
“Sólo en estas condiciones podrá entrar “Y [Aharón] hará la expiación del santuario
Aarón en el santuario: con un novillo para el sagrado, de la Tienda de reunión y del altar.
sacrificio por el pecado y un carnero para el Él hará también la expiación por los
holocausto” (v. 3) sacerdotes y por todo el pueblo…” (v. 33)
Aarón, sacerdote ungido de Israel, vestido con las vestiduras sagradas de lino podía hacer la
expiación del santuario y de todo el pueblo, si previamente había efectuado el sacrificio por
el pecado y el holocausto.
30
sunagwgh, en los LXX.
31
La estructura de este quiasmo, que comprende los vv. 29–31, ha sido vista así:
A. wühäytâ läkem lüHuqqat `ôläm (v. 29a)
B. Tü`annû ´et-napšö|têkem (v. 29b)
C. wükol-mülä´kâ lö´ ta`áSû… (v. 29c)
X. Kî|-bayyôm hazzè yükaPPër `álêkem lü†ahër ´etkem miKKöl Ha††öº´têkem lipnê Yhwh
Ti†häºrû (v. 30)
C’. šaBBat šaBBätôn hî´ läkem (v. 31a)
B’. wü`innîtem ´et-napšötêkem (v. 31b)
A’. Huqqat `ôläm (v. 31c)
A.-A’. y B.-B’. son filológicamente equivalentes. C.-C’. son semánticamente equivalentes. X. es el centro
del quiasmo, y también, el punto principal de la construcción. El Día de la Expiación proporciona
purificación a Israel si cumple las prescripciones indicadas en el cuerpo del quiasmo (cf. Milgrom, J., Op.
cit., p. 1057; se ha mantenido la transcripción hebrea del autor).
32
En los LXX: evxila,setai peri. u`mw/n kaqari,sai u`ma/j avpo. pasw/n tw/n a`martiw/n u`mw/n.
10
D–D’. D. Novillo de Aarón y machos cabríos por Yhwh y Azazel (vv. 6–10), se
corresponde con: D’. Novillo de Aarón y machos cabríos por Azazel y el pecado (vv.
26–28). En la primera parte (D) encontramos una referencia al becerro de Aarón para su
ofrenda por el pecado y una descripción de la selección de los machos cabríos por Yhwh
y Azazel. En la segunda parte (D’), se encuentra de forma paralela el macho cabrío por
Azazel, el becerro de Aarón, y el macho cabrío para la ofrenda por el pecado, sugiriendo
(ya en la parte final del capítulo) que las actividades principales han llegado a su fin33.
33
Cf. RODRÍGUEZ, Á. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., p. 284.
11
sobre el cual cayere la suerte para Yhwh, y lo por el pecado” (v. 27a)
ofrecerá en sacrificio por el pecado” (v. 9)
wükiPPer Ba`ádô ûbü`ad Bêtô, “hará la ´et-Dämäm lükaPPër Baqqöºdeš yôcî´, “cuya
expiación por sí mismo y por su casa” (v. 6) sangre fue introducida en el santuario para
hacer expiación” (v. 27b)
Al comienzo del capítulo encontramos expresiones resumidas que son desarrolladas con
más detalle en la segunda parte, usando la misma terminología e introduciendo nuevos
elementos que completan la explicación34. Esto se observa bien en los efectos de la
expiación y en el desenlace del macho cabrío por Azazel, para cuya comprensión se ofrecen
explicaciones en la segunda parte que no se han dado en la primera.
E–E’. E. Aarón sacrifica su novillo como ofrenda por el pecado (vv. 11–14), se
corresponde con: E’. Aarón ofrece su holocausto y el holocausto del pueblo (vv. 23–
25). Aunque aparentemente no hay un paralelo exacto entre estas dos partes, se puede
observar que en la primera (E) Aarón ofrece el sacrificio para hacer expiación por él
mismo y por su casa (vv. 11–14), con lo cual finaliza esa parte del ritual.
En una visión global de la estructura se observa que la sección (E’), se corresponde
con la anterior (E); en ella (vv. 23–25), se percibe la última mención a Aarón y la
descripción de sus últimas actividades del ritual para la expiación del santuario y del
pueblo35.
34
Cf. Ibid.
35
Cf. Ibid.
12
F–F’. F. El macho cabrío por el pecado del pueblo es sacrificado (v. 15), se
corresponde con: F’. El macho cabrío de la congregación, por Azazel, es enviado al
desierto (vv. 20b–22). Estas partes del capítulo describen cómo fueron usados los dos
machos cabríos proporcionados por el pueblo, durante el ritual del día de la expiación.
Esta parte era la más singular de la ceremonia. El macho cabrío que correspondía al
Señor38 era sacrificado y parte de su sangre era introducida en el sancta sanctorum con
el mismo rito que la del novillo. Sin embargo, con el destinado a Azazel39 se cumplía un
rito de expiación distinto40.
36
En los LXX: evxila,setai peri. auvtou/ kai. tou/ oi;kou auvtou/.
37
En los LXX: evxila,setai peri. auvtou/ kai. peri. tou/ oi;kou auvtou/ kai. peri. tou/ laou/.
38
Cf. “Yoma” III,9; IV,1–2; VI,1–2, en Del Valle, C. (ed.), La Misná. Salamanca: Edic. Sígueme, 1997,
pp. 344–345,349.
39
La explicación más plausible para el significado de Azazel, traducido antiguamente por caper
emissarius, es que se trata de un verdadero demonio relacionado con el desierto. Azazel sufre el destino de
todos los ángeles y espíritus enemistados con Dios (cf. Milgrom, J., Op. cit., pp. 1020–1021; Noth, M.,
Leviticus. London, 1965, p. 125).
40
Cf. IBÁÑEZ, A., Op. cit., p. 96.
13
G. El sacerdote ungido hace la expiación (vv. 16–20a). El hecho de que esta función
realizada por el sacerdote ungido esté situada en el centro del quiasmo, revela que es la
parte más importante del capítulo. La estructura de esta sección del libro combina los
elementos principales del ritual del día de la expiación, con su propósito fundamental,
formando una unidad literaria muy bien estructurada41.
En Lv 16 se encuentran tres ritos perfectamente integrados. En su presente forma es
prácticamente imposible separar cada uno de estos ritos del total de actividades del día
de la expiación, sin afectar el contenido del capítulo, su estructura y propósito. Al
comienzo del capítulo encontramos cortos resúmenes que son desarrollados
posteriormente en detalle, usando la misma terminología encontrada en los resúmenes e
introduciendo nuevos elementos en la discusión42. En Lv 16 nos movemos “de una corta
sección literaria a otra”43 hasta encontrarnos ante todo lo que comprende el complejo y
bien estructurado ritual del día de la expiación44.
Lv 16 combina en una simetría conceptual muy bien equilibrada, el rito de entrada, el
rito de expiación realizado con las dos ofrendas por el pecado, y el rito de eliminación.
41
Cf. RODRÍGUEZ, Á. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., p. 284.
42
Cf. Ibid.
43
En la fuente consultada, A. M. Rodríguez dice: “from building block to building block”. Para más
detalles relacionados con el análisis estructural de las secciones que constituyen Lv 16, cf. Literary
Structure of Each Section of Lev 16, en Ibid., pp. 270–283.
44
Cf. Ibid., p. 284.
14
(caps. 1–15) estén relacionadas con el hilastērion (kaPPöºret) del cap. 16, citado siete
veces en este capítulo.
Algunos autores sugieren que los pecados de Israel afectaban al santuario. Esto
significa que cuando un israelita pecaba, la morada de Dios era inmediatamente
contaminada y tenía necesidad de purificación52. L. Moraldi ha dicho que hay una
relación tan íntima entre la tierra, el santuario y el pueblo que cuando un israelita
pecaba, los tres eran contaminados53. De esta manera, la expiación hecha por el templo y
el altar, también purificaba al pueblo y la tierra54. También se ha sugerido el carácter
dinámico de la impureza en el culto hebreo; se supone que toda falta posee una cualidad
especial para alcanzar el santuario y contaminarlo. De esta forma, el santuario sería
purificado por los sacrificios expiatorios diarios. El pecador traía su ofrenda porque era
su responsabilidad limpiar el lugar de la morada del Señor55.
52
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en HOLBROOK, F. B. (ed.), The Seventy
Weeks, Leviticus and the Nature of Prophecy. Silver Spring, MD, 1986, p. 172.
53
Cf. MORALDI, L., Espiazione sacrificale e riti espiatori. Nell’ambiente biblico e nell’Antico
Testamento, (AnBib, 5). Roma, 1956, pp. 232–237.
54
Cf. Ibid., p. 237. Moraldi no explica la naturaleza de la relación que existe entre el santuario, el pueblo y
la tierra. No define de forma satisfactoria el proceso, o el “cómo”, de la contaminación del santuario por el
pecado del pueblo.
55
Cf. MILGROM, J., “Israel’s Sanctuary: The Priestly ‘Picture of Dorian Gray’”, RB 83 (1976) 392–393,
citado en RODRÍGUEZ, Á. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 172.
56
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 197.
57
SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 167.
58
El hilastērion paulino debe ser considerado como lugar y acontecimiento. Aunque unos intérpretes se
inclinan por el significado de “lugar”, y otros por el de “acontecimiento”, nadie está equivocado; todos
16
están en lo cierto, todo depende de la óptica aplicada en el proceso de investigación porque ambas
interpretaciones son complementarias.
59
Cf. Lv 16,2.34, donde la expression ´aHat Baššänâ, “una vez al año”, no deja lugar a dudas.
60
Cf. Ex 25,17–22; también, BARTH, K., Carta a los Romanos. Op. cit., pp. 153–154.
61
Cf. Lv 16,1–34; 23,26–32; Nm 29,7–11; “Yoma” 1–8, en Del Valle, C., Op. cit., pp. 335–354; y
también, “El día de las expiaciones”, en Andreasen, M. L., El Santuario y su Servicio. Washington, D.C.,
1979, pp. 134–149.
62
La razón puede ser encontrada en el hecho de que el macho cabrío por el Señor era utilizado para
limpiar el santuario de los pecados acumulados del pueblo, y depositados allí; pero no para transferir algún
tipo de pecado al santuario, como se hacía diariamente en el ritual de los sacrificios por el pecado. La
función del sacrificio aquí, evidentemente es diferente (cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement
II: the Day of Atonement”, en Wallenkampf, Arnold V. y Lesher, W. Richard (eds.), The Sanctuary and
the Atonement. Biblical, historical, and theological studies. Washington, D.C.: R&HPA, 1981, p. 117).
63
La expresión ´el-miBBêt laPPäröºket, “detrás del velo”, se utiliza en algunos textos para indicar el
espacio o lugar más santo del santuario (sancta sanctorum), donde se encontraba la kaPPöºret sobre el arca
de la alianza (cf. Ex 26,33; Lv 16,2.12; Nm 18,7).
17
64
Cf. infra, el valor de la sangre y el significado redentor de este rito.
65
El rito realizado, se subraya todavía más por contraste, en la parte final de v. 16, donde se lee: haššökën
´iTTäm Bütôk †um´ötäm, “el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas”. No hay duda de que el
texto afirma claramente la expiación hecha, en contraste con las impurezas y pecados del pueblo, que han
sido limpiados y purificados mediante el rito de la sangre.
66
Lv 16,6.10.11.16.17 (2x).18.20.24.27.30.32.33 (3x) y 34.
67
Lv 16,10.16.18.30.33 y 34.
68
Forma verbal hebrea activa de la acción intensiva, cuyo uso enfatiza el resultado que será alcanzado
mediante la acción expresada por el verbo.
69
Cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement II: the Day of Atonement”, en Ibid., p. 118.
70
Cf. Ibid.
18
71
Cf. también kipper + objeto directo en Lv 16,20.
72
“Y expiará [kipper + objeto directo] el santuario santo y la tienda de reunión; y expiará [kipper + objeto
directo] el altar; y hará expiación con respecto a [kiPPer `al] los sacerdotes y todo el pueblo de la
congregación” (cf. Ibid.).
73
La idea de “purificar”, “limpiar”, se encuentra en el primer plano del significado de kipper en este
pasaje (cf. Ibid.).
74
La construcción kipper ´et en Lv 16,20 en la frase: “y cuando hubiere acabado de expiar [ miKKaPPër
´et] el santuario, y la tienda de reunión” es idéntica a la espacial kiPPer `al y a kipper ´et en v. 33. Los
únicos textos del AT, donde se encuentra la expresión kipper + objeto directo con ´et son Lv 16,20 y 33
(cf. Ibid., p. 129, n. 36).
75
En los LXX se traduce por qusi,a to. pasca (cf. Ex 34,25; Dt 16,2.4–6).
19
76
Cf. LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en LYONNET, S. – SABOURIN, L., Sin,
Redemption and Sacrifice. A Biblical and Patristic Study, AnBib 48. Rome, BIP, 1970, p. 171.
77
Que la señal de la sangre debía ser considerada como un acto de purificación es evidente porque se
usaba un “manojo de hisopo” para ese propósito (Ex 12,22). La aspersión con hisopo se ordena
únicamente en relación con una purificación (cf. Lv 14,49–52; Nm 19,18–19; Sal 51,7).
78
La realización de una alianza es un acto religioso que, en el pensamiento de los antiguos, produce la
unión de las vidas. En los ritos de sangre que se conocen entre los árabes y otros pueblos estaban, por citar
algunos ejemplos, el de chupar la sangre de las incisiones que se practicaban los contrayentes, mezclar la
sangre, y sumergir las manos en un recipiente lleno de sangre (cf. VAN IMSCHOOT, P., Teología del
Antiguo Testamento. Madrid, 1969, p. 299).
79
Cf. Antigüedades, III, 8.6.
80
El mismo significado expiatorio de la sangre lo encontramos en textos donde se dice que Dios o Cristo
“compraron con sangre” a su pueblo (Hch 20,28 [v. peripoie,omai]; Ap 5,9 [v. avgora,zw]; cf. 1 Cor 6,20).
20
a`martiw/n, “para remisión de los pecados” (Mt 26,28)81. Finalmente, la misma noción es
mencionada formalmente en Heb 13,20, donde se dice que Cristo ha sido constituido to.n
poime,na tw/n proba,twn to.n me,gan evn ai[mati diaqh,khj aivwni,ou, “el gran Pastor de las
ovejas por la sangre de una alianza eterna”, de acuerdo con la profecía de Zac 9,1182.
3) La sangre del sacrificio de expiación. De acuerdo con el uso de las preposiciones
en Lv 16,14–15 la sangre era asperjada `al, “sobre”, haKKaPPöºret, “el propiciatorio”,
situado sobre el arca de la alianza que contenía las tablas de la ley (Ex 25,21). El
verdadero significado del rito muestra que, cuando el sacerdote asperjaba la sangre sobre
el propiciatorio, realmente la estaba asperjando sobre las tablas de la ley83. Este rito
representaba la más directa aproximación de la sangre de la víctima en relación con la
ley, para hacer la expiación que requería su transgresión. Aunque el Señor estaba velado
en la nube sobre el propiciatorio (cf. Lv 16,2), el énfasis del ritual con la sangre no era
hacer la expiación en su presencia, sino en aplicar la sangre expiatoria a la ley, la
expresa voluntad de Dios que los israelitas habían violado con sus transgresiones. La
sangre era aplicada de esta forma tan directa, solamente en el Día de la Expiación84.
En ciertas circunstancias se podía hacer expiación de los pecados con flor de harina
en lugar de sangre (Lv 5,11–13); pero como regla general el ritual levítico exigía
derramamiento de sangre para la expiación. Como dice Wilckens, “la aspersión de la
sangre constituye la parte central del ritual de la fiesta de la reconciliación”85; el mismo
autor es muy claro, cuando en su comentario a Rom 3,25, dice: “evn tw/| auvtou/ ai[mati
tampoco sería inteligible sin la referencia a Lv 16”86.
4) La función expiatoria de la sangre. En la esfera del mensaje redentor del NT, la
sangre de Jesucristo, cuyo significado procede especialmente del sacrificio de la gran
81
Esta expresión mateana (la “remisión de los pecados”) equivale en Juan a “tener vida eterna” y
“resucitar” en el día postrero (Jn 6,54). En los textos paulinos la sangre de la alianza se asocia
directamente a la “muerte del Señor” y a su “segunda venida” (cf. 1 Cor 11,26), lo cual constituye una
expresión paralela en significado a “remisión de los pecados” (en Mt) y “vida eterna y resurrección” (en
Jn).
82
Cf. LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en Op. cit., pp. 172–173.
83
De esta forma, la expiación estaba siendo orientada en su fase final hacia la ley que Israel había
transgredido, pero por medio del propiciatorio. Si la sangre derramada sobre el propiciatorio hubiese
podido pasar a través de él, habría sido asperjada directamente sobre las tablas de la ley.
84
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 155–156.
85
WILCKENS, U., La Carta a los Romanos. Rom 1–5, vol. I. Salamanca, 1989, p. 239.
86
Ibid.
21
fiesta de la expiación (Lv 16)87, tiene una importancia capital88. “La razón por la que la
sangre produce la remisión de los pecados está indicada explícitamente en Lv 17,11” 89,
un texto que merece especial atención. En Lv 17,11 y 14 se menciona la sangre como
portadora de la vida. La neºpeš, “alma”, “persona” o “vida”, está en la sangre, porque la
sangre es la vida (cf. Gn 9,4; Dt 12,23). Dios es el único Señor de la vida, por lo tanto,
sólo él puede disponer de la vida o de la sangre que la contiene (cf. Ez 18,4)90. Esto es
verdad con respecto a toda forma de vida; por consiguiente, es razonable la prohibición
de comer la sangre de los animales que ha sido reservada para el ritual de la expiación91.
En este pasaje (Lv 17,11c, TM) es importante subrayar la traducción hecha por los
LXX, donde la expresión rPek;y> vp,N<B; aWh ~D"h;-yKi, “porque la sangre misma hará
expiación por la persona”, ha sido vertida así: to. ga.r ai-ma auvtou/ avnti. th/j yuch/j
evxila,setai, “porque la sangre hará expiación en lugar de la persona”92. Con lo cual se
puede apreciar en la traducción griega del AT, no sólo la identificación de la sangre con
la vida, sino además, la idea de sustitución. Por un lado, la sangre del animal sacrificado
tenía el valor de su propia vida; y por otro, la vida inmolada se ofrecía en lugar de la del
israelita que había confesado su pecado sobre ese animal (cf. Lv 4,27–29; y también, Lv
17,11 en TP, Codex Neofiti)93.
87
Cf. COENEN, L., BEYREUTHER, E. y BIETENHARD, H., Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento, vol. 4. Salamanca, 1980, p. 146.
88
Cf. Rom 3,25; 5,9; Ef 1,7; 2,13; Col 1,20; Heb 9,14.22; 12,24; 13,12; 1 P 1,2; 1,19; I Jn 1,7; Ap 1,5;
7,14; 12,11 y passim; cf. también, una amplia relación de textos, que revelan el carácter expiatorio de la
sangre de Jesús, así como una excelente explicación de la función sacrificial de la sangre, en LYONNET,
S., “The Terminology of Redemption”, en Op. cit., pp. 167–181.
89
Ibid., p. 174.
90
La expresión hN"he yli tAvp'N>h;-lK', “todas las almas son mías” (Ez 18,4a), revela con claridad que toda
forma de vida pertenece a Dios, lo cual concuerda con la declaración de Sal 24,1: “Es de Yahveh la tierra
y cuanto la llena, el universo y los que en él habitan” (VCI). En este segundo pasaje se aprecia un
paralelismo inequívoco que afirma y refuerza la idea que expresa.
91
Cf. Lv 3,17; 7,26–27; 17,10.14; Dt 12,23; y passim.
92
La prep. de gen. avnti también puede ser traducida por “frente a”, “contra”, cuyo sentido es evidente que
no se corresponde con el del texto.
93
Cf. la función sacrificial de la sangre, en LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en Op.
cit., pp. 175–180.
22
awhi ~D"B; rf'B'h; vp,n< yKi h` ga.r yuch. pa,shj sarko.j “Porque la vida de la
ai-ma auvtou/ evstin carne en la sangre está”
(a)
x:Bze >Mih-; l[; ~k,l' wyTit;n> ynIa]w: kai. evgw. de,dwka auvto. “y yo os la he dado para
~k,ytevop.n:-l[; rPek;l. u`mi/n evpi. tou/ hacer expiación sobre el
qusiasthri,ou altar por vuestras almas”
evxila,skesqai (b)
peri. tw/n yucw/n u`mw/n
rPek;y> vp,N<B; aWh ~D"h;-yKi to. ga.r ai-ma auvtou/ avnti. “porque la sangre misma
th/j yuch/j evxila,setai hará expiación por la
persona” (c)
“Porque la subsistencia de la vida de toda carne está en la sangre, y Yo os la he dado
por un decreto: que pongáis la sangre del sacrificio sobre el altar para hacer
expiación por la sangre de vuestras vidas, porque la sangre del sacrificio hace
expiación por las culpas de la vida” (17,11, TP, Codex Neofiti; la cursiva es nuestra)
Expresiones paralelas en Lv 17,14
Avp.n:b. AmD" rf'B'-lK' vp,n<-yKi h` ga.r yuch. pa,shj sarko.j “Porque la vida de toda
aWh ai-ma auvtou/ evstin carne es su sangre” (a)
awhi AmD" rf'B'-lK' vp,n< yKi o[ti h` yuch. pa,shj sarko.j “porque la vida de toda
ai-ma auvtou/ evstin carne es su sangre” (c)
94
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 151; cf.
también, relación de estudios hechos en Ibid., n. 10.
23
El resultado de esta purificación era que el pueblo quedaba limpio delante de Yhwh (v.
30)95. Si la purificación del santuario resultaba en la purificación del pueblo, es evidente
que los pecados del pueblo, previamente confesados, habían contaminado de forma
“legal” el santuario96.
2) En la mentalidad hebrea la sangre sacrificial tenía una doble función: podía
“limpiar el pecado” (Lv 16,16–20a; cf. Heb 9,14; 9,22; 1 Jn 1,7) y podía producir el
efecto contrario, “manchar” y “contaminar” (Lv 10,17; cf. Mt 27,25) 97. Así, mientras la
sangre de los sacrificios “limpiaba” al pecador arrepentido, simultáneamente
“contaminaba” los sagrados recintos del santuario; la falta confesada había sido
transferida desde el pecador al santuario. Esta noción de transferencia o transmisión del
pecado no era exclusiva del culto israelita98.
3) La tercera razón tiene que ver con la estructura del libro. Notemos que mediante el
ritual del Día de la Expiación se debía hacer la purificación del santuario por causa avpo.
tw/n avkaqarsiw/n, “de las impurezas” de los hijos de Israel; y por causa avpo. tw/n
avdikhma,twn auvtw/n peri. pasw/n tw/n a`martiw/n auvtw/n, “de sus rebeliones y de todos sus
pecados” (Lv 16,16, LXX). De forma significativa, y en relación con el Día de la
Expiación, las dos grandes secciones de los primeros quince capítulos del libro tienen
que ver con los pecados (Lv 1–7) y con las impurezas del pueblo (Lv 11–15)99, como ya
se ha mostrado. La estrecha relación entre estas dos secciones previas (Lv 1–7; 11–15) y
el Yom Kippur (Lv 16) implica que en el Día de la Expiación el santuario era purificado
95
En la traducción de los LXX se observa el uso del v. gr. evxila,skomai, en lugar del v. heb. rP,Ki, en la
forma piel; y el uso duplicado del v. kaqari,zw, “limpiar”, “purificar”, en lugar del v. heb. rh'j', usado
también dos veces en la forma original (una en piel, “limpiar”, “purificar”; y otra en qal, “ser limpio”; cf.
ALONSO SCHOEKEL, L., Diccionario Bíblico Hebreo-Español. Valencia: Institución San Jerónimo,
1990, p. 266.
96
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 151–152.
97
En Lv 10,17 se hace referencia a la carne de los animales sacrificados para la expiación de los pecados,
que era comida por los sacerdotes. El texto no hace una mención directa a la sangre de los sacrificios, pero
no deja de ser una alusión indirecta a la sangre por medio de la carne. Esto se confirma en Ex 28,38. Por
otro lado, el texto de Mt 27,25 con referencia directa a la sangre de Jesús, muestra con claridad que la
misma sangre que proveería expiación para toda la humanidad haría culpables a quienes le crucificaron.
En el texto anterior (v. 24) se observa a Pilato queriendo eludir la responsabilidad de la sangre de Jesús.
Sus palabras fueron: VAqw/|oj, eivmi avpo. tou/ ai[matoj tou,tou, “Inocente soy de la sangre de este”.
98
Cf. MORALDI, L., Op. cit., p. 42, donde presenta el “rito de transmisión” de impurezas en los rituales
hititas, en el capítulo II de su obra, titulado: “Sacrificio ed Espiazione tra gli Hittiti”.
99
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 152.
24
100
Cf. Ibid., p. 153.
101
Cf. el trabajo citado supra, donde ya hemos anticipado la idea de transferencia del pecado en Levítico
que se presenta en esta sección, en RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., pp.
169–197.
102
El mensaje de este texto va dirigido a los sacerdotes, porque tenían la responsabilidad de mantener al
pueblo de Israel apartado de sus impurezas. Cualquier persona que se hubiera atrevido a entrar en el
santuario en estado de falta de pureza, lo habría contaminado (cf. Ibid., pp. 173–174).
103
Cf. el resumen de la argumentación de A. M. Rodríguez sobre el significado de estos textos, cuya
síntesis indicamos: 1) El santuario se contaminaba cuando un individuo entraba en él en estado de
impureza, o cuando era usado de forma idolátrica. 2) El santuario era contaminado también, cuando el
pueblo en abierta rebelión rechazaba la Tôrāh y rompía la alianza. 3) El pueblo contaminaba el santuario
cuando entraba al atrio a ofrecer sus sacrificios sin reconocer todos sus pecados. 4) La contaminación del
santuario, tal como se indica en los textos que la mencionan, no es quitada por la expiación ritual, sino por
la muerte de quienes lo habían contaminado (Ibid., pp. 173–177).
104
Esta afirmación está bien justificada en RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op.
cit., p. 182.
105
Cf. Ibid., pp. 182–183.
25
pecado, que no sólo se realiza en el caso indicado en Lv 16,21, sino en cada sacrificio
realizado por el pecado de un israelita.
3) El ritual de comer la carne de los sacrificios. De acuerdo con la legislación de
Levítico, una porción de la carne de las ofrendas por el pecado pertenecía al sacerdote.
Esta carne era comida solamente por los sacerdotes en un lugar santo (cf. Lv 6,17–
19.25–26.29; 7,6–7). En Lv 6,30 se hace la aclaración de que la carne era comida
únicamente cuando la sangre del animal no se introducía en el santuario 106. Esta idea se
entiende bien en Lv 10,17 y Ex 28,38. De acuerdo con el primer texto, el pecado es
transferido al sacerdote mediante el ritual de comer la carne del sacrificio. Por otra parte,
Ex 28,38 establece de forma explícita que una de las funciones del sacerdote es “cargar
con las faltas cometidas por los hijos de Israel”. El texto se refiere directamente a “toda
clase de santas ofrendas”. Estos dos textos presentan la misma idea: que el pecado del
pueblo era transferido al animal sacrificado, y por medio de su carne al sacerdote107.
Cuando el israelita iba al santuario a ofrecer un sacrificio para expiación del pecado,
lo hacía en pecado en un estado de culpabilidad. El sacerdote hacía expiación por él y
era perdonado (Lv 5,6.10). El pecador no llevaba ya su pecado, había sido transferido al
animal sacrificado y a la persona del sacerdote. El ritual de “la imposición de manos”
trasfería el pecado al animal, que moría en lugar del pecador, y cuando el sacerdote
comía la carne del animal se hacía portador del pecado. De esta forma, el pecado
confesado era llevado hasta el santuario108.
4) La manipulación de la sangre. La manipulación de la sangre de los sacrificios es
un aspecto importante en el proceso de expiar el pecado en Levítico. La sangre debía ser
rociada109; echada en la base del altar110; puesta en los cuernos del altar111; y derramada
106
Este pasaje tiene que ver con los principios que regulaban la forma de proceder con los animales
sacrificados por el pecado. Cuando la sangre del animal sacrificado era llevada adentro del santuario,
como en los casos cuando pecaba el sacerdote ungido o toda la congregación (cf. Lv 4,1–12 y 13–21), el
cuerpo era llevado fuera del campamento y era quemado. Sin embargo, cuando la sangre no era llevada al
santuario sino puesta sobre los cuernos del altar del holocausto, como cuando pecaba un jefe o una
persona del pueblo (cf. Lv 4,22–26 y 27–35), la carne debía ser comida por los sacerdotes. La razón de
esto se explica en Lv 10,16–20).
107
Cf. Ibid., p. 187.
108
Cf. Ibid., pp. 187–188.
109
Cf. Lv 4,6.17; 5,9; 14,7.51; 16,14.15.19; Nm 19,4.
110
Cf. Lv 4,18.30; 5,9.
111
Cf. Ex 29,12; Lv 4,18.25.30.34; 16,18.
26
alrededor del altar112. El significado de rociar la sangre está claramente afirmado en Lev
16,14–15.30, donde se dice que el resultado de la sangre rociada es purificación. Los
objetos que son rociados reciben el efecto de la purificación113.
No existe duda en cuanto a la purificación producida por la sangre en Yom Kippur
(Lv 16). La pregunta que debemos hacernos es: ¿los sacrificios que se ofrecían
diariamente, a lo largo de todo el año para la expiación del pecado, producían la
purificación del santuario o del pecador? A esto respondemos que es solamente en el
caso del Día de la Expiación cuando el hecho de rociar la sangre produce el efecto de
purificación del santuario y del altar. En segundo lugar, en Lv 16 es el contexto el que
explica el resultado de la purificación de los objetos rociados con la sangre del sacrificio.
En tercer lugar, el ritual (así como los lugares donde se realiza) difiere
significativamente de los rituales de cada día114.
En Lv 4 se observa que son los individuos los que están en necesidad de purificación
(limpieza, expiación o perdón); el sacerdote (v. 3), toda la comunidad de Israel (v. 13),
un jefe (v. 22) o uno cualquiera del pueblo (v. 27). En cada uno de estos casos, el
individuo era limpiado de su pecado y la sangre del sacrificio era “portadora” de ese
pecado115. Lv 17,11 indica claramente el significado expiatorio de la sangre que
representaba la vida entregada por el pecado116. Esta identificación entre vida y sangre
explica la transferencia del pecado desde la vida de un israelita hasta el santuario por
medio de la sangre sacrificial117.
5) Transferencia y contaminación. En relación con las soluciones propuestas para la
transferencia del pecado al santuario118, debemos reconocer que la evidencia bíblica
indica que los pecados confesados de los israelitas contaminaban el santuario. Es cierto
112
Cf. Ex 29,16.20; Lv 1,5.11; 3,2.8.13; 8,19.24 y passim.
113
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 189.
114
Cf. Ibid.
115
Cf. Ibid., p. 190.
116
Es importante observar que todos los casos que se mencionan en Levítico, de rituales con sangre para la
expiación del pecado, tienen que ver con animales muertos; en ningún caso se trata de sangre obtenida de
un animal herido. La sangre utilizada ha sido derramada mediante el sacrificio de un animal al que se le ha
quitado la vida. Este hecho es profundamente significativo, pues representa la necesidad de que el pecador
muera por su pecado; no obstante, no es él el que muere sino un sustituto que, de forma simbólica en este
caso, carga con la culpa del pecador arrepentido.
117
Cf. supra.
118
Cf. las explicaciones propuestas por F. D. Kidner, F. Koch, Porter, A. Médebielle, y R. J. Thompson,
que A. M. Rodríguez presenta de forma resumida en su trabajo. No hemos considerado necesario
incluirlas en nuestro trabajo por cuanto no es el objetivo principal del mismo (cf. Ibid., pp. 192–194).
27
que no se dice de forma explícita que los sacrificios por el pecado contaminaran al
animal sacrificado, al sacerdote y al santuario; sin embargo, debemos aceptar:
a) Que si el término amej', †ämë´, “ser” o “llegar a ser impuro”, estuviera asociado a
cada sacrificio, podría crear una idea contradictoria en la mente del israelita que ofrecía
la ofrenda por el pecado. Por el contrario, el énfasis se ponía en la idea principal: que
mediante el sacrificio el pecador era reconciliado con Dios119.
b) También debemos tener en cuenta que, aunque el término †ämë´ no es usado
frecuentemente para explicar la transferencia del pecado, el ritual del Día de la
Expiación indica que por medio de los sacrificios diarios el santuario era
“contaminado”120.
c) Y además, debemos reconocer que el pecado era transferido al sacrificio y a los
sacerdotes, aunque ellos permaneciesen santos (cf. Lv 6,18.22–23). Su santidad no era
afectada. En la cultura hebrea es común el hecho de que un instrumento de expiación sea
portador de pecado al mismo tiempo que es santo121. Este hecho es comprensible en
concordancia con la noción de transferencia del pecado.
Cuando el israelita confesaba humildemente su pecado delante del Señor, pedía
perdón y traía un sacrificio, el pecado era transferido al santuario. Este pecado
contaminaba el santuario en el sentido de que estaba allí, en el santuario 122. La práctica
de transferir el pecado a la morada de Dios significa que era la voluntad de Yhwh
perdonar los pecados confesados de su pueblo, con el propósito de seguir morando entre
ellos123.
119
La normativa de Levítico es explícita con respecto a la purificación y al perdón de los pecadores, y
subraya el aspecto positivo de la expiación diaria de los pecados del pueblo; pero no lo hace así con el
aspecto negativo, es decir, con la explicación de que los pecados confesados eran transferidos al santuario
(cf. Ibid. p. 194).
120
Cf. Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 152–153.
121
Un claro ejemplo de esto se encuentra en el caso de la vaca roja (Nm 19,9–21). Las cenizas de la vaca
quemada mezcladas con agua eran usadas para quitar el pecado (19,9). Sin embargo, la persona que había
recogido las cenizas de la vaca debía lavar sus vestidos y era “impuro hasta la tarde” (19,10). En este rito,
la persona impura que era rociada con la mezcla de cenizas y agua era limpiada (19,17–19); pero la
persona limpia que administraba la aspersión era contaminada (19,21); (cf. RODRÍGUEZ, A. M.,
“Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., pp. 194–195).
122
Cf. Ibid., pp. 196–197.
123
Cf. Ibid., p. 197.
28
124
El término hl'[o, `ölâ, es el que se emplea comúnmente para designar el holocausto. Significa “lo que
asciende”. Otra palabra usada a veces es Kälîl, que significa “todo” (cf. Dt 13,17; 1 S 7,9). En la mayoría
de las versiones se usa la palabra holocausto, que significa “completamente quemado”.
125
Cf. DEL VALLE, C., Op. cit., p. 1071 (Introducción a Tamid).
126
Cuando un israelita había pecado, debía traer una ofrenda al santuario y allí confesar su pecado; pero
no siempre tenía la posibilidad de hacerlo. Por razones obvias, al israelita le podía resultar difícil acudir al
santuario cada vez que tenía necesidad de ofrecer un sacrificio por el pecado. Para estos casos, el sacrificio
de la mañana y de la tarde constituía una expiación provisoria; es decir, proveía una solución transitoria
hasta el momento en que pudiera comparecer personalmente para ofrecer su ofrenda personal (cf.
ANDREASEN, M. L., Op. cit., p. 125).
127
En realidad, tal y como lo entendemos en el NT, la idea de expiación continua debe endenderse como
un ofrecimiento continuo para expiar el pecado. Dios la ofrecía continuamente en el pasado, y lo sigue
haciendo en el presente; la aceptación depende del hombre que la necesita.
128
El TM usa el término ht'r>k.nIw>, perf. nifal del v. tr;K', “cortar” (en los LXX se usa el término evxoleqreu,w,
“destruir”, “condenar a muerte”, lo cual indica que ser “cortado” de la comunidad podía equivaler a ser
apedreado).
29
sus esquinas (Ex 27,2; cf. vv. 1–8; Nm 38,1–7). Como no hemos encontrado una
explicación satisfactoria en ninguno de los autores consultados, sugerimos la siguiente
interpretación basada en las Escrituras: los “cuernos” no pueden significar otra cosa que
“poder”; y el “cuatro”, es evidente que simboliza la noción de “universalidad”.
El cuerno en la Escritura significa “poder”, “fuerza” o “potencia”, en el Antiguo y
NT. En el AT encontramos expresiones como laer"f.yI !r<q, lKo, cuyo significado literal
es: “todo el cuerno de Israel” (Lam 2,3), que se ha traducido: “toda la potencia de Israel”
(VCI)129. El término qeºren, “cuerno”, se utiliza con frecuencia para representar el
“poder” de las naciones130. En Sal 132,17 es usado para hacer referencia al “poder de
David”, y en 1 Sam 2,10, en la conclusión del Cántico de Ana, se encuentra el siguiente
paralelismo:
“Dará ‘potencia’ [`öz] a su monarca,
“Y exaltará la ‘frente’ [qeºren] de su Ungido” (VCI),
donde es clara la correspondencia entre “dará potencia” (wüyiTTen-`öz) y “exaltará la
frente” (wüyärëm qeºren), literalmente “exaltará el cuerno”, con sentido de “poderío”131.
En el NT, la expresión kai. h;geiren ke,raj swthri,aj, “y nos ha suscitado una fuerza
salvadora” (Lc 1,69, BJ)132, en el “Benedictus” de Zacarías, es interpretada de acuerdo
con el mismo criterio; la palabra kéras, “cuerno”, se entiende como símbolo de poder o
de fuerza.
La interpretación simbólica del número “cuatro” puede parecer menos fácil. Sin
embargo, algunas expresiones bíblicas, cuyo significado es bien conocido, pueden
orientarnos en su correcta interpretación. Así por ejemplo, la expresión: ta. te,ssara
129
Cf. la traducción “toute la puissance d'Israël”, en la TOB.
130
Cf. Sal 148,14; Jer 48,25; Lam 2,17; Ez 29,21; Zac 2,4.
131
De forma original la traducción de la VCI sustituye un término de significado simbólico (qeºren) por
otro que tiene un sentido semejante (“frente”). Sin embargo, es evidente que la idea que se pretende
resaltar es la del “poderío” del Ungido, como indica claramente el paralelismo del texto original. Cf. con
la siguiente traducción:
“Dará `öz, ‘poder’, a su Rey,
“Y exaltará el qeºren, ‘poderío’, de su Ungido” (RV60),
donde es igualmente clara la correspondencia entre “dará poder” (wüyiTTen-`öz) y “exaltará el poderío”
(wüyärëm qeºren), literalmente “exaltará el cuerno”.
132
Cf. la traducción “Y nos suscitó una fuerza de salvación”, en la VCI. Una traducción que explica la
interpretación del término ke,raj, “cuerno”, de una forma muy dinámica es: “Y nos levantó un poderoso
Salvador”, en la RV60.
30
gwni,ai th/j gh/j, “los cuatro ángulos de la tierra” (Ap 7,1; cf. 20,8), parece referirse a
“toda la tierra”, representando la idea de universalidad. Lo mismo ocurre con la
expresión: ta. te,ssara a;nemoi, “los cuatro vientos” (Mt 24,31; cf. Mc 13,27), donde el
contexto deja bien claro el sentido de universalidad de esa expresión. En otros textos del
AT encontramos el mismo significado133.
Por esto creemos estar en la posición correcta, si decimos que el altar de los
holocaustos, donde se hacía la expiación continuamente, con sus cuatro cuernos (uno en
cada ángulo), anunciaba el mensaje del “poder de la expiación, continua y universal del
pecado”, algo que todo el mundo debía conocer134.
b. Expiación “final e irreversible” del pecado. El proceso de la expiación del pecado
concluía anualmente el “día décimo” del “séptimo mes”, el Día de la Expiación (Lv
23,27). En este día, todo el ritual giraba en torno al objeto más importante del santuario:
la kaPPöºret, en el santo de los santos. Aquí, en el esquema levítico de la expiación, se
observa una gran diferencia entre el thysiastērion, “altar”, y el hilastērion. Por medio del
ministerio sacerdotal diario se elevaba continuamente al cielo, desde el altar de .los
holocaustos, el rêªH nîHöªH, “olor agradable”135 para Yhwh. En el ministerio anual, se
completaba el proceso con la introducción de la sangre del sacrificio en el sancta
sanctorum, que era rociada `al-haKKaPPöºret wülipnê haKKaPPöºret, “sobre el hilastērion
y delante del hilastērion” (Lv 16,15)136.
Cuando una persona llevaba su Ha††ä´t por el pecado al santuario y confesaba su
pecado, era perdonada. La declaración de perdón se encuentra repetidamente en Lv 4 y
133
Cf. Jer 49,36; Ez 37,9; Dn 7,2; 8,8; 11,4; Zac 2,10; 6,5.
134
En la sección complementaria de este trabajo, se indican más detalles relacionados con el carácter
“universal” del plan de salvación en el AT, en la esfera del plan eterno de salvación para todos los
tiempos.
135
Cf. Ex 29,18.25.41; Lv 1,9.13.17 y passim.
136
Teniendo en cuenta que el ritual del Día de la Expiación había sido ordenado por Dios, que Moisés
recibió dos tablas de piedra escritas por “el dedo de Dios” (Ex 31,18) que había colocado en el interior del
arca de la alianza, y que esto se hizo como “había ordenado Yhwh” (Dt 10,5), deberíamos pensar en la
relación existente entre la ley de Dios que denuncia toda forma de transgresión (1 Jn 3,4; cf. Rom 6,23) y
el ritual anual de la expiación del pecado, completado “sobre el hilastērion y delante del hilastērion” (Lv
16,15). Este hecho constituía la única ocasión en todo el año, en que la sangre del sacrificio, el hilastērion
y la ley estaban directamente relacionados. Y todo ello por voluntad divina.
31
5: “El sacerdote hará así expiación por él, y será perdonado” (Lv 4,31)137. En contraste,
no se encuentra ninguna declaración relacionada con el perdón en la legislación del Día
de la Expiación138. Este ritual tenía que ver con el pecado en un sentido final e
irreversible de todo el proceso de la expiación. Constituía un ritual especial para la
purificación del santuario139. El sumo sacerdote realizaba la expiación de los pecados del
pueblo con la sangre del macho cabrío por Yhwh (cf. Lv 16,5.7–10), lo cual parece
evidenciar con fuerza una referencia directa a Cristo140, ya que el macho cabrío por
Azazel era mantenido sin tener parte alguna en el ritual.
El sumo sacerdote, después de haber hecho la expiación por el santuario y por todo el
pueblo, hacía responsable de sus pecados al macho cabrío por Azazel (v. 21) para
llevarlos al desierto (v. 22). Por consiguiente, parece evidente que el ritual del Día de la
Expiación, por su posición predominante en el sistema del santuario en Levítico,
subrayado por ser el centro estructural del libro, parecía estar designado para enfocar la
atención del pueblo de Israel más allá del estado de aceptación y perdón personal, hacia
el aspecto final del plan divino para solucionar el problema del pecado141.
Así como el rito del sacrificio diario era la primera fase del proceso de la expiación,
de la misma forma, el ritual del día anual de la expiación limpiaba el santuario de los
pecados del pueblo. Este era necesariamente el objetivo y la fase final del proceso de
expiación, durante el cual, los pecados eran borrados y eliminados del santuario. El
resultado era que el santuario quedaba purificado de todos los pecados de Israel142.
Consecuentemente, este ritual del día anual de la expiación concluía de forma
137
La expresión hebrea Al xl;s.nIw> !heKoh; wyl'[' rP,kiw>, “el sacerdote hará así expiación por él y se le
perdonará” (Lv 4,31), indica claramente la idea de que se le ha perdonado el pecado a la persona que ha
sido objeto del ritual realizado (cf. también, Lv 4,20.26.35; 5,10.13.18).
138
A quien no estuviese perdonado antes de ese día (el Día de la Expìación), y se encontrara en pecado, el
Señor le hacía perecer en medio del pueblo (cf. Lv 23,27–29). Parece ser esta la razón por la que no se
encuentra ninguna declaración relacionada con el perdón durante ese día especial.
139
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 165–166.
140
El contraste entre los dos animales es completo. El macho cabrío de Yhwh era sacrificado; el de Azazel
no lo era. La sangre del macho cabrío de Yhwh era llevada al santuario y rociada; no así la sangre del
macho cabrío de Azazel, puesto que no era sacrificado. Siempre se quemaba sobre el altar la grosura de la
ofrenda por el pecado; así se hacía con el macho cabrío de Yhwh (Lv 16,25), pero evidentemente no se
hacía así con el macho cabrío de Azazel. La sangre del macho cabrío de Yhwh tenía poder para limpiar el
pecado (vv. 15 y 16); el macho cabrío de Azazel contaminaba (v. 26). El contraste entre los dos animales
era absoluto. El macho cabrío por Yhwh sólo podía representar a Cristo. En una breve nota a Lv 16,8, la
BJ interpreta el nombre de Azazel como “el nombre de un demonio”.
141
Cf. Ibid., p. 166.
142
Cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement II: the Day of Atonement”, en Ibid., p. 120.
32
José A. Ortiz
143
Cf. Lv 16,16–19 y 33–34; cf. también, Ibid.
144
En el desarrollo de esta sección hemos ido exponiendo las explicaciones pertinentes en torno al
concepto de “expiación”. No obstante, como se explica en la sección siguiente y hemos afirmado supra,
ambos conceptos (propiciación–expiación) son parte del significado total del acto redentor, sea
considerado en su fase típica en el AT o en su fase antitípica en el NT.
145
Cf. Ibid., pp. 117–120.