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Chester y cinco historias de sexualidad reprimida

Autor: Simbad Primero (seudónimo)

Chester el perro, no el ladrón, y un gato en encarnizada persecución vuelan de un salto sobre la

cajuela del taxi perteneciente a Júnior Contreras (recién llegado a la ciudad con su esposa) que

cruza a velocidad crucero la avenida Machala pensando en si será bueno visitar el burdel

llamado Café Carmín después de que le contaron sobre las despiadadas formas de contagio del

papiloma y la decoración en forma de coliflor que le podría dar a sus partes pudendas.

Chester el ladrón, no el perro, escapa cruzando un riachuelo con el dinero de dos turistas de la

capital mientras Inocencio Montes lleva en su espalda al teniente Rodrigo Robalino que no

puede cruzar el riachuelo un poco crecido de la playa de Tonsupa con su planchado uniforme

caqui y sus elegantes zapatos mocasín.

Ernesto Ruiz empuña su bastón, Juan Contreras se chupa la panza y Alfaro Campos siente una

escapadita de incontinencia mientras deciden que su edad otoñal (invernal mas bien) no es

impedimento para llevarlos a las puertas del famoso Café Carmín y pedir un striptease al ritmo

del yo soy candela soy una llamarada a Normita Chico de nombre artístico “Mary Jane” que

con sus formas recién arregladas por la liposucción amenizará la noche de tres buenos abuelos

antes de que tomen la solitaria sopa de su viudez.

Daniel Montes, el mejor alumno del sexto curso de un colegio de buena fama toma el pote de

vaselina y unta un poco en el orificio que ha hecho entre las piernas de la sonriente Lucy,

Chester y cinco historias de sexualidad reprimida.


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muñeca de trapo heredada desde la abuela Carmen a su hija y nieta, y experimenta con algo

que no es sus manos la textura algodonada de su interior mientras el resto de la familia Montes

festeja el cumpleaños del padre.

Ignacio Crespo, estudiante de medicina y propietario de Chester el perro, no el ladrón,

interroga a Manuel Orbe alias “Tom Cruise” Sobre la procedencia de un bolillo para hacer

empanadas atascado en su recto, mientras Jaime Angulo médico internista hace el tacto rectal

con sus enormes dedos de basquetbolista.

El taxi de Júnior Contreras se estaciona en una esquina poco concurrida de la avenida de La

Prensa, Júnior se sube el cuello de la camisa, se abre un botón de la camisa, saca la peinilla

bicolor de su bolsillo trasero, se peina para atrás y de lado, revisa tener el bultito de veinte

dólares en el bolsillo, entra al Café Carmín, saluda al guardia, se pide una cerveza, mira el

personal, se siente contento, una de las chicas le guiña el ojo, conversan, ella le acaricia la

entrepierna y le dice que vamos al cuarto, Júnior entrega los veinte dólares a la rubia de

mentira y la espera para subir, suben, entran a la habitación, se desnudan, se acuestan, se

despotrican en unas cuantas pulsaciones breves, se visten, se despiden, salen y Júnior mira salir

a su padre Juan Contreras acompañado de dos amigos y Normita su esposa. Mira a su padre

darle una nalgada coqueta, mira una sonrisa pícara en la cara de Normita, y a Júnior le duelen

los dos mil dólares que pagó por la liposucción y las siliconas de su esposa la cual trajo a la

ciudad hace unas semanas y aun no presentaba a su familia.

Chester el ladrón, no el perro, llega a su casa luego de comprar un kilo de pescado y unas papas

Chester y cinco historias de sexualidad reprimida.


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para la merienda, aún está agitado por la carrera, se acuerda del policía ridículo y su uniforme

caqui y sus zapatos mocasín, entra a la casa, saluda al perro, deja la comida en la mesa con

mantel floreado, se toma una limonadita helada, busca a su hijo, no lo encuentra, se debe haber

ido a jugar a la playa piensa, va hacia la parte trasera, escucha la ducha, se acerca a la puerta

del baño y mira unos zapatos mocasín y un pantalón caqui tirados en el piso mientras su esposa

hace resonar en la reverberación de los azulejos los gemidos que el teniente Rodrigo Robalino

le inspira en su traqueteo desesperado.

Ernesto Ruiz para con el bastón el puñetazo lanzado hacia Normita por parte de Júnior

Contreras hijo de su amigo Juan Contreras, mientras Alfaro Campos siente que la incontinencia

se le escapó en una cascada de vergüenza que lo obliga ir al baño y escuchar los dos balazos

que fueron la causa de dos entierros y el suicidio de su mejor amigo Juan, luego de ver a su

hijo matar a la escultural Normita y pegarse un tiro en medio del escándalo de gallinero que se

armó en el ahora tristemente famoso y clausurado Café Carmín.

Daniel Montes Inserta su miembro en Lucy, la hace suya por decirlo de alguna manera, y

siente el aguijonazo de un alambre suelto del alma de metal de la muñeca, se desespera, la

sangre corre, no sabe que hacer, baja hasta la sala, donde su padre esta mirando el reloj que su

esposa le ha dado como regalo de cumpleaños, la familia se queda muda al ver a Daniel con los

pantalones caídos, una muñeca vieja colgada del sexo de Daniel tirada hacia atrás y con una

sonrisa alegre, mientras la sangre cae gota por gota en la alfombra de imitación persa, se oyen

los gritos, Daniel siente todas las vergüenzas habidas y por haber, se van al hospital, entran al

hospital, la madre después de haberse desmayado y despertado sigue reprimiendo a Daniel, el

Chester y cinco historias de sexualidad reprimida.


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padre tiene ganas de reírse, pero pone el ceño fruncido por compromiso, entran a la sala de

urgencias y mira que su novia esta cubierta junto a Francisco su mejor amigo con una manta

esperando a que los separen debido a que su vagina atrapó en un espasmo muscular debido a su

frigidez al pene de Francisco y no lo pueden sacar.

Ignacio Crespo llega a su casa y cuenta a sus amigos y familiares la historia de “Tom Cruise”,

quien después de haber negado saber la procedencia del bollillo en su recto por una hora aceptó

entre llantos haber participado en una orgía con otros tres amigos suyos y que uno de ellos

“olvidó” sacar el bolillo, más luego aceptó que el mismo pidió que se lo dejen. La familia

Crespo no podía contener la vergüenza ajena, el asco y otros las risas ante tan inusitado

episodio, mientras Chester el perro, no el ladrón, entra y es acariciado mientras le llenan su

plato con las sobras del almuerzo, mas Chester ya no tiene hambre.

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