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EL AÑO DE RICARDO

de Angélica Liddell

Producción: Atra Bilis Teatro / Iaquinandi SL

Del 20 al 30 de diciembre de 2007

De martes a sábados a las 20.30 h


Domingos a las 19.30 h

Teatro Valle-Inclán
Plaza de Lavapiés, s/n
28012 Madrid
Teléfono de taquilla: 91 505 88 01

CDN | Prensa
Teléfonos 913109429 | 913109425 | 913109413 | 913109422
(móvil) 609052508
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http://cdn.mcu.es/

Teatro María Guerrero Teatro Valle-Inclán


Tamayo y Baus, 4 Plaza de Lavapiés s/n
28004 Madrid 28012 Madrid

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El año de Ricardo
de Angélica Liddell

Producción de
Atra Bilis Teatro / Iaquinandi SL

con el apoyo de la Comunidad de Madrid, Consejería de Cultura y


Deportes
Finalista del Premio de Teatro Caja España 2005

Reparto:
Angélica Liddell
Gumersindo Puche

Equipo artístico:

Dirección, diseño de espacio


y vestuario Angélica Liddell
Diseño de iluminación Carlos Marquerie
Realización de jabalí Taxidermia Navahermosa
Banda sonora José Carreiro
Fotografía Francesca Paraguai
Técnico Eduardo Vizuete

Duración aproximada: 120 minutos

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Sinopsis

Las relaciones entre cuerpo y poder, entre lo privado y lo público, sostienen a


este Ricardo monstruoso, exhibicionista cínico, que aprovecha los puntos débiles de
los regímenes legítimos para justificar su repugnante alianza con la injusticia.
Ricardo es un vil manipulador de opinión, utiliza el narcisismo de la masa incómoda
y el egoísmo del individuo próspero para poner al pueblo a favor de acciones
infames. Su máxima aspiración consiste en instaurar el temor como orden mundial,
desea convencer a la sociedad entera de que la mayor seguridad estriba en el temor.
Este Ricardo, conjunto de ambición e historial clínico, se encuentra situado en
terrenos próximos a las tiranías conocidas, todavía sangrantes, sin el duelo debido,
como esas heridas que rezuman de nuevo en presencia de los asesinos (España,
Argentina, Chile…). Pero está todavía más próximo al genocidio legítimo de los
actuales tiranos, expertos en enmascarar sus innumerables crímenes bajo el
maquillaje democrático. Ricardo es uno de esos que ascienden al poder valiéndose
del sistema democrático pero sin creer en parlamentos ni democracias, es uno de esos
que utilizan los votos de una manera hipócrita, ruin y absolutista.

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¿Qué es El año de Ricardo?

«¿Cómo hubiera sido Lenin si no hubiera estado enfermo?».


Esta es una de las preguntas fundamentales de El año de Ricardo. ¿En qué
momento el sufrimiento privado se convierte en sufrimiento general? ¿En qué
medida el mundo es producto de una patología? ¿Cómo se resuelve la ecuación entre
el poder y la enfermedad? Imre Kertész en su Kaddish por el hijo no nacido contesta a
estas preguntas con una simplicidad y una lucidez asombrosas:
«Cuando un loco criminal no acaba en un manicomio o en la cárcel, sino en la
cancillería o en cualquier residencia propia de un gobernante, enseguida os ponéis a
buscar en él lo interesante, lo original, lo extraordinario e incluso, aunque no os
atreváis a decirlo, pero sí, en secreto: la grandeza, para no tener que veros como
enanos ni ver la historia universal como algo inconcebible, para que podáis seguir
viendo el mundo de manera racional y para que el mundo también os devuelva una
mirada racional».
«La naturaleza del poder no es ni satánica, ni de una complejidad turbia y
fascinante, ni terriblemente cautivadora, no, sino común y corriente, ruin, asesina,
estúpida e hipócrita».
Del mismo modo que los hombres acaban utilizando los conflictos bélicos para
solucionar sus problemas personales (así lo expresa por ejemplo Faulkner en Absalón,
Absalón), es posible que aquellos que ascienden al poder solucionen sus lacras, sus
complejos, mediante el abuso de la autoridad. Partiendo de este planteamiento El año
de Ricardo intenta profundizar en las relaciones entre cuerpo y poder. ¿En qué
momento lo íntimo acaba afectando a la construcción de los experimentos
totalitarios? ¿En qué medida el cuerpo determina la voluntad humana? Thomas
Mann es otro autor que nos recuerda en La montaña mágica que el cuerpo está por
encima de la voluntad de los hombres. Pero estas relaciones entre cuerpo y poder son
un andamio para explorar otro tipo de vínculos entre la sociedad y el poder, por
ejemplo las relaciones entre la emoción y el poder. Ricardo, fusionando Estado y
partido, pone en marcha una farsa que se aprovecha de la credulidad apasionada y
de la falta de formación de la sociedad situando a ésta en una situación emocional
propicia para sus fines perversos. Ricardo conoce la fascinación del pueblo por el

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tirano, como si estuvieran en espera del próximo Napoleón (tal y como afirmaba
Ortega y Gasset), conoce la fascinación de los hombres por la obediencia, por la
disolución de la responsabilidad individual (para que las democracias funcionen de
forma madura el ciudadano debe tener un alto sentido de la responsabilidad
individual), Ricardo sabe que el ciudadano prefiere sentirse Nación antes que
Pueblo. Todo ello le sirve a Ricardo para someter a la masa aun código moral obtuso
opuesto a cualquier forma de progreso. No queda más remedio, por tanto, que
revisar la herencia de la Ilustración en relación a las democracias imperfectas.
¿Estamos acaso más cerca del Imperio Romano que del 1789? ¿Somos realmente hijos
de la Ilustración? ¿Cuáles son las fisuras democráticas de las que se aprovecha el
tirano para ejercer su despiadado dominio y llevar a cabo sus aspiraciones ilícitas
dentro de la legalidad? Por otra parte nos encontramos con la paradoja Economía y
Moral. Si la economía es el resultado de un número de acciones humanas cabe aplicar
calificaciones morales. La distribución injusta de la riqueza, por ejemplo, sería por
tanto el resultado de una serie de acciones amorales, y Ricardo participa de esas
acciones. En manos de Ricardo la economía se convierte en un experimento
totalitario cuyas consecuencias son el lucro personal a cambio del sufrimiento
humano. Por último nos concentraremos en Ricardo monstruo. Ricardo es un
heredero de la representación medieval del mal. Lo monstruoso en la Edad Media es
el reflejo de la abyección y encarnación del pecado, deja de ser un error natural y se
convierte en un error espiritual. De cualquier modo Ricardo no niega el error natural,
de manera que nuestro monstruo ricardiano se desarrolla en mitad de la tensión
establecida entre lo natural y lo espiritual. Ricardo, como monstruo, es barroco y
manierista, y su cuerpo será el territorio escénico. La fealdad es la respuesta terminal
a un mundo donde el arte, la historia y la ideología han muerto, nuestros monstruos
por tanto tienen que estar en consonancia directa con este imperio de abyección
moral.

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Rotunda

Texto. Acción. Texto. Compromiso. Discurso. Estética. Un correlato magnífico


de rotundidad ideológica, ética, estética, política. Angélica Liddell ha escrito un texto
rotundo. Excelente. Una suerte de monólogo con varios resortes, que interpreta de
una manera tan rotunda como concluyente. Todos los tics totalitarios, todas las
dejaciones, todo aquello que va en contra de la libertad del ser humano es
denunciado. Colocado cada pensamiento en su casilla, en su tono, en su grosera
rotundidad. A veces simbólica, en otras hiperrealista, siempre directa, siempre
teatral. Texto, palabra dramática, palabra que se eleva, tanto por su cruda poética,
como por su sintaxis y la prosodia empleada, para convertirse en una rotunda
herramienta de concienciación comprometida.
No es posible no sentirse concernido por este espectáculo. Si una de sus tesis
transversales es la relación entre Poder y cuerpo, en el hecho escénico eso se
convierte en palabra, acción y el cuerpo presente de cada espectador consternado por
las palabras, por las acciones, por los conceptos, por la selección musical, por la
textura de la iluminación. Este ser que se inspira en el Ricardo III resulta ser bastante
más peligroso. Se convierte en un bufón que nos muestra nuestras propias
complicidades con todo lo que sucede, que nos señala por colaborar por omisión o
consentimiento con regímenes que pretendiéndose democráticos se ha convertido en
dictaduras. No hay estamento que quede libre de su mirada, no hay trozo de nuestra
conciencia que no se vea atacado, ni poro de nuestro cuerpo que no sienta la
penetración de unas verdades desagradables que nos ayudan a despertar de nuestro
letargo de consumidores biempensantes.
Y todo ello expresado en términos escénicos y teatrales contundentes, pero de
gran entidad artística. No es un panfleto, ni una pancarta, es una gran dramaturgia
realizada sin concesiones. Optimismo expresado en términos pesimistas. Un gran
trabajo teatral, de primera categoría. Por si quedaban dudas: una gran mujer de
teatro que se muestra como autora, escenógrafa, directora e intérprete. Me duelen las
manos de aplaudir.

CARLOS GIL ZAMORA


Revista Artez, abril de 2006

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Angélica Liddell (Texto, dirección, espacio escénico y vestuario)

Angélica Liddell, nace en Figueres, Girona. Es licenciada en Psicología y Arte


Dramático. Su obra está compuesta de narrativa, poesía y acciones, además de textos
teatrales, de los cuales 13 han sido ya estrenados en España, Brasil, Colombia,
Bolivia, Portugal, Alemania, Chile y República Checa. Sus obras han sido traducidas
al portugués, alemán y francés. Dirige la compañía Atra Bilis Teatro desde 1993.

Premios:
–– VIII Certámenes literarios nacionales «Ciudad de Alcorcón»
–– X Certamen de relatos «Imágenes de Mujer» del Ayuntamiento de León
–– Premio de dramaturgia innovadora Casa de América 2003
–– Premio SGAE de Teatro 2004
–– Premio Ojo Crítico Segundo Milenio 2005
–– Finalista del Premio de Teatro Caja España 2005

Nominación como espectáculo revelación por El tríptico de la aflicción en los


Premios Max 2003 y en los Premios Mayte de Teatro 2003.

Obras escritas:
Greta quiere suicidarse (1988); El jardín de las mandrágoras (1991); La cuarta rosa
(1992); Leda (1993), Dolorosa (1993); El amor que no se atreve a decir su nombre (1994);
Morder mucho tiempo tus trenzas (1996); Suicidio de amor por un difunto desconocido
(1996); Frankenstein (1997); La falsa suicida (1998); El matrimonio Palavrakis (2000);
Haemorroísa (2001); Once upon a time in West Asphixia (2001); Haemorroísa hasta el Polo
Norte (2001); Monólogo necesario para la extinción de Nubila Wahlheim y Extinción (2002);
Hysterica passio (2002); Lesiones incompatibles con la vida (2002); Y los peces salieron a
combatir contra los hombres (2003); Y como no se pudrió: Blancanieves (2004); Mi relación
con la comida (2004); Trilogía de los desechables (2005); El año de Ricardo (2005); Boxeo para
células y planetas (2006); Perro muerto en tintorería: los fuertes (1999-2006).

Acciones:
2003 Destrucción de Nubila Wahlheim (Casa de América, Madrid)
2003 Lesiones incompatibles con la vida (Casa Encendida, Madrid; Fundación
Guilherme Cossoul, Lisboa; Bremer Theater, Bremen)
2003 Y tu mejor sangría (Teatro Pradillo, Madrid)
2004 Broken Blossoms (Casa de América, Madrid)
2005 Confesión número tres (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)
2006 Boxeo para células y planetas (MUSAC, León; Casa de América, Madrid)

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Gumersindo Puche

Licenciado en Dramaturgia por la RESAD en el 2005. Ha cursado también tres


años de interpretación en la RESAD. Es actor y productor de la compañía Atra Bilis
Teatro desde 1993 hasta la fecha, con la que ha realizado los siguientes trabajos
dirigidos y escritos por Angélica Liddell:

El jardín de las mandrágoras


Dolorosa
Frankenstein.
La falsa suicida
El matrimonio Palavrakis
Once upon a time in West Asphixia
Hysterica Passio.
Y los peces salieron a combatir contra los hombres.
Y como no se pudrió...Blancanieves.
El año de Ricardo.
Boxeo para células y planetas.

Ha escrito las obras tituladas Sin aire. Tragedia de la respiración (1993); Roberto
Thin (2002); Franco ha muerto (2003); Mascando pólvora y Celebration (2004); Obligación y
El animal silencioso (2005).

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