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Historia de la Ciencia

A lo largo de los siglos la ciencia viene a constituirse por la


acción e interacción de tres grupos de personas: los artesanos,
los filósofos y los científicos.
Los artesanos, constructores, los que abrían caminos, los
navegantes, los comerciantes, etc. resolvían perfectamente las
necesidades sociales según una acumulación de conocimientos
cuya validez se mostraba en el conocimiento y aplicación de
unas reglas técnicas precisas fruto de la generalización de la
experiencia sobre un contenido concreto.
Los filósofos mostraban unos razonamientos que «extendían el
dominio de las verdades demostrables y las separaba de la
intuición|. La uniformidad del Ser sobrevivió en la idea de que
las leyes básicas han de ser independientes del espacio, del
tiempo y de las circunstancias». Platón postuló que las leyes del
universo tenían que ser simples y atemporales. Las
regularidades observadas no revelaban las leyes básicas, pues
dependían de la materia, que es un agente de cambio. Los datos
astronómicos no podrían durar siempre. Para hallar los
principios de ellos hay que llegar a los modelos matemáticos y
«abandonar los fenómenos de los cielos». Aristóteles valoró la
experiencia y la elaboración de conceptos a partir de ella
mediante observaciones;8 pero la construcción de la ciencia
consiste en partir de los conceptos para llegar a los principios
necesarios del ente en general.9 Fue un hábil observador de
«cualidades» a partir de las cuales elaboraba conceptos y
definiciones, pero no ofreció ninguna teoría explícita sobre la
investigación. Por eso su ciencia ha sido considerada
«cualitativa» en cuanto a la descripción, pero platónica en
cuanto a su fundamentación deductiva.5 Para Aristóteles el
valor de la experiencia se orienta hacia teorías basadas en
explicaciones «cualitativas», y a la búsqueda de principios
(causas) cada vez más generales a la búsqueda del principio
supremo del que se «deducen» todos los demás. Por eso el
argumento definitivo está basado en la deducción y el
silogismo. Esta ciencia deductiva a partir de los principios, es
eficaz como exposición teórica del conocimiento considerado
válido, pero es poco apta para el descubrimiento.
Los científicos difieren de los filósofos por favorecer lo
específico y experimental, y difieren de los artesanos por su
dimensión teórica. Su formación como grupo y eficacia viene
marcada a partir de la Baja Edad Media, por una fuerte reacción
antiaristotélica y, en el Renacimiento, por un fuerte rechazo al
argumento de autoridad y a la valoración de lo humano con
independencia de lo religioso. Son fundamentales en este
proceso, los nominalistas, Guillermo de Ockham y la
Universidad de Oxford en el siglo XIV; en el Renacimiento
Nicolás de Cusa, Luis Vives, Erasmo, Leonardo da Vinci etc.; los
matemáticos renacentistas, Tartaglia, Stevin, Cardano o Vieta
y, finalmente, Copérnico y Tycho Brahe en astronomía. Ya en el
XVII Francis Bacon, y Galileo promovieron la preocupación por
nuevos métodos y formas de estudio de la Naturaleza y
valoración de la ciencia, entendida esta como dominio de la
naturaleza y comprendiéndola mediante el lenguaje
matemático.
A partir del siglo XVII se constituye la ciencia tal como es
considerada en la actualidad, con un objeto y método
independizado de la filosofía.
A partir de que, desde el primer tercio del siglo XX, la propia
ciencia dejara de ser determinista (demonio de Laplace) y se
hiciera probabilística y consciente de sus propios límites
(principio de incertidumbre o relación de indeterminación de
Heisenberg, teoremas de incompletitud de Gödel y otras
expresiones de impredecibilidad, impredicatividad e
indecidibilidad en ciencia) y de la influencia decisiva del
observador en la observación; cambió también la perspectiva
sobre la teoría y la historia de la ciencia.

La historia de la ciencia y la técnica en la Prehistoria y la Edad


Antigua es una subdivisión temporal de la historia de la ciencia
y de la técnica que se centra en la Prehistoria y la Edad Antigua.
Comienza desde el surgimiento de comunidades nómadas de
Homo sapiens sapiens en diversos sectores geográficos y
concluye con la Caída del Imperio romano de Occidente.
Que la ciencia esté sujeta a evolución o sea susceptible de
progreso es una idea ajena a las épocas históricas anteriores a
la Edad Moderna (polémica de los antiguos y los modernos,
1688-1704) y nuestra percepción del «atraso» científico
relativo a una época, un lugar o una rama del saber con
respecto a otra proviene específicamente del positivismo de
Auguste Comte, para quien hay «tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio
abstracto; y por último, el científico o positivo» (Curso de
filosofía positiva, 1830-1842). No habría ciencia, desde esa
definición, antes de la revolución científica del siglo XVII. No
hay términos universalmente aceptados para calificar a la
forma de conocimiento del hombre prehistórico (que
representaba artísticamente su visión del mundo —arte
paleolítico— e incluso ha dejado algunas muestras de
cómputos numéricos, como el hueso de Ishango); las
producciones intelectuales, muy sofisticadas, de las primeras
civilizaciones (para las que se han propuesto las expresiones
«pensamiento pre-filosófico» o «mitopoeico»); la ciencia griega
(cultura griega), que fue esencialmente un ejercicio teórico que
no se sometía al método experimental, y que no se implicaba
en la esfera de la producción (el modo de producción esclavista
no demandaba innovaciones tecnológicas); o la ciencia romana
(cultura romana), continuadora intelectual de la helenística
(cultura helenística) en una civilización de inclinación
marcadamente pragmática, donde sobresalió una notable
ingeniería.
La expresión conocida ciencia medieval se refiere a los
descubrimientos en el campo de la filosofía natural que
ocurrieron en el periodo de la Edad Media —el periodo
intermedio, en una división esquemática de la Historia de
Europa.
Europa Occidental entró en la Edad Media con grandes
dificultades que minaron la producción intelectual del
continente tras la caída del Imperio Romano. Los tiempos eran
confusos y se había perdido el acceso a los tratados científicos
de la antigüedad clásica (en griego), manteniéndose sólo las
compilaciones resumidas y hasta desvirtuadas, por las
sucesivas traducciones que los romanos habían hecho al latín.
Sin embargo, con el inicio de la llamada Revolución del siglo XII,
se reavivó el interés por la investigación de la naturaleza. La
ciencia que se desarrolló en ese periodo dorado de la filosofía
escolástica daba énfasis a la lógica y abogaba por el empirismo,
entendiendo la naturaleza como un sistema coherente de leyes
que podrían ser explicadas por la razón.
El redescubrimiento de textos científicos antiguos durante el
Renacimiento se aceleró después de la caída de Constantinopla,
en 1453 y la invención de la imprenta democratizaría al
aprendizaje y permitiría una propagación más rápida de
nuevas ideas.

En este período inicial, el Renacimiento es visto a menudo


como un retroceso científico. Historiadores como George
Sarton (1884-1956) y Lynn Thorndike (1882-1965) han
criticado cómo el Renacimiento afectó a la ciencia,
argumentando que el progreso fue demorado. Los humanistas
favorecieron los temas centrados en el hombre, como política
e historia, sobre el estudio de la filosofía natural o la
matemática aplicada. Otros se han localizado en la influencia
positiva del Renacimiento puntualizando factores como el
descubrimiento de muchísimos textos ocultos o perdidos, y el
nuevo énfasis en el estudio de la lengua y la correcta lectura de
textos. Marie Boas Hall acudió el terminó «Renacimiento
científico» para designar la primera fase de la Revolución
científica. Recientemente, Peter Dear argumentó a favor de un
modelo de dos fases para explicar la Génesis de la ciencia
moderna: un «Renacimiento científico» en los siglos XV y XVI,
centrado en la restauración del conocimiento natural de los
antiguos, y una «Revolución científica» en el siglo XVII, cuándo
los científicos pasaron de la recuperación a la invención.

La revolución científica es un concepto usado para explicar el


surgimiento de la ciencia durante la Edad moderna temprana,
asociada principalmente con los siglos XVI y XVII, en que
nuevas ideas y conocimientos en física, astronomía, biología
(incluyendo anatomía humana) y química transformaron las
visiones antiguas y medievales sobre la naturaleza y sentaron
las bases de la ciencia clásica. De acuerdo a la mayoría de
versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia el
final de la época del Renacimiento y continuó a través del siglo
XVIII, influyendo en el movimiento social intelectual conocido
como la Ilustración. Si bien sus fechas son discutidas, por lo
general se cita a la publicación en 1543 de De revolutionibus
orbium coelestium (Sobre los giros de los orbes celestes) de
Nicolás Copérnico como el comienzo de la revolución científica.

Una primera fase de la revolución científica, enfocada a la


recuperación del conocimiento de los antiguos, puede
describirse como el Renacimiento Científico y se considera que
culminó en 1632 con la publicación del ensayo de Galileo;
Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. La
finalización de la revolución científica se atribuye a la "gran
síntesis" de 1687 de Principia de Isaac Newton, que formuló las
leyes de movimiento y de la gravitación universal y completó
la síntesis de una nueva cosmología. A finales del siglo XVIII, la
revolución científica había dado paso a la "Era de la Reflexión".
En el siglo XIX las matemáticas se refinaron con Cauchy, Galois,
Gauss o Riemann. La geometría se revolucionó con la aparición
de la geometría proyectiva y las geometrías no euclidianas.

La óptica sufrió una revisión radical con Thomas Young y


Augustin Fresnel, que pasaron de una concepción corpuscular
de la luz (newtoniano) a una concepción ondulatoria
(prefigurada por Huygens). La electricidad y el magnetismo se
unificaron (electromagnetismo) gracias a James Clerk Maxwell,
André-Marie Ampère, Michael Faraday y Carl Friedrich Gauss.
La relación entre el maquinismo de la primera Revolución
industrial (la máquina de vapor) y la ciencia de la
termodinámica (Sadi Carnot, Clausius, Nernst y Boltzmann) no
fue de ningún modo la de un principio científico que se aplicara
a la técnica, sino más bien al contrario; pero a partir de la
Segunda Revolución Industrial, los retornos tecnológicos se
producirán fluidamente ("era de los inventos", 1870-1910).A
finales del siglo XIX se descubrieron nuevos fenómenos físicos:
las ondas de radio, los rayos X, la radiactividad (Heinrich
Rudolf Hertz, Wilhelm Röntgen, Pierre y Marie Curie).

Se descubren en el siglo XIX la casi totalidad de los elementos


químicos, permitiendo a Mendeleiev el diseño de la tabla
periódica que predice incluso los no descubiertos. Se crea la
química orgánica (Wöhler, Kekulé).

La historia de las matemáticas es el área de estudio de


investigaciones sobre los orígenes de descubrimientos en
matemáticas, de los métodos de la evolución de sus conceptos
y también en cierto grado, de los matemáticos involucrados. El
surgimiento de la matemática en la historia humana está
estrechamente relacionado con el desarrollo del concepto de
número, proceso que ocurrió de manera muy gradual en las
comunidades humanas primitivas. Aunque disponían de una
cierta capacidad de estimar tamaños y magnitudes, no poseían
inicialmente una noción de número. Así, los números más allá
de dos o tres, no tenían nombre, de modo que utilizaban alguna
expresión equivalente a "muchos" para referirse a un conjunto
mayor.

La historia de la física abarca los esfuerzos realizados por las


personas que han tratado de entender el porqué de la
naturaleza y los fenómenos que en ella se observan: el paso de
las estaciones, el movimiento de los cuerpos y de los astros, los
fenómenos climáticos, las propiedades de los materiales, entre
otros. Gracias a su vasto alcance y a su extensa historia, la física
es clasificada como una ciencia fundamental. Esta disciplina
científica se puede dedicar a describir las partículas más
pequeñas o a explicar cómo nace una estrella.

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