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Desde mi llegada a Santa marta ya hace muchos años la he visto de fiesta y luto, pronto se

pondrá a su mejor traje, uno rojo con anaranjado y amarillo, que resplandece con la alegría
de su gente y hermosos paisajes llenos de hermosos colores que reflejan la maravilla de la
perla de Latinoamérica, las olas que llegan y van y en cada ir y venir llevan un poco de
nuestra historia. Les contaré un poco más de mi diario vivir y Después les cuento acerca de
la celebración más importante de la ciudad y sus alrededores, las fiestas del mar en las cuales
se celebra el cumpleaños de esta bella ciudad que para estos días será aún más inefable. Tengo
alrededor de 27 años trabajando como vendedor ambulante de artesanías, que hago con mis
propias manos y materiales que consigo en la playa en compañía de mis hijos, todos los días
me levanto a eso de las 4 am ayudar a mi esposa a moler la masa para los fritos que vende
por toda la ciudad, es una mujer única e inigualable tiene la fortaleza de un roble, la
delicadeza de una rosa y la sonrisa más bella de todas, quien la ve se enamora de ella, sin
saber todo lo amargo que fue nuestro pasado lleno de violencia en los montes de María,
donde un día nos conocimos y desde entonces estamos juntos; a veces me siento mal de no
poder brindarle a ella y a mi familia todo lo que merecen. Por tratar de darles un mejor futuro
a ellos me levanto todas las mañanas con la bendición de Dios para seguir adelante y ajá
conseguir lo que se necesita para vivir diariamente y uno que otro gusto de vez en cuando.

Vivimos en uno de los barrios más pobres de toda la ciudad, la mayoría de los que vivimos
acá somos desplazados, nos dedicamos a lo que salga, una parte son pescadores que salen a
venderlo en carretilla por toda la ciudad en las mañanas con el sol abrazador y con el grito
del vendedor diciendo “cachama, pardo rojo, mojarra, pescado salado, venga y llévelo”
otros hacen almuerzos y los venden en el rodadero, la bahía o Taganga, con una alegría
insipiente se presentan ante los turistas mostrándole el plato del día “mire compaé aquí le
traigo la mojarra frita, con arroz de coco, patacones y limonada la mejor de toda la ciudad”,
unos venden fritos, café, aromáticas, jugos naturales, tutifruti, mango por toda la ciudad y
por último los artesanos grupo al que yo pertenezco; hacemos mochilas, aretes, manillas y
pulseras para todos los gustos, que vendemos en distintas partes de la ciudad con mucha
alegría alentando al comprador a que se lleve nuestro producto. No les voy a negar que
también hay personas que no toman las mejores decisiones para dedicar su vida, pero como
decía mi padre cada loco con su tema. A pesar de todas nuestras dificultades es uno de los
barrios más felices, de cierta manera no refleja la precariedad en algunas cosas, como el
acueducto, no podemos acceder al servicio de agua potable como en otros barrios, toca
buscarla en carretillas o comprarla y aja eso sale bastante caribe a veces cuando uno tiene lo
justo para la comida. La educación no es que sea mala, pero algunas de las familias del barrio
y a veces nosotros no contamos con el dinero para comprarles todos los útiles escolares y
uniformes a nuestros hijos si, ellos pueden ir al colegio, pero hay factores que a veces ponen
en duda su permanencia en el y todas estas cosas una persona ajena al barrio no las notaria
jamás, ya que siempre llevamos una sonrisa que expresa nuestro dolor pero a la vez nuestra
alegría y ganas de seguir adelante porque pá tras ni pá coger impulso.
Las fiestas casi llegan y todos estamos felices ya que vendemos más, los que no tienen
trabajo son contratados por la industria hotelera, marítima y la alcaldía para desarrollar
tareas como hacerle aseo a la ciudad, en especial a las playas, recibir a los visitantes, meseros
y cocineros en los restaurantes y así sucesivamente, en mi caso tengo que buscar los
materiales e ir haciendo los productos para la venta ya que son unos días muy agitados para
todos, pero no sólo nos motiva el hecho de que vendemos más, sino también el hecho de estar
unidos y crear ese tejido social que nos identifica como samarios, recordar y conocer mejor
nuestro folklore y cultura que nos caracteriza.
La ciudad ya se siente de fiesta, todos están felices comprando su pinta para esos días, la
espuma y la maicena que no pueden faltar para formar la recocha, ya se ven nuevas caras y
se siente la ciudad más congestionada de lo normal, hoy vamos al rodadero un rato a
descansar ya que mañana se da el gran inicio a las fiestas, mis hijos son los más felices ya
que podrán salir a ver las distintas actividades que se llevan a cabo y participar de algunas de
ellas, lo que más les entusiasma es el desfile y coronación de las capitanas de las fiestas,
donde las representante se ponen sus vestidos majestuosos, coloridos, con los que realizan
diferentes bailes y llegan distintos invitados a animar las fiestas con su música, mi hija sueña
con un día ser una de ellas y poder representar todo nuestro folklore y alegría únicos que nos
caracteriza. Mi hijo participará en el desfile folklórico que pasa por la calle 22, donde pasan
las distintas comparsas de bailes como las cumbias, las pilanderas, el san juanero y donde
desde el mas chiquito de la familia hasta el más grande baila, con sus hermosos atuendos,
coloridos sin importar la edad se siente el sabor de nuestro folklore. A mi esposa y a mí nos
entusiasma y llena de alegría poder disfrutar de las fiestas y verlos a ellos tan felices, ya
mañana inicia una época muy productiva para ciudad en general y en especial para nosotros
ya que es una de las épocas más esperadas del año; por el momento disfrutaremos de este
hermoso atardecer, el sol ya esta en su punto máximo de esplendor y pronto se unirá con el
mar y serán uno solo lleno de colores en tonos anaranjados, rojizos, amarillos, azules y verdes
formando el mas bello paisaje efímero en cuanto a tiempo, pero eterno en mi memoria al
escuchar las olas del mar que van y vienen, la arena en mis pies y la compañía de mi familia
es único y maravilloso.

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