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EN LA IGLESIA
Jesuítas, teología de la liberación,
carmelitas, maríanistas y socialistas:
la denuncia definitiva
RICARDO DE LA CIERVA
PLAZA&JANES EDITORES.S.A.
Portada de
JOAN BATALLE
La tesis de Comillas
El segundo combate
El fracaso de un silenciamiento
«Se ha lucido usted con este libro que denuncia todas las bar-
baridades que desde hace más de quince años venimos sufriendo.
Yo le aseguro a usted que lo que dice usted y yo conozco es la
pura verdad, la descarnada verdad» (Centroamérica, 25 de agos-
to de 1986).
«Te leo desde hace mucho tiempo y comparto tus ideas sobre
la Compañía de Jesús a la que tanto amo y que considero se en-
cuentra en el momento más bajo de su historia; la relajación (so-
bre todo en España) en ideas y vida es, desgraciadamente, muy
profunda» (Aragón, 21 de julio de 1986).
El silencio anegado
«Jesuítas.
Papa: Tocó espontáneamente el tema al comienzo de la audien-
cia. Se vuelve sobre el mismo al final. (Ya estábamos de pie: nos
invita a sentarnos de nuevo.)
"Es un fenómeno inexplicable de desobediencia —dice el
Papa—, de descomposición del ejército. Verdaderamente hay algo
preternatural; inimicus homo... et seminavit zizania.
"Le llegan numerosas reclamaciones, especialmente de Espa-
ña. Alude a su carta al General, para que resuelva... Alude también
a una carta que dirigió al congreso de publicaciones de los jesuí-
tas, en Suiza. Inútil.
"¿Qué hacer? ¿Dos Compañías? ¿Son todavía reconquistables
los díscolos? El Papa necesita ayuda, que no obtiene, para acertar
con el remedio..."
Obispos españoles: Se le insinúa que quizá no sea solución
dividir la Compañía, sino más bien mover a los Provinciales a
hacer cumplir las normas. Hay muchos padres excelentes. En el
peor de los casos, la Compañía se purificará de algunos miembros
inasimilables...
Papa: En la misma Curia Generalicia hay quien apoya a los
contestantes...
Obispos: Casos estridentes de jesuitas...»
Éstas han sido, a nuestro juicio, las principales ideas del número
extraordinario monográfico de Concilium sobre el Sínodo de la Recon-
ducción. Un muestrario de críticas y rebeldías, con escasas pruebas de
respeto y casi ninguna devoción a la Santa Sede y al Papa como su-
premo exponente del Magisterio. Por supuesto que casi todos los crí-
ticos ignoran la naturaleza teológica y pastoral del Sínodo de los Obis-
pos, al que consideran como una asamblea no sólo democrática, sino
constituyente dentro de la Iglesia. Y forman conjuntamente un frente
de oposición doctrinal al Magisterio que nos trae irresistiblemente a
la memoria una sentencia del político anticlerical español Manuel Aza-
ña en los años treinta: «Los católicos, cuando disienten, dejan de serlo.»
De la Instrucción «Libertatis nuntius» a la Instrucción
«Libertatis conscientia»: ¿Viraje o ratificación?
Excelencia:
Varias veces ya tuvimos la ocasión de comunicarle las graves
preocupaciones de la Santa Sede acerca de la Juventud Obrera
Católica Internacional (JOCI).
La situación crítica en que estaba viviendo esta Organización
Internacional desde muchos años acabó suscitando, dentro de la
misma JOCI, una fuerte reacción por parte de muchos movimien-
tos nacionales: ocho de ellos (GIOC de Italia, ZHN de Malta, JOC
France, JOCF France, YCW de Inglaterra, JOC de España (no re-
conocida por la JOCI), JOC de Portugal, VKAJ de Bélgica Flamen-
ca), sabiendo ya que otros Movimientos les seguirán, decidieron
dejar la JOCI y crearon la «Coordinación Internacional de la
JOC» (CIJOC).
Recibimos esta información a principios del mes de Julio y
ahora hemos determinado nuestra postura: sostenemos esta Coor-
dinación Internacional de la JOC y confiamos en ella para la re-
construcción de una JOC fiel a sus intuiciones originarias. Le ha-
cemos llegar la copia de la carta que dirigimos a la JOCI, adjun-
ta, en la que Usted encontrará nuestras reflexiones al respecto.
Lamentamos que a los Movimientos antes mencionados, y a
todos aquellos que coinciden en el mismo punto de vista, no haya
sido posible llegar a una aclaración y lograr un acuerdo mediante
las estructuras de diálogo y confrontación normalmente previstas
para ello dentro de la misma Organización. Por esta razón, consi-
deramos que dicha iniciativa era necesaria y urgente.
La creación de una nueva estructura internacional llevará a
los distintos Movimientos nacionales a discernir y afirmar su pro-
pia postura. Esperamos que juntos, en un próximo futuro, poda-
mos ser testigos de una nueva JOCI dinámica, comprometida en
la causa de los trabajadores, preocupada por proponerles a Jesu-
cristo y su Evangelio, como lo quería su Fundador el cardenal
J. Cardijn.
Compartiendo con Usted esta esperanza, me es grato saludar-
lo atentamente en Cristo.
PAUL J. CORDES
Vicepresidente
Original en francés
1. ALGUNOS HECHOS
3. CONSECUENCIAS O IMPLICACIONES
DE UNA DECISIÓN COMO ÉSTA
El 20 de julio de 1986
Estimados amigos,
Dirigimos nuestros saludos solidarios y sinceros a todos los
Movimientos que luchan por la libertad de los trabajadores y con-
tra la explotación, la pobreza, la discriminación, la violencia y de-
más injusticias que oprimen a la Humanidad.
El motivo de esta carta a todos los M/N es ante todo para
expresar nuestro descontento con el contenido de las cartas en-
viadas por la JOC de Francia en fecha de 4 de abril de 1986, y del
Secretariado Internacional, en fecha de 30 de abril de 1986; por
otra parte, creemos que es nuestro deber como país miembro de
la JOC Internacional estar preocupados por esta situación.
Nos sentimos realmente afligidos por la decisión de la JOC
de Francia, de Italia, de Inglaterra y de Malta de dejar la JOC
Internacional. Huelga insistir sobre la importancia del diálogo para
lograr una solución y la solidaridad, para los que, como nosotros,
trabajamos de modo permanente en la formación de jóvenes tra-
bajadores y deseamos vivir en una sociedad sin clases. Además,
es imposible juzgar hasta qué punto esa división resultará nefasta
para los jóvenes trabajadores y la JOC. ¿Por qué motivo los jó-
venes trabajadores y los militantes, que deben luchar en un con-
texto de explotación, de discriminación y de condiciones inhuma-
nas, han de vivir la división dentro de su propio Movimiento, en
lugar de la esperanza y la solidaridad?
Francia, Italia, Inglaterra y Malta no nos han consultado;
simplemente hemos sido informados de su decisión. Si estamos
de acuerdo en aceptar un hecho consumado por parte de la JOC
de Francia, entonces no hay Solidaridad Internacional ni Organi-
zación Internacional.
Porque ¿no significa la Solidaridad Internacional un proceso
de reflexión y discusión juntos? ¿No se construye la Solidaridad
*; Internacional a través de un proceso de comprensión mutua?
Creemos que Movimientos como el nuestro, que anhela una
solidaridad que venga del fondo de nuestro corazón, merece más
i consideración.
Así pues, el Equipo Nacional de la JOC de Japón propone a
los otros M/N lo siguiente:
ti
KATO NOBUYASU
Presidente Nacional
¿
(ORIGINAL: FRANCÉS)
Juan Luis GENOUD
Casilla de Correos 14,066
Distrito 4
MONTEVIDEO — URUGUAY
El 26 de junio de 1986
Señores,
Vuestra carta de 4 de abril que he podido leer hace sólo diez
días me ha llenado de tristeza e indignación.
Debo mucho a la JOC, primero como asesor de equipos base
en Francia, en Blois, y es el espíritu del Movimiento que me ha
inducido a marcharme a América Latina hace dieciocho años.
Les escribo tanto más libremente cuanto no desempeño ya
ninguna función directa en el Movimiento. Después de asumir la
función de asesor nacional en México, y después de Linz 75, la co-
responsabilidad con las JOC de Venezuela y México de la exten-
sión en Centroamérica, trato vivir hoy en el marco más amplio
de la construcción del Movimiento popular en Uruguay las rique-
zas que la JOC me ha aportado, quedando a su disposición para
servicios ocasionales.
Desde hace dieciocho años, soy testigo de búsquedas, avances,
retrocesos, esfuerzos y sacrificios de muchos jóvenes trabajado-
res y militantes. Para la extensión de la JOC en América, nuestros
pequeños Movimientos han liberado a sus mejores militantes. Son
pequeños Movimientos cuya riqueza ha sido de no encerrarse den-
tro de sus propias fronteras, de situar su acción local en un con-
texto y un análisis global para lograr juntos una acción común
continental y que, debido a ello, les ha revelado a los jóvenes tra-
bajadores la vocación salvadora universal de la clase de los opri-
midos. Cuántos militantes aquí han sacrificado su empleo, su sa-
lud y los pocos medios que tenían para la JOC. La extensión de
la JOC ha costado sangre. Gracias a la JOC, jóvenes han optado
por dar su vida para su pueblo. Y como asesor, no puedo olvidar
a mis compañeros mártires, desde Rodolfo Escamilla, asesinado
en México, hasta Pepe Palacios «desaparecido» en Buenos Aires.
¿Entenderán ustedes que su decisión de dimitir por estar
«preocupados por la extensión» es para mí y para los militantes
de América una decisión totalmente indecente"}
Lo mismo vale para su preocupación «apostólica». No teñe-
mos la misma manera de evangelizar, no estamos hablando cons-
tantemente de Jesucristo y no colocamos una celebración o una
referencia bíblica en cada uno de nuestros encuentros. Pero tene-
mos el desafío de volver a escribir con nuestras propias palabras
la Buena Nueva y de admirar la obra del Espíritu, de captar sus
desafíos en nuestros movimientos de Liberación para siempre ir
más allá.
Ya no seguimos los esquemas de una pastoral a la francesa,
tributaria de una ideología que no pone en cuestión las relacio-
nes de fuerza en el mundo entre dominadores y dominados. Creo
que precisamente es el papel de una JOCI de ser portadora de
ese desafío y cuestionamiento evangélico desde los pobres hacia
los que en los movimientos obreros de los países del Norte que-
dan fácilmente engañados y utilizados por el sistema que nos
oprime. Eso también es apostólico. Es nuestro apostolado. Pero us-
tedes se encierran en su hexágono y en su verdad; y pretendéis
que hagamos aquí la JOC que les conviene a ustedes.
No cabe duda de que las «estructuras actuales de la JOCI»
deben ser transformadas. Pero, en los últimos años, tal y como
era, la JOCI ha permitido que se oyera la voz de los jóvenes tra-
bajadores del Tercer Mundo a todos aquellos que han querido oír-
la y de transmitir otras voces. La experiencia de nuestra JOC con-
tinental, que reúne movimientos de América Latina y del Caribe
en un intercambio con Quebec, con solidaridad, desafíos y una
búsqueda común, es la prueba de que esa JOCI sí desempeña su
papel.
En América, todos los grupos de base han participado en la
elaboración de la Declaración de Principios adoptada en Linz 75.
Seguimos viviéndolo y no es vano creer que la JOC es funda-
mentalmente un movimiento de jóvenes trabajadores, totalmente
dirigido y orientado por los jóvenes trabajadores. Por lo tanto,
rehusamos la constitución de cualquier Comité Central que, como
el de ustedes, se otorga el derecho de tomar decisiones tan gra-
ves en nombre de los jóvenes trabajadores.
Nos escriben ustedes «debido a los vínculos que nos unen».
¿Creen ustedes que haya algún vínculo que pueda unirnos ahora?
No se equivocan al decir que su decisión será mal recibida. Y no
es porque Francia sea un país rico (|vaya eufemismo!), sino por-
que Francia, tal como la vemos, es un instrumento esencial del
imperialismo que nos mata. Y sobre todo, porque la JOC de us-
tedes, al encerrarse en sí misma, no será capaz de verlo, denun-
ciarlo y proponer a los jóvenes trabajadores franceses la opción
de liberación de toda la clase obrera del mundo.
No me gusta su insinuación, que por supuesto niegan, de te-
ner un peso sobre las decisiones de nuestros países. ¿No se dan
cuenta de que la era colonial ya se ha terminado? ¡Qué política
más sucia! Y en cuanto al deseo de ustedes de que esto quede
a nivel confidencial, yo os digo que prefiero la claridad del Evan-
gelio: «Lo que te susurren al oído, ¡pregónalo a voz en grito!»
Y por último, no les puedo transmitir mi amistad. Deseo y es-
pero, eso sí, que antes de la Parusía, volvamos a vernos en la
verdad, hermanos. Ése es también el objetivo de nuestra lucha
aquí.
JEAN LOUIS GENOUD
Estimados amigos,
Lamentamos haber recibido carta vuestra informándonos de
vuestra dimisión de la JOCI.
Nos sorprende también que no deis ninguna razón por reti-
rar vuestra afiliación del Movimiento.
Si bien nos habéis indicado que pronto enviaríais vuestras
razones, hasta la fecha no hemos recibido nada.
De hecho, nos sorprende la decisión de vuestro Consejo Na-
cional, porque apenas hemos recibido cartas vuestras (sólo recuer-
do una sobre INFO) y la última es ya para anunciar vuestra re-
tirada del Movimiento.
Somos conscientes de que estáis estrechamente asociados a la
JOC de Francia, pero no queremos adelantarnos en decir que te-
néis las mismas razones que ellos, dada la falta de información y
porque no ha habido una comunicación como ésta anteriormente.
Reconocemos vuestro derecho a dimitir voluntariamente de la
JOCI. No obstante, nos parece que, por interés para todos, se nos
debería informar sobre las razones por dejar la JOCI.
Esperando vuestra pronta respuesta, os saluda atentamente,
JUANITO PENEQUITO
Presidente Internacional
S
III. «UNA CATERVA DE TEÓLOGOS»
El juego
Éstas han sido las reflexiones que inspira la lectura serena de los
textos conciliares a un cristiano de filas centrado ahora intelectual-
mente en los problemas de la liberación. Nada hay en esos textos que
pueda tomarse como pretexto para el arranque de los movimientos libe-
racionistas que estallan, como sabemos, en la primera estela del Con-
cilio. El cual tampoco menciona expresamente al marxismo (ya vere-
mos por qué; se trata de un punto oscuro del Concilio que conviene
revelar ya), aunque en sus sesiones sí que habló seria y profundamente
de marxismo, por ejemplo en el celebrado discurso del joven obispo
español don José Guerra Campos. Pero las alusiones al ateísmo mili-
tante y gobernante, las condenas al secularismo, las cautelas sobre la
preservación de los valores tradicionales al fomentar la renovación, nos
confirman en el camino emprendido en nuestro primer libro, y nos
facilitan nuevas razones para seguir ese camino y completar nuestra
tarea.
Maestros para el camino: don Marcelo
El profeta de Cuenca
No estamos solos
Daría cualquier cosa por que don Alfonso Guerra, el eximio inte-
lectual del marxismo español contemporáneo, me dijera lo que signi-
fica, de verdad, la rosa prístina; y por qué nomine —le doy la pista—
está en ablativo. Ya que se atreve a fijar etimologías latinas militantes
en la tribuna del Congreso, y por supuesto lamentablemente mal.
IV. EL SOPORTE CULTURAL DE FRANCIA:
LA MANIPULACIÓN DE MARITAIN
Renovación y romanización
El discordato
Los autores del libro que venimos siguiendo resumen este último
período de su gran historia con estas palabras: «Hecatombe, recons-
trucción, prosperidad.» Al estallar la Primera Guerra Mundial, la Gran
Guerra, los católicos de Francia (y de otros países beligerantes) se
muestran patriotas y belicistas; el nacionalismo exacerbado desborda al
sentimiento religioso de hermandad y caridad, como desborda al senti-
miento socialista de hermandad de clase. La Revista del Clero francés
interpreta la guerra como una cruzada de civilización. El presidente
Poincaré lanza la idea de Unión sagrada aceptada por los socialistas y
los católicos; con ello se hunde la Segunda Internacional, que lo había
apostado todo a la causa de la paz; y resurge la Iglesia ante el Estado
en Francia, que hace de la guerra europea una causa total. Entran en
el Gobierno dos socialistas, nueve masones pero de momento ningún
católico «clerical». Muchos sacerdotes van al frente como soldados. Se
movilizan los intelectuales católicos, con Claudel al frente, a las órdenes
de un gran animador de guerra, monseñor Baudrillart. Los obispos
consagran Francia al Corazón de Jesús en 1915, en plena guerra. Desde
1915 Benedicto XV, el Papa de la Paz, se esfuerza inútilmente por re-
ducir el conflicto, que es una verdadera guerra civil de Europa.
Estalla, en 1917, la Revolución soviética, que cambiará en una ge-
neración los destinos del mundo. Todo quedará, en adelante, condicio-
nado por ella. Se difunden desde Francia por todo Occidente los «Pro-
tocolos de los Sabios de Sión» engendro amañado por la Policía zarista
contra el brote revolucionario de 1905, y nueva biblia del integrismo
occidental. Maurras asume esta nueva incitación al antisemitismo. La
guerra aproxima la República francesa a Roma. Desde 1922 rige los
destinos de la Iglesia un nuevo Papa; Achule Ratti, Pío XI. La Maso-
nería se muestra muy activa a través de las izquierdas. En Francia el
general De Castelnau, católico militante, lanza una cruzada antimasónica
y funda la Federación Nacional Católica, con notable éxito. En 1922 se
crea el partido Demócrata Popular en Francia, democristiano, práctica-
mente simultáneo al Partido Social Popular, de la misma tendencia, en
España, aunque más a la derecha que sus homólogos de Francia e Ita-
lia. Su estrella es el joven Georges Bidault, y el PDP francés logra una
Prensa de gran calidad. La Action Frangaise que ha exaltado el patrio-
tismo durante la guerra, sale de ella reforzada, como el frente intelec-
tual de los católicos, que adquiere gran influencia y prestigio. En 1926
Pío XI pone en vigor los decretos suspendidos de Pío X y condena la
Action Frangaise. Gran conmoción en el campo católico: Maritain trata
de mediar inútilmente. La Santa Sede ha decidido la condena por los
artículos anti-vaticanistas de Maurras y de Léon Daudet. Cortada la
conexión con • sus masas católicas, la Action Frangaise entra en deca-
dencia desde 1929; pronto un sector de la derecha monárquica española
buscará inspiración en ella.
Jacques Maritain sale en defensa del Papado en plena crisis de la
Action Frangaise, con su libro Primacía de lo espiritual. El Papa se
muestra satisfecho pero lamenta que esa defensa del Papado no la hu-
bieran asumido los jesuítas. En diciembre de 1927, por ruego del Papa,
y con la colaboración de varios intelectuales católicos (entre ellos al-
gunos jesuítas) Maritain remacha su defensa del Papado en el alegato
Por qué ha hablado Roma. Comentaba el Papa, discretamente: «La Com-
pañía de Jesús no ha cumplido del todo su deber en este asunto» (op. cit.,
II, p. 309). Seguramente se trata de la primera queja pontificia sobre
los jesuítas en el siglo xx.
Surge una nueva generación de grandes intelectuales católicos que
arropa a los veteranos como Sertillanges, Claudel, De Grandmaison
y Blondel. Los jóvenes son Gilson, el filósofo del realismo crítico; el
gran Maritain; Francois Mauriac; Georges Bernanos; Massis y Archam-
bault. Mauriac y Bernanos encabezan una edad de oro de la novela
francesa; Claudel ve reconocido umversalmente su genio poético. Roma
canoniza a Juana de Arco, Margarita María de Alacoque, la vidente del
Corazón de Jesús; Teresa del Niño Jesús y Bernadette de Lourdes.
Cuatro mujeres de Francia llegan a los altares en sólo trece años.
La burguesía de Francia recupera la práctica de la religión. Se re-
vitaliza en la posguerra el apostolado social. Despiertan los movimien-
tos católicos de mujeres y de jóvenes. Tras el innovador ejemplo del
futuro cardenal Cardijn en Bélgica —en 1925 había fundado la Juven-
tud Obrera Católica, JOC— el movimiento se extiende a Francia, y no
a España donde la dictadura de Primo de Rivera ahoga un tanto los
esfuerzos católicos en política general y política social; desaparece el
Partido Social Popular por el mismo apoyo de sus hombres a la dicta-
dura. Y el- general prefiere la colaboración con los socialistas, que con-
sigue, aunque es un arma de dos filos. La JOC francesa recibe el apoyo
inmediato de la poderosa central sindical de origen católico, la CFTC.
En 1929 el cardenal Verdier asume la sede de París. Y Eugenio Pacelli
en 1930 la Secretaría de Estado en el Vaticano. Aquí se detiene por aho-
ra la incomparable Historia que venimos resumiendo, con intercala-
ciones propias sobre problemas de España. En adelante debemos mar-
char solos aunque el período siguiente del catolicismo francés —los
años treinta hasta la actualidad— incide en el terreno de nuestra prin-
cipal especialidad y podemos abordarlo con ciertas garantías de orien-
tación.
Los católicos franceses ante la guerra civil española
El viraje de 1947
1. Destruir la caridad.
2. Poner en tela de juicio la estructura pastoral jerárquica.
3. Negar artículos de doctrina por los que se debiera estar dis-
puesto incluso a dar la vida.
4. Clasificar a todos los que piensan de modo distinto a nosotros
en la categoría de malos o irrecuperables.
5. No parece que puedan admitirse expresiones contestatarias en
la liturgia y por ejemplo en la homilía» (p. 508).
Durante los primeros años del siglo xx permanece como línea do-
minante en la teología evangélica la herencia del siglo xix: que consistía,
como ya sabemos, en el racionalismo, la aplicación del método histórico-
crítico al estudio de la Biblia y la aceptación acomplejada de la secula-
rización inevitable. El impacto de David Federico Strauss mantenía la
necesidad de distinguir entre el núcleo de la revelación y el ropaje mi-
tológico que la envolvía, EL teólogo principal para esta época es Adolfo
Harnack (1851-1930) que en su Manual de Historia de los Dogmas, publi-
cado con gran resonancia, cultiva el más depurado historicismo, asume
todos los nuevos datos arqueológicos y afirma, como tesis principal, que
el helenismo ha desfigurado la verdad cristiana primitiva. Harnack fue
maestro de toda una gran generación teológica protestante; sus investi-
gaciones impulsaron también a la Iglesia católica a organizar y fomentar
con todo rigor los estudios bíblicos, orientales y patrísticos, y gracias a
ellos la ciencia teológica del catolicismo no desmerece hoy de la que desde
el siglo xix se construyó en el protestantismo, lo que ha favorecido, sin
duda, el diálogo ecuménico entre expertos, basado en el mutuo respeto
y reconocimiento.
Desde el mismo impacto de la Vida de Jesús de Strauss, en pleno
siglo xix, arranca la viva contraposición protestante entre el Cristo de
la fe y el Jesús de la Historia, que como el contraste entre el núcleo y el
ropaje de la revelación constituye una constante del pensamiento evan-
gélico de nuestro siglo. Para W. Wrede (1859-1906) los Evangelios no son
más que una interpretación tardía de la comunidad cristiana primordial.
En esta línea de contraposición se inscribe también otra gran personali-
dad del pensamiento y la acción en el protestantismo contemporáneo, el
doctor Albert Schweitzer. Y también, en su primer período, Rudolf Bult-
mann, para quien en esta época los Evangelios carecen de valor biográ-
fico, y son expresiones del sentir colectivo de la primera comunidad cris-
tiana.
El movimiento de Oxford
La superación de Bultmann
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VI. MARXISMO Y CRISTIANISMO: LA OFERTA
MARXISTA Y LA CRÍTICA CRISTIANA
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La nueva oferta marxista a los cristianos
El Lenin de Occidente
La «praxis» es el marxismo
La oferta eurocomunista
PRIMER COMENTARIO:
COMO CONQUISTAR LOS APARATOS DEL ESTADO
(CAPÍTULOS I A III)
(Carrillo en el Congreso,
mañana del 23 de diciembre de 1977.)
SEGUNDO COMENTARIO:
«EL DISCRETO ENCANTO DEL COMUNISMO DEMOCRÁTICO»
(CAPÍTULOS IV-V-VI)
Hay que abrir brecha y lograr una diferenciación real entre los
verdaderos liberales y demócratas y quienes sólo buscan perpetuar
los privilegios. La política de centro y de centro-izquierda en Euro-
pa crea la confusión. El criterio para discernir un verdadero demó-
crata es si acepta o no el derecho de las fuerzas socialistas a gober-
nar y el reconocimiento de los comunistas. Mientras, los partidos
comunistas europeos se distinguen por la crítica a los sistemas so-
cialistas totalitarios. Un régimen democrático debe detener la vio-
lencia política. La huelga nacional es una anticipación del recurso
de sufragio, pero es un recurso excepcional.
El papel del partido y el de la nueva formación política
TERCER COMENTARIO:
EL EVANGELIO DEL EUROCOMUNISMO
Carrillo y la teología
Carrillo y Semprún
El marxismo en la historiografía
«1. En lo teológico:
No puede aceptarse una Teología:
1.1. Que sea desde, en y sobre "la praxis histórica subver-
siva".
1.2. Que absorba a la Teología como "sabiduría" o ciencia,
o saber racional.
1.3. Que deje en un segundo plano a Dios y a su Revelación,
cuya manifestación está en el depósito de la fe como tal.
1.4. Que no tenga en cuenta la Tradición y la confunda con
meras "experiencias".
1.5. Que se fundamente en la experiencia del pueblo como
"matriz" de una nueva "inteligencia de la fe" teniendo
esa experiencia como "lugar teológico" primordial.
1.6. Que no tenga lo suficientemente en cuenta al Magis-
terio.
2. No puede admitirse que no se aclare cuanto al modo de co-
nocer, la diferencia que hay entre el conocer de razón natu-
ral y en conocer por la fe, según el Vaticano I.
2.1. Consecuentemente, no es admisible hablar de la fe hu-
mana sin distinguirla de la "virtud teologal de la fe". Lo
mismo puede afirmarse acerca de las otras dos virtudes
teologales, esperanza y caridad.
2.2. No puede admitirse un modo de hablar que deje la im-
presión de que 1& praxis es "criterio de vtrdad".
Europa
Desde hace varios años me habían llegado noticias cada vez más
insistentes sobre los intentos para establecer una cabeza de puente de
la teología de la liberación en la India. Protagonizaron estos intentos,
como ya había sucedido para la implantación del liberacionismo en Amé-
rica, los jesuítas progresistas que en el subcontinente asiático, gracias
a su generosa aproximación a las religiones y creencias locales, espe-
cialmente al hinduismo, llevan bastantes años situados en las fronte-
ras de la heterodoxia. Mis sospechas, que brotaban de rumores cada
vez más serios, se han confirmado documentalmente hace muy poco
tiempo.
En abril de 1986 la revista Vidyajyoti, editada por la Facultad de
Teología que dirigen los jesuítas en Delhi, publicaba bajo el título Ha-
cia una teología india de la liberación una «Declaración de la Asocia-
ción teológica india» —en la que los jesuítas tienen también un peso
decisivo— con motivo de su 91 reunión anual, celebrada en Poonama-
llee, Madras, del 28 al 31 de diciembre de 1985. Del texto completo en
inglés de dicha Declaración (Statement) que tenemos delante y consta
de 56 puntos, traducimos y transcribimos a continuamos los párrafos
más significativos. Según nuestros informes, parece que el autor o prin-
cipal inspirador de este documento es el padre Samuel Rayan, S. J.,
autor también del comentario a la segunda Instrucción del Vaticano
que citamos después. Esta declaración de la Asociación Teológica India
ofrece un rasgo muy original: mientras en Europa y América los teó-
logos de la liberación tratan ahora, más o menos desde 1984, de disimu-
lar e incluso trivializar su marxismo, los teólogos indios asumen ex-
presamente el marxismo y la ideología marxista como principal fuente
de inspiración y de acción. Repasemos los puntos principales de la
Declaración.
Tras un exordio sobre la opresión en que viven millones de per-
sonas, el punto 2 dice: «Las luchas de liberación y movimientos de li-
bertad se han hecho intensos y universales. Se extienden desde una
nueva conciencia político-social que surge del cuerpo de los pobres...,
hasta revoluciones de gran escala como se han producido en China,
por ejemplo, o en Cuba o en Zimbabwe. Se calcula que en la India
hay unos 2.500 grupos de activistas, la mayoría de los cuales incluyen
en su ideología y su programa la organización del pueblo para la lucha
por la liberación.
Enumera entonces la Declaración las diversas regiones del mundo
donde alienta una teología de la liberación (América, África, Asia —pra-
xis liberadora en Corea del Sur y Filipinas—) y continúa en el número 6
aplicando al sistema indio de clases-castas la necesidad de liberación.
Recuerda en el número 9 que los activistas son llamados, como insul-
to, «misioneros» y «ateos» por los fundamentalistas hindúes y musul-
manes que lanzan a las masas contra ellos. Critica el Documento en el
número 17 a la Iglesia católica de la India por ceñirse a la orientación
institucional, y tender solamente, según pautas tradicionales, al creci-
miento numérico e institucional con descuido de la misión transforma-
dora que ordenó Cristo. En el número 21 se dice: «La Iglesia debe li-
berarse de la mentalidad grecorromana y establecer una igualdad com-
pleta de los Ritos.» En el número 24 se afirma que el mayor obstáculo
para que la Iglesia cumpla misión es el temor al marxismo impuesto
por las «secciones dominantes». La Teología debe ser praxis: «Una au-
téntica teología india de la liberación sólo puede surgir cuando quienes
enseñan Teología y los encargados de formar a los futuros sacerdotes
participen y apoyen tales luchas» (número 27). En el número 28 se pro-
pone la creación de grupos de «acción comunitaria de base» en solida-
ridad con los oprimidos.
La parte tercera de la Declaración se dedica a la búsqueda de
una ideología en que se puedan encuadrar las luchas de la liberación
impulsadas desde la Iglesia. Las ideologías son dos: una prioritaria,
que es el marxismo; otra, que se presenta como secundaria y comple-
mentaria, que es la de Gandhi.
A la recepción del marxismo se dedican los números 30 a 35 de la
Declaración.
30. «Entre las ideologías que han tratado de llenar esta función
liberadora en el mundo, la más poderosa es quizás el marxismo.» Se
define el marxismo como la ideología que hoy conforma el destino real
de millones de hombres y constituye la esperanza de muchos más fue-
ra de los países socialistas (número 31). Después de este detonante aser-
to, en que para nada se indica la necesidad de liberación dentro de los
países socialistas, la declaración exalta las virtualidades liberadoras
del marxismo, que «proporcionan una comprensión científica de los
mecanismos de opresión, en los niveles mundial, nacional y local; ofre-
ce la visión de un nuevo mundo que debe ser construido como una so-
ciedad socialista, primer paso hacia una sociedad sin clases, donde la
fraternidad genuina pueda ser esperanzadamente posible, y por la cual
merece la pena sacrificarlo todo».
Reconoce la justeza de la explicación ofrecida por Marx para esta
situación alienada del mundo; y afirma que el análisis de Marx «ha
contribuido al entendimiento de la cultura y la religión» (número 32).
En el número 33 se afirma: «El marxismo ofrece una visión mundial
donde el hombre, colectivamente y en la historia, recupera su esencia
mediante el trabajo y se mueve hacia una mayor plenitud en relación
de fraternidad con los demás. Por esta visión, un teólogo debe abrirse
a ella y preguntarse si los instrumentos de análisis social ofrecidos
por Marx le resultan o no útiles.»
Aunque en la práctica el marxismo no ha cumplido con la alta mi-
sión que ofrece, la conclusión no ha de ser rechazarle sino colaborar
con él desde el cristianismo para que tanto marxistas como cristianos
mejoren sus capacidades de liberación (número 35).
Después de aceptar el método liberador propuesto por Gandhi
(como una especie de brindis a la galería), la Declaración concluye en
el número 45 que una vez rechazado inapelablemente el capitalismo
como fuente de todos los males, «necesitamos una versión india de
socialismo que tome elementos de Marx, de Gandhi y otros sistemas
indios».
Las luchas de liberación y la propia participación del teólogo en
ellas forman un auténtico locus theologicus (número 48). El marxismo
complementado con el gandhismo son importantes, pero sólo si se com-
binan en la praxis liberadora (número 50).
El lector no habrá salido aún de su asombro; los ejemplos pro-
puestos por los teólogos de la liberación para la India —Cuba y China
entre ellos— parecen no dejar otra capacidad de opción que la revo-
lución marxista soviética o la revolución marxista maoísta.
No debe extrañarnos que el mismo inspirador de esta Declaración,
el jesuíta liberacionista Samuel A. Rayan, publique poco después con
su firma en la revista Jeevadhara núm. 16 (1986, pp. 228 y ss.) un lar-
go artículo acerca de la segunda Instrucción de Roma sobre la teología
de la liberación, Libertatis conscientia. Nunca se había presentado en
el mundo un intento de tergiversación y enmascaramiento tan desca-
rado. El autor multiplica las críticas contra la primera Instrucción,
que no proviene para él de la Santa Sede sino de «el tipo de ortodoxia
grecorromana de los autores». Recuerda que la Conferencia de Religio-
sos de la India, celebrada en enero de 1986, asumió expresamente la
teología de la liberación y aceptó participar en la lucha de las masas
por su liberación en nombre del Espíritu; y luego se vuelve sobre la
segunda Instrucción, a la que con datos falseados y manipulados quie-
re presentar como «una victoria de los liberacionistas» e incluso «una
conversión de Roma». La descripción del Sínodo de 1985, con preten-
siones de convertirlo en parte de esa victoria cuando fue una descali-
ficación abrumadora del liberacionismo, resulta cómica, aunque tal vez
en la India alguien se creyera, por la distancia, semejante tergiversa-
ción. Todo el comentario rebosa nacionalismo elemental y rebeldía
contra la Santa Sede, como si el factor local se interpretara como fuen-
te de magisterio y de revelación.
Pero esas descalificaciones, que resultan evidentes, no deben impe-
dirnos reconocer la profundidad y amplitud del peligro liberacionista
en la India. Como en Iberoamérica, los liberacionistas indios incorpo-
ran toda la panoplia del localismo agresivo y reivindicativo para co-
rroborar su independencia respecto de la disciplina eclesiástica. Como
en Iberoamérica, no pretenden marcharse de la Iglesia grecorromana
sino seguir dentro de ella, por motivos que algunos directores de es-
trategia conocen perfectamente. La lejanía espiritual y cultural de la
India en comparación con la proximidad íntima de América nos impre-
sionan menos, pero no deberían afectarnos menos. La división lace-
rante de la Iglesia católica en el subcontinente sudasiático, donde vive
una porción tan considerable de la Humanidad, es una nueva tragedia
de nuestro tiempo. Y una nueva y enorme responsabilidad histórica
de la Compañía de Jesús, cuyos dirigentes progresistas han preferido
subirse a la cresta de la ola en vez de dominarla y encauzarla al ser-
vicio del Papa.
La radicalización socio-política
!i
Las actuaciones personales de algunos obispos
Si ETA nació entre las aulas de Deusto y los antiguos valles car-
listas de Vizcaya y Guipúzcoa, la componente vasco-separatista de la
teología de la liberación, que acabamos de ver cómo rebrotaba en Do-
nostia, sigue conservando muy vivo su centro logístico vizcaíno. Ya en
1985 la oración leída en las parroquias de Bilbao ante una Asamblea
Diocesana decía así: «Para que no seamos como algunos que se limi-
tan a hacer como dice el Papa, roguemos al Señor.» Poco después, el
19 de octubre de 1985, el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco re-
gistraba la despedida de dos misioneros vizcaínos que marchaban hacia
Ecuador, para un compromiso de tres años. El delegado provincial de
Misiones Diocesanas Vascas, Mikel Urresti, explicaba los objetivos:
«Hubo una etapa muy religiosa de evangelización, a la que sucedió
otra de honda formación humana y posteriormente la actual, basada
en la liberación. La liberación no sólo del orgullo y del pecado, sino
de las estructuras que impiden que el hombre sea hombre.» Uno de los
misioneros, Julio Cuadra, tiene 25 años y hasta entonces trabajaba
como profesor en una ikastola. Declaraba: «Yo creo que hay algo de
revolucionario en esta decisión, en escoger la opción de los pobres, una
opción política.»
Los dos misioneros comulgan en la teología de la liberación, y. se
disponen a «un trabajo en equipo con las comunidades de base y" las
cooperativas, dentro siempre de la teología de la liberación, y de acuer-
do con una Iglesia popular y progresista. La teología de la liberación
va a propiciar que dentro de unos años se dé el efecto contrario al
constatado hasta ahora. Si Europa venía evangelizando a Latinoamé-
rica, será Latinoamérica quien dentro de no mucho evangelice al Viejo
Continente».
Eso es lo que acaba de decir en La Rábida (mayo 1987) el estra-
tega vasco-separatista del liberacionismo centroamericano, Ignacio Ella-
curía, S. J. —un salvadoreño de Portugalete—, quien en el misino dia-
rio, el 29 de noviembre de 1986 (p. 20) se mostraba mucho menos cauto
que en otras incursiones por la retaguardia española. En una conver-
sación mantenida en Madrid con la corresponsal del periódico bil-
baíno, Teresa Doueil, se ufana del trabajo liberacionista de varios vas-
cos en San Salvador y aplica la teología de la liberación a los proble-
mas vascos: «Creo que la teología de la liberación, debidamente reela-
borada, podría enfrentarse a algunos problemas básicos de la iden-
tidad vasca y de su desarrollo histórico.» Confiesa modestamente que
«nosotros estamos muy concentrados en las tareas de El Salvador,
pero lo que hacemos resulta que tiene un cierto alcance universal, re-
lativo e histórico». Cree que algunos de los documentos de los obispos
vascos son aceptables, pero le saben a poco: «No se puede ser cris-
tiano sin ser radical.» Y comete una agresión directa contra la demo-
cracia, a la que acusa, en España, de ser nada menos que terrorismo
institucionalizado. En fin, la degradación de la Iglesia vasca se puso
desnudamente de manifiesto en la Asamblea Diocesana de Bilbao,
abierta el 21 de enero de 1987 con el eslogan Evangelio para gente mo-
derna y una propuesta en que se puede leer: «El hombre moderno pa-
rece no necesitar de Dios. Ya era hora. Porque Dios nunca debió ser
el remedio de nuestras angustias. Ni la explicación racional del universo
existente. Ni el dictador de una ley que se nos impone desde fuera.»
Entre las propuestas figuraba la práctica abolición del matrimonio «se-
gún la figura humana de la pareja anterior a consideraciones sobre el
matrimonio», es decir, vivan la homosexualidad consagrada y el amor
libre. Y se preguntaba si «siempre y en todo caso habrá de exigirse
a los cristianos la celebración del matrimonio canónico o si por el con-
trario se les debe impulsar a todos a elegir el matrimonio civil».
La Iglesia separatista de Bilbao, por lo tanto, envía misioneros a
América para predicar la revolución. ETA y la teología de la liberación
cierran así su ciclo histórico entre América y Euzkadi.
Monseñor Cirarda y su provincia eclesiástica separatista
Documentos colectivos
Dificultades y esperanzas
Comunicación
/. Introducción
í
a-
kos escándalos del VI Congreso de Teología en Madrid
*
i
r A mediados de setiembre de 1986 estallaba en Madrid un escán-
dalo teológico. Un año antes, como ya recogimos en nuestro primer
libro, los teólogos liberacionistas de la Asociación Juan XXIII habían
tratado de reventar el Congreso de Evangelización de la Iglesia insti-
tucional española, sin advertir que ese triste congreso hacía aguas por
sí mismo; pero el diario católico Ya y algunos comentaristas compla-
cientes trataron de quitar hierro a la contraposición y elogiaron como
profundamente cristiano al encuentro rebelde. No sucedió lo mismo en
1986. El descaro y el desafío de los liberacionistas resultó ahora tan
detonante que la Conferencia Episcopal española se vio obligada a in-
tervenir duramente; los rebeldes replicaron en tono todavía más duro
y por primera vez en España, desde las controversias de auxiliis en el
barroco, la controversia teológica saltó a la calle, y a un medio que
no existía en el barroco: las pantallas de la televisión, que se llenaron
de invectivas teológicas sin que realmente las gentes supieran mucho
de qué iba el asunto.
»1. Eran 209 los modi que pedían una condenación formal y expre-
sa del comunismo.
»2. La petición escrita que sobre el mismo tema se había remitido
anteriormente, iba firmada por 332 padres. (Se recordará que la cifra
indicada por los que habían tomado la iniciativa de esta gestión era
de 450.)
»3. Debido a un contratiempo involuntario, esta petición, que ha-
bía sido entregada a su debido tiempo, no fue sometida a examen de los
miembros de la comisión.»
Para la estategia soviética era una pieza clave en los años sesenta el
montaje del movimiento PAX, que lograron durante el Concilio en com-
binación con la red cristiano-marxista IDO-C pronto extendida a todo
el mundo católico, como expusimos detalladamente en nuestro primer
libro. Pero el montaje del sistema PAX-IDO-C no hubiera sido posible
con la envergadura que adquirió inmediatamente si el Concilio hubiese
mantenido la tradicional condena de la Iglesia contra el comunismo.
Una investigadora especialmente bien informada, Laurene K. Con-
ner, ha escrito varias veces en la revista católica de la Fundación Wan-
derer, en los Estados Unidos, sobre las derivaciones del pacifismo es-
tratégico a partir del IDO-C, el movimiento PAX y sus movimientos
paralelos dentro de la Iglesia católica entre los que destaca Pax Christi.
Por ejemplo, en el interesante trabajo Pax Christi, the spider web pu-
blicado por la «Wanderer Forum Foundation» en 1986. Es el mejor es-
tudio que conozco sobre la evolución reciente del movimiento Pax Christi
en los Estados Unidos, dirigido por el obispo Gumbleton, que ha marca-
do con enorme eficacia a la Conferencia Episcopal norteamericana. El
3 de mayo de 1983 la Conferencia aprobó un documento sobre la guerra y
la paz en el que después de duras discusiones que repercutieron en
todo el mundo se aceptaba la estrategia de disuasión condicionada es-
trictamente por motivos morales. Desde ese mismo momento Pax Chris-
ti se puso a la tarea de bloquear esa para ellos intolerable concesión,
y logró en buena parte sus objetivos cuando al designarse una famosa
pastoral de 1983, cuatro de sus miembros mantenían contactos favora-
bles con Pax Christi, frente a uno solo que se mostraba plenamente
independiente de la organización. La señora Conner demuestra que otras
declaraciones episcopales como la alemana y la francesa tienen expre-
samente en cuenta la capacidad de chantaje y la esencial incidencia de
la ideología marxista-leninista de dominio mundial en la estrategia so-
viética; pero los obispos de Norteamérica se han mostrado insensibles
ante tales realidades. En un documento de 1985, Pax Christi norteame-
ricana insiste en que no puede haber ya motivos morales para la estra-
tegia de disuasión. Y se opone cerradamente a la Iniciativa de Defensa
Estratégica, como un eco de la insistente propaganda soviética que ya
conocemos. El obispo Gumbleton, presidente y alma de Pax Christi en
los Estados Unidos, defiende de forma cínica, con los ojos vendados, el
régimen sandinista, del que niega ese marxismo-leninismo que los pro-
pios sandinistas reconocen, como nos hemos hartado de demostrar en
el primer libro. El Centro Quijote, nacido de un tronco jesuítico, apoya
también con descaro a los sandinistas.
Hay que respetar la aceptación por el Papa polaco Juan Pablo II
de una continuación, ahora ya institucional, del diálogo entre católicos
y marxistas a nivel alto; porque no sabemos que el Papa haya fomen-
tado el diálogo indiscriminado de base que alentó Juan XXIII y que
produjo verdaderos estragos en la Iglesia. En octubre de 1986 se cele-
braron en Budapest diálogos cristiano-marxistas sobre «Sociedad y valo-
res éticos» organizados directamente por el Vaticano en un país del
Este, por primera vez (cfr., Vida Nueva, 1552, 25 de octubre de 1986,
página 2099, y El País, 11 de octubre). Después del primer encuentro,
celebrado en Yugoslavia (1984) con mucha menos resonancia. El clima
fue cordial y el diálogo, según los testigos, fecundo. El cardenal Lekay,
recientemente fallecido, había sabido negociar acertadamente con el ré-
gimen comunista de Hungría. En el coloquio se centraron las exposi-
ciones y debates sobre temas humanistas y laborales, sin incidir en la
trascendencia y la alienación; aunque algún marxista se empeñó en co-
lar sesgadamente el problema de la paz. La delegación soviética en Bu-
dapest, presidida por el director del Instituto para el Ateísmo Cientí-
fico (que es una contradicción in terminis) actuó como comisario polí-
tico en la reunión. Para el siguiente encuentro, aún sin determinar, se
propuso, entre otros temas, la muerte de Dios, que seguramente no
aceptará jamás el Vaticano, aunque nadie recuerde en Roma que en
el viejo Ateneo de Madrid ya se puso a debate y votación la existencia
de Dios, con empate final, decidido en sentido negativo por el voto
presidencial de calidad, pobre hombre.
A Fidel Castro,
hermano mayor, compañero primero,
Patriarca ya de la Patria Grande.
Luis ARIZMENDI, S. J.
La Internacional Socialista descalifica totalitariamente
a uno de sus hombres por decir la verdad: el caso Kriele
Objetivo México
La Revolución de 1910
De Calles a Cárdenas
Echeverría y la corrupción
El hundimiento nacional
TODOS LOS
HERMANOS
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COADJUNTORES
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DISMINUCIÓN DE
LA COMPAÑÍA:
NÚMEROS NEGATIVOS
En los párrafos siguientes analizaremos más de cerca este gráfico,
que ya resulta suficientemente expresivo en cuanto a la tendencia de
caída; pero que en sus tramos finales resulta claramente manipulado
como vamos a explicar, y tal vez por ello ofrece (en el dibujo número
cuatro) una aparente contención de la caída en los últimos años, lo
que por desgracia no es, como veremos, más que un espejismo.
PROVINCIAS
1967 12 8 4
1968 11 8 3
1969 1 1 0
1970 2 2 0
1971 4 2 2
1972 0
1973 1 0 1
1974 2 1 1
1975 3 3 0
1976 2 2 0
1977 7 3 4
TOTAL 45 30 15
WALTER L. FARRELL, S. J.
Presidente
Diálogos de carmelitas
Documento n.° 2
Querido amigo:
La «Enseñanza o Educación Liberadora» de Pablo Freiré ha
sido recientemente calificada de atea y comunista y denunciada
por la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñan-
za) y por las diócesis de Sigüenza y Primada de Toledo, en las cua-
les se ha prohibido su divulgación. El propio arzobispo de Ma-
drid-Alcalá ha suscrito tan grave declaración.
La organización encargada de la difusión de dicha Educación
Liberadora se llama INODEP (Instituto Ecuménico al Servicio del
Desarrollo de los Pueblos), creada y presidida por Pablo Freiré
con sede en Ginebra y delegaciones en París, Bruselas y otras
muchas capitales europeas.
El importante documento que se adjunta, distribuido por la
Dirección del Colegio de Nuestra Señora del Pilar entre los re-
ligiosos y el profesorado, demuestra categóricamente la influen-
cia de esta organización internacional dentro de la Compañía de
María (marianistas).
Dada la trascendencia de este hecho que amenaza la integri-
dad católica de la educación que se imparte en nuestro colegio,
con el que todos estamos tan vinculados, me ha parecido inexcu-
sable ponerlo en tu conocimiento.
Te envía un abrazo muy cordial,
LA DIRECCIÓN
Documento n.° 5
Excmo. Sr.
D. José García Hernández
Vicepresidente Primero del Gobierno y
Ministro de la Gobernación
MADRID
Documento n.° J3
Documento n.° 14
Los abajo firmantes, todos antiguos alumnos de colegios ma-
rianistas, ante la frecuencia con que el nombre de los colegios ma-
yores Chaminade vienen apareciendo en la prensa diaria, involu-
crados en actividades políticas de carácter marxista —con el con-
siguiente escándalo— y no sólo por obra de sus alumnos sino de
algunos de sus religiosos y sacerdotes, se ven en la dolorosa obli-
gación de repudiar públicamente estas actividades, totalmente
contrarias al espíritu y a la obra del padre Chaminade, fundador
de la Compañía de María, a la que deben los suscritos sus firmes
convicciones religiosas y su inquebrantable espíritu de lucha con-
tra él materialismo ateo.
Al tiempo que hacen esta declaración, quieren por medio del
presente escrito, hacer llegar a las altas Jerarquías de la Compa-
ñía de María —insólitamente pasivas ante las actividades mencio-
nadas— el ruego de que se cambie la denominación de sus cole-
gios mayores para preservar al menos el venerado nombre de su
santo fundador, padre Guillermo José Chaminade, de la irrespon-
sable conducta de quienes no merecen contarse entre sus hijos y
pretenden convertirlo en tapadera de contestación marxista y de
subversión política y religiosa.
Madrid, junio de 1976
En marzo de 1976 se celebraba en el colegio Chaminade de Cádiz
una reunión de profesores y maestros de tendencia socialista ante la
que disertó Felipe González (documento 15) y se formó una coordina-
dora socialista de ámbito nacional. El resto de los documentos de este
dossier, muy interesantes, no caben en este resumen, donde sólo hemos
querido marcar los hitos de un proyecto liberador en el colegio del
Pilar, frustrado en buena parte por la decidida oposición de un grupo
de antiguos alumnos que han asumido en Madrid la misma actitud que
la comunidad de Chaminade-Mineola en los Estados Unidos. En alguno
de esos documentos que no podemos incluir por razones de espacio se
comunica la promoción de comunidades de base poco claras en sus
fines, y cursos organizados por AFS (julio de 1974) dentro de un pro-
grama de verano sobre educación liberadora de Pablo Freiré (docu-
mentos cero y 20).
Aumento Descenso
Año Primeras profesiones Dimisiones Muertes Diferencia
POR TODO ESTO, HOY PODEMOS DECIR SIN TEMOR A EQUIVOCARNOS QUE
D. ANTONIO ES UN HONRADO EXPLOTADOR MIENTRAS QUE QUICO
ES VÍCTIMA