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El Ciclo
El Ciclo
Los seres humanos venimos al mundo con una serie de necesidades y deseos. El
proceso que sucede desde que nos damos cuenta de que surge la necesidad en nuestro
organismo hasta que la satisfacemos, bloqueamos o reprimimos, sigue unas fases que se
engloban en el concepto de ciclo según la Gestalt y que vamos a explorar a lo largo de
este artículo.
La terapia Gestalt fue creada por Fritz Perls alrededor de 1950, tras tomar contacto
con la Escuela de la Psicología de la Gestalt de Frankfurt (en la que destacan autores
como Köhler, Wertheimer y Kurt Lewin), en la que se defendió que toda percepción
sensorial es fruto de la interacción que tiene lugar entre los estímulos presentes en el
medio y la configuración significativa (Gestalt) que de ellos se hace en un momento
dado. Según esta teoría, no percibimos la totalidad caótica de estímulos presentes (el
fondo), sino que destacamos aquello que en cada momento o situación nos resulta
significativo (la figura).
Perls sentó las bases de su enfoque humanista transpersonal sobre la idea de que cada
persona configura la realidad como un conjunto significativo, una totalidad o
Gestalt. Concluyó que toda Gestalt es dinámica: procede de una necesidad y tiende a
completarse mediante su satisfacción. De esta forma nos encontramos continuamente
en un proceso cíclico de identificación y satisfacción de nuestras necesidades
(fisiológicas, psicológicas y sociales), con el fin de encontrar el equilibrio o
autorregulación organísmica. Cuando no logramos alcanzar la satisfacción o
mantenemos asuntos inconclusos nuestro sistema se sobrecarga y la Gestalt necesita ser
completada posteriormente a través de situaciones repetitivas o compulsiones.
Se ha establecido que cada una de estas resistencias corresponde a una fase concreta del
ciclo de las necesidades, aunque esto no resulta exactamente así. Sin embargo vamos a
ceñirnos a esta clasificación creada por Joseph Zinker dentro de la corriente gestáltica,
llamada el Ciclo de la Experiencia, por cuestiones prácticas, de forma que nos permita
comprender más fácilmente su funcionamiento.
1. Partiendo de una situación de reposo, de un descanso reparatorio, nos encontramos
satisfechos porque hemos cerrado un ciclo anterior (“estoy tranquilamente descansando
en el sofá”).
Esta primera fase puede ser interrumpida por la desensibilización: no me entero de qué
necesito porque estoy desensibilizado de mí mismo. Nuestros sentidos están cerrados a
lo que ocurre, si sintiéramos algún dolor este tendría que ser muy fuerte para llegar a
prestarle atención. En lo emocional no encontramos palabras para nombrar lo que
sentimos. No nos permitimos el reposo y comenzamos a postergarlo pensando en
aquello que tenemos que hacer.
En este caso la resistencia sería la deflexión, a la que nos acercamos prevenir más que
para satisfacer, enfriando el contacto. Es una conducta de evitación, como podría ser el
dar un rodeo cuando me hacen una pregunta personal, para sentirme tranquilo ante un
posible ataque a mi intimidad.
Esta resistencia puede darse por muchas razones: sentimiento de culpa a vivir cosas
agradables, menospreciar lo que realmente nos importa porque implicaría grandes
cambios en la vida…
8. La última etapa del ciclo es la retirada. Tras haber satisfecho la necesidad volvemos
al estado de reposo hasta que emerge una nueva sensación.