Está en la página 1de 3

En el siglo I aparece una religión destinada a tener una influencia extraordinaria en el futuro: el

cristianismo, una doctrina de salvación, "fundada por Jesucristo, hijo de Dios, enviado por Dios
Padre como Mesías, para salvar a los hombres según habían anunciado los profetas hebreos".

La religión cristiana se caracterizaba por su monoteísmo trascendente (la creencia en la existencia


de un solo Dios, omnipotente y creador), idea procedente del judaísmo.

Los pensadores cristianos adoptaron también muchas ideas del pensamiento griego. Así por
ejemplo, de Aristóteles tomaron una serie de conceptos filosóficos, como los de sustancia, causa y
materia. La moral estoica aportó también valiosos elementos a la ética cristiana. El platonismo,
con su desprecio del mundo sensible, su creencia en la inmortalidad del alma humana y la
afirmación de la existencia de un mundo celestial, prefiguraba el cristianismo. La filosofía cristiana
puede dividirse en dos grandes épocas: la patrística , filosofía de los Padres de la Iglesia, y la
escolástica, filosofía de las escuelas cristianas.

La Patrística.

La mayoría de los temas que se ocupa la patrística tiene carácter teológico, pero algunos interesan
también a la filosofía. El esfuerzo de reflexión de los Padres estuvo motivado principalmente por la
necesidad de fijar el dogma por la lucha contara la herejía, en especial, y en sus orígenes, contra el
gnosticismo.

En su controversia contra las nacientes herejías, el Concilio de Nicea establecio las verdades de la
religión cristiana en forma de dogmas indiscutibles. A partir de entonces, la especulación de los
Padres fue limitada, ya que no podían enfrentarse a ninguno de los dogmas y verdades
oficialmente decretadas, so pena de excomunión. Todo ello impuso la definición de la filosofía
como ancilla theologiae, es decir como esclava de la filosofía de Dios, como sierva de la teología.

San Agustín de Hipona (354-430).

La filosofía agustiniana parte de la creencia de la existencia indudable de un yo filosofante. No se


puede ser un escéptico consecuente, no se puede dudar de todo, pues para dudar siempre hay
que presuponer que existe un sujeto de duda. En la duda y el error alla san Agustín la seguridad de
la propia existencia. Aún en la duda de equivocarse, no falta la certeza de la autoconciencia (si
enin fallor, sum: si me engaño, existo).

Agustín de Hipona fue uno de los fundadores de la disciplina filosófica que en la actualidad
conocemos como filosofía de la historia. Escribió La ciudad de Dios en donde su idea fundamental
es que la historia tiene un "sentido" lineal, se dirige hacia una meta, señalada por la providencia
divina. Los pueblos pueden rebelarse contra el destino impuesto y conformar una "ciudad
terrena", pero pueden también acatar la ley histórica que les señala Dios y constituir así la "ciudad
divina".

La ciudad terrena aspira a una paz que coincide con el bienestar corporal. La ciudad celestial
aspira, en cambio, a una paz eterna que se obtiene después de la muerte. Estos dos esquemas
intuitivos (ciudad terrena y ciudad divina) sirvieron a San Agustín para señalar la oposición política
entre el Estado y la Iglesia.

La Filosofía Medieval: la Escolástica.

Por escolástica se entiende comunmente la producción filosófica, teológica y científica de la Edad


Media. Es importante no confundir la escolástica con la filosofía medieval, ya que ésta contiene
muchos elementos (por ejemplo, místicos) que no pueden identificarse simplemente con la
filosofía escolástica. Esto no supone que no existan autores en los que se observan "tendencias
místicas" y "tendencias escolásticas", sólo que unas no se reducen a las otras. La escolástica debe
su existencia al hecho de que, entre los siglos VI y XIV, la elaboración de la cultura se llevó a cabo
fundamentalmente en las instituciones esclesiásticas, en especial en escuelas conventuales,
catedralicias y palatinas, de las que surgieron las primeras universidades. En aquellas escuelas se
enseñaron las siete artes liberales: el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium
(aritmética, música, astronomía y geometría).

Santo Tomás de Aquino (1224-1274).

Aunque la obra tomista no es excesivamente original, significa un esfuerzo extraordinario de


sistematización del saber que hasta entonces permanecía disperso.

Su obra La Summa Teológica (inconclusa por su fallecimiento) contiene como principales temas:
Dios (su existencia, su naturaleza y sus atributos); la creación del mundo; el hombre y su alma; el
gobierno y el orden divino o providencial. El tema central del pensamiento tomista es el de la
relación entre razón y fé, el gran tema del pensamiento medieval, y que Santo Tomás resolvió de
modo ecléctico.

La Crisis de la Escolástica.

Se utiliza el término "crisis" para caracterizar la filosofía de un período histórico concreto


(especialmemte en el siglo XIV), entendiendo por crisis tanto la crítica a las bases de la filosofía
anterior como aquel estado en que una situación determinada cede y da lugar a una situación
distinta.

En concreto, y por lo que se refiere a la filosofía, el siglo XIV representará el derrumbamiento del
las grandes síntesis filosóficos cristianas elaboradas mayoriatriamente sobre bases griegas, así
como el nacimiento de ideas que apuntan hacia una nueva etapa del pensamiento.

La obra de Santo Tomás, la más perfecta síntesis de la tradición filosófica medieval, provocó
reacciones de signos diversos: rechazada desde una perspectiva tradicional que se negaba a
cualquier tipo de innovación, también lo fue desde una perspectiva más progresista, convencida
de que el tomismo no se adecuaba bien a la realidad histórica que comenzaba a gestarse.

Duns Escoto (1266-1308).


Para el "Doctor Sutil" la teología no es una ciencia, sino un saber más, un saber puro y no
simplemente racional. Duns Escoto reaccionó contra el tomismo, promoviendo la libertad de la
voluntad humana y afirmando su primacía sobre la inteligencia, así como el intuicionismo, esto es,
la posibilidad de un conocimiento directo opuesto al método de Aristóteles y Santo Tomás.

Guillermo de Occam (1290-1349).

Occam creyó que el método adecuado para acceder a lo singular era la intuición directa. Siguiendo
la línea iniciada por Duns Escoto afirmó que el entendimiento tiene un conocimiento directo,
intuitivo, de las realidades individuales, y estableció una distinción absoluta entre filosofía y
teología, dos materias que consideraba diferentes y sin relación entre sí. Afirmó también que
ninguna verdad de la fé religiosa puede ser demostrada, y que, por tanto, el hombre es libre de
aceptarla o rechazarla.

Desde un punto de vista político y social, defendió el poder civil contra el poder espiritual y exigió
una reconducción en el ejercicio de las funciones propias de la Iglesia.

Aunque Occam no contribuyó personalmente al progreso de la ciencia, sus ideas impulsaron


definitivamente la investigación empírica.

También podría gustarte