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UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE CHIAPAS

ESTRUCTURA Y PROPIEDADES DE LOS MATERIALES

TIPOS DE ENLACES QUÍMICOS


Y ESTRUCTURAS CRISTALINAS

- Investigación 1 -

MC. Luis Alberto Morales Alias

Integrantes:

- Coronel Alfaro Itzel Ayesha


- Gamboa Genovez Luis Gerardo
- Tevera Ruiz Alejandro

Ingeniería Mecatrónica
Cuatrimestre 4 Grupo B
Septiembre 2018
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ÍNDICE

 INTRODUCCIÓN 3

 ENLACES COVALENTES 4

 ENLACES IÓNICOS 6

 Enlace iónico general

 Fuerzas intertónicas para un par de iones

 Energías intertónicas para un par de iones

 Disposición de los iones en los sólidos iónicos

 Disposición geométrica de los iones en un sólido iónico

 Neutralidad eléctrica de los sólidos iónicos

 Energías de enlace de sólidos iónicos

 ENLACES METÁLICOS 14

 Enlace mixto metálico-iónico

 ESTRUCTURAS CRISTALINAS 19

 ESTRUCTURA

 CELDA UNITARIA

 TIPOS

- SEGÚN SU SISTEMA CRISTALINO

- SEGÚN SU NATURALEZA QUÍMICA

 CONCLUSIÓN 25

 BIBLIOGRAFÍA 26
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INTRODUCCIÓN

Las propiedades de un material y el comportamiento que éste tendrá al ser sometido a diferentes
técnicas o procesos dependen básicamente de su constitución o estructura interna. La composición
o constitución de la materia comprende las partículas elementales, átomos y moléculas, así como
la manera en que éstos se unen (enlaces).

El átomo es la unidad elemental básica de la materia que puede experimentar un cambio


químico, y está constituido por las partículas elementales. El átomo constituye dos partes
diferenciadas.

• El núcleo de carga positiva, constituida por las partículas elementales, protones (+) y neutrones
(neutros). Prácticamente, toda la masa del átomo se concentra en el núcleo.

• La corteza constituida por las partículas elementales electrones que la dota de carga negativa. La
corteza rodea al núcleo. Se considera exenta de masa.

La carga eléctrica negativa de la corteza neutraliza a aquella positiva del núcleo y se dice
que el átomo es eléctricamente neutro. Es precisamente el número de electrones de un átomo lo que
define su número atómico (Z) y la estructura electrónica de la corteza define las propiedades
químicas, esencialmente los electrones del nivel más externo.

La suma del número de protones (Z) y el de neutrones que se encuentran en el núcleo define
el llamado número másico (A). Cómo antes se explicó, es la configuración o distribución de los
electrones de la última capa los que determinan las propiedades químicas de los átomos. Los
electrones de este nivel se llaman electrones de valencia y forman parte del enlace químico.

De esta forma, aquellos átomos que tienden a aceptar electrones en las reacciones químicas
se llaman electronegativos y tienen carácter no metálico. En cambio, aquellos que tienden a ceder
electrones en las reacciones químicas se llaman electropositivos y tienen carácter metálico.

La estructura física de los sólidos es consecuencia de la disposición de los átomos,


moléculas o iones en el espacio, así como de las fuerzas de interconexión de las partículas. La
estructura cristalina es una de ellas, la cual se encuentra en metales, las aleaciones y determinados
materiales cerámicos.
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ENLACES COVALENTES

Los enlaces más fuertes que están presentes en los compuestos bioquímicos son los enlaces
covalentes, tales como los que mantienen unidos a los átomos de las bases individuales. Un
enlace covalente consiste en un par de electrones que se comparten entre átomos adyacentes.
Un típico enlace covalente carbono – carbono (C-C) tiene una longitud de 1.54 𝐴̅ y una
energía de enlace de 356 kJ 𝑚𝑜𝑙 −1 (85 kcal 𝑚𝑜𝑙 −1 ).

“Las distancias y las longitudes de enlace se suelen medir en angstroms (𝐴̅):


1 𝐴̅ = 10−10m = 10−8cm = 0,1 nm”

Dado que esta energía es relativamente alta, se debe gasta una cantidad considerable
de energía para romper los enlaces covalentes. Se puede compartir más de un par de
electrones entre dos átomos para formar un enlace múltiple.
Algunas moléculas se pueden describir utilizando más de una distribución de sus
enlaces covalentes. Por ejemplo, la adenina se puede escribir de dos maneras equivalentes
llamadas estructuras resonantes.

Ilustración 1) Estructuras resonantes de la Adenina.

La estructura de la Adenina representa la distribución alternativa de los enlaces dobles


y sencillos que serían posibles en el mismo armazón estructural. Las estructuras resonantes
se representan conectadas por una flecha con puntas dobles. Esta estructura intermedia se
manifiesta por la longitud de los enlaces tales como los que unen los átomos de carbono C-4
y C-5.
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Como se ha mencionado el carácter covalente del enlace químico aparece al


producirse compartición de electrones entre los átomos enlazados.

Se distinguen dos tipos de enlace covalente:

• Covalente puro o no polar: Los electrones del enlace se comparten por igual entre los dos
núcleos de los átomos enlazados. Lo presentan moléculas biatómicas homonucleares (𝐻2 ,
𝑁2 , 𝐶𝑙2,...).

• Covalente polar: Los electrones del enlace no se comparten por igual entre los dos núcleos.
Aparece siempre que exista diferencia en los valores de electronegatividad de los átomos
enlazados y, por tanto, casi siempre que los dos átomos sean diferentes. Hay casos como el
enlace C-H, en el que el enlace se puede considerar casi como covalente puro dadas las
electronegatividades similares entre los dos átomos (2,6 y 2,2 para el C y el H,
respectivamente).

Según la teoría de orbitales moleculares (OM), los enlaces covalentes de las


moléculas se forman por solapamiento de orbitales atómicos, de manera que los nuevos
orbitales moleculares pertenecen a la molécula entera no a un átomo sólo. La geometría de
una molécula depende de cada uno de los orbitales atómicos que participan en el
solapamiento. El número de orbitales moleculares es igual al número de orbitales atómicos
(OA) que se solapan.
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ENLACE IÓNICO

Enlace iónico general

Los enlaces iónicos pueden formarse entre elementos muy electropositivos (metálicos) y
elementos muy electronegativos (no metálicos). En el proceso de ionización, los electrones
se transfieren desde los átomos de los elementos electropositivos a los átomos de los
elementos electronegativos, produciendo cationes cargados positivamente y aniones
cargados negativamente. Las fuerzas iónicas de enlace son debidas a la fuerza de atracción
electrostática o culombiana entre iones con carga opuesta. Los enlaces iónicos se forman
entre iones con cargas opuestas porque se produce una disminución neta de la energía
potencial para los iones enlazados.

Un ejemplo de un sólido que tiene alto grado de enlace iónico es el cloruro de sodio
(NaCl). En el proceso de ionización para formar un par iónico Na+ Cl− un átomo de sodio
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pierde su electrón más extremo 3s y lo transfiere a un orbital 3p, que esté parcialmente
ocupado en un átomo de cloro, produciendo un par de iones Na+ Cl− (Ilustración 2).

En el proceso de ionización, el átomo de sodio que originalmente tenía un radio de


0.192 nm se ve reducido en tamaño al de un catión de sodio con un radio de 0.095 nm, y el
átomo de cloro que originalmente tenía un radio de 0.099 nm, se expande transformándose
en el anión cloruro con un radio de 0.181 nm.

Ilustración 2
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El átomo de sodio se reduce de tamaño cuando se forma el ion debido a la pérdida del
electrón más externo de su capa 3s 1 y también a causa de la reducción de la relación electrón
a protón. El núcleo del ion sodio, más positivamente cargado, atrae fuertemente hacia sí la
nube de carga electrónica, dando lugar a una reducción del tamaño del átomo durante la
ionización. Por el contrario, durante la ionización, el átomo de cloro se expande debido a un
aumento en la relación protón-electrón.

En el proceso de la ionización, los átomos reducen su tamaño cuando forman cationes


y crecen en tamaño cuando forman aniones, como se muestra para varios átomos en la
ilustración 3

Ilustración 3

Fuerzas intertónicas para un par de iones

Considere un par de iones con carga opuesta (por ejemplo, un par iónico Na+ Cl−) que
se aproximan entre sí desde una gran distancia con separación a. A medida que los iones se
acercan, serán atraídos entre sí por fuerzas culombianas. Esto significa que el núcleo de un
ion atraerá la carga de la nube electrónica del otro y viceversa. Cuando los iones se aproximen
aún más, a la larga, sus dos nubes electrónicas interaccionarán y aparecerán fuerzas de
repulsión. Cuando las fuerzas atractivas igualen a las fuerzas de repulsión, no habrá fuerza
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neta entre los iones y éstos permanecerán a una distancia de equilibrio, la distancia interiónica
a0 . En la ilustración 3 se muestran esquemáticamente las curvas de fuerza en función de la
separación para un par de iones. La fuerza neta entre un par de iones con carga opuesta es
igual a la suma de las fuerzas atractivas y repulsivas. Por tanto,

𝐹𝑛𝑒𝑡𝑎 = 𝐹𝑎𝑡𝑟𝑎𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎𝑠 + 𝐹𝑟𝑒𝑝𝑢𝑙𝑠𝑖𝑣𝑎𝑠

La fuerza atractiva entre el par de iones es la fuerza culombiana que resulta cuando
los iones son considerados como cargas puntuales. Aplicando la ley de Coulomb con
unidades del SI, puede escribirse la siguiente ecuación:

Ilustración 4

Fuerza frente a distancia de separación para un par de iones con cargas opuestas. La
distancia interiónica de equilibrio se alcanza cuando la fuerza entre los iones es nula.

La siguiente ecuación puede escribirse:

(𝑧1 𝑒)(𝑧1 𝑒)2 𝑧1 𝑧2 𝑒 2


𝐹𝑎𝑡𝑟𝑎𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎 = =
4 𝜋 ∈0 𝑎 2 4 𝜋 ∈0 𝑎 2
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Dónde: Z1, Z2 = Número de electrones cedidos o aceptados por los átomos durante la
formación

e = Carga del electrón

a = Distancia de separación interiónica

𝐶2
∈ 0 = Permitividad en el vacío = 8.85 × 10-12 𝑁∙𝑚2

La fuerza de repulsión entre un par de iones ha resultado de forma experimental


inversamente proporcional a la distancia de separación interiónica a y puede describirse por
la ecuación:

𝑛𝑏
𝐹𝑟𝑒𝑝𝑢𝑙𝑠𝑖𝑣𝑎 = −
𝑎 𝑛+1

Donde a es la distancia de separación interiónica y b y n son constantes; n varía


generalmente desde 7 a 9 y es 9 para el NaCl.

Al sustituir las ecuaciones anteriores se obtendrá la fuerza neta entre el par iónico:

𝑧1 𝑧2 𝑒 2 𝑛𝑏
𝐹𝑛𝑒𝑡𝑎 = − 𝑛+1
4 𝜋 ∈0 𝑎2 𝑎

Ilustración 5
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Energías intertónicas para un par de iones

La energía potencial neta E entre un par de iones con cargas opuestas, por ejemplo,
Na+Cl−, a las que se les acerca hasta estar muy juntos, es igual a la suma de las energías
asociadas con la atracción y la repulsión de los iones y puede escribirse en forma de ecuación
como:

𝑧1 𝑧2 𝑒 2 𝑏
𝐸𝑛𝑒𝑡𝑎 = + − 𝑛
4 𝜋 ∈0 𝑎 2 𝑎

El término de la energía de atracción de la ecuación anterior representa la energía


liberada cuando los iones se acercan y es negativa porque el producto de (+Z1) (−Z2) es
negativo. El término de la energía de repulsión de la ecuación anterior representa la energía
absorbida cuando los iones se aproximan y es positiva. La suma de las energías asociadas
con la atracción y repulsión de los iones es igual a la energía neta, que es mínima cuando los
iones están separados a la distancia de separación de equilibrio a0. En la ilustración 4 se
muestra la relación entre estas tres energías e indica la energía mínima Emín. En el mínimo de
energía, la fuerza entre los iones es cero.

Disposición de los iones en los sólidos iónicos

Debido a que los iones elementales tienen aproximadamente una distribución de carga
con simetría esférica, pueden considerarse esféricos con un radio característico. Los radios
iónicos de algunos aniones y cationes elementales seleccionados se enlistan en la tabla 1
Como se estableció previamente, los cationes elementales son más pequeños que sus átomos
y los aniones son más grandes. También, como en el caso de los átomos, los iones
elementales, en general, aumentan de tamaño cuando lo hace su número cuántico principal
(es decir, a medida que aumenta el número de capas electrónicas).
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Tabla 1

Ilustración 6

Cuando los iones se acomodan juntos en un sólido, lo hacen sin una orientación
preferente, ya que la atracción electrostática de cargas simétricas es independiente de la
orientación de las cargas. De aquí que el enlace iónico sea de carácter no direccional. Sin
embargo, el acomodamiento de los iones en un sólido iónico está gobernado por su posible
disposición geométrica y la necesidad de mantener la neutralidad eléctrica del sólido.
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Disposición geométrica de los iones en un sólido iónico

Los cristales iónicos pueden tener estructuras muy complejas. A este respecto, sólo
se considerará la disposición geométrica de los iones en dos estructuras iónicas sencillas:
CsCl y NaCl. En el caso del CsCl, ocho iones Cl− (r = 0.181 nm) se acomodan alrededor de
un ion central Cs+ (r = 0.169 nm), como se muestra en la ilustración 5a. Sin embargo, en el
NaCl, sólo seis iones Cl− (r = 0.181 nm) pueden acomodarse alrededor de un ion central Na+
(r = 0.095 nm), como se muestra en la ilustración 5b. Para CsCl, la relación entre el radio del
catión y el radio del anión es 0.169/0.181 = 0.934, mientras que para el NaCl la relación es
0.095/0.181 = 0.525. Por tanto, a medida que la relación radio de catión a radio de anión
disminuye, menos aniones pueden rodear un catión central en este tipo de estructuras.

Neutralidad eléctrica de los sólidos iónicos

Los iones en un sólido iónico deben acomodarse en una estructura de modo que se
mantenga la neutralidad de la carga local. De aquí que en un sólido iónico como el CaF2, el
arreglo iónico se regirá en parte por el hecho de que tiene que haber dos iones fluoruro por
cada ion calcio.

Energías de enlace de sólidos iónicos

Las energías reticulares y los puntos de fusión de los sólidos con enlace iónico son
relativamente altos, como se indica en la tabla 2 que enumera dichos valores en algunos
sólidos escogidos. Cuando el tamaño del ion aumenta en un grupo de la tabla periódica, la
energía reticular disminuye. Por ejemplo, la energía reticular del LiCl es 829 kJ/mol (198
kcal/mol), mientras que la del CsCl es sólo 649 kJ/mol (155 kcal/mol). La razón para esta
disminución en la energía reticular es que los electrones de enlace en los iones más grandes
están más lejos de la influencia atractiva de los núcleos positivos. Asimismo, electrones de
enlace múltiple en un sólido iónico incrementan la energía reticular como por ejemplo el
MgO, que tiene una energía reticular de 3 932 kJ/mol (940 kcal/mol).
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Tabla 2
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ENLACE METÁLICO

Un tercer tipo de enlace atómico primario es el enlace metálico, que se presenta en los metales
sólidos. En los metales en estado sólido, los átomos están ordenados relativamente muy
juntos en una ordenación sistemática o estructura cristalina.

Por ejemplo, la disposición de los átomos de cobre en el cobre cristalino, se muestra


en la ilustración 6a. En esta estructura los átomos están tan juntos que sus electrones externos
de valencia son atraídos por los núcleos de sus numerosos vecinos. En el caso del cobre sólido
cada átomo está rodeado por otros 12 átomos más próximos. Los electrones de valencia no
están, por tanto, asociados férreamente a un núcleo particular, de manera que están dispersos
entre los átomos en forma de una nube de carga electrónica de baja densidad, o “gas
electrónico”. Los metales sólidos, por tanto, se consideran como constituidos por núcleos de
iones positivos (átomos sin sus electrones de valencia) y por electrones de valencia dispersos
en forma de nube electrónica que cubre una gran expansión de espacio (ilustración 7). Los
electrones de valencia están débilmente enlazados a los núcleos de iones positivos y pueden
moverse fácilmente en el metal cristalino y por esto se les llama, frecuentemente, electrones
libres.

Las altas conductividades térmica y eléctrica de los metales se basan en la teoría de


que algunos electrones son libres para moverse a través de la celda cristalina del metal. La
mayoría de los metales pueden deformarse considerablemente sin fracturas debido a que los
átomos de metal se pueden deslizar unos sobre otros sin distorsionar totalmente la estructura
de enlace metálico.

Ilustración 7
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a) Disposición atómica en un cristal de cobre metálico. Cada átomo de cobre se coordina


con otros 12 átomos de cobre y crea una estructura cristalina llamada estructura
cúbica centrada en las caras. Los átomos se mantienen juntos por un “gas electrónico”
de electrones de valencia deslocalizados.
b) Diagrama esquemático bidimensional de átomos enlazados metálicamente. Los
círculos con signos positivos en su interior representan núcleos de iones positivos y
las nubes de carga en torno a los núcleos iónicos representan los electrones de
valencia dispersos.

Los átomos en un enlace metálico sólido se mantienen juntos mediante este enlace
para lograr un estado de más baja energía (o más estable). Para el enlace metálico no hay
restricciones sobre pares electrónicos como en el enlace covalente, ni restricciones sobre la
neutralidad de carga como en el enlace iónico. En el enlace metálico los electrones de
valencia más externos de los átomos son compartidos por muchos átomos circundantes y de
este modo, en general, el enlace metálico es no direccional. Cuando los átomos metálicos se
unen y comparten los electrones de valencia para formar un sólido cristalino, la energía total
de los átomos por separado se ve reducida por el propio proceso de enlace. Como en los casos
de enlace iónico y covalente, se logra un mínimo de energía entre un par de átomos cuando
se alcanza la distancia de separación atómica de equilibrio, a0 , como se muestra en la
ilustración 7. La magnitud de E0 – Emín en la ilustración 8 es una medida de la energía de
enlace entre los átomos de un metal en particular. Los niveles de energía de los cristales
metálicos multiatómicos difieren de los de los átomos individuales. Cuando los átomos
metálicos se unen para formar un cristal metálico, sus energías decrecen, pero a niveles
ligeramente diferentes. Por ello los electrones de valencia en un cristal metálico forman una
“banda” de energía.
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Ilustración 8

Las energías de enlace y los puntos de fusión de los diferentes metales varían mucho.
En general, cuanto menor número de electrones de valencia por átomo intervenga en el
enlace, más metálico resulta éste. Esto es, los electrones de valencia son más libres para
moverse. El enlace metálico se da con mayor fuerza en los metales alcalinos, ya que con sólo
deshacerse de un electrón de valencia alcanzan la configuración de gas noble. Por tanto, las
energías de enlace y los puntos de fusión de los metales alcalinos son relativamente bajos.
Por ejemplo, la energía de enlace del sodio es 108 kJ/mol (25.9 kcal/mol) y la del potasio es
de 89.6 kJ/mol (21.4 kcal/mol). Los puntos de fusión del sodio (97.9°C) y del potasio
(63.5°C) son también relativamente bajos. Sin embargo, a medida que el número de
electrones de enlace aumenta, las energías de enlace y los puntos de fusión de los metales
también aumentan, como se indica en la tabla 3 para los metales del cuarto periodo.

El calcio, con dos electrones de valencia por átomo, tiene sus electrones de enlace
más estrechamente unidos que el potasio y, como resultado, la energía de enlace del calcio,
que es de 177 kJ/mol (42.2 kcal/mol), y el punto de fusión (851°C) son ambos
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considerablemente más altos que los de potasio. Con la introducción de los electrones 3d en
los metales de transición del cuarto periodo, desde el escandio al níquel, las energías de
enlace y los puntos de fusión de estos elementos se elevan incluso mucho más. Por ejemplo,
el titanio tiene una energía de enlace de 473 kJ/mol (113 kcal/mol) y un punto de fusión de
1 660°C. El aumento d e las energías de enlace y de los puntos de fusión de los metales de
transición se atribuye al enlace híbrido dsp que supone una importante aportación de enlace
covalente. El autor ha intentado cuantificar el efecto del enlace covalente sobre el enlace
metálico de la mayoría de los metales asignándoles metalitividades-covalentes (valores C-
M) a algunos de los elementos sólidos con base en sus temperaturas de fusión en °C en
comparación al carbono (diamante), que tiene una temperatura de fusión de 3 500°C, y que
se supone ser 100% de enlace covalente y una metalitividad-covalente de 4.0 (tabla 4).

Enlace mixto metálico-iónico


Si se da una diferencia significativa de electronegatividad en los elementos que
forman un compuesto intermetálico, podría existir una cantidad considerable de transferencia
de electrones (enlace iónico) en el compuesto. Por tanto, algunos compuestos intermetálicos
son buenos ejemplos de enlace mixto metálico-iónico. La transferencia de electrones es
especialmente importante para los compuestos intermetálicos tales como el NaZn13 y menos
importantes para compuestos como el Al9 Co3 y Fe5 Zn21 debido a que las diferencias de
electronegatividades para estos dos últimos compuestos son mucho menores.
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Tabla 3 y 4
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ESTRUCTURAS CRISTALINAS

La estructura cristalina es uno de los estados sólidos que pueden adoptar en la naturaleza los
átomos, iones o moléculas, el cual se caracteriza por poseer un alto ordenamiento espacial.
En otras palabras, esta es una evidencia de la “arquitectura corpuscular” que define muchos
cuerpos con apariencias vítreas y brillantes.

¿Qué promueve o qué fuerza es responsable de esta simetría? Las partículas no están
solas, sino que interactúan unas con otras. Estas interacciones consumen energía y afectan la
estabilidad de los sólidos, de modo que las partículas buscan acomodarse para reducir al
mínimo esta pérdida energética.

Entonces, sus naturalezas intrínsecas las llevan a colocarse en el arreglo espacial más
estable. Por ejemplo, este puede ser aquel donde las repulsiones entre iones con iguales
cargas sean mínimas, o donde también unos átomos —como los metálicos— ocupen el mayor
volumen posible en sus empaquetamientos.

La palabra “cristal” tiene un significado químico que puede ser tergiversado para
otros cuerpos. Químicamente, hace referencia a una estructura ordenada
(microscópicamente) que, por ejemplo, puede constar de moléculas de ADN (un cristal de
ADN).

Sin embargo, popularmente es mal empleada para referirse a cualquier objeto o


superficie vítrea, como los espejos o las botellas. A diferencia de los verdaderos cristales, el
vidrio consiste de una estructura amorfa (desordenada) de silicatos y muchos otros aditivos.
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Estructura

Ilustración 9

En la imagen superior se ilustran unas gemas de esmeraldas. Así como estas, muchos
otros minerales, sales, metales, aleaciones y diamantes exhiben una estructura cristalina;
pero, ¿qué relación tiene su ordenamiento con la simetría?

Si a un cristal, cuyas partículas pudieran ser observadas a simple vista, se le aplica


operaciones de simetría (invertirlo, rotarlo a distintos ángulos, reflejarlo en un plano, etc.),
entonces se encontrará que permanece intacto en todas las dimensiones del espacio.

Lo contrario ocurre para un sólido amorfo, a partir


del que se obtienen diferentes ordenamientos al someterlo
a una operación de simetría. Además, este carece de
patrones de repetición estructural, lo que demuestra la
aleatoriedad en la distribución de sus partículas.

¿Cuál es la unidad más pequeña que compone el


patrón estructural? En la imagen superior el sólido
cristalino es simétrico en el espacio, mientras que el
amorfo no lo es.

Ilustración 10
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Si se dibujaran unos cuadrados que encerrasen unas esferas naranjas y se les aplicara
las operaciones de simetría, se encontraría que generan otras partes del cristal.

Lo anterior se repite con cuadrados más y más pequeños, hasta dar con aquel que sea
asimétrico; el que le antecede en tamaño es, por definición, la celda unitaria.

Celda unitaria

La celda unitaria es la mínima expresión estructural que permite la reproducción


completa del sólido cristalino. A partir de esta es posible armar el cristal, trasladándola en
todas las direcciones del espacio.

Puede considerarse como un


cajón pequeño (baúl, cubo,
contenedor, etc.) donde las partículas,
representadas por esferas, se colocan
siguiendo un patrón de llenado. Las
dimensiones y geometrías de este
cajón dependen de las longitudes de
sus ejes (a, b y c), así como de los
ángulos entre estos (α, β y γ)

La más simple de todas las


celdas unitarias es la de la estructura
cúbica simple (imagen superior (1)).
En esta el centro de las esferas ocupa
las esquinas del cubo, ubicándose
cuatro en su base y cuatro en el techo.

Ilustración 11

En este arreglo, las esferas apenas ocupan el 52 % del volumen total del cubo, y dado
que la naturaleza aborrece el vacío, no son muchos los compuestos o elementos que adoptan
esta estructura.
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Sin embargo, si al mismo cubo se le disponen las esferas de tal manera que una ocupe
el centro (cúbica centrada en el cuerpo, bcc), entonces se tendrá un empaquetamiento más
compacto y eficiente (2). Ahora las esferas ocupan el 68 % del volumen total.

Por otra parte, en (3) ninguna esfera ocupa el centro del cubo, pero sí el centro de sus
caras, y todas ocupan hasta el 74 % del volumen total (cúbica centrada en las caras, ccp).

Así, puede apreciarse que para el mismo cubo pueden obtenerse otros arreglos,
variando el modo de cómo se empaquetan las esferas (iones, moléculas, átomos, etc.).

Tipos

Las estructuras cristalinas pueden clasificarse en función de sus sistemas cristalinos


o de la naturaleza química de sus partículas.

Por ejemplo, el sistema cúbico es el más común de todos y muchos sólidos cristalinos
se rigen a partir de este; sin embargo, este mismo sistema aplica tanto para cristales iónicos
como para cristales metálicos.

Según su sistema cristalino

En la imagen anterior se representan los siete sistemas cristalinos principales. Puede


notarse que en realidad hay catorce de estos, los cuales son producto de otras formas de
empaquetamientos para los mismos sistemas y conforman las redes de Bravais.

De (1) a (3) son los cristales con sistemas cristalinos cúbicos. En (2) se observa (por
las franjas azules) que la esfera del centro y la de las esquinas interactúan con ocho vecinos,
por lo que las esferas tienen un número de coordinación de 8. Y en (3) el número de
coordinación es 12 (para verlo es necesario duplicar el cubo en cualquier dirección).

Los elementos (4) y (5) corresponden a los sistemas tetragonales simple y centrado
en las caras. A diferencia del cúbico, su eje c es más largo que los ejes a y b.
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De (6) a (9) son los sistemas ortorrómbicos: desde el simple y el centrado en las bases
(7), hasta los centrados en el cuerpo y en las caras. En estos α, β y γ son de 90º, pero todos
los lados son de diferentes longitudes.

Las figuras (10) y (11) son los cristales monoclínicos y la (12) es el triclínico,
presentando el último desigualdades en todos sus ángulos y ejes.

El elemento (13) es el sistema rombohedral, análogo al cúbico, pero con un ángulo γ


distinto a 90º. Finalmente están los cristales hexagonales

Los desplazamientos de los elementos (14) originan el prisma hexagonal trazados por
las líneas punteadas de verde.

Según su naturaleza química

 Cristales Iónicos: Si los cristales están formados por iones, entonces son cristales
iónicos presentes en las sales. punto de fusión elevado, duros y muy frágiles,
conductividad eléctrica baja y presentan cierta elasticidad. (NaCl, CaSO4, CuCl2,
KBr, etc.)
 Cristales moleculares: Las moléculas como la glucosa forman (siempre que puedan)
cristales moleculares; en este caso, los famosos cristales de azúcar.
 Cristales covalentes: Los átomos cuyos enlaces son esencialmente covalentes forman
cristales covalentes. Gran dureza y elevada temperatura de fusión. Suelen ser
transparentes quebradizos y malos conductores de la electricidad. No sufren
deformación plástica (es decir, al intentar deformarlos se fracturan). Tales son los
casos del diamante o del carburo de silicio.
 Cristales metálicos: Asimismo, los metales como el oro forman estructuras cúbicas
compactas, las cuales constituyen los cristales metálicos. Opacos y buenos
conductores térmicos y eléctricos. No son tan duros como los anteriores, aunque si
maleables y dúctiles. Hierro, estaño, cobre…
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Ejemplos de Estructuras Cristalinas

K2Cr2O7 (sistema triclínico) ZnS (wurtzita, sistema hexagonal)

Ilustración 12

Ilustración 14

NaCl (sistema cúbico)

CuO (sistema monoclínico)

Ilustración 15

Ilustración 13
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CONCLUSIÓN

Existen diversos tipos de enlaces químicos, con todos convivimos, aunque no parezca. Por
esa razón, debemos conocer y comprender como son llevados a cabo, su comportamiento
químico, entre otros parámetros. Sumando que tener una estructura cristalina expande las
posibilidades de la materia y su combinación entre la misma.

Para nosotros como futuros ingenieros mecatrónicos debemos evaluar las propiedades
y estructuras de los materiales al momento de diseñar algún sistema específico. De ahí la
importancia de la materia y la investigación actual.

La ciencia nos ofrece una vasta lista de materiales que encontramos en la naturaleza,
otros más son fabricados por el hombre; por eso mismo, debemos clasificar adecuadamente
a la materia, así como sus grupos acorde al tipo de enlace químico del que provenga y su
estructura molecular.
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BIBLIOGRAFÍA

 Bioquimica - Jeremy Mark Berg, Lubert Stryer, John L. Tymoczko

 Types Crystal Structures – Ming

 Types of Crystals - Helmenstine, Anne Marie, Ph.D.

 Crystal Structures Academic Resource Center [PDF]

 Crystalline Structures – KHI

 Por qué los “cristales” no son cristales – Quimitube

 Fundamentos de la ciencia e ingeniería de los materiales – William F. Smith

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