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Introducción Investigación
Introducción Investigación
- Investigación 1 -
Integrantes:
Ingeniería Mecatrónica
Cuatrimestre 4 Grupo B
Septiembre 2018
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 3
ENLACES COVALENTES 4
ENLACES IÓNICOS 6
ENLACES METÁLICOS 14
ESTRUCTURAS CRISTALINAS 19
ESTRUCTURA
CELDA UNITARIA
TIPOS
CONCLUSIÓN 25
BIBLIOGRAFÍA 26
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INTRODUCCIÓN
Las propiedades de un material y el comportamiento que éste tendrá al ser sometido a diferentes
técnicas o procesos dependen básicamente de su constitución o estructura interna. La composición
o constitución de la materia comprende las partículas elementales, átomos y moléculas, así como
la manera en que éstos se unen (enlaces).
• El núcleo de carga positiva, constituida por las partículas elementales, protones (+) y neutrones
(neutros). Prácticamente, toda la masa del átomo se concentra en el núcleo.
• La corteza constituida por las partículas elementales electrones que la dota de carga negativa. La
corteza rodea al núcleo. Se considera exenta de masa.
La carga eléctrica negativa de la corteza neutraliza a aquella positiva del núcleo y se dice
que el átomo es eléctricamente neutro. Es precisamente el número de electrones de un átomo lo que
define su número atómico (Z) y la estructura electrónica de la corteza define las propiedades
químicas, esencialmente los electrones del nivel más externo.
La suma del número de protones (Z) y el de neutrones que se encuentran en el núcleo define
el llamado número másico (A). Cómo antes se explicó, es la configuración o distribución de los
electrones de la última capa los que determinan las propiedades químicas de los átomos. Los
electrones de este nivel se llaman electrones de valencia y forman parte del enlace químico.
De esta forma, aquellos átomos que tienden a aceptar electrones en las reacciones químicas
se llaman electronegativos y tienen carácter no metálico. En cambio, aquellos que tienden a ceder
electrones en las reacciones químicas se llaman electropositivos y tienen carácter metálico.
ENLACES COVALENTES
Los enlaces más fuertes que están presentes en los compuestos bioquímicos son los enlaces
covalentes, tales como los que mantienen unidos a los átomos de las bases individuales. Un
enlace covalente consiste en un par de electrones que se comparten entre átomos adyacentes.
Un típico enlace covalente carbono – carbono (C-C) tiene una longitud de 1.54 𝐴̅ y una
energía de enlace de 356 kJ 𝑚𝑜𝑙 −1 (85 kcal 𝑚𝑜𝑙 −1 ).
Dado que esta energía es relativamente alta, se debe gasta una cantidad considerable
de energía para romper los enlaces covalentes. Se puede compartir más de un par de
electrones entre dos átomos para formar un enlace múltiple.
Algunas moléculas se pueden describir utilizando más de una distribución de sus
enlaces covalentes. Por ejemplo, la adenina se puede escribir de dos maneras equivalentes
llamadas estructuras resonantes.
• Covalente puro o no polar: Los electrones del enlace se comparten por igual entre los dos
núcleos de los átomos enlazados. Lo presentan moléculas biatómicas homonucleares (𝐻2 ,
𝑁2 , 𝐶𝑙2,...).
• Covalente polar: Los electrones del enlace no se comparten por igual entre los dos núcleos.
Aparece siempre que exista diferencia en los valores de electronegatividad de los átomos
enlazados y, por tanto, casi siempre que los dos átomos sean diferentes. Hay casos como el
enlace C-H, en el que el enlace se puede considerar casi como covalente puro dadas las
electronegatividades similares entre los dos átomos (2,6 y 2,2 para el C y el H,
respectivamente).
ENLACE IÓNICO
Los enlaces iónicos pueden formarse entre elementos muy electropositivos (metálicos) y
elementos muy electronegativos (no metálicos). En el proceso de ionización, los electrones
se transfieren desde los átomos de los elementos electropositivos a los átomos de los
elementos electronegativos, produciendo cationes cargados positivamente y aniones
cargados negativamente. Las fuerzas iónicas de enlace son debidas a la fuerza de atracción
electrostática o culombiana entre iones con carga opuesta. Los enlaces iónicos se forman
entre iones con cargas opuestas porque se produce una disminución neta de la energía
potencial para los iones enlazados.
Un ejemplo de un sólido que tiene alto grado de enlace iónico es el cloruro de sodio
(NaCl). En el proceso de ionización para formar un par iónico Na+ Cl− un átomo de sodio
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pierde su electrón más extremo 3s y lo transfiere a un orbital 3p, que esté parcialmente
ocupado en un átomo de cloro, produciendo un par de iones Na+ Cl− (Ilustración 2).
Ilustración 2
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El átomo de sodio se reduce de tamaño cuando se forma el ion debido a la pérdida del
electrón más externo de su capa 3s 1 y también a causa de la reducción de la relación electrón
a protón. El núcleo del ion sodio, más positivamente cargado, atrae fuertemente hacia sí la
nube de carga electrónica, dando lugar a una reducción del tamaño del átomo durante la
ionización. Por el contrario, durante la ionización, el átomo de cloro se expande debido a un
aumento en la relación protón-electrón.
Ilustración 3
Considere un par de iones con carga opuesta (por ejemplo, un par iónico Na+ Cl−) que
se aproximan entre sí desde una gran distancia con separación a. A medida que los iones se
acercan, serán atraídos entre sí por fuerzas culombianas. Esto significa que el núcleo de un
ion atraerá la carga de la nube electrónica del otro y viceversa. Cuando los iones se aproximen
aún más, a la larga, sus dos nubes electrónicas interaccionarán y aparecerán fuerzas de
repulsión. Cuando las fuerzas atractivas igualen a las fuerzas de repulsión, no habrá fuerza
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neta entre los iones y éstos permanecerán a una distancia de equilibrio, la distancia interiónica
a0 . En la ilustración 3 se muestran esquemáticamente las curvas de fuerza en función de la
separación para un par de iones. La fuerza neta entre un par de iones con carga opuesta es
igual a la suma de las fuerzas atractivas y repulsivas. Por tanto,
La fuerza atractiva entre el par de iones es la fuerza culombiana que resulta cuando
los iones son considerados como cargas puntuales. Aplicando la ley de Coulomb con
unidades del SI, puede escribirse la siguiente ecuación:
Ilustración 4
Fuerza frente a distancia de separación para un par de iones con cargas opuestas. La
distancia interiónica de equilibrio se alcanza cuando la fuerza entre los iones es nula.
Dónde: Z1, Z2 = Número de electrones cedidos o aceptados por los átomos durante la
formación
𝐶2
∈ 0 = Permitividad en el vacío = 8.85 × 10-12 𝑁∙𝑚2
𝑛𝑏
𝐹𝑟𝑒𝑝𝑢𝑙𝑠𝑖𝑣𝑎 = −
𝑎 𝑛+1
Al sustituir las ecuaciones anteriores se obtendrá la fuerza neta entre el par iónico:
𝑧1 𝑧2 𝑒 2 𝑛𝑏
𝐹𝑛𝑒𝑡𝑎 = − 𝑛+1
4 𝜋 ∈0 𝑎2 𝑎
Ilustración 5
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La energía potencial neta E entre un par de iones con cargas opuestas, por ejemplo,
Na+Cl−, a las que se les acerca hasta estar muy juntos, es igual a la suma de las energías
asociadas con la atracción y la repulsión de los iones y puede escribirse en forma de ecuación
como:
𝑧1 𝑧2 𝑒 2 𝑏
𝐸𝑛𝑒𝑡𝑎 = + − 𝑛
4 𝜋 ∈0 𝑎 2 𝑎
Debido a que los iones elementales tienen aproximadamente una distribución de carga
con simetría esférica, pueden considerarse esféricos con un radio característico. Los radios
iónicos de algunos aniones y cationes elementales seleccionados se enlistan en la tabla 1
Como se estableció previamente, los cationes elementales son más pequeños que sus átomos
y los aniones son más grandes. También, como en el caso de los átomos, los iones
elementales, en general, aumentan de tamaño cuando lo hace su número cuántico principal
(es decir, a medida que aumenta el número de capas electrónicas).
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Tabla 1
Ilustración 6
Cuando los iones se acomodan juntos en un sólido, lo hacen sin una orientación
preferente, ya que la atracción electrostática de cargas simétricas es independiente de la
orientación de las cargas. De aquí que el enlace iónico sea de carácter no direccional. Sin
embargo, el acomodamiento de los iones en un sólido iónico está gobernado por su posible
disposición geométrica y la necesidad de mantener la neutralidad eléctrica del sólido.
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Los cristales iónicos pueden tener estructuras muy complejas. A este respecto, sólo
se considerará la disposición geométrica de los iones en dos estructuras iónicas sencillas:
CsCl y NaCl. En el caso del CsCl, ocho iones Cl− (r = 0.181 nm) se acomodan alrededor de
un ion central Cs+ (r = 0.169 nm), como se muestra en la ilustración 5a. Sin embargo, en el
NaCl, sólo seis iones Cl− (r = 0.181 nm) pueden acomodarse alrededor de un ion central Na+
(r = 0.095 nm), como se muestra en la ilustración 5b. Para CsCl, la relación entre el radio del
catión y el radio del anión es 0.169/0.181 = 0.934, mientras que para el NaCl la relación es
0.095/0.181 = 0.525. Por tanto, a medida que la relación radio de catión a radio de anión
disminuye, menos aniones pueden rodear un catión central en este tipo de estructuras.
Los iones en un sólido iónico deben acomodarse en una estructura de modo que se
mantenga la neutralidad de la carga local. De aquí que en un sólido iónico como el CaF2, el
arreglo iónico se regirá en parte por el hecho de que tiene que haber dos iones fluoruro por
cada ion calcio.
Las energías reticulares y los puntos de fusión de los sólidos con enlace iónico son
relativamente altos, como se indica en la tabla 2 que enumera dichos valores en algunos
sólidos escogidos. Cuando el tamaño del ion aumenta en un grupo de la tabla periódica, la
energía reticular disminuye. Por ejemplo, la energía reticular del LiCl es 829 kJ/mol (198
kcal/mol), mientras que la del CsCl es sólo 649 kJ/mol (155 kcal/mol). La razón para esta
disminución en la energía reticular es que los electrones de enlace en los iones más grandes
están más lejos de la influencia atractiva de los núcleos positivos. Asimismo, electrones de
enlace múltiple en un sólido iónico incrementan la energía reticular como por ejemplo el
MgO, que tiene una energía reticular de 3 932 kJ/mol (940 kcal/mol).
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Tabla 2
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ENLACE METÁLICO
Un tercer tipo de enlace atómico primario es el enlace metálico, que se presenta en los metales
sólidos. En los metales en estado sólido, los átomos están ordenados relativamente muy
juntos en una ordenación sistemática o estructura cristalina.
Ilustración 7
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Los átomos en un enlace metálico sólido se mantienen juntos mediante este enlace
para lograr un estado de más baja energía (o más estable). Para el enlace metálico no hay
restricciones sobre pares electrónicos como en el enlace covalente, ni restricciones sobre la
neutralidad de carga como en el enlace iónico. En el enlace metálico los electrones de
valencia más externos de los átomos son compartidos por muchos átomos circundantes y de
este modo, en general, el enlace metálico es no direccional. Cuando los átomos metálicos se
unen y comparten los electrones de valencia para formar un sólido cristalino, la energía total
de los átomos por separado se ve reducida por el propio proceso de enlace. Como en los casos
de enlace iónico y covalente, se logra un mínimo de energía entre un par de átomos cuando
se alcanza la distancia de separación atómica de equilibrio, a0 , como se muestra en la
ilustración 7. La magnitud de E0 – Emín en la ilustración 8 es una medida de la energía de
enlace entre los átomos de un metal en particular. Los niveles de energía de los cristales
metálicos multiatómicos difieren de los de los átomos individuales. Cuando los átomos
metálicos se unen para formar un cristal metálico, sus energías decrecen, pero a niveles
ligeramente diferentes. Por ello los electrones de valencia en un cristal metálico forman una
“banda” de energía.
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Ilustración 8
Las energías de enlace y los puntos de fusión de los diferentes metales varían mucho.
En general, cuanto menor número de electrones de valencia por átomo intervenga en el
enlace, más metálico resulta éste. Esto es, los electrones de valencia son más libres para
moverse. El enlace metálico se da con mayor fuerza en los metales alcalinos, ya que con sólo
deshacerse de un electrón de valencia alcanzan la configuración de gas noble. Por tanto, las
energías de enlace y los puntos de fusión de los metales alcalinos son relativamente bajos.
Por ejemplo, la energía de enlace del sodio es 108 kJ/mol (25.9 kcal/mol) y la del potasio es
de 89.6 kJ/mol (21.4 kcal/mol). Los puntos de fusión del sodio (97.9°C) y del potasio
(63.5°C) son también relativamente bajos. Sin embargo, a medida que el número de
electrones de enlace aumenta, las energías de enlace y los puntos de fusión de los metales
también aumentan, como se indica en la tabla 3 para los metales del cuarto periodo.
El calcio, con dos electrones de valencia por átomo, tiene sus electrones de enlace
más estrechamente unidos que el potasio y, como resultado, la energía de enlace del calcio,
que es de 177 kJ/mol (42.2 kcal/mol), y el punto de fusión (851°C) son ambos
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considerablemente más altos que los de potasio. Con la introducción de los electrones 3d en
los metales de transición del cuarto periodo, desde el escandio al níquel, las energías de
enlace y los puntos de fusión de estos elementos se elevan incluso mucho más. Por ejemplo,
el titanio tiene una energía de enlace de 473 kJ/mol (113 kcal/mol) y un punto de fusión de
1 660°C. El aumento d e las energías de enlace y de los puntos de fusión de los metales de
transición se atribuye al enlace híbrido dsp que supone una importante aportación de enlace
covalente. El autor ha intentado cuantificar el efecto del enlace covalente sobre el enlace
metálico de la mayoría de los metales asignándoles metalitividades-covalentes (valores C-
M) a algunos de los elementos sólidos con base en sus temperaturas de fusión en °C en
comparación al carbono (diamante), que tiene una temperatura de fusión de 3 500°C, y que
se supone ser 100% de enlace covalente y una metalitividad-covalente de 4.0 (tabla 4).
Tabla 3 y 4
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ESTRUCTURAS CRISTALINAS
La estructura cristalina es uno de los estados sólidos que pueden adoptar en la naturaleza los
átomos, iones o moléculas, el cual se caracteriza por poseer un alto ordenamiento espacial.
En otras palabras, esta es una evidencia de la “arquitectura corpuscular” que define muchos
cuerpos con apariencias vítreas y brillantes.
¿Qué promueve o qué fuerza es responsable de esta simetría? Las partículas no están
solas, sino que interactúan unas con otras. Estas interacciones consumen energía y afectan la
estabilidad de los sólidos, de modo que las partículas buscan acomodarse para reducir al
mínimo esta pérdida energética.
Entonces, sus naturalezas intrínsecas las llevan a colocarse en el arreglo espacial más
estable. Por ejemplo, este puede ser aquel donde las repulsiones entre iones con iguales
cargas sean mínimas, o donde también unos átomos —como los metálicos— ocupen el mayor
volumen posible en sus empaquetamientos.
La palabra “cristal” tiene un significado químico que puede ser tergiversado para
otros cuerpos. Químicamente, hace referencia a una estructura ordenada
(microscópicamente) que, por ejemplo, puede constar de moléculas de ADN (un cristal de
ADN).
Estructura
Ilustración 9
En la imagen superior se ilustran unas gemas de esmeraldas. Así como estas, muchos
otros minerales, sales, metales, aleaciones y diamantes exhiben una estructura cristalina;
pero, ¿qué relación tiene su ordenamiento con la simetría?
Ilustración 10
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Si se dibujaran unos cuadrados que encerrasen unas esferas naranjas y se les aplicara
las operaciones de simetría, se encontraría que generan otras partes del cristal.
Lo anterior se repite con cuadrados más y más pequeños, hasta dar con aquel que sea
asimétrico; el que le antecede en tamaño es, por definición, la celda unitaria.
Celda unitaria
Ilustración 11
En este arreglo, las esferas apenas ocupan el 52 % del volumen total del cubo, y dado
que la naturaleza aborrece el vacío, no son muchos los compuestos o elementos que adoptan
esta estructura.
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Sin embargo, si al mismo cubo se le disponen las esferas de tal manera que una ocupe
el centro (cúbica centrada en el cuerpo, bcc), entonces se tendrá un empaquetamiento más
compacto y eficiente (2). Ahora las esferas ocupan el 68 % del volumen total.
Por otra parte, en (3) ninguna esfera ocupa el centro del cubo, pero sí el centro de sus
caras, y todas ocupan hasta el 74 % del volumen total (cúbica centrada en las caras, ccp).
Así, puede apreciarse que para el mismo cubo pueden obtenerse otros arreglos,
variando el modo de cómo se empaquetan las esferas (iones, moléculas, átomos, etc.).
Tipos
Por ejemplo, el sistema cúbico es el más común de todos y muchos sólidos cristalinos
se rigen a partir de este; sin embargo, este mismo sistema aplica tanto para cristales iónicos
como para cristales metálicos.
De (1) a (3) son los cristales con sistemas cristalinos cúbicos. En (2) se observa (por
las franjas azules) que la esfera del centro y la de las esquinas interactúan con ocho vecinos,
por lo que las esferas tienen un número de coordinación de 8. Y en (3) el número de
coordinación es 12 (para verlo es necesario duplicar el cubo en cualquier dirección).
Los elementos (4) y (5) corresponden a los sistemas tetragonales simple y centrado
en las caras. A diferencia del cúbico, su eje c es más largo que los ejes a y b.
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De (6) a (9) son los sistemas ortorrómbicos: desde el simple y el centrado en las bases
(7), hasta los centrados en el cuerpo y en las caras. En estos α, β y γ son de 90º, pero todos
los lados son de diferentes longitudes.
Las figuras (10) y (11) son los cristales monoclínicos y la (12) es el triclínico,
presentando el último desigualdades en todos sus ángulos y ejes.
Los desplazamientos de los elementos (14) originan el prisma hexagonal trazados por
las líneas punteadas de verde.
Cristales Iónicos: Si los cristales están formados por iones, entonces son cristales
iónicos presentes en las sales. punto de fusión elevado, duros y muy frágiles,
conductividad eléctrica baja y presentan cierta elasticidad. (NaCl, CaSO4, CuCl2,
KBr, etc.)
Cristales moleculares: Las moléculas como la glucosa forman (siempre que puedan)
cristales moleculares; en este caso, los famosos cristales de azúcar.
Cristales covalentes: Los átomos cuyos enlaces son esencialmente covalentes forman
cristales covalentes. Gran dureza y elevada temperatura de fusión. Suelen ser
transparentes quebradizos y malos conductores de la electricidad. No sufren
deformación plástica (es decir, al intentar deformarlos se fracturan). Tales son los
casos del diamante o del carburo de silicio.
Cristales metálicos: Asimismo, los metales como el oro forman estructuras cúbicas
compactas, las cuales constituyen los cristales metálicos. Opacos y buenos
conductores térmicos y eléctricos. No son tan duros como los anteriores, aunque si
maleables y dúctiles. Hierro, estaño, cobre…
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Ilustración 12
Ilustración 14
Ilustración 15
Ilustración 13
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CONCLUSIÓN
Existen diversos tipos de enlaces químicos, con todos convivimos, aunque no parezca. Por
esa razón, debemos conocer y comprender como son llevados a cabo, su comportamiento
químico, entre otros parámetros. Sumando que tener una estructura cristalina expande las
posibilidades de la materia y su combinación entre la misma.
Para nosotros como futuros ingenieros mecatrónicos debemos evaluar las propiedades
y estructuras de los materiales al momento de diseñar algún sistema específico. De ahí la
importancia de la materia y la investigación actual.
La ciencia nos ofrece una vasta lista de materiales que encontramos en la naturaleza,
otros más son fabricados por el hombre; por eso mismo, debemos clasificar adecuadamente
a la materia, así como sus grupos acorde al tipo de enlace químico del que provenga y su
estructura molecular.
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BIBLIOGRAFÍA