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Inicios y Directores del Movimiento Coral Venezolano

Para Martínez Navarro (2006), es difícil establecer con exactitud los inicios de la práctica
coral en Venezuela. Sin embargo, es de suponer que en la Venezuela pre-hispánica y durante los
primeros años de la Colonia existieron diversas manifestaciones musicales, tanto religiosas como
festivas, donde se practicaba el canto colectivo o el canto individual. Ahora bien, el origen y la
evolución del canto coral o arte de cantar organizada y metódicamente van paralelos al desarrollo
de la historia de nuestra música, y ésta se inicia como en casi todos los pueblos, en el templo.
Hacia 1591, ya existía en la Iglesia Mayor de Caracas un órgano traído de España. No se sabe
cuál fue la razón de tan hermosa adquisición, ya que la sede de la primera catedral venezolana fue
en la ciudad de Coro. Es de suponer que en muchas ocasiones este instrumento, como era
costumbre en la liturgia cristiana, acompañaba los cantos llanos o eventualmente alguna obra
polifónica que entonaban presbíteros, frailes y feligreses.
Cincuenta años más tarde, en 1640, con el traslado a Caracas del gobierno de la provincia y de las
funciones catedralicias desde Coro, es cuando el Cabildo Metropolitano establece en la Catedral
caraqueña la primera escuela de música de la cual se tienen noticias, donde se impartían lecciones
diarias de canto llano.
De esta manera se inicia el estudio sistemático de la música a través del canto gregoriano y de las
polifonías primitivas, constituyéndose Caracas en la cuna de la práctica coral en Venezuela. En
1930 se fundan el Orfeón Lamas (de la Escuela de Música José Ángel Lamas) y la Orquesta
Sinfónica de Venezuela, siendo su más importante propulsor Vicente Emilio Sojo; a ambas
instituciones se integran los mejores músicos profesionales y los cantantes más sobresalientes.
El Orfeón Lamas fue el primer coro mixto estable en Venezuela; actualmente con unas trescientas
agrupaciones en todo el país. Crecimientos tan vertiginosos como éste son sólo posibles gracias a
la fe que todos tenemos en la capacidad de nuestra gente y en sus valores artísticos y espirituales.
Podemos afirmar, después de revisar la trayectoria de muchos coros, que han sido ellos los
mejores embajadores del país, no sólo por la difusión de nuestra música popular y folklórica, sino
por constituirse en un ejemplo vivo de lo que somos capaces de realizar para alcanzar un nivel
cultural que sea el más elevado posible. Venezuela en las voces de sus coralistas ha recorrido una
parte importante del mundo y se puede reseñar aquí algunas de estas experiencias.
La participación en festivales y giras de concierto (Estados Unidos)del Orfeón Universitario de la
UCV, del Orfeón Universitario de la USB y la Coral Juvenil Vinicio Adamés; en festivales y
concursos latinoamericanos (del Caribe y Suramérica) de las Juventudes Culturales, el Polifónico
Rafael Suárez, la Cantoría de la USB y la Coral Juvenil Vinicio Adamés (1er Premio en el Concurso
Ibaqué, Colombia 1981).
Del mismo modo, en festivales europeos, la participación de la Coral de la UCAB, la Coral de la
USB, la Schola Cantorum de Caracas, la Cantoría Alberto Grau, el Polifónico Suárez, el Coro del
Banco Industrial de Venezuela; en giras por el Medio Oriente, del Coro de Conciertos de la UCV, la
Capella de Caracas y así muchos otros que han dejado muy en alto el nombre de Venezuela como
país musical. Innumerables han sido las críticas elogiosas hacia estos conjuntos de los cuales nos
debemos sentir muy orgullosos todos los venezolanos (Martínez Navarro, 2006).

Orfeón Lamas

Eduardo Lira Espejo, citado por Asuaje de Rugeles, Guinand y Bottome (1986) comenta sobre los
orígenes del Orfeón Lamas, que en los carnavales de enero de 1928, se trasladaba de una
residencia a otra en la capital, un grupo de músicos disfrazados de ucranianos, quienes cantaban
admirablemente. Hacía poco, a fines de 1927, habían estado actuando en el (Teatro) Municipal de
Caracas los Coros Ucranianos; conjunto de hombres que con trajes regionales se presentaban en
los teatros de estos países de América cantando y bailando, los por ese entonces, exóticos ritmos
rusos. La idea de cantar en coro para aquellos jóvenes venezolanos, surgió de estos visitantes a
los que imitaron incluso en su vestimenta.
En este aspecto había sido elemento de enlace Emilio Calcaño, flautista, pianista y dedicado al
arte teatral con éxitos notables en Inglaterra. Calcaño, quien estableció amistad con los del grupo
ucraniano, logró que le facilitaran un traje para copiarlo. Los disfrazados del Carnaval del 28
atrajeron la atención por su bien timbrada voz y por la seguridad armónica con que entonaban las
canciones. La curiosidad por descubrirlos, por saber quiénes eran, se hizo evidente. Esto sucedió
cuando por casualidad se le corrió la careta a uno de ellos y asomaron los voluminosos y
característicos bigotes del Maestro Vicente Emilio Sojo.
Entonces se supo que el grupo, además del Maestro Sojo, lo integraban los hermanos Emilio y
José Antonio Calcaño, Juan Bautista Plaza, Miguel Ángel Calcaño y William Werner. La sana
diversión de este grupo de músicos generó la idea de lo que se convertiría en el impulso inicial del
movimiento coral venezolano (Asuaje de Rugeles, Guinand y Bottome, 1986).
En el mes de marzo de 1929, se reunió en casa de José Antonio Calcaño y Calcaño un grupo de
diletantes, con el objeto de ensayar piezas folklóricas de compositores venezolanos. Grande fue el
progreso alcanzado en estos ensayos. Después de tres meses se agregó a este grupo el conjunto
de voces femeninas, quedando constituido desde entonces una gran agrupación coral completa, es
decir, un orfeón, cosa que hasta la fecha no había en Venezuela.
En este orden de ideas, se establecieron como finalidades del Orfeón Lamas: Trabajar en pro de la
cultura musical venezolana, abarcando todos los géneros musicales, y desechar toda idea
lucrativa.
El primer concierto del Orfeón Lamas, conformado para aquel entonces por 58 orfeonistas, se
presentó en el Teatro Nacional, el 15 de Julio de 1930, bajo la dirección de Vicente Emilio Sojo y
José Antonio Calcaño. De allí en adelante, cada concierto era un acontecimiento para la ciudad y
muchos de los comentarios que se suscitaron fueron recogidos por agudos artículos de prensa de
la época.
Los diez primeros años del Orfeón Lamas, como puede observarse en sus programas de
conciertos, estuvieron dedicados fundamentalmente al montaje y difusión de obras corales
compuestas en su mayoría por aquellos músicos que lo vieron nacer. Se proyectó esta agrupación
como el mejor instrumento para los jóvenes compositores con rasgos muy nacionalistas, a través
del cual se proyectaría en un futuro fuera de las fronteras de nuestro país (Asuaje de Rugeles,
Guinand y Bottome, 1986).
No hay duda de que el Orfeón Lamas constituyó para la Venezuela de los años 30 y 40 su gran
embajador cultural y fue el foco donde se centró la actividad musical del país, conjuntamente con la
Orquesta Sinfónica Venezuela.

Orfeón Universitario de la UCV

El Orfeón Universitario de la UCV se fundó en el año de 1942, por iniciativa de Antonio Estévez y
de un grupo de estudiantes que lo secundó (Asuaje de Rugeles, Guinand y Bottome, 1986). Dice
Estévez, que venía acariciando la idea hacía varios años, mientras se desempeñaba como
maestro de música en las Escuelas Municipales y en el Colegio Católico Venezolano enseñando
cantos corales.
Sin embargo, el primer intento de hacerla realidad no fue propiamente en el Alma Mater de la
ciudad, sino en 1941 en el Liceo Andrés Bello, cuyo director, el Dr. López Orihuela, apoyó desde el
comienzo la idea, a pesar de la carencia de un presupuesto mínimo destinado a esta actividad.
Hacia finales de 1941, los estudiantes que terminaban en el liceo y pasaban a la UCV, sintieron el
vivo deseo de continuar sus actividades como coralistas, lo cual impulsó a proponerle la idea de la
creación del Orfeón al entonces rector, Dr. Rafael Pizani, quien dio su aprobación.
En la selección y organización colaboraron activamente Inocente Carreño y Antonio Lauro. El
concierto inaugural se realizó el 19 de mayo de 1944 en el Teatro Municipal y comenzó así la
trayectoria del Orfeón Universitario, teniendo como ejemplo musical al Orfeón Lamas, por lo cual se
mantuvo dentro del repertorio una importante selección de música de autores venezolanos. Sin
embargo, poco a poco se fueron abriendo las puertas a autores latinoamericanos y del
Renacimiento Español e Italiano, adquiriendo entonces un repertorio novedoso. A esto se sumó el
interés del Maestro Estévez por el cultivo de las voces, con clases regulares de canto, formando
gradualmente una agrupación de excelente calidad.
En consecuencia, el interés por una técnica vocal adecuada constituyó un paso importante dentro
del incipiente movimiento coral, ya que en el Orfeón Lamas no había sido éste un elemento tomado
en consideración, y que sin duda contribuyó en las jóvenes corales a obtener mejores resultados.
El Orfeón Universitario contó con su fundador Antonio Estévez como director hasta el año 1950, a
partir de 1952 se hace cargo de la agrupación un joven barquisimetano que había ingresado en
sus filas como tenor solista: Vinicio Adamés, el cual fue un luchador infatigable preocupado por
alcanzar metas cada vez más altas.
En el año de 1976, el Orfeón Universitario desapareció violentamente cuando el avión que los
transportaba al Festival “Día Internacional del Canto Coral” en Barcelona, cayó en las Islas Azores,
pereciendo todos los pasajeros entre quienes se encontraban más de 40 orfeonistas y su director
Vinicio Adamés. El Orfeón Universitario volvió a nacer bajo la dirección de Raúl Delgado Estévez, y
continúa, después de haber sido declarada patrimonio artístico de la nación, con el mismo espíritu
de lucha y tesón de aquellos años 40 (Asuaje de Rugeles, Guinand y Bottome, 1986).

La Schola Cantorum de Caracas

La Schola Cantorum de Caracas nace a fines de 1967 por iniciativa de un grupo de profesores y
estudiantes de música quienes bajo la dirección de Alberto Grau sintieron el estímulo y sincero
deseo de profundizar dentro del arte coral, consolidando al cabo de pocos años un equipo artístico
y humano que ha sido merecedor de los más altos reconocimientos y galardones internacionales.
En este sentido, haber tomado como nombre aquel con que se designaba desde el siglo V al grupo
de cantores que se entrenaban para cantar en los grandes servicios religiosos de la Iglesia
Cristiana, fue todo un reto, que una y otra vez ha sido superado por el empeño y conciencia de los
muchachos miembros formados en sus filas (Asuaje de Rugeles, Guinand y Bottome, 1986).
Es interesante observar que el surgimiento rápido y firme de la Schola Cantorum de Caracas se
debió no sólo a la calidad de sus interpretaciones y a las arduas exigencias de su director, sino
también al repertorio predilecto de la agrupación.

Coro de Manos Blancas: Programa de Educación Especial

En el año de 1998, el Conservatorio de Música “Vicente Emilio Sojo” de Barquisimeto ingresa niños
y jóvenes con Necesidades Educativas Especiales; específicamente en las áreas de déficit
auditivo, impedimento motor, dificultad del aprendizaje, déficit visual, déficit cognitivo y autismo, en
las diferentes cátedras instrumentales, teóricas, corales y en el Sistema de Orquestas Juveniles e
Infantiles de Venezuela cuya sede regional, funciona en este importante centro de formación
musical (Gómez y Mendoza, 2006)
La premisa anterior, estimula en este sector cambios académicos y actitudinales de docentes,
alumnos, padres e instituciones ante el nuevo reto y se reconoce que para los jóvenes y niños con
discapacidad visual, su formación resulta tardía, situación que genera la necesidad de implementar
programas en este centro de estudio, entre los que considera la metodología Braille, que
proporciona herramientas para mejorar sus conocimientos teórico prácticos de la especialidad,
tomando en cuenta que hasta la fecha no se habían diseñado programas de este tipo, lo que se
considera una limitación para su avance académico (ob.cit.).
En ésta institución surge el Coro de Manos Blancas de Barquisimeto, el cual no es sólo una
agrupación artística y cultural, es un Programa de Educación Especial de alcance nacional,
soñado, trabajado, creado y sostenido por Johnny Gómez, un joven profesor de Barquisimeto,
músico y pedagogo, quien sostiene que la música, si se orienta hacia la superación por medio de la
educación de los niños, niñas y adolescentes especiales, es un reto que hoy tiene inmensas
posibilidades de éxito, dada la experiencia adquirida a través de los años (Montilla, 2007).
Un reto como éste, a criterio de Johnny Gómez, debe encararse con un alto concepto de
excelencia musical, no como una mera actividad cultural, donde la educación que se imparte a
nuestros niños, niñas y adolescentes, incluye el uso de todas las técnicas instrumentales para
lograr el desarrollo de las capacidades potenciales que tiene todo ser humano.
El Coro de Manos Blancas de Barquisimeto está integrado por niños, niñas y adolescentes
especiales, con deficiencias auditivas, visuales y cognitivas; con impedimentos motrices, con
dificultades para el aprendizaje y autismo; incluye también a aquellos que sin poseer ninguna
discapacidad relevante, dan su ejemplo, reconociendo que todos en este país tenemos el derecho
de participar (ob.cit.)
Barquisimeto fue desde los inicios el centro piloto de este Programa, que comenzó a extenderse
fuera de esa ciudad en el año 2000, cuando se ubicó en el núcleo formado en la Orquesta
Sinfónica Juvenil del Estado Aragua. A partir del año 2002, el Programa se extiende al núcleo de
Punto Fijo (Falcón) y en el año 2003 se encuentra en Valera (Trujillo). Para el año 2004 ya está en
la ciudad de Mérida.
En el 2006 fue explosivo su crecimiento, pues entraron en acción los núcleos y módulos de Duaca
(Lara), San Felipe y Aroa (Yaracuy); Porlamar (Margarita), Güiria (Sucre) y Pueblo Llano (Mérida).
En el transcurso de este año se ha instalado el Programa en Coro (Falcón) y se están formando los
músicos-docentes del Distrito Capital, Los Teques (Miranda), La Guaira (Vargas), La Asunción
(Margarita), San Cristóbal y La Grita (Táchira), Calabozo (Guárico) y Carora (Lara).
Las presentaciones públicas del Coro de Manos Blancas, bajo la dirección de la profesora Naybeth
García, han merecido el reconocimiento internacional de destacadas personalidades, tales como el
maestro sir Simon Rattle, director de la Orquesta Filarmónica de Berlín; Claudio Abbado, famoso
director de orquesta y de ópera, así como del Cuarteto de Cuerdas de la Orquesta Filarmónica de
Berlín; Michael Landerburger, director del Museo de la Casa Natal de Beethoven (Bonn, Alemania);
Mark Churchill, director del Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra (Boston); del maestro
japonés Shoji Sato; Patricio Oirt, director del famoso Coro de los Niños Cantores de Viena; y de la
maestra y cantante italiana Mirella Freni, entre otros.

Referencias

Asuaje de Rugeles, A.M., Guinand M. y Bottome B. (1986) Historia del Movimiento Coral y de las
Orquestas Juveniles en Venezuela. Caracas: Cuadernos Lagoven.

Gómez, J. y Mendoza, B. (2006) La integración escolar de niños y jóvenes invidentes del Sistema
de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, Módulo Barquisimeto. [Consulta: 2007,
diciembre 6]

Martínez Navarro, Y. (2006) Pinceladas Musicales. Caracas: El Sapo y la Rana.

Montilla, O. (2007) Las autenticas y originales “Manos Blancas”, las que asombran y enorgullecen a
nuestra Patria. [Consulta: 2007, diciembre 6]

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