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Fe y facultades de medicina
Pero la posibilidad de un efecto positivo está recibiendo una mayor atención por
parte de los médicos. Dos tercios de las 125 facultades de medicina de Estados
Unidos incluyen ahora cursos sobre espiritualidad y fe, en comparación con sólo
tres de ellas en 1992, según la página web de la John Templeton Foundation.
Pero el estudio del tema ha llevado a una experta escéptica, Lynda Powell, a
cambiar sus ideas. En el 2001, el Nacional Institutes of Health pidió a Powell,
profesora de medicina preventiva en el Centro Médico de la Universidad Rush de
Chicago y no practicante, que encabezara un equipo de tres científicos para revisar
la literatura médica sobre el nexo entre religión y salud.
El equipo no encontró evidencias de que la religión ayudase a la gente una vez que
están enfermos, concluía el informe, publicado en enero del 2003 en la revista
American Psychologist.
El tema de si rezar por el enfermo lleva a una mejoría de su salud se debatió hace
años. El 15 de julio, el Washington Post informó de que un estudio de más de 700
pacientes de corazón mostraba que aquellos que tienen personas rezando por ellos
desde la distancia, y sin su conocimiento, eran menos proclives a sufrir mayores
complicaciones, volver al hospital o morir.
Algunos estudios sostenían que tales oraciones pueden tener efectos beneficiosos,
pero el Post observaba que han sido criticados por sus carencias metodológicas.
El artículo informaba sobre el estudio Mantra II, llevado a cabo por un equipo del
Centro Médico de la Universidad Duke en Dirham, Carolina del Norte, encabezado
por cardiólogo Mitchell Krucoff. Implicó a 748 pacientes que se sometieron a
tratamiento por problemas de corazón en nueve hospitales de todo el país entre
1999 y el 2002.
Cuerpo y alma
El Catecismo de la Iglesia católica trata la cuestión de la fe y la salud del cuerpo,
en la sección sobre la unción de enfermos. En el No. 1509 observa que la Iglesia
ha recibido del Señor la tarea de «¡Sanad a los enfermos!» (Mateo 10:8).
La Iglesia realiza esto tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos
«como por la oración de intercesión con la que los acompaña». El texto observa
que la Iglesia «cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de
los cuerpos. Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de
manera especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna y cuya conexión con
la salud corporal insinúa San Pablo».
Pero en el número anterior el Catecismo observa que «ni siquiera las oraciones
más fervorosas obtienen la curación de todas las enfermedades». Por esta razón
San Pablo indica que debemos aprender del Señor que «mi gracia te basta, que mi
fuerza se muestra perfecta en la flaqueza», y que los sufrimientos que tengo que
padecer tienen como sentido que «completo en mi carne lo que falta a las
tribulaciones de Cristo, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia» (2 Corintios 12:9;
Colosenses 1:24).
De hecho, el No. 1505 observa que Cristo, durante su ministerio público, no curó
a todos los enfermos. Y las curaciones físicas que realizó «anunciaban su curación
más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua». El Catecismo
indica luego: «En la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal y quitó el
‘pecado del mundo’, del que la enfermedad no es sino una consecuencia.
REFERENCIAS: https://es.zenit.org/articles/el-efecto-de-la-religion-en-la-salud/