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EL LIBRO
deApocalipsis
Revelación para los últimos días
A
o en la República Mexicana
DO M. N. Ranko Stefanovic
1
El evangelio de Patmos
sis un libro divino de agoreros ni las profecías fueron dadas para satis
facer nuestra curiosidad obsesiva acerca del futuro. Su propósito princi
pal es aseguramos la presencia de Jesús con su pueblo a lo largo de la
historia y sus eventos finales.
Sin embargo. Cristo sabía que el impacto total de su promesa de es
tar con su pueblo no sería efectivo sin presentar los eventos futuros por
medio de su palabra profética. La gráfica descripción de estos eventos en
su mensaje tiene la intención de impresionarnos con la gravedad de la
crisis final y de nuestra necesidad de depender de Dios durante este
tiempo. Este tiempo de crisis recordará al pueblo de Dios la promesa de
estar con él a fin de sostenerlo durante tiempos difíciles. "Pero os he
dicho estas cosas", dijo Jesús, "para que, cuando llegue la hora, os acor
déis de que ya os lo había dicho" (Juan 16:4).
Debemos recordar que el cumplimiento de las profecías del tiempo
del fin no debe ser tema de especulación y sensacionalismo. Apocalipsis
nos informa acerca de eventos en el tiempo del fin, pero no revela exac
tamente cuándo y cómo ocurrirán. Numerosos libros y sitios Web han
pretendido predecir exactamente cómo se cumplirán estas profecías,
pero la mayoría de las ideas expresadas son engañosas. Son tomadas, no
de la Biblia, sino más bien de la imaginación basada en interpretaciones
alegóricas o en titulares de los noticiosos. El tiempo y la manera en que
se desenvolverán los eventos finales son secretos de Dios y están reser
vados solo para sí mismo (Mat. 24:36; Hech. 1:7). Serán claras para
nosotros solo cuando se cumplan, no antes (Juan 14:29; 16:4).
Cuando se las comprende adecuadamente, las profecías de Apocalip
sis sirven a propósitos prácticos: enseñamos cómo vivir hoy y preparar
nos para el futuro. Estudiarlas debería hacemos mejores personas, m o
tivamos para tom ar nuestro destino con seriedad e inspirarnos para
tratar de alcanzar a otros con el mensaje del evangelio.
y qüeera y que ha de venir" (Apoc. 1:4; cf. Apoc. 4:8). Este título triple
es un eco del nombre divino "Yo soy el que soy", que interpretaba el
nombre pactual de Dios en el Antiguo Testamento, Yahvé, y señalaba la
existencia eterna (Éxo. 3:14).
La segunda Persona de la Trinidad a la que se alude es llamada "los
siete espíritus" (Apoc. 1:4; cf. Apoc. 4:5; 5:6). Este nombre se refiere al
Espíritu Santo, donde siete es un número de totalidad. El trasfondo de
esta identificación en el Antiguo Testamento es la séptuple designación
del Espíritu, que se encuentra en la versión de la Septuaginta de Isaías
11:2 y 3.3 En Zacarías 4, las siete lámparas simbolizan la actividad uni
versal del Espíritu Santo en el m undo (vers. 2). En Apocalipsis, "los
siete espíritus" son un paralelo de las siete iglesias en las que actúa el
Espíritu. La frase representa la plenitud y la universalidad de la obra del
Espíritu Santo en la iglesia, que la capacita para cumplir con su llamado.
La lista concluye con Jesucristo, que es identificado con un título tri
ple: "El testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los
reyes de la tierra"-(Apoc. 1:5a). Este título triple es un eco del Salmo 89,
en el que el rey davídico es el primogénito de Jehová, el excelso rey de la
Tierra y el testigo fiel de Jehová. (Sal. 89:27, 37). Estos tres títulos de Je
sús en Apocalipsis 1:5a corresponden a sus títulos de Profeta, Sacerdote
y Rey. Por virtud de su fiel testimonio durante su jomada terrenal, Jesús
ha recibido el honor de los primogénitos y ha sido exaltado al rango más
elevado, por encima de todos los poderes y las autoridades en el cielo y
en la Tierra (Efe. 1:20-22; 1 Ped. 3:22).
Habiendo afirmado la verdadera identidad de Jesús, Juan entonces
describe lo que Jesús hace (Apoc. 1:5b, 6). Esta triple actividad corres
ponde a sus tres títulos. En el texto original, "al que nos ama" es una
actividad en curso: él nos ama continuamente. Este amor, abarca igual
mente el pasado, el presente y el futuro. Aquel que nos ama nos ha la
vado de nuestros pecados con su sangre. En el texto original, "lavado"
se refiere a una acción completada en el pasado. En la Cruz, Jesús murió
y nos liberó de nuestros pecados para siempre.
El Apocalipsis nos dice no solo lo que Cristo ha hecho por nosotros
sino también lo que podemos llegar a ser en él. Él nos hizo "un reino,
sacerdotes para su Dios y Padre" (vers. 6; cf. Apoc. 5:9, 10). Los redimi-
1. El evangelio de Patmos * 1 3
dos gozan de esa condición por causa de lo que Cristo hizo en la cruz
del Calvario. Esta condición, originalmente prometida al antiguo Israel,
fue lograda en su redención de la esclavitud de Egipto y la promesa de
que ellos serían su reino de sacerdotes (Éxo. 19:5, 6). Este título de pri
vilegio es ahora ofrecido a la iglesia cristiana como el verdadero Israel
de Dios (1 Ped. 2:9, 10). Lo que fue ofrecido a Israel como una promesa
futura es ahora ofrecido a los cristianos sobre la base de lo que Cristo
hizo en el pasado.
Referencias:
1. Bruce M. Metzger, Breaking the Code: Understanding the Book of Revelation (Nashville, Tennessee:
Abingdon Press, 1993), p. 23.
2. Robert H. Mounce, The Book of Revelation, New International Commentary on the New Testa
ment (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1977), p. 68.
3. Lancelot C. L. Brenton, trad., The Septuagint With Apocrypha: Greek and English (Peabody, Massa
chusetts: Hendrickson, 1986).
2
Entre los candelabros
I
sa de su testimonio fiel del evangelio (Apoc. 1:9). Los autores cris
tianos tempranos son unánimes en decir que Juan fue exiliado a
esta isla rocosa y árida por las autoridades romanas para impedir-
parcir el evangelio. Como prisionero, el anciano apóstol soportó
muchas penurias en su exilio en Patmos.1 La tradición cristiana primiti
va testifica que fue forzado a realizar labores pesadas en las canteras.2
La experiencia de Juan en Patmos dio forma al lenguaje y las imáge
nes de Apocalipsis. Por ejemplo, la tribulación que él soportó allí por
causa de su testimonio fiel del evangelio llegó a ser un precursor de la
experiencia del pueblo fiel en un m undo hostil, pero especialmente de
la gran tribulación que el pueblo de Dios debe pasar en el tiempo del fin
(c/. Apoc. 7:14). También, Juan probablemente tenía en mente la isla
m ontañosa de Patmos cuando mencionó que las islas y los montes des
aparecerían al final del tiempo (Apoc. 6:14; 16:20).
Especialmente notable es la prominencia del mar y las imágenes re
lacionadas con el agua en el libro (aparecen 26 veces). Siendo que Juan
estaba confinado en Patmos, el mar también llegó a significar la separa
ción y el sufrimiento para él. Las aguas tormentosas alrededor de la isla
vinieron a simbolizar las condiciones perturbadoras sociales y políticas
en el mundo. El mar está obviamente relacionado con el ábussos (abis-
16 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
mo), que es la morada de Satanás y sus demonios (cf. Apoc. 13:1 con
17:8). Es de ese mar metafórico que el apóstol ve que sale la bestia que
viene a oprimir al pueblo de Dios (Apoc. 13:1). A la Babilonia prostitu
ta se la ve sentada "sobre muchas aguas" (Apoc. 17:1; cf. vers. 15). Tam
bién es de ese mar simbólico que los mercaderes figurados de Babilonia,
que venden sus doctrinas y sus costumbres corruptas, obtienen toda su
riqueza y lujos (Apoc. 18:17-24).
Recordando esto, no es sorprendente que en la última visión de Juan
de los cielos nuevos y la Tierra Nueva lo primero que observó fue que
"el mar ya no existía más" (Apoc. 21:1). El texto no se refiere simple
mente a cualquier mar sino al mar que rodea a Patmos, y eso llena al
anciano apóstol con un profundo anhelo del tiempo cuando el mar ya
no existirá más. La ausencia del "mar" sobre la Tierra Nueva significa la
ausencia de todo mal y del "Patmos" del sufrimiento y el dolor en la
vida diaria.
Sin embargo, el verdadero dolor que sintió el revelador en Patmos
fue mayor que su sufrimiento físico. Estaba abrumadoramente preocu
pado por la situación de las iglesias, ubicadas en siete ciudades en la
provincia de Asia (cf. Apoc. 1:11), que habían sido privadas de su lide
razgo. La situación en las iglesias se había desestabilizado gradualmente
por causa de la hostilidad creciente de las autoridades romanas hacia
los cristianos en Asia. También había informes perturbadores de que
estas iglesias estaban en crisis. La mayoría de ellas, divididas; en algu
nas, la mayoría de los creyentes estaban involucrados en difundir la
apostasía.
Muchos cristianos en Asia estaban luchando con su identidad. Las
terribles circunstancias y la angustia pudieron haber conducido a m u
chos de ellos a cuestionar si Dios estaba todavía en el control y qué
traería el futuro a la iglesia. Estaban con la necesidad urgente de con
ducción y ánimo. Pero el anciano apóstol no podía estar con ellos. Su
preocupación por su bienestar espiritual era, a veces, abmmadora. Juan
estaba grandemente angustiado y necesitaba una expresión de seguri
dad y ánimo.
Los cristianos nunca deben olvidar que siempre que se encuentren
en un "Patmos" rodeado por un interminable "mar" embravecido, cual-
2. Entre los candelabros t t
quiera que sea para ellos el significado del mar, no están solos. La expe
riencia de Patmos siempre resulta en una revelación de Jesucristo. Es
porque Daniel experimentó la cautividad babilónica que hay un libro
de Daniel en la Biblia. Del mismo modo, el exilio de Juan en Patmos
produjo el libro de Apocalipsis. Jesús, quien visitó a Juan en una visión
en esa isla desértica, es el mismo Jesús que está presente con su pueblo
para sostenerlo y apoyarlo hoy. Él siempre estará con su pueblo, hasta
el mismo fin del tiempo (ver Mat. 28:20).
Éfeso
En el cruce de dos de las principales rutas comerciales, Éfeso era un
famoso centro político, comercial y religioso. Con una población de
cerca de un cuarto de millón de habitantes, era una de las ciudades más
grandes del Imperio Romano. En la ciudad había dos templos dedica
dos a la adoración al emperador, así como quince templos a otras divi
nidades. El mayor era el templo de Artemisa (o Diana, para los roma
nos), una de las siete maravillas del m undo antiguo. Sin embargo, la
ciudad era notoria por el crimen, la inmoralidad y la superstición.
Jesús se presenta a la iglesia de Éfeso como "el que tiene las siete es
trellas en su diestra, el que camina en medio de los siete candelabros de
oro" (Apoc. 2:1); así representa su presencia en la iglesia, y el conoci
miento de su situación difícil.
Jesús felicita a la iglesia por varias grandes cualidades. A pesar de vi
vir en un ambiente pagano, rodeados por estilos de vida paganos y prác
ticas inmorales, los miembros trabajaban mucho y demostraban pa
ciente perseverancia por causa del evangelio, y se mantenían firmes
frente a la persecución. La iglesia también era doctrinalmente íntegra, y
ejercitaba discernimiento al probar a los falsos apóstoles, y no tolerar
enseñanzas falsas (vers. 2, 3).
Específicamente, resistían las prácticas de los nicolaítas (vers. 6).
Aunque la identidad exacta de los nicolaítas no es clara, algunos autores
cristianos de los primeros tiempos los describían como seguidores heré
ticos de Nicolás de Antioquía, uno de los siete diáconos de la iglesia de
Jerusalén, quien finalmente cayó en herejía (Hech. 6:5).5 Los nicolaítas
defendían componendas y conformidad con prácticas paganas para evi
tar la incomodidad y las dificultades del aislamiento social y la inmi
nente persecución. También se los menciona en el mensaje a la iglesia
de Pérgamo, donde se los vincula con otro grupo herético: los seguido
res de las enseñanzas de Balaam (Apoc. 2:14, 15).
22 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
Referencias:
1. Plinio menciona Patmos como un lugar de exilio (Historia natural 4.23.11).
2. Ver Ireneo, Contra las herejías 5.30.3; Eusebio, Historia eclesiástica 3.18-20.
3. Ver David E. Auné, "Revelation 1-5", Word Biblical Commentary 52a (Dallas, Texas: Word Books,
1997), pp. 104-115.
4. Ver Philip Schaff, History of the Christian Church, 3a ed. (Nueva York: Charles Scribners Sons,
1910), t. 1, pp. 13-20.
5. Ireneo, Contra las herejías 1.26.3; 3:11, en The Ante-Nicene Fathers, ed. A. Roberts y j. Donaldson
(Nueva York: Charles Scribners Sons, 1913), t. 1, pp. 352, 426-429; Hipólito de Roma, The Re
futation of All Heresies 7.24, en The Ante-Nicene Fathers, ed. A. Roberts y J. Donaldson (Nueva
York: Charles Scribner's Sons, 1919), t. 5, p. 115.
El pueblo de Dios
en las ciudades
Esmirna
smima estaba ubicada en una importante encrucijada de rutas
Pérgamo
Durante más de dos siglos y medio, Pérgamo sirvió como la capital
política, intelectual y religiosa de Asia, y fue una de las ciudades élite del
m undo helenístico. Ostentaba una biblioteca que rivalizaba con la de
Alejandría, con cerca de doscientos mil tomos. De todos los templos
magníficos a Atenea, Dionisio y Esculapio, el enorme altar de Zeus, del
cual se elevaba hum o continuamente, era el más importante. Del in
menso asclepeion, justo fuera de la ciudad, salían historias de curaciones
3. El pueblo de Dios en las ciudades
Sardis
Sardis tuvo una historia espléndida. Seis siglos antes, había sido unas
de las ciudades más grandes del mundo, como capital del opulento rei
no de Lidia. Era conocida como un centro del comercio de lana, indus
trias del teñido y confección de vestimentas, lo que proveía a sus ciuda
danos un estilo de vida lujoso. Ubicada en un m onte especialmente
empinado, con una sola m ta de acceso, la ciudad era una fortaleza na-
28 • E l l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s día s
Tiatira
Tiatira, el hogar de asociaciones locales de profesiones u oficios en
lugar de templos regionales o centros administrativos, era la menos im
portante de las siete ciudades a las que se dirige Apocalipsis. Estas aso
ciaciones o gremios controlaban los numerosos oficios en la ciudad, y
una persona no podía realizar transacciones sin ser miembro de ellas.
Cada gremio, sin embargo, tenía un patrono, un dios acompañado de
festivales, a menudo con actividades inmorales tales como el uso de
prostitutas sagradas. Rehusar la participación resultaba en consecuen
cias terribles, sanciones severas, o expulsión del gremio. Estas penalida
des eran un desafío significativo para los cristianos que vivían en el si
glo primero.
Jesús viene a Tiatira como el Hijo de Dios. Sus ojos llameantes signi
fican su capacidad de ver lo que está en las partes más íntimas de los
humanos (Apoc. 2:23), escudriñar la mente y el corazón (el asiento de
la inteligencia), una capacidad que solo pertenece a Dios (Jer. 17:10).
Los pies de bronce bruñido de Jesús enfatizan su actitud inflexible con
tra las influencias seductoras en la iglesia.
Jesús describe a la iglesia de Tiatira como amante, fiel, orientada ha
cia el servicio y perseverante. En contraste con Éfeso, sus obras posterio
res de amor son mayores que las primeras. En el Nuevo Testamento, el
amor y la fe van juntos (Gál. 5:6; Efe. 1:15; 1 Tes. 3:6); además, el servi
cio es un resultado del amor y la perseverancia es un producto de la fe
(Col. 1:23; 2 Tes. 1:3, 4).
No obstante, Tiatira ha tolerado a una mujer influyente, a quien Je
sús le da el apodo de Jezabel. En el Antiguo Testamento, Jezabel fue la
3. El pueblo de Dios en las ciudades * 29
Sardis
Sardis tuvo una historia espléndida. Seis siglos antes, había sido unas
de las ciudades más grandes del mundo, como capital del opulento rei
no de Lidia. Era conocida como un centro del comercio de lana, indus
trias del teñido y confección de véstimentas, lo que proveía a sus ciuda
danos un estilo de vida lujoso. Ubicada en un m onte especialmente
empinado, con una sola ruta de acceso, la ciudad era una fortaleza na-
3 0 * E l l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
Filadelfia
Filadelfia era una ciudad próspera que estaba sobre la ruta comercial
imperial, que conectaba todos los lugares del este con todos los lugares
del oeste. Desde su origen, Filadelfia tenía el propósito de servir como
una ciudad misionera para promover la lengua y la cultura griegas en las
regiones de Lidia y Frigia. Su ubicación geográfica, sin embargo, la so
metió a terremotos ocasionales. El más severo ocurrió en el año 17 d.C.,
que devastó Filadelfia, Sardis, y otras ciudades de los alrededores.
La presentación de Jesús a Filadelfia es rica en álusiones al Antiguo
Testamento. "El Santo" es una descripción de Dios (Apoc. 3:7; cf. Isa.
43:15; 54:5; Hab. 3:3), así como una designación de Jesús en el Nuevo
Testamento (Mar. 1:24; Juan 6:69). Su posesión de la llave de David es
una alusión a Isaías 22:22. Jesús es el que tiene plena autoridad y acceso
a los almacenes del cielo, lo que explica por qué puede hacer grandes
promesas a su iglesia.
En contraste con Sardis, Filadelfia no recibió ninguna reprensión.
Guardaron la palabra de Jesús y no lo negaron (Apoc. 3:8b). Como los
de Esmima, también sufrieron la oposición de los judíos, pero Jesús le
asegura a esta iglesia que ya se está ocupando de sus adversarios. Viene
el día cuando aquellos que los perjudican serán forzados a admitir que
Dios está con ellos.
Pero esta iglesia no está espiritualmente fuerte. Como Sardis, sufre la
influencia de su ambiente pagano, lo que impacta significativamente en
su vida espiritual y su testimonio. A pesar de su debilidad, Cristo pro
mete poner delante de ellos una puerta abierta de oportunidades. Cuan-
32 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s d ía s
Laodicea
Debido a su ubicación favorable sobre la ruta comercial principal
entre Éfeso y Siria, Laodicea era uno de los grandes centros comerciales
del m undo antiguo. Su riqueza provenía mayormente de la lujosa lana
negra que se usaba para la fabricación de vestimentas y su posición
como un gran centro bancario, que almacenaba grandes cantidades de
oro.
Laodicea también ostentaba una escuela de medicina que producía
un ungüento para los ojos hecho con un polvo de Frigia mezclado con
aceite. La ciudad era tan rica que rechazó la ayuda imperial después de
un terremoto devastador en el año 60 d.C., comentando que no era
necesaria. De hecho, lo único negativo era la falta de agua, que debía ser
traída a la ciudad por medio de un acueducto de casi diez kilómetros
(seis millas). Alimentada tanto por un manantial termal como por fres
ca agua de las montañas, la ciudad ganó la reputación de tener agua ti
bia.
Laodicea estaba en tan malas condiciones que Jesús no tuvo nada
positivo que decir de ella. A pesar de la ausencia de acusaciones especí
ficas de pecados, apostasía o herejías, ninguna otra iglesia recibió una
reprensión tan severa de Jesús. Compara el suministro de agua con los
feligreses, ni refrescantes ni calientes, sino tibios, y como tales él está a
punto de vomitarlos de su boca (Apoc. 3:16).
La iglesia refleja la complacencia de una ciudad segura de sí misma.
Al creer que su riqueza era una señal del favor divino, no siente necesi
dad. Tristemente, su riqueza material no se traslada a la riqueza espiri
tual. En realidad, experimenta el efecto exactamente opuesto. En este
caso, la palabra griega para "pobre" (ptójos) significa pobreza extrema.
Además, su falta de percepción espiritual propia los ha dejado espiri
tualmente ciegos. ¡Qué irónico para una ciudad conocida por su trata
miento ocular!
Jesús aconseja a la iglesia que compre de él tres cosas. La primera es
oro refinado en fuego, que haría que los laodicenses fueran verdadera
mente ricos, un símbolo de una fe probada (1 Ped. 1:7). Segundo, Jesús
ofrece vestiduras blancas para cubrir su desnudez, un símbolo de la sal
vación (Apoc. 3:4-6; 7:9,13, 14; Isa. 61:10), y una relación correcta con
Dios (Apoc. 3:4). Finalmente, él ofrece colirio para sanar sus ojos, a fin
de que puedan ver con exactitud su condición y el valor de la herencia
que Cristo pone a su disposición (c/. Efe. 1:17, 18). Que estos elemen
tos no están disponibles gratuitamente indica que los laodicenses de
ben dar algo a cambio de lo que necesitan. Lo que deben entregar es su
orgullo, su complacencia y su autosuficiencia a fin de recibir las rique
zas de Cristo.
Jesús no los ha abandonado, y está haciendo todo lo posible para
que se den cuenta de su situación y rom pan las cadenas de la autosufi
ciencia. El único remedio es el arrepentimiento verdadero y un nuevo
comienzo con Cristo. Jesús concluye su apelación con una notable ima-
34 • E l l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
Referencias:
1. Ver William Barclay, The Revelation of John, The Daily Study Bible, 2a ed. (Filadelfia, Pensilvania:
Westminster John Knox Press, 1976), t. 1, pp. 76-78.
2. William Ramsay, The Letters to the Seven Churches, 2a ed. (Peabody, Massachusetts: Hendrickson,
1994), p. 214.
La entronización del Cordero
Los cuatro seres vivientes (4:6b-8). A ambos lados del Trono hay cuatro
seres celestiales que miran hacia los cuatro puntos cardinales. Son dife
rentes de cualquier ser celestial que Juan hubiera visto antes, y son bas
tante similares a los querubines de la visión que tuvo Ezequiel del Tro
no de Dios (Eze. 1:5-14; 10:12-15). Tanto Ezequiel como Juan vieron el
mismo número de seres, y ambos se refieren a ellos como "cuatro seres
vivientes". Ambos se asemejan a un león, un ternero o buey, un hombre
y un águila en vuelo; y en ambos casos están cubiertos de ojos. Final
mente, ambas visiones los asocian estrechamente con el Trono.
Mientras los seres vivientes de la visión de Ezequiel tienen cuatro
caras y cuatro alas (Eze. 1:6), los cuatro seres vivientes de Apocalipsis
tienen seis alas como las de los serafines de la visión de Isaías (Isa. 6:2).
Al igual que los serafines de la visión de Isaías, los cuatro seres vivientes
de Apocalipsis 4 incesantemente alaban a Dios con estas palabras de
aclamación: "Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso"
(Apoc. 4:8; cf. Isa. 6:3).
Todo esto indica que los cuatro seres vivientes son ángeles exaltados
cercanos a Dios, que lo sirven como agentes y guardianes de su Trono.
Siempre se los ve en la proximidad del Trono (Apoc. 4:6; 5:6; 14:3), y su
asociación con el Trono recuerda a los querubines sobre el Arca del Pac
to. Estos querubines estaban frente a frente con sus alas extendidas so
bre el Propiciatorio (Éxo. 25:18-21; 1 Rey. 6:23-28), donde se describe
que Dios está sentado (2 Rey. 19:15; Sal. 80:1; 99:1; Isa. 37:16).
La descripción de los seres vivientes es simbólica. Sus alas señalan su
celeridad en cumplir las órdenes de Dios, y los ojos representan su inte
ligencia y discernimiento. Su apariencia en términos de un león, un
ternero o buey, un hom bre y un águila en vuelo representa el orden
entero de la Creación. Como representantes de toda la Creación, están
constantemente ocupados en dirigir a las huestes celestiales en la adora
ción y la alabanza a Dios (Apoc. 4:8, 9; 5:8, 8, 14; 7:11, 12; 19:4), y son
los agentes divinos involucrados en la ejecución de la ira de Dios sobre
la Tierra (Apoc. 6:1, 3, 5, 7; 15:7).
Las huestes celestiales. El grupo mayoritario en la asamblea de la sala
del Trono consiste en la m ultitud de las huestes angélicas, cuyo número
es "miríadas de miríadas y miles de miles" (Apoc. 5:11). Elena de White
4. La entronización del Cordero • 39
sugiere que, siendo que a este grupo se le une "toda criatura" (vers. 13),
ellos son los enviados del resto del Universo, que representan los m un
dos no caídos.2 Estos enviados, junto con los 24 ancianos y los 4 seres
vivientes, están reunidos en la sala del Trono celestial para celebrar el
triunfo de Cristo sobre Satanás, y para expresar su aprobación y endoso
de esta entronización.
los nudos. Como tal, no podía ser abierto ni su contenido revelado has
ta que los siete sellos fueran rotos.3
Daniel y Apocalipsis muestran que, si un mensaje debía ser com
prendido en un tiempo posterior, el sellado era la manera de Dios de
esconder la revelación hasta el tiempo señalado (Dan. 12:4, 9; Apoc.
10:4). El rollo de Apocalipsis 5 está sellado con el propósito obvio de
ocultar su contenido y mantenerlo escondido. Por cuanto estaba sella
do, no se encontraba a "nadie que fuera digno de abrir el rollo, ni m i
rarlo" (Apoc. 5:3). No era posible abrirlo a menos que una persona
autorizada rompiera todos los sellos.
Apocalipsis 10:7 muestra que su contenido está relacionado con "el
misterio de Dios" y su propósito de resolver el pecado, salvar a la hum a
nidad caída y establecer su Reino eterno. Este misterio ha estado escon
dido por edades, pero ha sido parcialmente revelado con la venida de
Cristo y la predicación del evangelio (Rom. 16:25, 26; Efe. 3:1-12). Ele
na de White comenta que el rollo sellado contiene el registro del Gran
Conficto, que incluye "el rollo de la historia de las providencias de Dios,
la historia profética de las naciones y de la iglesia. En él estaban conte
nidas las declaraciones divinas, su autoridad, sus mandamientos, sus
leyes, todo el consejo simbólico del Eterno, y la historia de todos los
poderes gobernantes en las naciones. En ese rollo, en lenguaje simbóli
co, estaba contenida la influencia de cada nación, lengua y pueblo des
de el comienzo de la historia hasta el final".4
El rollo sellado, entonces, actúa como una referencia simbólica al
plan divino de salvación. Si el rollo está sellado, el plan de salvación
queda sin cumplirse. Cuando se rompe el sello final al sonar el séptimo
sello -la Segunda Venida-, entonces el plan de salvación será finalmen
te cumplido (Apoc. 10:7). 4
Padre es comparable con el rollo del pacto de la Ley que era entregado
a los reyes de Israel en su entronización. Tomar el rollo simbolizaba el
derecho de sentarse en el trono y reinar. Desenrollar el libro significaba
revelar el plan de salvación para la hum anidad caída.
La victoria de Cristo en la Cruz lo hizo digno de tom ar el rollo del
Pacto y quebrar sus sellos, el que, por causa de la desobediencia hum a
na, fue sellado. En la seda del Trono celestial, cuando Cristo el Cordero
se acercaba al Trono para tom ar el rollo, un him no de alabanza y ado
ración surgió de la asamblea celestial, que reconocía ese acto (Apoc.
5:7-14). Este es el m om ento culminante de la escena. El libro del Pacto,
que había sido sellado y guardado por mucho tiempo, fue entregado al
Cristo triunfante, el por largo tiempo esperado Rey del linaje de David
y el León de la tribu de Judá.
Siendo que el rollo significaba el derecho a reinar, el acto simbólico
de tom ar el rollo hace de Cristo el rey legítimo sobre el Universo. Él
tom a asiento en el Trono y comparte las prerrogativas gobernantes de
su Padre (Apoc. 3:21). El Padre ahora gobierna el Universo por medio
del Hijo. Toda la autoridad y la soberanía son entregadas a él (Mat.
28:18). Cristo está ahora "sobre todo principado y autoridad, poder y
señorío, y sobre todo nom bre que se nombra, no solo en este siglo, sino
también en el venidero" (Efe. 1:21).
El acto simbólico en que Cristo el Cordero tom a el rollo significa la
transferencia de la autoridad de Satanás a Cristo. Como nota la erudita
Adela Yarbro Collins: "El problema que afronta el concilio celestial es la
rebelión de Satanás, que tiene su paralelo en la rebelión en la Tierra".5
Desanimado por estas circunstancias, las lágrimas de Juan "expresan el
deseo de los fieles de que esta situación sea rectificada".6 Con la caída de
la raza hum ana en la esclavitud del pecado, la hum anidad llegó a estar
perdida y sin esperanza. Al usurpar el señorío y el dominio de la Tierra
(c/. Luc. 4:6), Satanás llegó a ser "el príncipe de este mundo" (Juan
12:31; cf. Juan 14:30; 16:11).
Pero, lo que se perdió con Adán ha sido ahora recuperado por Cristo.
Su instalación sobre el Trono celestial demuestra que su sacrificio en
favor de la hum anidad ha sido aceptado. La muerte de Jesús compró al
pueblo de Dios de toda tribu, lengua, pueblo y nación (Apoc. 5:9).
42 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s , R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s d(as
La escena pentecostal
La inauguración de Cristo en el Trono celestial ocurrió en el tiempo
de Pentecostés (Hech. 2:32-36).7 Durante su inauguración a la diestra
del Padre, Jesús llegó a ser el gobernante legítimo de la Tierra. El Espíri
tu Santo descendió sobre los discípulos para cumplir la promesa que les
hizo Jesús (Juan 14:16-18). Apocalipsis 5:6 menciona los siete Espíritus
"enviados por toda la tierra". Los siete Espíritus denotan la plenitud de
la actividad del Espíritu Santo en el mundo (siete es un número de ple
nitud). Aunque antes en el libro, el Espíritu Santo está regularmente
delante del Trono (cf. Apoc. 1:4; 4:5), en el capítulo 5 él es enviado a
toda la Tierra. El envío del Espíritu Santo está directamente relacionado
con la inauguración del ministerio de Cristo posterior al Calvario.
La obra del Espíritu Santo sobre la Tierra en conexión con la exalta
ción de Cristo al Trono celestial es significativa. De acuerdo con Juan
7:39, el Espíritu Santo "aún no había venido [...] porque Jesús no había
sido aún glorificado". Pero, en su sermón de Pentecostés, Pedro explicó
que la venida del Espíritu Santo a la Tierra era el resultado de la exalta
ción de Cristo al Trono celestial a la derecha de Dios (Hech. 2:32-36).
La venida del Espíritu Santo en Pentecostés era la seguridad de que Jesús
había aparecido ante el Padre y que su sacrificio había sido aceptado en
favor de la humanidad. Después de esto, Jesús fue instalado en su m i
nisterio posterior al Calvario como nuestro Rey y Sacerdote. Él es ahora
nuestro Mediador en el Santuario celestial, y por medio de él los hum a
nos caídos tienen acceso a Dios.
4. La entronización del Cordero • 4 3
Referencias:
1. Richard M. Davidson, "Sanctuary Typology", en Symposium on Revelation-Book 1, ed. Frank B.
Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series (Silver Spring, Maryland: Biblical Research
Institute, 1992), t. 6, p. 123.
2. Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Florida, Bs. As.: ACES, 1976), p. 773.
3. George Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans,
1972), p. 81.
4. Elena de White, "MR N° 667 -Prophetic Interpretation", en Manuscript Releases (Silver Spring,
Maryland: Ellen G. White Estate, 1990), t. 6, p. 7.
5. Adela Yarbro Collins, The Apocalypse, New Testament Message 22 (Collegeville, Minnesota: Litur
gical Press, 1979), p. 39.
6. Yarbro Collins, ibid., p. 39.
7. El Nuevo Testamento está repleto de textos que afirman que, en su ascensión. Cristo se sentó a
la derecha de Dios, y se le dio autoridad, poder y dominio universal (Rom. 8:34; Efe. 1:20-22;
Col. 3:1; Heb. 10:12; 12:2; 1 Ped. 3:21, 22).
5
Los siete sellos
Segundo, se les dice a los mártires que tendrán que esperar todavía un
poco mientras el número de sus hermanos de experiencia -los que de
ben pasar por un martirio similar- se haya completado. Dios promete
que él "vengará la sangre de sus siervos" (Deut. 32:43; cf. Sal. 79:10). En
Apocalipsis 8, los juicios de Dios ya han sido derramados sobre "los que
habitan en la tierra" (vers. 13). Sin embargo, viene el día cuando Cristo
vendrá con juicios "a los que no [...] obedecen al evangelio de nuestro
Señor Jesucristo. Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día
para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creye
ron; y vosotros habéis creído en nuestro testimonio" (2 Tes. 1:8-10). El
cumplimiento de esta profecía es el tema de la escena del sexto sello.
Mientras la escena del quinto sello representa la experiencia del pue
blo de Dios oprimido a lo largo de la Era Cristiana, también puede
aplicarse al período específico de la historia que siguió a la Edad Media.
Durante este período, millones de cristianos fueron martirizados por
causa de su fidelidad a la Biblia. Las profecías de Daniel hablan del po
der del enemigo, descrito como un cuerno pequeño que "hacía guerra
contra los santos y los vencía" (Dan. 7:21; cf. vers. 25). Surge la pregun
ta: ¿Cuánto tiempo durará esta situación? La respuesta es que duraría el
período profético de 1.260 días, que significan 1.260 años (Apoc. 12:6,
7). La apertura del sexto sello nos lleva a ese punto en el tiempo.
«
El pueblo de Dios es sellado
Los vientos
Apocalipsis 7 comienza con cuatro ángeles en "los cuatro ángulos de
la tierra", deteniendo "los cuatro vientos" para que no destruyan la tie
rra, el mar y los árboles (vers. 1). La expresión "los cuatro ángulos de la
tierra" es una manera antigua de referirse a los cuatro puntos cardinales.
Esto denota la importancia global de la escena.
En el Antiguo Testamento, los vientos simbolizan las fuerzas destruc
tivas que Dios usa para ejecutar juicios sobre los impíos (Jer. 23:19, 20;
Ose. 13:15). Jeremías se refirió al juicio venidero contra Jerusalén como
un viento fuerte y ardiente que viene del desierto (Jer. 4:11-13). Tam
bién imaginaba "un viento destructor" que devastaba a Babilonia (Jer.
51:1, 2). "Los cuatro vientos" es un concepto bien conocido en el Anti
guo Testamento (Jer. 49:36). En visión, Daniel vio "que los cuatro vien
tos del cielo combatían en el gran mar" del cual emergieron las cuatro
bestias (Dan. 7:2, 3). El siguiente pasaje del libro de Sirac, o Eclesiástico,
54 • E l l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
muestra cómo entendían los judíos del tiempo de Juan los vientos
como un símbolo del juicio divino:
Hay vientos creados para el castigo,
en su furor ha endurecido él sus látigos;
al tiempo de la consumación su fuerza expanden,
y desahoga el furor del que los hizo.1
Los vientos fuertes están asociados con la ira de Dios en Apocalipsis
6:17, y ocurren durante el tiempo de "la gran tribulación", mencionada
más tarde en la escena (Apoc. 7:14) Los vientos fuertes son otra manera
de describir las siete últimas plagas, que son la totalidad de la ira de
Dios (Apoc. 15:1). De este modo, los vientos que soplan representan las
siete últimas plagas que serán derramadas sobre los impíos justo antes
de la Segunda Venida. Pero, durante cierto tiempo, la intervención divi
na limitará estas fuerzas destructivas de dañar la Tierra. Son retenidas
mientras el sellamiento del pueblo de Dios continúa.
pósito es advertir a los habitantes de la Tierra antes del Día del Juicio, y
ofrecerles salvación antes de que sea demasiado tarde.
¿A qué tiempo de la historia se refieren las siete trompetas? Los servi
d o s diarios del Templo terrenal proveen una pista en cuanto al comien
zo del sonar de las siete trompetas. En el Templo terrenal, las trompetas
sonaban después de que el sacrificio había sido ofrecido sobre el altar.
Siguiendo este modelo, el sonar de las siete trompetas debe comenzar
después de la muerte de Jesús en la Cruz. Ocurre mientras Jesús interce
de en el cielo (vers. 3-5) y se predica el evangelio (Apoc. 10:8-11:14).
Esto significa que las trompetas conciernen a la Era Cristiana -d e la
Cruz a la Segunda Venida- hasta que la séptima trompeta suena y Dios
establece su Reino (Apoc. 11:15-18).
Las trompetas cubren el mismo período que los siete sellos. Las dos
series se corresponden tanto estructural como secuendalmente. Secuen-
dalmente, los sellos y las trompetas comienzan en el primer siglo, luego
de la muerte de Jesús en la Cruz y su ascensión al délo. La condusión
de ambas series nos lleva hasta el tiempo del fin. Estructuralmente, las
dos series se subdividen en grupos de cuatro y tres, con interludios entre
los segmentos sexto y séptimo. Mientras el interludio entre el sexto y el
séptimo sellos describe al pueblo de Dios del tiempo del fin, el interlu
dio entre la sexta y la séptima trompetas describe su experienda y su rol
durante el tiempo del fin.
La diferencia entre las dos series se encuentra en el foco. Mientras
que los sellos principalmente conciernen a los que profesan ser el pue
blo de Dios, por infieles que sean al evangelio, las trompetas conciernen
exdusivamente a los que no profesan pertenecer a Dios. No obstante.
Dios quiere que ambos grupos se salven. Él quiere ganarlos antes de que
se cierre la puerta de la salvadón. t ■
contra sus enemigos, y cierran los cielos de m odo que no llueva durante
los 1.260 días (o tres años y medio). Así como Moisés convirtió el agua
en sangre y golpeó la tierra de Egipto con toda clase de plagas (Éxo.
7-11), los dos testigos también tienen autoridad de convertir el agua en
sangre y golpear la tierra con plagas.
¿Quiénes son estos dos testigos? Su descripción señala al pueblo de
Dios cuando da testimonio de la Biblia y del evangelio en el mundo.
Apocalipsis 11:8 muestra que los dos testigos son una entidad en vez de
dos (el texto griego dice: "el cuerpo muerto de ellos"). Es apropiado ver
los dos testigos como el pueblo de Dios en sus roles sacerdotal y de
realeza, predicando la Biblia como la Palabra de Dios (c f Apoc. 1:6;
5:10).3 Es por causa de su fidelidad a la Biblia que el pueblo de Dios
sufrió a lo largo de la Edad Media durante el período profético de los
1.260 días, o 42 meses (Apoc. 6:9; 12:6, 13, 14).
Referencias:
1. El texto griego muestra que el ángel estuvo parado sobre el altar más que junto al altar, como lo
rinden otras traducciones. Ver Ranko Stefanovic, "The Angel at the Altar (Revelation 8:3-5): A
Case Study on Intercalations in Revelation", Andrews University Seminary Studies 44, N° 1 (pri
mavera de 2006), pp. 79-94.
2. Ver Mishnah Tamid, 4:1-5:6. Ver Emil Schiirer, The History of the Jewish People in the Age of Jesus
Christ, 2a ed. (Londres: TOT Clark, 1979), t. 2, pp. 299-308.
3. Esta doble interpretación también está en los escritos de Elena de White. Mientras interpretaba
a los dos testigos como que representaban las escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo
Testamento (El conflicto de los siglos [Buenos Aires: ACES, 2008], cap. 16, p. 310), ella también
habla acerca de que la iglesia profetiza vestida de cilicio durante tiempos angustiosos (Testimo
nios para la iglesia, t. 4, p. 588).
4. Jacques B. Doukhan, Secretos de Daniel (Buenos Aires: ACES, 2007), p. 237.
5. G. K. Bele, "The Book of Revelation", New International Greek New Testament Commentary (Grand
Rapids, Michigan: Eerdmans, 1999), p. 603.
8
Satanás, un enemigo derrotado
La mujer (12:1,2)
En visión, Juan ve una gran señal en el cielo. Algo especial y notable
aparece aquí (cf. Apoc. 12:3; 15:1). La palabra griega sémeion (señal)
denota una presentación simbólica de un objeto real. Esta señal es una
mujer vestida con el Sol, parada sobre la Luna, y que tiene una corona
de doce estrellas sobre su cabeza. Ella está en trabaje de parto, y está a
punto de dar a luz a un niño.
Una mujer, en la Biblia, es un símbolo del pueblo de Dios, sea fiel a
Dios o apóstata. En el Antiguo Testamento, Israel, como el pueblo del
Pacto de Dios, a menudo se menciona como la esposa de Dios (Isa.
54:5; Jer. 3:20). Cuando Israel fue fiel a su pacto con Dios, fue llamado
una mujer pura y fiel. Por otro lado, el Israel apóstata e idólatra fue des
crito como una prostituta. Este concepto también es llevado al Nuevo
70 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
El dragón (12:3-6)
En oposición a la mujer está el dragón, o Satanás, quien es»la serpien
te de Génesis 3. Sus siete cabezas representan los reinos de la historia
por medio de los cuales trabajó para oponerse a los planes y los propó
sitos de' Dios en el mundo, y para oprimir al pueblo de Dios (Apoc.
17:9-11). Los diez cuernos que están sobre su cabeza simbolizan auto
ridades políticas (vers. 12). Las siete coronas que están sobre las cabezas
del dragón se refieren a las falsas pretensiones de señorío sobre este
8. Satanás, un enemigo derrotado * 71
m undo (cf. Luc. 4:6). Estas imágenes revelan a Satanás detrás del Impe
rio Romano, como tratando de destruir al por largo tiempo esperado
Mesías, Jesucristo.
Satanás es un enemigo real, no un personaje imaginario. Siendo que
Dios anunció que vendría Uno nacido de "la mujer" que aplastaría la
cabeza de la serpiente (Gén. 3:15), Satanás ha esperado que naciera el
Niño Prometido para destruirlo. Aunque Satanás desea matar a este
Niño, no puede, porque el Niño es llevado al cielo (Apoc. 12:5), lo cual
se refiere a la exaltación de Cristo al Trono celestial (Efe. 1:20-22; 1 Ped.
3:21, 22). La exaltación de Cristo sirve como introducción a la escena
subsiguiente (Apoc. 12:7-12), un evento que en última instancia resultó
en la expulsión permanente de Satanás del cielo (vers. 10).
Cuando Cristo es llevado al cielo, al Trono de Dios, la mujer, que
representa a la iglesia, encuentra protección divina en el desierto duran
te el tiempo profético de 1.260 días. Durante este tiempo, ella espera el
retomo de Cristo y el establecimiento de su Reino eterno.
comenzar su ataque final contra el remanente del tiempo del fin, su es
trategia cambia de la coerción al engaño. Este cambio en la estrategia
corresponde a la transición del foco histórico al escatológico del Apoca
lipsis. Se puede observar que la palabra engañar no aparece nunca en la
sección histórica de Apocalipsis (caps. 4-11), pero se usa regularmente
en la sección escatológica (caps. 12-20) para describir las actividades de
Satanás en el tiempo del fin, en preparación para la crisis final.
Satanás, en procura de ganar la lealtad del mundo, lanzará una gran
falsificación del verdadero Dios y sus esfuerzos para salvar a la hum ani
dad. Apocalipsis 13 describe este asalto como la obra del dragón, la
bestia del mar y la bestia de la tierra; un trío cuya misión es la destruc
ción de la Trinidad (Apoc. 1:4-6). De aquí en adelante, los miembros de
esta tríada satánica están inseparablemente asociados en su búsqueda
de engañar al mundo y llevar a la gente lejos de Dios (Apoc. 16:13, 14;
19:20; 20:10).
Referencias:
1. León Moms, Revelation, Tyndale New Testament Commentaries, ed. rev. (Grand Rapids, Michi
gan: Eermans, 1987), p. 152.
9
Satanás y sus dos aliados
rada" (vers. 12); así falsifica el rol del Espíritu Santo de dirigir la adora
ción a Cristo.
¿Cómo logrará esto la bestia de la tierra? Como muestra el texto, la
fase inicial involucra señales milagrosas para persuadir a la gente (vers.
13, 14; cf. 2 Tes. 2:8-10), mientras que en la etapa final recurrirá a la
coerción (Apoc. 13:15-17). Así como el Espíritu Santo usó señales mila
grosas para convencer a las personas de aceptar a Jesucristo y adorarlo,
esta falsificación procura engañar a las personas por medio de señales y
milagros engañosos, para persuadirlos a adorar a la bestia del mar.
La mayor de las señales que realizará es hacer descender fuego del
cielo (vers. 13). Esto recuerda el fuego que Elias hizo caer del cielo, para
demostrar que Jehová era el verdadero Dios de Israel (1 Rey. 18:38). La
bestia semejante a un cordero imita el rol profético de Elias y en todo el
Apocalipsis se le da la etiqueta de falso profeta.
La bestia que hace descender fuego del cielo también falsifica el Día
de Pentecostés, cuando lenguas de fuego descendieron del cielo sobre
los discípulos (Hech. 2:3). Se sigue que hacer descender fuego del cielo
tiene la intención de falsificar el poder de Dios y engañar a la gente,
convenciéndola de que estas señales milagrosas son las manifestaciones
del poder divino.
El único poder mundial que aparece en el período posterior a la Edad
Media y que se adecúa a la descripción de la bestia semejante al cordero
de Apocalipsis 13 son los Estados Unidos, caracterizados por el protes
tantismo. Apocalipsis 13 muestra que los Estados Unidos de Norteamé
rica, un puerto seguro para la iglesia, desempeñará un rol clave en los
eventos de los últimos días.
falso -el domingo, el primer día de la semana- en lugar del sábado como
día de reposo.
No obstante, la observancia del domingo no significa en sí misma el
tener la marca de la bestia. La observancia del domingo solo llegará a
ser "la marca de la bestia" cuando la gente tenga una clara comprensión
de los asuntos involucrados en elegir un día de adoración.5 Ese tiempo
está todavía en el futuro; por ello, en el presente, los seguidores de Cris
to no deben rotular a ninguna persona o grupo como que tienen la
marca de la bestia. La observancia del domingo hoy no hace que una
persona esté perdida, así como la observancia del sábado no hace que
una persona sea un cristiano genuino. Pero pronto llegará el tiempo
cuando la marca de la bestia será el problema. Será un tiempo cuando
cada persona en el m undo tendrá que decidir si se colocará a favor de
Dios o en contra de él.
Referencias:
1. Ángel Manuel Rodríguez, Future Glory: The 8 Greatest End-Time Prophecies in the Bible (Hagers
town, Maryland: Review and Herald®, 2002), p. 104.
2. Papa León XIII, Praeclara Gratulationis Publicae [La reunion de la cristiandad], 20 de junio de
1894, citado en Don F. Neufeld y Julia Neuffer, eds., Seventh-day Adventist Bible Students' Source
Book, Commentary Reference Series (Washington, D. C.: Review and Herald®, 1962), t. 9, p. 684.
3. Beatrice S. Neall, "Sealed Saints and the Tribulation", en Symposium on Revelation-Book 1, ed.
Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series 6 (Silver Spring, Maryland: Biblical
Research Institute, 1992), p. 257.
4. William G. Johnsson, "The Saints' End-Time Victory Over the Forces of Evil", en Symposium on
Revelation-Book 2, ed. Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series 7 (Silver
Spring, Maryland: Biblical Research Institute, 1992), p. 30.
5. Richard Rice, Reign of God, 2a ed. (Berrien Springs, Michigan: Andrews University Press, 1997),
p. 403.
10
El evangelio eterno de Dios
18, la trinidad satánica engaña y seduce a la gente del m undo para que
adore a la bestia y a su imagen. Las naciones seducidas se asociarán con
la Babilonia del tiempo del fin para tener seguridad económica (Apoc.
18:3, 9-19). El sistema medieval de la religión del Estado se restaurará,
y la herida mortal de la bestia será sanada. La recién establecida unión
religioso-política im pondrá una religión falsa, que controla la concien
cia y la conducta de la gente. La gente del m undo será forzada a adorar
a la bestia y a aceptar su marca.
El mensaje del segundo ángel provee la seguridad, al pueblo de Dios,
de que su impío sistema no durará mucho tiempo. Ya ha caído y pronto
llegará a su fin, así como cayó la Babilonia antigua (c/. Isa. 21:9; Jer. 51:8).
En Apocalipsis 14:8, la repetición de la palabra caída señala que Babilonia
ciertamente terminará. Este colapso se describe en Apocalipsis 18.
para disipar ese temor, reflejando como un eco las palabras de Jesús:
"No temáis a los que matan el cuerpo pero el alma no pueden matar;
temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infiemo" (Mat. 10:28). Los que responden al llamado y eligen a Dios
pueden escapar del destino de la trinidad satánica y sus seguidores
(Apoc. 20:11-15).
Referencias:
1. Ver Kurt Aland et al., eds.. The Greek New Testament, 4a ed. (Nueva York: United Bible Societies,
1993), p. 863.
11
Las siete últimas plagas
¿Literales o simbólicas?
lin a pregunta importante y difícil concierne a la naturaleza de las
plagas. ¿Son ellas literales o simbólicas? El lenguaje de Apocalipsis a
menudo es simbólico, lo que parece obvio cuando interpretamos los
sellos y las trompetas. Pero, la situación parece diferente con las siete
últimas plagas. El hecho de que las primeras cinco plagas infligen inten
so dolor y sufrimiento físicos, y provocan que la gente maldiga a Dios,
muestra que son literales (vers. 8-11). Esto se afirma en Apocalipsis
7:16; este versículo declara que los 144.000 no tendrán ya más hambre,
ni sed, ni calor, ni el sol caerá sobre ellos ni los afectará. Estas parecen
ser pruebas literales.
Pero la sexta plaga, que conduce a la batalla de Armagedón, contiene
un lenguaje simbólico y espiritual. Y la plaga final, que se ocupa de la
caída de la Babilonia del tiempo del fin, parece mezclar significados
simbólicos y literales.
98 • E l l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s dIas
En todo esto, es importante recordar que las siete últimas plagas son
una profecía que todavía debe cumplirse. La verdadera naturaleza de la
profecía será completamente comprendida cuando se cumpla. Si son
literales o figuradas, las siete últimas plagas expondrán la impotencia de
la trinidad satánica para ayudar a la hum anidad sufriente, y vindicarán
a Dios y su gobierno.
hace caer fuego del cielo para falsificar la obra de Dios, y para engañar
al m undo entero (Apoc. 13:13, 14).
El Armagedón finalmente resolverá el Gran Conflicto; es decir, quién
es el gobernante legítimo del Universo, No es una batalla militar peleada
en Medio Oriente. Más bien, es una batalla espiritual entre Cristo y sus
seguidores y las fuerzas de las tinieblas. Es una batalla por la mente de la
gente (2 Cor. 10:4, 5). Su resultado final será como el del conflicto del
Carmelo: Dios finalmente triunfará sobre las fuerzas de las tinieblas.
Apocalipsis 16:12 al 16 no describe la batalla misma, sino solo la
gran reunión de los poderes religiosos y políticos en Armagedón. La
batalla misma sigue a la sexta plaga y se describe en Apocalipsis 16:17 a
19:21. Juan más tarde ve "a la bestia y a los reyes de la tierra y sus ejér
citos reunidos para hacer guerra" contra Cristo, quien viene del cielo
acompañado por su ejército de santos (Apoc. 19:19; cf. Apoc. 17:14). La
batalla concluirá con la derrota de la bestia y sus ejércitos (Apoc. 19:20,
21) por el legítimo Rey de reyes y Señor de señores (vers. 16).
Referencias:
1. Heródoto, Historias 1.191. La descripción que da Heródoto de la captura de Babilonia por Ciro
ha sido confirmada en los tiempos modernos por el Cilindro de Ciro, que describe la captura de
Babilonia por los persas sin ninguna batalla. Ver James B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts
Relating to the Old Testament, 3a ed. (Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1969),
p. 315.
12
El juicio sobre Babilonia
sitos. Esta confederación religiosa del tiempo del fin formará una alianza
que gobernará a los poderes del mundo. Estos poderes se pondrán al
servicio del sistema religioso apóstata, y trabajarán contra Cristo y su
pueblo fiel durante la crisis del tiempo del fin.
Se especifican dos grupos como seducidos por Babilonia en la crisis
final. El primero comprende a "los reyes de la tierra", descritos como
cometiendo adulterio con la Babilonia prostituta (Apoc. 17:2). Estos
son los poderes políticos que gobiernan el mundo. En el Antiguo Testa
mento, se usa con frecuencia el lenguaje de la fornicación para describir
a Israel alineándose con las naciones paganas (Isa. 1:21; Jer. 3:1-10; Eze.
16; 23). La relación adúltera entre "los reyes de la tierra" y la Babilonia
prostituta simboliza una unión ilícita entre la confederación religiosa
del tiempo del fin y los líderes políticos que gobiernan el mundo en la
crisis final (Apoc. 17:2).
El segundo grupo mencionado son "los que moran en la tierra", que
están espiritualmente ebrios con el vino de la inmoralidad de Babilonia
(Apoc. 17:2, 8; cf. Apoc. 14:8). Esta es la población en general, no los
líderes mundiales. Mientras los líderes mundiales cometen adulterio
con la Babilonia prostituta, el resto de los habitantes de la Tierra están
ebrios por sus enseñanzas y actividades engañosas, que los incitan a
adorar a la bestia (Apoc. 14:8; 18:3). Cuando las personas están ebrias,
no piensan sobriamente y se dan cuenta demasiado tarde de la natura
leza de sus malas decisiones y acciones.
Ambos grupos son igualmente engañados y se han puesto bajo el
control de Babilonia para beneficio político y económico. Apocalipsis
nos dice que el m undo estará otra vez unido en el tiempo del fin y que
la religión dominará de la misma forma en que lo hizo durante la Edad
Media. El tiempo vendrá cuando los habitantes del m undo se darán
cuenta de sus malas elecciones y se volverán contra Babilonia; pero, de
igual manera, será demasiado tarde.
12. El juicio sobre Babilonia • 105
esté ebria con sus falsas enseñanzas, está ella misma ebria con la sangre
de los seguidores de Cristo. Esto vincula claramente la Babilonia del
tiempo del fin con la bestia de Apocalipsis 13, que representa el cristianis
mo apóstata en la Europa occidental que fue conducido por el Papado y
fue responsable de la muerte de millones de cristianos que fueron perse
guidos por su fiel testimonio del evangelio. Sin embargo, viene el tiempo
cuandp Dios juzgará a esta "gran prostituta" y vengará "la sangre de sus
siervos fieles de sus manos" (Apoc. 17:1; 19:2).
Referencias:
1. William G. Johnsson, "The Saints' End-Time Victory Over the Forces of Evil", en Symposium on
Revelation —Book 2, ed. Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series 7 (Silver
Spring, Maryland: Biblical Research Institute, 1992), p. 17.
13
"Yo hago nuevas
todas las cosas"
Termina Armagedón
De regreso en la Tierra, ha llegado el tiempo para que la confederación
satánica reciba su merecido juicio. Juan ve a un ángel que llama a gran
voz a las aves del cielo, que se junten para comer la carne de los ejércitos
de la tierra, "la gran cena de Dios" (Apoc. 19:17). Esto contrasta aguda
mente con la invitación anterior a la cena de bodas del Cordero (vers. 9).
Los llamados a la cena de bodas del Cordero son bendecidos, mientras
que los no arrepentidos son amenazados con llegar a ser la horrible cena
de estas aves. A los lectores de Apocalipsis se les ofrece una elección: o
aceptan la invitación a la cena de bodas del Cordero o a estar entre los
adversarios de Cristo, que serán devorados por las aves de rapiña.
El menú de las aves carroñeras incluye a personas de todo nivel so-
ciopolítico: reyes, comandantes de miles, personas fuertes, caballos y
sus jinetes, libres y esclavos; los pequeños y los grandes (vers. 18). To
das estas personas recibieron la marca de la bestia (Apoc. 13:16) y se
pusieron del lado de Babilonia en la batalla final. Se los pinta en la es
cena del sexto sello como "los reyes de la tierra y los magistrados y los
comandantes militares y los ricos y los poderosos y todo esclavo y todo
libre" que está tratando de esconderse de Dios y del Cordero (Apoc.
6:15-17). El paralelo entre los dos pasajes muestra que la destrucción de
los impíos ocurre en el contexto de la Segunda Venida.
Juan ve ahora la confederación mundial de poderes políticos pelear
contra Cristo y sus santos (Apoc. 19:19). En ese punto, aparece Cristo, y
derrota completamente la confederación global. Su venida en gloria y
poder destruye la confederación política. Apocalipsis 6:15 al 17 muestra
que los reyes y los poderosos corren en pánico y tratan de esconderse de
la ira del Cordero. Además, dos miembros del triunvirato satánico -la
bestia del mar y la bestia de la tierra- son capturados y echados en el
lago de fuego (Apoc. 19:20). El lago de fuego no es un infierno que arde
para sieippre, sino una descripción de la Tierra mientras es destruida
por fuego. Aquí está la conclusión definitiva de la rebelión contra Dios,
la misma que en Apocalipsis 20:14.
El resto de la gente muere con la espada que procede de la boca de
Cristo. Como afirma Pablo, ellos son destruidos por la gloria del poder
de Cristo (2 Tes. 1:8-10). Toda la Tierra parece ahora un campo de ba-
116 • El l i b r o de A p o c a l i p s i s . R e v e l a c i ó n p a r a l o s ú l t i m o s d ía s
El milenio (20:1-10)
La batalla de Armagedón resulta en la desolación y la despoblación
de la Tierra. Los vientos destructores de las siete últimas plagas han cau
sado mucha destrucción y han convertido la Tierra en un desierto árido
(Apoc. 7:1). Según lo describe Elena de White, toda la Tierra parece "un
desierto desolado. Las ruinas de las ciudades y las aldeas destruidas por
el terremoto, los árboles desarraigados y las filosas rocas despedidas por
el mar o arrojadas de la misma Tierra yacen esparcidas por la superficie
de esta, al paso que grandes cavernas señalan el sitio donde las m onta
ñas fueron desgarradas desde sus cimientos".1 La venida de Cristo trae
la destmcción de los malvados, y sus cuerpos cubren la Tierra entera. La
condición de la Tierra es muy similar a la de la Tierra en su forma caóti
ca antes de la Creación (c/. Gén. 1:2). En tal estado, este planeta llega a
ser el lugar del encarcelamiento de Satanás durante los mil años, hasta
que él reciba su castigo final en el lago de fuego (Apoc. 20:10).
Entretanto, los santos glorificados se sientan sobre tronos y están
autorizados para juzgar. Aunque el texto no afirma explícitamente dón
de están los redimidos resucitados durante el milenio, Apocalipsis 7:9
al 17 y 19:1 al 10 muestran que están en el cielo. Anteriormente, Juan
usó un lenguaje que corresponde a las costumbres hebreas de las bodas
para describir el regreso de Jesús a la Tierra (Apoc. 19:7-9). Después del
compromiso con su novia, él regresó a la casa de su Padre en el cielo a
fin de preparar un lugar para su pueblo. Después de preparar este lugar.
13. "Yo hago nuevas todas las cosas" * 1 1 7
de aguas vivas que fluía del Templo restaurado en Jerusalén y que daba
vida a todo (Eze. 47:1-12; Joel 3:18; Zac. 14:8).
Sobre las márgenes del río está el árbol de la vida (Apoc. 22:2). El
árbol de la vida simboliza la vida eterna (Gén. 3:22). Por culpa de la
maldición causada por el pecado, los hum anos perdieron el acceso al
árbol de la vida en el Jardín del Edén y llegaron a estar sujetos a la muer
te (ves. 22-24). Ahora los redimidos una vez más tienen acceso al árbol
de la vida y comparten el don de la vida eterna que Adán gozó antes de
la entrada del pecado (Apoc. 22:3).
El árbol de la vida produce frutos cada mes, y sus hojas son para "la
sanidad de las naciones" (ves. 2). La Nueva Jerusalén está habitada por
personas de toda nación, tribu y lenguas (Apoc. 7:9), así como lo profe
tizó Zacarías: "Muchas naciones se unirán a Jehová en aquel día, y me
serán por pueblo" (Zac. 2:11). Todas las barreras que separaban a las
naciones son eliminadas. Las hojas curativas del árbol de la vida sanan
las heridas causadas por barreras raciales, lingüísticas y sociales que di
vidieron a la gente.
Ninguna nación alzará la espada contra otra nación ni se preparará
más para la guerra. Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su
higuera, y no habrá quien les infunda temor. (Miq. 4:3, 4.)
Sobre las márgenes del río de la vida, cada persona invita "a su veci
no a sentarse" bajo el árbol de la vida (Zac. 3:10). Los redimidos en la
Tierra restaurada son ahora un pueblo, pertenecientes a la gran familia
de Dios.
En la Nueva Jerusalén ya no habrá más ninguna maldición (ver Apoc.
22:3). Por causa de la maldición que el pecado trajo sobre el mundo,
los humanos fueron expulsados del Jardín del Edén. Con la erradica
ción del pecado, el pueblo de Dios es traído de regreso al Edén restaura
do. Zacarías profetizó: "Morarán en ella y no habrá nunca más maldi
ción, sino que morarán confiadamente en Jerusalén" (Zac. 14:11).
El mayor de todos los privilegios que los redimidos gozarán en la
Nueva Jerusalén es ver a Dios cara a cara (Apoc. 22:4), así como lo hacía
Adán antes de pecar. El deseo perenne de los humanos a lo largo de la
historia ha sido ver el rostro de Dios, algo que hasta a Moisés le fue ne
gado (Éxo. 33:18-20). Esto ahora se cumple en la Nueva Jerusalén. Los
13. "Yo hago nuevas todas las cosas" *121
Referencias:
1. Elena de White, El conflicto de los siglos (Florida, Buenos Aires: ACES, 2008), cap. 42, p. 715.
2. Roberto Badenas, "Nueva Jerusalén - la Santa Ciudad", en Symposium on Revelation-Book 2, ed.
Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series 7 (Silver Spring, Maryland: Biblical
Research Institute, 1992), p. 255.