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Historia del Arte de Concepto

DE LOS NOVENTA A LO ACTUAL

(1era Parte)

Si las décadas de los setenta y ochenta fueron impulsadas por una sucesión
intensa de cuestionamientos sobre lo individual-social, en tanto acontecimientos
políticos, científicos e intelectuales que producirán cambios y apuestas a nuevos
rangos de pensamiento, la década de los noventa será un nuevo período de
recesión y de creciente inestabilidad política, con guerras civiles con conflictos
tanto religiosos como raciales o nacionalistas.

La producción conceptual durante esta década, arrastrará variantes tan opuestas


como complementarias que desde los ochenta, venía abriendo un espectro de
interpretaciones que se conjugaban. Si pensáramos en artistas como registro de
esas variantes, podríamos sugerir que nombres como Jeff Koons, Ilya Kabakov,
Cindy Sherman, Enzo Cucchi, Jean Michel Basquiat o Julian Schnabel, por
mencionar sólo algunos y en territorios geográficos y prácticas artísticas
diferentes, fueron territorios que se expandirán en los noventa.

La fe renovada en la pintura a comienzos de los ochenta, fue efímera. Lo que


viéramos en el material anterior, con especial énfasis en el neoexpresionismo
figurativo donde veíamos el ejemplo de la llamada Post Vanguardia Italiana (Enzo
Cucchi, Francesco Clemente, Sandro Chia y otros ) o sus variantes en el continente
latinoamericano, continuó y abrió también otras modalidades pictóricas.

Pero igualmente la recesión económica del principio de los noventa volcó una vez
más la atención de la vanguardia hacia las instalaciones y el arte experimental se
convirtió, tal y como había sucedido en los setenta, más en asunto de
instituciones que de los patrocinadores privados. La pintura no obstante, sí que
sirvió para ciertos propósitos concretos, que al menos disimularon en parte la
pérdida de su posición central.
Si es el pensamiento quien prevalece en la construcción del arte un cambio tan
radical desde los sesenta, dos décadas más tarde los mismos sucesos que la
antecedieran organizarán aquí rangos que atendían la diversidad de lo humano.

Los esquemas que como ya viéramos organizaban nuevas estructuras, tales como
el psicoanálisis y otras, abrían perspectivas sobre la mirada al otro diverso, los
análisis de género, las memorias individuales y colectivas que replantearían del
espacio político al individual. Igualmente la negación de las vanguardias (no sólo
las artísticas) se formulará con un discutido término hasta hoy, pero que servirá
para delinear un amplio campo de acontecimientos y que es presentado como
Postmodernidad.

En el pensamiento también se hará cuestionamientos sobre el Estructuralismo


francés, reviendo al mismo y sus fuentes de interpelación al discurso, por lo que
algunos de los mismos autores estructuralistas y otros nuevos, harán presencia
bajo el denominado Postestructuralismo, e igualmente autores como Jacques
Derrida y Gilles Deleuze desde la Deconstrucción.

La década que abordamos en esta clase no escapa a las influencias recién


mencionadas y aún se expanden dando nuevos campos que serán en los noventa
integrados desde un análisis canalizado por el multiculturalismo, o los nuevos
advenimientos entre otros de una transestética, que desde el sociólogo francés
Jean Baudrillard, serán los nuevos modelos teóricos.

Es importante reconocer que serán las relaciones de lo individual en lo social, lo


que se hará permanente en los discursos del arte, donde el propio cuerpo
aparecerá resignificado, conjuntamente a los nuevos medios como el video o la
computadora, la continuidad de las instalaciones y muy especialmente la
performance, perfilando desde sus orígenes accionistas en el happening, un
camino que depurará dichas acciones, hasta nuestros días.

El arte experimental será un territorio latente desde esta década, donde los
artistas conjugarán formas recientes de expresión, con nuevas herramientas,
algunas en ese momento totalmente innovadoras así como la involucración de
ámbitos clínicos, biológicos o de las nuevas ciencias que distintos territorios hacen
repensar el lugar del individuo y sus alternativas de comunicación con el mundo.

Precisamente en un momento donde lo que será mayormente cuestionado es el


espacio de lo comunicante individual social, las relaciones interpersonales, los
artistas comienzan a buscar nuevas afinidades y vínculos con lo externo.

Se conducirá a pensar en piezas de laboratorio, procesadas bajo esquemas


totalmente ajenos a los convencionales hasta el momento, para la producción
artística. Aquí serán avalados entonces nuevos conductos tanto para pensar la
obra como para “decir” desde ella. El lugar del discurso se amplía de
probabilidades, y por ende de connotaciones.

Las nuevas herramientas, también serán llevadas al espacio. Podríamos decir que
la espacialidad se ve conceptualizada desde la tecnología, dándose así un
espectro cada vez mayor que no sólo reivindica el uso de la video-instalación, la
computadora como parte procesual de otras intervenciones en el espacio, así
como el anexo de otras alternativas que habían sido utilizadas veinte años antes,
para transformar la espacialidad, como el uso del sonido, la luz, olores, vapores y
otros que ayudaran a recrear atmósferas.

Las propuestas serán en este tiempo más diferenciables temáticamente,


haciéndose presente una serie de distinciones sobre los espacios del sujeto. Las
relaciones entre sexo y género devendrán en particularidades de un discurso que
acaba divorciándolos, por lo mismo la diversidad sexual quiebra los antecedentes
de lo estrictamente masculino o femenino, lo político pierde un lugar de primacía
como fuera en las décadas anteriores, connotándose una revisión a los esquemas
que un nuevo sistema, desde la aparición en este tiempo del denominado
neoliberalismo. Aparecerán nuevos significantes para lo étnico, que inserta lo
folklórico y lo cotidiano de distintas sociedades, etnias y grupos raciales (el arte
aborigen australiano, la pintura maorí moderna de Nueva Zelanda, las
innovadoras presencias de Africa o China, que en conjunto, al igual que sin
olvidar la magnitud del territorio de América Latina, comprenden una mirada que
hará presente el tejido, la talla en madera, la joyería y otras particularidades
culturales que se acostumbraban como parte de un labor que significaba un
aporte económico ante el turismo en cada región, y que ingresan al arte, en una
nueva resignificación y modalidad que no deja de guardar un espacio de discusión
entre la indiferencia política hacia estos grupos étnicos y un mercado que hace
emerger la diversidad de sus producciones.

Estos enlaces con lo múltiple cultural, los de la identidad que encuentra nuevos
caminos discursivos, los étnicos, folclóricos, o tan especialmente los que se han
pronunciado a partir del sistema político actual, que tantos artistas replantean
para afinar miradas particulares.

El cuerpo es en este tiempo igualmente resignificado, las apropiaciones a los


ceremoniales de distintas razas, son también llevados al espacio desde la
performance, que comenzará en esta década a tener una presencia absoluta a
nivel internacional, y que será portavoz de los espacios simbólicos de la
corporeidad, llevada a la acción, pensada en espacios geográficos diversos, y en
nuevas formas de presentar el ritual.

En la próxima entrega estaremos viendo algunos artistas, el lugar del mercado tan
discutido como interrogante en nuestros días, propuestas que desconciertan los
mismos sistemas que los avanzan y las lecturas a nuevas conjugaciones de
herramientas, que hacen que la experimentación continúe siendo una parte
esencial desde el hacer, para una pieza que se formula como pensamiento, desde
otros posibles para descifrar el arte.

Son variados los esquemas que desde esta década se harán protagonistas,
considerando entre algunos el lugar de la performance, como el arte del tiempo y
del espacio, de un aquí y ahora filosófico que la hace ser en una permanencia de
lo más actual. Por otro podemos insertar los nuevos conceptos de lo efímero, el
lugar del registro de la obra, como pieza individual, la representación multiplicada
y lo que hoy se afirma en una definición de post- minimalismo, como el territorio
más presente del arte actual, pasada ya una década del siglo XXI.

Mtro. En A.V. Alfredo Lione Baldoni

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