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En el siguiente texto se expondrán las razones por las que el trabajo puede afectar
el desarrollo de un país. En este caso, se entiende desarrollo como las
características que permiten que los habitantes experimenten equilibrio en sus
vidas. Se mostrarán las problemáticas que presenta la humanidad por poseer
avances tecnológicos, un ritmo de vida más rápido y todas las oportunidades para
ser libres, sin serlo. Porque a pesar de esto, ella es cada vez más esclava e
indiferente ante los que no tienen sus mismas condiciones de vida; también cómo
el sistema económico interviene en la sociedad y determina dinámicas sociales.
El trabajo para (González, 1999) no es solamente una necesidad, sino una actividad
que permite la libertad del ser humano; y no solo le concede la supervivencia, sino
que le brinda un bienestar en todos los aspectos de su vida. Sin embargo, existen
fenómenos en las sociedades contemporáneas que impiden la recepción de
bienestar que ofrecen los empleos. En algunos casos las personas ni siquiera
cuentan con trabajos dignos, en otros, a pesar de tener un empleo y “debido a la
necesidad de dinero, la inmensa mayoría de las personas en el mundo son esclavas
de puestos de trabajo que no les gustan” (Fresco, 2007, pág. 27).
En América Latina, las condiciones laborales son precarias y, debido a las
necesidades que tienen las personas, las empresas y multinacionales se sirven de
ellas para bajar aún más los salarios, los beneficios y la duración de los empleos.
“Ya los barcos negreros no cruzan el océano. Ahora los traficantes de esclavos
operan desde el Ministerio de Trabajo. Salarios africanos, precios europeos. ¿Qué
son los golpes de estado, en América Latina, sino sucesivos episodios de una
guerra de rapiña?” (Galeano, 1971 , pág. 356).
El sistema económico actual conoce las fallas que presenta y a pesar de ello sigue estando
vigente. Aunque algunas empresas estén generando cambios en sus filosofías y están
dando más oportunidades a los empleados, el humano no es la parte más importante de la
empresa. Para (Fresco, 2007) una empresa humanista no atraería tantos inversionistas
como lo haría una compañía que decide invertir en maquinaria y en publicidad. Asegura
que es difícil cambiar esta percepción, para personas educadas en un sistema monetario
como el actual, que tiene como finalidad obtener beneficios económicos por encima de todo.
Cuando los empleos y los sistemas se llenan con la presencia del humano, las condiciones
experimentan cambios. El humano es dual e incoherente, pero en el fondo es sensato y
cuando es movido por la pasión, las actitudes y decisiones cambian. Si desde las escuelas
se enseña a pensar, más que a repetir y a amar lo que se hace, más que a responder con
las obligaciones, el mundo estará más lleno de personas dispuestas a realizar su pasión y
no a conseguir más dinero que el otro, para demostrarle su superioridad. Perseguir un ideal
impuesto por quienes se han creído superiores es lo que ha regido el propósito de la vida
de todas las sociedades. Por eso, si se construyen ideales propios, no impuestos y se
arraigan profundamente en las pasiones, los medios de comunicación serán más débiles
que la determinación de un ser humano por hacer lo que ama y hacerlo de la mejor manera.
Para que las personas puedan hacer lo que aman, deben tener satisfechos sus estómagos
y asegurados los techos, en donde descansar. Es fundamental entonces, que en vez de
pensar en la acumulación de bienes materiales innecesarios y en el enriquecimiento de
unos cuantos, en el país, cada ciudadano contribuya a la destrucción de la corrupción, en
sus vidas y en el gobierno. El que con su dinero e inversiones puede contribuir al
rompimiento de la brecha magna entre sus mansiones y las comunas de Medellín. Para
que las condiciones laborales mejoren, el cambio debe empezar en la mentalidad de los
futuros padres que educarán a sus hijos y en los osados estudiantes de licenciatura,
quienes tienen en sus manos la responsabilidad del actuar de los ulteriores profesionales.
Resta decir entonces que la sociedad comienza a reestructurarse desde cada persona,
cuando evita la corrupción y defiende sus ideales más profundos, creyendo que algún día
las condiciones van a mejorar. Porque cuando empieza en el individuo, su alrededor se
transforma y si cada persona comienza a pensar diferente se forma un grupo más grande
que va a determinar los cambios en el país. Lo más importante es apostarle a la formación
de mejores seres humanos, quienes además de tener las condiciones necesarias para su
desarrollo, se les brinde la oportunidad de vivir por una motivación más profunda,
encargada de motivarlos a despertarse cada día y no simplemente a vivir por el deseo de
ser “mejor” que el otro.
Referencias
Galeano, E. (1971 ). Las venas abiertas de América Latina. México: Siglo ventiuno
editores.