Está en la página 1de 32

1

2
3
4

A todas las personas de 1ºESO A cuyo esfuerzo y entusiasmo


han hecho posible la publicación de este libro.
5
LA PROFESORA
Estábamos todos en clase de ciencias. Mcnogagal, la siniestra profesora, que
impartía ese año la asignatura, no llegaba.

Nerviosos y asustados, cuando la vimos llegar, como siempre con sus gafas
6
redondas que tapaban unos ojos desorbitados y sus brazos largos, la mano abierta y los
dedos estirados comenzó a decir desde la puerta de entrada: ¡hoy estudiaremos los
órganos vitales!

¡Mcnogagal, nos había dado la mañana con sus explicaciones de la extracción de


órganos…y el proceso de descomposición!

Cuando terminaron las clases, fuimos todas mis amigas y yo a merendar a mi casa.
Mis padres no estaban. Los buscamos en su habitación y nos hayamos con varios órganos
vitales parecidos a los que nos había enseñado Mcanogagal

Fuimos a dar un paseo. Cuando estábamos a dos manzanas de mi casa, nuestros


Iphones XR empezaron a vibrar como nunca lo habían hecho, parecía que nos iban a
explotar. Vimos una casa muy siniestra y decidimos entrar. ¡Asombroso nuestros teléfonos
quedaron mudos! Rocío y Herminia, sin entrar, salieron corriendo.

Alba, Nora, Estrella y yo seguimos. Vimos a Mcnogagal, no estaba quieta ni un


minuto en aquella oscura habitación. Nos escondimos para observarla, seguía con los
mismos ojos desorbitados que habíamos visto por la mañana cuando en su clase de ciencias
nos pormenorizaba la extracción y descomposición de órganos vitales. En las manos
trabajaba con unos cadáveres. A mí me resultaban conocidos. Me di cuenta que eran los
cadáveres de mis padres.

María Alonso Pérez


EL DIARIO

Día 1: 7-09-18

Llevo un día fuera de casa. Estoy en un trastero. El secuestrador, como lo llamo yo,
apenas me alimenta. En conclusión, llevo un día sin comer. Cada vez más ganas de meterme 7

algo en la boca. Necesito salir ya de aquí, me agobio. Me dijo que no era el primero, pero
tampoco iba a ser último.

Día 2: 8-09.18

El segundo día, ya he comido algo. Me trajo el desayuno: era un bol de leche. No era
mucho, pero algo es algo. Por la tarde, me dijo que al día siguiente, iba a tener una sorpresa.

Día 3: 9-09.18

Hoy era día de mi sorpresa. Me soltó, me dejó libre. Pero antes de liberarme, me dijo,
que tenía suerte, porque no muchos conseguían marcharse. Al llegar a mi casa con mi
familia, me dieron de comer y, por fin, pude estar acompañado.

Annia Álvarez Cándano


BIENVENIDO A TU INFIERNO

Daniel se despertó en el coche. De repente, lo recordó todo: Habían tenido un


accidente. No veía a sus padres por ninguna parte. Esto hizo que se estremeciera. Salió del
coche en busca de ayuda. A lo lejos vio un coche. Le hizo señas para que lo viera, pero el
8
coche no frenaba, aceleraba. Se tiró a un lado, se introdujo en el bosque y empezó a correr
sin darse cuenta de que no estaba solo. De súpito una figura alta y maléfica se le apareció
delante. Gritó. Se puso a correr otra vez. Mientras corría, sintió una mezcla entre tristeza,
angustia y miedo: “¿Y si no volvía a ver a sus padres?”, pensó. Se derrumbó y se echó a llorar
pensando que no los volvería a ver. Entonces escuchó unas voces diciendo su
nombre:”Daniel, Daniel”. Eran sus padres, no se lo podía creer. Corrió hacia ellos y los
abrazó. Volvieron al coche a toda prisa. Una vez allí, arrancaron. Pensaba que ya se había
acabado. Pero rectificó cuando vio la expresión endemoniada de sus padres. Se tiró del
coche. También lo hicieron los monstruos que se hicieron pasar por sus padres. También vio
salir a la sobra de entre los árboles. Se quedó parado esperando su muerte viendo como se
acercaban esos demonios. Lo acorralaron, sintió garras atrapándole y el frio metal de un
cuchillo atravesándole el pecho. Ese era el fin.

Se despertó otra vez en el coche. Volvía a estar en el mismo sitio. Era todo igual. No,
todo no. Frente a él había una nota, la cogió y la leyó. Se heló la sangre al leerla:”Bienvenido
a tu infierno”.

Fabián Bedia García


LA HORA
Carmen estaba nerviosa. Sabía que estaba encerrada. Gotas de sudor caían por su
frente .No podría huir. Trató de abrirse camino entre las rocas, pero, no lo lograba. Cogió
una pala e intento mover las piedras, pero era imposible. Giró su mirada a la parte izquierda
de la cueva, vio el reloj. Tan solo le quedaban treinta minutos. No le daba tiempo. Estaba 9

muy nerviosa, no paraba de mirar a todos lados buscando una escapatoria. Comenzó a
llorar. Su sudor se mezclaba con sus lágrimas .Era imposible huir. De repente comenzó a
sonar. ¡Pi, pi, pi! Carmen sabía que iba a morir en minutos. Escuchó un ruido y
¡puuuuuuuum!, el techo se derrumbó. Era consciente de que ahora si sería imposible
escapar de la cueva.

Moriría como nació, manchada y agotada. Lo último que sintió fueron las piedras
cayendo sobre su cabeza, las gotas de sangre formando grandes charcos y el dolor de saber
que no volvería a ver a Carlos.

Vanessa Blaga Blanco


LAS VISIONES
Era una niña extraña. Cuando tenía visiones malas, se hacían realidad. Casi nunca se
hacían las buenas.

Desde pequeña, vivía en un laboratorio. Le hacían estudios para saber por qué le
10
pasaba esto, pero las pruebas demostraban que era una niña normal y corriente.

Dos meses después de cumplir doce años, tuvo la visión de un atentado.


Efectivamente salió en el Telediario. Otros dos meses después tuvo una visión buena, pero
como era costumbre, no sucedió. Unos cuantos meses después, tuvo un día lleno de
visiones buenas y malas.

De todas ellas solo se cumplieron dos. Meses después harta de esta locura decidió
suicidarse. Pero el mundo no quiso que falleciera.

¿Por qué?

Celia del Campo Iglesias


LENA
Era un día soleado. Nada extraño, ya que era primavera. Fuimos al bosque como
años anteriores. Íbamos a comer, pero un ruido extraño hizo que despertara la curiosidad en
mí. Le dije a mi madre que enseguida volvería, al adentrarme en el bosque, vi a una chica,
poco mayor que yo, cubría su cara con su pelo, y sus piernas con el agua de aquel pequeño 11

estanque en el que estaba. Me acerqué y le pregunte su nombre y le dije el mío no la


escuché. Solo un pequeño susurro “Lena”. Me cogió la mano y me llevo a una cabaña. Cada
vez que nos acercábamos, la niebla era aun más espesa. Al llegar a la cabaña, nos sentamos
en el porche y le pregunte: ¿No te da miedo vivir aquí sola? abrazo sus rodillas y me
contesto: “La verdad es que no, aunque hayan hombres altos, asesinos o monstruos de
cuatro patas “. Su respuesta me sorprendió. “¿Y dónde vivías antes?” Un escalofrío recorrió
todo su cuerpo. ``En un lugar oscuro y lejano. La verdad es que no me gusta la oscuridad, las
cosas malas sucede allí? Me invito a pasar y me dio un plato de sopa. Me sentó bien. Me iba
a dormir en el sofá, pero un grito me lo impidió. Lo volví a intentar, pero lo volví a escuchar.
Quizá Lena estuviera en peligro. La fui a buscar. Cada vez que bajaba olía mas ha podrido.
Casi vomito, pero qué salvarla, así que abrí la puerta y casi me desmayo. Había cuerpos de
hombres de hombres y mujeres sin ojos. Antes de que pudiera correr, la vi. Estaba llena de
sangre, y me dijo que le diera mis ojos. Entonces aparto su pelo ¡No tenia ojos! La golpee y
eche a correr. Me siguió. Desgraciadamente caí por aquella pequeña cuesta. Me dolía
mucho el brazo. No paraba de decirme que le diera mis ojos, hasta que llegue al
campamento, y me desmayé. Al levantarme mi madre me dio un beso en la frente. Estaba
en el hospital. Y me dijo: ”Te fuiste cinco minutos y vuelves con un brazo roto ¿Me explicas
que estabas haciendo?” “¿Qué? ¿Solo cinco minutos?”, pensé. Al volver a casa estaba tan
cansado que lo primero que hice fue irme a dormir, y de repente, escuché un susurro que
me decía “DAME TUS OJOS”.

Aitana Cevallos Ramírez


EL VIAJE DE MANUEL, SERGIO Y KEVIN
Hola, me llamo Manuel. Hace mucho tiempo, el 10 de abril de 1960, yo había visto
algo raro caer del cielo en mi jardín. Fui a mirar que era y vi un animal muy extraño que daba
mucho miedo. Lo cogí y vi que era un dragón. Me fijé que tenía un bolso, entonces vi una
foto de donde vivía el dragón y casi me oriné de miedo. En la foto también ponía que vivía 12

en la luna. Sergio, mi hermano, me vio con el dragón. Fue corriendo a verlo y lo llamó Kevin.

Cuatro meses después, construimos un cohete para llevar de vuelta a casa a Kevin.
Con nuestros trajes espaciales nos montamos en el cohete. Pasaron siete días para llegar a
la luna.

Sergio, cuando vio con sus propios ojos dónde vivía Kevin, se asustó mucho. Cuando
llegamos al castillo de Kevin, Sergio sintió un resplandor por la espalda y, de repente,
desapareció, pero mientras Kevin y yo seguíamos caminando. De repente apareció Sergio
casi muerto por las hermanas de Kevin. Ana, la hermana mayor de Kevin me atacó con sus
grandes garras, pero Kevin me salvo peleándose con ella y eso le costó la vida.

Sentí mucha rabia y eso me dio el valor suficiente para atacar a María, la hermana
pequeña de Kevin. Ella quería vengar la muerte de su hermana, intentó clavarme un puñal,
pero yo le cogí su garra y se lo clave a ella matándola de una puñalada en el corazón.

Recogí a Sergio y salí corriendo hacia la nave. Los dos subimos a la nave y salimos
volando hacia el jardín de mi casa. Cuando estábamos aterrizando vi a otro dragón
sobrevolando mi casa.

Jaime Cortés Fernández


ARTURO Y SU PUMA

Arturo se levantó rápidamente. Su teléfono no paraba de sonar constantemente.


Le llamaban para matar a un puma que mantenía asustado al pueblo de Casa Maruto.
Acompañado por sus perros, se fue caminando. Lo persiguió varios kilómetros. Lo encontró
13
en una colina. Le disparó por error a un pequeño oso. El puma, al ver al pequeño oso
desvanecerse por la colina, huyó. Arturo se dio cuenta de que sería muy difícil atraparlo. Se
dio por vencido y volvió a casa.

Un año después se volvieron a encontrar en la misma colina .Estaban los dos muy
cambiados. Él le apuntó con el arma y, pensando en su mujer, no lo mató. Los perros
atacaron al puma. Arturo disparó a su perro para apartarlo del puma. Finalmente lo adoptó
como mascota.

Mario Fernández Cotarelo


UN AMIGO DESCONOCIDO

Annia, Vanessa, Sofía y Alba entraron en un colegio abandonado. Justo al entrar,


vieron un muñeco con una foto en la cara tachada. Después encontraron bolsas en forma de
persona. 14

Escucharon la risa de un hombre. Tenían miedo. Se escondieron Vanessa, Sofía y


Alba, Annia estaba distraída.

Las que estaban escondidas llamaron a la policía. El hombre las escuchó y fue a
mirar. Vio a Annia. Vanesa fue a buscarla y no encontró a nadie. Fue a buscar a Sofía y a
Alba. Tampoco estaban. Luego salió del colegio asustada y se encontró a la policía… Justo
cuando se marchaban.

A Vanessa le parecía todo muy raro. Volvió al colegio. Se encontró a Annia bañada
en sangre. Más lejos a Alba. Después a Sofía. Por último, un señor con un cuchillo lleno de
sangre.

Alba Fernández Fernández


LA CASA ABANDONADA

Juan, Ramón, y Pedro se mudaron a una casa nueva .Ellos estaban jugando en el
jardín. Se fijaron que la casa de al lado estaba abandonada y sucia. Como eran muy
15
curiosos, decidieron entrar. De pronto perdieron de vista a Pedro porque iba corriendo. No
podían dejarlo y se adentraron más a la casa. Iban por el pasillo y encontraron a Pedro en un
armario. Lo abrieron. Encontraron a Pedro atado. Quisieron huir pero había una especie de
barrera invisible. Intentaron desatar a Pedro, pero este ya no respiraba. Entraron en muchas
habitaciones. No había rastro de nada ni nadie. Fueron al sótano y lo encontraron. Corrieron
pero no sirvió de nada. Sentían miedo. Con sus ocho patas les cortó la cabeza y con su hilo
encerró a sus víctimas.

Sergio Fernández Parrondo


EL SUSTITUTO

Los niños ya iban de camino al cementerio. Era una excursión a la que iban con el
colegio.
16
Una vez allí, escucharon un grito que les llenó de terror. La profesora fue a ver qué
pasaba. Allí se encontrara con el cuerpo sin vida de un hombre. La profesora, aterrada, llevó
a los niños de vuelta al colegio.

En cuanto llegaron al colegio, se encontraron con los cadáveres de los niños y los
profesores de todo el colegio. Fueron a refugiarse a una clase de la planta de arriba. De
entre la oscuridad salió algo que los mató a todos.

Un tiempo después, llegó al colegio una profesora llamada Arancha. Una mañana
bajando las escaleras tuvo un accidente y la tuvieron que sustituir.

Sintió como un cuchillo le atravesaba la piel, y con sus últimas fuerzas pudo ver quién
la había asesinado.

¡Era Armando!, el profesor que la sustituía.

Yolanda Fernández Pérez


RUIDOS EN EL BOSQUE
Corría el año 1416.Dos niños, Bruno y Liss se disponían a ver las noticias. Los niños
vivían al lado del bosque de los Santos. Estaban en casa. Escucharon un golpe proveniente
del bosque y, de repente, la tele se encendió. La señora de las noticias se disponía a decir
algo. Y sé le puso la piel de gallina. Contó hasta tres en su mente y lo soltó. Un niño llamado 17

James muere asesinado por Jack Hunter. Aparece sin corazón y cubierto de sangre hasta las
cejas. Sus amigos Bruno y Liss no daban crédito. Con sus rostros fruncidos, comenzaron a
caminar hacía el bosque de todos los Santos. El bosque hasta ese momento estaba
tranquilo y sereno. Muchas personas iban allí a caminar. Bruno y Liss comenzaron a
preguntar si habían visto lo que pasó. Pero nada.

Pasados unos días, Bruno y Liss volvieron al bosque y encontraron una piedra que
decía propiedad del museo “Honey”. La piedra habló. Y dijo que se llamaba Jack Hunter y se
había caído de un camión camino del museo. La piedra cayó encima de James para
amortiguar el golpe. Y que tenía hambre y le comió el corazón. Después, lo último que
vieron fue el rostro de los niños ensangrentado y lleno de dolor.

Pelayo García Díaz


EL ASESINO DEL BOSQUE
Entró al salón. Sintió un temor interno que se apoderaba de ella, al ver a sus hijos
mutilados como si fueran carne picada. Hasta que lo vio. Era una figura pequeña y oscura,
pero no le dio mucho tiempo, hasta que echó a correr por las infinitas escaleras de caracol
que chirriaban como si de un tiovivo se trataran. Su perro, alarmado, corrió, a la casa de la 18

vecina, intentando llamar su atención. Esta se acercó a la casa y vio como su propia vecina
era asesinada por una motosierra de dientes. Esta, asustada, llamó a la policía que tardó
unos minutos en llegar. Estos, entraron en la casa, armados como si de un asunto
gubernamental se tratara. Lo vieron. Estaba tumbado en el medio de la sala. Uno de los
policías se acercó y resultó otra víctima de esta mutiladora con dientes. Los policías le
dispararon con sus balas del calibre 22, dejando su pequeño cuerpo hecho un colador. Su
piel fría y arrugada se desplomó lentamente sobre el suelo, dejando a la luz un bello elfo de
los bosques, lleno de agujeros de bala.

Hugo García García


EL HOSPITAL

Despertó en la camilla de un quirófano. Vio unos seres extraños intentando escapar


de allí. Lo consiguieron. Esos seres pasaron por todo el hospital y mataron a tres
personas. Les siguió y con un hacha mató a todos menos uno. Este se levanto y escapó. 19

Nuevamente le siguió y , de repente, Mike se vio rodeado por esos bichos. ¿De dónde
demonios habían salido? Corrieron hacia él, y sin poder evitarlo, el señor gritó por el
miedo que estaba pasando. Justo cuando le iban a matar, apareció otra vez en su camilla.
Estaba junto a dos personas con la cara tapada. Estos se quitaron las máscaras y
empezaron a destriparle. Una vez más gritó por el dolor y despertó de nuevo. Esta vez
estaba en su casa. Toda su familia estaba muerta. Al parecer, él también, pero seguía allí,
lleno de sangre. Intentó llorar, pero no pudo. Le salió un gruñido, como el de un zombie.

Adán Iglesias Benegasi


EL PAYASO

Vanesa estaba nerviosa. Alba subió a las habitaciones. Nosotras la seguimos. De


repente un ruido de platos rompiéndose partió el silencio que allí había y nos asustamos.
Empezamos a buscar al culpable. Pero nada. Vimos sombras y nos escondimos en un 20

armario. Después oímos pasos viniendo hacia nosotras. Huimos al jardín y Alba llamó a la
policía, que vino y revisó toda la casa, sin suerte. Rato después, nos fuimos a dormir.

Lo último que vio Vanesa fue un payaso con un puñal en la mano. Al día siguiente nos
despertamos, y vimos a Vanesa, sin vida, en el suelo de la cocina, llana de sangre. Al final,
nos encontramos al culpable, pero no sabemos quién era, pues ni Alba ni yo sobrevivimos
para contarlo.

Sofía Lanzós Redruello


LA ÚLTIMA NOCHE

En aquella ciudad reinaba la preocupación. Había desaparecido muchas personas y


no tenían esperanzas de encontrarlas con vida.

La niña se despertó sola en su cuarto. Encontró un papel misterioso que ponía:


21
”Rescátanos ”. Entonces salió por un camino prohibido y, sin saber cómo, llegó a la posada.
Allí había muchas habitaciones. Curiosamente, en ellas estaban todas las personas
desaparecidas. En una habitación estaban todos sus familiares, muertos. A ella se le congeló
la sangre de las venas y salió corriendo hacia la puerta. Antes de salir, vio a un hombre
extraño que no le daba buen presentimiento.

Salió corriendo por el bosque lo más rápido que pudo, pero él la perseguía. Hubo un
momento que pensó que lo había perdido, pero no fue así. El hombre sujetaba algo, como
una manta blanca en manos. Se dio cuenta que ella se encontraba entre las mantas.
Estaban de nuevo en la posada, sin poder escapar. Entonces lo consiguió pero estaba en
otra habitación. Pidió auxilio a un cazador y más personas que andaban por allí, pero no
hicieron caso. Ella sintió un dolor aterrador de un puñal atravesándola, dejándole, en su
último acto de existencia, una huella sangrienta.

El cazador, que había visto todo y estaba arrepentido por no haber hecho nada, vio el
fantasma de la niña clavándole un puñal. Cuando le desgarro el corazón. El fantasma de la
niña quedó satisfecho.

Ahora la niña clama venganza de todas las personas que vieron cómo se formó
aquella huella y no hicieron nada.

Andrea López Rodríguez


LA CUEVA

Todo comenzó aquel verano, cuando mis amigos y yo decidimos entrar en aquella
cueva. Lo último que recuerdo es escuchar “Habéis sellado vuestro destino”. Y luego, el
silencio vacío que me dejó el estar solo. 22

Cuando salí de allí, ya era tarde. El sentimiento de culpa me obligaba a volver, pero
mi sentido común gritaba lo contrario. Ganó la culpa. Ingenuamente me introduje en la
cueva nuevamente. Encontré a mis amigos despedazados. No sé muy bien qué pasó unos
instantes después, pero fue horroroso. ¿Estoy muerto? Pero si estoy muerto… ¿cómo puedo
escribir?

Llara Martínez García


NACIDAS POR IGUAL

Y nació una niña guapa y alegre. Pero nadie sabía lo que ocultaba en su interior.

Pasaron unos años. Emma ya tenía doce años. Tenía gustos muy diferentes a los
23
demás. Le gustaba cortarse las venas, mirar la sangre y guardarla en botellitas, pero lo que
más le gustaba era torturar a la gente. En una ocasión, cuando su madre estaba pintando las
paredes, ella movió la escalera para que su madre se cayera. Emma sentía satisfacción pero
no solo se lo hacía a su familia, también se lo hacía a sus compañeros de clase. Las madres
de los niños denunciaron esto a la policía. Estos la mandaron a un internado, pero Emma allí
se comportaba diferente. ¿Por qué sería? Porque ella no era Emma sino su hermana gemela
Tara, que había jurado vengarse de Emma. Mientras tanto Emma seguía matando y
torturando a la gente.

Laura Matache
NO MÁS DE 1,90 m.
Se despertó para ir al colegio. Se llamaba Jonás Fernández. Cuando llegó, el niño
más alto de su clase le empezó a pegar e insultar. Días después, el niño le seguía
maltratando. Se fue al director, el cual n0 le hacía caso.
24
Pasaron los años y Jonás quiso vengarse. Cogió dos cuchillos y quiso matar a todos
los que median más de1,90 m. El primero que mató tenía 21 años y medía 1,90 m. Su esposa
le vio y llamo a la policía. Enviaron a Fernando González que era su agente especial, y le fue
siguiendo por toda la ciudad. Lo vio en una floristería matando a la floristera de 1,90 m.
González le desenmascaró y vio que era su mejor amigo. Le dijo que no hacía falta matar
por eso. Jonás le hico caso.

González se fue a dormir y, mientras dormía, le clavó un cuchillo en la barriga.

Andrés Menéndez Gil


LA CRIATURA

“Sabía que vendrían a por mí” pensé. Los perros ya se oían cerca. Corrí todo lo rápido
que pude, sin embargo, ellos eran más veloces. No podría huir de ellos. Solo podía intentar
esconderme. No sería difícil. Me oculté entre los árboles y me concentré en que no me 25

descubrieran. Pasaron de largo. Necesitaba agua. Busqué sigilosamente un río, y cuando lo


encontré bebí tranquilamente. No tardaron en llegar. Les lancé piñas, lo que los detendrá un
rato. Los cazadores se habían quedado atrás, pero los perros no. Los intenté ahuyenta, lo
que no me costó mucho. Pero los cazadores se me acercaban por todas partes. Estaba
rodeado. Me resistí, pero eran demasiados. Me atraparon y me llevaron a un laboratorio. Allí
sentí como los científicos me arrancaban parte de mi corteza y hojas para analizarlas.
También me hicieron pruebas de sangre o, en mi caso, de resina. Miraron cada milímetro de
mi cuerpo. Algunos pensaron que solo era un árbol normal, y otros pensaban lo contrario.

Lidia Pérez García


La felicidad en el pueblo Walky

La felicidad abundaba en el pueblo Walky hasta que una noche apareció el curandero
del pueblo, muerto. Su muerte había sido claramente un asesinato.
A la mañana siguiente, apareció una mujer muerta. El pueblo se revolucionó. En el 26
pueblo decidieron matar al asesino esa misma noche. El asesino vivía fuera del pueblo. No
tenía familia. Era un solitario.
Por la noche, todos se quedaron despiertos para matar al asesino. Pero el asesino
también había venido a matar. Era muy astuto. Sabía que lo iban a matar. En ese momento
el león trepó al árbol y justo, le atravesó una lanza.

Carolina Pérez Rodríguez


LA PESADILLA

Thomas entró en una casa terrorífica, porque quería con chuches en Halloween.
Cuando entró en el pasillo principal, no encontró a nadie y eso le preocupó. De repente, la
puerta por la que había entrado se cerró de un portazo. Thomas intentó volver a abrirla, 27

pero no consiguió nada. Le entró el pánico y empezó a buscar una salida. Entonces comenzó
a oír unos pitidos muy molestos en su cabeza, aunque él siguió buscando la salida. En poco
tiempo empezó a ver a unos monstruos metálicos que le estaban persiguiendo. El niño huyó
en busca de algún lugar donde esconderse. Por suerte, consiguió escapar, pero aún estaba
en la casa. Intentó relajarse, aunque empezó a sentirse débil. Mientras los pitidos cesaban.
De pronto apareció una de esas bestias. Este tenía unas llaves. Thomas, sin dudarlo, le
arrancó las llaves y corrió a la puerta principal. Por el camino le rompieron un brazo. Aún así
consiguió salir. Pero de pronto, un monstruo metálico le saltó encima y lo último que sintió
el niño fueron los afilados dientes de la bestia.

Alejandro Pieneman
LA PRESENCIA

Corrí hacia el bosque sabiendo que me perseguía. Llevaba un rato corriendo y


empezaba a estar cansado. Sabía que no iba a aguantar mucho tiempo más así. No se me
ocurría ninguna escapatoria. De repente vi un túnel oscuro. Decidí ir hacia él y esconderme 28

dentro. Comencé a disminuir la velocidad por el cansancio. Noté su presencia cada vez más
cerca de mí. Ya faltaba menos para llegar al túnel. Todo estaba lleno de árboles y
vegetación. Ya había llegado al túnel. Me adentré cuidadosamente en él, pero no me podía
descuidar: venía detrás. Ya dentro, busqué alguna zona para esconderme. A lo lejos vi un
destello de luz. Despavorido, corrí hacia aquel punto blanco. Era la salida. Ya no sentía su
presencia. Llegué a la salida. Algo se abalanzó sobre mí. Lo último que recuerdo fue su
áspera piel estrangular mi cuello.

Álvaro Rodríguez Martínez


EL INDIGENTE

Volvía yo a mi casa en metro cuando a mi lado se sentó un hombre. Me habló, con un


acento especial. Era extranjero y se llamaba Brodie Smith. Hablé con él un buen rato hasta
que llegué a mi parada. Allí le pregunté a dónde iba. Me respondió que no tenía parada, 29

porque era un indigente. Le invité a mi casa y aceptó, pues no tenía hogar. Le presenté a mi
familia y me fui a preparar café. Cuando volví, ya con el café preparado, quedé aterrado. Allí
yacían los cadáveres de mi mujer y mis dos hijos. Esa sucia sabandija no era un indigente,
sino un asesino. Sin saber que hacer o decir, me tiré por el balcón con la intención de
quitarme la vida. Vivía en un séptimo piso. Cuando iba a tocar el suelo, me desperté. Todo
había sido un sueño. Fui a ver si mi familia estaba bien y… ¡Oh, no!

Antonio Rodríguez Menéndez


EL VIAJE

El equipo de baloncesto estaba de vuelta en el avión después de un gran


partido. En la mitad del viaje, Ralph, el capitán del equipo, empezó a notar algo raro. Y justo
en el momento en el que estaba pensándolo, los pilotos ordenaron a todo el mundo que se
30
pusiese el cinturón de seguridad. Lo último que recordaba Ralph era como se estrellaban.
Muchos compañeros murieron en el acto, pero él sol0 se rompió una pierna y el brazo
izquierdo. Unos días después, Ralph se levantó de la camilla para dar un paseo por el
hospital. Observó que ocurrían muchas cosas raras en el hospital: las luces se apagaban una
a una lentamente; Todos los médicos tenían el pelo de colores o siempre despeinados; Las
puertas se abrían solas; Las fregonas se limpiaban solas. Volvió a su habitación y se
encontró al médico clavándole el cuchillo por delante y otro por detrás.

Jaime Suárez Guardado


LA PERSECUCIÓN

Marcos está en el tren. De repente ve a un hombre. Piensa que es un asesino. El chico


sale corriendo por el tren. El asesino corre detrás de él. Marcos habla con el maquinista. Le
dice que si puede parar el tren. Él lo para. Pero el asesino pelea con Marcos. Cuando el 31

hombre está despistado, Marcos sale corriendo por el tren. Se intenta esconder entre la
gente. El asesino intenta ver dónde está. La gente no le tiene miedo. Cuando el revisor pide
el ticket al chico, el asesino le pega. Por fin sale corriendo por la puerta, pero unos guardias
de seguridad lo cogen. Marcos consigue escaparse. Salta del tren. Huye al bosque. Se
encuentra con el asesino pero se da cuenta que es un policía de FBI. El niño oye un ruido y se
esconde tras un arbusto. De repente se lo come un caníbal y el del FBI le dispara. Y de
pronto siente un escalofrío de unos dientes clavados en su piel.

Mario Vélez Cáceres


32

También podría gustarte