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Resumen
Resumen
La clínica es de origen médico, no psicológico. A fines del siglo XVI, se empiezan a construir
ciertos saberes acerca de la experiencia que tenían los médicos con los pacientes. Se decía
que para curar, 1º era necesario saber en que consistía la enfermedad, y para saber en que
consistía la enfermedad, se creo el método clínico. Dicho método consistía en ciertos pasos:
Estos pasos (observación, descripción, correlación, clasificación), les abría a los médicos dos
puertas:
Dimensión del poder: poder en tanto la posibilidad de intervenir y hacer algo sobre esa
enfermedad vía la terapéutica.
Estos son los comienzos de la medicina, de la ciencia donde el discurso de la razón toma el
padecer del sujeto y construye un saber respecto del padecimiento subjetivo.
Pero la ciencia tiene una pasión, que es la objetividad, la pasión de hacer de su objeto de
estudio, un objeto. La ciencia en su ambición de aislar el padecimiento, va dejando cada vez
mas afuera al sujeto, al sujeto padeciente, y se ocupa cada vez mas de la enfermedad, del
órgano enfermo, de la sustancia que está en déficit o en exceso y deja de interesarle el sujeto.
El ideal de la medicina es que el paciente no hable, que el paciente se introduzca en esa
maquinaria de análisis, radiografías, resonancias, etc. al final se le dice: “padece de x”, así la
subjetividad queda totalmente dejada de lado.
La clínica psicoanalítica
En la clínica psicoanalítica opera la hipótesis del inconciente, dicha hipótesis dice que ese
sufrimiento que tiene el paciente está sostenido por algún enunciado, por alguna
representación o por algún significante reprimido, para llegar a este significante reprimido es
necesario que el paciente diga sin controlar, sin cuidarse en relación a su decir, que produzca
un discurso singular, que es el discurso de la Asociación Libre.
En la Asociación Libre, no se trata de hablar de cualquier cosa, Freud decía que es un relato
que tiene que diferenciarse de la conversación ordinaria: “Usted observará que en el curso de
su relato le acudirán pensamientos diversos que preferiría rechazar con ciertas objeciones
criticas. Tendrá la tentación de decirse: “Esto o aquello no viene al caso, o no tiene ninguna
importancia, o es disparatado, y por ende no hace falta decirlo”. Nunca ceda a esa critica,
dígalo a pesar de ella y aún justamente por haber registrado una repugnancia”. Lo
desagradable, lo que uno no querría decirle a otro, lo que muchas veces uno piensa, pero en la
relación con el otro resulta inconfesable, lo que no se puede decir. En un psicoanálisis uno
tendría que decir lo que habitualmente no querría decirle al otro.
En dicha clínica, el saber esta del lado del paciente, este no sabe que el saber está de su lado
ya que es un saber inconciente.
La clínica, tiene una base: es lo que se dice. En relación a esto habrá una serie de reflexiones
en relación a que se escucha en lo que el paciente dice, además de esto esta base (lo que se
dice), sirve para discernir cosas que importan.
Para ese discernimiento de cosas que importan hay que dejar un registro. En psicoanálisis, lo
que conocemos como los registros son los historiales, que Freud los caracterizaba como
lagunares y fragmentarios.
El objeto de estudio es un sujeto dividido, esto implica saber que hay una parte del saber que
está excluida de la conciencia, que hay un saber no sabido, de aquí las lagunas mnesicas, los
actos fallidos, sueños, lapsus.. Por eso los sujetos no funcionamos como un mecanismo, no
podemos cumplir las normas, hacemos todo al revés, siempre tropezamos con la misma piedra,
hacemos lo que no nos conviene… el sujeto funciona de una manera impredictible.
En la clínica psicoanalítica, se piensa que funciona una estructura, en esa estructura hay una
parte que es un mecanismo y otra parte que es el sujeto. La parte de mecanismo es la
estructura del lenguaje, que funciona como un mecanismo S1 S2, entre esos stes. Hay un
intervalo donde se va a ubicar ese sujeto dividido. Ese mecanismo tiene un elemento que es
ese sujeto barrado, que hace que el mecanismo funcione de manera impredecible.
En esta clínica el Otro tiene un lugar preponderante, por eso se llama que es una clínica bajo
transferencia. Lo que el paciente dice, es un decir dirigido al Otro.
Cuando aparece el Otro, aparece también el enigma de qué quiere ese Otro y frente a ese
enigma aparece que quiero yo de ese Otro. El padecimiento es un mensaje dirigido al Otro.
Entonces, la clínica tiene una base y es lo que se dice, en relación a eso habrá una
serie de elucubraciones (reflexiones) en relación a qué se escucha en lo que se dice,
además esta base sirve para discernir cosas que importan. En cuanto a que la clínica
es lo real, como lo imposible de soportar, la clínica trata de tomar lo real del
padecimiento del sujeto, de un sujeto que padece. EL INC. ES A LA VEZ LA HUELLA
Y EL CAMINO POR EL SABER QUE CONSTITUYE, HACIENDOSE UN DEBER
REPUDIAR TODO LO QUE IMPLICA LA IDEA DE CONOCIMIENTO.
¿De qué clínica hablamos? Situar la clínica como interrogación implica diferenciarla de la
terapéutica sin análisis ni reflexión critica y de las respuestas precarias y exteriores que puede
dar una mera nosografía. El caso clínico es tomado en su particularidad, es el tipo clínico que
forma parte de las coordenadas de su síntoma. Reconocer al paciente como sujeto, es la
responsabilidad que toma el psicoa. Clínico. El marco de la cátedra es psicoa. Pero toma en
consideración e intenta diferenciar de la suya otras perspectivas clínicas prevalentes en el
mundo actual: psiquiatrícas, psicofarmacologicas, psicoterapéuticas. Que su marco sea psicoa.
Quiere decir que privilegia como vía de estudio y de tratamiento del síntoma lo que sobre él
dice el sujeto que lo padece y también lo que sobre ese sujeto dice el síntoma a quien sabe
escucharlo.
El programa de la materia tomará como eje la reflexión sobre las elecciones del ser hablante.
El termino “elección” esta presente desde el comienzo de la obra de Freud y es esencial a toda
clínica del psicoa. Esta se basa en los resultados de elecciones ya realizadas y de las que el
sujeto debe hacerse cargo (elección de objeto, de sexo, de síntoma y de tipo clínico), y en las
consecuencias sintomáticas de elecciones demoradas (que producen conflicto, irresolución,
duda, división subjetiva, culpa e inhibición en cuanto a la acción). Se enfocarán aquellos
momentos e instancias electivas en la constitución del ser hablante que tienen consecuencias
decisivas desde la perspectiva de la clínica psicoa. Y que permite hacer valer una causalidad
del síntoma que en algún punto preciso se aparta de todo determinismo automático (genético,
neurofisiológico, incluso simbólico). La concepción psicoa. De la cura permite resaltar algunos
momentos decisivos en el tratamiento, en los que la causalidad electiva y el consentimiento
advertido son la clave de la operatoria psicoa. El comienzo del tratamiento, la percepción del
síntoma por parte del paciente (eso que solo él conoce de sí, pero sin reconocerse en ello), la
exploración de las posiciones subjetivas del sujeto respecto de los actos que podrían
satisfacerlo (si admitiera pagar el precio de la perdida que requiere toda elección). Los
momentos cruciales de la experiencia clínica son aquellos que el clínico y también el paciente
deben tomar decisiones.
Hablar del fantasma, ya es hablar de lo que tapona, de la pantalla por el trabajo del ppio. De
placer (proceso primario).
El fantasma va a ser siempre algo que vela, algo que tapa, algo que disimula. La conciencia
también funciona como pantalla, la conciencia tiene idéntica función al fantasma.
Realidad vs real:
Realidad: Es siempre una realidad sospechosa, decimos que es lo que está afuera de
nosotros. La realidad, es la realidad del fantasma, es el campo donde todo es posible,
en el fantasma.
Real: Se opone al sentido, no tiene ste. No tiene imagen, por eso la relación del sujeto
y lo real, es una relación no mediada por el ste. En relación al trauma, ese real se
anuda, en la medida en que es ese encuentro que no puede ser mediado por el ppio.
De placer, por el proceso primario.
El sueño es una cadena, que si lo tomo en dirección del sentido, no deja de fabricar
fantasmas, pero también se puede llegar a un ste. Que no tiene compañero, que queda
reducido a su estupida literalidad, no quiere decir nada, y eso es lo que busca Lacan, el
encuentro con lo real es el instante que despierta, pero apenas, pero apenas
despertamos agregamos nuevos fantasmas, nuevas significaciones a eso que
soñamos.
La alucinación es un ste. En lo real, es una voz, una frase, una sensación, un síntoma
en el cuerpo, que no se encadena con otro ste.
No solo los psicoticos presentan un ste. En lo real, también los neuróticos tenemos
estos fenómenos, de repente a uno le viene una frase. Si se pone a asociar, podría
significarse esa frase, pero hay ciertos automatismos metales que no se pueden
pensar más que como los stes. En lo real. Una cosa es estar pensando en esa idea,
fabricándola y otra cosa es cuando esa frase nos sorprende, nos interrumpe, cuando
no estamos a su escucha, cuando esta fuera de nuestro campo y adquiere todo su
valor sorprendidos como estamos por esa formulación que nos llega como un murmullo
del exterior.
1. Lo real es estructurado por lo simbólico, cuando queda atrapado por este. Porque la
simbolización mortifica, vacía la plenitud de lo real del cuerpo. Hay algo del goce que
es evacuado, el cuerpo es entonces, un cuerpo vaciado de goce. No hay referencia del
cuerpo, lo único que queda como operación de lo simbólico, son ciertos lugares como
reservas naturales de goce, que son las zonas erógenas. De allí que los retornos de
goce en el cuerpo aparecen como modos de sintomatización. El cuerpo implica una
falla de lo simbólico, el retorno del goce en el cuerpo. (Ej.: histeria, psicosis).
2. Lo real es producto de lo simbólico. Luego de la operación de lo simbólico sobre lo real,
quedan ciertos restos, objetos a, llamados PLUS DE GOCE. Son objetos que
recuperan ese goce perdido. PRIMERO EL NUCLEO DE LO REAL ES EL GOCE, EL
GOCE ES LA BASE SOBRE LA QUE ACTÚA LA SIMBOLIZACIÓN, PERO LUEGO ES
EL RESTO, SON ESOS OBJETOS QUE INTENTAN RECUPERAR EL GOCE
PERDIDO.
El encuentro con lo real implica una plenitud, nada puede faltar en lo real. Cuando hay
falta, es introducida por lo simbólico. Lo simbólico introduce la falta, en lo real no falta
nada.
El sujeto: En clínica psicoa. Se opera con un sujeto dividido, esto implica saber que
hay un saber que esta excluido de la cc, hay un saber no sabido. La estructura del
lenguaje funciona como un mecanismo, es un par ste S1 S2, en ese entre stes hay un
intervalo donde se ubica el $ (esto hace que el mecanismo sea impredictible),
Dos leyes:
1. No omisión: Decir todo lo que a uno le pasa por la cabeza. Lacan confronta la
atención entre decir lo importante, lo relevante vs... Decir lo cotidiano, lo ordinario.
2. No sistematización: Acompaña la regla de abstinencia, atención flotante… Uno debe
liberar todas las cadenas del relato, hablar de lo cotidiano, de lo ordinario, también eso
tiene una significación según el orden que ocupe en esa sucesión.
Lo que dice un paciente, alguien que asocia libremente, puede no tener ningún sentido,
pero lo que le dice encubre un sentido. La Asociación libre como tal determina la
situación de la transferencia, un decir vinculado a la Transf... Vinculado al otro.
El analista paga con su persona, todo lo que constituye su lazo con los otros, debe ser
cancelado. La posición del analista es hacer un semblante de objeto.
PACIENTE –
1. Asociación libre.
2. Ruptura dimensión imaginaria.
3. Uso del diván (no excluyente)
ANALISTA –
1. Atención flotante.
2. Apartamiento del juicio cc.
3. Quiebre de la dimensión imaginaria, (al no escuchar bajo el modo de selección).
4. Tipo de escucha analítica es artificial.
5. Neutralidad: alude a la función de analista, el que da las interpretaciones y soporta la
Transf... deberá ser neutral, no intervenir como individualidad psicosocial.
6. El analista debe abstenerse de todo consejo, ser neutral con respecto a las
manifestaciones Transf.
Entrevistas preliminares:
Es de suma importancia ubicar las condiciones de una entrada en análisis, para pensar
desde allí los efectos y las posibilidades del trabajo analítico. Si hay en el lugar del
oyente un practicante del análisis, un analizado, podrá situarse de tal manera que se
produzcan efectos de carácter analítico, aun en el marco de dichas entrevistas y aun
cuando no se hayan producido todavía las condiciones de una entrada en análisis. En
esta perspectiva, el encuentro con un analista puede constituirse en el acontecimiento
que abra el camino a posibles modificaciones subjetivas y que ponga en juego, aun en
la brevedad del encuentro, lo real en juego para cada sujeto. Freud propone un
tratamiento de ensayo destinado a tomar conocimiento del caso y decidir si es apto
para el psicoanálisis. “Este ensayo previo es ya el comienzo del análisis y debe
obedecer a sus reglas”. Las entrevistas preliminares son análisis en tanto ponen
en juego una doble articulación:
1. El valor dado a la palabra del sujeto, a la suposición de una verdad en juego en ella, a
la suposición de un saber que le otorga a esa palabra un valor que no se encuentra ni
en la psiquiatría ni en otras vertientes terapéuticas. El analista sostiene allí lo que
Lacan llamó “sumisión absoluta a las posiciones subjetivas del enfermo”.
2. 2- Son también análisis, en tanto hay un oyente que no es cualquiera. Es un analizado,
alguien que ha pasado por la experiencia del inc. Y de la castración, es alguien
entrenado para escuchar en los dichos, el decir, para localizar al sujeto de la
enunciación y no quedar atrapado en los enunciados, en el yo. Es alguien que ha sido
entrenado para interrogar la demanda y con sus intervenciones producir una
modificación en la posición del sujeto respecto de sus dichos, respecto de su síntoma,
respecto de su realidad, alguien que puede orientar sus intervenciones al encuentro
con lo real. Un oyente que puede convertir esa palabra en algo diferente al discurso del
yo, dando lugar a la producción del sujeto y haciendo posible, por vía de la
interpretación, una transmutación subjetiva, algo que puede marcar para el sujeto un
antes y un después. Es la presencia del analista, del analizado lo que permitirá hacer
de las entrevistas preliminares o no, algo diferente a una simple recopilación de datos o
a un mero trabajo de sugestión.
No se trata de estar todo el tiempo esperando provocar la rectificación subjetiva, sino
de aprovechar la oportunidad para ello cuando algo de la localización del sujeto en
dirección al inc. Pueda aparecer.
Tal vez lo esencial de la posición del analista es su versatilidad para situarse como
objeto en la transferencia. El analista debe saber tomar para cualquier sujeto, el lugar
desde el cual poder actuar. Su lugar de oyente le permite estar atento al momento en
que una intervención pueda abrir la posibilidad de un movimiento subjetivo.
Para Freud los objetivos del ensayo previo son: conocer el caso y decidir si le es
aplicable o no el psicoanálisis. Es un medio de prueba, un período de prueba de
algunas semanas que tiene una motivación diagnostica. Freud dice que tampoco
puede afirmarse que tal ensayo facilite siempre un diagnostico seguro, pero que es una
precaución más. Quedan excluidas del método analítico patologías como: histerias
como anorexias, melancolías, psicosis. Para Freud el ensayo previo se diferencia del
análisis en que se deja hablar al paciente y no se le suministra mas explicaciones que
las indispensables para la continuación de su relato, pero este ensayo previo es ya el
comienzo del análisis y debe obedecer a sus reglas ( Asociación Libre – Atención
flotante – apartamiento del juicio cc.
Lacan decía, “se trata de hacerlos entrar por la puerta, que el análisis sea un umbral,
que haya para ellos una verdadera demanda”. En esa demanda algo debe forzarlos a
hacer un esfuerzo, “es preciso que algo empuje”. Sólo el sujeto supuesto al saber,
como pivote de la transferencia, permite situar aquello que hace del síntoma una
“demanda verdadera”. El síntoma se vuelve analizable, solo a condición de
incluirse en la transferencia.
Es preciso que ese analista venga a sostener para el analizante la función de sujeto
supuesto al saber.
El acto analítico está en juego desde esas entrevistas, se ubica ahí en el lugar de la
causa y su efecto es el empuje-al-trabajo de la transferencia. La justa inserción del
paciente en la transferencia no es del orden de la aptitud. Depende de la posición del
sujeto en su relación con el Otro.
En la iniciación del tratamiento, Freud evoca una técnica que le es nueva, “el
tratamiento de ensayo”, acentúa la idea de las condiciones previas. Hay dos
precisiones que realiza:
1. Rectificación subjetiva
2. Transferencia
3. Interpretación
Es desde la Transf. Que el analista responde, el analista debe maniobrar para salirse
del lugar donde fue ubicado por el paciente o incluir ese lugar eventualmente. Lacan
plantea que las interpretaciones serán recibidas por el sujeto desde el lugar que está
ubicado el analista en Transf. La maniobra del analista consistirá en correrse de esos
lugares donde lo ha ubicado el paciente en transferencia.
La Transf. no es una relación dual, Lacan ubica una disparidad analítica, donde el
analista se ofrece para representar a todos los stes. Del paciente. El analista es al
menos dos, el lugar del analista deberá ser un lugar de falta en ser, para poder alojar a
los Otros del sujeto. El analista debe reconocer ese lugar que ocupa para el paciente y
evitar intervenir, responder desde ese lugar. (Caso Little). El amor en Transf.. se
produce automáticamente (automaton), se produce el amor que tiene que devenir en
amor al saber, siempre el saber despierta el amor, se ama el saber, no hay manera de
que un análisis transcurra sin que esté el amor al saber. No hay que pensar a la Transf.
siempre como repetición, porque también hay un rasgo particular y nuevo, hay algo
nuevo que se añade que puede emerger por ejemplo, a nivel del rasgo, que ha llevado
al paciente a elegir ese analista, hay algo de lo particular, lo novedoso.
El analista ocupa el lugar del muerto en cuanto a sus prejuicios, Lacan va a proponer
que el analista es el que interpreta aprovechando la Transf. El analista paga con su
persona, hay algo que tiene que ver con el yo, todo lo que constituye su lazo con los
otros que debe ser cancelado. Hay un semblante, no es que el analista es un objeto, la
posición del analista es hacer un semblante de objeto. Poner en acto este apartamiento
de su persona.
En ¿qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista?, Colette Soler, dice que
la transferencia introduce al paciente en una cierta ilusión, en una cierta espera, no se
trata de la eficacia de la transferencia, sino de la Transf.. en tanto que ella introduce al
paciente, generalmente al principio, a la idea de ser cuidado, de ser tomado en cuenta,
dice que quizá la mejor manera de cuidar a un sujeto sea tomarlo en cuenta, al
principio solo basta escuchar a alguien, escuchar y no dialogar. Basta esto para que el
sujeto se perciba cuidado.
Freud decía que hay una razón estructural que nos permite entender el
enamoramiento de la entrada en análisis. Hay un enamoramiento de entrada porque el
sujeto tiene la idea de que el analista le da un espacio que no se encuentra en ninguna
parte en la vida. El encuadre del discurso capitalista es bien evidente que en nuestro
tiempo nadie escucha a nadie. Además incluso en el caso de que se escuche, esto no
implica que haya dialogo. En el encuadre de la relación amorosa se intenta desarrollar
una cierta circulación de palabra, pero sabemos bien que cada uno habla su idioma, un
idioma sin traducción, un idioma del fantasma de cada uno.
Sólo en el dispositivo analítico se da el espacio a un sujeto para que desarrolle su
palabra, no va más allá, porque el amor de Transf. del principio disimula el hecho de
que en el análisis más que en otra parte, el que escucha no escucha lo que el sujeto
quiere decir. El que escucha, el analista, escucha con la perspectiva de interpretación.
Una perspectiva que intenta captar, cernir, lo que el sujeto mismo no sabe que dice, no
sabe que significa y que quizá no quiere significar tampoco. En finales de análisis
Colette Soler, hablando de la transferencia dice que: El manejo de la transferencia por
el analista consiste en insatisfacer el fantasma, angustia, si se da el caso.
La formula interpretativa de los años 50: A esta altura hay una prevalencia de lo
simbólico
1. Puntuación
2. Corte de sesión
3. Desciframiento
4. Alusión
Lacan habla “del dedo levantado de san Juan de Leonardo” para referir
metafóricamente a esta formula interpretativa, es la interpretación que designa, que
muestra sin nombrar, que consiste en hacer escuchar al analizante, sin hacerlo pasar
por el dicho. Esta idea de señalar, de mostrar sin hacerlo pasar por el dicho, es un
llamado al silenciamiento de los analistas pos freudianos, no apunta ni al S1 ni al S2,
apunta al intervalo entre los stes. Una cosa es una formula interpretativa silenciosa,
que está en la orientación de diga mas, quiero escuchar mas de usted, que el analista
mudo. El analista mudo, puede activar el fantasma habitual de muchos sujetos de “el
otro me rechaza”. Otra cosa es cuando ya se está en análisis, el silencio funciona con
el imperativo de “a ver algo mas”.
Puntuación: Hay algo del “tu lo has dicho”, tiene que ver con puntuar el discurso del
sujeto, retroactivamente da otra significación.
Alusión: Interpretación que designa, que muestra sin nombrar, consiste en hacer
escuchar al analizante sin hacerlo pasar por el dicho.
A la altura de los años 60: A esta altura pone el mismo grado de importancia a lo
I, S, R: Aparece de alguna manera reformulable el inc. Estructurado como un lenguaje,
diciendo que el inc. Está y desaparece, que el inc. Se hurta, que está en el intervalo
entre S1 y S2. (El inc. Vursatil). Ya no es la idea de que el inc. Está en las palabras,
sino que se aloja en los intervalos. La interpretación a esta altura apuntaría a
ir contra la significación. Apunta al sin sentido, va contra el sentido, (altura del
seminario 11).
1. La cita
2. El enigma
La cita: la define como extraer un enunciado del texto, que el sujeto se confronte de
alguna manera con lo dicho, es parecida a la puntuación. Es extraer de todo el párrafo
del analizante un recorte de determinada frase, que esta desalojada de esos stes que
la acompañaban. Extraer cierto enunciado del texto del analizante, consiste de alguna
manera en poner “comillas” a determinada frase, y hasta de alguna manera la saca de
contexto en el que fue enunciada.
1. Equivoco gramatical
2. Equivoco semántica
3. Equivoco homofonito
Política del ser: Es otro de los niveles de la acción analítica que ubica Lacan. La
política del ser, (la falta en ser), que mas tarde llamará “la política del acto”. El ser se
refiere al verbo, a la acción, al actuar, cómo el ste entra en el ser hablante. El analista
puede ubicarse desde cierto lugar, en un cierto lugar, en una posición de modo que
haga alivio en el síntoma.
La política tiene que ver con ese sujeto que deviene hacia final de análisis. El analista
ha devenido analista en tanto ha atravesado el mismo por el análisis y ha arrivado a su
fin de análisis.
Discurso Universitario: Surge en el siglo XIII, alguien cree poder hablar desde una
posición de saber, tiene que encarnar ese semblante, esa posición de saber para
dirigirse a quines vienen a aproximarse al saber en la universidad.
Discurso Analítico: favorece una interrogación del discurso del paciente. El discurso
analítico funciona si es un discurso entre otros, si el sujeto puede entrar y salir por
ejemplo del discurso histérico.
Hasta se podría pensar que el lazo social analítico es algo que implica un ida y vuelta
respecto del discurso histérico.
Cap 4, apartado 7: El analista es el hombre a quien se habla libremente. Está ahí para
eso, el sujeto invitado a hablar en el análisis, no muestra en lo que dice una gran
libertad.
Es mas allá del discurso donde se acomoda nuestra acción de escuchar, tomo en ello
el camino de oír y no de auscultar (termino médico, escuchar sonidos y ruidos internos
del organismo para realizar un diagnostico). Lo que escucho es de entendimiento, el
entendimiento no me obliga a comprender.
A lo que oigo sin duda, no tengo nada que replicar, si no comprendo nada de ello o si
comprendiendo algo, estoy seguro de equivocarme. Me callo. Todo el mundo está de
acuerdo en que frustro al hablante y también a mi mismo. Si lo frustro, es que me
pide algo, que le responda. Pero él sabe bien que no serían más que palabras. Me
pide, por el hecho de que habla, su demanda es intransitiva, no supone ningún objeto.
Por supuesto que su petición se despliega en el campo de una demanda implícita,
aquella por la cual esta ahí: la de curarlo, revelarlo a si mismo, hacerle conocer el
psicoa, hacerlo calificar como analista. Pero esa demanda puede esperar. Su demanda
presente no tiene nada que ver con eso, incluso no es la suya, porque después de todo
soy yo quien le ha ofrecido hablar: con oferta, he creado demanda.
Momentos en la cura de Frieda que Lacan ubica en el seminario 10. ¿Por qué son
intervenciones eficaces para Little y por qué para Lacan?: Lacan ubica en el
seminario 10, dos momentos, dos intervenciones, que efectúa la analista, donde algo
decisivo se moviliza en la relación transferencial que esta en juego, donde hubo una
ruptura en la línea de sentido con la que Little y su paciente venían trabajando.
Para Little estas son intervenciones eficaces porque muestran lo vivo del sentimiento
del analista, esta implicación (sentía pena por ella), es lo que configura la “respuesta
total”, es el elemento clave. La confesión de parte del analista de los sentimiento
realmente mostrados o expresados, nombra un compromiso y una implicación del
analista, necesarios para el éxito del análisis. Para Little el haber expresado sus
sentimientos con respecto a la muerte de ilse y el haberlos ligado con los sentimientos
expresados en las dos intervenciones anteriores, habían logrado por primera vez que la
paciente ubique a la analista como una persona real y muy diferente a su madre, ya
que anterior a esto, cada intervención era escuchada por Frieda por vía materna, lo
cual significaba “eres una persona horrible”.
Estas intervenciones son eficaces a partir de los efectos que producen en la cura, para
Frieda lo que se pone de manifiesto es que “había una persona para quien ella podía
ser una falta”. Con la función del corte se introduce el lugar de la falta, lugar de la
castración simbólica, que permitiría acceder al saber de que hay algo perdido, el objeto
eternamente faltante, un hueco, un vacío, el objeto a.
El objeto a aparece allí donde surge la angustia, “la intervención le había hecho percibir
a la paciente que había en la analista lo que se llama angustia, algo que designa en el
análisis el lugar de la falta”. Esto abre una dimensión que permite a Frieda captarse
como una falta, mientras que no pudo hacerlo durante toda su relación con sus padres.
Las intervenciones de Little venían siendo escuchadas por la paciente por vía materna,
lo cual significaba “eres una persona horrible” aquí la analista había sido ubicada en
lugar materno y desde allí las interpretaciones van a ser recibidas por la paciente como
provenientes de la persona que la transferencia supone que es. Little logra correrse de
ese lugar mediante una serie de intervenciones donde se puede señalar un punto de
falta del lado del analista, estas intervenciones producen efectos de función de corte y
hace posible su caída del lugar del Otro completo. El analista debe reconocer ese lugar
que ocupa para el analizante y evitar intervenir responder desde ese lugar.
Crítica de Lacan al pos freudiano: La crítica principal es en relación al uso que estos
le dieron a la contratransferencia introduciendo los sentimientos del analista y
orientando las interpretaciones desde ellos, lo cual reduce la posición del analista a una
posición dual, de persona a persona, situada en el registro imaginario. Lo grave seria
que el analista crea que su obligación como analista sea buscar las razones de la
actitudes de los pacientes en lo que contratransferencial// sienten con respecto a sus
pacientes.
Bajo el nombre del psicoanálisis, muchos se dedican a una reeducación emocional del
paciente, esto ocurre cuando la interpretación es unilateral, del lado del analista,
obedeciendo a un discurso Amo que responde a un deseo único “el deseo de curar”
que conduce sus intervenciones. El inc. Es el que interpreta, y el analista si interpreta,
interpreta a continuación suyo. “Lo que importa no es tanto lo que el analista dice o
hace, como lo que es “.
La dificultad se plantea en que el paciente quiere hacer una publicación científica, pero
se ve frenado porque dice que hay otro trabajo, de otro colega, que tiene la misma
coincidencia de ideas, el se ve plagiando a otros colegas y no puede publicar su
trabajo.
Kris toma el trabajo del colega de su paciente y lo compara con el de este, llegando a
la conclusión de que no son trabajos coincidentes “Usted no está plagiando, puede
publicar tranquilamente porque no hay plagio alguno en lo que ha escrito”. Según Kris,
sus intervenciones fueron aceptadas por el paciente. Habiéndose asegurado que su
paciente no es plagiario, cuando cree serlo, pretende demostrarle que quiere serlo para
impedirse a si mismo serlo de veras, esto es lo que llaman analizar la defensa antes de
la pulsión, que aquí se manifiesta en la atracción hacia las ideas de otros. Esta
intervención puede presumirse errónea por el solo hecho de que supone que defensa y
pulsión son concéntricos, y están moldeados la una sobre la otra.
El paciente, soñando un instante le replica que desde hace algún tiempo, al salir de la
sesión, ronda por una calle que abunda en restaurant atractivos, para atisbar en los
menús el anuncio de su plato favorito: “sesos frescos”.
Para Kris esta acción del paciente tiene que ver con lo acertado de sus intervenciones.
Lacan toma este caso para dar el ejemplo de una interpretación que en vez de operar a
partir de lo que dice el paciente, de considerar que la verdad del sujeto esta mas allá
de lo que el dice. El analista Kris, va a ver en la realidad si es V o F va a confirmar que
es lo que le está diciendo. Este paciente produce una respuesta que tiene el valor de
corregir al analista, vemos la puesta en acto de una escena, la mostración, lo que
llamamos el acting out que esta considerado por Lacan como una forma de decirle al
analista erró en el blanco.
El paciente robaba o sacaba sus objetos del campo del Otro, (dulces, libros, peces,
ideas, sesos…), Lacan dice “Nada”, se trata de ese objeto intercambiable, de la
apropiación de ese objeto que figura en ese Otro con el que está dialogando sobre el
fondo de una escena de goce.
La confesión del paciente parece tener el valor correctivo del acting out, se trata de un
síntoma transitorio que advierte al analista que erró en el blanco. No es que su
paciente no robe lo que importa aquí. Es que no, quitemos el “no”, “es que roba nada”.
No es una defensa contra la idea de robar, lo que le hace creer que roba. Es que
pueda tener una idea propia de lo que no tiene ni la menor idea. La dirección de la
cura en Kris, apunta a corroborar en la realidad si lo que dice el paciente ocurre
realmente.
El acting out es correctivo de la posición del analista, la posición de analista que critica
Lacan es la de cotejar la realidad de las cosas que el paciente “no era plagiario”.
El acting out, es una entidad clínica que sirve para mostrar cómo se advierte en los
análisis que hay algo que no funciona, por eso tiene valor correctivo. El paciente, en
transferencia sostiene que el plagia, se queja de eso, y el analista, en lugar de aludir en
su interpretación a lo que puede causar ese deseo, intenta reducirlo afirmando que es
una fantasía, que ese es un fantasma arcaico y que debe ser reconducido por las
conductas actuales. Sólo el analista (Kris), está en condiciones objetivas, en tanto
poseedor de un yo fuerte y sano, provisto con criterio de realidad adecuada de decidir
si allí hay o no plagio.
Lo que para Kris es un éxito de la psicología del yo, para Lacan es la producción, en
análisis, de un acting out. Se trata de una emergencia pulsional, pero que se produce
fuera del análisis, justo después de terminar la sesión.
Un acting es cierto tipo de acción inmotivada para el analizante, quien no puede dar
cuenta de eso, porque es una acción que no obedece a los patterns de conducta
(actitudes del paciente), establecidas por la demanda del Otro.
La ética del análisis implica que sea el analista quien sostenga el espacio del deseo en
la medida en que el fantasma vacila o es atravesado. Cuando el analista cae de su
lugar es cuando el acting se produce.
El acting out aísla un objeto, un objeto que no es tan importante por lo que tiene de ste
ni lo que tiene de imaginario, como por lo que tiene de real. Este objeto es aislado. Sólo
el análisis mal conducido lo vuelve usual en este caso. El acting aísla un objeto, lo aísla
para indicar que hay otro objeto que es el que está en juego en la Transf... Lo que el
acting out aísla es el objeto a, ese objeto del que, por el fantasma, el sujeto no
aparece separado. El análisis va en contra del goce fantasmatico, en la medida en que
se trata de recortar al sujeto de ese objeto, de separarlo. En la medida en que el sujeto
lo acepte, como realmente está, como objeto perdido, ese objeto, esa perdida, bastará
para causar el deseo.
Lacan denomina al acting out como “la acción del hombre” (en direcc/ de la cura) Lacan
habla del acting out en su valor de Hint, de pequeño indicio, de señal dirigida al
analista, que puede tener un valor correctivo para el analista, como señal de que hay
algo que no esta escuchando, que esta operando demasiado por el lado de la
sugestión, produciendo un efecto de asfixia del deseo, esta confundiendo la
transferencia con la sugestión. Está usando el poder que le da la Transf. en el sentido
de la sugestión y por lo tanto esta dilapidando ese poder. El acting out tiene ese valor
correctivo q se encuentra en el ejemplo del caso de Kris.
El sujeto responsable del acto no es tanto el que lo comete (siempre hay algo del “yo
no sabia” antes del acto), como el sujeto que resulta de ese acto.
El sujeto, en el acto, atraviesa su fantasma que le dice cómo hay que portarse, cómo
hay que estar bien vestido, cómo hay que disfrutar de las cosas.
En el seminario de “La lógica del fantasma” Lacan define por 1º vez el acto,
establece 3 puntos en su definición:
1. El acto es un ste
2. El acto es un ste que se repite
3. Como efecto del acto el sujeto queda marcado por una denegación, un
desconocimiento.
En el instante en que se comete un acto, las referencias del saber cambian y sobre
todo en lo que tienen de fantasmaticas.
El acto opera por una suspensión de la relación del ste S1 en juego, del ste que se
repite, con los otros stes.
Hay varias formas clínicas de entrar en contacto con ese ste autorreferente:
Lacan en el seminario 10, para trabajar esta modalidad del acto, hace un cuadro
tomando: la inhibición, el síntoma y la angustia.
+ dificultad: síntoma
++ dificultad: angustia
EMOI ACTING
Lacan coloca al lado de la inhibición el impedimento que quiere decir estar en relación
a la trampa, es de alguna manera caer en la trampa, la trampa fundamental del deseo
es el narcisismo. Impide la realización del deseo por la imagen de si. (“quería invitarla a
salir, pero iba a quedar como un pelotudo”). Caer en la trampa, impidió la realización el
acercamiento al objeto de deseo.
Hay que estar un poco mas allá del narcisismo para acercarse al objeto del deseo,
está en estado de impedimento frente al deseo, por el resguardo de la imagen de si,
por el cuidado extremo al narcisismo (por no quedar como el pelotudo de América).
“Esto es sostenido por ciertos ideales y estupideces que nos atraviesan en la vida
cotidiana”.
¿Dónde va a parar el deseo cuando el sujeto queda en estado de impedimento? El
deseo cae bajo represión.
Pasamos al Embarazo, la situación embarazosa, el bochorno, por ejemplo fue mas allá
de la imagen de sí, atravesó el impedimento pero al precio de que “se puso violeta”,
pagando el precio del narcisismo, de alguna manera se está embarazado cuando se
esta debajo de la barra. Hacia el camino de la realización del deseo podemos ir mas
allá de la imagen de sí, no caemos en la trampa de la inhibición, no caemos en la
trampa del impedimento, pero si caemos en la trampa de la división subjetiva. Pagué
con el precio de la división pero me pude acercar un poco a la realización del deseo. La
dificultad de lazo social actual tiene que ver en no caer debajo de la barra “que no se
note que lo necesito”, “que no se llegue a percibir que me importa”. Caer a causa del
deseo es un momento de vergüenza, lo que importa rescatar de la vergüenza es que
se fue mas allá de la imagen de sí.
Diferencias del acting out y pasaje al acto como modalidades del acto:
El acting es fuera de las esferas del recuerdo, fuera de la esfera de lo que se dice.
Hay que pensarlo como lo pulsional que se impone sin pasar por el decir. Se puede
pensar el acting como una manifestación salvaje del inc. Del acting el sujeto no se
queja. No hay una pregunta por su sentido. No hay una implicación del sujeto con el
acting, pasa a ser una implicación cuando le da estatuto de síntoma. Si bien esta en
juego la verdad, tanto en el síntoma como en el acting, lo que los diferencia es el lugar
en el cual esta el sujeto, en el síntoma y en el acting.
El acting out es lo que Freud llamaba Agieren que aparece en Freud cuando el sujeto
actúa en lugar de recordar. Aparece el agieren en el caso Dora cuando freud hace
referencia a la huida de Dora del tratamiento dice: “Actúo conmigo lo que debería haber
hecho con el padre”, “actúo lo que debería haber hecho con el Sr. k” donde Dora actúo
en lugar de recordar, lo paso por el acto sin saber. También aparece el agieren en el
caso de la joven homosexual, Freud subraya y advierte la demasiada publicidad de la
joven homosexual como tenía esta gran mostración al Otro. Lacan encuentra que esta
joven se topa con el padre a quien le estaba dirigiendo esta mostración y dice la joven:
“Mi padre me arrojó una mirada colérica y dio vuelta la cara” esto la precipita a ella a
las vías del tren: pasaje al acto: ella se dejo caer, no hay un para quien, es una
mostración para nadie.
1. La prohibición
2. La interpretación. Limitada a pacientes que poseen egos bien integrados.
3. Fortalecer el yo.
Lacan dice al respecto de estas técnicas: Prohibir el acting, en los análisis se prohíbe
demasiado, como seria prohibir el acting? Interpretarlo, no se puede interpretar porque
no hay una pregunta de parte del sujeto acerca de ese acting. Para ser interpretado se
necesita la transferencia, la introducción del Otro. Y fortalecer al yo no es algo que
lacan comparta.
El acting esta hecho para ser interpretado y por lo tanto interpretarlo lleva al
analista a caer en la obviedad.
Ese objeto extraño que aísla el acting es la verdad que se dice sobre lo reprimido
profundamente, lo primordial de lo reprimido, y cuando emerge algo de eso emerge con
una inmensa angustia o de una manera que comporta extrañeza para el sujeto, que no
se reconoce en esa verdad revelada. En el acting lo que se dice es verdad pero no
sujeto.
¿Qué puede hacer un analista ante una situación de acting? Tener en cuenta ese
resto, que es bien real, resto que nos lleva a preguntarnos qué hacen allí los sesos
frescos, que tienen que ver. El analista ubicándose en su posición de analista, para lo
cual debe abandonar esa otra posición que es la del que insiste en la demanda, la del
que sugiere, la del que le recrimina al analizante que no se da cuenta de que lo que
dice no es mas que resistencia, etc. Desde su lugar de analista con una verdadera
interpretación, la que va del decir del paciente al decir del paciente que la verifica,
puede conducir al sujeto por la vía del análisis, que es una vía de subjetivación de un
lazo de separación con el objeto. Solo sobre la base de la aceptación de que está
perdido podemos armarlo auténticamente.
Si hay algo que falta en el acting es el motivo, la motivación está ausente del acting,
conviene preguntar cuál es el motor del acting, cuál es la causa del acting.
¿Por qué Lacan dice que el acting puede tener valor correctivo? Porque aísla el objeto
que debiera ser aislado en el análisis cuando esto no ocurre.
Muestra algo para alguien y es una escena dirigida hacia el Otro (A) con mayúscula.
Pero un A (Otro) que desfallece en su función de soporte de la transferencia lugar y
función sujeto supuesto saber.
Se tratará e intentará hacer pasar el acting out a la dimensión del síntoma, trama que
nos muestra cuando un significante que no logra ser articulado a la dimensión
simbólica es arrojado a lo real. Podemos decir que el acting tiene que volver a
sintomatizarse, volver a la estructura de la cadena significante, volver a la transferencia
para que después pueda devenir material de análisis y de interpretación. Para que el
acting out retome el discurso, con un adecuado manejo de la dirección de la cura se
produce una maniobra de inserción de ese eslabón que quedó fuera de la cadena para
que se restablezca, es decir que se sintomatice. A diferencia del síntoma que es
interpretable, el acting out no es interpretable porque se juega por fuera del registro de
lo simbólico.
Pasaje al acto: Es salirse de la escena, caerse de la escena. El sujeto queda ahí identificado
a ese objeto de resto y se deja caer. El pasaje al acto hay que entenderlo como un no referido
al Otro, hay que entenderlo como la separación del Otro verdaderamente lograda (x ejemplo el
suicidio), El pasaje al acto es lo que no se quiere decir, lo que se rechaza decir pasa al acto, es
rechazo de saber, se opone al trabajo analizante, se opone al trabajo del ste.
Este dejar caer, es el correlato esencial del pasaje al acto. El dejar caer es visto del lado del
sujeto. El pasaje al acto está del lado del sujeto, en tanto que éste aparece borrado al máximo
por la barra. El momento del pasaje al acto es el del mayor embarazo del sujeto, con el añadido
comportamental de la emoción como desorden del movimiento. Es desde allí donde se
encuentra, se precipita y bascula fuera de la escena. Esta es la estructura del pasaje al acto.
Se nos presenta también como una escena hecha o relatada, pero es una escena que consiste
fundamentalmente en la ruptura de la escena. El ejemplo mas clásico es el suicidio.
En el pasaje al acto el Otro (A) esta ahí, esta demasiado presente en forma absoluta pero el
sujeto no espera ya nada de el. Se ofrece al Otro (A) en esta posición de resto, de desecho. Se
arroja en forma sacrificial sin ninguna esperanza ya de hacerse escuchar. El sujeto y el objeto
caen así; podemos concluir que tanto en el acting out como en el pasaje al acto, la clínica nos
muestra la relación entrañable de un sujeto con el objeto a. En el pasaje al acto el sujeto se
identifica con el objeto a y la escena cesa.
En ambos casos se trata de un significante forcluido, de un significante expulsado a lo real
acting out y pasaje al acto cuestiones ambas que nos provocan a redoblar nuestra apuesta en
la clínica en función y posición de analistas re-interrogando y cuestionando nuestra praxis y
abriendo quizás nuevas perspectivas y modalidades diferentes de asistencia.
Decir que el sujeto es lo representado por un ste para otro ste, podría llevar a suponer que hay
un ste que representa bien al sujeto, que habría una buena identificación del sujeto del inc. Una
representación adecuada y esto no es así. Cualquier trazo unario que ustedes encuentren en
un síntoma, es una manera de identificar al sujeto. Algunas son muy obvias (ejemplo del
tartamudo en la fiesta).
El neurótico testimonia en el análisis que las identificaciones le caen mal, le producen malestar.
Las identificaciones son el resultado de un mandato a gozar de cierto modo y en algún
momento puede pasar que el sujeto no quiera eso, que quiera otra cosa, que quiera liberarse
de ese ste que lo identifica. En la neurosis se trata de eso de que un sujeto padece de ideales,
de stes amo que los molestan y quiere desembarazarse de eso. A nivel de los stes del goce.
Ningún sujeto se siente, durante mucho tiempo plenamente confortado por su identificación a
un ideal. Llega un momento en que eso asfixia.
Logró eso por lo que tanto había luchado y resulta que ahora que lo tiene, ahora que es
reconocido como tal, como psicólogo por ejemplo, eso no soluciona los problemas que tenía
sino que a lo mejor le crea otros suplementarios. No sabe que hacer, pero ¿No sabe que hacer
con qué? Allí surge toda la problemática del deseo, que se moviliza cuando el sujeto sale de la
universidad-madre.
Cualquier ste que representa al sujeto retorna sobre él diciéndole: “eres esto”. Ese significante,
por mas ideal que sea (hermoso, genio, o cualquier otro), toma forma de mandamiento, de
insulto se podría decir. Hay algo insultante en el ste, en cada ste. El sujeto necesita para poder
vivir que en alguna parte él no sea eso. Hay algo que resiste a ser significantizado en el sujeto
y que las formaciones del Inc. no hacen sino producir. Es decisivo no creerse demasiado los
halagos, o los títulos, porque en cualquier momento muestran su otra faz de insulto.
Lo que rescata al sujeto de la identificación ideal es ese objeto, ese efecto de pérdida de
identidad en que consiste el producto del trabajo del Inc., el objeto a. Ese objeto asegura al
sujeto su existencia en otro lugar, en otro lugar fuera de esos stes que lo mortifican. “Un sujeto
que fuera sujeto puramente del ste sería un sujeto muerto”, esta muerto, pero es inmortal al
mismo tiempo.
Esa producción del Inc., el a, que viene a funcionar como causa del deseo del sujeto, es lo que
detiene el efecto mortificante del ste, lo que hace que el sujeto quiera algo.
Estos reproches, esta voz que le retorna de lo real al melancólico, es un objeto a, pero en el
cual el sujeto no reconoce la causa de su deseo, él no quiere saber nada con su deseo.
El neurótico tampoco parece querer saber nada con la causa de su deseo, porque le teme. Le
teme a su deseo, lo angustia, porque si lo sigue éste lo lleva por vías que implican una pérdida
de identidad, una pérdida de referencias simbólicas, de las referencias ideales que trae consigo
desde la infancia. Eso no le gusta, prefiere evitarlo, prefiere disfrazar la causa de su deseo en
su fantasía.
El fundamento, el motor del acto, causa de la acción del hombre, es ese objeto que causa el
deseo. Pero para ponerlo en juego hay que dejar de lado ciertas identificaciones, ciertos “yo
soy esto”, porque la experiencia del acto transforma al sujeto en algo que ya no es eso que él
creía que era.
El objeto a es el núcleo elaborable de los goces. No hay goce que no lo implique de algún
modo. El sujeto se excita pensando en tal o cual imagen del fantasma, pero la fuerza libidinal
viene de la mirada oculta que organiza la escena. El a en el fantasma es condición de goce,
condición necesaria, pero no suficiente. Lo que debe producirse para que haya goce
fantasmatico en el estilo de la neurosis es que el objeto a sostenga la presencia del falo. No
hay otro falo que el que puede producirse detrás del velo, cuando la mirada se deja engañar.
Porque la mirada puede por el contrario, fuera del uso en el fantasma neurótico, hacer valer la
castración en lugar del falo.
Ese mismo objeto a es capaz de funcionar, en cambio, como causa del deseo, por su condición
de objeto perdido, perdido e irrecuperable, pero presente, no falta. Decir que algo falta es
diferente a decir que está perdido, lo que falta es representable, lo que está perdido no. El falo,
por mas que falte, por mas que sea objeto del deseo, no es causa del deseo, porque es
esencialmente ausencia, una ausencia representable, pero ausencia.
Cuando el objeto se despega de toda representación falica, cuando se quitan los velos, cuando
la castración del Otro es una evidencia, el objeto se retira de toda manifestación, de todo
fenómeno perceptible, la demanda es llamada a silencio, la voz calla, la mirada se ciega, el
deseo surge con toda su fuerza, tanta que a veces fuerza al acto.
En la dinámica efectiva del análisis no tiene mucho sentido hablar de estructuras clínicas. Es
mejor hablar de tipos clínicos que se definen por la estructura del síntoma, del síntoma
analítico.
La fijeza del síntoma es mucho mayor de lo que puede parecer. La terapia analítica lleva
muchas veces a hacer otra cosa con su síntoma (con su síntoma que no cesa de venir de lo
real a pesar del análisis), no deja de ser obsesivo, pero hace algo con su pensamiento, algo
distinto de la paja mental con que antes se atormentaba. También hay casos en que el síntoma
desaparece, desplazado por la actividad del sujeto, del sujeto destituido. Allí hay un cambio en
el tipo clínico.
Cuales son las condiciones requeridas para que alguien pueda decirse: “yo soy psicoanalista”
Lugar del analista: sujeto se caracteriza como siendo del orden de la falta.
El análisis esta para enseñarnos que la astucia está en la razón porque el deseo está
determinado por el juego ste, el deseo es lo que surge de la marca del ste sobre el ser viviente
y lo que se trata para nosotros de articular es: ¿qué es lo que pueda querer decir las vías que
trazamos del retorno del deseo a su origen ste? ¿Qué quiere decir que haya hombres que se
llaman psicoanalistas? Es evidente que en ese registro el psicoanalista se introduce en 1º lugar
como sujeto supuesto saber, es él mismo quien soporta el estatuto del síntoma. El
psicoanalista es llamado al lugar del sujeto supuesto saber.
El síntoma sería necesario definirlo como algo que señala. Como un sujeto que sabe que eso
le concierne, pero que no sabe lo que es.
En el síntoma hay una indicación del saber al que el síntoma mismo alude, que esa indicación
sea o no tenida en cuenta permite distinguir entre la clínica Freudiana y todas las demás. Es
evidente, de distintas maneras en cada uno de los tipos clínicos. En la neurosis porque lo inc.
Que se expresa transpuesto, desfigurado, deformado en el síntoma o en otras formaciones del
inc. Tiende a organizarse como un saber a partir de la presencia de alguien que escucha.
¿Dónde ubicar ese saber? ¿En el Inc.? ¿En el clínico? Es una experiencia común para quienes
han pasado por un análisis, que las raíces inc. Del síntoma condescienden a manifestarse con
menos rodeos en la medida en que media una suposición de saber en quien escucha.
El analista debe estar advertido de esto, que sepa manejar los resortes que mueven ese saber.
Un lapsus, un ste de esos que se repiten ya a lo largo de una primera entrevista, muestran
muchas veces muy rápidamente, por la insistencia repetitiva misma, que hay un goce al que el
sujeto ha quedado fijado y que inmoviliza su deseo. Esos stes que se repiten pueden ser
entendidos por el clínico como manifestaciones de algo que incita al sujeto a gozar.
¿Qué puede querer decir saber en ese contexto? Un saber es lo que Freud llama Complejo
inconciente, es decir, una articulación de stes. Que encierra a clave de un goce afectado por la
represión. El saber, en psicoanálisis, es una articulación de stes que funciona como medio de
producción de goce.
El síntoma, dice Lacan, es el modo peculiar a cada sujeto de gozar del inc.
El ste del síntoma, el ste que se repite, busca hacerse reconocer a nivel del que escucha. Es
eso lo que en primera instancia encarna el clínico: el Otro que por escuchar debe recibir ese
saber, debe incluso transformarse en la sede de ese saber.
¿No les parece sorprendente el hecho de la Transf. pensado en términos de saber? ¿No les
parece curioso que el saber Inc. pueda suponerse en el analista?
El psicoanálisis cambia el estatuto del síntoma, que pasa a ser claramente un síntoma “para”,
para el analista, aliviando su incidencia sobre el cuerpo. El analista queda incluido en la
estructura del síntoma.
Hay un trabajo que se hace en el primer tiempo de un análisis, un trabajo de formalización del
síntoma que implica su articulación con el Otro.
En el caso de una neurosis, se trata de un síntoma que ya en las entrevistas deja entrever una
estructura de sustitución, presenta un ste que sustituye a otros según la forma de la metáfora, y
es ese ste el que comanda cierto goce para el sujeto, cierto goce que es ya una interpretación
sicoanalítica del sufrimiento del síntoma. Con el neurótico, suele suceder, que nos quedamos
en la suposición. Podemos suponer en efecto que tal síntoma que tiene el paciente es un
síntoma de análisis pero nada de lo que sucede después nos lo verifica.
Es muy común que lo que parece un síntoma analizable no tenga nada que ver con el orden
causal del psicoanálisis. (ejemplo del paciente que temía tener sida, y luego tiene sida y no fue
mas a la terapia).
Otra eventualidad en la que algo que parece un síntoma neurótico no es verificado como tal por
el análisis, es cuando el sujeto no reconoce a su síntoma como tal, atribuyéndolo a su carácter,
a la herencia, a una causa
Orgánica o la mala suerte. De ninguna manera cree que eso pueda ser un síntoma, con el que
él tenga algo que ver como sujeto del deseo.
Se puede definir como momento 0 (cero) del síntoma, el de la represión bien constituida.
¿Qué es el saber?
El saber puede ser una suposición, es decir, nada real. Puede ser un semblante,
encarnado por ejemplo por un profesor universitario que no se califica tanto por lo que
sepa sino por su función tiene que mostrar un semblante de saber, al menos hasta que
gana el concurso.
O puede ser un saber que tiene algo más que ver con lo real, que atrapa algo de lo
real.
El sujeto supuesto saber es una instancia, efecto del dispositivo analítico, que no se
confunde con el analista, tanto el psicotico como el sujeto neurótico cree que se sabe
en alguna parte, pero no precisamente en la cabeza de su analista. El analista hace
semblante de causa del deseo, no de saber. El psicoanálisis tiene como objetivo ético
interrogar, cuestionar radicalmente toda suposición de saber.
Freud llamo complejo inc. Es una articulación de stes que tienen la capacidad de
apresar cierto real que es goce, tenerlo como guardado y listo para ser usado, si se
activa ese grupo S2 de stes pueden surgir síntomas.
Tenemos por un lado la palabra que activa el complejo y por otro tenemos el complejo
que es una articulación inc. De stes que implican cierto saber sobre como gozar, de
modo masoquista, anal, etc.
Además del ste que activa esta la articulación el vínculo entre ambos, esa articulación
se zambulle en la panza del saber, no hace más que engordar el S2. También eso es
S1, es decir la articulación del ste S1 con el saber S2. La única forma de extraer el S1
de allí es plantear el vínculo con el saber como imposible.
El S1 es efecto de que hay uno de que hay lo simbólico, lo simbólico como agujero, lo
simbólico que nombra, produciendo agujeros en lo real.
Lombardi: Mis libros son mi semblante auxiliar de saber, si el ste 1 es lo que representa
al sujeto para otro ste, este “escritorio” me representa para el S2 del saber que yo debo
aparentar. Por eso decimos que es un escritorio, porque sostiene al profesor. El ste del
síntoma es del orden del uno, este escritorio, aquí es mi síntoma.
Porque hay Otro hay articulación de stes y se producen este tipo de cuestiones, porque
hay otro se produce algo del orden de un saber.
Para el sujeto en alguna parte se sabe (S2) que quiere decir eso que le concierne, aún
si él no puede situar donde.
Se es en el ste, que se es un falso ser, pero sólo en la medida en que se logra cierta
inscripción que se “socializa” a nivel del s2.
El síntoma es la particularidad, es aquello que nos hace a cada uno un signo diferente
de la relación que tenemos en tanto que hablantes- seres con lo real. Esto es
indispensable saberlo en la admisión de alguien, es a lo que nosotros nos
comprometemos: es el síntoma lo que está en el centro de la regla fundamental.
La mujer: Se define por el no toda y surge de ellas mismas. Ellas mismas son no
todas, no se prestan a la generalización falocentrica.
El ser humano es un ser hablante, ser que también debe poder escuchar, escuchar
forma parte de la palabra.
Como el nombre lo indica, los autistas se escuchan a ellos mismos. Escuchan muchas
cosas, esto desemboca incluso en la alucinación que siempre tiene un carácter más o
menos vocal. Todos los autistas no escuchan voces, pero articulan muchas cosas y se
trata de ver donde escucharon lo que articulan.
Lo que hace que no escuchemos flautista es justamente que ellos no nos escuchan,
pero sin duda hay algo para decirles.
¿Lo simbólico se aprende?, ¿existe algo en nosotros desde el nacimiento que hace
que estemos preparados para lo simbólico, para recibir el mensaje simbólico, para
integrarlo? Se trata de saber porque hay algo en el autista o en el esquizofrénico que
se congela.
Psicosomáticos: Todo sucede como si algo estuviese escrito en el cuerpo, algo que
nos es dado como un enigma. Un enfermo psicosomático se asemeja más a un
jeroglífico que a un grito.
Goce del psicosomático: goce congelado. Hay una fijación en un goce especifico,
esperamos darle el sentido de aquello de lo que trata. Lo psicosomático está en su
fundamento arraigado en lo imaginario.
El phi designa el falo imaginario, allí donde el neurótico lo vive de un modo que
representa su forma particular de operar y de maniobrar. El símbolo phi mayúscula, es
el símbolo del lugar donde se produce la falta de ste.
Ser subjetivado es tener lugar en un sujeto como válido para otro sujeto. Todo lo que
para nosotros significa sucede siempre en el lugar del Otro.
Para que algo signifique es preciso que sea traducible en el lugar del otro.
El niño tan pronto sabe afanarse y desenvolverse con el ste se introduce en aquella
dimensión que hace que les plantee a sus padres las preguntas más inoportunas:
¿Qué es correr? ¿Qué es un imbecil? Cuando el sujeto se encuentre en el ¿Qué soy?
Estará mucho menos avanzado (salvo si esta analizado), pero si no lo está cuando se
pone en cuestión mediante un ¿Qué soy? Se vela a sí mismo, preguntarse qué soy es
franquear la etapa de la duda por el ser, porque al plantear de este modo la pregunta
da de lleno en la metáfora, sólo que no se da cuenta. Para nosotros, analistas, lo
mínimo es tenerlo presente, para evitar renovar este antiguo error, siempre
amenazante en su inocencia bajo todas sus formas, e impedirle que se responda, por
ejemplo, incluso con nuestra autoridad, soy un niño. Lo que esta en juego en toda
pregunta formulada no se encuentra en el plano del ¿Qué soy yo? Sino en el plano del
otro, en la forma que la experiencia analítica nos permite desvelar del ¿Qué quieres?
Se trata se saber que deseamos al plantear la pregunta. Y ahí es donde interviene la
falta de ste que esta en juego en la phi del falo. El analista ha descubierto que con lo
que el sujeto se enfrenta es con el objeto del fantasma. El objeto verdadero, autentico,
del que se trata cuando hablamos de objeto, no es de ningún modo aprehendido,
transmisible, intercambiable. ¿Cuál es la relación del sujeto con el ste? En el plano de
la cadena inc. Sólo tenemos signos. Es una cadena de signos. Este ste esta siempre
escondido, velado. La relación innombrable (indecible), del sujeto con el ste puro del
deseo se proyecta en el órgano localizable, situable en alguna parte corporal. Es
alrededor de este punto imaginario donde se elaboran los efectos sintomáticos del
complejo de castración.
¿Qué hace la histérica? ¿UE SOY YO? TIENE PARA ELLA UN SENTIDO. Dora
recurre a todas las formas de sustituto que puede dar de este signo phi mayúscula. Sr.
k le dijo “mi mujer no es nada para mí”, a saber, no me la pone tiesa, si ella no te la
pone tiesa, entonces ¿para que sirves? Porque para Dora la cuestión, como para toda
histérica, es ser procuradora de este signo en su forma imaginaria.
Prefiere que su deseo este insatisfecho a lo siguiente, que el Otro conserve la clave de
su misterio.
El obsesivo también se enfrenta al misterio de la falta del ste falico, y también él trata
de convertirlo en manejable. Lo que en la obsesión llamamos agresividad, se presenta
siempre como una agresión contra esta forma de aparición del Otro, el Otro en tanto
puede presentarse como falo.
Si se descuidara cierto rincón del inc. Del analista, de ello resultaría verdaderas
manchas ciegas. De ello resultaría en la práctica ciertos hechos más o menos graves o
molestos, (no reconocimiento, intervención fallida, inoportunidad de alguna otra
intervención, incluso error). Toda experiencia del inc. Se lleva a cabo en 1º lugar como
inc. Del Otro. Fue en 1º lugar en sus enfermos donde Freud se encontró con el inc. Y
para cada uno de nosotros, la idea de que un aparato semejante pueda existir se abre
en primer lugar como Inc. del Otro, aunque este elidido. Una vez admitida la función del
Otro, todavía es preciso que encontremos allí el mismo obstáculo que encontramos en
nosotros mismos en nuestro análisis, cuando se trata del inc.
En cuanto al reconocimiento del inc. No tenemos forma de plantear que por si mismo
deje ala analista fuera del alcance de las pasiones. Esto sería suponer que es siempre
del Inc. de donde proviene el efecto total, global, toda la eficacia de un objeto sexual o
de algún otro objeto capaz de producir una aversión cualquiera, física.
¿Porqué un analista con el pretexto de que está bien analizado, sería insensible al
surgimiento de cierto pensamiento hostil que puede percibir en una presencia que se
encuentra ahí?
Del fantasma al acto: El neurótico depende de la demanda para sostener su deseo, está en
dependencia de que estos dos usos de la demanda se mantengan diferenciados, si estos dos
usos de la demanda se juntan lo que se produce es un achatamiento del espacio del deseo.
Ernest Jones decía que hay algo que teme mas el neurótico que su castración, es el
desvanecimiento del deseo.
Si en general esto no sucede es porque hay algo que sostiene estos dos usos de la
demanda como diferentes para el neurótico, que es el fantasma. La fantasía detiene,
no permite que se peguen estas dos líneas.
También tiene esa función la modalidad histérica de la identificación ya que tiene un
parentesco estrecho con la estructura de la fantasía y sirve de soporte del espacio del
deseo.
El neurótico suele ser alguien muy atareado, pero que posterga lo que sería el acto con
el que realizaría su deseo. Sostener el deseo a partir del fantasma, y no del acto, es el
modo neurótico de sostener el deseo. No es el único, sino el análisis no tendría
ninguna finalidad. Al neurótico obsesivo su tarea le disgusta, lo fatiga, esta siempre
mas o menos cansado, es que él hace su tarea como si lo obligaran a hacerlo,
sosteniendo su deseo de un fantasma fundamental por el que parece que lo que regula
su vida es la demanda, o el deseo del Otro. Al suyo, no lo pone en juego, o no lo
reconoce como suyo.
El análisis apunta a que el sujeto sostenga su deseo sin el recurso del fantasma.
Las variables principales, además de las variables poblacionales clásicas como sexo,
edad, nivel de escolaridad, etc. Son el diagnostico según DSM-IV, el proceso
diagnostico psicoanalítico, la implicación causal del sujeto y los efectos terapéuticos
característicos del psicoa.
Esto supone que hay más de un modo de satisfacer lo que en el ser hablante viene al
lugar del instinto: la demanda en tanto exigencia ste, pulsional en los términos de
Freud. Hay distintas formas de posicionarse respecto de esa demanda: se la puede
padecer, se la puede repetir, se la puede transferir, se la puede actuar, y también llevar
al plano donde se juega el acto humano por excelencia.
El efecto terapéutico del psicoa. Puede no ser mera catarsis, sino experiencia del inc.
Que se añade al inc. Que subyace a los síntomas solo como hipótesis teórica.
La duración del tratamiento es pautada por un año y a veces se producen deserciones.
El criterio de inclusión consistirá en que el paciente concurra a por lo menos 4
entrevistas en el servicio.
Los instrumentos de recolección de datos serán: las entrevistas libres, las historias
clinicas,la base de datos informatizada conformada por algunos datos de las historias
clínicas y viñetas clínicas, las supervisiones, y las reuniones clínicas semanales.
Resultados preliminares: Los pacientes que consultan forman parte de una población
en situación de urgencia social, residen en una zona afectada por la pauperización
económica que aflige al país y por la desorientación cultural de una clase media
debilitada en su inserción social. Los índices de desocupación, de consumos nocivos,
de delincuencia y otras formas de violencia social son elevados. La derivación, los
motivos de consulta y las formas sintomáticas que toman los padecimientos subjetivos
resultan de muy variada índole, pero en general, entramados en la situación descripta.
Tenemos en el análisis un doble carril: lo que puede ser dicho, lo que puede ser
recordado, las cadenas asociativas que va produciendo el sujeto, pero en esas mismas
cadenas se va a articular algo que no tiene palabra, podríamos llamarlo desde freud
algo del orden de lo pulsional, que en Lacan estaría remitido al objeto a, a lo real, al
goce.
Cuando uno escucha a un sujeto, no solamente hay que escuchar la repetición ste, que
es importante, (stes que abren puertas a todo lo que es el trabajo del Inc.), también en
esa repetición ste, lo que se va escuchando es una posición fantasmatica, ósea aquello
que nos va a ir abriendo la puerta a la dimensión de lo real, de lo que vuelve siempre al
mismo lugar, una de las definiciones de lo real.
Por ejemplo en el hombre de las ratas: el ste Raten demanda goce, están condensados
toda una serie de stes: matrimonio, deudas, dinero, etc. En un material clínico, por ahí
uno rápidamente puede empezar a recortar esa cadena ste. Uno va a puntuar esos
stes, va a hacer el trabajo que el paciente asocie, trabaje y despliegue esa cadena ste.
Esos stes condensadores de goce, el sujeto no puede dejar de usarlos, son propios. Al
mismo tiempo hay que estar atentos a aquello que no aparece en la cadena ste que
tiene que ver con esta dimensión del objeto, de lo pulsional. En la repetición ste, uno va
a ir aislando los stes que comandan goce, stes privilegiados, van a ver que Lacan los
denomina stes de la transferencia, que son los stes propios de cada sujeto, cuando uno
se encuentra con un nuevo paciente, uno no sabe cuales van a ser esos stes que
representan su modalidad de goce. El ste aparece en el orden de algo que se repite sin
que el paciente se dé cuenta, rápidamente, a veces se puede ir recortando ese ste.
Iniciación al tratamiento: Forma parte de los escritos técnicos de Freud, lo que Freud
hace es mera recomendación técnica, de lo que debe hacer un analista, del
procedimiento, esta diciendo lo que es propio de una cura, introduce la regla
fundamental, la asociación libre desde el inicio, desde que conoce a la paciente, Freud
explicita la regla fundamental, Freud habla de un período de prueba, donde no lo
diferencia demasiado con la iniciación al tratamiento porque ahí ya hay una iniciación al
tratamiento y desde el vamos le anuncia al paciente la regla fundamental, “diga todo lo
que se le ocurre, no omita nada, aunque le parezca desagradable, aunque le parezca
que no tenga importancia”.
En iniciación al tratamiento, Freud decía que es imposible que alguien que venga a la
1º entrevista no tenga tema, esa ya es una resistencia.
Freud pronuncia la regla fundamental desde el vamos, acá hay una diferencia con las
entrevistas preliminares de Lacan. Lacan hace una diferencia importante entre las
entrevistas preliminares y la iniciación al tratamiento.
En las entrevistas preliminares hay mucho trabajo que se hace pero la iniciación al
tratamiento, la entrada en análisis está determinada por toda una secuencia de
cuestiones, en las cuales la enunciación de la regla fundamental muchas veces
coincide con la entrada en análisis, con el pasaje al diván si es el caso de un
consultorio.
El analista puntúa, recorta, tiene que ver mas con la escucha activa del analista.
Lo que Freud quiso transmitir con esto de Inc. a Inc. es que la posición del analista
tiene que ver con no intervenir desde su yo, ósea de sacarlo del dialogo convencional.
Cuando se puntúa algo, se recorta algo, no es desde la convención no es desde lo
imaginario, tampoco es desde el inc. Sino que en esa escucha analítica se empieza a
escuchar S1 S2, algo de lo pulsional, del objeto a.
La posición del analista no está como la de un sujeto que dialoga con el otro, no mete
lo que el piensa como persona. El analista tiene sus ideales, sus conceptos sobre el
bien y el mal, sus afectos, todo esto tiene que quedar afuera del consultorio. Cuando el
analista mas haya atravesado su propio fantasma, más haya atravesado su propia cura
de un análisis, más este advertido de sus prejuicios, más este advertido de cómo sus
ideales empañan las asociaciones, mas cómodo va a estar en el lugar de semblante de
a. Si uno logra la posición de semblante de a, no está como sujeto, entonces no queda
afectado, no queda dividido. Cuando el analista sale cansado del consultorio, con dolor
de cabeza, tenemos la obligación ética de preguntarnos ¿Qué pasó? Algo a quedado
registrado en el cuerpo, es importante registrar que pasó. En general semblante de a
no es una posición incomoda, porque uno descansa de sus fantasmas, de sus ideales.
Cuando el analista no puede sostener la posición de semblante de a hay algo de su
propia resistencia, de sus propios puntos ciegos. Freud decía: 2Ningún análisis va a
llegar mas allá del punto ciego del analista”. Cuando uno elige su analista, esta
eligiendo adonde va a llegar su propio análisis.
En la medida en que nosotros trabajamos sobre nosotros mismos, nos es más fácil
escuchar. Cuando estamos advertidos de nuestro fantasma que no quiere decir que
tengamos que haber llegado al atravesamiento del fantasma que está mas del lado del
fin de análisis, sino nadie podría analizar hasta haber llegado a su final de análisis. En
la medida en que uno este advertido de su fantasma podrá escuchar más el fantasma
del otro.
En iniciación al tratamiento Freud decía que lo que le interesaba ver era si el paciente
es plausible de una neurosis de Transf., ósea que alguien tenga una Transf. Que le
permita dirigirse al analista y cumplir con la regla fundamental, esto nos lleva a otro
tema ¿los psicoticos no tienen Transf.? El psicótico si tiene Transf., fuertisimas,
totalizantes, el psicótico no cumple con la regla fundamental, cumple con otro tipo de
asociación y también lo importante es que el analista lo deja hablar al psicótico, le da la
palabra, le cree lo que dice, igual que al neurótico, pero el trabajo que se va a ir
haciendo con eso que dice es diferente.
Cuando la cura comienza bajo una transferencia positiva, nos permite penetrar en los
recuerdos, pero cuando la transferencia se hace hostil, el recuerdo queda sustituido en
el acto por la repetición y a partir de ese momento las resistencias van marcando la
sucesión de las repeticiones.
El enfermo extrae del arsenal del pasado las armas con las cuales se defiende contra
la continuación de la cura y de las cuales hemos de ir despojándole poco a poco.
Hay que dejarle tiempo al enfermo para ahondar en la resistencia, hasta entonces
desconocida por él, elaborarla y dominarla, continuando a su pesar el tratamiento
conforme a la regla analítica fundamental. Sólo al culminar esto, llegamos a descubrir
en colaboración con el analizante, las pulsiones reprimidas que alimentaban la
resistencia. El analista no tiene que hacer mas que esperar y dejar desarrollarse un
proceso que no puede ser eludido ni tampoco apresurado.
Esta elaboración de las resistencias constituye parte de la labor que ejerce sobre el
paciente mayor acción modificadora y la que diferencia al tratamiento analítico de toda
sugestión.
La transferencia es una pieza de repetición y la repetición es la transferencia del
pasado olvidado. Mientras mayor sea la resistencia tanto mas será sustituido el
recordar por el actuar.
Con respecto a los sintomas neuróticos, freud va a decir que los efectos del trauma son
de índole doble: positivos y negativos.
Positivos: Son empeños por recordar la vivencia traumática, por vivenciar nuevamente
la situación aunque sea repetir el vinculo con otro persona.
Negativos: Tienen un carácter defensivo, su expresión común son las evitaciones que
si se acrecientan podemos entrar dentro de las inhibiciones y las fobias. Y esto también
va a contribuir a la formación del carácter. Tanto los sintomas, como las alteraciones
del yo, como las alteraciones del carácter tienen naturaleza compulsiva. Las
impresiones tempranísimas de la 1º infancia recibidas en una época en la que el niño
apenas tiene acceso al lenguaje exteriorizan en algún momento un carácter
compulsivo.
¿Qué relación existe entre los enunciados de la regla fundamental y este decir
ético que nosotros le suponemos? El párrafo de la regla fundamental dice: “no
excluir de la comunicación ocurrencia alguna por mas que: la sienta desagradable, no
pueda menos que juzgarla disparatado, las considere demasiado nimias, piense que no
viene al caso respecto de lo que busca”. Si lo desagradable para decir de lo cual
habla Freud es asimilable al displacer, aquel que no nace de simples procesos de
pensamiento, sino de una palabra que se hace efectiva. El concepto de regla
fundamental, concierne al decir del paciente. Decir lo displaciente y el riesgo inherente
a toda comunicación del fantasma desagrada al decirlo.
Lo desagradable para decir, en tanto que escapa a toda determinación particular dentro
del registro de los afectos, no se confunde con ninguno de los pretextos para no decir:
“desagradable sentido, absurdo..”
No omitir nada, no es tampoco la orden de decirlo todo, lo cual no haría sino redoblar la
exigencia 1º y someter aún mas al hablante al orden del placer y de sus preferencias.
La cláusula de NO OMISIÓN ordena decir algo mas, algo tan singular que no
sabríamos reconocerlo en ninguna de sus particularidades: no excluir nada, no omitir
un cierto nada. Lacan formula en el seminario Aún: “Decir cualquier cosa, sin vacilar
ante las necedades que se puedan decir”.
El análisis es algo que nos indica que solo existe el nudo del síntoma, hay que sudar
en tal forma que uno puede hacerse de allí un nombre.
Nuestra intención consiste en incitarle a pasar por el buen agujero de aquello que le es
ofrecido como singular.
Debemos conservar la transferencia amorosa, pero la tratamos como algo irreal, como
una situación por la que se ha de atravesar en la cura que ha de ser referida a sus
orígenes Inc. y que ha de ayudarnos a llevar a la cc del paciente los elementos más
ocultos de su vida erótica, sometiéndolos a su dominio cc.
Este amor no se compone ni de un solo rasgo nuevo nacido de la situación actual, sino
que se compone en su totalidad de repeticiones y ecos de reacciones anteriores e
incluso infantiles y nos comprometemos a demostrárselo al paciente.
La resistencia misma no crea este amor, sino que lo encuentra y se sirve de él.
Sabiendo que el enamoramiento del paciente ha sido provocado por la iniciación del
tratamiento analítico de la neurosis, tiene que considerarlo (el analista), como el
resultado inevitable de una situación médica, análogo a la desnudez del enfermo
durante un reconocimiento médico o a su confesión de un secreto importante.
Le estará vedado extraer de él provecho personal alguno. Los motivos éticos y técnicos
coinciden para apartar al médico de corresponder al amor del paciente.
El enfermo debe aprender del analista, a dominar el principio del placer, y a renunciar a
una satisfacción próxima pero socialmente ilícita, a favor de otra mas lejana e incluso
incierta pero irreprochable tanto desde el punto de vista psicológico como desde el
social.
Neurosis:
¿Dónde encuentra la libido las fijaciones de que precisa para abrirse paso a
través de las represiones?En las actividades y los sucesos de la sexualidad infantil,
en las tendencias parciales abandonadas y en los primitivos objetos infantiles.
1. La disposición hereditaria
2. La disposición adquirida en la 1º infancia.
2. Fantasías primordiales:
a. amenaza de castración
b. Observación del coito
c. Seducción
Tales hechos son patrimonio de las neurosis, cuando no son aportados por la realidad,
lo son por el fantaseo, por lo que hay entre realidad y fantasía una relación de
complementariedad.
El niño llena las lagunas de su vivenciar real con el vivenciar prehistórico. Con la
fantasía.
“No se vuelve loco el que quiere”, pero tampoco no al que quiere alcanzan los
riesgos que rodean la locura. No bastan un organismo débil, una imaginación alterada,
conflictos que superen a las fuerzas. Puede ocurrir que un cuerpo de hierro, poderosas
identificaciones y las complacencias del destino, inscritas en los astros, conduzcan con
mayor seguridad a esa seducción del ser.
El medico, aquel que le opone al loco que lo que éste dice no es cierto, no divaga
menos que el loco mismo.
En la medida en que el histérico reconoce en otro los índices de su deseo, ósea que
ese otro se encuentra frente al mismo problema de deseo que el histérico, se produce
la identificación, con todas las formas de contagio, de crisis, de epidemia, de
manifestaciones sintomáticas, tan característico de la histeria.
El fantasma participa del orden imaginario, pero sólo adquiere su función en la economía
por su función ste.
Es la latencia de algo que es totalmente concebible como cadena ste. Hay en el Inc. cadenas
stes que subsisten en cuanto tales, que desde ahí estructuran, actúan sobre el organismo,
influyen en lo que surge en el exterior como síntoma.
El fantasma es un imaginario capturado en una determinada función ste.
Cuando vemos a un obsesivo en bruto o en estado de naturaleza, vemos a alguien que nos
habla ante todo de toda clase de impedimentos, de inhibiciones, de obstáculos, de temores, de
dudas, de prohibiciones. Sabemos de entrada que no será en ese momento cuando nos hable
de su vida fantasmatica, sino gracias a nuestras intervenciones terapéuticas o sus tentativas
autónomas de solución, de salida, de elaboración de su dificultad propiamente obsesiva.
Entonces nos confiará la invasión de su vida psíquica por fantasmas.
El obsesivo siempre está pidiendo permiso. Pedir permiso es tener como sujeto una
determinada relación con la propia demanda de uno. La negativa y el permiso se implican.
Lo que vemos es que durante la regresión, el sujeto articula su demanda actual en el análisis
en términos que nos permiten reconocer una determinada relación respectivamente oral, anal,
genital, con cierto objeto.
Interesa, porque en ese momento de su demanda fue cuando para él se plantearon los
problemas de sus relaciones con el Otro, que luego resultaron determinantes para el
establecimiento de su deseo.
Todo lo que obedece a la demanda en lo que ha vivido el sujeto es cosa pasada, de una vez
para siempre. Las satisfacciones, las compensaciones que podamos darle nunca serán más
que simbólicas y dárselas puede considerarse incluso un error, si no es imposible. Creo que es
un error de orientación del análisis, porque deja sin verificar las cuentas, al final del análisis, de
las relaciones con el Otro.
Esta forma de hacerle sostener el propio deseo al Otro es ambigua, porque un deseo prohibido
no quiere decir un deseo extinguido. La prohibición esta ahí para sostener el deseo, pero para
que se sostenga ha de presentarse.
La agresividad del obsesivo, toda emergencia de su deseo sería para él ocasión de aquella
proyección o de aquel temor de venganza que inhibiría todas sus manifestaciones.
Toda tentativa de reducir el deseo a algo cuya satisfacción se demanda tropieza con una
contradicción interna.
La ilusión, el propio fantasma que está al alcance del obsesivo es que a fin de cuentas el Otro
consienta su deseo.
Los procedimientos que encuentra por sí mismo el obsesivo, en los que busca la solución del
problema de su deseo, son mas adecuados, porque al menos este problema se lee en ellos de
una forma clara.
Entre las formas de solución, las hay por ejemplo que se sitúan en el plano de una relación
efectiva con el otro. La forma en que el obsesivo se comporta con su semejante, cuando
todavía es capaz de hacerlo, cuando no está sumergido por sus síntomas, es en si misma
suficientemente indicativa.
Efecto del superyó: se infligen toda clase de tareas duras, agotadoras, y por otra parte lo
consiguen, tanto mas fácilmente cuanto que es lo que desean hacer y lo consiguen muy muy
brillantemente y por eso tendrían todo el derecho a unas pequeñas vacaciones. En el obsesivo,
el trabajo es algo muy eficaz, está hecho para liberar el tiempo de partir a toda vela,
Lo que el obsesivo quiere mantener ante todo, aunque no lo parezca, aparentando pretender
otra cosa, es este Otro en el que las cosas se articulan en términos de ste.
La palabra del paciente, toda palabra llama a una respuesta. No hay palabra sin respuesta,
incluso si no encuentra mas que el silencio, con tal de que tenga un oyente, y éste es el meollo
de su función en el análisis.
La posición subjetiva del ser depende de una pregunta que la estructura. El orden de la
pregunta pertenece al eje simbólico pero se encarna en el eje imaginario. Como dijimos al
principio de nuestro texto, esa pregunta para la histeria será ¿soy hombre o mujer? dirigida a la
otra mujer; para la obsesión será ¿estoy vivo o muerto? arrastrando “en la jaula de su
narcisismo los objetos en que su pregunta repercute, en la coartada multiplicada de figuras
mortales”.
Hay que recordar que la neurosis obsesiva es una enfermedad moral donde el sujeto se
reprocha su cobardía y tiene ideas mortificantes de culpa y deuda. Para poder ayudar a un
obsesivo a salir de las aporías de su fantasma se necesita saber cuál es la problemática ética
que está en juego en el deseo como imposible.
En la histeria la división del sujeto está más acentuada en su falta en ser o alienación al deseo
del Otro. En la obsesión el sujeto puede llegar a resignar todo contacto con el otro en un
aislamiento absoluto para defenderse del deseo, sumido en sus rumiaciones y denegando la
división subjetiva que produce el inconsciente. Esto puede manifestarse en formaciones
reactivas, como por ejemplo, frente a un impulso asesino la contrapartida de una exagerada
compasión por los seres vivos.
El problema del goce tanto en la neurosis como en la perversión tiene dos ejes: el fálico y el
pulsional. En la psicosis, por la forclusión del falo, el goce se hace presente como goce del
Otro. En la histeria y en la obsesión la reivindicación del derecho al goce se sitúa con relación
al falo porque es el significante del goce.
Lacan extrae de Hegel la fórmula del deseo como deseo del Otro. El deseo no es deseo de un
objeto natural sino de reconocimiento. El sujeto trasciende del nivel animal al nivel humano
como deseo, como falta y lo que falta es el reconocimiento del otro deseante. La duda y la
procastinación, dos rasgos de carácter del obsesivo presentes en su fantasma imaginario, son
explicados como consecuencia de la servidumbre del obsesivo al amo, colocándose a la vez
como amo virtual, y de la dimensión de la espera de la muerte del Otro, único límite al goce que
encuentra como defensa. Esta espera, ese suspenso, esa dificultad de elegir, la duda entre
algo y su contrario son inherentes a la obsesión.
El analista, con un buen manejo de las sesiones breves, puede correr al obsesivo del trabajo
forzado que se propone por sus resistencias, introduciendo así una mediación con la muerte.
El analista deberá operar para no quedar enredado en la retórica de estos síntomas, con la
finalidad de devolver al sujeto la responsabilidad sobre su goce: cuando no anda y cuando
vuelve a andar.