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CINCO POETAS

CONTEMPORÁNEOS
SELECCIÓN Y PRESENTACIÓN DE RICHARD STANLEY-SMITH

William Butler Yeats

Konstantino Kavafis

Georg Trakl

Guillaume Apollinaire

Edith Södergran

adobe editores s.a.


Prohibida la reproducción total o parcial
de esta obra por cualquier medio

Diseño de portada: TIPOS diseño gráfico

© de la traducción de William Butler Yeats: Ricardo Silva-Santisteban


© de la traducción de Konstantino Kavafis: Cayetano Cantú
© de la traducción de Georg Trakl: Américo Ferrari
© de la traducción de Guillaume Apollinaire: Ricardo Silva-Santisteban
© de la traducción de Edith Sódergran: Javier Sologuren

IMPRESO EN PERU
ÍNDICE

PRESENTACIÓN

WILLIAM BUTLER YEATS


Por el jardín de los sauces, 13
La canción de Aengus el vagabundo, 14
El valle del cerdo negro, 15
Piensa en su pasada grandeza, cuando formaba parte de las
constelaciones celestes, 16
No habrá segunda Troya, 17
Un abrigo, 18
Un aviador irlandés prevé su muerte, 19
Versos escritos en el abatimiento, 20
Pensamiento de Propercio, 20
La segunda venida, 21
Navegando hacia Bizancio, 22
La torre, 24
La rueda, 32
Juventud y vejez, 32
Dos canciones de un drama, 33
Fragmentos, 34
Entre niñas de escuela, 35
La sangre y la luna, 38
Símbolos, 41
La alternativa, 41
Bizancio, 42
Plegaria por la vejez, 44
La espuela, 44
Noticias para el oráculo de Delfos, 45
Voz de sabueso, 47
KONSTATLNO KAVAFIS 49
Deseos, 52
Voces, 52
Che fece... il gran rifiuto, 53
Esperando a los bárbaros, 54
Idus de marzo, 56
Abandona el dios a Antonio, 57
Cosas peligrosas, 58
ítaca, 59
Regresa, 60
Orofernes, 61
Una noche, 63
Días de 1903, 63
El escaparate de la tabaquería, 64
El fin de Nerón, 65
Permanecer, 66
Sol de la tarde, 67
Su principio, 68
Artesano de cráteras, 69
Preguntó por la calidad, 70
Días de 1908,71
En los suburbios de Antioquía, 73

GEORG TRAKL 75
Infancia, 77
Cantar de las horas, 78
Al joven Elis, 79
Elis, 80
Cantar de Raspar Hauser, 82
Metamorfosis del mal, 83
En el parque, 85
Noche de invierno, 85
Sonia, 86
El otoño del solitario, 87

6
Crepúsculo espiritual, 88
Cantar del occidente, 89
A los enmudecidos, 90
Pasión, 91
Noche de invierno, 92
Occidente, 93
Primavera del alma, 95

GUILLAUME APOLLINAIRE
Onirocrítica, 98
Las sirenas, 102
Zona, 103
El puente Mirabeau, 109
Los cólquicos, 110
Chantre, 110
El adiós, 111
La puerta, 111
Signo, 112
Claro de luna, 112
Cuernos de caza, 113
Paisaje, 114
Hacia el sur, 115
La partida, 115
Maravillas de la guerra, 116
Jefe de sección, 118
Tristeza de una estrella, 119
La linda pelirroja, 120

EDITH SÔDERGRAN
He visto un árbol..., 127
Se acaba el día..., 128
Un deseo, 130
Yo, 130
Vierge moderne, 131
A los cuatro vientos, 132
Nuestras hermanas en trajes multicolores, 133
La última flor de otoño, 134
Otoño, 135
Las estrellas, 135
Palabras, 136
Primavera nórdica, 136
La vida, 137
Días enfermos, 138
¿Qué hay mañana?, 139
La tormenta, 140
Llegan los dioses..., 141
Rosas, 141
Mi vida, mi muerte y mi destino, 142
Estrellas enemigas, 142
La red, 143
El secreto de Eros, 143
El cuerpo del fuerte, 144
Los árboles de mi infancia, 145
Retomo, 146
La luna, 147
El país que no es, 148
Llegada al Hades, 149

CRONOLOGÍAS DE LOS POETAS 150

NOTICIAS SOBRE EL COMPILADOR Y LOS TRADUCTORES 158

8
PRESENTACIÓN

Este libro contiene una selección de algunos de los más grandes poetas líricos
contemporáneos. Es sabido que la poesía lírica es uno de los géneros más an-
tiguos de la literatura, pero también uno de los que ha demostrado mayor fle-
xibilidad para los cambios que se producen a través de la transformación del
lenguaje, de las sociedades y de la visión del mundo que poseen los hombres
de distintas épocas. De allí la fresca perdurabilidad de la poesía a través de la
historia del mundo cuando los ejemplos de otros géneros se revelan con fre-
cuencia caducos. El poema de amor de Safo es tan eterno como el fuego, el
agua o el aire. Vemos, sin embargo, que otros poemas épicos, dramas o nove-
las se han eclipsado irremediablemente. ¿Qué conserva la poesía contemporá-
nea de ese instinto primordial? Probablemente la simplicidad de lo verdadero.
¿Cómo caracterizarla? La respuesta quizá sea una de las tareas más difíciles
ante la que se enfrentan los críticos literarios. Porque es difícil su escritura, ar-
dua su concepción, oscuro su lenguaje, ambiguas sus intenciones. Los poetas
de este siglo han mostrado, además, un olímpico desdén por el aprecio popu-
lar. El gran romántico inglés John Keats decía escribir sin pensar en el públi-
co lector; en el caso de los poetas contemporáneos, estos apenas se han preo-
cupado si los lectores los entienden o no. Sin embargo, como bien dice Hugo
Friedrich, la lectura de estos poetas nos encanta antes de haberlos entendido
plenamente. Su tentativa ha sido retrotraerse a las fuentes originarias de la
poesía, pero se han adentrado también en caminos nunca antes recorridos por
los poetas precedentes. Han sabido, no obstante, recoger todas las enseñanzas,
aprender todos sus secretos, recuperar todas sus virtudes y mostrar también to-
do su miedo al encontrarse frente a la página en blanco.

9
Es probable que las palabras de Kavafis en su carta a Pericles Anastiades re­
suman la tentativa de los poetas de esta antología: "He intentado unir el len­
guaje hablado y el lenguaje escrito, y para conseguirlo he recurrido a toda mi
experiencia y a toda la intuición poética de que soy capaz: temblando, por así
decirlo, sobre cada palabra". Esta breve declaración quizá sea lo más sincero,
lúcido y sapiente que se ha escrito sobre el arte inmortal de la poesía porque
no olvida el contenido esencial que otorga la vida vaciada sobre la poesía así
como tampoco las dudas que acucian al poeta cuando hace uso de las palabras
para convertirla en poemas.

Así, la poesía se encuentra entre los logros más originales y substanciales con
que cuenta la literatura del siglo XX y muestra de ello es la presente selección.
Para esta antología, con excepción de las versiones de Konstantino Kavafis,
hemos recurrido a traducciones de reconocidos poetas peruanos que han per­
mitido generosamente la reproducción de sus textos. Cada poeta viene prece­
dido por breves páginas introductorias y al final del libro el lector encontrará
sendas cronologías sobre los poetas seleccionados y noticias sobre los poetas-
traductores gracias a cuyo concurso se ha conformado este libro.

Lima, agosto de 1999

Richard Stanley-Smith

10
William Butler

YEATS
TRADUCCIÓN Y PRESENTACIÓN DE RICARDO SILVA-SANTISTEBAN

Quizá lo notable de la poesía de William Butler Yeats (1865-1939) sea el partici­


par hondamente del espíritu de dos épocas y el de ser el avanzado que, sin pres­
cindir de su formación prerrafaelita, prepara, sin embargo, el gusto moderno. En
Yeats tenemos, pues, al poeta moderno de imágenes concretas vivacísimas pero
cuidadoso preservador de la tradición y del mágico secreto de los antiguos bardos.
Pero esto no sería virtud suficiente si no poseyera también una poética y una retó­
rica propias alimentadas por una fuerte personalidad. Cuando se habla de un logro
poético no debería hablarse nunca de la personalidad delpoeta, pero con Yeats de­
viene inevitable pues ésta se siente poderosamente manifiesta entre sus versos. Si
la fuerza de su carácter no se advierte tanto en su teatro poético, o en su narrativa
más bien débil, sí es notoria en sus ensayos literarios, pero, sobre todo, es en su
poesía en que no puede dejarse de ver al hombre vigoroso y profético aun en sus
momentos de desfallecimiento. Y es que su poesía no pretende ser ni filosófica, ni
moralista, ni estéticamente bella, ni modernista o de temblores líricos, aunque pue­
de tener aunadas todas estas características. Lo que Yeats pretende a menudo es ha­
cer aflorar en el poema, de prosodia segura y precisa, de ricas tonalidades expre­
sivas, su alma poderosa pero atormentada por un proceso creador notable, hecha
de vigorosas imágenes que representan la realidad que le tocó vivir y donde se dan
cita la tradición y la modernidad. Creo que "contemplación" es una palabra que
sirve para entender a Yeats y quizá mejor "meditación", porque su poética expre­
siva va de adentro hacia afuera, una vez aprehendido el mundo circundante, tanto
si se trata de relaciones humanas como de su aproximación a la naturaleza y al cos­
mos. Se entiende, pues, que su visión del mundo es metafísica pero, a diferencia

11
Wllllam BaUar Yeats

de los poetas ingleses del siglo XVII agrupados bajo esta denominación, cuya ca­
racterística es la acusada tendencia a la abstracción de la vida humana a un plano
ideal y a la categoría de emblemas, en Yeats su metafísica toma forma, repito, a
través de imágenes concretas y de estirpe moderna manifestada con una música su­
til que se desprende espléndida del verso, con esa música del alma que, en suma,
siempre es cuestión de vida o muerte en el verbo de un poeta.

Ricardo Silva-Santisteban

12
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Junto al jardín de los sauces


Junto al jardín de los sauces yo me encontré con mi amada;
pasó junto a los jardines con piececillos de nieve.
Me rogó un amor muy tierno, cual las hojas en el árbol;
pero yo, joven y tonto, no acepté lo que pedía.
En un campo, junto al río, estuvimos yo y mi amada,
y en mis hombros inclinados puso su mano de nieve.
Me rogó calma en la vida, cual hierba crece en la acequia;
pero era joven y necio y ahora me colma el llanto.

[De Caminos cruzados, 1889]

13
William Butler Yeats

La canción de Aengus el vagabundo


Me fui al bosque de avellanos,
pues dentro ardía mi mente,
y corté y limpié una vara
para amarrarle una baya;
y al volar de albas falenas,
parpadeando como estrellas,
yo dejé caer la baya
al fluir de una corriente
y atrapé una trucha de plata.

Dejándola sobre el piso,


el fuego me fui a avivar,
mas algo me susurraba
llamándome por mi nombre:
apareció una muchacha
resplandeciente con flores
de manzano en los cabellos,
quien me nombró y, escapando,
se extinguió en el aire claro.

Envejecí por vagar


entre valles y quebradas,
hallar quiero, sin embargo,
el lugar a donde fue,
para besarle los labios
y poder tomar sus manos
caminar entre altas hierbas,
e ir cortando hasta el fin
del tiempo y de los tiempos
las plateadas manzanas de la luna
y las doradas manzanas del sol.

14
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

El valle del cerdo negro'


Lento cae el rocío y los sueños se amontonan: desconocidas lanzas
tiemblan de súbito ante mis ojos rescatados del sueño,
y entonces el fragor de jinetes descabalgados y los gritos
de ignotos ejércitos agonizantes golpean en mis oídos.
Quienes aún trabajamos junto al crónlech en la playa,
junto al túmulo gris en la colina, cuando el día se hunde ahogado
de rocío,
cansados de los imperios del mundo, ante ti nos inclinamos
señor de las estrellas silenciosas y de la puerta de fuego.

I Por toda Irlanda hay profecías del advenimiento de la derrota de los enemigos de Irlanda, en cierto
Valle del cerdo negro, y estas profecías son ahora, sin lugar a dudas, como lo fueron en los días fenia-
nos, una fuerza política. Oí de un hombre que no quiso dar dinero a la Liga Rural, porque la Batalla
no podía ocurrir hasta terminar el siglo; pero, como regla, períodos de disturbio traen profecías de su
cercano advenimiento. Algunos años antes de mi época, un viejo que vivía en Lissadell, en Sligo, s o -
lía caer en un paroxismo y en medio del delirio dar descripciones de la Batalla; y cierto paisano en
Sligo me contó que habrá batalla tan grande que a los caballos la sangre les llegará hasta las cernejas
y que, cuando termine, las cinchas se les pudrirán en las panzas por falta de una mano que las suelte.
Si uno lee el Paganismo céltico de Rhys, a la luz de La rama dorada de Frazer, y los compara, lo que
encuentra allí sobre el verraco que mató a Diarmuid. y sobre otros antiguos verracos y marranas cél-
ticos, se advierte que la Batalla es mitológica, y que el Cerdo, por el que se la nombra, debe ser un
emblema de frío e invierno en pugna contra el verano, o de la muerte batallando con la vida. — 1899-
1906. (Nota del Autor)

15
Wllllam Butler Yeats

Piensa en su pasado de grandeza cuando


formaba parte de las constelaciones celestes
He bebido cerveza del País de los Jóvenes
y ahora me entrego al llanto porque sé todas las cosas:
he sido un avellano del que pendían
la Osa Polar y el Arado entre mis hojas
en tiempos donde alcanzar no puede la mente:
me convertí en un junco pisoteado por caballos:
me convertí en un hombre enemigo del viento,
sabiendo sólo una entre todas las cosas, que su cabeza
no yacería en el pecho ni sus labios en los cabellos
de la amada, hasta que la muerte lo alcanzase.
Oh bestia del páramo, pájaro del aire,
¿he de sufrir vuestros gritos amorosos?

[De El viento entre las cañas, 1899]

16
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

No habrá segunda Troya


¿Por qué he de culparla de haber llenado mis días
de miseria, o de que finalmente
enseñara a los ignorantes más violentas maneras,
o lanzara pequeñas calles en las grandes,
si tuvieran tan sólo un coraje igual a sus anhelos?
¿Qué pudo calmarla con una mente
que la nobleza hizo simple como el fuego,
con belleza cual la de un arco tendido,
que no es natural en nuestra época,
siendo altiva, solitaria y la más seria?
Pues, ¿qué podía haber hecho, siendo como es?
¿Había una nueva Troya para que ella la incendiara?

[De El yelmo verde y otros poemas, 1910]

17
William Butler Yeats

Un abrigo
De mi canto hice un abrigo
desde el tobillo hasta el cuello
cubierto con los bordados
de viejas mitologías;
mas los tontos lo cogieron,
para exhibirlo ante el mundo
cual si por ellos urdido.
Canción, deja se lo lleven,
que existe mayor audacia,
caminar todo desnudo.

[De Responsabilidades, 1914]

18
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Un aviador irlandés prevé su muerte


Sé que he de hallar mi destino
en algún lugar entre las altas nubes;
no odio a quienes combato,
no amo a quienes defiendo.
Mi patria es Kiltartán Cross;
mis paisanos, los pobres de ese pueblo;
ningún posible fin puede traerles desgracias
o hacerlos más felices que antes.
Ni ley ni deber me pidieron combatir,
ni los hombres públicos ni las vivas del gentío,
un solitario impulso de delicia
me trajo a este tumulto entre las nubes;
todo lo sopesé, convocándolo a la mente,
los años venideros parecían alientos desperdiciados,
alientos desperdiciados los años consumidos,
al comparar esta vida con esta muerte.

19
William Butler Yeats

Versos escritos en el abatimiento


¿Cuándo vi por última vez los redondos
ojos verdes y los cuerpos ondulantes
de los obscuros leopardos de la luna?
Todas las agrestes hechiceras,
nobilísimas damas
pese a sus palos de escoba y a sus lágrimas,
a sus rabiosas lágrimas, han desaparecido.
Los sagrados centauros de los montes
se han desvanecido,
nada tengo ya sino el amargo sol;
heroica madre luna, destiérrate y desvanécete,
ahora que cumplí cincuenta años
he de sufrir el tímido sol.

Pensamiento de Propercio
Tan noble desde la cabeza
a las contorneadas rodillas
en una línea ondulante,
caminar podría hasta el ara
por entre imágenes sagradas
contigua a Palas Atenea,
o ser trofeo de un centauro
embriagado con vino puro.

[De Los cisnes salvajes de Coole, 1919]

20
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

La segunda venida
Ascendiendo, ascendiendo en una vasta espiral
el halcón ya no puedo oír al halconero;
las cosas se disocian; el centro no puede sostenerse;
simple anarquía azota al mundo,
se desencadena la obscura marea de la sangre
y, doquiera, está el culto de la inocencia destruido;
los mejores pierden la fe, mientras que los peores
se encuentran colmados de ardiente intensidad.

Sin duda está cercana alguna revelación;


sin duda es inminente la Segunda Venida.
¡La Segunda Venida! Apenas pronunciadas estas palabras
cuando una vasta imagen emerge del Spiritus Mundi
y turba mi vista: en algún lugar de las arenas del desierto
una forma con cabeza humana y cuerpo de león,
una mirada cual la del sol, vacía y sin piedad,
sus lentos miembros mueve y todo en su derredor
devana las sombras de las indignadas aves del desierto.
La obscuridad cae nuevamente; mas ahora sé
que veinte siglos de un sueño de piedra
llegaron a la pesadilla por el balanceo de una cuna,
y ¿qué tosca bestia, llegada al ñ n su hora,
se arrastra torpemente hasta Belén para nacer?

[De Michael Robarles y la bailarína, 1921]

21
William Butler Yeats

Navegando hacia Bizancio


i
Esta no es una tierra para viejos.
Jóvenes abrazados,
pájaros en los árboles cantando,
esas efímeras generaciones;
cascadas que remontan los salmones,
las multitudinarias haleches de los mares,
pez, carne o volátil,
alaban a lo largo del verano
todo lo que se engendra, nace y muere.
Apresados en esa sensual música,
todos se olvidan de los monumentos
del intelecto sin edad.

II
Un viejo sólo es algo despreciable,
un andrajoso abrigo sobre un palo,
a menos que cante el alma y dé palmas;
y, para cada andrajo en su vestido
mortal, cante más alto.
No existe, pues, la escuela de canto,
sólo los estudiados
monumentos de su magnificencia.
Por eso he cruzado los mares y he venido
a la ciudad sagrada de Bizancio.

22
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

III
Oh sabios frente al fuego de Dios,
como en el mosaico de oro de una pared,
venid del fuego sagrado, ave en espiral,
y sed los maestros cantores de mi alma.
Destruid mi corazón (enfermo de deseo
y sujeto a un animal agonizante
ignora ya quién es) y hundidme
en el artificio de la eternidad.

2
IV
Cuando esté fuera de la naturaleza
no tomaré ya mi forma corpórea
de un natural objeto
sino de aquella que los orfebres griegos
hacen de oro forjado y oro de esmalte
por mantener despierto
a un Emperador soñoliento;
o en una rama dorada cantar
a los caballeros y damas de Bizancio
de lo que pasó, pasa o ha de pasar.

2 En alguna pane he leído que en el palacio del Emperador de Bizancio había un árbol de oro y plata
donde cantaban pájaros artificiales. (Nota del Autor)

23
William Butler Yeats

3
La torre
I
Oh, corazón, turbado corazón,
¿qué haré con este absurdo, esta caricaturesca
y decrépita edad prendida a mí
como una cola de perro?
Jamás tuve
tanta excitada, apasionada y fantástica
imaginación, ni oído y vista
que tan ansiosos esperaran lo imposible.
No, ni siquiera de niño
cuando con caña y cebo,
o con el más rastrero gusano,
ascendía la cuesta del Ben Bulben
teniendo todo el insoportable día de estío

3 Los personajes que se mencionan se encuentran asociados por leyenda, historia y tradición a la vecin-
dad de Thoor Ballylee o Castillo de Ballylee, donde el poema fue escrito. La señora French vivió en
Peterswell, en el siglo dieciocho, y era pariente de Sir Jonah Barríngton, quien describe el incidente de
las orejas y los problemas que se sucedieron. La belleza campesina y el poeta ciego son Mary Hynes y
Raftery, y el incidente del nombre ahogado en la Ciénaga de Cloone se encuentra anotada en mi Cre-
púsculo céltico. La persecución de Hanrahan a la liebre fantasma y a los sabuesos es de mis Cuentos
de Hanrahan el Rojo. Los fantasmas han sido vistos jugando dados, en lo que actualmente es mi dor-
mitorio; el anciano arruinado vivió hace unos cien años. De acuerdo con una leyenda, por causa de sus
acreedores sólo pudo dejar el Castillo un día domingo; de acuerdo con otra, se escondió en un pasadi-
zo secreto.
En el pasaje sobre el cisne de la Parle III, he evocado, inconscientemente, "El cisne moribundo" de
Sturge Moore, una de las más hermosas poesías líricas de nuestro tiempo. A menudo lo recité en una
gira de conferencias por Norteamérica; ello explica el hurto.
Cuando escribí los versos sobre Platón y Plotino, olvidé que es algo en nuestros propios ojos lo que
nos hacer verlos como todo lo trascendente. ¿No ha escrito Plotino: "Dejad a cada alma recordar, en-
tonces, desde el principio, la verdad de que el alma es autora de todo lo viviente, que ha infundido vi-
da en toda cosa, a lodo lo que sustenta la tierTa y el mar, a todas las criaturas del aire, a las divinas es-
trellas en el cielo; es quien crea el sol; ella misma formó y ordenó el vasto cielo y conduce todo mo-
vimiento rítmico... y es un principio distinto de todos a los que da ley, movimiento y vida, y debe, ne-
cesariamente, ser más noble que ellos, pues estos se juntan o disuelven según el alma les trae vida o
los abandona; pero el alma, desde que no puede abandonarse a sí misma, es un ser eterno"? —1928.
(Nota del Autor)

24
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

para retozar. Creo


que deberé mandar de paseo a la Musa
y elegir a Platón y a Plotino como amigos
hasta que la imaginación, el oído y el ojo,
estén de acuerdo con los argumentos
y traten de cosas abstractas;
o ser ridiculizado por una especie
de abollada tetera en los talones.

II
Avanzo por las almenas y atalayo
los cimientos de una casa o donde el árbol,
como un dedo tiznado, nace de la tierra;
empujo la imaginación
bajo el declinante resplandor del día
y apelo a imágenes y recuerdos
de ruinas o de añosos árboles,
pues que existe un misterio en todos ellos.

Más allá del cerro vivió la señora French,


y una vez que cada bujía de plata o candelabro
encendía la obscura caoba y el vino,
un lacayo que podía adivinar
el deseo de tan respetable señora,
corrió y con las tijeras del jardín
cortó las insolentes orejas a un labriego
y las trajo en una pequeña bandeja tapada.

Algunos recordarán, cuando aún yo era joven,


a una muchacha campesina loada por una canción,
que vivía en alguna parte del pétreo paraje,
y que alabaron el color de su rostro

25
William Butler Yeats

y tuvieron inmenso júbilo en alabarla,


recordando que, si ella paseaba por allí,
los labradores la rodeaban en la feria
¡tanta gloría le había conferido esa canción!

Y ciertos hombres, enloquecidos por los versos,


o por brindar repetidas veces en su honor,
se levantaron de la mesa y acordaron
probar tal fantasía con sus propios ojos;
mas confundieron el resplandor de la luna
con la prosaica luz del día
—la música había extraviado su ingenio-^
y alguien se ahogó en la inmensa ciénaga de Cloone.

Extraño, mas quien compuso la canción era ciego;


y, sin embargo, una vez meditado, encuentro
que nada es extraño; la tragedia comenzó
con Homero, que era ciego, y con Helena,
quien traicionó a todos los palpitantes corazones.
Ojalá pudieran la luna y la luz del sol
simular un destello inextricable,
porque, si triunfo, deberé enloquecer a los hombres.

Y yo mismo inventé a Hanrahan


y lo conduje por el alba, sobrio o embriagado,
desde algún lugar en las cabanas vecinas.
Atrapado por las truhanerías de un viejo,
tropezó, cayó, anduvo a tientas de un lado para otro,
y para pagar sólo tenía rodillas rotas
y horrible esplendor de deseo;
todo esto lo concebí hace veinte años:

buena gente barajando naipes en un viejo corral;

26
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

y cuando le llegó el turno al anciano rufián,


hechizó los naipes bajo su pulgar
y todos, menos uno, se convirtieron
en una baraja de sabuesos que no en una de naipes:
y al naipe lo convirtió en una liebre.
Hanrahan se alzó frenético
y siguió a las aullantes criaturas hasta,

oh, hasta he olvidado qué... ¡basta!


Debo recordar a un hombre a quien ni el amor
ni la música ni una enemiga oreja cortada
podía estimular: estaba tan fatigado;
una figura hundida en el mito
que no existe vecino que pueda contar
cuándo finalizaba su día de perro:
un arruinado anciano, amo de esta casa.

Antes de llegar aquella ruina, por siglos,


rudos guerreros, de jarreteras cruzadas en las rodillas,
o con grebas de hierro, treparon las estrechas escaleras,
y ciertos guerreros había cuyas imágenes
—en la Gran Memoria almacenadas—
vinieron con gritos sonorosos y pechos sin aliento
para romper el descanso del durmiente,
mientras, sobre la tabla, golpeaban sus grandes dados de
madera.

Como he de preguntar a todos, venga quien pueda;


venid anciano, indigente o contrahecho;
y traed al ciego vagabundo celebrante de la belleza;
el hombre rojo que el juglar envió
por los olvidados prados de Dios;
la señora French dotada de tan fino oído;

27
William Butler Yeats

el hombre ahogado en una ciénaga,


cuando Musas burlonas eligieron a la rústica pastora.

¿Blasfemaron todos los viejos y viejas, ricos y pobres,


quienes hollaron estas rocas y cruzaron esta puerta,
quizá con rabia pública o secreta,
como yo blasfemo ahora contra la vejez?
Mas, he encontrado una respuesta en esos ojos
que están impacientes por irse;
idos, pues, pero dejad a Hanrahan
porque necesito todos sus pujantes recuerdos.

Viejo disoluto con un amor en cada viento,


haz brotar de la profunda y circunspecta mente
todo cuanto descubriste en la tumba,
porque es cierto que calculaste
cada inopinado e imprevisto aprieto
—atraído por un ojo delicado,
por un roce o un suspiro—
dentro del laberinto de otro ser;

¿habita la imaginación más profundamente,


en una mujer perdida o en una conquistada?
Si en la perdida, admite que emergiste
de un gran laberinto por orgullo,
por cobardía, por algún necio pensamiento sutilísimo
o por algo una vez llamado conciencia;
y si la memoria retoma,
el sol entra en eclipse y el día se cancela.

28
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

m
He aquí mi testamento:
elijo a hombres erguidos
que a los arroyos ascienden
hasta el salto de las fuentes
y, al alba, fijan la vista
junto a las húmedas rocas;
los declaro herederos
de mi orgullo, el orgullo
del pueblo que no fue atado
ni a la Causa ni al Estado,
ni a escupidos esclavos,
ni a los tiranos que escupen,
el pueblo de Burke y Grattan
que, libre para rehusar,
dio orgullo como el del alba
cuando la luz temeraria
se desata; u orgullo
cual del cuerno fabuloso,
o el de la súbita lluvia
cuando todos los arroyos
están secos, o el de la hora
en que el cisne fijar debe
la vista en un centelleo
que flota desfalleciente
sobre una vasta extensión
del arroyo reluciente
y entona su última endecha.

Y les declaro mi fe:


me burlo del pensamiento

29
William Butler Yeats

de Plotino y vocifero
en los dientes de Platón,
muerte y vida no existieron
hasta que el hombre las forjó,
e hizo de su amargo ser
barril, tronco y cerradura,
sol, luna y estrella: todo,
y añadir, además,
que, muertos, resucitamos,
soñamos y así creamos
Paraíso translunar.
He preparado mi paz
con sabias cosas de Italia
y altivas piedras de Grecia,
fantasías de poeta,
evocaciones de amor
y palabras de mujeres,
y todo de cuanto el hombre
hace un sueño sobrehumano
semejante a un espejo.

Tal como en esa comisa


clamorean las cornejas
y van dejando caer
ramita sobre ramita.
Cuando las hayan formado,
la madre descansará,
y en la cumbre de esta cueva
templará su áspero nido.

La fe y el orgullo, ambos dejo


a los jóvenes erguidos

30
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

que las montañas ascienden


y bajo ardiente alborada
puedan lanzar su carnada;
aquel metal me forjó
antes de ser quebrantado
por el trato sedentario.

Debo ahora afinar mi alma,


compeliéndola al estudio
en una escuela sapiente,
hasta el desastre del cuerpo,
la lenta decadencia de la sangre,
el irascible delirio,
la torpe decrepitud
o las peores maldiciones
que nos alcanzan: la muerte
de los amigos, la muerte
de cualquier ojo brillante,
que nuestro aliento contienen,
pareciendo, únicamente,
cuando duda el horizonte,
las nubes del cielo o el grito
adormilado de un ave
en la hondura de las sombras.

1926

31
William Butta Yeats

La rueda
En invierno invocamos primavera,
y en primavera el verano,
y al cercanos setos frondosos
declaramos que el invierno es lo mejor:
después, no hay nada bueno
porque no llega primavera...
ni sabemos que la ansiedad de nuestra sangre
es sólo vehemente deseo del sepulcro.

Juventud y vejez
Hice rabiar cuando joven
oprimido por el mundo,
hoy la lengua lisonjera
adula al huésped que parte.

1924

32
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

4
Dos canciones de un drama
i
Vi, donde falleció el sacro Dionisios,
una erguida doncella fascinada,
que el corazón del pecho se arrancaba,
llevarlo palpitante entre sus manos;
luego, todas las Musas le cantaron
del Gran Año al llegar la primavera,
cual si se interpretase la agonía de Dios.

Debe alzarse y hundirse nueva Troya,


alimentar al cuervo otro linaje,
llevar otra pintada prora de Argos
una relampagueante chuchería.
El Imperio Romano, consternado,
abandonó las riendas de la paz y la guerra
cuando la ñera virgen y su Estrella invocaron
desde la fabulosa oscuridad.

n
Triste por el oscuro pensamiento humano
cruzó la sala aquella y retiróse
en una turbulencia galilea;
nos trajo la estrellada Babilonia
una magnifícente obscuridad informe;
el olor de la sangre, cuando a Cristo mataron,
inútil hizo toda tolerancia platónica
y vana toda disciplina dórica.

4 Estas canciones son cantadas por los Músicos en mi drama La resurrección. (Nota del Autor)

33
William Butler Yeats

Cuanto el hombre valora, dura un día, un instante,


el placer del amor su mismo amor aleja,
el pincel del pintor sus ensueños consume;
el pregón del heraldo, los pasos del soldado,
debilitan su gloria y poderío:
todas las llamas de la noche nutren
el combustible corazón del hombre.

Fragmentos
i
Locke se hundió en éxtasis;
pereció el Jardín;
Dios sacó el telar
de su costado.

II
¿Dónde encontré aquella verdad?
En la boca de una médium,
brotó de la profunda nada,
desde cierto margal del bosque,
desde la obscura noche donde
yacían las coronas de Nínive.

34
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Entre niñas de escuela


i
Camino, interrogando, a través del vasto salón;
una amable monja de blanca toca me responde;
las niñas aprenden los números y el canto,
a estudiar en libros de lecturas y de historias,
a cortar y a coser, a ser limpias en todo
del modo más moderno; sus ojos,
en momentánea curiosidad, observan fijamente
a un sonriente hombre público de sesenta años.

II
Inclinado sobre un fuego que se hunde,
sueño de un cuerpo lédico un cuento que ella contó
de una áspera reprensión o evento trivial,
que transformó en tragedia algún día infantil;
contó, y pareció que nuestras dos naturalezas se mezclaron
en una esfera de juvenil simpatía,
o quizá, para alterar la parábola platónica,
en la yema y la clara de un mismo cascarón.

III
Y pensando en ese acceso de dolor o de rabia,
miro a una o a otra niña
y me pregunto si ella se irguió así a esa edad
—pues hasta las hijas del cisne pueden compartir
algo de cada herencia de remero—
y si tuvo ese color en sus mejillas o cabellos,
y entonces mi corazón se alborota:
ante mí se yergue como una viviente criatura.

35
IV
Su actual imagen flota en la mente...
¿modelaron los dedos del Quattrocento,
sus mejillas hundidas cual si absorbieran aire
y se alimentasen de una masa de sombras?
Y yo, aunque nunca de especie lédica,
tuve jamás bello plumaje; basta de eso,
mejor sonreír a todo lo que sonríe y mostrar
que hay una cómoda especie de viejo espantapájaros.

V
¿Qué madre juvenil, una forma sobre su regazo
5
ha traicionado la miel de la generación,
y debe dormir, chillar, luchar para huir
como el recuerdo o la medicina decidan,
creería a su hijo, si viera en esa figura
con sesenta o más inviernos sobre su cabeza,
una compensación por los dolores del parto
o la incertidumbre de su despedida?

VI
Platón imaginó la naturaleza una espuma que juega
sobre un fantasmal paradigma de objetos;
Aristóteles, más sólido, jugó a los bolos
sobre el trasero de un rey de reyes;

5 He tomado la "miel de la generación" del ensayo de Porfirio La gruta de las ninfas. Sin embargo, no
encuentro ningún crédito en Porfirio para considerarla el narcótico que destruye la "memoria" de la
libertad prenatal. Culpaba Porfirio a un licor de olvido administrado en el signo zodiacal de Cáncer.
(Nota del Autor)

36
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

el mundialmente famoso Pitágoras, de los muslos dorados,


tañó en el arco de un violín, o en unas cuerdas,
lo que cantaba una estrella y oían las musas descuidadas:
viejas ropas colgando de viejos palos para asustar un pájaro.

vn
Monjas y madres adoran imágenes,
pero las iluminadas por velas no son
como las que animan los ensueños de una madre,
sino que guardan la serenidad del mármol o del bronce.
Sin embargo, también rompen corazones —oh Presencias
que pasión, piedad o afecto conoce,
y que simbolizan toda la gloria de los cielos—
oh autoengendrados burladores de las empresas del hombre.

vm
El trabajo florece a danza donde
no se torturó el cuerpo para placer del alma,
ni la belleza nace de su propia desesperación,
ni la sabiduría legañosa del aceite de la medianoche.
Oh castaño, de raíces profundas floreciente,
¿eres la hoja, la flor o el tronco?
Oh cuerpo mecido por la música, oh encendida mirada,
¿cómo podremos discernir al danzarín de la danza?

[De La torre, 1928]

37
La sangre y la luna
i
Sea bendito este lugar
y aún más bendita la torre;
un poder surgió de la raza,
poder sangriento y arrogante,
para expresarla y dirigirla,
se elevó como estas paredes
desde las cabanas transitadas
por la tormenta... con escarnio
erigí un poderoso emblema,
y lo canto verso por verso
con el escarnio de la época
medio muerta sobre la cuna.

II
Alejandría fue un faro, y Babilonia
una imagen de los cielos móviles,
una bitácora del trayecto del sol y de la luna;
Shelley tuvo sus torres
a las que algunas vez nombró poderes coronados del
pensamiento.

Declaro esta torre mi símbolo;


declaro la escalera de caracol
—con sus vueltas y su rueda de noria—
mi escalera ancestral;

y que Goldsmith y el Deán, Berkeley y Burke por allí viajaron.

Swift golpea en su pecho ciego con sibilina furia y frenesí


CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

porque el corazón en su pecho empapado de sangre


lo arrastró hasta la especie,
Goldsmith sorbía deliberadamente del tarro de miel de su
mente,
y Burke, el de frente más altiva, demostró que el Estado es un
árbol,
que el invencible laberinto de las aves, siglo tras siglo,
sólo arroja muertas hojas en la igualdad matemática;

y Berkeley, elegido de Dios, demostró que todo es sueño,


que el pragmático cerdo ridículo del mundo, su lechigada que
parece tan sólida,
debe desvanecerse en un instante si tan sólo la mente cambia
de tema;
Saeva Indignatio y el salario del labriego,
la fuerza que otorga a nuestra sangre y estado la
magnanimidad de su propio deseo;
todo cuanto no es Dios se consume en el fuego intelectual.

ra
La pureza de la límpida luna
arrojó su alada saeta sobre la tierra.
Después de siete siglos aún es pura,
no legó mancha la sangre de la inocencia.
Allí, en la tierra saturada de sangre,
se irguieron soldado, asesino y verdugo,
ya por la diaria pitanza, el terror ciego,
o por el odio abstracto, y vertieron sangre
mas allí arrojar no pudieron ni una gota.
¡Olor de sangre en la escalera ancestral!
Y quienes ninguna vertimos, nos congregamos
clamando por la luna en embriagado frenesí.

39
William Butler Yeats

IV
Cuelga de la polvorienta ventana destellante,
y parece colgar rayos de luna de los cielos
—mariposas, ninfas-de-los-bosques y vanessas—
una pareja de polillas nocturnas en el alero.
¿Cada nación moderna, como la torre,
está medio muerta sobre la cima?
No importa qué digo pues la sabiduría
pertenece a los muertos y es incompatible
con la vida; el poder, como todo cuanto tiene la mancha de la
sangre,
pertenece a los vivos; pero ninguna mancha
alcanza la faz de la luna
cuando atisbo la gloria desde una nube.

40
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Símbolos
Una vieja atalaya batida-por-la-tormenta,
un ermitaño ciego dando la hora.

Hojadespada aun la todo destructora


llevada por el tonto vagabundo.

Seda bordada-de-oro sobre la hojadespada,


ambos yaciendo juntos: bella y tonto.

La alternativa
El intelecto humano debe elegir por fuerza
perfección en la vida o aquella de la obra;
si escoge la segunda, rehusar debe entonces
una mansión celeste, rabiando entre la sombra.

Y al final de esta historia, decid, ¿qué hay de nuevo?


Con la suerte o sin ella el afán deja marca:
el viejo desconcierto, una bolsa vacía;
la vanidad del día, los pesares nocturnos.

41
William Butler Yeats

Bizancio
Se alejan las inexpurgadas imágenes del día;
la soldadesca imperial, borracha, está dormida;
se aleja la resonancia de la noche y el canto de los
trasnochadores
después del gong de la catedral espléndida;
una cúpula estrellada o lunada desdeña
todo cuanto es el hombre,
todas las simples complejidades,
la furia y el fango de las venas humanas.

Ante mí flota una imagen, hombre o sombra,


sombra más que hombre, más imagen que sombra;
la bobina del Hades envuelta en vendajes de momia
puede desenvolver el sinuoso sendero;
una boca, sin humedad y sin aliento,
bocas sin aliento puede convocar,
saludo lo sobrehumano
lo llamo muerte-en-vida y vida-en-muerte.

Milagro, ave o dorado artificio,


más milagro que ave o artificio,
plantado en la estrellada rama dorada,
puede cacarear como los gallos del Hades,
o, amargado por la luna, menospreciar con ruido,
en la gloria del metal inmutable,
el ave común o el pétalo
y todas las complejidades de fango o sangre.

42
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

A medianoche, sobre el pavimento del Emperador,


centellean llamas que ningún leño alimenta,
ni enciende el acero, ni perturba tormentas,
llamas engendradas por llamas,
donde vienen espíritus engendrados por la sangre
y dejan todas las complejidades de la furia,
muriendo en una danza,
una agonía de trance,
una agonía de llama que no quema una manga.

¡Espíritu tras espíritu, cabalgando a horcajadas en el fango


y la sangre del delfín! ¡Las fraguas rompen el diluvio,
las doradas fraguas imperiales!
Mármoles del piso de danza
rompen complejidad de amarga furias,
esas imágenes que todavía
frescas imágenes engendran,
ese mar que rasgan los delfines y el gong atormenta.

1930

[De La escalera de caracol y otros poemas, 1933]

43
William Butler Yeats

Plegaria por la vejez


Guárdeme Dios de los pensamientos
que sólo se piensan en la mente;
quien canta una canción perdurable
piensa con la médula del hueso;

a todo cuanto hace sabio a un anciano


debe dársele alabanzas;
oh, ¿qué soy que no pareciera
un necio por amor al canto?

Ruego —pues se extinguió la palabra de moda


y retoma nuevamente la plegaria—
que pueda parecer, aunque muera viejo,
un hombre necio y apasionado.

[De Luna llena en marzo, 1935]

La espuela
Pensáis horrible que lujuria y rabia
sirvan obsequiosas a mi vejez;
no existía tal peste cuando joven;
¿tengo otra cosa que me aguije al canto?

44
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Noticias para el oráculo de Delfos


i
Yacen allí todos los avariciosos,
allí el rocío de plata;
y la gran agua suspiró de amor,
y el viento suspiró.
Niamh, la que coge al hombre, se inclinó
y suspiró junto a Oisín en la hierba;
el alto Pitágoras
suspiró entre su coro de amor.
Llegó Plotino, el pecho con escamas de sal,
y observó en derredor;
tras desperezarse y bostezar por un rato,
yace suspirando como el resto.

II
Cada uno a horcajadas sobre el lomo de un delfín
y animados en una aleta,
aquellos Inocentes reviven su muerte,
abiertas de nuevo sus heridas.
Ríen las aguas absortas
pues sus gritos son dulces y extraños,
danzan a través de su armonía ancestral,
y los delfines se hunden,
en cierta bahía protegida por arrecifes
donde vadea el coro de amor
ofreciendo su sagrada corona de laureles,
se descargan de sus pesos.

45
William Butler Yeats

III
Sutil adolescencia por una ninfa desnudada,
Peleo fija en Tetis la mirada.
Sus miembros tienen la delicadeza de un párpado,
Amor lo ha cegado con lágrimas;
pero el vientre de Tetis escucha.
Por la paredes de la montaña
cae intolerable música
desde la caverna de Pan.
Obscena cabeza de macho cabrío,
brutal brazo se distinguen; vientre, hombro, nalgas,
destellan como peces; ninfas y sátiros
copulan en la espuma.

46
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Voz de sabueso
Porque amamos los calveros y los árboles tronchados
y escogimos, los postreros, el terreno establecido,
pues nuestras voces reflejan el hastío del pupitre
o el que produce la azada, porque fuimos tantos años
por un sabueso escoltados; y aunque aferrados al sueño,
medio dormidos algunos, su alternativa intentando,
el nombre oculto ladramos, diciendo: 'Voz de sabueso'.

Las mujeres que escogí dulce y leve se expresaron,


y sin embargo ladraron. Eran 'Voces de sabueso'.
Nos escogimos entonces conociendo, desde lejos,
que el instante del terror se acerca a probar el alma,
y a aquel nombre terrible obedeció la llamada,
y lo que nadie entendía era lo que comprendimos:
todas aquellas imágenes que despiertan en la sangre.

Y así, nos levantaremos con el alba ante nosotros,


y nuestros viejos sabuesos se erguirán ante la puerta,
conocerán muy despiertos que empezó la cacería;
de nuevo tropezarán sobre la huella profunda
de obscura sangre, acosada, del arroyo en la ribera;
continuaremos limpiando y vendando las heridas,
con los clamores del triunfo entre toda la jauría.

[De Últimos poemas, 1936-1939]

47
Konstantino

KAVAFIS
TRADUCCIÓN DEL GRIEGO Y NOTAS DE CAYETANO CANTÚ

En Kavafis (1863-1933) no existen semejanzas ni símbolos. Lo que es se expresa


tal como es. Él apuntó que en la antigua Grecia el lenguaje era un signo en su to-
talidad cierto y transparente de las cosas, porque se les parecía. Trataba de depo-
sitar los nombres sobre aquello que estos designaban, llegando a reunificar las pa-
labras con las cosas; el contenido está a la vista, si la forma en que se describe es
la precisa.

Kavafis se descubre a sí mismo poeta en Constantinopla a la edad de 19 años. Es


allí donde suspende la escritura de su diario, el cual escribía desde los 13 años.
La primera página del diario contenía una sola palabra: "Alejandrino" (había na-
cido en esa ciudad el año de 1863). En agosto de 1884, su hermano Juan le escri-
be acerca del levantamiento antieuropeo de 1882 y le cuenta que los ingleses so-
metieron Alejandría mediante bombardeos; le dice: "No te puedes imaginar cómo
nuestro infortunio me ha hecho odiar a los ingleses; ellos, su pompa y grandeza
son una gran falacia, una imposición viva. Hay un descontento general en todos
lados, y ellos simplemente lo ignoran. 'Oh, dice el inglés, tú eres inferior y pue-
des esperar' con esa exclusiva y autosuficiente estupidez, como si uno fuera el
ajeno en su país".

La respuesta de Kavafis fue cerrar definitivamente su diario personal; por otra par-
te, no se dedicó a escribir ataques en contra de la dominación inglesa, sino a cum-
plir su función de poeta tal como él la entendía.

Su obra no se caracteriza por el propósito de publicación; por el contrario, cede


muy poco a las presiones de sus amigos a este respecto, y lo más que estos lograron

49
Konstantlno Kavafis

fue que publicara en periódicos y revistas de escasa circulación. Cuando Kavafis


decide ser poeta, lo hace de acuerdo a la concepción clásica del término: hacer de
la palabra arte. Él se sentia poeta al hablar, de allí su escasa producción y sus po-
cas cartas. Quedan testimonios sobre él en personas que lo conocieron y que fue-
ron marcadas definitivamente por su contacto, gente como G. Savidis, G. Séferis,
E.M. Forster, S. Tsirkas, M. Ralli, F.T. Marinetti.

Kavafis expresa, en su obra, un deseo vehemente de regresar a los orígenes y pa-


trones culturales griegos; adopta el griego común y es el primero que lo utiliza por
escrito; entiende el desarrollo natural y no así el progreso desculturizante. Hasta
cierto punto era un hombre del pasado. Para él no fue la conquista romana la que
terminó con el mundo helénico; ello ocurrió el día en que Roma se volvió cristia-
na. Y ése es un tema persistente a lo largo de toda su producción poética.

Para Kavafis, Alejandría continuaba siendo griega, pero estaba en peligro de con-
vertirse en inglesa: era conveniente señalar los grandes errores que dejaron que el
mundo helénico se derrumbara, y así denuncia a los príncipes griegos que por an-
sia de poder personal y orgullo mal entendido no supieron unirse ante las domina-
ciones extrañas y sucumbieron tristemente uno por uno.

Los griegos no diferenciaban alma de cuerpo; Kavafis no separa sentir de actuar.


Todo es una unidad y como tal se expresa. La voz más desinhibida que escucha-
mos en su poesía es la de la intensa fascinación que siente por la vida griega: he-
donismo, arte, filosofía sofista y especialmente el "gran lenguaje griego".

En Kavafis resultaría grotesco oponer la vida a la escritura; de la misma forma que


decir que no escribía lo suficiente por conformismo o cobardía. Buscaba una línea,
un tipo de expresión que arrastrara consigo política, economía, burocracia, jurisdic-
ción, imposiciones y olvidos; vive, ve y escribe. En él, arte y vida no se oponen; y
no se le puede juzgar con conceptos y cánones de literatura común y corriente.

Le molestaba que lo trataran de escritor mundano y sucio, cuando arrojaba en sus


poemas soledades, sufrimientos y sentimientos íntimos. No son más que formas,
el contenido está por encima de ellas. Decía: "Soy mezcla de cristiano y pagano;
pero ante todo soy heleno, así me expreso y así vivo".

50
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Hay tres características básicas en la obra de Kavafis que nos permiten entender
por qué su expresión es tan potente y directa: la primera es la negación a escribir
en el idioma culto que correspondía a la literatura griega establecida; de esta for­
ma llegaba a la comprensión del pueblo que no gusta de leer en un lenguaje dife­
rente al que habla; este mecanismo sirvió también para que la población culta, mi­
noría opresora que habla un idioma ajeno a las masas, se diera cuenta de su posi­
ción artificial y su lenguaje acartonado. La segunda tiene que ver con la política:
en él todo es político. En Kavafis el problema individual no tiende a unirse a otros
problemas no menos individuales para dejar, de esa manera, el medio social como
ambiente o trasfondo; él agranda el problema individual y lo hace necesario, indis­
pensable, lo conecta con la política; y así la raíz del malestar o de la actitud parti­
cular no se encuentra en el interior del afectado sino en el medio social que opri­
me, revelando que las causas de los problemas son muy distintas de las que se
mueven en el interior del individuo. La tercera puede enunciarse así: en Kavafis
todo adquiere un valor colectivo. En efecto, la consciencia colectiva de las masas
se encuentra a menudo inactiva en la vida pública y siempre dispersa, y sucede que
el poeta es el encargado de la función de enunciación colectiva e incluso revolu­
cionaria: es la expresión de la palabra la que produce una solidaridad activa, a pe­
sar del escepticismo. La poesía es cosa del pueblo.

F. José Ferez Kuri

51
Konstantlno Kavaf b

Deseos
Como bellos cuerpos que murieron jóvenes,
encerrados con lágrimas en ricos mausoleos,
con rosas en el pelo y a los pies jazmines,
se ven los deseos que pasaron sin cumplirse,
sin que alguno de ellos haya alcanzado
la plenitud de una delicia sensual,
o un amanecer iluminado por la luna.

Antes de 1911

Voces
Idealizadas voces de aquellos que han muerto
o de aquellos que para nosotros
se han perdido, como muertos.

Algunas veces en nuestros sueños hablan,


alguna vez la imaginación los oye,
y en su eco, por momentos, regresan
con la primera poesía de nuestras vidas,
como una melodía que se pierde en la noche.

Antes de 1911

52
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

1
Che fece... il gran rifiuto
Para algunos el día llega
en que tienen que dar el gran "sí" o el gran "no".

Quien tiene el "sí" dispuesto


sobresale de inmediato y entra
al glorioso camino de sus convicciones.

El que rehusa, nunca se arrepiente;


si de nuevo le preguntan, repetirá: "no";
y sin embargo ese " n o " es la derrota de su vida.

Antes de 1911

1 El título está tomado de la línea 60, Canto III, del "Infierno" de la Comedia de Dante. La línea com­
pleta dice: "Che fece per viltate il gran rifiuto" ("Quien por cobardía rehusa"). Se refiere a Celesti­
no, papa electo en 1294. La interpretación de Kavafis cree que Celestino abdicó por humildad y es­
crúpulo; por eso omite la expresión "per viltate". Celestino fue canonizado en 1313 por Clemente
V. (Nota del Traductor)

53
Konstantlno Kavafls

Esperando a los bárbaros


¿Qué esperamos reunidos en el agora?
Los bárbaros llegarán hoy.
¿Por qué la intranquilidad en el senado?
Porque los bárbaros llegarán hoy.
¿Porqué los senadores no legislan?
¿Qué nuevas leyes van a dictar?
Cuando los bárbaros lleguen
harán sus propias leyes.
¿Por qué se levantó tan temprano el emperador?
¿Por qué está sentado en la puerta mayor de la ciudad,
en su alto trono, suntuoso y coronado?
Porque los bárbaros llegarán hoy,
y el emperador espera recibir a su jefe.
Ha preparado un pergamino
donde le confiere títulos y honores.
¿Por qué nuestros cónsules y pretores
lucen hoy sus rojas y rebordadas togas,
sus brazaletes de amatista,
y anillos con relucientes esmeraldas?
¿Por qué empuñan bastones riquísimos,
con oro y plata cincelados?
Porque los bárbaros llegarán hoy,
y esas cosas deslumhran a los bárbaros.
¿Por qué no acuden hoy los oradores como siempre a decir sus discursos?
Porque los bárbaros llegarán hoy,
y les aburre la elocuencia y la palabrería.
¿Por qué la repentina inquietud y confusión?
(Los rostros se han vuelto graves.)

54
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

¿Por qué tan rápido los ciudadanos


vacían las plazas y las calles,
y regresan a sus casas pensativos?
Porque cayó la noche y los bárbaros no llegaron,
y gente que viene de la frontera
asegura que ya no existen los bárbaros.
Y ahora,
¿qué sucederá sin los bárbaros?
Estos hombres al menos ofrecían una solución.

Antes de 1911

55
Konstantlno Kavafls

2
Idus de marzo
Teme, alma, las grandezas,
y si no puedes doblegar tus ambiciones,
al menos persigúelas con cautela, recelosamente,
y, a medida que avances, vuélvete precavida, conócete.

Y cuando al fin alcances tu meta, César,


cuando seas famoso,
ten especial cuidado al salir a la calle,
notorio por tu séquito y tu fama;
si por suerte algún Artemidoro, desde la muchedumbre
se acercara trayéndote una carta y te dijera:
"lee esto al instante, contiene asuntos graves
que te conciemen",
no dudes y detente, relega toda conversación y asunto,
aléjate de la gente que ante ti se postra
(los verás más tarde), que hasta el mismo senado espere,
y sin tardanza lee el mensaje que trae Artemidoro.

1911

2 Plutarco dice (Vida de Julio César, LXV, 1-2) que Artemidoro, maestro de filosofía griega en Roma
y gran amigo de César, la mañana de los Idus de marzo, trató vanamente de advertir a César del com-
plot que amenazaba su vida. (Nota del Traductor)

56
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

3
Abandona el dios a Antonio
Cuando de repente, a medianoche,
se escucha una procesión invisible pasar
con música y voces exquisitas,
no te entristezcas en vano por el abandono de tu suerte,
los trabajos fallidos,
los planes de tu vida que se esfumaron.

Como si lo esperaras desde antes, con valentía,


despídete de la Alejandría que se va.
Sobre todo no te engañes, no te digas que fue un sueño,
que tus oídos mintieron,
no te inclines ante tan vanas esperanzas.

Como si lo supieras desde antes, con valentía,


como corresponde a alguien de tu rango
a quien perteneció esta ciudad,
acércate a la ventana con paso firme y escucha emocionado,
pero sin lloriqueos o quejas de cobarde.

Escucha con íntimo placer,


atiende a la música secreta de la procesión,
y despídete,
di adiós a la Alejandría que ahora pierdes.

1911

3 El poema se refiere a la historia relatada por Plutarco (Vida de Antonio, LXXV. 3-4), en la cual an-
tes de la caída de Alejandría y de su propia muerte, Antonio "escuchó sonidos de toda clase de ins-
trumentos musicales, coros armoniosos y voces de una multitud que gritaba y bailaba como en una
bacanal". Esta procesión parecía cruzar la ciudad hasta la puerta donde el enemigo aguardaba para
entrar; el estruendo, entonces, se hizo insoportable y de repente se apagó. Las personas cercanas a
Antonio pensaron en el abandono de Baco, dios al que Antonio estudiaba y trataba de imitar y que
ahora irremediablemente lo abandonaba. Shakespeare utiliza el mismo episodio (Antonio y Cleopa-
tra, acto IV, 3). (Nota del Traductor)

57
Konstantino Kavafls

4
Cosas peligrosas
Minias (estudiante sirio en Alejandría,
durante el reinado de Augusto Constancio,
parte pagano y parte cristiano) decía:

"Fortalecido por la meditación y el estudio,


no cuidaré mi posición como un cobarde;
sin temor, entregaré mi cuerpo a la sensualidad,
a los goces que he soñado,
a los deseos eróticos más audaces
y a los impulsos lascivos de mi sangre.
Porque cuando lo desee, tendré el equilibrio,
fortificado por la meditación y el estudio.
En un momento de crisis,
encontraré mi alma como antes: ascética".

1911

4 Mirtias, estudiante sirio que KavafiS ubica en Alejandría bajo el reinado de Constantino, alrededor del
año 337 de nuestra era, parece totalmente inventado. (Nota del Traductor)

58
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

[taca
Cuando emprendas el viaje hacia ítaca,
ruega que tu camino sea largo
y rico en aventuras y descubrimientos.
No temas a lestrigones, a cíclopes o al fiero Poseidón;
no los encontrarás en tu camino
si mantienes en alto tu ideal,
si tu cuerpo y alma se conservan puros.
Nunca verás a los lestrigones, a los cíclopes o a Poseidón,
si de ti no provienen,
si tu alma no los imagina.

Ruega que tu camino sea largo,


que sean muchas las mañanas de verano,
cuando con placer llegues a puertos
que descubras por primera vez.
Ancla en mercados fenicios y compra cosas bellas:
madreperla, coral, ámbar, ébano
y voluptuosos perfumes de todas clases.
Compra todos los aromas sensuales que puedas;
ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios.

Siempre ten a ítaca en tu mente;


llegar allí es tu meta, pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure mucho,
mejor anclar cuando estés viejo.
Pleno con la experiencia del viaje,
no esperes la riqueza de ítaca.
ítaca te ha dado un bello viaje.

59
Konstantlno Kavafls

Sin ella nunca lo hubieras emprendido;


pero no tiene más que ofrecerte,
y si la encuentras pobre, no fue ítaca quien te defraudó.

Con la sabiduría ganada, con tanta experiencia,


habrás comprendido lo que las ítacas significan.

1911

Regresa
Regresa con frecuencia y tómame,
amada sensación; regresa y tómame.
Cuando despierte el recuerdo en mi cuerpo,
y el antiguo deseo me recorra la sangre,
cuando los labios y la piel recuerden
y sienta aquellas manos que aún me tocan,
regresa con frecuencia, y tómame en la noche
cuando los labios y la piel recuerdan.

1912

60
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

5
Orofernes
El perfil grabado en la moneda de cuatro dracmas
y que parece sonreír, es el bello rostro de Orofernes,
hijo de Ariarate.

Cuando niño lo desterraron de Capadocia,


le sacaron de su ancestral palacio,
enviándolo a crecer en Jonia
para ser olvidado entre extraños.

¡Oh! las exquisitas noches jónicas,


cuando sin temor, a la manera griega,
llegó a conocer la sensualidad.
Su alma asiática, sus modales e idioma, clásicos;
cubierto con trajes griegos, turquesas,
perfumado su cuerpo con aceite de jazmín,
era el más bello, el más perfecto
de todos los jóvenes.

Más tarde, cuando los sirios se apoderaron de Capadocia


y lo hicieron rey, usó su puesto para obtener placer,
de tal manera que gozaba cada día en diferente forma;
juntaba con avaricia oro y plata,
gozaba presumiendo la brillantez
de la riquezas que aumentaban ante él.

5 Supuestamente fue hijo de Aríarates [V de Capadocia. Su madre fue hija de Antíoco III, El Grande.
Fue protegido de Demetrio de Siria, quien lo ayudó a ocupar el trono de Capadocia en 157 A.C.; más
tarde, Orofernes trató de usurpar el trono de su protector. (Nota del Traductor)

61
KoustantJno Kavafls

No le importó el país ni gobernarlo,


nunca se enteró de lo que pasaba alrededor;
los capadocios pronto lo destituyeron, y vivió en Siria,
en el palacio de Demetrio, gozando y disfrutando.

Un día, raros pensamientos


interrumpieron su monotonía; se enteró
que por su madre descendía de Antíoco,
y por la vieja tratónice,
que pertenecía a la realeza siria,
y que casi era un seleucida.
Por un rato salió de su letargo y embriaguez,
e inepto, intrigó a medias,
trató de hacer algo, planear algo;
pero falló miserablemente, y cayó en el olvido.

Su fin debe haberse escrito y perdido;


o quizá la historia lo olvidó, y justamente,
pues no vale la pena recordarlo.
El que está aquí, en la moneda,
dejó algo de su encanto juvenil,
la luz de su belleza;
el bello recuerdo de un joven jónico.
Es Orofemes, hijo de Ariarate.

62
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Una noche
La habitación era barata y sórdida,
escondida en los altos de una taberna equívoca.
Desde la ventana se veía la calle sucia y estrecha.
Desde abajo llegaban las voces de los obreros
jugando cartas y divirtiéndose.
Y allí, en la usada y ordinaria cama,
tuve el cuerpo del amor,
me embriagué con los rojos y voluptuosos labios.
Y ahora, cuando lo escribo después de tantos años,
solo en la casa, me embriagan otra vez.

1915

Días de 1903
Nunca los volví a encontrar —tan rápidamente perdidos—
los ojos poéticos, el pálidos rostro...
en el atardecer del camino...

Nunca los volví a encontrar. Míos por casualidad,


qué fácilmente los perdí;
con qué agonía los recordaba, los deseaba.
Los ojos poéticos, el pálido rostro...
Nunca encontré esos labios otra vez.

1917

63
KonstantJno Kavafls

El escaparate de la tabaquería
Estaban entre la muchedumbre
cerca del luminoso escaparate de la tabaquería.
Sus miradas se cruzaron por accidente,
tímidamente y con sobresalto expresaron
el ilícito deseo de su carne.
Dieron unos cuantos pasos sobres la acera,
sonrieron y asintieron levemente.
Y después el carruaje cerrado...
La camal cercanía de sus cuerpos,
la unión de sus manos, el encuentro de sus labios.

1917

64
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

6
El fin de Nerón
Nerón no se alarmó cuando supo
la profecía del oráculo del Delfos:
"Teme a los setenta y tres años".
Tenía mucho tiempo aún para divertirse.
Tiene treinta años, y al término que el Dios le concede
es suficiente para prepararse
a los peligros que vengan.

Ahora, un poco cansado, regresará a Roma,


deliciosamente cansado de su viaje,
que fue de días y días de placer
en teatros, jardines, gimnasios;
noches en ciudades aqueas,
sobre todo el gozo de los cuerpos desnudos...

Esto pensaba Nerón, mientras en España,


Galba en secreto reúne y entrena su ejército,
ese viejo de setenta y tres años.

1918

6 La historia de esta predicción capciosa está tomada de Suetonio (Vida de Nerón, LX). (Nota del
Traductor)

65
Konstantlno Kavafls

Permanecer
Debe haber sido la una o la una y media.

En un rincón de la taberna, tras la división de madera,


aparte de nosotros, nadie.
La lámpara apenas iluminaba.
El mesero dormía cerca de la puerta.

Estábamos tan excitados que nada nos importaba.


Nuestras ropas entreabiertas... —no usábamos mucha
por el excesivo calor del mes de julio.

Goce de cuerpos semidesnudos,


contacto rápido de pieles,
visión de lo que ocurrió hace veintiséis años
y que ahora permanece en el poema.

1919

66
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Sol de la tarde
Este cuarto —lo conozco tan bien—
ahora se renta, como los demás, para negocios.
Todo el edificio se ha convertido en oficinas
para agentes, comerciantes y compañías.

Este cuarto —cómo lo recuerdo.


Cerca de la puerta, aquí, estaba el sofá;
un tapete turco frente a él.
Junto, la alacena con dos floreros amarillos.
A la derecha, no, enfrente, un ropero con un espejo.
Al centro, la mesa donde él escribía
y las tres sillas austríacas.
Al lado de la ventana,
la cama donde tantas veces hicimos el amor.
Deben de estar por ahí esos vejestorios.

Junto a la ventana, la cama.


El sol de la tarde la ilumina hasta la mitad.
Una tarde, a las cuatro, nos separamos,
sería por una semana solamente...
Esa semana fue para siempre.

1919

67
Konstantlno Kavafls

Su principio
Se ha consumado su desviado placer sensual.
Se levantan y apresuradamente se visten, sin hablar.
Furtivos, abandonan la casa por distintos rumbos,
y mientras caminan algo inquietos en la calle,
parece como si se sospechara
en qué lecho estuvieron hace poco.

Pero cuánto ha ganado la vida del artista.


Mañana, pasado mañana, años más tarde,
escribirá versos vigorosos
que aquí tuvieron su principio.

1921

68
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Artesano de cráteras
En este bello vaso de pura plata
hecho para la casa de Heráclides
donde el buen gusto impera,
ves estilizadas flores, un riachuelo y tomillo;
al centro he colocado un bello adolescente
desnudo, sensual, con una pierna
aún en el agua, Memoria, te ruego
seas el mejor guía para grabar la imagen
de aquel joven que amé tal como era
Ardua diñcultad porque quince años
han pasado desde el día en que cayó,
siendo soldado, en la batalla de Magnesia.

1921

69
Konstantlno Kavafls

Preguntó por la calidad


Salió de la oficina donde tenía
un trabajo insignificante y mal pagado
(ocho libras al mes incluyendo gratificaciones).
Cuando terminó los asuntos que lo habían
mantenido sumiso todo el día, salió a las siete
y caminó sin rumbo por la calle;
bello e interesante:
pareciendo estar en plenitud de sus sentidos.
El mes pasado había cumplido veintinueve años.
Caminó por las calles hacia el pobre cuarto donde vivía;
al pasar frente a una tienda donde vendían
mercancía barata para trabajadores,
vio una cara, una silueta que lo atrajo,
y entró fingiendo querer ver pañuelos de colores.

Preguntó por la calidad de los pañuelos,


y el precio, con una voz entrecortada;
casi apagada por el deseo.
Y las respuestas fueron en el mismo tono, distraídas,
en voz baja, consintiendo.

Encontraron más que decir sobre la mercancía;


su único deseo, tocarse las manos sobre los pañuelos,
el acercar sus caras, acaso sus labios;
un momentáneo contacto de sus cuerpos,
furtivo, fugaz, para que el dueño de la tienda,
que estaba sentado al fondo, no se enterara.

1930

70
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Días de 1908
Ese año se encontró sin trabajo;
subsistía jugando cartas, bakgammon, o de préstamos.

Le ofrecieron un puesto, en una papelería,


ganando tres libras al mes; rehusó sin vacilar.
No le servían, no era sueldo para él,
joven bien educado de veinticinco años.

Diariamente ganaba o perdía dos o tres chelines,


jugando cartas o bakgammon,
¿qué se podría ganar en esos cafés de su nivel social,
los sitios populares, aunque jugara inteligentemente,
y tuviera compañeros tontos?
Aumentaba deudas, raramente encontraba un dólar,
más seguido un medio dólar o simplemente un chelín.

Semanalmente, a veces con más frecuencia,


sobre todo cuando no se había desvelado toda la noche,
se refrescaba yendo a nadar.

Sus ropas estaban andrajosas,


usaba siempre el mismo traje café, bastante raído.
¡Oh! días de verano de 1908, de tu imagen
como obsequio a la belleza.
Aquel traje café no existe, se perdió en el recuerdo.

71
Konstantlno Kavafis

Cuando se quitó la ropa


y quedó desnudo por completo,
bello sin defecto,
maravillosos cabellos alborotados por el viento,
miembros bronceados por el sol,
desnudez matutina en los baños y en la playa.

1932

72
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

En los suburbios de Antioquía


Nos sorprendimos en Antioquía
al saber los últimos hechos de Julián.
Apolo discutió con él en Dame;
no dará el oráculo (¡como si nos importara!),
no tenía ganas de hablar de profecías
hasta que su templo en Dafne se purificara;
los muertos cercanos, dijo, lo molestaban.

Había numerosas tumbas en Dafne,


uno de los muertos allí enterrados
era el mártir Babilos, deslumbrante,
victorioso, gloria de nuestra iglesia;
era a él a quien el falso dios aludía,
a quien temía, mientras lo sintiera cerca;
no se atrevía a dar su oráculo,
estaba adormecido
(estos falsos dioses temen a nuestros mártires).

El impío Julián se dobló las mangas,


y con voz nerviosa gritó:
"Desentiérrenlo, llévenselo,
saquen a Babilos de inmediato;
¿se imaginan? Apolo está molesto,
desentiérrenlo, llévenselo a donde quieran,
arrójenlo, ¿acaso estamos jugando?,
Apolo quiere su templo purificado".

73
Komrtantlno Kavafls

Lo sacamos y llevamos con amor y honor


los sagrados restos a otro lado.
En verdad el templo mejoró notablemente,
y sin pérdida de tiempo
el fuego lo consumió: acabó con el recinto y Apolo;
el ídolo se barrió con el resto del desperdicio.

Julián derramó su ira por todas partes;


¿qué más podía hacer?, que diga
que el fuego lo iniciamos los cristianos.
Que hable, nada se ha comprobado;
7
lo importante es que se indignó notablemente.

1933

7 Los cristianos de Antioquía habían enterrado ¡legalmente el cuerpo de su obispo Babílao en los jardi-
nes del templo de Dafne. Julián ordenó que se cambiara la tumba y esa misma noche el templo fue
destruido por el fuego. (Nota del Traductor)

74
Georg

TRAKL
TRADUCCIÓN DEL ALEMÁN Y PRESENTACIÓN DE AMÉRICO FERRARI

Georg Trakl (1887-1914) no sólo cifra en su obra poética las tendencias esencia-
les de lo que sólo después de su temprana muerte vino a llamarse en el mundo ger-
mánico Expressionismus, el movimiento poético sin duda más importante que se
ha dado en Occidente después del romanticismo: encama sobre todo de manera so-
brecogedora la consciencia del fin, la visión del más sangriento de los crepúsculos
en el umbral de este siglo alumbrado entre los estragos de una guerra por primera
vez mundial. Se podría decir pues que el gran poeta austríaco es un vate en la acep-
ción más clásica del término; pero lo que más asombra en él es cómo la visión de
una horrenda realidad roja, negra, verde —de noche, tumbal, de sangre, de podre-
dumbre de la carne— se remansa en la pureza cristalina de la voz lírica, cómo el
tormento de la muerte, del seno frío de la noche, la angustia del atroz arrebol cre-
puscular se concilian en el manantial del canto y se hacen misteriosamente uno con
la paz de los caminos en la suavidad de un crepúsculo, la verde alegría de las pra-
deras, el manso animal, la dicha apacible del estanque, dicha que el agua serena
promete a los ahogados. Hay en Trakl una percepción simple, original y prístina
de la inmanencia palpable de la muerte en la vida, de la comunicación incesante y
real de los vivos con los muertos que no necesita de ninguna dialéctica hegeliana
u otra para ser esto y su contrario, sin más.

El yo poético que se expresa en una obra no se confunde ciertamente con la per-


sona del autor de ésta y el poeta de Sebastián en sueños, como ya ha observado la
crítica, escribe una poesía "impersonal": en la poética del Trakl la "forma univer-
sal" habla mejor al lector que la forma "estrechamente personal"; pero eso no supone

75
Georg Trakl

que la poesía no refiera, por ocultos caminos, a la experiencia íntima que el poe-
ta, un ser humano entre otros, tiene del mundo. La experiencia vital de Trakl, pre-
ñada de angustias y sentimiento de culpa; el vivo sentimiento de decadencia y de-
rrumbe de un mundo familiar; la vida alucinada por la que duramente avanzó, las
drogas, el alcohol, la relación incestuosa con su hermana trazan invisibles líneas o
surcos, versos ya en buena cuenta, a los que la mano del poeta imprimirá en la es-
critura del poema una forma y un sentido universal. En los cincos libros de Sebas-
tián en sueños (se puede pensar que Sebastián es un Georg Trakl entre otros) se
concentra todo este universo de formas y vivencias.

Al estallar la guerra, el primer paso de una danza macabra de Occidente que en só-
lo tres decenios causó tantas decenas de millones de muertos, Trakl fue enviado al
frente en agosto de 1914. Tras la batalla de Grodek, a la que consagró un poema,
fue devuelto a un hospital militar en Cracovia por "trastornos mentales". Ahí mu-
rió en noviembre de una sobredosis de cocaína a los 27 años. Suicidio, visiblemen-
te: no es creíble en efecto que el poeta drogadicto, farmacéutico de profesión, no
supiera dosificar la droga. Oh la hora amarga del ocaso/ahora que contemplamos
en las aguas negras un rostro de piedra. ¿Qué le quedaba por ver al poeta en la
historia inminente que no hubiera previsto ya en sus versos?

Américo Ferrari

76
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Infancia
Cuajado de frutos el saúco; tranquila habitaba la infancia
en el antro azul. Sobre el camino borrado,
donde silba ahora la grama pardusca,
medita la quieta enramada; el rumor del follaje

igual que cuando el agua azul resuena en las rocas.


Dulce es la queja del mirlo. Un pastor taciturno
sigue al sol que cae rodando de la colina otoñal.

Un instante azul es sólo ya alma.


Por el lindero del bosque asoma un medroso venado y apacibles
reposan en el valle las antiguas campanas, las oscuras aldeas.

Lleno de piedad sabes tú el sentido de los oscuros años,


frescor y otoño en aposentos desiertos;
y en el sagrado azul perduran resonancia de luminosos pasos.

Levemente chirría una ventana abierta; nos mueve


al llanto la vista del ruinoso cementerio en la colina,
recuerdo de leyendas narradas; a veces empero el alma se ilumina
cuando piensa hombres alegres, días primaverales de oro oscuro.

77
Georg Irakl

Cantar de las horas


Con oscuras miradas se miran los amantes,
los rubios, los radiantes. En la yertas tinieblas
se enlazan gráciles los anhelosos brazos.

Se desgarraron en púrpura las bocas de los felices. Sus redondos ojos


espejan el oro oscuro de la tarde en primavera,
linde y negrura del bosque, en la verdura terrores vespertinos,
acaso indecible vuelo de pájaros, la senda
del no nato bordeando sombríos pueblos, solitarios estíos,
y del azul en ruinas surge a veces mortecina figura.

Quedo murmulla el amarillo trigal.


Ruda es la vida y blande el labriego la acerada guadaña.
Ensambla el carpintero recias vigas.

Se tiñe de púrpura el follaje en otoño; el espíritu monástico


pasa por días serenos; madura está la uva
y gozoso el aire en las anchurosas granjas.
Las frutas amarillentas exhalan más dulce olor; ligera es la risa
del jubiloso, música y danza en umbrosas bodegas;
en la penumbra del jardín los pasos, el silencio del muchacho muerto.

78
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Al joven Elis
Elis, cuando el mirlo en el negro bosque reclama,
ese es tu ocaso,
tus labios beben la frescura de la fuente azul entre las rocas.

Deja ya si tu frente sangra dulcemente


inmemoriales leyendas
y el oscuro presagio del vuelo de los pájaros.

Tú empero caminas con blandos pasos hacia la noche


que pende cargada de purpúreos racimos,
y bellamente mueves en el azul los brazos.

Un zarzal resuena
donde están tus ojos lunados,
oh, cuánto tiempo, Elis, que estás muerto.

Tu cuerpo es un jacinto
en el que hunde un monje sus dedos de cera;
una gruta negra es nuestro silencio,

de la que sale a veces un manso animal


y lentamente baja los pesados párpados,
sobre tus sienes gotea rocío negro.

Ultimo oro de los luceros que se extinguen.

79
Georg Trakl

Elis
i
Perfecto es el sosiego de este día dorado.
Bajo viejas encinas
tú apareces, Elis, yacente de ojos redondos.

Su azul refleja el sopor de los amantes,


sobre tu boca
enmudecieron sus rosados suspiros.

Al atardecer sacó el pescador las pesadas redes.


Un buen pastor
lleva su hato por el lindero del bosque,
oh, qué justos son, Elis, todos tus días.

Despacio cae
sobre muros desnudos el azul sosiego del olivo,
se extingue de un anciano el canto oscuro.

Barca de oro,

tu corazón se balancea, Elis, en el cielo desierto.

2
Un dulce carillón repica en el pecho de Elis
al caer de la tarde,

cuando su cabeza se hunde en la negra almohada.

Un animal azul
sangra suavemente en el zarzal.

80
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Apartado se yergue un árbol pardo;


sus frutos azules han caído de las ramas.

Signos y estrellas

se hunden lentamente en el estanque vespertino.

Detrás de la colina es ya el invierno.

Azules palomas
beben de noche el helado sudor
que mana de la frente cristalina de Elis.
Y siempre silba
contra negros muros el viento solitario de Dios.

81
Trakl

Cantar de Kaspar Hauser


Para Bessie Loos

El amaba sin duda el sol que por la colina bajaba purpúreo,


los caminos del bosque, el negro pájaro cantor
y el verdor alegre del follaje.

Gravemente moraba a la sombra del árbol


y era puro su rostro.
Dios habló, dulce llama, a su corazón:
¡Oh criatura!

Al caer de la tarde encontraron en calma sus pasos la ciudad;


el oscuro reclamo de su boca:
Quiero ser un jinete.

Lo seguían empero el árbol y la bestia,


la casa, el jardín vespertino de hombres blancos
y su asesino iba en su busca.

Primavera y verano y hermoso el otoño


del justo, su leve paso
al lado de las oscuras alcobas de los hombres que sueñan.
De noche se quedaba solo con su estrella;

vio que caía la nieve en la rama desnuda


y en la sombra vespertina del zaguán la sombra del asesino.

Plateada cayó la cabeza del que no nació.


CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Metamorfosis del mal


Otoño: negro caminar por el lindero del bosque; instante de muda
destrucción; atisba la frente del leproso bajo el árbol deshojado. Tarde
remota que hoy cae sobre las gradas de musgo: noviembre. Tañe una cam-
pana y el pastor lleva al pueblo una reata de cabellos negros y rojos. Bajo
los avellanos el verde cazador destripa un venado. La sangre humea en sus
manos y la sombra del animal suspira entre el follaje, por sobre los ojos
del hombre, pardusco y silencioso; el bosque. Cornejas que se dispersan:
tres. Su vuelo semeja a una sonata, llena de acordes mortecinos y de viril
melancolía; suavemente se disipa una nube dorada. Junto al molino unos
muchachos encienden una fogata. Llama es el hermano del más pálido y
él ríe sepultado en su cabellera purpurina; o bien es el lugar de un crimen
junto al cualpasa un pedregoso camino. Los agracejos han desaparecido,
sueño de todo el año en el aire plomizo bajo los pinos; angustia, oscuro
verde, el gorgoteo de alguien que se ahoga; del estanque constelado saea
el pescador un pez grande, negro, semblante lleno de crueldad y de
demencia. Las voces de la caña, de hombres que riñen a sus espaldas, él
se balancea en la barca roja sobre las frías aguas del otoño, viviendo en las
oscuras leyendas de su raza, y sus ojos de piedra se han abierto a las
noches y a los terrores virginales. El mal.
¿Qué te compele a quedarte inmóvil, de pie en la derruida escalera, en
la casa de tus padres? Negrura de plomo. ¿Qué acercas a tus ojos con tus
manos de plata; y ya se te cierran los párpados como ebrios de
adormidera?; pero a través del muro de piedra ves el cielo constelado, la
vía láctea, Saturno: rojo. Furioso golpea contra el muro de piedra el árbol
deshojado. Tú, en los derruidos peldaños: ¿árbol, estrella, piedra? Tú, un
animal azul ligeramente tembloroso; tú, el pálido sacerdote que ante el
negro altar lo sacrifica. Oh tu sonrisa en la oscuridad, tan triste y maligna
que un niño palidece en su sueño. Una llama roja se elevó de tu mano y
en ella se quemó una mariposa nocturna. ¡Oh flauta de la luz, oh flauta de

83
Georg Trakl

la muerte! ¿Qué te compelía a quedarte inmóvil, de pie en la derruida es-


calera en la casa de tus padres? Abajo un ángel llama al portón con crista-
linos dedos.
Oh el infierno del sueño; calleja lóbrega, pardo jardincillo. Queda re-
suena en la tarde azul la forma de la muerte. En torno a ella revolotean ver-
des florecillas y su rostro la ha abandonado; o bien se inclina macilento
sobre la frente fría del asesino en la oscuridad del corredor; adoración, lla-
ma purpúrea de la voluptuosidad; desfallecido, el durmiente se precipitó
en las sombras por negros escalones.
Alguien te ha dejado en la encrucijada y tú miras largamente hacia
atrás. Pasos argénteos a la sombra de los desmedrados manzanos. Purpu-
rina luce la fruta entre el negro ramaje y la serpiente en el césped cambia
de piel. ¡Oh la oscuridad!; el sudor que asoma a la frente helada y los tris-
tes sueños del vino, en la taberna del pueblo bajo vigas renegridas por el
humo. Tú, áspera soledad aún, que de las oscuras nubes del tabaco forja
una magia de islas rosadas y arranca de entrañas secretas el grito de un gri-
fo, cuando entre negros arrecifes va cazando sobre el mar en medio de la
tempestad y el hielo. Tú, verde metal y por dentro rostro ardiente que an-
sia subir al monte de las calaveras para cantar desde su cima los tiempos
sombríos y la flamígera caída del ángel. Oh desesperanza que caes de ro-
dillas con un grito mudo.
Un muerto te visita. Del corazón le mana la sangre que él mismo de-
rramara y bajo las negras cejas anida un indecible instante; oscuro encuen-
tro. Tú... luna purpúrea, cuando él aparece en la verde sombra del olivo.
Seguido por la noche inmortal.

84
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

En el parque
De nuevo errando por el viejo parque.
Oh flores amarillas y rojas del silencio.
También vosotros os doléis, benignos
dioses, y el oro de otoño de los olmos.
En el estanque azulado se yergue inmóvil
el junco, calla el tordo en la noche.
Oh inclina tú también la frente
sobre el mármol en ruinas de tu estirpe.

Noche de invierno
Cuando la nieve cae en la ventana
y tañe lenta la campana vespertina,
está puesta la mesa para muchos,
preparada la casa.

Por oscuros senderos


llega algún caminante hasta la puerta.
Dorado florece el árbol de los dones
con la savia fresca de la tierra.

En silencio el viajero entra en la casa.


El dolor petrifica
el umbral; pero en la mesa
en un halo de luz inmaculada
brillan el pan y el vino.

85
Sonia
La sombra vespertina en el jardín;
vida de Sonia en el azul silencio.
Cruzan vuelos de pájaros salvajes;
un árbol deshojado en otoñal silencio.

Un girasol se inclina dulcemente


sobre la vida blanca de Sonia.
Herida, roja, no mostrada
hace vivir en oscuros aposentos

donde tañen las campanas azules;


los pasos de Sonia y el blando silencio.
Un adiós del animal que resbala hacia su muerte,
un árbol deshojado en el otoño y el silencio.

Brillan soles de otros días


sobre las cejas blancas de Sonia,
la nieve que humedece sus mejillas
y la maleza de sus cejas.
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

El otoño del solitario


Y ya vuelve el otoño abundante de frutos,
amarillenta luz de bellos días veraniegos,
sale un nítido azul de los mustios despojos;
el vuelo de las aves dice de viejas sagas,
el mosto en los lagares, lleno el dulce silencio
de respuestas musitadas a preguntas oscuras.

Y aquí y allá una cruz sobre yermo collado;


en el bosque rojizo se ha perdido un rebaño.
Vagan las nubes sobre el espejo del estanque,
reposa el gesto sosegado del labriego.
Muy leve roza el ala azul de la noche
un techado de paja seca, la tierra negra.

Ya anidarán estrellas en las cejas del hombre fatigado;


entra en los fríos cuartos muda resignación
y en silencio salen ángeles de los azules
ojos de los amantes que sufren más dulcemente.
Susurra el carrizo; duro horror nos asalta
cuando negro rocío gotea de los sauces desnudos.

87
Georg TrakI

Crepúsculo espiritual
Apacible aparece en el lindero del bosque
un oscuro venado;
en la colina muere dulcemente el viento de la tarde,

enmudece el reclamo del mirlo,


y las dulces flautas del otoño
se callan en los juncos.

Sobre negra nube


cruzas ebrio de opio
el estanque nocturno,

el cielo constelado.
Siempre resuena la voz lunar de la hermana
por la noche espiritual.

88
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Cantar del occidente


Oh, aletazo nocturno del alma:
íbamos, pastores antaño, orillando bosques crepusculares
y nos seguían el rojo venado, la flor verde y el agua balbuciente
humildes. Oh, el canto antiguo del grillo,
sangre floreciente en el ara
y el grito del ave solitaria sobre la verde quietud de la laguna.

Oh cruzadas y mártires ardientes


de la carne, caer de purpúreos frutos
en el jardín vespertino que un tiempo frecuentaron discípulos piadosos,
hoy guerreros que despiertan de sus heridas y sus sueños de estrellas.
Oh dulce ramo de acianos de la noche.

Oh tiempos de la paz y del dorado otoño,


cuando nosotros, monjes apacibles, pisábamos la uva purpúrea,
y brillaban en tomo él bosque y el collado.
Oh cacerías, oh castillos; paz de la tarde,
entonces el hombre meditaba la vida recta en su morada,
en callada oración luchaba por la faz viva de Dios.

Oh, la hora amarga del ocaso,


ahora que contemplamos en las aguas negras un rostro de piedra.
Pero radiosos levantan los amantes sus plateados párpados:
Un solo sexo. Se eleva el incienso de rosados almohadones
y el dulce canto de los resucitados.

89
Georg Trakl

A los enmudecidos
Oh, demencia de la gran ciudad: cae la noche
y se pasman árboles retorcidos junto a los muros negros,
a través de su máscara de plata atisba el espíritu del mal;
la luz con su látigo magnético expulsa a la noche de piedra.
Oh, tañir sumergido de las campanas de la tarde.

Una puta entre escalofríos glaciales da a luz un niño muerto;


terrible azota la cólera de Dios la frente del poseso,
peste purpúrea, hambre que lacera los ojos glaucos.
Oh la horrible risa del oro.

Pero quieta en oscura cueva sangra la muda humanidad,


construye de recios metales la cabeza redentora.

90
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Pasión
Cuando Orfeo arranca notas argentinas del laúd,
llorando muerte en el jardín vespertino,
¿quién eres tú, figura quieta bajo los altos árboles?
Susurran la queja la caña otoñal,
el estanque azul,
muriendo bajo árboles verdeantes
y siguiendo la sombra de la hermana;
oscuro amor
de una estirpe salvaje
de la que huye el día sobre ruedas de oro.
Sosegada noche.

Bajo sombríos abetos


dos lobos mezclaban su sangre
en pétreo abrazo; ser de oro,
se perdía la nube sobre el sendero,
paciencia y silencio de la niñez.
Vuelve a aparecer el tierno cadáver
a orillas del estanque del tritón
durmiendo en su cabellera de jacintos.
¡Que se rompa por fin esta fría cabeza!

Que siempre persigue, animal azul,


un ojeador en la penumbra de los árboles,
de estos oscuros senderos
en vela y movidos por la emoción de nocturna armonía
la dulce demencia;
o resonaba de un éxtasis oscuro
poseído el laúd
a los pies fríos de la penitente
en la ciudad petrificada.

91
Georg Trakl

Noche de invierno
Ha caído nieve. Pasada medianoche abandonas borracho de purpúreo
vino el círculo oscuro de los hombres, la llama roja de su hogar. ¡Oh las
tinieblas!
Negro hielo. La tierra es dura, el aire sabe amargo. Tus estrellas se cie-
rran en malos signos.
Con pies petrificados marchas pesadamente sobre el terraplén desor-
bitados los ojos, como un soldado que se lanza al asalto de un baluarte.
\Avanti\
¡Amarga nieve, amarga luna!
Un lobo rojo que un ángel estrangula. Tus piernas estriden como hie-
lo azul y una sonrisa impregnada de dolor y orgullo ha petrificado tu ros-
tro y tu frente palidece por la voluptuosidad del hielo;
o se inclina silenciosa sobre un guardián que el sueño ha derrumbado
en su garita de madera.
Hielo y humo. Blanca camisa de fuego sideral te quema los sufridos
hombros y los buitres de Dios destrozan tu corazón de metal.
Oh colina de piedra. Manso y olvidado se derrite el cuerpo frío en nie-
ve de plata.
Negro es el sueño. El oído sigue largamente los caminos de la estrella
por el hielo.
Cuando despertaste repicaban las campanas en el pueblo. Nacía pla-
teado por la puerta de oriente el día rosáceo.

92
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Occidente
A Else Lasker-Schüler en homenaje

1
Luna, cual si saliera un muerto
de un hoyo azul,
y tantas flores cayendo
sobre el camino rocoso.
Llora plateado llanto
un ser enfermo a orillas
del estanque anochecido que cruzaron
en negra barca los amantes
hacia la muerte.

O resuenan los pasos


de Elis por el bosque
de jacintos
y se pierden bajo los robles.
Oh la figura de muchacho
formada de cristalinas lágrimas,
de nocturnas sombras.
Dentellados relámpagos iluminan la sien
siempre fría
cuando en la verdeante colina
retumba la tempestad de primavera.

93
Georg Trakl

2
Tan sosegados los verdes bosques
de nuestra patria,
la ola cristalina
muriendo al pie de muros derruidos
y nosotros hemos llorado en nuestro sueño;
orillan con pasos dudosos
el seto de espinos
los que cantan en el ocaso de verano
en la sagrada paz
de los viñedos, en su lejana lumbre mortecina;
ahora sombras en el seno frío
de la noche, águilas luctuosas.
Cuan dulcemente cierra un rayo de luna
las heridas purpúreas de la melancolía.

3
¡Grandes ciudades
construidas de piedra
en la llanura!
Así sigue sin palabra
el sin patria
con sombría frente al viento,
a los árboles sin hojas sobre la colina.
¡Y vosotros ríos anochecientes hacia la lejanía!
Profunda angustia
del atroz arrebol crepuscular
en los nubarrones cargados de tormenta.
¡Pueblos agonizantes!
Lívida ola
rompiendo sobre la playa de la noche,
estrellas cadentes.

94
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Primavera del alma


Un grito en el sueño; por negras callejas se precipita el viento,
un guiño azul de primavera a través del ramaje,
purpúreo rocío de la noche y ya palidecen en torno las estrellas.
Verdoso riela el río, plateadas las viejas alamedas
y las torres de la ciudad. Oh dulce embriaguez
en la barca veloz y las oscuras quejas del mirlo
en infantiles jardines. Ya se desvanece el velo rosado.

Jubilosas murmuran las aguas. Oh húmedas sombras de los prados,


furtivo animal; verdeante, florida rama toca
la cristalina frente; balanceándose brilla tenue una barca.
Quedo suena el sol entre rosadas nubes sobre la colina.
Grande es el silencio de los abetos en el bosque, las sombras graves a la
orilla del río.

¡Pureza! ¡Pureza! ¿Dónde están los pavorosos caminos de la muerte,


del tétrico silencio de piedra, las rocas de la noche
y las sombras sin paz? Esplendente abismo del sol.

Hermana, yo te encontré en el claro solitario


del bosque y era mediodía y grande era el silencio del animal;
blancura bajo silvestres encinas, y plateado florecía el espino.
Violento el morir y las llamas que cantan en el pecho.

Oscuras se cierran las aguas sobre los bellos juegos de los peces.
Hora de duelo, silenciosa mirada del sol.
Es el alma cosa extranjera en la tierra. Oscurece
místico azul por encima del bosque golpeado y tañe
largamente una oscura campana en la aldea; compañía apacible.

95
Georg Tralci

Quedo florece el mirto sobre los ojos blancos de los muertos.

Dulcemente resuenan las aguas en la tarde que cae


y oscuro verdea el erial en la orilla, alborozo en el viento rosado;
el tierno canto del hermano en la colina vespertina.

[De Sebastián en sueños, 1915]

96
Guillaume

APOLLINAIRE
TRADUCCIÓN Y PRESENTACIÓN DE RICARDO SILVA-SANTISTEBAN

De todos, Guillaume Apollinaire (1880-1918), en varios sentidos, es el más avanza­


do poeta de los modernos por su peculiar visión cosmopolita del mundo y ese senti­
do de lo nuevo que ya en nuestras sociedades se extinguió pero que, en su obra, vi­
ve, con singular relieve, mágicamente; pero también lo es por su gracia, por su es­
pontaneidad, por su oficio y por el fondo trágico y noble que se advierte en sus poe­
mas que reflejan un mundo que toca a su fin. En el caso de una sociedad que se des­
morona es el poeta primordial, pero la poesía de Apollinaire fue sobre todo indispen­
sable también para convulsionar el ambiente literario que lo rodeaba y provocar la
gran sacudida de la que emergerían, con poéticas coherentes y atrevidas, los distin­
tos movimientos de vanguardia, pues con su poesía supo infundir vida a las teorías
literarias que se agitaban entre sus contemporáneos. Alcools (1913) marca el límite
entre la poesía del pasado y aquella que debía venir en lo futuro. Calligrammes
(1918) afianza la obra de un poeta esencialmente lírico y propone el redescubrimien­
to del tegnopegno, rescatado del helenismo griego y del barroco europeo. Es más,
creo que la suya es la única poesía visual contemporánea que puede realmente go­
zarse, no sólo por sus virtudes plásticas sino también literarias y que jamás se escri­
bió motivada por un acto gratuito. En esta selección que presentamos, hemos prefe­
rido, sobre todo, al Apollinaire lírico en quien la perdurabilidad de la poesía está da­
da por su capacidad para producir ese momento único e irrepetible de la fragilidad
de la sensación que nos otorga su proyección sentimental.

Ricardo Silva-Santisteban

97
Guillaume Apollinaire

Onirocrítica

Las ascuas del cielo estaban tan cerca que yo temía su ardor. Estaban a
punto de quemarme. Pero yo me daba perfecta cuenta de las eternidades dife-
rentes del hombre y de la mujer. Dos animales distintos se acoplaban y los ro-
sales amugronaban pámpanos grávidos de racimos de lunas. De la garganta
del simio salieron llamas que flordelisaron el mundo. Un armiño albeaba en-
tre los mirtos. Le preguntamos la causa del falso invierno. Me tragué rebaños
oscuros. Orkenise apareció en el horizonte. Nos dirigimos hacia esta ciudad
recordando con pena los valles donde los manzanos cantaban, silbaban y ru-
gían. Pero el canto de los campos cultivados era maravilloso:

Por las puertas de Orkenise


quiere entrar un carretero.
Por las puertas de Orkenise
salir quiere un pordiosero.

Y los guardias de la villa


persiguiendo al pordiosero:
"—¿Qué tomaste de la villa?"
"—Dejé el corazón entero".

Y los guardias de la villa


persiguiendo al carretero:
"—¿Qué traes para la villa?"
"—Casar mi corazón quiero".

¡Corazones de Orkenise!
Cómo reían los guardias,
la senda es gris, pordiosero,
el amor gris, carretero.

98
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Bellos guardias de la villa


tejían muy diestramente;
y las puertas de la villa
se cerraron lentamente.

Pero yo me daba perfecta cuenta de las eternidades diferentes del


hombre y de la mujer. El cielo amamantaba sus felinos. Entonces, sobre
mi mano advertí manchas carmesíes. Hacia la mañana, los piratas se lle-
varon nueve navios anclados en el puerto. Los monarcas se alegraron y las
mujeres no querían lamentarse por los muertos. Preferían a los antiguos
reyes, más viriles en el amor que los viejos perros. Un verdugo deseó ser
inmolado en lugar de la víctima. Le abrieron el vientre. Vi cuatro I, cuatro
O, cuatro D. Nos sirvieron carne fresca y después de comerla crecí súbita-
mente. Simios parecidos a sus árboles violaban sepulcros antiguos. Llamé
a una de estos animales sobre el que crecían hojas de laurel. Me trajo una
cabeza hecha de una sola perla. La cogí en mis brazos y la interrogué
luego de amenazarla con arrojarla al mar si no me respondía. Esta perla
era ignorante y el mar la sumergió.

Pero yo me daba perfecta cuenta de las eternidades diferentes del


hombre y de la mujer. Dos animales distintos se amaban. Sin embargo sólo
los reyes no morían de aquella risa y veinte sastres ciegos acudieron con
el objeto de cortar y coser un velo destinado a cubrir el ónix amarillo. Yo
mismo los dirigía a reculones. Hacia el anochecer, los árboles se fueron
volando, los simios permanecieron inmóviles y yo me vi centuplicado. El
grupo que yo era se sentó junto al mar. Grandes navios de oro cruzaban el
horizonte. Y cuando cayó la noche, cien llamas acudieron a mi encuentro.
Procreé cien niños cuyas nodrizas fueron la luna y la colina. Ellos
amaron a los reyes deshuesados que agitaban en los balcones. Llegué a la
ribera de un río, lo cogí con las dos manos y lo blandí. Esta espada apagó
mi sed. Y la fuente que languidecía me advirtió que si detenía al sol lo
vería, en realidad, cuadrado. Centuplicado nadé hacia un archipiélago. Cien

99
Guillaume Apollinaire

marineros me acogieron y conduciéndome a un palacio, me mataron


noventa y nueve veces. En ese momento rompí a reír y bailé mientras ellos
lloraban. Bailé a cuatro patas. Los marineros temían moverse porque tenía
el espantoso aspecto de un león.
A cuatro patas, a cuatro patas.
Mis brazos y mis piernas se semejaban y mis ojos multiplicados me
coronaban atentamente. Luego, me levanté para bailar como las manos y
las hojas.

Usaba guantes. Los habitantes de la isla me llevaron a sus huertos para


que cogiese frutos parecidos a mujeres. Y la isla, a la deriva, fue a colmar
un golfo y en la arena brotaron súbitamente árboles rojos. Un animal blan-
do cubierto de blancas plumas cantaba inefablemente y todo un pueblo lo
admiraba sin descansar. Encontré en el suelo la cabeza hecha de una sola
perla que lloraba. Blandí el río y la muchedumbre se dispersó. Los
ancianos comían apio e, inmortales, no sufrían más que los muertos. Yo
me sentí libre, libre como una flor en su estación. El sol no era más libre
que un fruto maduro. Un rebaño de árboles pacía estrellas invisibles y la
aurora le daba la mano a la tempestad. La influencia de la sombra se sin-
tió entre los mirtos. Todo un pueblo amontonado en un lagar sangraba can-
tando. Hombres brotaron del licor que corría del lagar. Blandían otros ríos
que se entrechocaban con sonido de plata. Las sombras salieron de entre
los mirtos y se fueron a los pequeños jardines que regaba un pulular de
ojos de hombres y de bestias. El hombre más hermoso me cogió por la gar-
ganta, pero logré derribarlo. De rodillas, me mostró los dientes. Los toqué
y salieron sonidos que se convirtieron en serpientes del color de las cas-
tañas y su idioma se llamaba Sainte Fabeau. Desenterraron una raíz trans-
parente y comieron de ella. Era del tamaño de un nabo.

Y mi río en reposo los sumergió sin ahogarlos.


El cielo estaba lleno de heces y cebollas. Yo maldecía los astros
indignos cuya claridad se derramaba sobre la tierra. Ya no aparecía ninguna

100
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

criatura viviente. Pero se elevaban cantos de todas partes. Visité ciudades


vacías y cabanas abandonadas. Recogí las coronas de todos los reyes e
hice con ellas al ministro inmóvil del mundo locuaz. Navios de oro, sin
marineros, cruzaban el horizonte. Inmensas sombras se perfilaban sobre
las velas lejanas. Varios siglos me separaban de aquellas sombras. Me
desesperé. Pero yo me daba perfecta cuenta de las eternidades diferentes
del hombre y de la mujer. Sombras distintas oscurecían con su amor la
púrpura de las velas, mientras que mis ojos se multiplicaban en los ríos, en
las ciudades y sobre la nieve de las montañas.

[Publicado en La Phalange № 20. París, 15 de febrero de 1908]

101
Guillaume Apollinaire

Las sirenas
¿Sé desde dónde viene, Sirenas, vuestro hastío
cuando plañís vosotras, mar adentro, en la noche?
Como tú estoy, mar, grávido de voces intrigantes
y se nombran los años mis navios cantantes.

[De Bestiario o cortejo de Orfeo, 1911]

102
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Zona
Finalmente estás cansado de este mundo antiguo

Pastora oh Torre de Eiffel el rebaño de los puentes bala esta mañana

Estás cansado de vivir en la antigüedad griega y romana

Aquí hasta los automóviles tienen un aire antiguo


Sólo la religión ha permanecido por completo nueva la religión
Continúa siendo sencilla como los hangares de Port-Aviation

Sólo en Europa no eres antiguo oh cristianismo


El europeo más moderno sois vos Papa Pío X
Y tú a quien las ventanas observan la vergüenza te impide
Entrar en una iglesia y confesarte en ella esta mañana
Lees los prospectos los catálogos los carteles que cantan sonorosos
En ellos irradia la poesía esta mañana y para la prosa están los
periódicos
Hay ediciones a 25 centavos repletas de aventuras policiales
Retratos de hombres ilustres y mil títulos diversos

He visto esta mañana una linda calle cuyo nombre olvidé


Nueva y limpia era el clarín del sol
Los directores los obreros y las bellas taquimecanógrafas
Desde el lunes por la mañana hasta el sábado por la noche pasan por allí
cuatro veces al día
Por la mañana tres veces al día gime la sirena
Una campana rabiosa ladra hacia el mediodía
Las inscripciones de los letreros y de las paredes
Las placas los avisos gritan como loros
Me encanta la gracia de esta calle industrial

103
Guillaume Apollinaire

Situada en París entre la calle Aumont-Thiéville y la avenida des Temes

He aquí la joven calle y tú no eres sino un niñito


Tu madre no te viste sino de azul y blanco
Eres muy piadoso y con el más antiguo de tus compañeros Rene Dalize
Nada te gusta tanto como las pompas de la Iglesia
Son las nueve la luz del gas palidece todo azul salís del dormitorio
común a escondidas
Rezáis toda la noche en la capilla del colegio
Mientras que la eterna y adorable profundidad amatista
Gira para siempre la ardiente gloria de Cristo
Es el bello lirio que todos nosotros cultivamos
Es la antorcha pelirroja que no apaga el viento
Es el hijo pálido y bermejo de la madre dolorosa
Es el árbol siempre frondoso de todas las plegarias
Es la doble potencia del honor y de la eternidad
Es la estrella de seis puntas
Es dios que muere el viernes y resucita el domingo
Es el Cristo que asciende al cielo mejor que los aviadores
Y posee el récord mundial de altura

Pupila Cristo del ojo


Vigésima pupila de los siglos sabe desenvolverse
Y transformado en pájaro este siglo asciende como Jesús por el aire
Los diablos en los abismos alzan la cabeza para verlo
Dicen que imita a Simón el Mago en Judea
Gritan que si sabe volar se le llame volador
Los ángeles revolotean en derredor del lindo volatinero
Icaro Enoc Elias Apolonio de Tiana
Flotan en tomo del primer aeroplano
Se apartan a veces para dejar pasar a quienes transportan la Santa Eucaristía
Esos sacerdotes que ascienden eternamente alzando la hostia
El avión se posa por fin sin plegar las alas

104
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

El cielo se colma entonces de millones de golondrinas


A todo vuelo vienen los cuervos los halcones los buhos
De África llegan los ibis los flamencos los marabúes
El pájaro Roe celebrado por los cuentistas y los poetas
Se cierne llevando entre sus garras el cráneo de Adán la primera cabeza
El águila se precipita desde el horizonte lanzando un gran grito
Y de América viene el pequeño colibrí
De China llegaron los pihis largos y flexibles
Que solo poseen un ala y por eso vuelan en parejas
Luego aparece la paloma espíritu inmaculado
Que escoltan el ave-lira y el pavo real ocelado
El fénix esa hoguera que se engendra a sí misma
Vela por un instante todo con su ardiente ceniza
Las sirenas abandonan los peligrosos estrechos
Llegan las tres cantando hermosamente
Y todos águila fénix y pihis de la China
Fraternizan con la máquina voladora

Ahora caminas por París completamente solo entre la multitud


Rebaños de autobuses mugen y pasan junto a ti
La angustia del amor te aprieta la garganta
Como si nunca más debieras ser amado
Si vivieses en Jos antiguos tiempos entrarías a un monasterio
Siempre tienes vergüenza al sorprenderte elevar una oración
Te burlas de ti y tu risa crepita como el fuego del Infierno
Las chispas de tu risa doran el fondo de tu vida
Es como un cuadro colgado en un museo sombrío
Y a veces vas a mirarlo de cerca

Hoy caminas por París las mujeres están ensangrentadas


Era y no quisiera recordarlo era el declinar de la belleza

Rodeada de llamas fervientes Notre Dame me ha mirado en Chartres

105
Guillaume Apollinaire

La sangre de vuestro Sacré-Cœur me ha inundado en Montmartre


Estoy enfermo de escuchar las palabras bienaventuradas
El amor que padezco es una enfermedad vergonzosa
Y la imagen que te posee te hace sobrevivir en el insomnio
y en la angustia
Siempre está junto a ti esta imagen que pasa

Ahora estás a orillas del Mediterráneo


Bajo los limoneros que florecen todo el año
Te paseas en barca con tus amigos
Uno es de Niza otro de Menton y dos de Turbie
Miramos con pavor los pulpos de las profundidades
Y entre las algas nadan los peces imágenes del Salvador

Estás en el jardín de una posada en los alrededores de Praga


Te sientes tan feliz hay una rosa en la mesa
Y observas en vez de escribir tu cuento en prosa
La cetonia que duerme en el corazón de la rosa

Con pavor te ves dibujado en las ágatas de San Vito


Estabas triste hasta la muerte el día en que allí te viste
Te pareces a Lázaro enloquecido por la luz
Las manecillas del reloj del barrio judío avanzan al revés
Y también retrocedes en tu vida lentamente
Cuando subes al Hradschin y por la noche y escuchas
En las tabernas cantar canciones checas

Te encuentras en Marsella en medio de las sandías

Te encuentras en Coblenza en el hotel del Gigante

Te encuentras en Roma sentado bajo un níspero del Japón

106
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Te encuentras en Amsterdam con una muchacha que te parece


hermosa y es fea
Ella debe casarse con un estudiante de Leyden
Donde alquilan cuartos en latín Cubicula locanda
Me acuerdo haber pasado allí tres días y otros tantos en Gouda

Estás en París ante el juzgado de instrucción


Te detienen como si fueras un criminal

Has hecho viajes alegres y penosos


Antes de darte cuenta de la mentira y de la edad
Has sufrido por amor a los veinte y a los treinta
He vivido como un loco y he perdido mi tiempo
Ya no te atreves a mirarte las manos y a cada momento quisiera sollozar
Por ti por la que amo sobre todo lo que te espantó

Miras con los ojos llenos de lágrimas a esos pobres emigrantes


Creen en Dios las mujeres rezan amamantando a sus hijos
Llenan con su olor el vestíbulo de la estación Saint Lazare
Tienen fe en su estrella como los Reyes Magos
Esperan ganar dinero en Argentina
Y regresar a su país después de haber hecho fortuna
Una familia transporta un edredón rojo como vosotros el corazón
Ese edredón y nuestros sueños son también irreales
Algunos de esos emigrantes se quedan aquí y se alojan
En tugurios de la Rue des Rosiers o de la Rue des Écouffes
Los he visto a menudo de noche salir a tomar aire en la calle
Y rara vez se mueven como piezas de ajedrez
Sobre todo hay judíos sus mujeres llevan pelucas
Se quedan sentadas exangües al fondo de las tiendas

Estás de pie frente al mostrador de un bar de mala muerte


Tomas un café de dos céntimos entre los desdichados

107
Guillaume Apollinaire

En la noche estás en un gran restaurante

Esas mujeres no son malas sin embargo tienen problemas


Todas incluso la más fea ha hecho sufrir a su amante

Es la hija de un guardia municipal de Jersey

Sus manos que no había visto están duras y agrietadas

Tengo una gran lástima por los costurones de su vientre

Ahora humillo mi boca a una pobre prostituta de horrible

Estás solo va a llegar la mañana


Los lecheros hacen tintinear sus cilindros en las calles

La noche se aleja como una bella mestiza


Es Ferdine la falsa o Lea la atenta

Y bebes este alcohol quemante como tu vida


Tu vida que bebes como un aguardiente

Caminas hacia Auteuil quieres ir a pie a tu casa


Dormir entre tus fetiches de Oceanía y de Guinea
Son Cristos de otra forma y de otra creencia
Son los Cristos inferiores de las oscuras esperanzas

Adiós Adiós

Sol cuello cortado

108
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

El puente Mirabeau
Bajo el puente Mirabeau corre el Sena
Y nuestros amores
Es que debo recordarlo
Siempre venía el gozo tras la pena

Viene la noche da la hora


Se van los días yo me quedo

Las manos en las manos rostro a rostro


Mientras que bajo
El puente de nuestros brazos pasa
De su eterno mirar la ola tan lasa

Viene la noche da la hora


Se van los días yo me quedo

Se va el amor como esta agua fluyente


El amor se va
Oh es la vida tan lenta
Y la Esperanza cuan violenta

Viene la noche da la hora


Se van los días yo me quedo

Pasan los días pasan las semanas


Ni el tiempo pasado
Ni los amores regresan
Bajo el puente Mirabeau corre el Sena

Viene la noche da la hora


Se van los días yo me quedo

109
Guillaume Apollinaire

Los cólquicos
El prado es venenoso pero lindo en otoño
Paciendo en él las vacas
Se envenenan lentamente
Allí florece el cólquico color de ojera y de lila
Tus ojos son como esa flor
Como su ojera violáceos y como este otoño
Y por tus ojos mi vida se envenena lentamente

Con bullicio llegan los niños de la escuela


Vestidos con guardapolvos y tocando la armónica
Arrancan los cólquicos que son como madres
Hijas de sus hijas y del color de tus párpados
Que se mueven como las flores bajo el viento demente

El guardián del rebaño canta muy dulcemente


Mientras que lentas y mugiendo las vacas abandonan
Para siempre este gran prado por el otoño marchito

Chantre
Y el único cordel de las trompetas marinas

110
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

El adiós
Cogí esta hojita de brezo
El otoño ha muerto recuérdalo
No nos veremos ya sobre la tierra
Olor del tiempo hojita de brezo
Y recuerda que te espero

La puerta
La puerta del hotel sonríe horriblemente
Tú crees oh mamá que puede a mí importarme
El ser este empleado para quien nada existe
Parejas que discurren en profunda agua triste
Frescos peces recién llegados a Marsella
Oigo morir dos veces cierto canto lejano
Humilde como soy yo sé que nada valgo

Hijo mío te he dado cuanto tuve trabaja

111
Apollinaire

Signo
Soy obediente al Jefe del Signo del Otoño
Por eso amo los frutos y detesto las flores
Deploro cada uno de los besos que doy
Como un nogal vareado dice al viento sus penas

Eterno otoño mío oh mi estación mental


Manos de las amantes de ayer cubren tu suelo
Una esposa me sigue es mi sombra fatal
Palomas al ocaso toman su último vuelo

Claro de luna
Luna meliflua en labios de dementes
Esta noche cuan ávidos vergeles y poblados
Los astros se parecen muy bien a las abejas
De esa miel luminosa que exudan los parrales
Dulcísima aquí ved de los cielos cayendo
Cada rayo de luna es un rayo de miel
Pues que oculto concibo la aventura dulcísima
Temo el dardo de fuego de aquella abeja Arturo
Que puso entre mis manos sus rayos engañosos
Y robó miel de luna a la rosa de los vientos
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Cuernos de caza
Nuestra historia es noble y trágica
Como la máscara de un tirano
Ningún drama arriesgado o mágico
Ningún detalle indiferente
Vuelve patético nuestro amor

Y Thomas de Quincey tomando


Opio veneno dulce y casto
En su pobre Arme iba soñando
Pasemos pasemos pues que todo pasa
Yo volveré a menudo

Los recuerdos son cuernos de caza


Cuyo ruido muere entre el viento

[De Alcoholes, 1913]

113
Guillaume Apollinaire

Paisaje

ES
TA
LA
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MANSIÓN ESTE
ARBOLITO

Donde N A C E N
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Y LAS DIVINIDADES RE
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114
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Hacia el sur
Cénit
Esos pesares
Y jardines sin límite
Donde el sapo modula su tierno grito azul
La cierva del silencio pasa rauda y perdida
Un ruiseñor herido por amor canta sobre
El rosal de tu cuerpo cuyas rosas cogí
Nuestros dos corazones cuelgan de aquel granado
Y las flores de granada se abren a nuestra vista
Cayendo una tras otra han cubierto el sendero

La partida
Estaban pálidos sus rostros
Y sus sollozos quebrados

Como la nieve de pétalos puros


O bien tus manos sobre mis besos
Caen las hojas otoñales

115
Guillaume Apollinaire

Maravillas de la guerra
Cuan bellos los cohetes que iluminan la noche
Ascienden hasta su propia cima y se inclinan para mirar
Son damas que danzan y sus miradas son ojos brazos corazones

He reconocido tu sonrisa y tu vivacidad

Es también la apoteosis cotidiana de todas mis Berenices cuyas


cabelleras se han vuelto cometas
Esas áureas bailarinas pertenecen a todos los tiempos y a todas las razas
Dan a luz súbitamente hijos que sólo tienen tiempo de morir

Cuan bellos todos estos cohetes


Pero sería más bello aún si hubiese más
Si existiesen millones que tuvieran un sentido total y relativo como las
letras de un libro

Sin embargo es tan bello como si la vida brotara de los moribundos

Pero sería más bello aún si hubiese más


Sin embargo los miro como una belleza que se ofrece y a la vez se
desvanece
Me parece asistir a un gran festín iluminado a giorno
Es un banquete que la tierra se ofrecea sí misma
Tiene hambre y abre sus anchas fauces pálidas
La tierra tiene hambre y este es su festín de Baltasar caníbal
Quién hubiera dicho que se puede ser antropófago hasta ese punto
Y que fuera preciso tanto fuego para asar el cuerpo humano
Por eso el aire tiene un leve sabor empireumático que por cierto no es
desagradable

116
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Pero el festín sería más bello aún si el cielo comiese en él junto a la


tierra
El cielo se traga sólo las almas
Lo cual es un modo de no alimentarse
Y se contenta con hacer juegos de manos con fuegos multicolores
Pero yo he discurrido en la dulzura de esta guerra con toda mi compañía
a lo largos de los intestinos subterráneos
Algunos gritos de llama sin cesar anuncian mi presencia
He cavado el cauce donde discurro ramificándome en mil pequeños ríos
Me encuentro en la trinchera de la primera línea y sin embargo me
encuentro en todas partes o mejor dicho comienzo a estarlo
Soy yo quien comienza esta coda de los siglos por venir
Y será más largo de realizar que la fábula de Icaro volando

Lego al porvenir la historia de Guillaume Apollinaire


Que fue a la guerra y supo estar en todas partes
En las dichosas ciudades de la retaguardia
En todo el resto del universo
En los que mueren pataleando en la alambrada
En las mujeres en los cañones en los caballos
En el cénit en el nadir en los cuatro puntos cardinales
Y en el ardor único de esta víspera de armas

Y sería sin duda mucho más bello


Si pudiese suponer que todas estas cosas en las cuales me encuentro en
todas partes
Pudiesen ocuparme a mí también
Pero en este sentido nada se ha hecho
Porque si yo me encuentro ahora en todas partes tan sólo yo me
encuentro en mí mismo

117
Guillaume Apollinaire

Jefe de sección
Mi boca tendrá ardores de averno
Mi boca te será un infierno de dulzura y de seducción
Los ángeles de mi boca tronarán en tu corazón
Los soldados de mi boca te tomarán por asalto
Los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza
Tu alma se agitará como una región durante un terremoto
Tus ojos estarán grávidos de todo el amor acumulado en las miradas de
la humanidad desde que esta existe
Mi boca será un ejército contra ti un ejército colmado de desatinos
Variado como un hechicero que sabe cambiar sus metamorfosis
La orquesta y los coros de mi boca te dirán amor mío
Ella te lo murmura de lejos
Mientras con los ojos fijos en el reloj espero el minuto prescrito
para el asalto

118
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Tristeza de una estrella


Una bella Minerva hija es de mi cabeza
Una estrella de sangre me corona por siempre
La razón brilla al fondo y el cielo está en el casco
De la testa con que antes oh Diosa tú te armabas

No ha sido por eso el peor de mis males


Este casi mortal agujero estrellado
Mas la oculta desdicha que nutre mi delirio
La más grande que un alma jamás haya celado

Y así llevo conmigo esta ardiente tortura


Tal como la luciérnaga lleva el cuerpo encendido
Y en su pecho el soldado palpitando a la Francia
Y en la entraña del lirio el polen perfumado

119
Guillaume Apollloalre

La linda pelirroja
Heme aquí ante todos un hombre de buen sentido
Que conoce de la vida y de la muerte lo que un ser viviente
puede conocer
Que ha probado las penas y los goces del amor
Que ha sabido imponer algunas veces sus ideas
Conocedor de varios idiomas
Y ha viajado lo suficiente
Que ha visto la guerra en la Artillería y en la Infantería
Herido en la cabeza trepanado bajo el cloroformo
Que ha perdido a sus mejores amigos en la espantosa lucha
Sé de lo antiguo y de lo nuevo cuanto un hombre solo podría
saber de ambos
Y sin inquietarme hoy en día por esta guerra
Entre nosotros y para nosotros amigos míos
Juzgo esta larga disputa entre la tradición y la invención
Entre el Orden y la Aventura

Vosotros cuya boca fue hecha a imagen de la de Dios


Boca que es el orden mismo
Sed indulgentes cuando nos comparéis
Con los que fueron la perfección del orden
A nosotros que sobre todo buscamos donde fuere la aventura

No somos vuestros enemigos


Queremos daros vastos y extraños dominios
Donde el misterio en flor se ofrece a quien quiere cogerlo
Hay allí nuevos fuegos de colores nunca vistos
Mil imponderables fantasmas
A los que es preciso dar realidad

120
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Queremos explorar la bondad comarca enorme donde todo calla


Existe también el tiempo que podemos expulsar o hacer que regrese
Piedad para nosotros los que siempre combatimos en las fronteras
De lo ilimitado y lo porvenir
Piedad para nuestros errores piedad por nuestros pecados

He aquí que llega el estío de la estación violenta


Y mi juventud ha muerto al igual que la primavera
Oh Sol es el tiempo de la Razón ardiente
Y espero
Para seguirla siempre la forma noble y dulce
Que ella toma con el fin que sólo yo la ame
Ella viene y me atrae como el imán al hierro
Tiene el encantador aspecto
De una adorable pelirroja

Sus cabellos se diría que son de oro


Un bello relámpago que dura
O estas llamas que se pavonean
En las rosas-té que se marchitan

Pero burlaos burlaos de mí


Hombres de todas partes sobre todo los que aquí
Pues que hay tantas cosas que no me atrevo a deciros
Tantas cosas que no me dejaríais decir
Tened piedad de mí

[De Caligramas, 1918]

121
Edith

SÓDERGRAN
TRADUCCIÓN DEL SUECO Y PRESENTACIÓN DE JAVIER SOLOGUREN

Descendiente de una familia sueca de Osterbotten (Finlandia), Edith Sódergran, la


poeta más original del lirismo finlandés en lengua sueca, nació en San Petersbur-
go, en 1892, y murió en Raivola, un pequeño pueblo de la Carelia finesa, el 23 de
junio, la víspera de San Juan, de 1923. Llegó a contar, pues, tan sólo treintaiún
años; la mitad de este lapso la vivió atenazada por la enfermedad. Pocos aconteci-
mientos se destacan en su dolorosa y monótona existencia: un viaje a Suiza, en
compañía de su madre, para internarse en un sanatorio; otros que le permitieron
conocer algunos países; un corto tiempo de estudios en un liceo de Helsinki. Pese
a la precariedad de sus recursos materiales, el último decenio de su vida transcu-
rrió tranquilamente en Raivola.

Su vida, su verdadera vida, se decidió en el ámbito profundo de su sensibilidad y


en la triunfal perspectiva de sus sueños y anhelos. De esas fuentes procedieron su
poemas, publicados en cinco breves libros (Poemas, 1916; La lira de septiembre,
1918; El altar de rosas, 1919; Sombra del porvenir, 1920; El país que no es, apa-
recido postumamente en 1925) y recogidos en un solo volumen en 1940, en Hel-
sinki, bajo el título de Poemas de Edith Sódergran. Las Cartas de Edith (Estocol-
mo, 1955) constituyen la colección completa de las que la poeta dirigió, entre 1919
y 1923, a su entrañable amiga y confidente Hagar Olsson, escritora y crítica nota-
ble, sensible a las nuevas formas expresivas y perspicaz comentarista de la obra
poética y epistolar de Edith Sódergran.

Ya en sus iniciales Poemas se advierten las constantes de su creación: raigal páni-


co de la vida; exaltada comunión con la naturaleza; honda preocupación por los

123
Edith Sódergran

misterios de la existencia y la muerte; certidumbre del poder inagotable del amor


y la belleza; verbo inspirado, novedoso y libre. Son estas últimas notas las que si­
túan cimeramente su obra desde el plano significante y las que le aseguraron influ­
yente rol en la poesía joven de Finlandia. En una nota preliminar a su colección
manuscrita La lira de septiembre, había escrito: "Nadie puede negar que lo que es­
cribo es poesía, pero no quiero sostener que es verso. He tratado de llevar ciertos
obstinados poemas a un ritmo y así he descubierto que únicamente bajo completa
libertad, es decir a expensas del ritmo, tengo el poder de la palabra y de la imagen.
Mis poemas deben verse como descuidados bocetos. En cuanto al contenido, dejo
a mi instinto construir lo que mi intelecto contempla en tranquila expectativa. Mi
confianza en mí misma se basa en que he descubierto mis dimensiones. No me
conviene menospreciarme". Con estas sencillas y claras palabras, Edith Sódergran
llegaba a la médula misma de la mejor concepción del poema contemporáneo
aventurado en la libertad, corriendo siempre el riesgo del fracaso en su busca de
certezas, de las verídicas facciones del rostro inaprehensible de la realidad. Aqui­
lató el valor de la palabra y la imagen haciéndose, al margen de las restricciones
normalizadoras, espíritu y mensaje. Entre sus lecturas juveniles se hallaba Nietzs-
che; supo así, por éste y por su propia y penosa experiencia, que la sangre es espí­
ritu cuando se escribe con ella. Su instinto, es decir, su pobre sangre fatigada, pe­
ro combatiente, tenaz y lúcida, le hizo accesible la palabra poética, lejos, bien le­
jos de la tinta.

Edith Sódergran ha sentido y vivido, uno a uno, los pasos de su muerte, la in­
juria cruel de la enfermedad que la fue minando. Su relación más estable y du­
radera ha sido, no nos es difícil imaginarlo, con su propio cuerpo yacente, su
escenario, el paisaje inmediato a sus ojos, donde vieron estos el desmedro. Así,
en el curso de este desvelo, el cuerpo se le ofrecía en su misterio, en su ardien­
te fragilidad:

El día entero estoy acostada en espera de la noche,


la noche entera estoy acostada en espera del día,
estoy acostada en mi lecho de enferma en el jardín del paraíso.
Sé que no sanaré,

124
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

nostalgia y languidez no sanan jamás.


Tengo fiebre como una planta de los pantanos,
rezumo sudor dulce como una hoja húmeda.
("Días enfermos")

Al compás de las fluctuaciones de su estado morboso, su poesía oscila pendular-


mente entre el desaliento y la esperanza, pero también alcanza resignada sereni-
dad. Hagar Olsson destaca el increíble coraje, moral y físico, demostrado por
Edith Sódergran al enfrentarse a la vida, la enfermedad y la muerte.

En La lira de septiembre y sus siguientes libros, va a encenderse el canto de la


vida liberada, vencedora del sufrimiento y de la muerte. En esos poemas flamea
el poder profético y visionario de Edith Sódergran. Ella, que se ha purificado en
el dolor, a su vez sueña con liberar al mundo y purificarlo. Percibe la magnitud
de los cambios profundos que la guerra del 14 iba a producir, la dimensión ecu-
ménica del conflicto, a diferencia de la impresión que se tenía en Escandínavia
en el sentido de que éste era pasajero y, una vez cesado, las cosas volverían a su
antiguo y habitual orden. Así en el poema "La tormenta":

Ahora la tierra vuelve a cubrirse de negro. Es la tormenta,


que se levanta desde los abismos nocturnos...

El paisaje de Raivola, bosque de alerces y lago, se halla presente, como lo han se-
ñalado Gunnar Ekelóf, uno de los más grandes poetas suecos de la generación del
40, y Hagar Olsson, en los poemas de Edith Sódergran. Arboles, pájaros ribereños,
última flor del otoño, todo enjambra en ellos con melancólico gozo. En los ele-
mentos naturales encuentra no sólo sus símbolos y emblemas, sino los incentivos
para poder seguir viviendo. Cuántas veces, en sus momentos de convalecencia, en
sus parciales recuperaciones, habrán sido los hallazgos bienhechores, para sus ojos
deslumhrados: el sol vuelto a sentir en sus espaldas, la luz nuevamente encendida
en las flores, el agua otra vez cantando. Edith los contemplaría como desde la otra
orilla, sabiéndose más que nadie viadora de la muerte.

125
Edith SSdergran

De todo nuestro mundo soleado


no deseo sino un banco de jardín
donde un gato tome sol...
Allí estaré sentada
con una carta contra mi pecho,
una sola carta pequeña.
He aquí cómo es mí sueño...

Añoranza, anhelo, nostalgia, por sobre la inteligencia de sus poemas, reverberan-


do en ellos su poso de impregnante pena. Pero contra todo abandono, contra todo
desmayo, Edith Sódergran opuso la indoblegable fuerza de su voluntad puesta al
servicio de su perfección moral y de su mensaje poético. Verso a verso, imagen tras
imagen, se fue creando a sí misma con un poderoso e interno dinamismo compen-
satorio de su inevitable daño corporal. Del trato con su poesía nos queda algo así
como la imagen de esa viva llama que brota de la materia en trance de aniquila-
miento. Lumbre que fue algo más que hermosos resplandores. Revelación de su
verdad humana y personal: "Mis poemas son para mí el camino hacia mí misma".

Edith Sódergran fue el impulso más decisivo en la avanzada del modernismo en el


período posterior a 1914, tal como se le ha reconocido con plena justicia. Y esto
se debió, creemos, a algo que suele olvidarse a menudo y que Hagar Olsson (una
vez más, necesariamente citada) lo ha señalado en forma lapidaria: "Ella tenía la
inspiración fuerte y básica, más segura que el gusto más exigente y la mente más
crítica".

Javier Sologuren

126
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

He visto un árbol...
He visto un árbol que era más grande que todos los demás
cubierto de inaccesibles conos;
he visto una gran iglesia con las puertas abiertas,
todos los que de allí salían estaban pálidos y fuertes
y prontos a morir;
he visto a una mujer que pintada y sonriente tiraba dados
sobre su felicidad
y la vi perder.
Alrededor de estas cosas se hallaba trazado un círculo
infranqueable.

127
Edlth SSdergran

Se acaba el día...
i
Se acaba el día y desciende la frescura...
Bebe el calor de mi mano,
mi mano tiene la misma sangre que la primavera.
Toma mi mano, toma mi brazo blanco,
toma el deseo de mis frágiles hombros...
Sería tan maravilloso, tan extraño sentir,
una sola noche, una noche como esta,
el peso de tu cabeza contra mi pecho.

II
Arrojaste la rosa roja de tu amor
en mi blanco seno;
aprieto en mis ardientes manos
la rosa roja de tu amor, la rosa que pronto se marchita...
¡Oh soberano de fríos ojos!
acepto la corona que me tiendes,
es tan pesada que la cabeza se me inclina sobre el corazón...

m
Hoy he visto a mi dueño por vez primera;
temblorosa, en seguida lo he reconocido.
Ahora ya siento su pesada mano sobre mi brazo ligero...
¿Dónde está mi risa clara de doncella,
mi libertad de mujer de erguida cabeza?

128
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Ahora ya siento la presión de sus brazos


en tomo de mi cuerpo estremecido,
y oigo el duro sonido de la realidad
contra mis sueños rosas, rosas...

IV
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás desencantado.

129
Edfth Sódergran

Un deseo
De todo nuestro mundo soleado
no deseo sino un banco de jardín
donde un gato toma sol...
Allí estaría sentada
con una carta contra mi pecho,
una sola carta pequeña.
He aquí cómo es mi sueño...

Yo soy extranjera en este país,


muy lejos en el fondo bajo el peso del mar
penetra el sol en espirales
y el aire corre entre mis manos.
Se me dijo que he nacido en cautiverio,
no hay un solo rostro aquí que yo conozca.
¿Era una piedra tirada al fondo del agua?
¿Era un fruto excesivamente pesado para su rama?
Soy quien acecha al pie del árbol donde sopla el viento.
¿Cómo voy a trepar en estos troncos tan resbaladizos?
Allá arriba se encuentran las cimas vacilantes,
allá quiero estar y buscar con la mirada
el humo de las chimeneas de mi patria.

130
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

1
Vierge moderne
Yo no soy una mujer. Soy un neutro.
Soy un niño, un paje y una osada decisión.
Soy una raya riente de un sol escarlata...
Soy una red para todos los voraces peces,
soy un brindis en honor de todas la mujeres,
soy un paso hacia el azar y la ruina,
soy un salto en la libertad y el yo...
Soy el murmullo de la sangre en el oído del hombre,
soy un estremecimiento del alma, el deseo y el rechazo
de la carne,
soy la enseña de nuevos paraísos.
Soy una llama, inquieta e intrépida,
soy un agua, profunda pero audaz hasta las rodillas,
soy agua y fuego en leal unión libre...

1 En francés en el texto original. (Nota del Traductor)

131
Edlth Sodergran

A los cuatro vientos


Ningún pájaro viene a perderse en mi retiro oculto,
ninguna golondrina negra que traiga deseo,
ninguna blanca gaviota que anuncie tempestad...
A la sombra de los peñascos mi alma salvaje monta guardia,
pronta a huir al menor crujido, al primer paso que se acerque...
Silencioso y azuleante mi universo, mi universo afortunado...
Tengo una puerta a los cuatro vientos.
Tengo una puerta de oro al este —apta para el amor que no viene
nunca,
tengo una puerta para el día y otra para la melancolía,
tengo una puerta para la muerte— siempre está abierta.

132
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Nuestras hermanas en trajes multicolores


Nuestras hermanas en trajes multicolores,
nuestras hermanas cantan a la orilla del agua,
nuestras hermanas, sentadas sobre piedras, esperan,
tienen el agua y el aire en sus cestos
y los llaman flores.
Pero yo aprieto una cruz entre mis brazos, y lloro.
Hubo un tiempo en que yo era tan suave como una joven hoja
verde
suspendida muy alto en el aire azul,
entonces dos espadas se cruzaban en mi pecho
y el vencedor me llevó a sus labios.
Su rudeza era tan tierna que no me quebré,
me puso una estrella fulgurante en la frente
y me dejó temblorosa de sollozos
en una isla llamada invierno.

133
Edith Sodergran

La última flor de otoño


Soy la última flor del otoño.
Fui mecida en la cuna del verano,
me pusieron de centinela contra el viento del norte,
llamas rojas se encendieron
en mi blanca mejilla.

Soy la última flor del otoño.


Soy la simiente más joven de la primavera muerta,
es tan fácil morir la última;
he visto el lago tan feérico y azul,
he sentido latir el corazón del verano muerto,
mi cáliz no contiene otro grano que el de la muerte.
Soy la última flor del otoño.
He visto los profundos mundos estelares del otoño,
he contemplado la luz de cálidos hogares lejanos,
es tan fácil seguir por la misma ruta,
cerraré las puertas de la muerte.
Soy la última flor del otoño.

134
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Otoño
Los árboles desnudos están en tomo de tu casa
y dejan pasar cielo y aire sin fin,
los árboles desnudos descienden a la orilla
y se reflejan en el agua.
Un niño juega aún en el humo gris del otoño
y una niña va con flores en la mano
y en el horizonte vuelan pájaros plateados.

Las estrellas
Cuando la noche llega,
estoy en la escalera y escucho;
en el jardín las estrellas enjambran
y yo me hallo en la oscuridad.
¡Escucha, una estrella cayó resonando!
No vayas con los pies desnudos por la yerba:
mi jardín está lleno de fragmentos de estrellas.

135
Edfth Sódergran

Palabras
Cálidas palabras, hermosas palabras, profundas palabras...
Son como el perfume de una flor en la noche que no se ve.
Detrás de ellas acecha el vacío espacio...
¿Es tal vez el humo ensortijado del cálido hogar del amor?

Primavera nórdica
Todas mis quimeras se han derretido como nieve,
todos mis sueños han corrido como agua,
de todo lo que he querido tan solo me queda
un cielo azul y algunas pálidas estrellas.
El viento se mueve lentamente entre los árboles.
Descansa el vacío. El agua está callada.
El viejo abeto se halla despierto y piensa
en la blanca nube que en sueños besaba.

136
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

La vida
Yo, mi propia prisionera, he aquí lo que digo:
la vida no es la primavera vestida de terciopelo verde claro,
ni una caricia, raramente recibida,
la vida no es una decisión de partir,
ni dos brazos blancos que nos retienen.
La vida es el círculo estrecho que nos tiene prisioneros,
el círculo invisible que no franquearemos jamás,
la vida es la felicidad próxima que nos huye,
y mil pasos que no nos decidimos a dar.
La vida es despreciarse a sí mismo
y estar inmóvil en el fondo de un pozo
y saber que el sol brilla allá arriba
y que pájaros de oro atraviesan el cielo
y que los días vuelvan rápidos como flechas.
La vida es hacer un breve gesto de adiós, volver a casa y dormir...
La vida es ser un extraño para uno mismo
y una nueva máscara para todos los que vienen.
La vida es maltratar su propia felicidad
y rechazar el instante único,
la vida es creerse débil y no atreverse.

[De Poemas, 1916]

137
Edith SSdargran

Días enfermos
Mi corazón está acurrucado en una angosta grieta,
mi corazón está muy lejos
en una isla lejana.
Pájaros blancos pasan y vuelven a pasar
y llevan el mensaje de que mi corazón vive.
Yo sé cómo él vive
de carbón y de arena
sobre las piedras cortantes.

El día entero estoy acostada en espera de la noche,


la noche entera estoy acostada en espera del día,
estoy acostada en mi lecho de enferma en el jardín del paraíso.
Sé que no sanaré,
nostalgia y languidez no sanan jamás.
Tengo fiebre como una planta de los pantanos,
rezumo sudor dulce como una hoja húmeda.

En el fondo de mi jardín hay un soñoliento lago.


Yo que amo la tierra
no conozco nada mejor que el agua.
En el agua se hunden todos mis pensamientos
que nadie ha visto,
pensamientos que no me atrevo a mostrar a nadie.
¡El agua está llena de secretos!

[De "Primeros poemas" de El país que no es, 1925]

138
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

¿Qué hay mañana?


¿Qué hay mañana? Tal vez tú no.
Tal vez otros brazos y un nuevo contacto y un dolor semejante...
Te dejaré con una certeza sin igual:
Volveré como una parte de tu propio dolor.
Vendré a ti de otro cielo con una nueva decisión.
Vendré a ti de otra estrella con la mirada igual.
Vendré a ti con mi antiguo anhelo en otros rasgos.
Vendré a ti extraña, mala y fiel
con los pasos de un felino de la patria desértica de tu corazón.
Me combatirás dura e impotentemente
tal como se combate su destino, su felicidad, su estrella.
Sonreiré y arrollaré hilos de seda en uno de mis dedos
y esconderé el pequeño ovillo de tu destino
en los pliegues de mi traje.

[De La lira de septiembre, 1918]

139
Edith Sodergran

La tormenta
Ahora la tierra vuelve a cubrirse de negro. Es la tormenta
que se levanta desde los abismos nocturnos y baila
solitaria su baile espectral sobre la tierra.
Ahora los hombres vuelven a luchar —fantasma contra fantasma.
¿Qué quieren, qué saben? Como ganado
de oscuros rincones son llevados,
de la trailla de los acontecimientos
no se desprenden:
las grandes ideas empujan su presa hacia adelante,
las ideas tienden en vano suplicantes brazos en la tormenta,
él, el que baila, sabe que él solo es dueño en la tierra.
El mundo no es dueño de sí mismo. Uno caerá como
una casa en llamas, como un árbol podrido,
otro quedará libre de manos desconocidas.
Y el sol contempla todo esto, y las estrellas brillan
en noches heladas
y el hombre se desliza solitario
por su camino
hacia la felicidad sin límites.

140
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Llegan los dioses...


No se conocen bien los hombres a sí mismos,
tan desvalidos se creen como aparecen en la vida,
no saben que los dioses viven en su pecho, desconocidos.

Los dioses se ríen. La vida les pertenece.


Conducen el carro con tiro ardiente.
Dentro va una reina tan espléndida
que en susurros la gente menciona su nombre.

Arrodíllense, hombres. Los dioses llegan.


Los dioses se levantan desde sus sienes cargadas de polvo,
los dioses elevan a su altura el mundo entero.

Rosas
El mundo es mío.
Por donde yo vaya
arrojo rosas para todos.
El artista ama cada oreja de mármol
que entiende su palabra.
¿Qué me importan dolor, miseria?
Todo se desploma con estruendo:
yo canto.
Así se eleva el gran himno del dolor de un pecho feliz.

[De El altar de rosas, 1919]

141
Edttti Sodargran

Mi vida, mi muerte y mi destino


No soy sino una voluntad ilimitada,
una voluntad ilimitada, mas ¿para qué, para dónde?
Todo es oscuridad en tomo mío,
ni una brizna de yerba puedo alzar.
Una sola cosa quiere mi voluntad, pero no la conozco.
Al surgir mi voluntad, he de morir:
saludados sean mi vida, mi muerte y mi destino.

[De "Poemas de 1919-1920" de El país que no es, 1925]

Estrellas enemigas
Las estrellas enemigas se elevan.
Eternamente extrañas, eternamente lejanas
tratáis de sonreíros, traicionadas por la fe de los hombres.
Toda estrella tiene una gélida mirada.
Toda estrella es altiva y solitaria en su fuerza
y no cree en el fulgor de las estrellas.
Toda estrella quiere persuadimos de que ella es todo.
Toda estrella es feliz como nadie lo es en el mundo.
Toda estrella quiere incendiar el mundo con su borde llameante.
Toda estrella avanza como un rojo resplandor en la lejanía
para destruir, devorar, quemar, ejercer su poder.

142
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

La red
Tengo la red donde van todos los peces.
La dicha expande el sereno pecho de la pescadora
cuando arrastra el fardo plateado.
Cargo mis hombros con todas las riquezas de la tierra.
Os llevo, os llevo a un estanque de ensueño.
En la orilla hay un pescador con una caña de oro.
En algún sitio hay dioses detrás de los bosques más densos,
nosotros, los niños extraviados, no queremos ir a otra parte sino
allá.
Ir a buscar el sol llameante del porvenir detrás del bosque.

El secreto de Eros
Vivo rojo. Vivo mi sangre.
No he renegado de Eros.
Mis rojos labios arden en tus helados
altares de sacrificio.
Te conozco, Eros,
no eres ni hombre ni mujer.
Eres la fuerza
que, agazapada en el templo,
al levantarse -más indómita que una algarabía,
más violenta que una piedra arrojada-
lanza sobre el mundo
las certeras palabras del mensaje
desde la puerta del templo omnipotente.

143
Edith SSdergran

El cuerpo del fuerte


Yo sé, yo sé que venceré.
Me llamen como quieran, sea quien fuera que me espere,
soy la estrella del futuro.
Me he despertado en un trono antiquísimo;
por debajo de mí, manos maravillosas tienden anchos
velos de seda.
El misterio circula por mis venas.
Misterio, te reconozco, yo el antimístico,
el enemigo del fantasma.
Los misterios no tienen límites precisos,
los misterios no tienen nombre manifiesto,
el misterio surge en el cuerpo del fuerte
al ir a la acción ciego de embriaguez.

[De Sombra del porvenir, 1920]

144
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Los árboles de mi infancia


Los árboles de mi infancia se yerguen altos en la yerba
y sacuden sus cabezas. ¿Qué has hecho de tu vida?
Las ñlas de pilares son como reproches: ¡Indigno, pasas bajo
nosotras!
Eres una niña y debes poder todo,
¿por qué a la enfermedad estás encadenada?
Te has hecho mujer, extraña, odiosa.
Cuando eras pequeña tenías con nosotros largas conversaciones,
tu mirada estaba llena de sabiduría.
Quisiéramos decirte el secreto de tu vida:
la llave de todos los secretos está oculta en la yerba
bajo los frambuesos.
Quisiéramos golpearte la frente, a ti que duermes,
quisiéramos despertarte, muerta, de tu sueño.

145
Edith SSdergran

Retorno
Los árboles de mi infancia, exultando de júbilo,
me rodean
¡oh ser humano!
y la yerba me da la bienvenida del país extranjero.
Apoyo la cabeza en la yerba: al fin, ya de vuelta.
Ahora le doy la espalda a todo
lo que está detrás de mí:
mis únicos compañeros serán el bosque, la playa y el lago.
Ahora bebo sabiduría de la jugosa copa del abeto,
ahora bebo verdad del tronco reseco del abedul,
ahora bebo poder de la yerba más pequeña y más tierna:
un poderoso protector me tiende, piadoso, la mano.

146
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

La luna
Cómo todo lo que está muerto es maravilloso e indecible:
una hoja muerta y un hombre muerto
y el disco de la luna.
Y todas las flores saben un secreto
y el bosque lo guarda,
es el curso de la luna en tomo a nuestra tierra
la vía de la muerte.
Y la luna teje su maravilloso tapiz
amado de las flores,
y la luna teje su feérica red
alrededor de todo lo que vive.
Y la hoz de la luna siega las flores
en las noches de fines de otoño,
y todas las flores aspiran al beso de la luna
en una espera infinita.

147
Edith SSdergran

El país que no es
Anhelo el país que no es,
pues todo lo que es estoy cansada de desearlo.
La luna me habla en plateadas estrofas
del país que no es.
El país donde todo deseo nuestro será maravillosamente saciado,
el país donde caen nuestras cadenas,
el país donde refrescamos nuestra frente herida
en el rocío de la luna.
Mi vida fue una ardiente ilusión.
Pero he hallado una cosa y una cosa he ganado verdaderamente:
el camino del país que no es.
En el país que no es
mi amante pasa con una resplandeciente corona.
¿Quién es mi amante? La noche es sombría
y las estrellas tiemblan en respuesta.
¿Quién es mi amante? ¿Cuál es su nombre?
Los cielos se elevan, más alto, siempre más alto,
y un hijo de hombre se ahoga en brumas infinitas
y no reconoce respuesta.
Pero un hijo de hombre no es otra cosa que una certidumbre.
Y alza sus brazos más arriba que todos los cielos.
Y se oye una respuesta: Yo soy el que amas y que siempre
amarás.

148
CINCO POETAS CONTEMPORÁNEOS

Llegada al Hades
He aquí la ribera de lo etemo,
aquí pasa mugiendo la corriente
y la muerte toca entre las matas
su misma monótona melodía.

Muerte, ¿por qué callaste?


Hemos llegado desde lejos
y tenemos hambre de escuchar,
no hemos tenido jamás una nodriza
que cantara como tú.

La corona que no supo de mi frente


en silencio la pongo a tus pies.
Has de enseñarme un país maravilloso
donde se hallen las altas palmas
y entre las columnatas vayan
las ondas del anhelo.

[De "Últimos poemas" de El país que no es, 1925]

149
CRONOLOGÍA DE WILLIAM BUTLER YEATS

1865 — Nace el 13 de junio en Georgeville, Dublin, Irlanda, hijo de John Butler Yeats
y Susan Pollexfen.
1867 — John Butler Yeats se traslada con su familia a Londres.
1875 — Se matricula en la Godolphin School en Hammersmith.
1880 — El padre de Yeats pierde los ingresos de sus tierras de Kildare como consecuen-
cia de la Guerra de la Tierra por lo que deben retomar a Irlanda.
1883 — Ingresa a la Escuela de Arte de Dublin.
1885 — Publica sus primeros poemas y un artículo sobre budismo.
1887 — La familia regresa a Londres. Yeats se une a la sección esotérica de una enti-
dad teosófica que dirigía Madame Blavatsky.
1889 — Se enamora de Maud Gonne. Publica Las andanzas de Oisín y otros poemas
(The Wanderings of Oisin and Other Poems).
1890 — Se inicia en la orden hermética del Alba Dorada (The Golden Dawn).
1891 — Le propone matrimonio a Maud Gonne. Ella viaja a Francia.
1892 — Publica La condesa Catalina y varias leyendas y poesías líricas (The Countess
Kathleen and Various Legends and Lyrics).
1894 — Visita París donde le propone nuevamente matrimonio a Maud Gonne. Se es-
trena El país de nuestros anhelos (The Land of Heart's Desire).
1897 — Publica La rosa secreta (The secret Rose). Escribe la novela El pájaro motea-
do (The Speckled Bird) que se publicó recién en 1974.
1899 — Publica El viento entre las cañas (The Wind Among the Reeds). En París vuel-
ve a proponerle matrimonio a Maud Gonne.
1900 — En Londres otra vez le propone matrimonio a Maud Gonne. Publica la primera
versión de Aguas tenebrosas (The Shadowy Waters).
1902 — Preside la Sociedad Dramática Nacional Irlandesa. Su drama Catalina de Hou-
lihan (Cathleen ni Houlihan) se representa en Dublin con Maud Gonne en el rol
principal.
1903 — Maud Gonne se casa con John MacBride.
1904 — Inauguración del Teatro de la Abadía (Abbey Theatre) con Yeats como gerente-
productor.

150
1906 — Publica una segunda versión, muy corregida, de Aguas tenebrosas.
1910 — Publica El yelmo verde y otros poemas (The Green Helmet and Olher Poems).
1912 — Conoce a Ezra Pound.
1914 — Publica Responsabilidades: poemas y un drama (Responsabilices: Poems and
a Play).
1917 — Desposa el 21 de octubre a Georgie Hyde-Leesel, médium que lo ayudaría a es-
cribir posteriormente su extraño libro Visión. Publica Los cisnes salvajes de
Coole (The Wild Swans at Coole).
1919 — En febrero nace su hija Anne.
1921 — En agosto nace su hijo Michael. Publica Michael Robarles y la bailarina (Mi-
chael Robarles and the Dancer).
1922 — Es nombrado senador del nuevo Estado Libre Irlandés.
1923 — Le conceden el Premio Nobel por su obra poética.
1924 — Publica sus Ensayos (Essays). Sufre de presión alta.
1926 — Publica Visión (A Vision).
1927 — Enferma de una congestión pulmonar. En Sevilla sufre una hemorragia pulmonar.
1928 — Publica La torre (The Tower).
1932 — Funda la Academia Irlandesa de Letras.
1933 — Publica La escalera de caracol y otros poemas (The Winding Stair and Other
Poems) en setiembre y sus Poemas completos (Collected Poems) en noviembre.
1934 — Publica su Teatro completo (Collected Plays).
1937 — Publica el Oxford Book of Modem Verse (1892-1935). En diciembre aparecen
sus Ensayos 1931-1936 (Essays 1931-1936).
1939 — Fallece el 28 de enero en Roquebrune, Francia, donde se lo sepulta. Se publi-
can sus Últimos poemas y dos dramas (Last Poems and Two Plays).
1948 — Se traslada su cadáver para enterrarlo en Sligo.

151
CRONOLOGÍA DE KONSTANTINO KAVAFIS

1863 — El 29 de abril nace en Alejandría, Egipto, Konstantino Kavafis, noveno hijo de


Pedro Juan Kavafis y de Jariclia Fotiadis, ambos de origen griego.
1870 — El 10 de agosto muere Pedro Juan Kavafis a los 56 años.
1872 — Jariclia se traslada con sus hijos a Liverpool, Inglaterra.
1874 — Traslado de la familia a Londres.
1878 — Regreso a Alejandría tras una breve permanencia en Francia.
1881 — Konstantino inicia sus estudios en el liceo comercial Herpes.
1882 — A mediados de junio, luego de que Alejandría fuera bombardeada, la familia
Kavafis se refugia en Constantinopla.
1884 — Escribe "La bella del mundo", con título en turco, primer poema manuscrito fe-
chado que se conoce.
1885 — Regreso a Alejandría de Jariclia, Constantino, Alejandro y Pablo; los otros her-
manos regresaron antes.
1886 — 27 de marzo. Primera publicación de un poema de Kavafis, "Báquico", en la re-
vista Hésperos de Leipzig. Primera publicación en Alejandría en el periódico
"Omonia". Se trata del texto en prosa "Los inhumanos amigos de los animales".
1888 — Kavafis trabaja como corredor bursátil. Es nombrado secretario ad honorem en
la Oficina de Riegos del Ministerio de Obras Públicas.
1891 — Publica el poema "Constructores" y con su texto hace su primera edición autó-
noma, como especie de separata de la revista Atikón Musión de Atenas. Se tra-
ta de reuniones de poemas aparecidos anteriormente en diversas publicaciones
periódicas. Primera publicación en Grecia. Publica también en las revistas Clio
de Leipzig, Rivista Quindicinale y en los periódicos "Tilégrafos" y "Ethnikí"
de Alejandría.
1892 — Kavafis empieza a trabajar como empleado contratado en la Oficina del Riego;
su nacionalidad griega le impide ser funcionario regular.
1897 — Publica su segunda edición autónoma, con Murallas y su traducción al inglés
por su hermano, John Kavafis.
1898 — Publica su tercera edición autónoma, Súplica, y la cuarta, Días de la anti-
güedad.

152
1901 — A principios de agosto realiza su primer viaje a Grecia. En Atenas conoce al no-
velista y crítico Gregorio Xenópolus, quien dos años después presentará su poe-
sía en Grecia.
1903 — En agosto realiza su segundo viaje a Grecia y se contacta nuevamente con Xe-
nópolus, quien en noviembre publica un articulo en la revista Panathinea titu-
lado "Un poeta", en el que presenta la poesía de Kavafis al público griego.
1904 — Publica la quinta edición autónoma, Esperando a los bárbaros.
1907 — Se relaciona con el círculo literario de la revista Nea Zoi (Nueva vida), en la
que se publicarán muchos poemas suyos.
1911 — Publica poemas en la revista Grámmata de Alejandría.
1914 — Conoce a E.M. Forster, enviado a Alejandría por la Cruz Roja, a raíz de la gue-
rra europea.
1916 — Varios poemas aparecen en las revistas Hevdomás y Propileo.
1919 — En abril, el gran novelista inglés E.M. Forster publica, en la revista Athanaeum
de Londres, un ensayo sobre la poesía de Kavafis, reproduciendo por primera
vez en inglés, algunos fragmentos.
1922 — El 1 de abril se retira de la Dirección de Riego después de 30 años de trabajo.
1923 — Kavafis redacta su testamento, nombrando albacea y heredero Aleko Sengópolus.
1926 — El gobierno dictatorial de Pángalos concede a Kavafis la condecoración del Fé-
nix, única distinción dada al poeta en vida, lo que provoca polémica en Alejan-
dría. A fines de año aparece la revista Alexandrini Tejni (Arte Alejandrino) que
publicará poemas y estudios sobre Kavafis y enfrentará ataques en su contra.
1932 — En junio se le diagnostica cáncer a la laringe y parte a Atenas, donde se le prac-
tica una traqueotomía y regresa a Alejandría.
1933 — En marzo su salud empeora. En cama termina de escribir "En los suburbios de
Antioquía". A finales de abril, luego de recibir los sacramentos que le adminis-
tra el patriarca de Alejandría, sufre una congestión cerebral y muere el 29 a las
2 de la madrugada, justo el día en que cumplía setenta años. Es sepultado en el
mausoleo familiar, en el cementerio griego de Chatby.

153
CRONOLOGÍA DE GEORG TRAKL

1887 — Nace en Salzburgo, Austria, el 3 de febrero. Es el quinto de los siete hijos de Tobías
Trakl, un exitoso comerciante de ascendencia suaba, y María Halik, una mujer pro-
veniente de una familia checa.
1891 — Nace su hermana Margarete ('Grete').
1892 — Pese a haber sido bautizado en el credo protestante, ingresa a una escuela católica.
1897 — Ingresa al Staatsgymnasium de Salzburgo.
1906 — Estrena en el teatro municipal de su ciudad dos piezas en un acto: Día de los muer-
tos (Totentag) y Fata Morgaño.
1907 — Comienza su adicción a los estupefacientes.
1908 — Publica su primer poema en un periódico de Salzburgo. Se traslada a Viena para es-
tudiar Farmacia en la universidad de esa ciudad. En setiembre se le une Margarete.
1909 — Prepara su primer libro de poemas, pero sólo consigue publicar tres en el Neue Wie-
ner Journal, gracias a una recomendación de Hermann Bahr.
1910 — Muere Tobías Trakl y Georg se gradúa de farmacéutico. Cumple el servicio militar
en el ejército austro húngaro y se asocia a los movimientos de vanguardia vieneses.
1911 — Se emplea en una farmacia.
1912 — Retoma al servicio activo y es designado a la farmacia de un hospital militar en
Innsbruck. Conoce a Ludwig von Ficker, editor de Der Brenner, donde Trakl em-
pieza a publicar sus poemas. Una aguda depresión lo obliga a dejar el servicio.
Vuelve a Viena y trabaja a destajo en una oficina pública.
1913 — En julio aparece su primer libro, Poemas (Gedichte).
1914 — Viaja a Berlín para encontrarse con Margarete que se encuentra enferma. Conoce
allí a algunos poetas del círculo expresionista, en particular a Else Lasker-Schüler.
Prepara su segundo libro, Sebastián en sueños (Sebastian im Traum). A fines de ju-
lio, Austria-Hungría declara la guerra a Serbia y rompe relaciones con Rusia, por lo
que Trakl vuelve al servicio. No soporta los horrores de la guerra y es trasladado a
un hospital militar en Cracovia por su estado anímico. El 3 de noviembre muere a
consecuencia de una sobredosis de cocaína.
1915 — Se edita postumamente Sebastián en sueños.

154
CRONOLOGÍA DE GUILLAUME APOLLINAIRE

1880 — Nace Wilhelm Albert Apollinaris von Kostrowizky el 26 de agosto, en Roma,


Italia. Es hijo natural de Angélica von Kostrowizky y, presuntamente, de Fran­
cesco Flugi d'Aspermont.
1882 — Nace su hermano Albert.
1885 — Angélica se instala con sus dos hijos en Monaco. Wilhelm estudia en el colegio
Saint Charles, donde es un alumno destacado.
1895 — Pasa a estudiar al colegio Stanislas de Cannes.
1899 — Angélica; su nuevo amante, Jules Weil, y sus dos hijos se instalan en Paris.
1900 — Trabaja en diferentes oficios: es "negro" de un folletinista, escritor por encar­
go, secretario de una oficina bursátil.
1901 — Viaja a Renania, Alemania, como preceptor de Grabrielle de Milhau, hija de la
vizcondesa de Milhau. Escribe los poemas que luego formarán parte de la serie
"Renania" de Alcoholes (Alcools). Se enamora de Annie Playden, institutriz in­
glesa de Gabrielle que no le corresponde.
1902 — Publica algunos cuentos en La Revue Blanche y firma por primera vez como
Guillaume Apollinaire. En agosto vuelve a París y trabaja en un banco.
1903 — Colabora con La Plume y funda Le festin d'Esope. En octubre, tratando de reen­
contrarse con Annie Playden, viaja por primera vez a Londres.
1904 — Es jefe de redacción de una revista financiera. Viaja nuevamente a Londres y
Annie, lejos de aceptar sus requerimientos, se marcha a los Estados Unidos.
1905 — Dirige La Revue Inmoraliste que a los dos números pasa a ser Les Lettres Mo­
dernes. Publica su primera crítica de arte: "Picasso, pintor".
1907 — Se muda a un departamento en la calle Léonie, número 9. Escribe Las once mil
vergas (Les onze mille vierges) y Memorias de un joven don Juan (Les exploits
d'un jeune don Juan), dos novelas eróticas que firma con seudónimo.
1908 — Se enamora de la pintora Marie Laurencin. En noviembre aparece su primer li­
bro, El hechicero en descomposición (L'enchanteur pourrissant), con xilo­
grafías de André Derain.
1909 — Escribe algunas crónicas sobre literatura femenina bajo el seudónimo de Loui­
se Lelanne. Se instala en Auteuil.

155
1910 — Aparece El heresiarcay cía. (L'hérésiarque et cié.).
1911 — Aparece El bestiario o cortejo de Orfeo (Le bestiaire ou cortège d'Orphée) con
xilografías de Raoul Dufy. Un amigo suyo oculta en casa del poeta una estatuilla
robada del Museo de Louvre. Al enterarse, Apollinaire encarga al "Paris-Journal",
donde colabora, que la devuelva, pero una serie de maledicencias e indiscreciones
llevan a que sea inculpado por el crimen y encarcelado el 7 de setiembre en la San-
té. El 12 sale libre, pero es objeto de diversos ataques por parte de la prensa.
1912 — El 19 de enero se declara oficialmente la inocencia de Apollinaire. Marie Lau-
rencin rompe sus relaciones con él y el poeta decide mudarse al boulevard
Saint-Germain, número 202.
1913 — El 20 de abril aparece Alcoholes. Yendo tras Marie, en agosto viaja a Norman-
día, pero ella se niega a reanudar la relación.
1914 — Marie se casa con el pintor alemán Otto von Waetjen. Aparecen en Les Soirées
de París los primeros caligramas. En setiembre, estando en Niza, se enamora
de Louise de Coligny-Châtillon (la Lou de sus poemas). Ella, sin embargo, no
le corresponde. El poeta se enrola en el 38 Regimiento de Artillería de Francia
y es destacado a Nimes. Louise, conmovida, viaja para acompañarlo, pero una
semana más tarde vuelve a Niza.
1915 — Estando en el frente, mantiene una relación epistolar con Madeleine Pages, a
quien había conocido durante un viaje en tren. Escribe a la madre de la joven
pidiéndola en matrimonio y es aceptado. En noviembre pasa a la infantería. Du-
rante unos días de franco visita a Madeleine en Oran.
1916 — De regreso en el frente, el 17 de enero es herido por una esquirla de obús en la
sien derecha. Es operado de urgencia y pasa del hospital Château-Thierry al de
Val-de-Grâce en París y de ahí al del Quai d'Orsay. Allí, el 9 de mayo es someti-
do a una trepanación. Ya recuperado, desiste de casarse y hacia agosto vuelve a
París. En octubre se publica su novela El poeta asesinado (Le poète assassiné).
1917 — Colabora en revistas como Sic, 391 y Nord-Sud. Se estrena ¿as tetas de Tire-
sias (Les mamelles de Tirésias), pieza que subtituló "drama surrealista".
1918 — Enfermo de pulmonía, permanece en el hospital de Val-de-Grâce desde enero
hasta marzo. El 15 de marzo aparece en la revista L'Eventail el poema "La lin-
da pelirroja", inspirado en Jacqueline Kolb. El 15 de abril sale a la luz Caligra-
mas (Calligrammes) y, el 2 de mayo, Apollinaire y Jacqueline se casan. El 9 de
noviembre muere a consecuencia de una gripe y es sepultado el día 13 en el
cementerio de Pere-Lachaise.

156
CRONOLOGÍA DE EDITH SÓDERGRAN

1892 — Nace en San Petersburgo, Rusia. Es hija de Matts Sodergran, un mecánico que
trabaja en la Compañía Alfred Nobel, y de Helena Lovisa Holroos. Ambos son
finlandeses de lengua sueca.
1902 — Ingresa a estudiar en el Petri-Schule de San Petersburgo. Los veranos transcu-
rren en Raivola. Escribe sus primeros poemas en alemán.
1907 — Su padre, enfermo de tuberculosis, se interna en el hospital de Nummela. Re-
gresa recuperado, pero no sano.
1909 — Edith debe ser internada en Nummela; también ha contraído la tuberculosis. Esa
enfermedad la mantendría postrada toda su vida.
1911 — Viaja a Suecia para tratarse en diversos hospitales.
1914 — Viaja a Helsinki, Finlandia.
1915 — Conoce al escritor Arvid Móme, quien la estimula a seguir escribiendo. Conoce
al filólogo Hugo Bergroth, quien le sugiere dejar el alemán y escribir en sueco.
1916 — Se instala en Raivola y pasa necesidades por la guerra. Se publica su primer li-
bro, Poemas (Dikte), que es recibido con frialdad.
1918 — Conoce a la escritora y crítica Hagar Olsson, con quien mantendrá una nutrida
correspondencia. Aparece La lira de septiembre (September-lyram).
1919 — Aparece El altar de rosas (Rosenaltaret).
1920 — Aparece Sombra del porvenir (Framtidens skugga).
1923 — Muere el 23 de junio en Raivola.
1925 — Se publica postumamente El país que no es (Landet som icke dr).

157
NOTICIAS SOBRE EL COMPILADOR
Y LOS TRADUCTORES

Poeta, ensayista y profesor universitario, Richard Stanley-Smith (Iowa, 1940)


publicó a comienzos de la década del sesenta su admirada traducción inglesa del
Beowulf (Princeton University Press, 1964), poema épico anglosajón del siglo
VTJI. Después, sorprendió a los círculos académicos con The Great Theatre ofthe
World (Citadel Press, 1968), relevante estudio sobre Shakespeare y la dramaturgia
isabelina. Luego de un largo silencio, sólo roto con la versión en verso de las An-
glo-Saxon Elegies (Farleigh University Press, 1980), Richard Stanley-Smith se en-
cuentra preparando actualmente una monumental antología de la poesía contem-
poránea The Ómnibus Book ofModem Verse que publicará una importante edito-
rial norteamericana. Su obra poética se encuentra reunida en el volumen Recko-
ning (New York and London, 1985).

Javier Sologuren (Lima, 1921) poeta, ensayista, traductor, profesor universitario.


Su gran obra poética se encuentra reunida en un solo y creciente libro titulado Vi-
da continua (última edición: Lima, Editorial Colmillo Blanco, 1989). Poeta y
maestro se ha vertido en traducciones poéticas de maravillosa factura: Las uvas del
a
racimo (Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1975; 2 ed. aumentada: México,
Fondo de Cultura Económica, 1989), versiones de poetas suecos, italianos y fran-
ceses; Razón ardiente (Lima, Editorial Colmillo Blanco, 1988) poesía francesa a
partir de Apollinaire, El Rumor del origen (Lima, Pontificia Universidad Católica
del Perú, 1993), una generosa antología de la literatura japonesa de todos los tiem-
pos. En Gravitaciones y tangencias (Lima, Editorial Colmillo Blanco, 1988) ha re-
cogido sus valiosos ensayos y estudios literarios.

Améríco Ferrari (Lima, 1929), profesor universitario por muchos años en univer-
sidades francesas y suizas, ha reunido su importante creación poética en Para es-
to hay que desnudar a la doncella (Obra poética 1949-1997) (Barcelona, El Bardo,

158
1998). Además, es un reconocido crítico literario autor de El universo poético de
a
César Vallejo (Caracas, Monte Ávila Editores, 1972; 2 ed., Lima, Universidad
San Martín de Porras, 1998), de Los sonidos del silencio (Lima, Mosca Azul Edi­
tores, 1990) y El bosque y sus caminos (Valencia, Pre-Textos, 1993) dedicados a
la poesías peruana e hispanoamericana respectivamente. Ha traducido con talento
exquisito a Novalis, a Geor Trakl y a César Moro.

El escritor mexicano Cayetano Cantú publicó la primera y más autorizada ver­


sión castellana de los Poemas completos de Konstantino Kavafis (México, Edito­
rial Diógenes, 1979). Cayetano Cantú estudió letras inglesas en el Panamerican
College de Edimburgo, Texas y letras clásicas en la Universidad Nacional Autóno­
ma de México y se especializó en griego moderno en la Universidad de Atenas.

Ricardo Silva-Santisteban (Lima, 1941) ha reunido su obra poética en Terra in­


cógnita (Lima, Editorial Mosca Azul, 1989) y En el laberinto (Lima, Jaime Cam-
podónico/Editor, 1996), sus estudios y ensayos literarios en Escrito en el agua (Li­
ma, Editorial Colmillo Blanco, 1989). Sus versiones poéticas se encuentran en El
ciervo en la fuente (Lima, Ediciones Pedernal, 1990); La música de la humanidad
(Antología poética del Romanticismo Inglés) (Barcelona, Tusquets Editores,
1993); Persona de Ezra Pound (Lima, Ediciones Pedernal, 1995); Stéphane Ma-
llarmé en castellano (Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1998, 3 to­
mos). Actualmente es profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y
prepara el volumen dedicado a James Joyce de la Colección Escritores del Siglo
XX de Adobe Editores.

159
Este libro se terminó de imprimir en agosto de 1999
en los talleres gráneos de Editora Nacional S.A., Lima, Perú.

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