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Ley de Resistencia al corte

La primera hipótesis sobre la resistencia al esfuerzo cortante de un suelo fue presentada en


1776 por Coulomb quien observó que, si el empuje que produce un suelo contra un muro de
contención produce un ligero movimiento del muro, en el suelo que está retenido se forma un
plano de deslizamiento esencialmente recto.

La resistencia del suelo ante el esfuerzo cortante es la suma de su cohesión y del rozamiento
en el plano de rotura, y dicho rozamiento viene determinado por el producto de la tensión
normal a dicho plano por la tangente del ángulo de rozamiento interno del material. Queda
claro con esto que la resistencia al esfuerzo cortante de suelos no cohesivos se debe únicamente
a la fricción interna del suelo.

Si bien el concepto cohesión es intuitivamente asimilable, el concepto rozamiento requiere


probablemente una pequeña reflexión adicional. Nótese que la fuerza de rozamiento depende
de la existencia de una tensión perpendicular a la fuerza tangencial o de corte, y que en caso
de que dicha fuerza normal fuese nula, el rozamiento sería también nulo sea cual fuere el ángulo
de rozamiento interno. Coulomb postuló que la máxima resistencia al corte (s) en el plano de
falla está dada por:

𝑠 = 𝜎𝑛 𝑡𝑎𝑛∅ ; para suelos sin cohesión


𝑠 = 𝑐 + 𝜎𝑛 𝑡𝑎𝑛∅ ; para suelos cohesivos

Donde cada término es:

𝑠 = resistencia al esfuerzo cortante.


∅ = ángulo de fricción del suelo.
𝑐 = cohesión del suelo.
𝜎𝑛 = esfuerzo normal en el plano crítico.

La utilización de la ecuación de Coulomb no condujo siempre a diseños satisfactorios de


estructuras de suelo. Por lo tanto, Terzaghi, en 1925, hizo notar la necesidad de considerar el
efecto de la presión de poros, dando lugar a la siguiente ecuación:

𝜎′ = 𝜎 − 𝑢

Dónde:

𝑢 = presión intersticial.
𝜎´ = esfuerzo efectivo.

Pudo apreciarse entonces que, dado que el agua no puede soportar esfuerzos cortantes
substanciales. Por tanto, cuanto más grande sea el esfuerzo efectivo normal a un plano de falla
potencial, mayor será la resistencia al corte en dicho plano. Entonces, en 1937, Hvorslev utilizó
los datos de laboratorio para verificar el uso de los parámetros en presiones efectivas y obtener
la ecuación de Coulomb en términos de esfuerzos efectivos, se tiene:
𝑠′ = 𝑐′ + 𝜎′ 𝑡𝑎𝑛 ∅′

En la cual los parámetros 𝑐´ y ∅´ son propiedades del suelo, denominadas cohesión efectiva y
ángulo de fricción efectiva, respectivamente.

Ilustración 1. Envolvente de falla de Mohr-Coulomb para obtener los parámetros límite del
suelo c y ∅

Ilustración 2. Suelo sin cohesión

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