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Un

Millón y Medio de Sonrisas


Por

Jimy Karnalito Pineda




Yo soy la colisión.
Tú el fiambre.
Él la veleta.
Ella es mi amante.
Aquello no es tiempo.
Nosotros somos el sueño.
Ustedes son los espectadores.
Ellos son mis cronistas.

Dedicado a aquella chica de mil colores diferentes, de un par de abanicos


extraños, con media docena de besos aun sin compartir, y con un millón de
sonrisas… 

Introducción

Todo empezó ese día 3 de octubre, la mañana transcurría de la misma


forma monótona desde hacía 5 meses, quizá más, desde su última relación.
Ella lo había puesto a prueba en una infinidad de veces. Él siempre
cumplía con las expectativas. Ella siempre le daba un beso acaramelado, con
un leve matiz de tristeza o al menos eso le parecía a Él.
Todo era así, un arrebato de fugaces recuerdos que se balanceaban sin un
rumbo fijo. Ya había pensado tantas formas de volverla a conquistar, conocía
su rutina. Lunes a viernes: Clases de 8 de la mañana hasta más o menos 1:30
de la tarde, luego daba un recorrido en el centro comercial que estaba a 5
cuadras de su lugar de estudios. Después de una hora en ese lugar, más por
obtener internet ilimitado que por comprar, su trayecto se hacía hacia una sala
de belleza, le gustaba mantener su cabello con unos rizos color oro, y en sus
puntas un tono café; su cabello era negro y de un liso perfecto, pero estaba tan
acostumbrada a su estilo que no veía un porqué cambiarlo. Hasta ese día.
Él siempre esperaba impaciente, las casi 2 horas que "perdía" Ella en la
sala de belleza y al salir, su mejor carta era decirle "¡Que preciosa te vez
hoy!", a veces ocupaba un "¡Wow! Eso sí es un cambio". Ella sonreía, aun
sabiendo que siempre era lo mismo, ya ninguno de los dos esperaba nada del
otro.
Esa tarde, las interminables dos horas, no tenían la misma sensación, verla
saliendo hermosamente y agitar su cabello al salir; no, ni eso lo había
alegrado. Se quedó callado y Ella lo veía con su rostro lleno de maquillaje en
sus ojos claros, su boca con talvez un color rojo, quizá para Ella tenía otro
nombre, pero Él se hacía a la idea de que así se sentía más provocativa.
-¡Hola!-
Su voz sonaba casi con tortura, Él era quien iba a romper con Ella... Se dijo
a sí mismo, que no volvería a caer en su juego de besos.
Pero si cayó.
Al final de la cita, Él ya había perdido las esperanzas de poder decir la
frase "Quiero que terminemos". El nuevo color de cabello era completamente
negro. Él sólo la había soñado un par de veces así, siempre creyó que ahí
acabaría en ese sueño, y que nunca la podría ver así. Era un cambio. Un
cambio muy radical.
-Mañana estaré puntual en la "Trinity's Salon".
-Ya no. - Fue la única respuesta de Ella.
- ¿Cómo?- Él abrió los ojos hasta el límite, recordó sus sueños, pensó en
que Él tenía razón y Ella seguiría sólo en sus sueños.
-Quiero que todo termine aquí con estos últimos besos.- Se volvió hacia un
lado y vio como las hojas de un árbol majestuosísimo eran abrazadas y otras
arrancadas por el viento.
-¿Crees que es un buen final?- Le dio un tirón suave a su mano y Ella
volvió a quedar junto a Él, sus narices estaban pegadas y se veían directamente
a los ojos. Ella lo besó. Luego lo vio de nuevo y sus ojos parecían apagarse.
-Me parece que si.- Dijo un poco dubitativa.
-Aún no te lo crees ni tú. -Los ojos de Ella, parecían pedir a gritos que no
le pidiera explicaciones. Él comprendía, pero se aferraba a su idea, a verla
como en sus sueños.- Ahora si me ha encantado tu cabello.- El silencio reinó
un par de minutos; por fin ella se volvió a separar de Él, no sin antes darle un
beso. Él seguía con la punzada sobre su alma, con las palabras "No la dejes
ir... Por fin se convierte en tu sueño", pero no importó, Ella se alejaba con su
bolsón entre sus dos manos, abrazándolo contra su pecho...

Capítulo 1

Las tres cuerdas colgaban, la guitarra estaba lógicamente hecha pedazos


sin ellas, arrinconada como algo sin valor; la plumilla en algún lugar de ese
cuarto. No importaba, seguía dando la apariencia correcta, deslizó suavemente
su dedo índice por la intersección que se formaba con su espalda y con su
forma ondulada. Sonrió. Su cabello seguía mojado, sin darse cuenta
exactamente de cuánto se tardó en quitar su dedo, lo vio, el polvillo se había
adherido a él puesto que aún seguía humedecido. Pasó su dedo gordo sobre él
suponiendo que así se quitaría. Satisfecho del resultado en sus dedos, le dedicó
otros segundos más, extendió su mano completamente. Aún estaba evaluando
si la situación era real o era un sueño.
La melena larga, negra y espesa, caía sobre los edredones. Las sábanas
yacían en el suelo como si fuera un lugar perfecto para ellas.
-¿Has terminado?- Sobre Él se clavó una mirada fría, Él la vio de soslayo,
sus cejas se alzaron al ver los penetrantes ojos acristalados que lo veían
impasiblemente.
-Sí, ya terminé.- Acto seguido, bajo su mano y la metió en su bolsillo
derecho. Todo era confusión, la luna estaba muy cerca del sol y aun así la luz
era de un día común y corriente.- Quizás es hora de marcharme, tu pareces un
desastre, no sé por qué me provocas y luego me dices que estás triste... ¿Es
otra de tus pruebas?- Ella lo veía entusiasmada, con una mirada fría y una
sonrisa que daba mucho que pensar, muy pronto la prueba se completaría y
todo sería como siempre.
-¡Sabes cuánto te amo! Esto es de lo que más quisiera hacer contigo, pero
ya sabes que mi padre es de lo más raro, a veces dice que quiere nietos, pero
luego me regaña por andar contigo.- Sus juegos de palabras eran más
criminales que una daga con veneno atravesada por la espalda.
-Sí, lo sé.- Pasó su mano sobre el cabello alborotado que estaba sobre los
edredones.- Es tan perfecto.- Ella sonreía, le invitaba con un gesto de su mano
a que se acercara; eran dos imanes que no podían estar separados.- Nunca es
tarde para un beso de despedida.- Se iba acercando tan lentamente que parecía
que dos cuerdas los mantenían separados y se acercaban por milímetros, hasta
que por fin sus labios estaban uno contra el otro.
Sus pensamientos se seguían mezclando en sí era verdad o era sueño, la
última cosa que recordaba, era su agitación después de entrar por la puerta,
correr directamente a su cuarto, y con la misma prisa se había sentado frente a
la ventana; veía las estrellas, su tiritar, vio asombrado como dos estrellas
fugaces iban tan cercanas que parecían competir, frunció su rostro de manera
que sus ojos fijaran su mayor precisión al gran acontecimiento que daba lugar
en ese preciso momento. No reparó cómo o cuándo había sido capaz de llegar
a la casa de Ella, y sin embargo ahí estaba, de nuevo en sus pruebas.
-Y bien...- decía Ella, levantado un poco su ceja derecha.- Creí que ya te
ibas.- Añadió.
-No recuerdo cómo llegué. ¿Por dónde me voy?
-Salta por la ventana. Es el lugar más fácil, así no te verá nadie.- Sus
palabras lo dejaron más perdido aún. Había asaltado la casa de su propia
novia, a quien iba a cortar hacía un par de horas, a quien no logró decírselo, y
quien había sido más valiente para cortar con él. Algo no terminaba de encajar.
Giró su cabeza a todos lados. No vio ninguna ventana, ni siquiera una puerta.
Definitivamente era un sueño.- ¿A qué esperas? Es un juego ¿Recuerdas?- Su
única opción parecía seguirle la corriente a su propia creación, a su propio
sueño.
-Claro, lo recuerdo. ¿Dónde queda esa ventana que dices?
-La tienes bajo tus pies.- Le señalaba con su dedo índice.
-Tienes razón, ya lo recordé.-Mintió. Se tomó un par de segundos más
adorando la pose que le dedicaba su novia de sueños, sabía que en la realidad
la había perdido. Abrió la ventana, ahí seguían las dos estrellas fugaces
luchando por ganar aún. Volteo a ver hacia atrás, aunque sabía que estaba en
su cuarto. "Ha sido un día muy pesado", pensó. Se levantó, se tiró a su cama
desarreglada como era de esperar en un chico que rondaba los 20 años.
*
Pasadas las 2:30 de la madrugada, algo le decía a su mente que no debería
esperar más. De pronto las luces estaban apagándose y encendiéndose
intermitentemente. Eran dos focos blancos; situados, uno justo en la esquina
derecha de su cama y el otro en la esquina izquierda; para encenderlos era
sencillo, una palmada los encendía, mientras que otra los apagaba. Parecía
"interesante" más que "extraño" el suceso que se daba lugar en su habitación
totalmente ordenada como era de esperar de la atlética joven.
Acababa de terminar sus 2000 palabras exactas (incluyendo su título) de un
argumento sobre un futuro que diera como fin la era de la humanidad. Sus ojos
estaban agotados hasta el extremo y no reparaba en los errores de su
ortografía. Además no podía dejar de pensar en cómo había dejado a su
novio... exnovio hace unas cuantas horas. Le buscaba excusas para que todo
fuera en el orden acordado, "la mejor prueba" se decía a sí misma.
Los muros estaban perdiendo su forma, se disolvían, se volvían remolinos
en miniatura, recuperaban su forma y progresivamente iban acabando en el
suelo como un montón de escombros. De pronto se vio en una zona desierta, el
paisaje era bastante lujoso. Prados a lo lejos, un riachuelo frente a su cama...
reparaba en que por fin había alcanzado dormir un par de horas, aunque no se
esperaba que sucediera de improvisto, había dejado tantas cosas sin terminar.
-¿Por fin te encuentro?- Dijo una voz a su espalda. Se giró sabiendo
perfectamente de quien se trataba.
-No me escondía. Acabo de llegar.- Sonrió, su rostro que acababa de ser un
desorden de ojeras y cabellos sin arreglar, ahora se presentaba tan perfecto.
Siempre se decidía a utilizar el cabello que más cautivadora la hacía: Liso,
negro y suelto. Él estaba contemplando lentamente cada detalle de Ella, puso
su dedo índice sobre su sien, razonó, hizo un esfuerzo por no perder de vista la
mirada más fría y dulce al mismo tiempo de la mujer más bella que jamás
creyó que podría conocer.
-¿Cuánto tiempo tenemos?- El semblante de Ella se ensombreció.
-Poco. Como mucho: 3 meses y un poco más. ¡Tranquilo!; si lo logramos,
todo esto y todo aquello será nuestro.- Rodeó su cintura, la cama había
desaparecido, la abrazó, sin más preámbulo que un "Te amo" por parte de Él,
se besaron.
De un sobresalto volvió a la realidad. Las páginas de su trabajo estaban en
perfecto estado, aunque en el suelo. Se apresuró a recogerlas.
-Sólo 5 meses más.-
El tiempo estaba actuando extraño de nuevo, Ella sólo sabía a ciencia
cierta que después de un sueño, la aguja marcaba más horas dependiendo si
había sido un sueño demasiado hermoso o pocas horas si las palabras, los
sentimientos, las emociones no lograban unirse, sin dar forma a un amor...
-Sólo pasaron 2 días de la realidad...- pensaba en voz alta, buscaba con
rapidez el folleto al que había dedicado tanto tiempo. Claro que la escuela, el
centro comercial, el árbol majestuoso y todos los caminos que recorría a diario
eran creados para satisfacer los gustos, tanto de Ella como de Él.- Y en el
sueño regresó a 15 minutos. Habrá que equilibrar la balanza.
Él y sus ojos, Ella y su todo. Él siempre lo tenía claro, sólo puede ser Ella.
A un lado del banquillo tenía una libreta de apuntes un tanto vieja. "Ya es
mo..." había escrito en la primera línea, en la segunda había intentado hacer
una "s" y luego una "r". En la tercera línea mantenía su mano con una pluma
azul entre sus dedos. Su mano temblaba un poco.
-Amor mío... me ha encantado.- Decía en un susurro, mientras lo escribía
en el espacio en blanco. Cerró la libreta, la colocó en un baúl, donde había
capturado las dos estrellas de dos noches atrás. Hizo un gesto con la mano. Las
lejanas estrellas aun tiritando en el espacio de la ventana, detuvieron su
marcha. De nuevo la sensación de querer dormir. Debía soportar. Si la
memoria no le fallaba Ella le había dicho que el tiempo era muy corto, que en
el sueño habían conseguido algo más, pero la realidad no comprendía el
tiempo de su amor soñado.
-Quizás sea lo mejor.- Juntó sus manos a la mano derecha de Él.
-Pero ni siquiera una hora fue lo que retrocedió. Apenas fueron 15
minutos, tu misma lo dijiste, ese beso final fue demasiado apasionado.
Haberme cortado, no funcionó como habíamos esperado. Los sueños siempre
nos encuentran en el momento justo, creía que esta vez sí era real, yo me había
convencido...- Ella le puso una de sus manos en la boca, obligándolo a callar.
-Quizá, es que no lo conseguiremos.- Soltó un gemido. Luego cambió su
expresión.- ¿Sabes que podemos hacer? Deberíamos dormirnos juntos, para
ver cómo actúan los sueños... Siempre son maravillosos, pero y sí, estamos
juntos, la realidad no será capaz de mantenernos aislados por completo.
-No funcionará. Si fuera posible ya habría viajado a través de un sueño y
llegar hasta donde te encuentres.- Los dos se negaron a verse directamente.
Sabían que tenían razón.
Apenas eran las 12:30 pm, 3 de octubre. Había tantos recuerdos. Quizás
hablando con alguien más lo comprendería mejor… pero con quién.

Capítulo 2

Poco importaban las razones de estar dentro del salón de clases, todos lo
veían, incluso la maestra (una señora de lentes, poco amigable a simple vista).
Solamente importaba entregar aquello que sostenía en sus manos: Un ramo de
rosas rojas, perfecto para la ocasión.
- Aquí tienes- Le dijo. De pronto todo se revolvió, se encontraba en ese
instante en la entrada de la Trinity’s Salón. -¿Estás segura?- Preguntaba
impaciente, feliz, pero con muchas dudas. De nuevo, todo revuelto, ahora
estaba de pie justo a la derecha de la cama de Ella. – Ya lo arreglé.- Dijo esta
vez. Ahora parecía todo ir hacia atrás, excepto Él, las cuerdas de la guitarra a
lo lejos se estaban reparando sin una razón física posible, debajo de la puerta
(Que no existía apenas un par de segundos, apareció.) comenzaron a entrar un
par de hojas que flotaron hasta llegar a la cama (La puerta volvió a
desaparecer). Él leyó la primera línea “Un final para la humanidad, no existe.”
Luego cayeron al suelo, volvieron a subir a la cama un instante después, las
letras de la última página se fueron eliminando, luego pasó a la página anterior
repitiéndose lo mismo y así hasta que llegó a la primera. La línea que había
leído no se borró, continuó ahí, Ella abrió sus labios. Parecía como si ella
fuera a leerlo, pero dijo “Etsixe on, dadinamuh al arap lanif nu.”, no
correspondía al texto, así que la vio con más detenimiento e intentó entender
lo que Ella le decía…
-Satsip sámed sal acsub- Se rascó a dos manos la cabeza. ¿Cómo iba a
entender lo que le estaba diciendo? Movió sus dedos índices en un eje
imaginario, dándole a entender a Ella que lo dijera de nuevo.- Recah odeup
euq omitlú ol se otse, odipár- Ella tomó la muñeca de cada mano de Él y
comenzó a correr hacia atrás. Para Él seguía sin tener sentido, chasqueó sus
dedos, tomó las muñecas de Ella y también Él corrió hacia atrás. Esa fue la
respuesta correcta, el tiempo del sueño iba retrocediendo, en el momento que
Él había chasqueado sus dedos había aparecido un reloj de arena en el cual
todo su contenido arenoso iba hacia arriba, como si hubiera una gravedad
inversa dentro de él.
-Esta vez sí lo lograremos. O quizás mejor aún, esta será la última vez que
no estaremos juntos.- Él gritaba, Ella seguía corriendo, parecía un juego donde
quisieran arrancarse las manos o los brazos completos (lo que cediera más
rápido) el uno del otro.
*
5:00 Pm en punto. Su mente aun no lograba olvidar tantas cosas sucedidas.
¿Su humanidad había sido tan minúscula? Todo se había reducido a eso “un
día de recuerdos, un día en la vida”. No, posiblemente faltaba más, pero ¿qué
podría ser? Estaba distante de comprenderlo. Por el momento seguiría en el
recuerdo. A lo que según podía memorar de luego de tantos jalones era que sin
duda, Él se había soltado. Recordaba que sus últimas palabras las gritaba y
fueron:
-¿Por qué el tiempo se detuvo? ¿Por qué exactamente en cero?- Y luego…
Nada. Sus recuerdos lo habían traicionado, por alguna razón incomprensible
para Él todo estaba de cabeza desde ese instante.
-Te lo explicaré…- Dijo Ella, soltando el último fragmento de cordura.-
Esto ya sucedió. Todo fue lo mismo. No, mejor dicho, todo fue nuestro sueño.-
-¿Por qué lo explicas ahora? Sabes que cuando regrese a la normalidad te
habré perdido. No, -ironizó, igual a como lo había hecho Ella hacía un
instante- mejor dicho, todo habrá sido nuestro sueño… Mi sueño.- Terminó
diciendo.
-Lo hago porque, así cuando suceda de nuevo, en algún lugar de nuestra
memoria tendrás… tendremos estos recuerdos.
-¿Hablas siempre de un nosotros en mí? No lo comprendo.-
-Lo entenderás cuando pase. Por ahora es muy pronto. Mira nuestro reloj
de arena, sigue corriendo en reversa, aunque bueno, ahora no hay más que
retroceder. Tengo que decir que mis pruebas aun no son lo suficiente para
engañarlo. Esta fue una fase. Aún faltan peores momentos. 5 meses:
Recuérdalo bien, ese es el tiempo. Nos vemos dentro de un par de horas…- El
cuerpo de Él estaba suspendido de las ramas de un árbol. Y despertó.
-Te dije que no pasaría demasiado.- Dijo Ella a sus espaldas.
Instintivamente Él dio un giro sobresaltado.
-¿Quién eres tú?- Sus ojos estaban como platos. Y cuando la analizó un
momento de pies a cabeza, quedó mudo.
-¡Adivina! Soy tu felicidad… No, soy tu sueño hecho realidad.-
Definitivamente era todo lo que Él hubiera soñado: Cabello liso. Ojos grises.
Boca a punto de dejar una marca roja. Un cuerpo exquisito. Desde su cabellera
negra hasta el último detalle en sus espléndidas zapatillas se veía bellísima.
Pasaron alrededor de 15 minutos y Él seguía admirándola. Se recobró al fin de
su impresión inicial. Parpadeó.
-Sigo sin saber quién eres.-
-Puedes llamarme “Un millón y medio”…-
-¿Qué?- Aquello no tenía sentido en ninguna forma.
-Bien, pues entonces, no tengo nombre. Te aseguro que tú tampoco tienes
uno.- Él apartó la vista involuntariamente, sabía que tenía razón.
-Pero, ¿Quiénes somos?-
-¿En serio quieres saberlo?- Acababan de empezar los juegos de palabras.
Y Él, lo estaba recordando.
Claro que sí, por eso estoy… estamos aquí.
*
Un final para la humanidad, no existe.
¿Desde cuándo existe la humanidad? ¿Para qué existe? ¿Adónde va a
parar? ¿Hay un fin específico?
Todas las dudas son resueltas al morir. Todas las dudas dejan de tener
importancia al pasar a otro plano. ¿Existe tal plano? Casi todos los humanos
tienen que vivir con los sueños atados a un tiempo finito. Casi nadie los
cumple, y quien los cumple, vuelve a soñar para tener un nuevo propósito,
algo por que continuar hasta que su vida caduque.
Las atmósferas de amor, emoción, alegría, tristeza, momentos de pensar,
momentos de pesar; todas sin excepción, pertenecen a un mundo diferente, son
cosas que perduran por siempre… por siempre, mientras existan humanos que
puedan afirmar su existencia.
Lo que concierne en este punto es: Si la humanidad estará por siempre para
hallar algo en que encontrar un propósito. Si bien todo está basado en átomos,
energía cuántica, la sangre, el espacio utilizado por un cuerpo, la reproducción,
pero y luego: ¿Qué? ¿Qué sugiere el universo a todas estas criaturas? ¿Cómo
va a continuar? ¿Acaso podría vivir eternamente evolucionando en su misma
forma? ¿Continuarían viéndose cambios tan drásticos como los que ya se han
visto?
¿Qué más puede pasar?
Esta anterior es la peor de todas las dudas. Si bien nadie le hace frente de
manera continuada y sin descanso, todos en algún momento piensan en el
futuro, lo que se viene, lo que pasará dentro de poco “tiempo”. Lo que hay que
imaginar es como el “tiempo” los rige, los acostumbra a lo que son y lo que
pueden ser.
¿Qué más puede pasar?
Tal vez es la mejor pregunta de todas.
La incerteza de dirigirse hacia algo ciego los hace valientes, les enseña a
encarar la vida de la manera que ellos creen hacerlo bien.
Citaré a Jimy.karnalitopineda que en el poema “Humano.” Dice lo
siguiente:
“Si por un momento detienes tu respiro.... Mantenlo... Aún no lo sueltes
Intenta seguir el ritmo de este mundo inerte que vive sin respirar
Deja ir ese aire que has ensuciado, pero sabes, has debilitado a la tierra
Nuestras esperanzas de vivir se acaban cada vez que lo haces...”
He ahí, que el poemario “Donde Yacen Los Hechizos, Mueren.”, nada tuvo
que ver con temas filosóficos, pero que de un momento a otro tienen cierto
valor o algún acierto en sus frases.
Todos los humanos tienen que vivir sabiendo que a las futuras
generaciones les dejan -dejando de lado lo positivo como los avances
tecnológicos y sociales- menos esperanzas de “un mundo mejor”, mayores
tasas de crecimiento poblacional, y otras muchas cosas que son inconcebibles
de creer, puede abarcar la humanidad.
Así que de ser posible buscar un final para la humanidad sería tan sencillo
como decir: Mañana el sol ya no brillará. O bien se puede decir: La tierra
dentro de tres años será inhabitable ya que no poseerá un aire respirable, y en
el peor de los casos, si debes tener un hijo a este niño se le cobrará cada gramo
de oxígeno que deba respirar hasta que sea posible que encuentre una forma de
generarlo por su cuenta y sino debe morir o no nacer. Y sin embargo, no hay
dudas respecto de que el futuro es improbable, de que dentro de un par de
décadas será posible la creación de lugares en donde el aire en vez de que al
respirarse se ensucie, sea purificado. O por otro lado, los seres humanos
aprendan a no respirar, que de todos los estudios llevados a cabo durante tanto
tiempo encuentren la forma de “evolucionar a la fuerza” los pulmones
humanos, para que el respirar sea un caso perdido, y que con el tiempo estos
órganos sin ninguna importancia en el cuerpo se atrofien, y al fin,
desaparezcan.
Todo esto es tan idóneo como ilógico, viéndolo desde una perspectiva
realista. Entonces no debe verse de forma racional, sino de forma demente.
Pensar en cómo pueden adherirse a la realidad los criterios de ciencia ficción
con una dotada maravilla de raciocinio. Si bien los sueños son un molde de lo
que se quiere hacer, la realidad es la que permite ir con la vida a cuestas, la
vida es la que permite que dicha realidad exista. Entonces es posible dejar de
lado la realidad y vivir de los sueños…
Dejemos ese punto de lado. Pues estaría pensando en lo que intento con
gran emoción.
Volvamos al principio, ¿Adónde va a parar?
Cuando se termine la propagación humana a lo largo de este planeta, sólo
quedará la posibilidad de otro mundo o iniciar una guerra con el fin de acabar
con más de la mitad de toda la humanidad. De ser posible lo último, debemos
imaginar un escenario donde “el padre mate al hijo y este hijo mate al
hermano…”. Y si es la primera, hay mucho de donde escoger pero con
demasiadas dificultades, tanto por la tentadora idea de saber que los planetas
fuera de acá, su aire no es respirable o es similar al nuestro, pero por
momentos se vuelve tóxico; y tanto también porque si existiera un lugar
habitable fuera de aquí, estallaría una guerra por ver quién debe ir a este nuevo
lugar de asentamiento humano. Si tuviera como nombre “Tierra 2” nosotros
nos convertiríamos en extraterrestres de ese lugar aún si fuéramos de la misma
especie. Además hay inconvenientes respecto de los materiales que ya existen
aquí y que deberán ser llevados allá -donde quiera que sea- pues si serán
llevados de aquí, la Tierra se iría quedando poco a poco sin estos materiales
que, en principio, formaron parte del polvo como material puramente mineral.
Y luego de algunos años la Tierra también sería explotada a un nivel mayor
del que actualmente ya lo es.
Lo que se saca en claro es que, dicho de cualquier manera, los humanos no
dejan que su especie desaparezca, así sin más ni más. Siempre tienen nuevas
ideas para su “mundo mejor” aun si con ello llevan el planeta a una
destrucción más pronta, ellos se dicen a sí mismos que si bien el futuro es
malo, es peor no saber valorar el presente y, sólo vivir el presente tampoco es
algo muy bueno porque se olvidan que hay un porvenir que se debe -en vez de
“se debe” debería ser “que obliga”- cuidar lo que hay y lo que puede haber.
Las prematuras condiciones de buscar un final sólo dejan un sabor amargo,
en realidad no se busca un final, sino un comienzo a algo que ya comenzó,
entonces no se buscaría un comienzo, quizás una continuación, pero sería
ilógico que este concepto diera realce a lo que se busca si hablamos sobre
títulos que al verlos den “ganas de querer leerlo”. Podría llamarlo entonces
“La continuación de la humanidad.” O quizás por nombre debería ponerle
“Así sigue la humanidad”. El primer tema no da con respecto a lo que se
intenta decir, podría pensarse rápidamente que trata sobre la evolución y no
sobre que sigue luego de tantos siglos vividos, sin que se suceda la
mencionada evolución. El segundo tiene más un contraste acerca de temas de
psicología o de algún tema en particular de costumbres o estilos musicales que
van floreciendo, decayendo, transformándose, uniéndose con la costumbre y
volviéndose folklore, y luego, los temas se confunden de nuestro propósito;
entonces, el tema sugiere lo que debe sugerir, ¿Qué le sigue a la humanidad
después de la humanidad? En otras palabras ¿Cuál es la finalidad de esta raza?
Continuando con la exposición de ideas, sería posible que el humano
pensará en las soluciones que se pudieran dar a los problemas futuros, y claro,
sin pensar en que en dicho futuro las cosas de las que prescinden hoy por hoy,
no estarán. Es muy probable que se cuenten historias acerca de los aparatos
que se tuvieron -que se tienen actualmente- y que con ellos, pudieran ser
posibles cosas que no serán posibles porque ya no existen, con el tiempo estos
dispositivos se vieron forzados a desaparecer para dar espacio a los que se
estaban creando.
Sin tomar mucha distancia de los pasos que le siguen a una actualización
humana en un contexto de “mundo nuevo” se cuentan entre ellos.
1. La creación de espacios donde poder habitar.
2. Lugares en donde se pueda mantener -al menos en principio- contacto
con los demás seres de la Tierra.
3. Vías que permitan la expansión rápida de los seres que vayan llegando a
este lugar.
4. Gobiernos -algo infaltable en un lugar donde habiten humanos-.
Y así podría seguir enumerando las cosas que irían haciendo, hasta
conseguir un dominio total de un nuevo planeta. Recordarles que todo esto es
a base de ejemplo y que si bien es tan ciencia ficción, es tan cierto que
cualquiera puede decir que hay mucha razón al decirlo de esta manera.
Recordarles también que el humano en su necesidad de sobrevivir no se
detiene a ver el camino y ver si hay pros o contras, sigue sin importarle si hay
maldad o frialdad para todo lo demás. LO IMPORTANTE ES CONTINUAR.
Se dice entre los humanos que el instinto de supervivencia es uno de los
adelantos más grandes que tiene, y el otro adelanto –si bien igual de grande,
pero al contrario- es el de poder pensar -se dice contrario, porque debido a esto
es posible hacer daño a los semejantes con plena facultad de saber lo que se
hace-. Y si bien estos dos van de la mano, no son unidos, sino más bien son
enemigos y si tan siquiera se unen por momentos, es, para en otro momento
darse la espalda. Nos perdemos del tema. Estos adelantos son los que permiten
al humano saber que hay algo que sigue después de un segundo en el presente,
que se acerca otro segundo… y así sucesivamente. Todo viene como una
cadena, todo lleva a lo mismo, a “pensar” que se avecina.
El pensar implica “tiempo”, pero ¿Qué es el tiempo?
El tiempo es un lapso de vida que se va en el presente hacia un futuro
siempre. El tiempo es una carrera invertida de lo que se hace y de lo que no se
hace. El tiempo es la forma en que la vida le deja de sonreír a un humano. Un
significado u otro de los tantos significados de lo que puede ser el tiempo en
un momento determinado, es eso… un momento determinado para actuar.
¿Cuál es su fin, el propósito de la raza humana?
Sea aquí o tan lejos como sea posible, el ser humano actúa o deja de actuar
acorde a sus metas. Estas metas pueden ser algo realmente bueno… o
completamente malo. Los motivos y razones se van detallando con cada
acción que realizan. Pueden ser capturados por sí mismos en estas
descabelladas ideas de lo que intentan lograr -sea lo que fuere-. Y si tienen
éxito en sus planes… ¿Qué le sigue?… y luego que han podido encontrar algo
que le sigue… ¿Qué volverá a seguir después de concluir con ese algo?... O
también si no logran su cometido… ¿Qué le sigue?... “Algo con que
continuar”. En caso de fallar, se pierden esperanzas y anhelos, se busca
incansablemente cuál fue el error de todo cuanto sucedió en el proceso de lo
que se intentaba. En caso de ganar, sólo hay un sentimiento que inunda el ser:
La felicidad. Y luego a buscar algo con que seguir, porque: La felicidad es
efímera. La duración de ésta depende de la meta que se buscaba. La felicidad
representa una espada de doble filo: UNO GANÓ Y OTRO PERDIÓ. UNO
TUVO ÉXITO Y OTRO FRACASÓ. La felicidad esta llena de cosas que se
deben explicar: Motivos, dudas, mentiras, llanto, gozo. Demasiadas cosas en
un solo sentimiento. Para la humanidad no puede existir un final, para la
humanidad todo es un nuevo comienzo, para la humanidad todo se reduce a
hacerlo o no hacerlo. Todo se reduce a esto: El inicio de algo.

Capítulo 4

“Los detalles no importarán demasiado”, pensaba Ella para sí. “Todo está
arreglado de esa forma. Pronto los sueños no podrán seguir siendo sueños.”
-De cualquier forma debes ir haciéndote a la idea de una relación muy
íntima entre nosotros dos.- Le decía Ella con su tono seductor.
-Pero apenas llevamos una semana… de conocernos.-
-Aun si no lo recuerdas.- Él fruncía sus cejas dando a entender que era muy
ilógico.
-Bueno; en cualquier caso, que me digas, que esta vez en nuestros sueños
tendré que enfrentarme a una prueba, sin saber de qué se tratará no es un plan
muy efectivo.- Miraba hacia el cielo con un aspecto pensativo. Volvió su vista
hacia Ella.- Muy bien, que así se haga.- Modificó su rostro pensativo en uno
muy sonriente.- Ya pronto me darás más detalles. Aún si para ti no tienen
importancia.
-¿Qué pueden estar haciendo dos estrellas fugaces clavadas a un cuadro?
Parece muy real, parece como si de veras estuvieran a lo lejos compitiendo…-
-¡Shhh!- Dijo Ella desde su espalda.- Ahora inicia la prueba… - Añadió
casi en un susurro.
-¿De qué estás hablando?- Al darse un giro a 180 grados no vio a nadie.
Ahí lo comprendió. Estaba soñando. Por si fuera poco no sólo se limitó a
pensarlo, sino que chasqueó sus dedos, los cuales resonaron de una manera
que no hubiese sido posible si no fuera porque estaba soñando. Esto lo
comprobaba todo: Un reloj de arena a unos dos metros delante de Él.- ¿Qué se
supone que debo hacer con eso?- Se acercó. Tenía un tamaño de 50
centímetros y estaba suspendido en el aire. Lo rodeó buscando una explicación
de su flotar. No la halló. Se dijo a sí mismo que era, porque estaba en un
sueño.
-¡Bravo! La vez anterior te costó 5 sueños más…- Ahí estaba Ella.
Aplaudiendo despacio y con la mejor sonrisa que Él pudiera imaginar hasta
ese momento.
-Dime una cosa: ¿Cuántas veces han pasado ya? 6… 9… más… ¿Por qué
continuas haciéndolo si al final siempre quedan 5 meses… o 7 horas? Eso aún
no te lo comprendo.-
-Ya con esta serán 15 veces… Estás seguro que soy yo la que lo hago. Yo
soy tu sueño hecho realidad, tú buscas algo y al existir yo, significa que aún no
consigues tu objetivo. Pero quién sabe, esta podría ser la última vez que lo
intentes… Quiero decir, que lo intentemos. Has dejado tantas pistas y la última
vez hasta pudiste dejar fragmentos de sueño… o de realidad adentro de tu
propio sueño para que así esta vez no te costase llegar a la conclusión en la
que te habías quedado, por esa razón ha aparecido ese hermoso reloj. Además
ese reloj es el que rige mi existencia. Por ahora no se moverá. Te dejará que te
acostumbres, al menos un par de horas antes de que todo se vuelva un
desorden aquí y allá.
-¿Aquí y allá?- Él estaba intentando seguir el ritmo de la conversación,
pero había demasiadas cosas que no comprendía.- ¿Dónde están esas pistas
que dices?-
-No lo sé, si lo hubiera sabido, hubieran dejado de existir al mismo tiempo
que yo. Sólo hay un documento que existe y que yo lo hice en la fase anterior,
debo decir que está completamente al revés. He querido pasarlo todo a su
forma normal, pero se desvanecen las letras cuando apenas voy a la mitad.- Él
asentía como si supiera de qué se trataba.- Por ahora despierta, no sería bueno
que el tiempo comenzará a correr al ver que puedes estar aquí tanto tiempo.
Una última cosa: El documento del que te hablaba se titula “Un final para la
humanidad, no existe.”. ¿Te dice algo?-
-No, nada en realidad. Tal vez más adelante pueda saber si tiene algo que
ver con todo esto.
-Yo no sé qué busco, pero sé que lo hallaré.- Él tomaba las manos de Ella.
-Sí, lo sé. Mira, aquí será nuestro punto de encuentro. Este árbol tan
majestuoso por su altura y hechura guardará nuestros secretos.
-¿Secretos? Eso es, aquí ya estuvimos, y según recuerdo aquí dejé algo
muy importante. ¡Ven ayúdame! Me puedes explicar cómo es que el tiempo
regresa y sigue fluyendo de la misma forma que cuando comenzamos. Es
decir, la primera vez que tú, apareciste.- Él se había acercado al tronco del
árbol y arrodillándose a un par de pasos de este, sacudió el suelo muchas
veces. Al cabo de unos instantes, algo pequeño y redondo comenzó a brillar.
-Lo que pasa es que es un sueño unido a la realidad, sin embargo, el tiempo
empieza a trastornarse debido a que no puede mantener esa unión. En la cuarta
vez que pasó esto, tú dijiste que era un bucle, que era algo que siempre se iba a
suceder de la misma manera, entonces decidiste comenzar a guardar partes de
lo que fuera pasando con alguna diferencia. - Ella se acercó a Él.- Por cierto,
ese anillo me lo regalaste en la séptima vez que estuvimos aquí.- Él estaba
sonriendo, tanto porque el mencionado anillo lo introdujo en el dedo de Ella,
así también porque el viento le recordó otra pista.-
- Me dijiste que se guardaban secretos aquí, no es así.- Ella observaba el
anillo.
- Así es.- Fijó su vista en Él.- Aunque no dije “se guardan”, más bien,
“vamos a guardar”- Él omitió el comentario.
-Entonces este anillo, no debe ser el único secreto que guardamos aquí.-
Mientras hablaba, palpaba el árbol, veía la copa y sus alrededores cercanos.
-Eso no puedo saberlo. Tengo algunos recuerdos anteriores, pero siempre
que lo voy a recordar, el tiempo toma una carrera absurda por separar el
tiempo del sueño y el de la realidad.
-No, está bien. Lo recordaré yo, esta es probablemente otra pista.
-En un par de días mi personalidad cambiará, me volveré más adicta a las
pruebas… Las pruebas, son juegos de cambios… Cambiaré mi estilo de
cabello. Ya no será negro, lo cambiaré por un color… - Se quedó pensativa
unos segundos. Sonrió con la malicia femenina que Él adoraba tanto.- Será
color chocolate.
-Entonces este es tu lugar de estudios…- Decía Él asombrado de la
majestuosa obra de arte de la cual Ella le estaba comentando era donde tendría
que recibir sus clases. Ella se acercó a su oído y le dijo en un susurro.-
-Sabes que todo esto es falso. ¿Verdad?-
-¿A qué te refieres con “falso”?- Él se encogió de hombros. Ella se rio en
señal de que no era la misma de hacía 5 días.-
-Espérame afuera de la sala de belleza “Body and Beauty”. Llegaré tarde o
temprano.- Seguía riéndose de una forma en la que Él sabía no lo había hecho
hasta ese instante.
- Ahí estaré.- Él se fue alejando con la mano extendida a modo de
despedida.
-¿No me besarás?- Y su risa continuaba.
-¡Lo dejaré para después! El sueño nos conoce demasiado bien.- Ella dejo
de reír y sonrió, porque Él ya no era el mismo.
-De qué manera deben suceder hoy las cosas.- Meditaba Él en su
habitación.- Morir no puedo. Tiene que haber otra forma de hacer una pausa a
los eventos.- Se levantó, abrió el baúl donde sabía estaban las estrellas, se
disponía a pedir un deseo, aun si luego sólo le quedaba uno y entonces la vio:
Una libreta demasiado vieja a su parecer. La tomó y la hojeó. No vio nada
interesan… Había una hoja donde habían escritas unas líneas. La primera: “Ya
es mo…”. La segunda: el intento de una “s” y luego una “r”. Y la tercera:
“Amor mío… me ha encantado.”.- ¿Cómo es que ya sabía de las estrellas
fugaces?- Se preguntó a sí mismo.


Capítulo 5

-Descubrí algo…- Él estaba a las afueras de “Body and Beauty”.


-¿Ah, sí? ¿Qué ha sido? - Ella ya estaba preparada, había sucedido
anteriormente. Seguramente Él le comentaría que había encontrado una libreta
con la anotación de dos líneas una que decía “Ya es mo…” y en la siguiente
una “s” mal hecha y una “r”-
-Encontré una libreta con tres líneas escritas, tal vez tú sepas lo que
significan.- Ella frunció el ceño. “¿Tres?” Pensó. “Bueno, podría ser mejor,
más tiempo.”-
-¿Qué decían esas líneas?-
-Bueno una decía: “Ya es mo…”- Todo el ambiente comenzó a detenerse
desde el momento en que Él había comenzado a pronunciar la palabra “Ya”.
Ella había comenzado con el plan que habían creado desde la cuarta vez que
estaban en esas circunstancias: Se durmió.
-¡Maldito reloj de arena!- Gritaba Ella mientras lo sacudía con fuerzas. El
reloj de arena ya estaba en una cuenta inacorde a la realidad llevaba 2 décadas
más que el mundo original, y en vez de seguir su curso hacia adelante, iba
hacia atrás. El tiempo, eran intervalos extraños y cuando Ella lo sacudía
parecía volverse más extrema su curiosa forma de tiempo a intervalos. Pasaba
de días a horas, de minutos a milésimas, de segundos a semanas, de años a
horas… De pronto sucedió: tenía 5 meses exactos, lo mismo que el tiempo en
la realidad. Se quedó quieta. Sabía que Él estaba a punto de terminar sus dos
líneas… Lo recordó, ahora eran tres. ¿Qué más podía hacer en ese tiempo?
¿Cuánto tiempo tenía en realidad para hacer otra acción? Pensó en la última
vez. ¿Cuál había sido el error? Tenía que darse prisa. “El tiempo no había sido
suficiente”, pensó. Eso era. Volvió a sacudirlo. Esta vez debajo del reloj una
pantalla digital marcó una fecha exacta y una hora exacta.- Ahora sí.- Dijo.
Él nada podía recordar. ¿Qué estaba haciendo? Debía haber una razón para
estar cerca de esa sala de belleza. Aunque no sabía cuál era.
-¡Bienvenido!- Dijo una voz femenina. Eso ya había cambiado el
panorama. Ya no parecía tan triste. La atmósfera era un poco más tranquila, los
latidos de su corazón parecieron agitarse un poco también cuando escuchó esa
voz.- Ya está todo hecho. Aunque bueno, desde este momento sólo yo puedo
jugar a saber lo que está sucediendo. Ven, te llevaré a mi casa.
-¿Cómo es tu casa?-Ella le había tomado la mano y lo llevaba casi como
un muñeco, Él preguntaba y Ella no respondía a ninguna pregunta, sólo lo veía
esporádicamente.- ¿Estamos en el lugar correcto?- Ella vio hacia el cielo.-
¿Somos novios? ¿Amantes acaso?- Esta vez se reprimió de contestarle
cualquier cosa.- ¿Cómo es tu casa?- Volvió a preguntar. Era la quinta vez que
hacía la misma pregunta. Ella se detuvo en seco.-
-Bien, pon atención: Mi casa es completamente blanca. Tiene 6 corredores:
3 arriba y 3 abajo, lo cual significa que es de dos plantas. Yo vivo en la
segunda puerta de la derecha del primer corredor, en la planta superior. Eso es
lo que debe interesarte. Las demás están en blanc… vacías, nadie los habita.
En las afueras hay unos rosales que han aparecido de pronto, sin que nadie los
pusiera ahí. Mi padre es un señor muy importante en el mundo de los
negocios. La escuela, también la sala de belleza donde nos encontrábamos; las
dos construcciones fue él quien aportó todo el material para su creación, digo
su construcción. Ahora, tienes que irte. Tengo otros asuntos que atender.
-¿Qué?, pero habías dicho que iríamos a tu casa.
-Ya debes tener una imagen mental de cómo es toda esa casa, digo de mi
casa. Nos vemos mañana en la sala de belleza. Tengo que arreglarme el
cabello.- Se acercó a Él y lo beso. Eso hizo que Él dejará de preguntar por qué
ya no irían a la mencionada casa.
Ella se preguntaba por qué Él no abandonaba esa pregunta. Sin respuesta
clara decidió decirle lo que sabía, pero se suponía que esos datos eran para
dentro de una semana, no para ese primer día. Además había decidido escribir
el argumento de “Un final para la humanidad no existe.”. Aprovechando el
tiempo restante cuando estaba cerca del reloj de arena había comenzado a
escribirlo. Había dejado una hoja en ese lugar. Esperaba que fuera posible
terminarlo si no unía todas las partes de una sola vez. Ahora que estaba en su
cuarto pensaba en que hubiera sido buena idea mencionarle a Él como era este.
Decidió dormir, para poder encontrarlo.
-Vaya, que raro es verte hasta en mis sueños.- Decía Él, mientras se
acercaba a Ella.
-Siempre será así.- Vio los dedos de Él, temblaban. Tomó sus manos.-
Escucha, olvidé decirte: Mi cuarto es de 5 metros cuadrados. Hay una cama…
- Lo vio con la misma sonrisa que Él conocía era de alguna sorpresa.- donde
cabríamos los dos.- Le guiñó el ojo derecho, para reafirmar lo que le había
dicho. Él estaba sin palabras. Todo se había reducido a verse con ella en esa
cama. Su imaginación hacía un gran trabajo.- Exactamente así es.- Había
aparecido una a unos pocos metros de donde ellos estaban. Él se quedó
asombrado, pero luego recordó que era un sueño.- Ven, probémosla.- Dijo
Ella.-
-Sí.- Dijo Él.
Al momento que Ella se subía a la cama, en medio de los dos, cayó una
hoja escrita por los dos lados. Ella la vio con extrañeza. Él no se subió a la
cama, sino que la tomó y la volteó a los dos lados. No la leyó. Su vista se
enfocó en la oración “LO IMPORTANTE ES CONTINUAR.” ya que estaba
en mayúsculas. Después lo siguiente a lo que le tomó importancia fue a una
pregunta: “¿Qué es el tiempo?” La hoja desapareció. Ella lo comprendió y
sonrió. Él se había quedado con la duda.
-¿Qué más quieres soñar?- Le dijo Ella, y Él no ponía atención, sólo veía
hacia el horizonte que se estaba dibujando en cada vez que Él veía hacia
cualquier lado.
-Contigo tengo más que suficiente, lo demás es un agregado.- La cama
crujió, se partió en dos, mientras Ella estaba ahí. Él parpadeo, pues no podía
creer que eso hubiese pasado en un sueño.
-Eso fue perfecto.- Decía Ella tirada en el suelo.- Escúchame, ahora
cuando vayas a recogerme a la sala de belleza, voy a terminar la relación
contigo. Te estoy diciendo esto ahora, porque al haberse quebrado la cama en
dos, el tiempo se debe haber pausado, por lo tanto no corremos ningún riesgo.
Y cuando llegues a tu casa, pide un deseo. No importa cuál sea, sólo hazlo.-
-Siempre hablas de cosas muy extrañas. ¿Por qué no puedo recordar nada
después de haber estado en la “Body and Beauty”?- En ese instante Ella se
levantó del suelo.- Lo haré, porque siempre las cosas ocurren como dices que
van a ocurrir.-
-Esto es malo, el tiempo está corriendo. Despertemos ya. Nos vemos en la
sala de belleza.-
-Hola. ¿Por qué has tardado tanto en la sala de belleza? - Él llevaba dos
horas esperando, además le parecía que ya conocía la rutina. Y eso es lo que le
disgustaba, sentía que era lo mismo ni una sola pizca de cambios.- Creí que no
te cambiarías el cabello. Bueno, no sin decírmelo.
-Nos vamos.- Dijo Ella, ignorando todo lo que Él le había estado diciendo.
El lugar era perfecto, el momento preciso, sólo faltaba algo para comenzar
con el engaño acerca de “terminar la relación”. Lo besó como si fuera la
última vez. Ella se separó mientras el viento la acariciaba suavemente. Él no
sabía qué hacer. Sabía que lo iba a “terminar como novio”, pero era algo
planificado, o sea, que no tenía nada de que afligirse. Y también sabía que Ella
le había dicho que actuará como si fuera lo peor que le fuera a pasar.-
- ¿Y ahora?- Dijo Él. Buscando algo para comenzar. Ella sonrío por cómo
se estaba dirigiendo la situación por el camino más cauteloso.
- Ahora me vas a dejar de buscar.-
- ¿Qué quieres decir?- Dijo a sabiendas de las respuestas que Ella le podía
dar.
-Este anillo…- Dijo, sacándoselo de su dedo y tirándolo al suelo.- No me
sirve más.- Ella puso una cara demasiado triste. Él pensó en las tantas veces
que lo habría hecho esto y también trató de pensar en cómo iba a terminar todo
eso.-
- ¿Crees qué es un buen final?- Le dio un tirón suave a su mano y Ella
volvió a quedar junto a Él, sus narices estaban pegadas y se veían directamente
a los ojos. Ella lo besó. Luego lo vio de nuevo y sus ojos parecían apagarse.
-Me parece que si.- Dijo un poco dubitativa. Se mantuvo mucho tiempo la
imagen de estos dos en aquel lugar donde se guardaban sus secretos.
-Ya veo.- Dijo Él. Pensando que ese era otro de los secretos que guardaba
el árbol tan majestuoso.- ¡Tu cabello negro y liso es el mejor! - Ella lo besó,
casi acariciando una victoria contra el tiempo, y luego se separó al completo.
Comenzó a caminar por el camino que se suponía llevaba a la casa de Ella. Y
Él pensando “¿Cuál sería la mejor solución, para guardar todos los secretos?
Ella ya se encontraba lejos cuando Él se dijo a sí mismo que ya tenía el deseo
que pediría al llegar a su casa, pero hizo un último intento para engañar al
tiempo.- ¡No te vayas, por favor!- Y rompió en llanto.

Capítulo 6

“Todo debía sucederse así desde la primera vez.” Se decía Él sentado


frente al “Baúl de los recuerdos” como lo había nombrado. Abrió lentamente
la tapa, las estrellas estaban ahí, a Él le vinieron recuerdos de su octava vez; sí,
ahí había conseguido a la primera estrella. Su deseo esa vez había sido detener
el tiempo en la novena vez, para poder encontrar esa misma estrella. Y en su
noveno sueño al estar detenido el tiempo le dijo a la estrella que se quedara
estampada en la ventana, como si esta fuera un cuadro pintado. Después en la
vez anterior, la catorceava vez, la estrella había vuelto a aparecer, Él en ese
momento actuó rápidamente. Ahora estaba recordando en su recuerdo. En su
recuerdo había visto como en la tercera vez la estrella había aparecido y Él
había pedido el baúl para guardar cualquier cosa y que el tiempo no la
detectara. Así pues, tomó el cuadro después de recordar todo eso y lo metió en
el que ahora denominaba el “Baúl de los recuerdos”. Volvió en sí.
-Estrella, ahora quiero una foto. -Dijo. La estrella que estaba más abajo
pero a la misma distancia continúo su recorrido.- No quiero una foto
cualquiera, quiero que esa foto contenga todos los recuerdos en uno solo.- La
estrella brillo como si hubiera colisionado al final del cuadro fingido por la
ventana. Desapareció cual si fuera estrella fugaz.
-Si dejo estas dos páginas aquí, seguramente Él sabrá cómo utilizar las
palabras a su favor. Parece ser que esto así debía pasar.- Ella dejó junto a su
propia cama las páginas 1 y 2 de su argumento, aunque parecía no conocer su
significado aún, esperaba que Él si lo conociese.
La hora de soñar siempre lo tomaba de improviso, ahora todo giraba,
saltaban partes de tierra hacia el cielo aun sin un color preciso. Estas partes
iban conformando lo que parecían pilares, cuatro con exactitud quedaron en el
lugar en el que se encontraba. A lo lejos se comenzó a dibujar una guitarra,
luego un espejo o su base -lo supo porque había todo tipo de maquillaje,
delineadores, lápices de labios, y más, mucho más de lo que estaba seguro,
Ella utilizaría para cautivarlo.- , Él no se podía reflejar, parecía una pantalla
oscura a punto de iniciar a mostrar hechos espectaculares. Así fue. En ella se
mostró una imagen de Él mismo, se limpiaba el dedo índice con el pulgar con
mucho detenimiento, como esperando a que fuera vista esa parte. Después de
un momento extendió su mano completamente, la examinó detenidamente.
-¿Has terminado?- Escuchó que alguien le decía y la imagen proyectada de
Él se quedó quieta inmediatamente. La imagen de Él se había congelado,
pareció como sí alguien hubiese puesto alto a la reproducción.
El espejo no dejó de mostrar la imagen de Él, pero ¿Quién era la otra
persona que se encontraba con Él? Luego, aquella pantalla de nuevo quedó
negra. Parecía una pantalla oscura a punto de mostrar algo demasiado extraño.
Él estaba extasiado con el gran suceso. La pantalla mostró una chica de unos
17, 18, 19… La edad no era muy precisa, la conmoción acerca de esta nueva
reproducción, era sin lugar a dudas, que se trataba de Ella. Sus ojos, sus
manos, su sonrisa, eran los rasgos que Él apreciaba desde cualquier momento
en que la viera. No, ahora mismo era lo que Él solía apreciar. La rutina ya le
parecía muy monótona. Y sus pensamientos corrían vertiginosamente de un
momento a otro, la Ella que se mostraba tenía el cabello con unos rizos color
oro, y en sus puntas un tono café…
-¡Eso no es cierto!- Grito Él a la pantalla, porque el cabello de Ella era
negro en ese instante. Parpadeó, levantó sus manos, vio a todos lados, qué era
eso que había recordado. Posiblemente era otro de sus tantos secretos, pero
porque estaba en un sueño. Sí, Ella se lo había dicho “Has dejado tantas pistas
y la última vez hasta pudiste dejar fragmentos de sueño… o de realidad
adentro de tu propio sueño...”. Esta Ella se dispuso a escribir…

Capítulo 7

Las imágenes iban y venían, se fusionaban con distintos colores. A veces
se desvanecían, a veces por el contrario, aparecían en los lugares menos
esperados. Todo en su mente.
“¿Qué más podría pasar?” Esa pregunta lo atormentaba desde aquel
momento en que había visto la imagen de Él en aquél sueño extraño, y luego
la de Ella mientras escribía algo sin parar, las horas habían ido pasando y Ella
no se había detenido, Él la había observado en todo momento. Aún si fuese un
sueño eso debía suceder. En Ella las manchas oscuras… moradas por el
cansancio se habían hecho notar. Y de pronto… La realidad ya no lo era. La
pared frente a Ella se desmoronaba. ¿Cómo era posible? ¿Acaso era sueño
adentro de un sueño el recuerdo que estaba teniendo? No, Ella era realidad
hacía apenas un instante, lo cual indicaba una fusión entre realidad y sueño.
De la cama habían caído un par de hojas de las que había escrito Ella. Él había
visto por mera inercia, por destino, por cualquier excusa que pudiera ser y
exactamente la línea que había leído decía esa pregunta que ahora lo
atormentaba.

Capítulo 8

-¿Qué buscamos exactamente de este sueño?- Preguntó Él.-


-No lo sé.- Dijo Ella.-
-Recuerdo casi todas las fases. Yo te di un nombre inverosímil porque la
realidad fuera de estos sueños no permite tu escape. Pero ya estamos muy
cerca.-
-¿Las recuerdas las 15?- Dijo con lágrimas en los ojos.- ¿Qué tiene la foto
que pediste a la estrella?- Ella extendió su mano para que Él se la diera.-
-Todas y cada una, aún hay partes que están como una luz intermitente,
pero supongo que esos son los instantes en donde estuvimos a punto de
lograrlo y se agotó el tiempo.- Él le estaba entregando la foto, y antes de
entregársela, se detuvo. El pequeño cuadro de papel que era “la foto” destelló
y desapareció.- Bueno, aún no puedes saber su contenido. ¡Vamos!- Le tendió
la mano para que Ella lo sujetara.- El reloj nos espera. Arriba es realidad y
abajo es sueño. Nosotros viviremos a la mitad. Es por lo que hemos estado
luchando.-
-¿Podremos estar juntos?- Los ojos de Ella eran un manojo de emociones:
Alegría, tristeza, gozo, paz…-
-Así es, nuestra travesía será muy agotadora. ¿Estás preparada?- Ella tomó
la mano de Él.
-Sí, para cualquier cosa.-
Si la fuerza de dos universos estuviera atada a un solo destino, sería poca
cosa comparada a todo lo que pudiera valer el amor de este sueño. Ella
mantenía su promesa de no decir jamás el nombre de Él. Había sido la primera
petición que había obtenido aún sin haber sido soñada, aún sin poseer el
cuerpo físico que ahora mantenía. Todo colapsaría si Él recordaba su nombre.
Había sólo un momento para poder decírselo. Aunque jamás fue consciente de
saber cuándo era ese momento, pero Ella se seguiría aferrando a todo cuanto
pudiera por seguir siendo su sueño.
-Esto será lo primero que vamos a enfrentar…- Dijo Él. En lo alto del cielo
había unas manos que parecían luchar por salir.- Tenemos que ayudarle. Y
luego continuar. El reloj está observando y el tiempo irá un poco más lento.
Debemos hacerlo rápido. ¿Qué quieres soñar?- Su mirada era demasiado
perfecta, Él acarició sus labios lenta y pausadamente, y después vio las manos
de nuevo.- Así debe ser…-
Ella abrió los ojos para darse cuenta de que estaba soñando. Las praderas
tenían color rojo. Sobre la superficie del suelo había un rastro que pertenecía
de seguro a aquello que Él había dicho eran manos. Había que sacarlas.
¿Cómo? Sacar un sueño de un sueño y luego sacarlo de ese sueño a la
realidad. Era muy complicado. De pronto, un alfiler apareció en lo alto de una
pradera, decir un alfiler era muy impreciso, era un alfiler gigante. Ella dio un
brinco y llego a la cima. Lo vio. Razones de cómo habría llegado ahí no
importaban, era obvio que pertenecía a la realidad y era lo necesario para sacar
las manos de ese lugar. Siendo un sueño, sólo tuvo que imaginar el tamaño
perfecto de un alfiler y hacer el intercambio de la realidad con el sueño. Ahora
ya podía utilizarlo. Tenía el alfiler entre sus dedos y al ponerlo con su punta
hacia el cielo, lo soltó. Éste flotó y llegó hasta el color azul claro. Luego siguió
hasta perderse en el color.
-¡Váyanse!- Dijo, y las praderas volvieron a ser verdes, mientras Ella caía
al suelo lleno de verde y abundante hierba.
-Despierta, mira es una M. Nos hemos acercado lo suficiente. ¿Quieres
seguir?- Ella se levantó con sus manos temblorosas. Veía hacia todos lados.
-¿Ya ha terminado lo de las manos?…-Sus ojos desorbitados, buscaban que
un sí de Él aclarara la situación. Al tenerla, añadió:- ¡Claro que quiero
continuar!
-Esta vez me toca a mí.- Dijo Él mientras veía hacia atrás. El reloj, ahora
iba pasando el tiempo como si fuera la propia arena.- Voy a dormir, y es muy
probable que me debas despertar antes de que el sueño termine, porque si no
moriré.-
-Está bien.- Dijo, pero en su ser ya no había nada que no fuese el temor de
perderlo… de perder todo por lo que habían luchado tanto tiempo.
-Al fin despiertas. Eres un dormilón. Vamos ayúdame, esto es muy
complicado.- Frente a Él una chica con el cabello recortado hasta sus hombros
sostenía un pequeño bolígrafo. Corrió a ayudarla.-
-¿Quién eres tú?- Le decía mientras tomaba el bolígrafo. Cuando hubo
tomado por completo la posesión de este, sintió como si fuera lo más pesado
que nadie jamás hubiera podido levantar.
-¿Quién soy? Tú mismo me diste mi nombre. Soy “Un millón y medio”.
¿Ya no lo recuerdas? Eso te pasa por pasar durmiendo tanto tiempo. Mantenlo
ahí. Esa será la posición perfecta para tu ventana. Aún no puedo creer que no
tuvieras una.- Ella comenzó a reír y a Él su risa le encantaba, pero no
recordaba por qué estaba ahí, por qué no recordaba nada.- Toma, te daré esta
libreta, anota en ella todo lo quieras, siempre y cuando sea para mí. La
cuidarás ¿Verdad?-
-Con mi vida.- Dijo Él sin saber exactamente las razones. Él no se sentía
dueño de su propio cuerpo. Estaba ahí, pero no actuaba por sí mismo, aquél Él
hacía todas las acciones antes que Él mismo las ejecutará, claro que su
intención era hacer lo que hacía la otra conciencia de Él. Todo se oscureció.
-¿Un recuerdo? Ese era yo en la primera fase. ¿Hace cuánto habrá pasado?-
En sus manos sostenía la libreta en la página en donde estaban las únicas 3
líneas escritas.- Esto parece una reliquia. Talvez el reloj descubrió su función.-
De pronto, cayó en la cuenta de que tenía la libreta en sus manos. ¿De dónde
la había sacado? Tendría que ocupar ese bolígrafo una última vez. Vio su
realidad; sí, era seguro. Ni Ella ni el reloj estaban ahí. Se inclinó, y el suelo
blanco hacía un instante, ahora era un sólido concreto. Escribió en la libreta
algo que era necesario al final, escribió una “y” minúscula.
-¡Despierta!- Decía Ella mientras lo sacudía de sus hombros- Vamos, hazlo
ya.- Él abrió los ojos lentamente, su sonrisa fue lo primero que pudo hacer al
verla a Ella.
-Logré una letra, pero no te la puedo decir. Es la última.- Con sus manos
acarició el rostro de Ella.- Es hora de dormir juntos.-
Los rosales eran con frecuencia acariciados por las brisas. La
majestuosidad de la casa era lo más importante. A simple vista pareciera ser un
castillo completamente blanco. Habría que ser muy cuidadoso al momento de
observar, podría parecer una ilusión. Aun así, sólo era una casa de dos plantas.
Podría decirse que las habitaciones eran el menor de los problemas. Había un
total de 36. “Más allá de ser un lugar de estancia, es un lugar de paso”. Eso
decía el cartel de la entrada. Abrir la puerta principal era entrar directamente al
segundo de los 3 corredores que había. A su izquierda y a su derecha había
unos angostos pasillos que daban a unas escaleras, por ellas se accedía a su
segundo piso. Las puertas no estaban numeradas, en vez de eso había fechas y
horas.
-Por fin he logrado llegar. No sé por qué no podía salir de esa habitación.
Ahora veamos, esta es la casa de Ella… Supongo que en donde me encontraba
era su habitación. Recuerdo que me dijo que las demás están vacías. Tal vez
pueda encontrar algo que agobie al reloj.- Él se encontraba en la segunda
planta aún. Veía a todos lados, esperando que nadie fuera a descubrirlo. Vio la
puerta: 3 de octubre, 10:00 AM- ¿Qué significará está fecha?- Fue hacia la
puerta de enfrente y vio que decía: 2½ de marzo, 3:32 PM.- ¡Qué extraño!-
Cada puerta tenía un cuadro de cristal que permitía ver su interior y Él, intentó
ver. Cuando observó la 2½ de marzo, 3:32 PM, notó que había unas pequeñas
esferas, pero estaban demasiado lejos para que Él reconociera qué eran.
Continuó viendo a través de aquel cristal. En un momento, una de las esferas
se estaba acercando a gran velocidad, parecía como si él viajará en algún tipo
de transporte. Llegó a una superficie cubierta de flores. Él veía desde dentro
de algún lugar.
-Súbelo a mi nave.- Escuchó que le decía alguien a otro personaje que
estuviera en las cercanías. Luego todo pareció quedar oscuro. La escena había
saltado. Una imagen gris algo parecida a una persona estaba frente a Él-
-¿Qué es un sentimiento?- Dijo la imagen. Ahora estaba en la posición
donde un instante atrás había estado la imagen. El alguien que había pasado
frente a Él anteriormente tenía una túnica color marrón.
- Es una emoción que no se puede evitar. Es algo así como cuando ves un
pez y lo primero que se te ocurre decir es... ¡Qué Bonito!- Luego todo quedó
oscuro. Siguió un par de minutos más observando a ver si sucedía algo más,
pero ya no hubo nada, sólo oscuridad.
-¿Qué era todo eso?- Dijo en voz alta. Y luego vio a todos lados esperando
no ser descubierto. Continuó hacia la tercera puerta. Observó que en donde
deberían estar las fechas y horas, estaban vacíos. En los dos lados sólo estaba
el lugar en donde deberían estar. Decidió ver en su interior usando nuevamente
el cristal. Nada. En su interior no había nada, todo estaba en blanco, como si
fuese un sueño que debía ser dibujado, imaginado o creado. Fue a la primera
puerta, vio también su fecha: 2½ de octubre, 11:00 PM. Observó
concienzudamente el interior, debía haber algo ahí. Esa debía ser la razón por
la cual había llegado a ese lugar. Lo que vio lo dejó pálido, casi era un ser
blanco que podría haberse ocultado en aquella casa. Había un hombre sentado
y amarrado a una silla, sus manos estaban aprisionadas en su pecho. Se alejó y
decidió ver la puerta de enfrente.
-¡Alto!- Ahí estaba Ella. Se había puesto justo delante de la puerta a la que
se dirigía Él.- ¿Quieres ver lo que hay ahí?- Ella decía que no con su cabeza,
como intentando decirle a Él lo que debía hacer.-
-Bueno… la verdad es que sí, pero al mismo tiempo, no quiero verlo. ¿Qué
hay en las demás habitaciones?-
-Relojes… distintas realidades, distintos tiempos y lugares. Algo que no
debes saber. No está permitido. Tú sólo puedes ver el final de la segunda
puerta de octubre. Ese es tu tiempo y realidad.-
-Quisiera poder terminar lo que comencé. Sigues siendo mi sueño, ¿No es
así?- Le tendió la mano.
-Sabes…-Dijo Ella con una lágrima resbalando por su mejilla.- Nuestra
puerta es la que nunca termina lo que comenzó.-
-¿Qué quieres decir?- Cerró su mano. Ella apartó su mano y bajó la
cabeza.-
-¿Viste la tercera puerta? Ahí ya terminó. Ellos si lo lograron. Viven en el
lugar que tanto anhelamos, pero nosotros nunca lo lograremos…- Puso sus
manos sobre su frente, sus lágrimas seguían brotando como algo indetenible.-
-No, No…- Él sonrió.-, esta vez lo lograremos. Estamos aquí por esa
razón.- La tomó a Ella de su mano izquierda.- Vamos.- Abrió la puerta 3 de
octubre, 10:00 AM, un haz de luz los envolvió. No sabían exactamente donde
estaban ahora. ¿Era sueño o realidad?-
Jamás le soltaría la mano a Ella. Eso se repetía constantemente, como
queriéndoselo creer Él mismo.
- ¿Recuerdas la libreta? Me dijiste que la protegiera, pero no lo logré.
Ahora sólo existe una hoja. Donde escribí aquellas líneas, ahora son 4.- Ella lo
veía mientras caminaban sin un rumbo específico. “Hay que encontrar el
reloj.” Le había dicho Él, anteriormente.
-¿Cómo vamos a poder encontrarlo? ¿Cuál es la razón para querer estar
ahí? El tiempo se nos acabará una vez estemos con ese reloj. Volveremos a
empezar. Va a ser la número 16. Hemos perdido muchos secretos esta vez…
Casi todos.- Él puso el dedo índice sobre los labios de Ella. La soltó y le dijo
que no con el otro dedo índice.-
-Ya no tenemos más secretos. La estrella que quedaba ha seguido su
recorrido mientras yo soñaba, así fue como pude recordar tantas cosas de las
fases anteriores. Ahora sólo necesitamos el reloj porque ahí está la página que
te decía hace un momento. Cuando la tengamos sólo debes decirme algo que
yo no sé… y luego yo diré tu nombre. Luego… luego todo será realidad, luego
todo será sueño.- Volvió a tomarle la mano, quitó el otro dedo índice de sus
labios.
-¿Estamos soñando o estamos despiertos? Jamás habíamos intentado estar
juntos tanto tiempo al soñar, si es un sueño, y si es la realidad… no hay nada
que podamos hacer.-
-Es el sueño, ¿Qué quieres soñar? Lo que quieras lo tendrás. Es un
desorden que no estaba previsto por el reloj por lo cual podemos soñar tanto
como queramos. Por eso, para terminar con esto, debemos hallarlo. Junto al
reloj está la página.- Todo se oscureció. Ellos veían hacia todos lados.
Buscaban un punto blanco. Esa debía ser la ubicación del reloj. Ella señaló
hacia la derecha, Él señaló hacia la izquierda.- Yo iré a la derecha.- Tendría
que soltarla. Algo que no quería hacer, pero no había opción.-
-Entonces yo iré a la izquierda.- El punto blanco de la derecha,
desapareció.-
-Bueno… Vamos juntos al de la izquierda.- Y volvió a tomar su mano.-
*
Llevaban más de 6 horas corriendo. Lo que parecía un punto blanco se
acercaba y parecía ser un castillo… un espejismo… Unas rosas rojas fueron
dejando ir sus pétalos en el viento. En el camino encontraron aquel árbol tan
majestuoso que no volverían a ver jamás, era sólo un sueño. Al llegar a la
entrada estaba el cartel que decía “Más allá de ser un lugar de estancia, es un
lugar de paso”. Atravesaron por el angosto pasillo de la izquierda y subieron
las escaleras, vieron el corredor donde estaba la habitación. “También será
parte de un sueño”, se dijeron a sí mismos en sus adentros. En el segundo
pasillo se detuvieron, ese era su destino. Sólo por un segundo quisieron
acercarse a ver que sucedía en las puertas de ese corredor; más, fueron hacia
donde debían ir.
-Ahí está…- Decía Él jadeando.
-¿Lo debo…- Ella jadeaba también por el esfuerzo que debía ser estar en
ese lugar.- decir ya?-
-Espera, aún no. Debes tomar la página.- A mitad del corredor se detuvo.-
Debo decirte algo. La “s” mal hecha jamás fue una “s” era una “e” fue otro
secreto de la décima fase.- La arrojó hasta el final del corredor. Él siguió
caminando, mientras Ella ya estaba junto a la página.-
-¿Debo decirlo ahora?-
-Aún no, el tiempo va acelerando. La letra con la que comenzó todo fue la
M… luego le siguió una e… continuo una r… y ahora dime: ¿Cuál es mi
nombre?- El reloj de arena estaba en la carrera más ilógica imaginable.
Cambiaba sus números. Tenía de pronto un millón de años, luego un segundo;
pasaba después a una sucesión de fechas, 25 de diciembre, 7 de septiembre, 3
de octubre, 14 de febrero…-
- Tu nombre…-Ella al fin podría dejar de ser un sueño, podría ser la
realidad de Él.- Tu nombre es Jimy.- El reloj se detuvo. El tiempo pasó a
6:59:58.-
-Mira la última línea, todo termina ahí.- Ella vio. Sólo había una “y”. Unió
todas las letras. M-e-r-y.- Eres Mery, fueron 7 horas tal y como lo dijiste.-
Llegó hasta donde estaba Mery y se abrazaron.
-Por fin, Jimy.- Permanecieron abrazados mientras todo iba
desapareciendo.

Epílogo

Las palabras son un molde perfecto de sueños. La realidad es la que


permite llevar la vida a cuestas. La vida es la que permite soñar… Es un
círculo vicioso incompleto.
-Entonces, ¿Estoy muerto?- Decía incrédulo.
-Así es, ¿Tienes algo que desees cumplir?- Dijo el ángel batiendo sus alas
con suavidad.
-Desearía vivir el recuerdo de algo… de alguien. Es más bien un sueño,
casi una realidad…- Conseguí decir con una voz apagada.
-De vez en cuando, todo volverá a iniciar. De vez en cuando también te
despertarás de ese sueño. ¿Te parece bien?- El ángel se posó a la par de mi
joven silueta.- ¿Y cuál será su nombre?-
-Mery.- Me apresuré a decir.-
-Quiero decir, ¿Cuál va a ser su nombre de sueños? El original no puede
ser, además creo que tu sueño trata sobre salir de ese sueño y dejar olvidado
este cuerpo que ya murió; así que piensa otro, podrás utilizar el original hasta
el final.- Ya no era un ángel, era más bien un ser de luz del cual yo ya no tenía
ningún recuerdo.-
-La llamaré Un millón y medio de sonrisas. Ese le queda perfecto igual que
el original.- En ese momento caí de rodillas sobre un lugar completamente
blanco.
-Te enviaré libre de pensamientos, tú podrás elegir lo que te guste, será tu
sueño, más bien, el de Él… y de Ella.-Todo iba tornándose oscuro, aquella voz
debe haber sido importante, pero se alejaba cada vez más. Lo último que decía
era- Tus decisiones serán de colores y tus acciones van a ser el motor hacia un
futuro nuevo.- Una pluma cayó frente a mis ojos y al tocar aquella superficie
blanca, desapareció… ¡Todo comenzó ahí!

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