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Quiero iniciar esta reflexión, partiendo de que todas las que estamos aquí, y que hemos sido
llamadas y hemos respondido a esta llamada somos FELICES. Si es así ¡enhorabuena! o
¿será verdad que nos falta entusiasmo y alegría y que trasmitimos más interrogantes que
afirmaciones convincentes?
Uno de los primeros frutos del llamado que nos hace Dios, es la capacidad diaria de
vivir la vocación como don siempre nuevo, que se acoge con un corazón agradecido.
Un don al que hay que corresponder con una actitud cada vez más responsable y que
hay que testimoniar con mayor convicción y capacidad de contagio, para que los demás
puedan sentirse llamados por Dios para aquella vocación particular o por otros caminos.
Por está razón toda CONSAGRADA es también por naturaleza Animadora
Vocacional, en efecto quien ha sido llamada, tiene que llamar.
Es desde aquí donde estamos invitadas a crear en torno nuestro, una “CULTURA
VOCACIONAL” cualquiera sea el lugar apostólico donde estemos: colegio, parroquia,
universidad, misión…
¿Qué entendemos por “CULTURA VOCACIONAL”?
Una Cultura Vocacional es un ambiente social, un hábitat que favorece a cada persona; que
se comprenda a sí misma en función de una misión confiada por Dios para la construcción
del Reino:
Es un tejido de valores y de ideales
Es una serie de concepciones de la vida, de la muerte y de lo que habrá más allá de
ellas.
Es un modo de entender la libertad y el amor.
Es un legado de convicciones de fe y de expresiones pastorales
… que propician que las personas se descentren de sí mismas, que miren más allá de sus
propios proyectos, que se pongan a la escucha y al servicio de una misión que les ha sido
confiada por Dios mismo, para la transformación del mundo.
Una “CULTURA VOCACIONAL” es aquella atmósfera donde se valora y se defiende la
fidelidad a la propia vocación porque ella ha sido recibida de Dios, porque es parte de la
dignidad del ser humano y porque de ella depende la creación de un mundo nuevo.
El gestar esta “Cultura”, puede ser hoy uno de los más urgentes servicios a prestar al
“dueño de la mies” que llama a colaborar con El, y según su modo, en la salvación de un
mundo herido por la injusticia. Veamos algunos ejemplos.
Expresiones Pastorales - Los curas y las monjas - Todo cristiano, tiene una
tienen vocación, los demás vocación. Solo algunos se
no fueron llamados por Dios arriesgan a enfrentarla.
- Tal vez tengas vocación… - Tienes una vocación de
¿has pensado en que tal vez Dios, no sabes cuál es,…
Dios te llama …? ¡escúchala!
- La P. V. es para los que - La P.V. es para todo el que
quieren ser cura o monja. quiera exponer su vida a
Dios y pueda hacer
- La P.V. no esta relacionada discernimiento de su estado
con la Pastoral Familiar, de vida
Juvenil, Parroquial - La P.V. es el alma de la
- La P.V. es una agencia de Pastoral Familiar, Juvenil,
reclutamiento donde solo se Parroquial; si bien no las
checa si alguien sirve o no reemplaza.
- En la P.V. trabajan curas y - La P.V. es un servicio
monjas ofrecido a toda persona para
discernir la voluntad de Dios
- En la P.V. trabajan padres
de familia, abuelos,
profesionales, curas,
monjas…
Las Vocaciones son como los hijos que normalmente se tienen cada nueve meses y de uno
en uno. Para que la Iglesia y nuestra Familia Religiosa tengan vocaciones necesitan
desear quedar “embarazadas”.
Necesitan de una cualidad que caracteriza a todas las personas maduras: la
generatividad. Querer engendrar VIDA, encontrar el sentido de la propia vida en ayudar a
que la vida madure en otros.
Mientras estemos centradas en nuestras necesidades (incluso institucionales), en
mirarnos el ombligo, como si el centro del mundo y de la Iglesia fuésemos nosotras y
nuestra Institución, difícilmente seremos generadoras de Vida-Vocación.
Hermanas, ánimo, Dios nos ha confiado la Misión más loable: ser Sembradoras de
la Buena Noticia de la Vocación, Acompañadoras en el camino, Educadoras en la Fe y
Discernidoras de la llamada que viene de los Alto.