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Jean de la Fontaine
Desde una rama muy alta, un hermoso gallo miraba el campo donde las gallinas y
los pollos picoteaban la tierra.
El hambriento zorro pensó que tendría un buen almuerzo si se comía uno de los
apetitosos pollos que estaba viendo. Y empezó a acercarse muy silenciosamente.
Pero cuando el zorro miró hacia arriba y vio al gallo que hacía guardia, pensó en
engañarlo: -Mi querido amigo gallo, tu ya no necesitas cantar para que las gallinas
se alejen de mí, cuando yo me acerque.
El gallo se sorprendió, y preguntó ansiosamente: -¡Por qué no! Los patos, los
conejos y los perros son buenos amigos nuestros, pero no puedo decir lo mismo
de los zorros.
-Ese tiempo de peligro ya pasó. Ahora todos los animales viven juntos en paz,
todas las razas son amigas. Me gustaría acercarme para darte un abrazo. No
tengas miedo.
El astuto gallo pensó que el zorro le podía estar engañando y dijo: - entonces, tu
no le tienes miedo a los perros cazadores.
-¡No! Ahora ellos son grandes amigos míos.
-¡Que bueno! Entonces te alegrarás mucho porque vienen detrás de ti. ¿Qué? El
zorro sintió que se moría – Un grupo de hermosos sabuesos viene hacia acá.
Pienso que a darte un abrazo. El zorro se asustó mucho y huyó.
Lenguaje y Comunicación Nb2 2
Conociendo las fábulas
El zorro agotado decidió tenderse bajo un gran árbol para descansar. Desde allí
vio una viña con hermosos racimos de uvas, lo que aumentó su apetito. Mientras
saltaba para alcanzar los racimos, el zorro pensó: “al menos encontré una fruta
deliciosa para calmar mi hambre”...
Pero las uvas estaban tan altas que a pesar de sus saltos no lograba alcanzarlas.
Tanto se cansó tratando de alcanzar las uvas, que se dio por vencido y se marchó,
rezongando mientras miraba las uvas: “No importa. Lo más probable es que las
uvas hayan estado verdes; y ácidas no me gustan”.
Lenguaje y Comunicación Nb2 3
Conociendo las fábulas
Jean de la Fontaine
Las aguas del lago estaban tan claras que reflejaban el bosque como si fuera un
espejo. Todos los animales que bebían en el lago, se veían reflejados en el agua.
Un oso y su cachorro se sorprendían pero se alejaban. Muchos animales llegaban
hasta el lago.
Uno de ellos estaba muy sediento, y cuando bajó su cabeza para beber, se
sorprendió:
-¡Qué hermoso par de cuernos!
-¡Qué bello soy!
-¡Qué hermosa es mi imagen con esta linda cabeza!
-Señor guapo, no hay que echar tantas plantas; pues ni anda como las gacelas, ni
vuela como el cóndor ni nada como el delfín.
(Esopo)
Vivían en un corral varias gallinas: unas bien cebadas y gordas; otras, por el
contrario, flacas y desmedradas.
Las gallinas gordas, orgullosas de su buena facha, se burlaban de las flacas y las
insultaban llamándolas huesudas, muertas de hambre, etc.
La elección no fue difícil. Entonces, viendo las gallinas gordas su fatal destino,
envidiaron la mejor suerte de sus compañeras flacas y esqueléticas.