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AZAR

La dicotomía azar-determinismo es uno de esos problemas en los que cualquiera


de las dos opciones es insatisfactoria. Si el mundo es determinista, todo está
escrito, y esto es algo que rechazamos instintivamente. Pero también
rechazamos instintivamente que haya zonas de la realidad creadas por puro
azar, y achacamos el aspecto azaroso de un suceso a la falta de información
sobre sus causas.

La ciencia fue, hasta principios del siglo XX, decididamente determinista. La


mayor parte de los científicos pensaban que toda la realidad obedecía las leyes
de Newton y que el estado presente del Universo determinaba con exactitud el
estado en cualquier tiempo futuro, sin espacio para ningún tipo de azar. Se
pensaba que el azar que observamos era producto de nuestra ignorancia. Sin
embargo, a principios del XX, la Mecánica Cuántica mostró que había
acontecimientos en la Naturaleza intrínsecamente aleatorios y que el futuro no
podía ser determinado aunque tuviéramos la máxima información sobre el
estado presente de un sistema o del Universo entero.

Entre estas dos opciones, determinismo y azar, se encuentra la experiencia


subjetiva de la voluntad. Usted puede continuar leyendo estas líneas o dejar de
hacerlo. Cuando uno toma una decisión tan simple como ésta, la sensación que
tiene es que lo decidido no es fruto del azar, pero tampoco está determinado con
anterioridad. Cualquiera de nosotros declararía que la decisión ha nacido del
interior de uno mismo, sin ser capaz de una mayor precisión.

En éste tipo de sensaciones es en donde más nítidamente se manifiesta eso que


llamamos conciencia. Nos percibimos a nosotros mismos, a nuestra conciencia,
como creadores de parte del mundo. Porque ¿no es parte del mundo, del mundo
físico, la casilla que rellenamos en una encuesta, el voto que depositamos en
una urna, los sonidos que emitimos cada vez que hablamos? La sensación de
que todas estas cosas nacen de nosotros mismos es todavía uno de los grandes
misterios a los que tímidamente comienza a enfrentarse la ciencia: el problema
de la conciencia.
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Si detrás de cualquier decisión que tomemos no hay más que la actividad


química y eléctrica de nuestras neuronas, y si esta actividad se rige por las leyes
de la Física, entonces la sensación de voluntad no sería más que una
combinación de azar y determinismo. La combinación de ciertos procesos
aleatorios, quizá de naturaleza cuántica, y del determinismo por el cual causas
acumuladas a través de la memoria consciente o inconsciente se manifiestan en
nuestros actos y decisiones.

Esta combinación, sin embargo, parece no bastar para completar una


explicación de la conciencia. Sólo parece existir una única alternativa a esta
explicación materialista de la conciencia: el dualismo, que admite la existencia
de algún tipo de realidad en la conciencia ajena a las leyes de la Física. Pocos
científicos se confiesan dualistas, y prácticamente ninguno esgrime argumentos
dualistas en su quehacer científico.

Quizá exista una tercera posibilidad, que supere el materialismo y el dualismo o


que los redefina o combine de forma sorprendente. Muchos filósofos, psicólogos,
biólogos, y también físicos, están buscando esta tercera posibilidad. Y esta
búsqueda está dando algunos frutos, que comentaremos en su día.

Y también hace notar que los fenómenos que dependen del azar, al multiplicarse,
manifiestan una tendencia a aproximarse incesantemente a relaciones fijas que
coinciden con las leyes de la probabilidad que expone, con el enunciado de la
ley general de la probabilidad de los resultados indicados por un gran número de
observaciones: “La integral tomada entre unos límites dados, y dividida por la
misma integral extendida al infinito tanto positivo como negativo, expresaría la
probabilidad de que la discrepancia de la verdad esté comprendida entre dichos
límites”, la antesala de las leyes de los grandes números, que da lugar a la
aplicación de rigurosos principios matemáticos para poner orden en este ámbito
de lo desconocido. Además, también le da pie a investigar la aplicación del
cálculo de probabilidades a la búsqueda de las causas de los fenómenos,
mediante el esbozo de lo que serían más adelante las correlaciones, (Cuartero ,
2007)
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NECESIDAD Y LIBERTAD

En el proceso de formación del conocimiento, se forman los conceptos que son


las ideas más acabadas de las cosas, los fenómenos o procesos, que reflejan
las cuestiones esenciales de ellos. Por ejemplo, un número es un concepto de
cantidad, no importa que cosa, es una abstracción que representa un aspecto
esencial de las cosas, su cantidad, es decir su unidad como cosa y su diferencia
y su similitud con otras.

Los conceptos filosóficos, son las llamadas categorías filosóficas, estas son
conceptos generales que reflejan los aspectos más esenciales de las cosas,
fenómenos y procesos, de los que se ocupa el saber humano, y que son
generales porque traspasan las barreras de las ciencias particulares y abarcan
a todos los campos del saber. Hay que señalar que, las ciencias particulares
tienen también sus propias categorías particulares, como categorías de la
medicina, por ejemplo "paciente", de la física "fusión", que son propias de ellas
y fuera de su contexto cambian de significado. Las categorías de la filosofía, en
cambio son generales como, materia, contenido, movimiento, etc., que serán
validas, conservando su significado esencial en cualquier ciencia, sin considerar
por supuesto, las connotaciones singulares que suelen dar los grupos sociales
al lenguaje.

El hombre interpreta el mundo a partir de conceptos y categorías lo que no


implica de ningún modo que el mundo esté determinado por la subjetividad o por
la idea, ya que es erróneo pensar que el mundo es un algo sin forma, sin
estructura, es decir, un montón de materiales predispuestos caóticamente, por
el contrario, se trata de una existencia regida por leyes e independiente de
nuestra conciencia. Según Kant existe un conocimiento distinto del saber
instrumental que se propone la ciencia empírico-matemática ya que el
conocimiento ya que el conocimiento de la realidad no se reduce meramente a
lo que subyace al concepto de naturaleza, o al reino de lo necesario; sino que
existe un conocimiento basado en la esfera de la razón el que está constituido
por el concepto de libertad, porque la libertad es la categoría racional por
excelencia, es decir, que un discurso sobre la libertad es posible en tanto éste
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no tenga preatenciones de científico, en otras palabras, existe un ámbito en el


cual las causas y los efectos, la ley de causalidad, deja de relacionarse
necesariamente, cuyo ámbito es: el reino de la libertad.

La explicación de la libertad y de la necesidad se fundamenta en el


reconocimiento de su interconexión dialéctica. La primera tentativa de aclaración
de dicha interconexión pertenece a Spinoza, quien definió la libertad como la
necesidad de la que se ha tomado conciencia Hegel fundamenta las mutuas
relaciones entre la “necesidad y la libertad”, sentando la tesis de que ambas se
hallan mutuamente vinculadas, de que pueden transformarse la una en la otra y
de que la necesidad se manifiesta a través de la libertad, es decir el
reconocimiento de la voluntad y conciencia del hombre como lo primario y de la
necesidad objetiva como lo secundario en el sentido de la Teoría del
Conocimiento. La necesidad existe en la naturaleza y en la sociedad en forma
de leyes objetivas. Las leyes no conocidas se manifiestan como necesidad
“ciega”. Pero, como se ha visto, existe también una diferencia esencial. En la
naturaleza, la necesidad no presupone la actividad de los hombres. En la vida
social, en cambio, la actividad de los hombres figura entre las condiciones
indispensables para que la necesidad se manifieste y realice, (EcuRed, 2019)
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EVOLUCIÓN Y REVOLUCIÓN

La concepción metafísica del desarrollo se reduce al reconocimiento del cambio


únicamente cuantitativo, gradual, evolutivo; el crecimiento de lo que ya en el
mismo principio está dado, lo que existe en forma acabada. Semejante
interpretación del desarrollo niega los saltos, las transformaciones
revolucionarias y es incapaz de explicar el nacimiento de lo cualitativamente
nuevo.

El materialismo dialéctico niega tal interpretación del desarrollo y enseña que el


“movimiento es biforme: evolutivo y revolucionario” (Stalin). En forma evolutiva
se efectúan los cambios cuantitativos, insignificantes, ocultos, continuos, que
preparan los cambios radicales, cualitativos, los que se efectúan en forma súbita,
a modo de saltos, revolucionariamente.

El desarrollo se produce “a modo de salto, catastrófico, revolucionario”;


“soluciones de continuidad”; la “transformación de la cantidad en calidad” (Lenin).
De esta manera, la evolución y la revolución no pueden ser separadas la una de
la otra, están necesariamente relacionadas entre sí, y el verdadero desarrollo es
la unidad de la evolución y la revolución.

“La historia real emprende estas diversas tendencias, así como la vida y el
desarrollo en la Naturaleza comprenden, tanto la evolución lenta como los saltos
rápidos, las soluciones de continuidad” (Lenin). “El movimiento es evolutivo
cuando los elementos progresivos prosiguen espontáneamente su trabajo
cotidiano e introducen cambios pequeños, cuantitativos, en las viejas normas.

El movimiento es revolucionario, cuando estos mismos elementos se unen, se


compenetran con una sola idea, y con pasos acelerados se encaminan hacia el
campo enemigo para destruir de raíz el viejo orden con sus rasgos cualitativos y
establecer un orden nuevo. La evolución prepara y abona el suelo para la
revolución, y la revolución corona la evolución y ayuda a su ulterior tarea” (Stalin).
El marxismo-leninismo lucha contra el oportunismo que separa la evolución de
la revolución y sustituye la lucha revolucionaria por la lucha por reformas. Para
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el revolucionario, la reforma sólo es un elemento accesorio de la revolución. Lo


principal para él es la labor revolucionaria.

El marxismo-leninismo lucha también contra los que separan la revolución de la


evolución, los que interpretan metafísicamente el movimiento como la única
revolución, los que niegan la necesidad de la evolución. Declarando de más el
trabajo paciente de organización de las masas para la verdadera acción
revolucionaria, desviando a las masas de las tareas de preparación para los
saltos, esta teoría pequeño-burguesa es tan reaccionaria como la teoría del
evolucionismo. Esta interpretación del desarrollo social es característica de los
anarco-sindicalistas.

Si se pierde y triunfa la reacción, el estado de pauperización del pueblo retrocede


un poco más en comparación al estado en que estalló la revolución. Los
verdugos del pueblo siempre hacen pagar con sangre y miseria a quienes se
atrevieron a alzarse en su contra. Lo que es cierto es que no se mantienen las
condiciones en el mismo estado siempre. Esto es normal pues todo movimiento
indica una negación del punto de partida. Este movimiento no necesariamente
debe ser evolutivo, puede ser también involutivo.

Cuando la revolución se gana la negación del punto de partida es obligado


aunque sea mínimamente: si se instaura un nuevo Estado, como puede ser el
peor de los casos en una revolución triunfal, aun así éste nuevo organismo hará
mejoras en las condiciones sociales, no por voluntad propia ciertamente, sino
obligado por el alzamiento revolucionario y para calmar la agitación
revolucionaria. Cierto que bien pronto estas mejoras serán pisoteadas
nuevamente pues todo Estado genera y protege una clase parasitaria que se
encargará de pisotear toda mejora al pueblo: en eso consiste el sentido de
existencia del Estado, y en ello reside la importancia de impedir la formación de
un nuevo Estado. Si la revolución triunfa e impone la equidad y la justicia sin
permitir la existencia de ninguna forma de Estado, aunque se llame transitorio,
las mejoras serán bastante mayores de lo que podría hacer un Estado
cualquiera, (Lorente, 2007)
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TIEMPO Y ESPACIO

El espacio-tiempo, aun siendo un tema científico que, como tal, no debe ser
tratado filosófica, metafísica o teológicamente, ha tenido siempre una importante
proyección sobre la filosofía y la idea de Dios. Recordemos el “sensorium
Divinitatis” de Newton, pero también cómo el mismo Leibniz entendió el espacio-
tiempo de la ciencia como un sistema de relaciones entre las mónadas, “La
mónada suprema”, Dios, era fundamento de la coordinación del orden material y
del orden espiritual, según una armonía preestablecida universal.

El tensor métrico como campo gravitatorio

Del 8 al 11 de junio de 2006 se desarrolló el segundo Congreso Montreal, con


asistencia de más de 40 participantes. Los temas presentados tuvieron una
orientación filosófica, aunque estaban presentes los fundamentos teóricos de la
física moderna. En la presentación de los temas hemos agrupado las ponencias
en dos bloques: uno de carácter más ontológico, y otro de carácter más
epistemológico. El primer bloque abarca planteamientos sobre el tensor
métrico como campo gravitatorio; el segundo se refiere a los análisis filosóficos
sobre el concepto de tiempo y su definición como tiempo físico y tiempo
psicológico.

La flecha del tiempo y la apertura del futuro

El tema del tiempo fue tratado por varios autores, que intentaron armonizar las
propiedades del tiempo con la teoría de la relatividad. E.Eslava se pregunta:
¿Tiene el tiempo un origen? ¿Desde cuando el tiempo fluye? ¿Cómo se mide el
paso del tiempo? ¿Existe una dirección del tiempo?¿Existe una dirección de las
cosas en el tiempo?¿Existe una organización de las cosas que permite distinguir
el pasado, el presente y el futuro?. También P.Forrest critica el flujo uniforme del
tiempo, ya que esta uniformidad supone necesidad, lo cual implica una rotura del
principio de covariancia, según el cual todos los sistemas de coordenadas son
equivalentes. Para Einstein, el pasado, presente y futuro se pueden comparar
entre sí aplicando la teoría de la relatividad restringida, pero este determinismo
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impuesto por el mismo Einstein se pierde en la visión indeterminista de la


mecánica cuántica, de modo que el futuro tiene una dimensión de apertura
diferente de la visión del pasado.

Mecánica Cuántica vs. Teoría de la Relatividad

Varias ponencias se centraron en las conexiones entre la mecánica cuántica y


la teoría de la relatividad. Para di Salle, la teoría de la relatividad debe ser un
modelo para la mecánica cuántica por su claridad de conceptos y precisión de
las medidas; pero ha fracasado por la influencia de la filosofía neopositivista en
la formulación de conceptos, que rechaza todas las manifestaciones metafísicas
de los mismos. Sin embargo, arguye di Salle, una auténtica ontología del
espacio-tiempo nos ayudará a comprender su estructura como un objeto real en
sí mismo y su relación con otros objetos de la física.

El indeterminismo en la relatividad general

Varios ponentes desarrollaron un aspecto al parecer nuevo: el indeterminismo


en la teoría de la relatividad general que ellos denominaron la vía heracliteana,
en contraposición a la línea parmenideana del determinismo clásico. Para J.
Christian, la teoría de la relatividad general rechaza cualquier forma de un
sistema de referencia preferente y, sin embargo, a lo largo de las líneas del
universo capta el “acontecer temporal” como un genuino atributo estructural del
Universo, que implica un determinismo independiente de cualquier factor
cuántico.

l principio de equivalencia y la independencia de fondo

Viniendo a los aspectos epistemológicos de las teorías sobre la relatividad


general y la estructura del espacio-tiempo, vamos a destacar los tres temas
siguientes: el principio de equivalencia (o independencia de fondo), el problema
de la medida y la explicación como clave para entender nuevos
planteamientos. El primer tema es fundamental para la teoría general de la
Relatividad, y fue propuesto por Einstein en su afán por encontrar las simetrías
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e invariancias de las leyes de la física no sólo de los sistemas inerciales (que se


mueven entre si con movimiento rectilineo y uniforme) sino también de los
sistemas no inerciales (que se mueven entre sí con movimiento arbitrario).

Simultaneidad no convencional y medida de la velocidad de la luz

Existe un círculo vicioso: para determinar que dos sucesos son simultáneos
necesitamos medir la velocidad de la luz en una dirección, y si queremos conocer
ésta, necesitamos saber que los dos sucesos son simultáneos. Para romper este
círculo, Rynasiewicz ha ideado espacios que son esencialmente cerrados de
modo que son posibles caminos de ida y vuelta, y por consiguiente es posible
medir la velocidad de la luz en una dirección.

Unificación y explicación de teorías

Como final de esta presentación de ponencias de carácter epistemológico,


queremos aludir al tema de la unificación de varias teorías. Muntean recuerda el
modelo de Kaluza-Klein para unificar la teoría de la relatividad general y el
electromagnetismo añadiendo una dimension más al sistema de referencia
espacio-tiempo.

Ontología divina y ontología del espacio-tiempo

La ciencia tiene su metodología y sus objetivos de conocimiento propios. Los


problemas metafísicos y teológicos están más allá de la ciencia. Sin embargo, el
creyente, y el creyente cristiano, ha considerado siempre que la ontología divina
es el presupuesto de la creación del universo y del espacio-tiempo. Newton y
Leibniz trataron de hacer conciliable su visión científica del espacio-tiempo con
una ontología de la Divinidad creadora que para ellos era evidente por su
tradición cristiana, (Lorente, 2007)
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EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

El principio de incertidumbre de Heisenberg se encuentra dentro de lo que


conocemos como mecánica cuántica.

Fue formulado en 1926, y afirmaba que la relación entre observador y objeto


observado (que es obligatoria) altera las condiciones del objeto observado, con
lo que produce incertidumbre: no sabemos cómo se comporta el objeto en
ausencia del observador. Vamos a verlo más claro con un ejemplo cotidiano: si
queremos medir la temperatura del agua de una bañera, introduciremos un
termómetro que estará alterando esa temperatura que queremos medir. Bien,
esto que parece que en los procesos cotidianos es irrelevante, adquiere una
especial importancia a nivel subatómico, ya que cualquier alteración, por mínima
que sea, es significativa.

Por ejemplo, si queremos medir la posición de un electrón, dispararemos un fotón


de luz, que chocará contra el electrón y modificará su velocidad de una manera
imprevisible. De este modo, resulta imposible hacer predicciones exactas, con lo
que la ciencia dejaría de ser determinista, como se venía diciendo en el
paradigma anterior, procedente de la Revolución Científica del Renacimiento.

De este principio, surgieron dos bloques de interpretaciones:

 Interpretaciones realistas: dicen que el principio de incertidumbre refleja


algo que realmente ocurre en el mundo subatómico, en el que no se puede
predecir con certeza, solo con probabilidad, y que por consiguiente, en el
mundo supraatómico sucede lo mismo. Lo que pasa es que en el mundo
supraatómico, la probabilidad de que los fenómenos se produzcan de una
forma regular aumenta.

 La segunda interpretación es aquella que admite la incertidumbre pero


ligada a la figura del observador. Es decir, dice que si fuera posible
eliminar la figura del observador o hacerla neutra, el mundo de las
partículas sería tan determinista como afirmaba la mecánica clásica.
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Al conocer este principio de incertidumbre, surgió la duda de si la ciencia iba a


dejar de ser eficiente. Pero, al contrario de lo que se podía pensar, la ciencia no
solo ha sido capaz de superar esta incertidumbre, sino que se ha hecho más
eficaz.

Para ello tendremos que elaborar algún tipo de método que nos permita verla.
Se nos puede ocurrir, por ejemplo, rodear la zona de una sustancia que pueda
ser afectada por su paso, de manera que podamos localizar su posición. Pero
este método va a reducir su velocidad. De hecho, cuanto más intentemos saber
donde se encuentra, más vamos a tener que ralentizarla (ya que ésta se sigue
moviendo). Lo mismo ocurre cuando tomamos la temperatura: el instrumento en
sí tiene una temperatura determinada que puede provocar la alteración de la
temperatura original de lo que queremos medir.

Estas situaciones hipotéticas pueden usarse como analogía a lo que ocurre


cuando queremos observar el movimiento de una partícula subatómica como un
electrón. Y sirve, asimismo, para explicar el principio de incertidumbre de
Heisenberg. En este artículo explicaré brevemente en qué consiste este
concepto.

Esto se debe a que el principio de incertidumbre solo es importante a nivel


subatómico, como hemos explicado anteriormente, por lo que solo se ha tenido
en cuenta en las investigaciones a ese nivel. La incertidumbre disminuye según
aumenta la masa, con lo que, en el resto de los ámbitos, es insignificante.

Para finalizar, diremos que la aparición de la mecánica cuántica y con ella del
principio de incertidumbre ha supuesto un gran avance en todos los ámbitos de
la ciencia, ( Unknown, 2014)
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BIBLIOGRAFÍA

Unknown. (10 de Diciembre de 2014). El principio de incertidumbre de


Heisenberg. Obtenido de http://lafilosofiadeines.blogspot.com/2014/12/el-
principio-de-incertidumbre-de.html

Cuartero , F. (3 de Enero de 2007). ¿Qué es el azar? Obtenido de


https://www.hablandodeciencia.com/articulos/2013/01/07/que-es-el-azar/

EcuRed. (1 de Enero de 2019). Necesidad y libertad. Obtenido de


https://www.ecured.cu/Necesidad_y_libertad_(Filosof%C3%ADa)

Lorente, M. (27 de Enero de 2007). El espacio-tiempo sigue siendo un enigma


para la ciencia y la filosofía. Obtenido de https://www.tendencias21.net/El-
espacio-tiempo-sigue-siendo-un-enigma-para-la-ciencia-y-la-
filosofia_a1347.html

Presidencia de la República del Ecuador. (24 de Mayo de 2017). Educación: una


‘revolución’ sobrevalorada. Obtenido de
https://www.presidencia.gob.ec/la-educacion-es-el-logro-mas-
importante-de-la-revolucion-ciudadana/

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