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Algo de La Historia de Los Números Romanos
Algo de La Historia de Los Números Romanos
Roma fue fundada en el año 753 a.c. Los romanos formaron un imperio que se
extendía por casi toda Europa y el norte de África.
Tras la desaparición del Imperio Romano, en los siglos posteriores algunas de las
cosas aprendidas de los romanos permanecieron, aunque fueron cambiando. La
parte occidental del Imperio Romano se desgajó hace unos mil quinientos años,
pero los habitantes del oeste de Europa siguieron usando los números romanos
durante más de siete siglos tras la caída del Imperio. El sistema de numeración
romano se sustituyó por el sistema de numeración arábigo, que proviene de la
India (siglo VII) y lo extendieron los árabes, es el que empleamos ahora y es
mucho más fácil de manejar.
I=1
V=5
X = 10
L = 50
C = 100
D = 500
M = 1000
El valor de los números romanos queda multiplicado por mil tantas veces como
rayas horizontales se coloquen encima de los mismos.
Por ejemplo, si se ponen dos rayas queda multiplicado por un millón.
V con una barra encima valdría 5000
X con una barra encima valdría 10.000
M con una barra encima valdría 1.000.000
ALGUNOS NÚMEROS ROMANOS
EL 4 EN LOS RELOJES
Es común ver en muchos relojes el uso de IIII para el numeral 4, en lugar del correcto
IV. Una de las razones fue que un relojero suizo entregó un reloj que su soberano le había
encargado, pero cometió el error de representar el número 4 como IIII y no usando el IV. El
monarca, indignado, hizo ejecutar al desafortunado artesano, y desde ese momento, a modo
de protesta y homenaje, todos sus colegas comenzaron a usar el IIII en vez de IV.
Luis XIV, rey de Francia, prefería IIII sobre IV, por lo que ordenó a sus relojeros producir
relojes con IIII en lugar de IV, instituyendo una costumbre que perdura.
En todo caso, el uso del método aditivo para el 4 no es universal, aunque sí bastante
común. En muchos relojes se puede encontrar este número escrito como IV, como el famoso
reloj del Big Ben, en Londres, Inglaterra.
OPERACIONES CON NÚMEROS ROMANOS.
6 Solución CXL
La resta de números romanos es algo más sencilla que la suma. Los pasos a seguir para A - B
son los siguientes:
1.- Convertimos las restas en sumas
2.- Eliminamos los símbolos comunes a A y a B
3.- Para el símbolo más grande que quede en B expandimos tomamos el primer símbolo de A
mayor que él y lo expandimos. Después volvemos a aplicar el paso 2.-. Hacemos esto las veces
que sea necesario
4.- Volvemos a pasar a restas donde sea necesario
CXVI − XXIV = ?
2 Eliminar los numerales comunes entre los términos CXVI − XXIIII → CV − XIII
Expandir los numerales del primer término hasta que CV − XIII → LLIIIII − XIII →
3
aparezcan elementos del segundo. LXXXXXIIIII − XIII
6 Solución XCII
Vamos con un ejemplo. Vamos a hacer 45·29. En números romanos XLV·XXIX. Construimos la
tabla:
Tachamos las filas donde el número de la izquierda es par. Nos queda la siguiente tabla:
Sumamos los números que han quedado en la columna de la derecha utilizando la regla de la
suma que hemos visto anteriormente:
XXIX + CXVI + CCXXXII + CMXXVIII =
= XXVIIII + CXVI + CCXXXII + DCCCCXXVIII =
= [Concatenamos y ordenamos de mayor a menor valor] =
= DCCCCCCCXXXXXXXXVVVIIIIIIIIII =
= DCCCCCCCXXXXXXXXVVVVV =
= DCCCCCCCXXXXXXXXXXV =
= DCCCCCCCCV =
= DDCCCV =
= MCCCV
Para efectuar las operaciones aritméticas, los romanos no utilizaron sus cifras, sino ábacos.... La
palabra latina abacus deriva del griego abax o abakion, que significa “bandeja, mesa o
tablilla”.... Un instrumento empleado en Roma fue el ábaco de cera, una auténtica
“calculadora” portátil que se colgaba al hombro. La estructura del ábaco, una serie de
columnas sucesivas que marcan de izquierda a derecha las unidades, decenas, centenas,
millares, etc., permite que se pueda utilizar para realizar operaciones aritméticas con cualquier
tipo de numeración. A modo de ejemplo voy a multiplicar 310 y 25 en el ábaco de cifras
romanas. Se empieza por escribir el multiplicando (310) y el multiplicador (25) en la parte
inferior de las columnas del ábaco.
Después, se multiplica el 2 del multiplicador (que equivale a 20) por el 3 del multiplicando
(que vale 300); se obtiene 6 (o mejor 6000). Se escribe entonces, en la parte superior, la cifra 6
en la cuarta columna (la de los millares). El proceso es el mismo en los demás. Ejemplo:
Finalmente, se borran el multiplicando y el multiplicador y se procede a realizar las reducciones
correspondientes en cada columna, comenzando por la que se ha asignado al orden de las
unidades más bajas. No queda más que leer el resultado sobre las columnas.
Con la división de números romanos es con la operación con la que nos encontramos más
problemas. Al parecer no existen reglas generales para poder realizarla. Simplemente nos
queda restar el divisor al dividendo hasta que lleguemos a un número menor que el divisor. El
número de veces que hayamos restado será el cociente de la división. Por ejemplo, para 23/5
quedaría: 23 - 5 = 18; 18 - 5 = 13; 13 - 5 = 8; 8 - 5 = 3
Resto = 3; Cociente = 4 (hemos restado 5 cuatro veces)
Otra opción que tenemos es buscar algún factor común a los dos números que queremos
dividir. Así, antes de comenzar la división podemos simplificar los dos números por ese factor y
las operaciones a realizar serán más sencillas al operar con números más pequeños. Pero de
todas formas sigue siendo tedioso.
Conclusión
Como podéis ver estábamos en lo cierto cuando comentábamos que no es demasiado sencillo
operar con números romanos. Aunque como hemos visto existen reglas para operar con ellos
éstas se hacen extremadamente duras de usar cuando tratamos con números relativamente
grandes (sobre todo la multiplicación), además de suponernos una gran cantidad de tiempo.
Además el hecho de no poseer una regla para dividir números romanos hace que este sistema
de numeración quede algo cojo. De todas formas como hemos podido ver el sistema es tan
curioso e imaginativo que por sí solo tiene interés. Las reglas que tenemos para operar y la
forma de uso de las mismas hacen que el sistema se aún más atrayente.