Está en la página 1de 26

UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO

FACULTAD DE DERECHO Y EDUCACION

CARRERA: DERECHO

CICLO: DECIMO

CURSO: DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO

DOCENTE: CESAR NUÑEZ

TEMA: ASILO DIPLOMATICO, CASO HAYA DE LA TORRE

INTEGRANTE:

 LUCK MONTEZA DIEGO YTAMAR.

CHICLAYO, 11 DE MAYO DEL 2019


UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

Contenido
I. ORIGENES DEL DERECHO AL ASILO ...................................................................................... 3
II. FUNDAMENTO JURÍDICO DEL DERECHO DE ASILO.............................................................. 3
III. ASILO INTERNO O LOCAL Y ASILO TERRITORIAL .............................................................. 4
IV. ELEMENTOS DEL ASILO ..................................................................................................... 5
V. ACUERDOS INTERNACIONALES Y REGIONALES ................................................................... 6
VI. EL CASO HAYA DE LA TORRE ............................................................................................ 7
6.1.- HECHOS MATERIA DE CONTROVERSIA .......................................................................... 10
VII. CASO CUBANOS EN LA EMBAJADA DEL PERU ............................................................... 13
VIII. EXTRADICION EN EL PERU .............................................................................................. 14
8.1 LEGISLACION ............................................................................................................... 15
8.2. REQUISITOS...................................................................................................................... 16
8.3. CONDICIONES DE LA EXTRADICION ................................................................................ 16
8.4 PROCEDIMIENTO ........................................................................................................ 17
8.5 LEGISLACION ............................................................................................................... 19
IX. LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES ............................. 21
X. JURISPRUDENCIA EN MATERIA DE DERECHO HUMANOS ................................................. 22
9.1 Caso Muelle Flores Vs. Perú ............................................................................................. 22
9.2 CASO MUNÁRRIZ ESCOBAR Y OTROS VS. PERÚ .............................................................. 23
9.3 Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú ............................................ 23
9.4 CASO OSORIO RIVERA Y FAMILIARES VS. PERÚ .............................................................. 23
9.5 CASO TARAZONA ARRIETA Y OTROS VS. PERÚ ............................................................... 24
9.6 CASO WONG HO WING VS. PERÚ .................................................................................... 24
9.7 CASO COMUNIDAD CAMPESINA DE SANTA BÁRBARA VS. PERÚ ................................... 24
9.8 CASO QUISPIALAYA VILCAPOMA VS. PERÚ ..................................................................... 25
9.9 CASO ZEGARRA MARÍN VS. PERÚ .................................................................................... 25

2
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

I. ORIGENES DEL DERECHO AL ASILO


Los orígenes del derecho de asilo son religiosos; hasta bien entrada la Edad Media, el profundo
respeto a la religión y a sus normas hizo que los delincuentes que por una u otra causa lograban
penetrar en una iglesia, convento o cualquier otra institución religiosa estaban a salvo de ser
apresados mientras permanecieran en ellas, ya que se habría juzgado una profanación a la
santidad del lugar cualquier ejercicio de la fuerza pública dentro de él.

Los precedentes de esta institución están en los santuarios griegos y en determinados templos
romanos de los que a partir del siglo IV después de Jesucristo adoptó la Iglesia estas prácticas.

En estos años la violación del derecho de asilo constituía un verdadero sacrilegio, y de esta
institución religiosa surgió en la baja Edad Media la práctica política del asilo practicada en
aquellos reductos extranjeros establecidos en el país donde se perseguía al reo y que se
conceptuaban excluidos de la soberanía nacional y dependiente del Estado al cual
representaban o pertenecían.

Desde que nació la institución del derecho de asilo se comprendió que tenía que tener una serie
de limitaciones, y así, en un principio los culpables de determinados delitos eran imposibilitados
por unos u otros procedimientos de servirse de este beneficio, con lo que al florecer la vida
diplomática al final de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, fue muy fácil establecer
distinción entre los delincuentes comunes que no podían acogerse al derecho de asilo y los
autores de delitos políticos o de carácter militar que mediante el derecho de asilo se sustraían a
la persecución y al castigo.

Cuando las relaciones internacionales de los países van aportando un carácter jurídico a las
prácticas internacionales, el derecho de asilo se constituye como una institución de capital e
indiscutible importancia, aunque con algunas diferencias, por ejemplo, las que determina el
Estatuto de Venecia de 1554, que favorecía con el asilo a los delincuentes comunes y lo negaba
a los políticos.

El profesor ecuatoriano Carlos de la Torre Reyes, autor de un importante estudio sobre el delito
político, y del que tomamos alguno de estos datos, recoge una frase del Emperador Carlos V,
que afirma: «Las casas de los embajadores sirvan de asilo inviolable, como antes los templos de
los dioses.» De donde fácilmente puede verse cómo la institución era ya en esta época no sólo
conocida, sino que se había identificado claramente su origen religioso.

En el siglo XIX una corriente diplomática de signo contrario atacó en casi toda Europa la
institución del asilo concedido a los delincuentes políticos, siendo una excepción la ley belga de
1 de octubre de 1883, primera en establecer el derecho de asilo para protección de los
perseguidos políticos.

II. FUNDAMENTO JURÍDICO DEL DERECHO DE ASILO


La discusión acerca de la necesidad del derecho de asilo, de su fundamentación e incluso de su
naturaleza jurídica, ha sido muy amplia, aportándose a ella numerosas soluciones y posiciones
a lo largo del tiempo.

Si en contadas ocasiones como, por ejemplo, las dolorosas contingencias de la guerra civil
española, el derecho de asilo se ha ejercido por las Embajadas, Consulados y Misiones de los

3
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
distintos países en las ciudades españolas y europeas, la realidad es que, según afirman los
profesores Torre Reyes y Viteri Lafronte:

la institución del asilo, que comenzó para Hispanoamérica con el establecimiento de las
Repúblicas independientes, es una de las principales aportaciones que Iberoamérica ha hecho
al Derecho internacional. En realidad, esta plenitud hispanoamericana de la institución se debe
a la inestabilidad de los Gobiernos y a la proliferación y frecuencia de los golpes militares.

El doctor Viteri Lafronte, entrando en la discusión en la que unos autores creen ver el
fundamento del derecho de asilo en la inmunidad de las legaciones o en el derecho económico,
en la voluntad de la soberanía o en el concepto de extraterritorialidad, por su parte opina que
el fundamento de este derecho descansa en motivos humanitarios y, por tanto, «no se concede
ni por placer y satisfacción ni por honor y prestigio, sino simple y llanamente por deber de
humanidad y por las prácticas creadas y observadas por las exigencias de la política
iberoamericana».

III. ASILO INTERNO O LOCAL Y ASILO TERRITORIAL


De la Torre Reyes, resumiendo una larga serie de posiciones de tratadistas iberoamericanos,
divide el asilo político en externo o territorial o interno o local. El asilo externo se concede en el
territorio en el cual buscan refugio los delincuentes políticos y se apoya en la soberanía del
Estado que la concede. Lo que ha ofrecido dificultades teóricas y prácticas es el asilo interno
cuya fundamentación ha dado origen a inexactitudes y contradicciones.

El asilo político externo o territorial es también muy frecuente en Hispanoamérica, donde por la
extraordinaria extensión de las fronteras, particularmente en algunos países como Chile, y por
las características geopolíticas de éstas, es fácil al perseguido político ponerse a salvo o, al
menos, sustraerse a la acción de los poderes públicos interesados en su captura.

La fundamentación del asilo interno está en una resolución del Comité de Jurisconsultos reunido
en Río de Janeiro en 1921, según el cual los delincuentes perseguidos pueden encontrar refugio
en legaciones, navíos de guerra, campamentos y aeronaves militares, siendo base este criterio
de casi todos los tratados internacionales, dándose el caso de que en Hispanoamérica casi no ha
tenido vigencia la resolución de la primera Conferencia internacional de la Defensa social contra
los anarquistas, celebrada en Roma en noviembre de i898, en la que se excluían de los beneficios
del derecho de asilo los anarquistas y demás delincuentes políticos que cometieron delitos de
carácter social o con efusión de sangre, siendo excepción a este criterio, aparte de numerosas
legislaciones hispanoamericanas, la Constitución de la segunda República' española de 1931.

El hecho de que el reconocimiento o invalidez del derecho de asilo haya estado sujeto en
ocasiones a cambios determinados por las distintas posiciones políticas, revela en qué medida
esta institución depende de las características que presiden el desarrollo de la vida pública; por
tanto, aunque el derecho de así lo se presenta como una limitación a la soberanía territorial, es
una institución más de Derecho político y de influencia claramente política, que de Derecho
internacional, por lo que los fundamentos de su práctica y su extensión tendrán que verse
principalmente en la estabilidad o inestabilidad de los diversos regímenes políticos.

4
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

IV. ELEMENTOS DEL ASILO


De la Torre y Viteri y Lafronte establecen las siguientes normas en cuanto al derecho de asile:

a) El asilo se refiere a perseguidos políticos, no a los comunes.

b) La calificación del delito perseguido corresponde al Estado que concede el asilo.

c) El Estado territorial debe respetar el asiló.

d) El Estado asilante está autorizado para solicitar y obtener el salvoconducto para el asilado
político.

e) El Estado territorial, como norma general, debe conceder el salvoconducto.

f) El Estado territorial puede pedir y exigir que el asilado salga cuanto antes del país.

g) El asilo se refiere a épocas anormales, a tiempos de alteraciones políticas, no a tiempos


normales, de tranquilidad efectiva y de seguridad verdadera.

Conforme a la naturaleza misma del asilo, se le debe conceder tan sólo por el tiempo
estrictamente necesario para que el asilado se ponga en salvo de manera eficaz.

Algunos creen que el derecho de asilo debe someterse a reciprocidad; pero la Convención
Panamericana en Montevideo, de 1933, dice: «El asilo político, teniendo en cuenta su carácter
humanitario, no está sometido a reciprocidad.»

El asilo interno se permite sólo a los delincuentes políticos. Tal es lo estipulado en el Tratado de
Montevideo de 1889.

La Convención de La Haya de i928 niega el asilo a los desertores de tierra y mar. Saavedra Lamas
propuso hacerlo extensivo a los delitos políticos concurrentes en los casos en los cuales no haya
lugar a la extradición. Se ha puntualizado: «El Estado que acuerde el asilo no contrae por ese
hecho el deber de admitir en su territorio a los asilados, salvo el caso de que éstos no fueran
recibidos por otro Estado.» {Artículo 2." del proyecto de Saavedra Lamas de convención sobre
derecho de asilo.)

El asilo no se le acordará si los delincuentes políticos estuvieran procesados o condenados por


delitos comunes anteriores.

Tampoco el asilo se hace extensivo a los autores de delitos sobre terrorismo. La Conferencia
sobre terrorismo celebrada en Copenhague en 1935 acordó la exclusión de los terroristas del
derecho de asilo.

El asilo se ha otorgado en vista de persecuciones políticas de Gobiernos derrocados o de


revolucionarios fracasados en su intento.

Otro aspecto indispensable para que el asilo se produzca es la urgencia de su concesión: al


referirse a este punto explica el doctor Viteri Lafronte: «La urgencia, en el caso del asilo, no se
puede apreciar consultando el diccionario ni sujetándolo a alguna unidad de tiempo. Esa
urgencia no tiene definición precisa ni hay instrumento para medirla. Se trata de un concepto
esencialmente relativo, variable, circunstancial, dependiente del tiempo y del espacio.»

En cuanto a los deberes y derechos que tanto el Estado asilante como el territorial deben
aguardar y observar en sus relaciones nacidas del asilo, transcribiremos las ideas expuestas por

5
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
el doctor Viteri Lafronte sobre esta cuestión: «Producido el asilo, las normas para el Estado
asilante se han de cristalizar en las siguientes prácticas:

» a) El diplomático que otorga el asilo tiene derecho para procurar que el asilo termine cuanto
antes.

» b) Para ello ha de pedir el correspondiente salvoconducto y ha de tomar las respectivas


precauciones al conducir al asilado fuera del territorio del Estado territorial.

»c) El Estado aislante no puede negarse al deseo del Estado territorial de que. el asilado salga
cuanto antes de la sede diplomática y del Estado, territorial.»

El Estado territorial tiene derecho:

» a) Para pedir que el asilante saque cuanto antes al refugiado fuera del país.

» b) Para producir un asilo indefinido, negando el salvoconducto condicionado, es decir,


imponiendo que se saque al asilado por tal o cual ruta, en tal o cual tiempo, y otros detalles
semejantes, siempre que en todo caso corran peligro la vida, la libertad y la seguridad del
asilado.»

En las facultades del Estado asilante y las del Estado territorial que hemos indicado hay la
correlación lógica que ha sido establecida y respetada por el vivir de los pueblos
latinoamericanos.

V. ACUERDOS INTERNACIONALES Y REGIONALES


Las principales conferencias internacionales sobre el asilo son las siguientes: «En i889 la
Conferencia Sudamericana sobre Derecho internacional privado, en la cual se trató sobre el asilo
territorial interno en las legaciones y buques de guerra.

La Comisión de Jurisconsultos americanos reunida en Río de Janeiro en 1927 estudió sobre estos
puntos relacionados con el derecho de asilo.

La VI Conferencia Panamericana realizada en La Habana en 1928 firmó un «Convenio sobre el


asilo en sus relaciones mutuas con los Gobiernos de América». Diecinueve países lo ratificaron,
entre ellos El Ecuador. Los Estados Unidos de América se negaron expresamente a firmar este
convenio.

En 1933 se efectuó en Montevideo un «Convenio complementario del asilo diplomático». En


1937 se presentó el proyecto Saavedra Lamas de Convención sobre derecho de asilo. En 1939
se suscribió en Montevideo el «Tratado sobre asilo y refugio político».

En Caracas, en 1911, los países bolivianos, en una convención sobre extradición reconocieron
en su artículo 18: «La institución del asilo conforme a los principios de Derecho Internacional.»

El Tratado de Montevideo de i939, en cuanto a la repatriación de los asilados, afirma: «Una vez
salidos del Estado los asilados no podrán ser desembarcados en punto alguno del mismo.

En el caso de que un asilado volviera a su país no podrá acordársele nuevo asilo, subsistiendo la
perturbación que motivó la concesión del mismo.»

El problema que suscitaría la ruptura de relaciones entre el Estado asilante y territorial está
resuelto por el artículo 10 del Tratado de Montevideo de i939: «Si en caso de ruptura de

6
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
relaciones el representante diplomático que ha acordado el asilo debe abandonar el territorio
del país en que se encuentra, saldrá de él con los asilados, y si ello no fuera posible por causa
independiente a la voluntad de los mismos, o del agente diplomático podrá entregarlos al de un
tercer Estado con las garantías establecidas en este tratado.» En todo caso deberá informarse
al Ministro de Relaciones del país territorial.

El Tratado de Montevideo de i939 «autoriza al jefe diplomático a enarbolar banderas en otros


locales para ponerlos bajo su amparo si el número de asilados excede a la capacidad normal de
los lugares de refugio». Este precepto es absurdo. Su aplicación daría origen a serias dificultades
de orden internacional.

Se facultaría a los Gobiernos extranjeros a jugar un papel inmoderado y preponderante en la


política del Estado víctima de la insurrección. Sería una multiplicación ridícula de la soberanía
estatal, pues para tornarla importante bastaría el hecho de que un diplomático enarbolara la
bandera de su patria en el edificio que a bien tuviera, a pretexto de prestar refugio a asilados
políticos.

La X Conferencia Interamericana celebrada en Caracas en 1954 establecía en su resolución núm.


27 la necesidad de un fortalecimiento del sistema de protección de los derechos humanos y en
el núm. 29 promovía la creación de una Corte interamericana para los derechos humanos, entre
cuyas tareas y preocupaciones tenía que estar lógicamente el cuidado por un más armónico
desarrollo del derecho de asilo.

Las posteriores reuniones de carácter internacional han centrado también este problema dentro
del marco general a la protección de los derechos del hombre y del ciudadano.

VI. EL CASO HAYA DE LA TORRE


El actual récord en la utilización del derecho de asilo lo tiene, como ha de verse y ya hemos
señalado más arriba, el político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre. Nacido en Perú en 1895,
sus primeras actuaciones políticas fueron dirigidas contra la decisión del dictador Leguía, que
quería consagrar al Perú al culto del Sagrado Corazón de Jesús, protesta que sirvió a Haya para
organizar una huelga de estudiantes, como consecuencia de la cual tuvo que abandonar el país.
Personalidad muy compleja, como la de casi todos los políticos americanos, Haya de la Torre es
un hombre por muchos conceptos discutible. Nuestro compatriota Pedro Laín, que ha escrito
una interesante semblanza de Haya, en su por muchos motivos excelente libro Viaje a
Suramérica, nos dice que Haya, pese a su anticlericalismo, a su profundo indigenismo y a sus
tendencias opuestas a lo español, es en sus raíces un hombre profundamente español.

Pero dejando aparte semblanza y crítica sobre su personalidad, lo cierto es que Haya de la Torre
fundó en el exilio en Méjico la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), con la que al
caer el dictador Leguía en 1931 se presentó candidato a la presidencia del Perú y triunfó en las
elecciones, aunque el golpe de Estado de Sánchez Cerro dio con él en la cárcel, de donde no salió
hasta 1933, cuando el nuevo dictador fue asesinado por un estudiante.

El Gobierno de Osear Benavides mantuvo hasta 1931 al «aprismo» y a su jefe en la


clandestinidad. En 1946 el candidato moderado Bustamante Rivero triunfó en las elecciones
gracias a los votos apristas, que volvieron a la política activa; pero en 1948 un grupo de coroneles
dirigidos por Odría y apoyados por los distintos elementos políticos, entre los que se contaban

7
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
los comunistas, tomó el poder, persiguió fieramente al aprismo e intentó por todos los medios
capturar a Haya, que se había refugiado en la Embajada de Colombia.

Ni Echeverry ni De la Haya pensaron esa noche que la decisión de concederle asilo político
agriaría durante tantos años las relaciones entre Perú que se negaba a concederle el
salvoconducto y Colombia que insistía en el derecho humanitario de proteger la vida del
perseguido político.

Pero tampoco imaginaron que la terquedad de los dos países obligaría a ventilar el caso en la
lejana Holanda, en el seno de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, donde se
confrontaron jurídicamente las tesis sobre asilo de las dos naciones.

El lunes 20 de noviembre de 1950, rodeado de pompa y aparato, la Corte Internacional emitió


el fallo, que quedó consagrado como un verdadero galimatías: 1. Colombia no tiene derecho a
calificar unilateralmente el delito cometido por el asilado, a quien Perú califica como un vulgar
delincuente. Ganó así la tesis peruana. 2. Simultáneamente, el fallo declara a Haya de la Torre
refugiado político. Por lo tanto, no autoriza la entrega del refugiado a las autoridades peruanas.
Ganó la tesis colombiana. 3. Pero el gobierno del Perú tampoco tiene la obligación de otorgar el
salvoconducto al refugiado, como tantas veces ha sido solicitado por Colombia. Otro round para
los peruanos.

En gran síntesis, Colombia no está obligada a entregar al asilado, ni el Perú está obligado a
otorgar el salvoconducto.

Así las cosas, transcurrieron 686 días en la vida de Víctor Raúl Haya, en su papel de huésped
forzoso de la embajada, para que la volátil situación jurídica aterrizara en el mismo limbo del
lunes 3 de enero de 1949.

Nuestro asilado disfrutó, en la embajada, de todo el tiempo del mundo. Ingresó a ella a los 54
años y le fueron celebrados, allí, cinco más.

En el tercer piso del edificio, adaptó su temporal morada, rodeado de libros y trabajando
intensamente en sus ensayos. A sus pies dormía, celosa, una perra fina que crió.

Todas las mañanas, en las cornisas del edificio, cumplió religiosa cita con cientos de palomas que
alimentó con persistente puntualidad. Un hombre, carente de horarios y afanes, que apenas
dormía cada noche de dos a cuatro horas, estaba obligado a inventar compromisos de ese tipo.

Pasó el gobierno de Ospina y el de Gómez, y pasó el de Urdaneta y llegó el de Rojas. Cuatro


gobiernos colombianos que se mantuvieron fieles y firmes a la tesis del asilo y a la solicitud del
salvoconducto.

Por fin, cuando habían transcurrido cerca de dos mil días, el martes 6 de abril de 1954, el ministro
de Justicia del Perú, Alejandro Freundt, notificó a la embajada colombiana la decisión de su
gobierno de permitir la salida de Haya de la Torre hacia el exilio.

El entonces embajador José Joaquín Gori preparó un sencillo homenaje de despedida para el
asilado: un simple brindis.

Haya de la Torre pasó luego al Salón Dorado y, frente a la bandera colombiana, se detuvo unos
instantes en actitud reflexiva. A continuación, emocionado, estampó un beso en el tricolor
nacional.

8
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
Esa misma noche, escoltado por 12 vehículos, en embarcó en un vuelo de Panagra, rumbo a
ciudad de México.

Cinco años, tres meses y tres días de asilo se cumplieron ese miércoles.

Atrás quedó triste su familia adoptiva: los mayordomos y sirvientes de la embajada y los
pequeños hijos del embajador Gori.

Hasta 1955 duró la lucha entré Perú y Colombia, intentando el primer país apropiarse del
dirigente aprista y manteniendo Colombia a toda costa la defensa de la integridad del asilado y,
al mismo tiempo, la validez hispanoamericana de la institución.

La discusión fue tan irreconciliable que llegó incluso al Tribunal

de La Haya. Los puntos de vista del Perú eran los siguientes:

«La calificación del asilado como delincuente político o común queda a la apreciación del Estado
asilante y del territorial, siendo inaceptable el criterio de la calificación unilateral.

Que la convención de 1933, que consagra la definición del delito como derecho del Estado
asilante, no obliga al Perú por no haber ratificado dicha convención. Que el «APRA», así como
su jefe, son responsables de «crimen terrorista», autónomo y diferente del político, por lo cual
no puede ser amparado por el asilo.»

No se planteó en Lima el problema de la entrega de Haya de la Torre a las autoridades locales ni


nada relativo a las circunstancias políticas por las cuales atravesaba el país el 3 de enero para
indagar la urgencia o no urgencia del asilo.

Colombia indicó la inutilidad de continuar el cambio de notas y propuso al Perú escoger, entre
los vanos recursos jurídicos, aquel que el Gobierno de Lima prefiriera para lograr la solución del
asunto.

El Tribunal internacional de Justicia de La Haya zanjó la cuestión dando la razón a ambos


contendientes y diciendo que el Gobierno del Perú era el que en último término debía calificar
la naturaleza del delito y afirmando al mismo tiempo que el Embajador de Colombia no estaba
obligado a entregar a Haya de la Torre a las autoridades del Perú. «Para los efectos del asilo—
anota el doctor Viteri Lafronte—, el Tribunal parecía decir a Colombia: «Usted no tiene derecho
para calificar el delito; pero la calificación que usted ha hecho es la correcta y la legal, y coincide
con la mía al decidir que no se trata de delitos comunes en el caso de Haya de la Torre.»

El origen del litigio colombiano-peruano relativo al derecho de asilo fue el asilo concedido el 3
de enero de 1949 por el Embajador de Colombia en Lima al Sr. Víctor Raúl Haya de la Torre,
dirigente de un partido político peruano, la Alianza Popular Revolucionaria Americana.

El 3 de octubre de 1948 estalló en el Perú una rebelión militar, y Haya de la Torre fue perseguido
como responsable de haberla instigado y dirigido. Fue buscado en vano por las autoridades
peruanas y, después de haberse asilado, el Embajador de Colombia en Lima solicitó un
salvoconducto que permitiera a Haya de la Torre, al que calificó de refugiado político, abandonar
el país.

El Gobierno del Perú lo denegó, alegando que Haya de la Torre había cometido delitos comunes
y no podía beneficiarse del asilo. No pudiendo ponerse de acuerdo, los Gobiernos de Colombia
y del Perú sometieron a la Corte ciertas cuestiones relativas a la controversia que había surgido

9
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
entre los dos países; esas cuestiones se especificaron en la solicitud presentada por Colombia y
en la reconvención presenta- da por el Perú.

En su fallo, la Corte, por 14 votos contra 2, declaró que Colombia no tenía derecho a calificar
unilateralmente y de modo obligatorio para el Perú la índole del delito; por 15 votos contra 1,
declaró que el Gobierno del Perú no estaba obligado a expedir un salvoconducto al asilado.

Por otra parte, la Corte rechazó, por 15 votos contra 1, la tesis invocada por el Perú según la cual
Haya de la Torre estaba acusado de delitos comunes: la Corte constató que la única acusación
contra Haya de la Torre era la de rebelión militar, y la rebelión militar no constituye en sí un
delito común.

Por último, por 10 votos contra 6, la Corte, sin criticar la actitud del Embajador de Colombia en
Lima, estimó que las condiciones necesarias para poder conceder el asilo de conformidad con
los tratados pertinentes no se daban cuando acogió a Haya de la Torre. En efecto, según la
interpretación que la Corte dio de la Convención de La Habana, no puede oponerse el asilo al
proceso incoado ante las autoridades judiciales que funcionan conforme a la ley.

Se daba al Perú la facultad de calificar, en definitiva, sabiendo de antemano que la calificación


no surtiría efectos porque se otorgaba a Colombia el derecho de seguir asilando a Haya de la
Torre.

En síntesis, se puede colegir del caso Haya de la Torre, que ni siquiera el Tribunal internacional
de La Haya pudo solucionar el problema planteado, con lo que queda ampliamente demostrado
que el derecho de asilo en Hispanoamérica es más bien una situación de hecho que de derecho.

6.1.- HECHOS MATERIA DE CONTROVERSIA

Los hechos que dieron lugar a la presentación del caso a la Corte, tal como se enuncian en
el fallo, son los siguientes:

El 3 de octubre de 1948 estalló en el Perú una rebelión militar que fue reprimida el mismo
día. Al día siguiente se publicó un decreto que acusaba a un partido político, la Alianza
Popular Revolucionaria Americana, de haber preparado y dirigido la rebelión.

El dirigente de ese partido, Víctor Raúl Haya de la Torre, fue denunciado como responsable.

Junto con otros miembros del partido, fue procesado y acusado de rebelión militar. Como
aún seguía en libertad el 16 de noviembre, se publicaron edictos en los que se le ordenaba
que compareciera ante el juez de instrucción.

El 3 de enero de 1949 se asiló en la Embajada de Colombia en Lima. Entretanto, el 27 de


octubre de 1948, una junta militar se había hecho con el poder en el Perú y había publicado
un decreto en el que se preveía el establecimiento de consejos de guerra para juzgar
sumariamente los casos de rebelión, sedición y motín; sin embargo, ese decreto no fue
aplicado al proceso contra Haya de la Torre y los demás acusados, y se ha declarado ante la
Corte que dicho decreto no era aplicable a ese proceso.

Por otra parte, durante el período comprendido entre el 4 de octubre de 1948 y el comienzo
de febrero de 1949, el Perú estuvo en estado de sitio.

10
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
El 4 de enero de 1949, el Embajador de Colombia en Lima informó al Gobierno del Perú del
asilo concedido a Haya de la Torre y, al mismo tiempo, pidió que se expidiera un
salvoconducto que permitiera al asilado abandonar el país.

El 14 de enero, precisó que el asilado había sido calificado como refugiado político. El
Gobierno del Perú rechazó esa calificación y se negó a conceder un salvoconducto.

Siguió una correspondencia diplomática que concluyó con la firma en Lima, el 31 de agosto
de 1949, de un acta por la que los dos Gobiernos convinieron en someter el caso a la Corte
Internacional de Justicia.

Colombia mantuvo ante la Corte que, con arreglo a las convenciones en vigor -el Acuerdo
Bolivariano de 1911, relativo a la extradición, la Convención de La Habana de 1928, relativa
al asilo, y la Convención de Montevideo de 1933, relativa al asilo político- y según el derecho
internacional americano, estaba facultada para calificar la naturaleza del delito a los efectos
del asilo.

A ese respecto, la Corte estimó que, si se trataba de una calificación provisional, la solución
no ofrecía duda: el representante diplomático examinaría si se habían cumplido las
condiciones requeridas, se pronunciaría al respecto y, si se impugnara su opinión, surgiría
una controversia que podría solucionarse con arreglo a los métodos previstos por las
partes.

Sin embargo, resultaba de las actuaciones que Colombia reivindicaba un derecho de


calificación unilateral y definitiva, obligatoria para el Perú. El primero de los tratados que
invocaba -el Acuerdo Bolivariano-, que es un tratado sobre extradición, se limita a
reconocer en un artículo la institución del asilo de conformidad con los principios del
derecho internacional.

Ahora bien, esos principios no implican el derecho a la calificación unilateral. Por otra parte,
cuando el Acuerdo Bolivariano fija las normas para la extradición, no se pueden deducir de
ellas conclusiones para el asilo diplomático.

En el caso de la extradición, el refugiado se halla en el territorio del Estado de refugio: si se


le concede el asilo, esa decisión no deroga la soberanía del Estado en el que cometió el
delito. Por el contrario, en el caso del asilo diplomático, el refugiado se halla en el territorio
del Estado en el que ha cometido el delito: la decisión de asilo deroga la soberanía del
Estado territorial y sustrae al delincuente a su justicia.

En cuanto al segundo tratado invocado por Colombia -la Convención de La Habana-, no


reconoce el derecho de calificación unilateral ni explícita ni implícitamente.

El tercer tratado -la Convención de Montevideo- no ha sido ratificado por el Perú y no puede
invocarse frente a él.

Por último, por lo que se refiere al derecho internacional americano, Colombia no ha


probado que existiera, regional o localmente, un uso constante y uniforme de calificación
unilateral como un derecho del Estado de asilo y una obligación del Estado territorial.

Los hechos presentados a la Corte revelaban demasiadas contradicciones y fluctuaciones


para que sea posible discernir en ellos un uso peculiar de la América Latina que tenga fuerza
de ley.

11
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
De ello se deduce que Colombia, como Estado que había concedido el asilo, no era
competente para calificar la naturaleza del delito mediante una decisión unilateral y
definitiva que obligara al Perú.

Colombia mantenía igualmente que el Perú tenía obligación de expedir un salvoconducto


que permitiera al asilado abandonar el país con total seguridad.

La Corte, dejando por el momento a un lado la cuestión de saber si el asilo había sido
concedido y mantenido de un modo regular, constató que la cláusula de la Convención de
La Habana en la que se establecían garantías para el asilado no era aplicable más que
cuando el Estado territorial exigiera que abandonara su territorio: sólo después de haberse
formulado esa exigencia podía el agente diplomático que había concedido el asilo exigir, a
su vez, un salvoconducto.

Es cierto que existe una práctica con arreglo a la cual el agente diplomático solicita
inmediatamente un salvoconducto, que se le concede, pero esa práctica, que se explica por
razones de conveniencia, no entraña obligación alguna para el Estado territorial.

En el presente caso, el Perú no había exigido la partida del refugiado, ni estaba obligado,
por tanto, a expedir un salvoconducto.

El Perú, mediante una reconvención, pidió a la Corte que declarara que a Haya de la Torre
se le había concedido el asilo en violación de la Convención de La Habana, en primer lugar,
porque Haya de la Torre estaba acusado no de un delito político, sino de un delito de
derecho común, y, en segundo lugar, porque no existía en este caso la urgencia que, según
la Convención de La Habana, es necesaria para justificar el asilo.

Tras constatar que el Perú no había solicitado en ningún momento la entrega del asilado,
la Corte examinó el primer punto. A ese respecto, observó que al asilado sólo se le acusaba
de rebelión militar, que no es un delito de derecho común.

Por consiguiente, rechazó, por infundada, la reconvención del Perú sobre ese punto. En
cuanto a la urgencia, la Corte, tras haber señalado que la justificación esencial del asilo es
la inminencia o la persistencia de un peligro para la persona del refugiado, analizó los
hechos del caso.

Entre la rebelión militar y la concesión del asilo habían transcurrido tres meses. No se
trataba de proteger a Haya de la Torre, por razones humanitarias, contra la acción violenta
y desordenada de elementos irresponsables de la población; el peligro con que se
enfrentaba Haya de la Torre era el de ser sometido a un proceso judicial.

Ahora bien, la Convención de La Habana no pretende proteger a un ciudadano que haya


atentado contra las instituciones de su país de un proceso judicial ordinario. No basta haber
sido acusado de un delito político para tener derecho al asilo, que sólo es oponible a la
acción de la justicia cuando una actuación arbitraria haya reemplazado al imperio de la ley.
No se había probado que la situación existente en el Perú en esa época implicara la
subordinación de la justicia al poder ejecutivo o la abolición de las garantías judiciales.

Por otra parte, la Convención de La Habana no podía establecer un régimen jurídico que
garantizara a los acusados de delitos políticos el privilegio de evadir su jurisdicción nacional.
Esa concepción chocaría con una de las tradiciones más antiguas de la América Latina: la de
la no intervención.

12
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
Si la Convención de La Habana hubiera pretendido conceder una protección general a toda
persona perseguida por delitos políticos durante sucesos revolucionarios, por la única razón
de que debe presumirse que la administración de justicia resulta alterada por ellos, se
llegaría a injerencias extranjeras especialmente ofensivas en los asuntos internos de los
Estados.

Respecto a los numerosos casos citados por Colombia, la Corte estimó que consideraciones
de conveniencia o de oportunidad política parecían haber decidido al Estado territorial a
reconocer el asilo, sin que esa decisión fuese dictada por el sentimiento de una obligación
jurídica. En América Latina, el asilo es una institución cuyo desarrollo se debe en gran
medida a factores extrajurídicos.

Al tiempo que reconocía que, en el momento de la concesión del asilo, el 3 de enero de


1949, no existía un caso de urgencia en el sentido de la Convención de La Habana, el fallo
precisó que ese reconocimiento no constituía una crítica al Embajador de Colombia. Su
apreciación del caso no era un elemento pertinente para determinar la validez del asilo:
sólo tenía importancia la realidad objetiva de los hechos.

La Corte concluyó, por tanto, que la concesión del asilo no se ajustaba al párrafo 2 del
artículo 2 de la Convención de La Habana.

Las dos conclusiones de Colombia fueron rechazadas: la primera, por 14 votos contra 2 (el
Magistrado Azevedo y el Sr. Caicedo, Magistrado ad hoc); la segunda, por 15 votos contra
1 (el Sr. Caicedo).

Por otra parte, la reconvención del Gobierno del Perú fue rechazada, por 15 votos contra
1, en la medida en que se basaba en una violación del artículo de la Convención de La
Habana en el que se prevé que no puede concederse el asilo a las personas acusadas de
delitos comunes.

En cambio, en relación con el segundo punto, se admitió la reconvención por 1 O votos


contra 6 (los Magistrados Alvarez, Zoricic, Badawi Pasha, Read y Azevedo y el Sr. Caicedo,
Magistrado ad hoc). Se adjuntaron al fallo las opiniones disidentes de los Magistrados
Alvarez, Badawi Pasha, Read, Azevedo y Caicedo. El Magistrado Zoricic suscribió, respecto
al segundo punto de la reconvención, la opinión disidente del Magistrado Read.

VII. CASO CUBANOS EN LA EMBAJADA DEL PERU

La situación del medio millar de ciudadanos cubanos refugiados en las embajadas de Perú y
Venezuela en La Habana parece bloqueada tras la decisión, tomada en la noche del viernes al
sábado por el Gobierno de Fidel Castro, denegar salvoconductos a las personas que penetraron
por la fuerza en los locales diplomáticos.

Desde principios de enero hasta ayer más de quinientas personas han penetrado en la cancillería
peruana y otras quince en la embajada de Venezuela.

Tres personas, entre ellas un policía, han perecido en el curso de los enfrentamientos armados
desencadenados con motivo de estos incidentes.

13
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
La medida del Gobierno cubano, acompañada de la retirada de la policía de guardia alrededor
de la sede diplomática, permite albergar la mayor incertidumbre sobre la suerte de los
refugiados.

Irritadas por la muerte de un policía, víctima, el martes, de una bala perdida, cuando seis
cubanos penetraron en la misión diplomática tras derribar la verja de entrada con un autobús,
las autoridades cubanas dejan así sin protección a los diplomáticos de esta cancillería.

Por de pronto, veinticuatro horas después de que las autoridades cubanas hicieran efectivo el
anuncio de la retirada de los puestos de la policía cerca del recinto diplomático, continúan
saltando en el interior grupos de mujeres, niños y hombres. En total, un centenar de niños y más
de cien mujeres se encuentran ahora en el recinto diplomático.

La negativa de Cuba de otorgar salvoconductos a los refugiados se basa, según una declaración
del Gobierno revolucionario de Cuba publicada el viernes por el rotativo Granma en que ninguno
de los cubanos asilados «está implicado en problemas políticos».

El desacuerdo entre Cuba y los Gobiernos de Perú y Venezuela procede de una interpretación
divergente de las convenciones sobre el derecho de asilo en Latinoamérica.

Tras la primera irrupción de un grupo de doce cubanos en la cancillería peruana, el 17 de enero


último, el Ministerio de Asuntos Exteriores había publicado un comunicado en el que se negaba
a reconocer el derecho de asilo diplomático para los «no políticos».

En opinión de La Habana, Perú y Venezuela «han optado por acoger a aquellos que violan la
inmunidad diplomática».

Caracas y Lima estiman, por su parte, que el carácter del asilo sólo puede ser definido por el país
que acoge, sin intervención del Estado donde se ha producido la petición de asilo.

VIII. EXTRADICION EN EL PERU

La extradición representa un mecanismo de cooperación judicial internacional, en virtud del cual


mediante un pedido formal, un Estado obtiene de otro la entrega de un procesado o condenado
por un delito común para juzgarlo penalmente o ejecutar la pena que se le hubiere impuesto y
se rige en Perú por los Tratados, bilaterales y multilaterales, la Ley N. 24710 y le Decreto
Supremo N. 044-93-JUS y el principio de reciprocidad. Sin embargo con el objetivo de adecuar
los alcances de la legislación interna a las exigencias previstas en los instrumentos jurídicos
internacionales suscritos y ratificados por el Perú en materia de extradición, se dieron dos
reformas importantes. Mediante la primera, contemplada en el Decreto Supremo N. 031-2001,
se preciso los plazos que deben observar los órganos públicos en el procedimiento de
extradición activa por parte del estado peruano, y a través la segunda, integrada en el libro
séptimo, de la cooperación judicial internacional, del nuevo código procesal penal, no solo se
reformula las competencias de las Instituciones nacionales que participan en este
procedimiento, sino también se amplía la base legal de la extradición y los supuestos en los
cuales se puede realizar. De la misma manera, se incorpora un procedimiento especial para la
entrega de personas en el marco de la cooperación con la Corte Penal Internacional.

14
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

Según la visión que se tiene de la extradición, el procedimiento seguido será diferente,


justificando de un lado un mecanismo meramente procesal, es decir un mecanismo de ayuda
judicial entre países, consistente en determinar la forma de procedimiento para la entrega de
los procesados o condenados, o integrando por otro lado, a este procedimiento una
preocupación de salvaguardia de los derechos del extraditado estableciendo una garantía de
que ninguna persona será entregada sino en los casos y bajo las condiciones que los tratados
establezcan.

Las consecuencias de abrazar una u otra visión son importantes. Según la primera, siendo el
principal objeto y finalidad del tratado de extradición lograr la entrega de los procesados o
condenados, y siendo sus beneficiarios fundamentalmente los Estados Partes, se admiten las
interpretaciones extensivas que fuesen necesarias para lograr la entrega del extraditado. No es
así en cambio, si se mantiene la segunda posición. Los requisitos de fondo y las formalidades
establecidas en un tratado de extradición para que esta sea procedente no solo tienen por
objeto facilitar la entrega, sino también garantizar la seriedad de los pedidos con salvaguardia
de los derechos del solicitado de extradición. De la misma manera, la función de las autoridades
jurisdiccionales frente a un pedido de extradición es diferente, según la concepción que
sustenta este instituto. En forma esquemática, se puede oponer el modelo eurocontinental al
criterio anglosajón de la “prima facie evidence”. En el primero caso la naturaleza de la
extradición se limita a ser un simple acto de auxilio judicial internacional, en el cual no
intervienen principios tan fundamentales como el principio de la presunción de inocencia o la
interdicción del bis in idem, en vez que por lo contrario en el segundo caso, la exigencia de
prueba es determinante, siendo necesarios incluir indicios que determinen la posible
implicación de reclamados junto a los documentos de la solicitud.

El dispositivo normativo peruano sobre extradición se enmarca dentro del modelo anglosajón,
sin embargo la ampliación de los supuestos en los procede la extradición, tales como resultan
formulados en el nuevo código procesal penal, y los diferentes tratados firmados por el Perú en
este tema, contribuyen a fortalecer la cooperación judicial entre Perú y los demás países.

8.1 LEGISLACION

La extradición solo es concedida por el Poder ejecutivo, previo informe de la Corte


Suprema, en cumplimiento de la ley, los tratados y el principio de reciprocidad. Los
derechos del “extraditado” quedan salvaguardados mediante la aplicación del principio
del contradictorio y los recursos apelativos que puede formular el reclamado a la
extradición. De la misma manera, las condiciones de forma, es decir los documentos
que deben acompañar el pedido de extradición, son obligatorias y sus defectos pueden
ser sancionados por la liberación del “extraditado”. Sin embargo, se prevé la posibilidad
para el Estado reclamante de subsanar esta formalidad.

La Ley N. 24710 establece los requisitos, las condiciones y el procedimiento de


extradición tanto activa (cuando el Estado Peruano solicita, de otro país, la entrega de

15
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
un delincuente que se encuentra en dicho territorio) como pasiva (cuando el Estado
Peruano recibe la petición de otro país, solicitando la entrega de un delincuente que se
encuentra en Perú). El Decreto Supremo 044-93 JUS reglamenta los alcances de las
disposiciones contenidas en los artículos 37 y 38 del ley N. 24710, que norman de modo
general, el comportamiento judicial y gubernamental, en materia de extradición activa,
integrando las funciones que desarrollan las diversas autoridades que intervienen en
esa modalidad de extradición, precisando los roles, los derechos de los sujetos
procésales y las obligaciones de los órganos públicos.

8.2. REQUISITOS

La extradición es solicitada, por vía diplomática, por el Gobierno del Estado donde la
acusación o la condena hayan tenido lugar.

El pedido de extradición, deberá ser basado en la invocación de sentencia


condenatoria o decisión de prisión, clara y cierta; el lugar y la fecha en que fue
cometido con los necesarios esclarecimientos; las informaciones sobre la filiación del
extraditado y las señales o circunstancias que sirvan para su identificación. Los
documentos que deben acompañar la solicitud de extradición son los siguientes

ü copia de sentencia condenatoria, o decisión de prisión.

ü copia integra de los textos de leyes penales relativas al crimen cometido, a la


pena aplicable y a la prescripción de la acción penal.

ü prueba del hecho.

ü prueba de la participación del reclamado.

8.3. CONDICIONES DE LA EXTRADICION

Para que la extradición sea admisible es necesario que:

ü El Estado solicitante tenga jurisdicción o competencia para juzgar el delito

ü El extraditado no haya sido absuelto, condenado, indultado o amnistiado

ü No haya transcurrido el término de la prescripción del delito o de la pena,


conforme a la ley peruana o del Estado solicitante, siempre que no sobrepase el
término establecido en la legislación peruana

ü El extraditado no deba responder en el Estado solicitante ante tribunal de


excepción

ü La pena conminada al delito no fuese inferior a un año de prisión

ü Los delitos no sean perseguibles a instancia de parte, salvo los casos de estupro
y violación

ü Existen garantías de una recta administración de justicia en el país reclamante

16
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
ü Una extradición anteriormente intentada por el Estado Reclamante, ante un
tercer Estado, no haya sido rechazado por haberla considerado con implicancias
políticas.

De la misma manera, la extradición no se llevara a cabo si la infracción por la que se


demanda es considerada como delito político o como un delito conexo. Tampoco, se
admitirá, cuando el pedido de extradición es motivado por una infracción de Derecho
común pero que fue presentado con la finalidad de perseguir o castigar un individuo
por razones de raza, religión, nacionalidad o de opiniones políticas.

Finalmente, en caso de urgencia, la detención preventiva del extraditado puede ser


concedida mediante simple requisición hecha por cualquier medio, inclusive vía
telegráfica. El Estado solicitante debe sin embargo, comprometerse a presentar el
pedido formal de extradición dentro de 30 días de la fecha del recibido de la
requisición.

8.4 PROCEDIMIENTO

La extradición es considerada como una Institución de naturaleza jurídica y como un


acto político. Jurídicamente esta sometida el principio de legalidad que se traduce en
una serie de requisitos para su concesión o petición. Sin embargo, la extradición se
vincula además, con un interés político, por lo que corresponde al Estado requerido,
valorar si la extradición es, además de jurídicamente posible, políticamente
conveniente.

El procedimiento contemplado por la normativa interna peruana considere 4 etapas


distintas:

ü Juzgado penal: una vez formalizada la demanda de extradición, y procedido el


arresto del reclamado, la Oficina local de la Organización Internacional de la Policía
Criminal de INTERPOL, pone el detenido a disposición del juez instructor de turno. En
los 15 días se cita a una audiencia pública a la que concurrirán el extraditado, su
defensor, el Ministerio Público y un abogado del Embajada del país reclamante. Las
partes están autorizadas a presentar pruebas. El juez puede pronunciar la libertad
provisional del detenido, el cual conserva en todo caso el derecho de interponer la
acción de Habeas Corpus. De la misma manera, en caso de urgencia, se puede conceder
la detención preventiva mediante simple requisición hecha por cualquier medio, con
fundamento en decisión de prisión, sentencia o fuga del criminoso. El Estado
reclamante se compromete en este caso, a presentar el pedido formal de extradición
dentro de los 30 días. Al no cumplir dentro de este plazo, el detenido será
inmediatamente liberado.

ü Corte Suprema. Realizada la audiencia, el Juez Penal dentro del tercer día emite
un informe opinando sobre la procedencia o improcedencia de la extradición. Lo eleva
a la Corte Suprema, la cual, previo dictamen del Fiscal Supremo en lo penal, dicta una
resolución consultativa, en el plazo de 5 días. Sin embargo, la resolución judicial es
vinculante en caso que la Corte se declare en contra de la extradición.

17
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

ü Comisión de extradición. Se remite todo lo actuado al Gobierno, para que el


Consejo de Ministros decida. La Comisión encargada del estudio de las solicitudes de
extradición, integrada por dos representantes del Ministerio de Justicia y dos
representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, elabora dentro de un plazo de
5 días, un informe fundamentado emitiendo una opinión sobre el pedido de
extradición.

ü Consejo de Ministros. Corresponde al Consejo de Ministros acordar si accede o


deniega la extradición.

Precisaremos, además que la extradición después de concedida puede ser revocada en


el caso de error, o de no ser el extraditado conducido por el representante del Estado
solicitante dentro del plazo de treinta días, al extraditado le será dada su libertad, no
pudiendo ser de nuevo detenido por el mismo motivo.

Finalmente, agregaremos que en el caso que se decida no proceder a la extradición, el


Estado peruano puede someter al incriminado a proceso, por lo que se pedida al Estado
solicitante los diferentes elementos de prueba.

El dispositivo extradicional peruano, será modificado por la entrada en vigencia del


Nuevo Código Procesal Penal, ampliando los supuestos en los que procede la
extradición.

La ampliación de estos supuestos refuerza el compromiso de cooperación del Perú,


considerando primero el principio de reciprocidad en forma principal, y ya no solo en
forma supletoria y excepcional, segundo integrando un procedimiento simplificado y
tercero regulando la entrega de personas a la Corte Penal Internacional.

Cabe además, resaltar las nuevas atribuciones conferidas a la Fiscalía de la Nación,


dentro de esta reforma, consagrando en el dispositivo interno, su calidad de Autoridad
Central.

EL PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD

La extradición se sujeta a lo que disponen los tratados y la ley interna, así como al
principio de reciprocidad. Sin embargo, en el dispositivo normativo anterior, pero
siempre vigente, el principio de reciprocidad esta contemplado de manera excepcional,
disponiendo expresamente, el articulo 3 de la Ley N. 24710 que “se reconoce
excepcionalmente la extradición por reciprocidad dentro de un marco de respeto a los
derechos humanos (…)“. En su nueva formulación, la normatividad aplicable considera
en el articulo 508 del nuevo código procesal penal “ (…) los Tratados Internacionales
celebrados por el Perú y, en su defecto, el principio de reciprocidad (…)”, consagrando
el carácter complementario de este principio, con el fin de ampliar los casos de
cooperación judicial entre Perú y los demás países. Con el objetivo de dar un sustento
concreto a este principio, la nueva normativa establece una obligación de la Fiscalía de

18
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
la Nación y del Ministerio de Relaciones Exteriores, de informar al Poder Judicial de
todos los casos en los cuales tal principio fue invocado o aceptado por Perú.

UN PROCEDIMIENTO SIMPLIFICADO

En cuanto al procedimiento, el Nuevo Código Procesal Penal establece tanto un sistema


de extradición como un procedimiento de detención, simplificados:

ü Extradición: Cuando el extraditado en cualquier estado del procedimiento judicial


de su consentimiento libre y expreso a ser extraditado. El órgano jurisdiccional da, en
este sentido, concluido el procedimiento y la Sala Penal de la Corte Suprema dicta la
resolución consultativa favorable.

ü Detención: Cuando la persona pretenda ingresar al país mientras es perseguida


por la autoridad de un país limítrofe. En este caso, la policía destacada en los lugares de
frontera, deberá poner de inmediatamente al detenido, a disposición del juez de la
Investigación Preparatoria competente, con aviso al Fiscal Provincial y del funcionario
diplomático o consular del país de búsqueda. El representante diplomático o consular
tendrá un plazo de 2 días para requerir el mantenimiento del arresto.

ENTREGA DE PERSONA A LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

Finalmente y como consecuencia de la ratificación por parte del Perú de los Estatutos
de la Corte Penal Internacional que establece en su articulo 89, la obligación de entregar
a las personas que deben ser sometidas a su jurisdicción, se considera dentro del nuevo
código procesal penal todo un procedimiento especial para esta entrega. En este
contexto, la Fiscalía de la Nación como autoridad central, es el único interlocutor de la
Corte Penal.

El procedimiento previsto es muy parecido al que se sigue en caso de extradición pasiva,


en cuanto a los derechos del criminoso, excepto que no se conforma ninguna Comisión
de extradición y que se mantiene un canal abierto de consultas entre la Fiscalía de la
Nación y los órganos de dicha Corte.

8.5 LEGISLACION

8.5.1 TRATADOS MULTILATERALES

Los tratados multilaterales suscritos por el Perú son de dos tipos:

Tratados específicamente relacionados a la extradición y tratados referidos a delitos


específicos cuyas normas autorizan a servir de base para solicitudes de extradición por
los hechos allí establecidos.

En cuanto a los tratados genéricos, el Perú ha suscrito:

19
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

ü el Tratado de Derecho Penal Internacional (ratificado en1889);

ü el Acuerdo sobre extradición (ratificado en 1915);

ü la Convención sobre Derecho Internacional Privado (ratificada en 1929).

En cuanto a los tratados referidos a delitos específicos, el Perú ha ratificado:

ü La Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 (ratificación en 1964);

ü Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes (ratificada en 1988);

ü Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada


Transnacional (ratificación en 2001);

ü Convenio Internacional para la represión de la Financiación del Terrorismo


(ratificación en 2001);

ü Convenio Internacional para la represión de los atentados terroristas cometidos


con Bombas (ratificación en 1997);

ü Convención Interamericana contra la Corrupción (ratificación en 1997);

ü Convención para prevenir y sancionar los actos de terrorismo configurados en


delitos contra las personas y la extorsión conexa cuando estos tengan trascendencia
internacional (ratificación en 1988);

ü Convención Interamericana contra el Trafico Ilícito de armas de fuego, municiones,


explosivos y otros materiales relacionados (ratificación en 1999).

8.5.2 TRATADOS BILATERALES

El Perú tiene celebrados 11 tratados bilaterales de extradición.

ü Tratado de extradición con Francia de 1874

ü Convención sobre extradición y Declaración con el Reino Unido de Bélgica de 1888;

ü Tratado de extradición con el Reino Unido de la Gran Bretaña de 1904;

ü Tratado de Extradición de Criminales con Brasil de 1919;

ü Tratado de extradición con Chile de 1932;

ü Tratado de extradición con España de 1989;

20
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
ü Tratado de extradición con los Estados Unidos de América de 1990;

ü Tratado de extradición con Italia de 1994;

ü Tratado de extradición con los Estados Unidos Mexicanos de 2001

ü Tratado de extradición con China;

ü Tratado de extradición con Panamá

IX. LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES

El movimiento internacional de los derechos humanos se fortaleció con la aprobación de la


Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre de 1948. Redactada como “un ideal común por el que todos los
pueblos y naciones deben esforzarse”, en la Declaración, por primera vez en la historia de la
humanidad, se establecen claramente los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales básicos de los que todos los seres humanos deben gozar. A lo largo de los años lo
establecido en la Declaración ha sido ampliamente aceptado como las normas fundamentales
de derechos humanos que todos deben respetar y proteger. La Declaración Universal, junto con
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y sus dos protocolos facultativos, y el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, forman la llamada “Carta
Internacional de Derechos Humanos”.

Una serie de tratados internacionales de derechos humanos y otros instrumentos adoptados


desde 1945 han conferido una base jurídica a los derechos humanos inherentes y han
desarrollado el conjunto de derechos humanos internacionales. En el plano regional se han
adoptado otros instrumentos que reflejan las preocupaciones específicas en materia de
derechos humanos de la respectiva región, y en los que se establecen determinados
mecanismos de protección. La mayoría de los Estados también ha adoptado constituciones y
otras leyes que protegen formalmente los derechos humanos fundamentales. Si bien los
tratados internacionales y el derecho consuetudinario forman la columna vertebral del derecho
internacional de derechos humanos, otros instrumentos, como declaraciones, directrices y
principios adoptados en el plano internacional contribuyen a su comprensión, aplicación y
desarrollo. El respeto por los derechos humanos requiere el establecimiento del estado de
derecho en el plano nacional e internacional.

El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que los Estados
deben respetar. Al pasar a ser partes en los tratados internacionales, los Estados asumen las
obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar
los derechos humanos. La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse
de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. L a obligación de protegerlos
exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos.

21
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para
facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos.

A través de la ratificación de los tratados internacionales de derechos humanos, los gobiernos


se comprometen a adoptar medidas y leyes internas compatibles con las obligaciones y deberes
dimanantes de los tratados. En caso de que los procedimientos judiciales nacionales no aborden
los abusos contra los derechos humanos, existen mecanismos y procedimientos en el plano
regional e internacional para presentar denuncias o comunicaciones individuales, que ayudan a
garantizar que las normas internacionales de derechos humanos sean efectivamente
respetadas, aplicadas y acatadas en el plano local.

X. JURISPRUDENCIA EN MATERIA DE DERECHO HUMANOS

9.1 Caso Muelle Flores Vs. Perú

El 06 de marzo de 2019 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dicto Sentencia mediante


la cual declaró la responsabilidad internacional del Estado de Perú por la violación a diversos
derechos cometidas en perjuicio del señor Oscar Muelle Flores. En particular, encontró que
distintas omisiones del Estado constituyeron un incumplimiento en el deber de garantizar el
derecho a la tutela judicial efectiva y protección judicial, así como que, las autoridades judiciales
no actuaron con el deber de celeridad que exigía la situación de vulnerabilidad en la que se
encontraba la víctima, razón por la cual excedieron el plazo razonable. Adicionalmente la Corte
determinó que la falta de materialización del derecho a la seguridad social por más de 27 años
generó un grave perjuicio en la calidad de vida y la cobertura de salud del señor Muelle, una
persona en situación de especial protección por ser persona mayor y en condición de
discapacidad. Así mismo, el Tribunal advirtió que la falta de protección judicial afectó el derecho
a la pensión que había ingresado al patrimonio de la víctima y por ende se declaró al Estado
responsable de la violación del derecho a la propiedad privada. En particular, la Corte encontró
que el Estado es responsable por el incumplimiento de las sentencias dictadas a favor del señor
Muelle Flores, por la creación de obstáculos derivados de la privatización de la empresa de la
cual se jubiló, por no revertir los efectos negativos de dicha privatización y por la ausencia de
medidas para remediar dicha situación por un periodo prolongado de tiempo. En consecuencia,
la Corte concluyó que el Estado del Perú es responsable por la violación de los derechos
reconocidos en los artículos 8.1, 25.1, 25.2.c), 26, 5, 11.1, 21.1, y 21.2 de la Convención
Americana, en relación con el artículo 1.1, en perjuicio de Oscar Muelle Flores. Asimismo, el
Estado es responsable por la violación de su deber de adoptar disposiciones de derecho interno,
recogido en el artículo 2 de la Convención Americana, en perjuicio de Oscar Muelle Flores.

22
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION

9.2 CASO MUNÁRRIZ ESCOBAR Y OTROS VS. PERÚ

El 20 de agosto de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte”
o “este Tribunal”) dictó una Sentencia mediante la cual declaró responsable internacionalmente
al Estado del Perú por: i) la desaparición forzada de Walter Munárriz Escobar; ii) la violación de
los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial de Walter Munárriz Escobar,
Gladys Escobar Candiotti, Eric Munárriz Escobar, Gladys Munárriz Escobar, Amparo Munárriz
Escobar, Junior Munárriz Escobar y Alain Munárriz Escobar, y iii) la violación del derecho a la
integridad personal de Gladys Escobar Candiotti, Eric Munárriz Escobar, Gladys Munárriz
Escobar, Amparo Munárriz Escobar, Junior Munárriz Escobar y Alain Munárriz Escobar.

9.3 Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú

El 23 de noviembre de 2017 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó Sentencia


mediante la cual declaró la responsabilidad internacional del Estado Peruano por la violación a
los derechos a las garantías judiciales y la protección judicial, así como al derecho al trabajo, en
perjuicio de 85 trabajadores de la empresa Petróleos del Perú (en adelante, “Petroperú”), 25
trabajadores de la Empresa Nacional de Puertos (en adelante, “Enapu”), 39 trabajadores del
Ministerio de Educación (en adelante “Minedu”) y 15 trabajadores del Ministerio de Economía
y Finanzas (en adelante, “MEF”), con motivo de la falta de respuesta judicial adecuada y efectiva
ante sus ceses colectivos ocurridos en la década de los noventa, en el marco de diversos
procesos de racionalización y evaluación de personal llevados a cabo por las entidades públicas
en las que laboraban.

9.4 CASO OSORIO RIVERA Y FAMILIARES VS. PERÚ

El caso sometido a la Corte. – El 10 de junio de 2012 la Comisión Interamericana de Derechos


Humanos (en adelante “la Comisión Interamericana” o “la Comisión”) sometió a la jurisdicción
de la Corte (en adelante “escrito de sometimiento”) el caso “Jeremías Osorio Rivera y otros”
contra la República del Perú (en adelante “el Estado” o “Perú”), indicando que: a) Jeremías
Osorio Rivera habría sido detenido por una patrulla del Ejército peruano el 28 de abril de 1991
en la Provincia de Cajatambo, Departamento de Lima, y posteriormente desaparecido
forzadamente, en un contexto de conflicto armado, en el cual la desaparición forzada,
alegadamente, habría sido utilizada de forma sistemática por los miembros de las fuerzas de
seguridad del Estado; b) Jeremías Osorio Rivera habría sido objeto de alegados actos de tortura
durante su traslado por integrantes de la Base Contrasubversiva de Cajatambo el 30 de abril de
1991; c) los militares habrían omitido información y, posteriormente, difundido información
falsa sobre su paradero; y d) hasta la fecha, “más de 20 años desde la desaparición forzada de
la [presunta] víctima, sin que se conozca aún toda la verdad sobre los hechos, los procesos
internos en el ámbito penal no ha[bría]n constituido recursos efectivos para determinar la

23
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
suerte de la [presunta] víctima, ni para garantizar los derechos de acceso a la justicia y a conocer
la verdad, mediante la investigación y eventual sanción de los responsables”

9.5 CASO TARAZONA ARRIETA Y OTROS VS. PERÚ

El caso sometido a la Corte. – El 3 de junio de 2013 la Comisión Interamericana de Derechos


Humanos (en adelante “la Comisión Interamericana” o “la Comisión”) sometió a la jurisdicción
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante "escrito de sometimiento") el
caso N° 11.581 Tarazona Arrieta y otros contra la República del Perú (en adelante “el Estado” o
“Perú”). De acuerdo con lo señalado por la Comisión, el caso se relaciona con la muerte de
Zulema Tarazona Arrieta y Norma Teresa Pérez Chávez, así como las lesiones causadas a Luís
Alberto Bejarano Laura, el 9 de agosto de 1994, “como consecuencia de los disparos por parte
de un miembro del Ejército contra un vehículo de transporte público” en el que se encontraban
las referidas presuntas víctimas.

9.6 CASO WONG HO WING VS. PERÚ

El 30 de junio de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte
Interamericana”, “la Corte” o “este Tribunal”) dictó una Sentencia mediante la cual declaró que,
de extraditarse al señor Wong Ho Wing, el Estado del Perú no sería responsable de una violación
de su obligación de garantizar sus derechos a la vida e integridad personal, ni de la obligación
de no devolución por riesgo a estos derechos, en tanto no fue demostrado que actualmente
existiera un riesgo real, previsible y personal a los derechos a la vida e integridad personal del
señor Wong Ho Wing. Sin embargo, la Corte consideró que el Estado sí era responsable
internacionalmente por la violación de la garantía del plazo razonable y la violación del derecho
a la libertad personal, debido a la excesiva demora en la tramitación del proceso de extradición
y de la privación de la libertad del señor Wong Ho Wing, así como por la arbitrariedad de la
detención y la falta de efectividad de ciertos recursos de hábeas corpus y solicitudes de libertad
interpuestos por el señor Wong Ho Wing.

9.7 CASO COMUNIDAD CAMPESINA DE SANTA BÁRBARA VS. PERÚ

El 1 de septiembre de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó Sentencia,


mediante la cual declaró responsable internacionalmente al Estado del Perú por las
desapariciones forzadas de Yesenia Osnayo Hilario, Miriam Osnayo Hilario, Edith Osnayo Hilario,
Wilmer Hilario Carhuapoma, Alex Jorge Hilario, Raúl Hilario Guillén, Héctor Hilario Guillén,
Francisco Hilario Torres, Mercedes Carhuapoma de la Cruz, Dionicia Quispe Mallqui, Antonia
Hilario Quispe, Magdalena Hilario Quispe, Dionicia Guillén Riveros y Ramón Hilario Morán, todos
ellos miembros de dos grupos familiares, y de Elihoref Huamaní Vergara. Al respecto, el Estado
fue declarado internacionalmente responsable por la violación de los derechos a la libertad

24
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
personal, integridad personal, vida, reconocimiento de la personalidad jurídica, garantías
judiciales y protección judicial, todos en perjuicio de las 15 víctimas de desaparición forzada
mencionadas. Además, declaró que dichas violaciones ocurren también en relación con el
derecho a la especial protección de niñas y niños en perjuicio de Yesenia, Miriam y Edith Osnayo
Hilario, Wilmer Hilario Carhuapoma, Alex Jorge Hilario y Raúl y Héctor Hilario Guillén, quienes
eran niñas y niños al momento de que inició su desaparición forzada. Por otro lado, la Corte
declaró la responsabilidad internacional del Perú por la violación de los derechos a la propiedad
privada, vida privada y familiar, en perjuicio de las 14 víctimas de desaparición forzada
mencionadas que pertenecían a dos grupos familiares, así como de sus familiares Zenón Cirilo
Osnayo Tunque y Marcelo Hilario Quispe.

Además, declaró la violación del derecho a la libertad personal de Elihoref Huamaní Vergara y
sus familiares. Finalmente, declaró la responsabilidad internacional estatal por la violación de
los derechos a las garantías judiciales y protección judicial, derecho a conocer la verdad y el
derecho a la integridad personal de los familiares de las víctimas de desaparición forzada, a
saber: Zósimo Hilario Quispe, Marcelo Hilario Quispe, Gregorio Hilario Quispe, Zenón Cirilo
Osnayo Tunque, Víctor Carhuapoma de la Cruz, Abilio Hilario Quispe, Marcelina Guillen Riveros
y Marino Huamaní Vergara, así como de las personas fallecidas con posterioridad al año 2000,
Ana de la Cruz Carhuapoma, Viviano Hilario Mancha, Dolores Morán Paucar, Justiniano Guillén
Ccanto, Victoria Riveros Valencia y Alejandro Huamaní Robles.

9.8 CASO QUISPIALAYA VILCAPOMA VS. PERÚ

El 23 de noviembre de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una Sentencia,


mediante la cual declaró responsable internacionalmente al Estado de Perú por la violación del
derecho a la integridad personal, reconocido en el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial,
establecidos en los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1
de la misma, y con las obligaciones establecidas en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, en perjuicio de señor Valdemir Quispialaya
Vilcapoma y la señora Victoria Vilcapoma Taquia. Asimismo, el Tribunal consideró que el Estado
no es responsable por la violación del deber de adoptar disposiciones de derecho interno,
establecido en el artículo 2 de la Convención Americana.

9.9 CASO ZEGARRA MARÍN VS. PERÚ

El 15 de febrero de 2017 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte
Interamericana”, “la Corte”) dictó Sentencia mediante la cual declaró la responsabilidad
internacional del Estado peruano en perjuicio del señor Agustín Bladimiro Zegarra Marín por la
violación a los derechos a las garantías judiciales (artículos 8.1, 8.2 y 8.2.h de la Convención
Americana), con motivo de infracciones a la presunción de inocencia y el deber de motivar las

25
UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO
FACUTAD DE DERECHO Y EDUCACION
resoluciones judiciales, así como la violación al derecho a recurrir el fallo ante un juez o tribunal
superior y la protección judicial (artículo 25 de la misma) al no contar con un recurso efectivo
que tutelara sus derechos vulnerados.

26

También podría gustarte